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Universidad de Concepción
Fundación Senda Darwin
I. INTRODUCCIÓN 1
1. Objetivo General 1
2. Objetivos Específicos 1
II. APROXIMACIÓN METODOLÓGICA 2
III. LA CORDILLERA DE NAHUELBUTA COMO CENTRO DE BIODIVERSIDAD 4
1. Geografía y Clima de la Cordillera de Nahuelbuta 4
2. Suelos de la cordillera de la Costa 7
3. Flora y vegetación 8
3.1. Endemismo y singularidad taxonómica de la flora 10
3.2. Conservación y especies en riesgo de extinción 11
4. Fauna 13
4.1. Vertebrados 13
4.2. Invertebrados 16
5. Priorización para la conservación de la Cordillera de Nahuelbuta 17
IV. AMENAZAS A LA CONSERVACIÓN EN LA CORDILLERA DE
NAHUELBUTA 19
1. Cambio de uso de la tierra 19
1.1 Pérdida de vegetación Nativa 20
1.2 Fragmentación 21
1.3 Uso de la tierra y población rural 22
2. Alteración de los Ciclos Biogeoquímicos 22
2.1 Erosión 22
2.2. Desbalance hídrico 24
3. Extracción de especies de flora y fauna 24
3.1 Leña 24
3.2 Piñones 25
4. Incendios 26
5. Introducción de especies exóticas 27
5.1 Ganadería 28
5.2 Especies vegetales de malezas no controladas 28
6. Efecto del Cambio Climático Global 29
7. Escasez de recursos para la conservación y pobreza de las comunidades locales 30
7.1. Escasez de áreas protegidas y de recursos para su manejo 30
7.2. Presión de la población rural sobre los recursos nativos 31
V. REDES DE CONSERVACIÓN: MÁS ALLÁ DE LAS ÁREAS PROTEGIDAS 32
1. Redes de Conservación 32
2. ¿Cómo se define una red de conservación? 33
3. Los beneficios de una red de conservación 34
4. Diseño de una red de conservación 35
5. Análisis de GAP 38
6. Modelos y algoritmos para la selección de reservas 39
7. Conformación de una red de conservación 41
VI. OBJETIVOS Y CRITERIOS DE LA RED DE CONSERVACIÓN DE LA
EMPRESA CMCP EN LA CORDILLERA DE NAHUELBUTA 49
1. Biodiversidad a nivel de Paisaje-Ecosistema 51
2. Organización espacial a nivel de Paisaje-Ecosistema 51
3. Procesos ecológicos a nivel de Paisaje-Ecosistema 52
4. Biodiversidad a nivel de comunidad 53
5. Organización espacial a nivel de comunidad 54
6. Procesos ecológicos a nivel de comunidad 54
7. Biodiversidad a nivel de especies. 55
8. Organización espacial a nivel de especies 55
9. Procesos ecológicos a nivel de especie 56
10. Biodiversidad a nivel genético 56
11. Organización espacial a nivel genético 57
12. Procesos ecológicos a nivel genético 57
VII. ANÁLISIS ESPACIAL PARA LA CREACIÓN DE UNA RED DE
CONSERVACIÓN EN NAHUELBUTA: EL APORTE DE LA EMPRESA FORESTAL
MININCO 59
1. Método 59
2. Resultados y Discusión 59
X. ESQUEMA METODOLÓGICO PARA LA CREACIÓN DE UNA RED DE
CONSERVACIÓN 63
1. Modelo metodológico 63
2. Etapas para la implementación de una red de conservación 64
3. Propuesta sobre el Rol del Comité Científico 65
IX. BIBLIOGRAFÍA 66
I. INTRODUCCIÓN
Es en este escenario, que Forestal Mininco, contrató este estudio denominado “Estudio de
Diagnóstico del Potencial de Conservación de la Biodiversidad de la Empresa Forestal Mininco en
la Cordillera de Nahuelbuta” a la Universidad de Concepción para evaluar el potencial de
conservación de la empresa en la Cordillera de Nahuelbuta. El presente estudio se inició en
noviembre del año 2005, concluyendo con la entrega de este informe final en noviembre del 2006.
1
II. APROXIMACIÓN METODOLÓGICA
Este Informe Final entrega los resultados de la etapa de “Diagnóstico”. Este trabajo se ha
desarrollado bajo la colaboración y complementación entre Forestal Mininco y el equipo de trabajo
científico aquí descrito, de manera que la Empresa ha aportado su experiencia sobre el tema en el
área, y ésta se ha complementado con las capacidades del equipo científico. Esta interacción ha
permitido optimizar el uso de los recursos y consensuar soluciones que puedan ser aplicables bajo
los parámetros de gestión de la empresa.
El Dr. Aníbal Pauchard C. fue el Investigador Principal (IP) de este estudio y la Universidad de
Concepción es el responsable legal para adquirir este convenio. El IP ha desarrollado este
diagnóstico buscando la coordinación con los especialistas de Forestal Mininco y un comité
científico consultor. El comité científico tuvo como función acordar los lineamientos de acción y
velar por la rigurosidad científica del informe final. El comité está constituido por el Dr. Aníbal
Pauchard, el Dr. Juan Carlos Ortiz, y el Dr. Lohengrin Cavieres de la Universidad de Concepción y
el Dr. Juan Armesto y la Dra. Cecilia Smith de la Fundación Senda Darwin. Para la redacción de
este informe se ha contado con la colaboración de Ernesto Teneb, Biólogo y Magíster en Botánica,
Alejandra Jiménez, Bióloga y Magíster en Botánica, Mauricio Aguayo, Ingeniero Forestal y Doctor
en Ciencias Ambientales (c), Emma Elgueta, Bióloga y Magíster en Ecología y Rodrigo Vidal,
Ingeniero Forestal.
Durante este estudio se realizaron más de tres reuniones de trabajo con Forestal Mininco, más una
salida a terreno al área de estudio. En estas actividades han colaborado Luis De Ferrari, Jefe de
Área de Gestión Ambiental de Forestal Mininco, y Aníta Smülders , Jefa de Departamento de
Auditoría Ambiental de Forestal Mininco. El comité científico se ha reunido en dos oportunidades
para definir los criterios de priorización de conservación y evaluar las acciones a seguir para
2
alcanzar los objetivos de este estudio. Además, se realizaron reuniones periódicas entre el IP y los
miembros del comité, por separado, para evaluar el estado de avance del proyecto.
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III. LA CORDILLERA DE NAHUELBUTA COMO CENTRO DE BIODIVERSIDAD
La cordillera de la Costa ha sido definida como una secuencia de macizos costeros litológicamente
homogéneos conformados en bloques frente a la costa del centro de Chile (Mardones 2005). La
cordillera de Nahuelbuta corresponde a la sección de la cordillera de la Costa ubicada al sur del río
Biobío (37° 11´ S) y al norte del río Imperial (38° 45´S), al igual que el resto de la cordillera de la
Costa, su formación data del Paleozoico superior, siendo por lo tanto, mucho mas antigua que la
cordillera de los Andes, que data de fines del Terciario.
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720 m (Instituto Geográfico Militar, 1983). Debido a la ausencia de volcanes, no ha recibido
aportes de cenizas en forma periódica y cuantiosa, solo ocasionalmente, de algunas de las
erupciones que han ocurrido en la cordillera de los Andes (Bruggen 1950; Instituto Geográfico
Militar, 1983).
Concepción (36º 50’ S; 73º 02’W) Chillán (36º 36’ S; 72º 02’ W)
Lebu (37º 37’ S; 73º 40’ W) Los Ángeles (37º 28’ S; 72º 21’W)
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Las lluvias se concentran en un 80% en los meses de otoño e invierno. Las precipitaciones
presentan dos gradientes, uno latitudinal que incrementa de norte a sur y otro gradiente longitudinal,
que incrementa de este a oeste (Figura 2), por lo que genera una transición entre un clima
mediterráneo cálido y subhúmedo a un clima templado húmedo y lluvioso (di Castri y Hajek 1976).
Uno de los fenómenos más comunes en el área es la fuerte incidencia de las precipitaciones
orográficas en su vertiente oriental producto del efecto de biombo climático que ejerce la cordillera
de Nahuelbuta (Donoso 1981, Instituto Geográfico Militar 1983), hallándose influenciada por dos
macroclimas, el clima mediterráneo en su vertiente oriental y el clima templado húmedo en su
vertiente occidental (Luebert & Pliscoff 2005). En la vertiente oriental las precipitaciones alcanzan
un rango de 2.000 a 2.700 mm y las temperaturas tienen una media anual de 10 a 13 °C (datos
recogidos en el predio «Los Barros» Forestal Mininco S.A., VIII Región, Ibarra et al. 1996). Sobre
los 700 m en el período más frío la precipitación es de preferencia de tipo nival (Donoso 1981),
acumulándose sobre la superficie del suelo una capa de nieve cuyo espesor varía entre 1,0 a 1,3
metros aumentando en años excepcionales a un nivel mayor. La evapotranspiración potencial anual
presenta un gradiente latitudinal como consecuencia de la disminución de las temperaturas medias
hacia el sur (Mardones 2005, Tabla 1).
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2. Suelos de la cordillera de la Costa.
La cordillera de Nahuelbuta está constituida por rocas metamórficas de origen Paleozoico y algunos
elementos volcánicos intrusivos del batolito de la costa, dominando granitos, granodioritas y
dioritas (Smith-Ramírez 2004, Mardones 2005). Los suelos de la cordillera de Nahuelbuta se han
generado desde el basamento metamórfico paleozoico, siendo clasificados como Alfisols, sub orden
Xeralf.
De acuerdo con Carrasco et al. (1993) los suelos de la cordillera de la Costa pueden ser
diferenciados por la exposición de su vertiente. En la vertiente occidental se desarrollan suelos del
tipo metamórficos (propio de áreas altas de la cordillera de la Costa) en el cual se distinguen al
menos dos series: la Serie Nahuelbuta y la Serie Pocillas. Ambas series son de gran aptitud forestal
determinada principalmente por la influencia marítima, sin embargo, son suelos delgados y de
mediana profundidad.
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3. Flora y vegetación
La Cordillera de Nahuelbuta forma parte del hotspot de biodiversidad de Chile Central (Myers et al.
2000). La transición climática que se presenta en la cordillera de Nahuelbuta permite que convergan
formaciones vegetales provenientes de climas mediterráneos y del templado lluvioso, lo que lo
convierte en un ecosistema ecotonal (zonas de transición o límites de dos ecosistemas o biomas
distintos). Esta característica de los bosques de la cordillera de Nahuelbuta produce un incremento
de la riqueza específica respecto al resto del bosque templado de Chile (Villagrán & Hinojosa
1997). Así por ejemplo en el límite septentrional de la cordillera de Nahuelbuta (cercanías de Lota)
se encuentra una de las áreas de mayor riqueza (números de especies) de plantas nativas de toda la
cordillera de la Costa de la VIII Región, con 252 especies diferentes, concentrando así el 36,5% de
la riqueza de la región (Cavieres et al.2005).
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Cavieres et al. (2005), de acuerdo a las descripciones de Reiche (1907) y Gajardo (1993), describen
seis tipos de formaciones vegetales para la vertiente occidental de la cordillera de Nahuelbuta, que
se demarcan por la gradiente altitudinal en las siguientes franjas:
a) En las zonas bajas se encuentran Nothofagus obliqua, N. dombeyi y Podocarpus saligna.
Entre los 500 y 600 metros de altitud los bosques alternan con estepas de Festuca scabriuscula con
presencia de arbustos Gaultheria spp. y Embotrium coccineum.
b) Entre los 700 y 1000 m de altitud se encuentran Araucaria araucana junto a la herbácea
Adenocaulon chilense y los arbustos Azara lanceolata y Ovidia andina.
c) A partir de los 1000 m es común encontrar a Araucaria araucana junto a Nothofagus pumilio y
N. antarctica acompañadas por Berberis darwinii, Berberis trigona o Baccharis magellanica. Hacia
mayores altitudes N. dombeyi es reemplazado por N. antarctica y N. pumilio.
d) A los 1.300 m de altitud la conífera Araucaria araucana es acompañada por N. antarctica y E.
coccineum, destacándose la presencia de O. andina y Maytenus disticha.
e) Desde los 1.400 m hasta la cumbre además de araucarias crece N. pumillio en forma achaparrada,
junto a B. trigona, Desfontainia spinosa y Chiliotrichum rosmarinifolium.
Además, en las cumbres de la cordillera de Nahuelbuta los bosques se alternan con turberas o
tundras patagónicas dominadas por Donnatia fascicularis, Astelia pumila y Oreobulus obtusangulus
(Cavieres et al 2005).
En base a los patrones climáticos observados, la aplicación del gradiente adiabático (constancia en
la temperatura del aire) y de los datos vegetaciones, Luebert y Pliscoff (2005) proponen una
zonificación bioclimática para la cordillera de la Costa. Para el caso específico de la ladera
occidental de la cordillera de Nahuelbuta proponen tres zonas o pisos:
a) Piso Termotemplado hiperhumedo: Se distribuye únicamente en la zona baja del reborde
montañoso occidental de la cordillera de Nahuelbuta, por debajo de los 100 m. La vegetación es del
tipo bosque laurifolio muy diverso, dominado por Aextoxicon punctatum y por la presencia de
elementos típicamente laurifolios como Caldcluvia paniculata, Eucryphia cordifolia, Laureliopsis
philippiana y Myrceugenia planipes.”
b) Piso mesotemplado hiperhumedo: En la vertiente occidental de la cordillera de Nahuelbuta
aparecen bosques de N. alpina con presencia de elementos laurifolios como Persea lingue y
Dasyphyllum diacanthoides.
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c) Piso supratemplado hiperhúmedo: distribuido en las partes altas de la cordillera de Nahuelbuta
(sobre 1.000 m) donde se encuentran bosques de Araucaria Araucana, N. pumillio y N. antarctica.
Los dos últimos similares a los de la cordillera andina de Malleco y Cautín.
Por otro lado, la evidencia indica que el patrón florístico que presenta este macizo montañoso se
produjo por las transformaciones que han experimentado el clima y la vegetación durante las
repetidas glaciaciones del Pleistoceno. El avance de los hielos hacia latitudes menores obligó a la
flora a colonizar áreas libres de hielos, como ocurrió en el cordón montañoso de Nahuelbuta
(latitudes intermedias), entre otros sitios, donde se mantuvo el suelo y la vegetación, generando un
área de refugio de la flora y fauna durante las glaciaciones. Se ha confirmado que durante el último
máximo glaciar la cordillera de Nahuelbuta fue refugio de la mayoría de las especies que ahora se
distribuyen en el bosque templado lluvioso de Chile (Villagrán & Armesto 2005), especialmente
aquellas que constituyen el bosque Valdiviano (Villagrán & Hinojosa 1997).
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restringidas que las actuales durante los eventos glaciales y su sobrevivencia fue posible en
pequeñas áreas de condiciones oceánicas mas favorables denominadas “refugios”. Con la retirada
de los hielos hacia su actual cobertura la flora y fauna colonizaría el valle y Andes a partir de estos
refugios naturales. Por ejemplo, la distribución de Araucaria araucana en las cumbres de
Nahuelbuta es un ejemplo de las especies que han ocupado de refugio a esta cordillera (Smith-
Ramírez 2004).
En general las zonas de la cordillera de la Costa donde se conservó la vegetación boscosa poseen
actualmente una alta diversidad biológica y concentran además especies endémicas y de
singularidad taxonómica (únicos representantes de familias o géneros taxonómicos) porque
probablemente sus congéneres habrían desaparecido de las otras áreas. En el caso del macizo
cordillerano de Nahuelbuta, debido a su historia biogeográfica, se presenta un importante número
de especies endémicas (exclusivas a Chile) (Cavieres et al. 2005, Smith-Ramírez 2004). Muchas de
ellas, además de ser endémicas, tienen rangos de distribución muy acotados y discontinuos,
encontrándose en áreas muy restringidas.
Adicionalmente estudios de colecta desde hace 200 años, muestran que la Cordillera de Nahuelbuta
alberga además especies exclusivas de la cordillera de la Costa y plataforma litoral asociada, como
son Gaultheria rengifoana, Sisymbrium litoralis, Rhodophiala chilense e Hybanthus parviflorus
(Cavieres et al. 2005). Otras plantas vasculares son exclusivas a las partes altas de Nahuelbuta
como Haplopappus nahuelbutae y Mutisia araucana.
Lamentablemente además de ser las áreas con mayor riqueza también son descritas como las de
mayor número de especies introducidas, sumado a que gran parte del territorio se encuentra cubierto
de plantaciones forestales, esto nos sugiere que las zonas con la mayor biodiversidad y valor
biológico son también las más amenazadas (Cavieres et al. 2005).
De acuerdo al Libro Rojo de la Flora Terrestre (Benoit 1989), editado por CONAF, el riesgo a la
extinción de cada especie se declara al menos en tres categorías: En Peligro, Vulnerable y Rara. Las
cuales fueron definidas como sigue: En peligro (P) “se refiere a aquellas especies de las que existe
un escaso número de ejemplares en la naturaleza y cuya existencia está seriamente amenazada si los
factores causales continúan operando”; Vulnerables (V) “aquellas especies que podrían pasar a la
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categoría En Peligro, en el futuro próximo, si las causas de su disminución continúan operando” y
Rara (R) a “especies o taxa infraespecífica, que aparentemente siempre han sido escasas, que están
en los últimos estados de su extinción natural, o especies con distribución muy restringida, con
pocas defensas y escaso poder de adaptación”.
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potencialmente presentes dentro del patrimonio natural de la Empresa en las distintas filiales y
regiones administrativas. A partir de las categorías que se entregan en el Libro Rojo de Flora
Terrestre (Benoit 1989) y específicamente para la condición “quebrada costera” desarrollada en
Bosques Arauco en la cordillera de la Costa de la VIII y IX Región (Nahuelbuta), se presentan
cinco especies potenciales declaradas en la categoría de Rara (baja densidad o escasamente
representada), estas son: Scutellaria valdiviana, Teresa; Myrceugenia colchaguensis, petrillo de
Colchagua; Myrceugenia corraefolia, petrillo; Myrceugenia leptospermoides, macolla y
Myrceugenia pinnifolia, chequén de hoja fina. En la categoría de Peligro de Extinción se menciona
a: Berberidopsis corallina, Michay rojo, Pitavia punctata, Pitao y Gomortega keule, Queule.
A lo que se debe agregar a las coníferas Araucaria araucana y Austrocedrus chilensis como
Vulnerables a la extinción. (Tabla 2).
4. Fauna
4.1. Vertebrados
La Cordillera de Nahuelbuta también ha sido un refugio para diversas especies animales. Por
ejemplo, en la cordillera de Nahuelbuta se encuentra la única población continental reconocida del
zorro chilote o zorro de Darwin (Pseudalopex fulvipes). Este cánido es endémico de Chile y sus
mayores números poblacionales se encuentra en la isla de Chiloé, 600 km al sur de la Cordillera de
Nahulebuta. El primer ejemplar de Chiloé fue descrito por Charles Darwin por su paso por la isla
Grande en el año 1834. Sin embargo, para el Parque Nacional Nahuelbuta sólo fue descrita en el
año 1990. Mediante estudios de ADN mitocondrial se estimó que la población del zorro chilote en
Nahuelbuta se encuentra separada de la población insular desde aproximadamente 1.500 años atrás
(Jiménez & MacMahon 2004) considerando a esta población un relicto de una distribución más
amplia en el pasado.
Para el Parque Nahuelbuta y sus alrededores, en base a estudios de campo, se estimó una población
de 78 individuos para los zorros chilote habitando en el Parque Nahuelbuta y sus alrededores
(Jiménez & McMahon 2004) Este zorro, de acuerdo a antecedentes científicos y técnicos es
considerada la segunda especie de animal mas amenazada de extinción en Chile (Cofré & Marquet
1999) y fue clasificada por la IUCN como “En peligro crítico” e incluida en la Lista Roja de la
IUCN (Jiménez & McMahon 2004). En esta categoría, existen sólo 9 especies de cánidos a nivel
mundial (IUCN 2004). Spotorno (1995) reporta que la población de Nahuelbuta es vulnerable y su
futuro incierto si las actuales amenazas continúan (citado en Jiménez & McMahon 2004). Aunque
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la especie es nacionalmente protegida dentro del Parque Nacional Nahuelbuta se han registrado
ataques de perros domésticos en contra de los pequeños zorros (McMahon, observación personal),
los cuales ocurren en particular cuando los visitantes o recolectores de piñones de Araucaria entran
al Parque con perros (Jimenez & McMahon 2004).
Entre los pequeños mamíferos que son exclusivos del centro-sur de Chile existen dos especies de
roedores de carácter ancestral que habitan en galerías bajo el dosel de los bosques: el Tunduco,
Aconaemys fuscus, es una especie propia de la cordillera de Nahuelbuta (Mann 1978) y de algunas
localidades de los Andes donde vive íntimamente asociada a los bosques de Araucarias. Allí
desarrolla toda su vida, consume piñones, los cuales guarda en galerías subterráneas bajo las
Araucarias, teniendo así reservas para el invierno, tiempo durante el cual la nieve taponea la entrada
a sus cuevas por varios meses, quedando protegido del frío y con alimento (Campos 1996). La
íntima correlación ecológica que enlaza a este roedor con las coníferas Araucaria araucana, de
primitiva y antiquísima estampa, tiende igualmente a señalar en Aconaemys una forma de naturaleza
relictual y primitiva (Mann 1978).
Otro roedor de similar anatomía y hábitos, es el Cururo del Maule o Tuco-Tuco maulino, Ctenomys
maulinus, especie endémica de Chile y de restringida distribución a algunas localidades entre la
provincia de Talca a Cautín. Pero de manera más restrictiva se ha descrito una subespecie de Cururo
del Maule, Ctenomys maulinus prunnneus, que habita solamente la cordillera de la Costa hasta el
valle central de la provincia de Malleco y Cautín. Varios autores reconocen que esta especie es poco
conocida por falta de hallazgos y estudios (Campos 1986, Muñoz-Pedreros & Yañez 2000).
Respecto a la fauna aviar nativa, ha sido reportada en el Parque Nacional Nahuelbuta y sus
alrededores una población aislada de Carpintero grande (Campephilus magellanicus). El Carpintero
grande es una de las especies mas especificas al bosque nativo ya que requiere árboles adultos vivos
o muertos (Nothofagus) para nidificar y extraer su alimento, como larvas de insectos xilófagos (ej.
Cheloderus childreni, Ch. peñai o Microplophorus sp.) (Saavedra 1998). En términos generales esta
especie ha sido clasificada como Vulnerable según el Libro Rojo de los Vertebrados Terrestres de
Chile, pero en las regiones VI a VIII esta especie está la categoría de En Peligro de Extinción
(Saavedra 1998).
Los anfibios y reptiles de Nahuelbuta poseen un alto valor de conservación.. La fauna de anfibios en
Nahuelbuta esta representada por 17 especies (33% del total nacional), incluyendo cinco especies
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endémicas a Nahuelbuta: Alsodes barrioi, Alsodes vanzolinii, Eupsophus contulmoensis, E.
nahuelbutensis y Telmatobufo bullocki (Ortiz & Ibarra-Vidal 2005). Esta última especie es conocida
solamente en dos localidades en las zonas mas altas de la cordillera de Nahuelbuta, y es un
representante de ancestrales relaciones con anfibios de Gondwana (Pefaur 1971 en Smith-Ramirez
2004). Seis especies de anfibios alcanzan aquí su límite septentrional de distribución: Bufo
rubropunctatus, Batrachyla leptopus, Hylorina silvatica, Eupsophus roseus, E. vertebralis y
Alsodes monticola.
Los principales factores de la disminución de las poblaciones de anfibios son el drenaje o relleno de
humedales, la deforestación, la expansión de los monocultivos y la contaminación de las aguas. Un
ejemplo claro es la búsqueda de la especie Alsodes vanzolinii recolectada solamente en la localidad
de Ramadillas, la que actualmente está cubierta por plantaciones forestales y no se han producido
nuevos hallazgos de esta especie (Ortiz & Ibarra-Vidal 2005). Lo mismo es el caso de las dos
especies representativas del genero Rhinoderma, propio del bosque templado lluvioso: la ranita de
Darwin, Rhinoderma darwinii y R. rufum que fue abundantemente conocida en el Parque Nacional
Nahuelbuta pero actualmente la población de R. rufum en la provincia de Arauco está
completamente desaparecida (Formas 1995).
La fauna de reptiles está representada por nueve especies (5% del total nacional) distribuidos en
cuatro géneros y tres familias. Las subespecies de estos reptiles reconocidas en esta cordillera son
Liolaemus cyanogaster cyanogaster, Liolaemus pictus pictus y Tachymenis chilensis chilensis. A
nivel de especie ninguno de los reptiles es endémico a esta zona sino que tienen amplia distribución
en Chile centro-sur (Ortiz & Ibarra-Vidal 2005), pero la mayor concentración de anfibios y reptiles
aparece en la vertiente occidental del Parque Nacional Nahuelbuta.
Los peces de agua dulce de esta formación geológica están asociados a los ríos que atraviesan el
cordón costero o a sistemas lacustres de las cuencas costeras. A pesar de ser cuencas de pequeño
tamaño pueden albergar una alta riqueza de fauna íctica, compuesta de especies nativas, de orígenes
Gondwanícos o subtropicales y tropicales, y especies introducidas, como salmonídeos
principalmente. La alta riqueza y diversidad biogeográfica es mantenida por la diversidad de
hábitats que se forman en los ríos a lo largo del cordón montañoso, pero además por la condición
prístina (bien conservada) de las cuencas en sus partes mas altas cuando el río nace inserto en
bosque nativo (Habit & Victoriano 2005).
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Se pueden describir tres grupos de peces de acuerdo al sector que habitan: zona de rápidos
caracterizada por Oncorhynchus mykiss, Salmo trutta (Salmónidos introducidos), Nematogenys
inermis (bagre endémico de Chile); zona media y de baja corriente con Trichomycteus areolatus
(carmelita) Cheirodon galusdae (especie asociada a especies tropicales) Galaxias maculatus
(especies de origen subantártico), Percilia irwini (endémica de Chile) Basilichhys australis
(pejerrey nativo) y Bullockis maldonadoi (bagrecito endémico) y zona media a baja, donde se
encuentra la especie Geotria australis, una de las mas importantes especies debido a su primitiva
distribución con presencia en la cordillera de la Costa y en Australia, siendo considerada en la
actualidad Vulnerable a la extinción (Campos et al. 1998).
La fauna íctica nacional presenta un alarmante estado de conservación, encontrándose casi todas las
especies en alguna de categoría de riesgo de extinción (sólo dos especies quedan fuera de Peligro,
Campos et al 1998). Por ejemplo, aún cuando la especie Diplomystes nahuelbutaensis deba su
nombre a la cordillera de Nahuelbuta, no existen evidencias de que actualmente esté en esta
cordillera costera. Uno de los factores más importantes en la merma de los peces nativos es la
presencia de peces introducidos depredadores voraces como truchas y salmonídeos en general. A
pesar de ello, aun se siguen sembrando alevines sin regulación, como el caso del lago Lanalhue,
donde se siembra pejerreyes con fines de turísticos (Habit & Victoriano 2005). Otro factor
agravante es el cambio del uso del suelo ya que la tala del bosque nativo generan modificaciones de
la calidad del agua y oferta alimenticia alóctona, así como el ingreso de contaminantes.
4.2. Invertebrados
Existe muy poco conocimiento sistematizado de la fauna de invertebrados en la Cordillera de
Nahulebuta; a continuación se menciona el conocimiento existente en algunos grupos:
a) Decápodos, la cordillera de Nahuelbuta cuenta con siete especies de cangrejos anomuros del
género Aegla que son endémicos de la cordillera de la costa, desde el cordón montañoso de
Nahuelbuta hasta el rió Bueno; ellos son Aegla concepcionensis (amenazada de extinción), A
expansa, A. bahamondei, A. cholchol, A. spectabilis, A. manni y A. hueicollensis. Dada su
distribución restringida y escasos registros, estas especies están consideradas En peligro de
extinción (Jara 2005). Recientemente una nueva especie de la familia Aeglidae (Aegla occidentalis)
ha sido descrita para el rió Tucapel, en la ladera occidental de Nahuelbuta (Jara et al. 2003).
b) Los coleópteros de la familia Cleridae se encuentran representados con 21 especies de ocho
géneros, de los cuales dos especies: Epiclines araucanus y Neopylus nahuelbutensis son endémicos
de Nahuelbuta, de ellos se tienen escasos registros (Solervicens 2005).
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c) Por otra parte, los Hymenopteros apiformes se hallan representados por 34 especies de cinco
familias: Andrenidae, Apidae, Colletidae, Halictidae y Megachilidae, siendo las familias mas
numerosas Apidea y Halictidae (Ruz & Vivallo 2005), se estima que las especies de apiformes han
reducido considerablemente su distribución y abundancia debido al reemplazo del bosque nativo
por plantaciones, (Ruz & Vivallo 2005).
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Tabla 4. Anfibios con problemas de conservación en la Quebrada de Caramávida (CONAMA
2003).
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IV. AMENAZAS A LA CONSERVACIÓN EN LA CORDILLERA DE NAHUELBUTA
En la cordillera de Nahuelbuta, como a nivel mundial (Sala et al. 2000), el cambio de uso de la
tierra es la mayor amenaza a la conservación biológica. En Nahuelbuta, el bosque templado
valdiviano se extendía hacia norte por la vertiente marítima y el bosque esclerófilo hacia el sur por
su vertiente continental y el norte de la planicie costera. Sin embargo los bosques han sido
destruidos para destinar terrenos a la agricultura, ganadería y la explotación del bosque para la
producción de madera, leña y carbón desde el período de la colonización. Mas tarde se destinó los
productos además a las labores mineras y en el área se desarrolló una agricultura y ganadería de
subsistencia que predomina hasta hoy en la vertiente oriental (Ortiz & Ibarra-Vidal 2005).
La continua transformación del uso del suelo ha provocado el creciente deterioro del paisaje de la
cordillera de Nahuelbuta. La fragmentación del bosque nativo es una de las causas del deterioro de
los ecosistemas en la cordillera de Nahuelbuta con sus efectos ya conocidos: como la disminución
de los tamaños poblacionales, aislamiento de las poblaciones e incremento de la invasión de
especies exóticas. Los bosques nativos de Chile central han sufrido de la intervención antrópica
desde los tiempos de la colonia, grandes extensiones de territorio fueron desforestadas para el uso
agrícola, para luego a mediados de este siglo, ser remplazados por las primeras plantaciones de pino
radiata. A partir de la segunda mitad de la década del 1970 incentivos gubernamentales permitieron
la expansión de las plantaciones de pino radiata especialmente sobre la cordillera de la costa.
Al deterioro del paisaje en la cordillera de Nahuelbuta se une la baja cobertura de áreas protegidas.
Dentro del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado se cuentan sólo dos áreas
para la cordillera de Nahuelbuta dentro de la IX Región: el Parque Nacional Nahuelbuta de 6.800
hectáreas y el Monumento Natural Contulmo de sólo 82 hectáreas (Ortiz & Ibarra-Vidal 2005). La
porción de cordillera de Nahuelbuta en la VIII Región no contiene ningún SNASPE, pero como
áreas complementarias se ha asignando el sector de Piedra del Águila (71 hectáreas),
inmediatamente al oeste del Parque Nacional (IX), como Área de Protección (AP) (Ibarra-Vidal et
al. 2005). Esta zona está cubierta aun por bosque nativo y tiene como objetivo preservar la belleza
escénica en el entorno del Parque Nacional. Sin embargo estas áreas son aun insuficientes para
conservar la biodiversidad de Nahuelbuta y requieren urgentemente ser complementadas con
nuevas áreas de protección.
19
1.1 Pérdida de vegetación Nativa
En las regiones VI-IX se ha producido la mas alta alteración del bosque nativo debido a los cambios
de uso de la tierra, las plantaciones de especies exóticas e incendios forestales (Neira et al. 2002)
Los originales bosques templados valdiviano y esclerófilo que cubrían la cordillera de Nahuelbuta
han ido desapareciendo desde el período de la colonización. Principalmente destruidos para destinar
terrenos a la agricultura, ganadería y de explotación para la producción de madera, leña y carbón.
En 1845 Domeyko describe la cordillera de Nahuelbuta, aún como “territorio indio” y con un
paisaje de espesas selvas combinada con “potreros” o campos que habían sido abiertos por los
conquistadores (en Ibarra 1988). En tiempos posteriores a la pacificación de los mapuches la
explotación de los recursos se hizo mas intensa y se quemaron los bosques para poder cultivar y
subsistir. Mas tarde se destinó los productos además a las labores mineras y en el área se desarrolló
una agricultura y ganadería de subsistencia que predomina hasta hoy en la vertiente oriental (Ortiz
& Ibarra-Vidal 2005).
Una vez fragmentados los bosques originales de robles, raulíes, coigües, araucarias, lengas, ñirres,
avellanos y laureles, estas formaciones vegetales quedaron postergadas sólo a las partes altas de la
cordillera y a quebradas donde debido a su inaccesibilidad no pudieron ser explotadas. A mediados
del siglo XIX se comienzan las primeras plantaciones de pino radiata. Según un análisis
palinológico (vía isótopo Pb) en la laguna Chica de San Pedro se confirma que Chile carecía de
árboles de Pinus radiata hasta que fueron introducidos por la compañía carbonífera de Lota que
estableció las primeras plantaciones comerciales de esta especie en 1885 (Cisternas & Araneda
2001).
Más allá del efecto directo de la tala y quema del bosque original la posterior y permanente entrada
de vacuno, cabras, ovejas, cerdos y conejos al bosque terminaron por destruir el sotobosque e
imposibilitar el crecimiento de los renovales del bosque nativo. A partir de la segunda mitad de la
década del 1970 los incentivos gubernamentales permitieron la expansión de las plantaciones de
pino radiata, incluso reemplazando el bosque original. Consecuentemente se produjo un incremento
en la producción de pulpa o celulosa como uno de los productos forestales principales (Neira et al
2002). El reemplazo del bosque nativo ha sido particularmente extensivo en los bosques de la
cordillera de la Costa de Chile central donde el 31% del bosque nativo fue reemplazo durante un
periodo entre 1978-1987 (Donoso & Lara 1996).
20
1.2 Fragmentación
La fragmentación del bosque nativo es una de las causas del deterioro de los ecosistemas en la
cordillera de Nahuelbuta con sus efectos a nivel de fauna como la disminución de los tamaños
poblacionales, aislamiento de las poblaciones e incremento de la invasión de especies exóticas. En
1978 Schulmeyer hace notar la clara ausencia de stands continuos de vegetación nativa en ambas
vertientes y debió utilizar los restos de flora conservada en las quebradas para realizar su estudio
fitogeográfico (descripción de vegetación en un gradiente altitudinal) (En Ibarra 1988).
La fragmentación de unidades continúas de bosque y ahora rodeadas de una matriz hostil para la
flora y fauna crean verdaderas islas de estos ecosistemas naturales, ya que los ambientes degradados
y de uso humano se constituyen en “barreras” para la sobrevivencia de las especies fuera de su
habitat. De acuerdo a Acosta (2001) en la cordillera de la Costa en las regiones VI y VII ya no
existen fragmentos de bosque nativo sobre las 5.000 hectáreas, por lo que las especies deben tener
la posibilidad de migrar o conectarse con otros fragmentos mayores de bosques nativos. En su
estudio realizado con los carnívoros zorro culpeo y huiña entre la VII y VIII región el único
remanente de bosque nativo lo suficientemente grande para proteger una población viable era el
Parque Nacional Nahuelbuta. Por ello estos remanentes constituyen un importante reservorio
genético inmerso en una matriz hostil ya sea por efectos indirectos o directos del humano (caserías,
ataque por perros, atropellos, hostigamiento, etc.).
Bustamante & Grez (1995) señalan que un fragmento de bosque que está rodeado por otro tipo de
vegetación boscosa sufrirá un efecto de borde menor que otro rodeado por praderas u otra matriz
con vegetación estructuralmente distinta. En términos de estructura, los árboles que quedan
limitando hacia los campos agrícolas o terrenos abiertos están mas propensos a quebrarse o caerse
durante temporales, así como a la invasión de plagas fitosanitarias. Por otra parte a nivel del suelo la
cantidad de luz que entra al piso del bosque en los bordes permite la germinación de especies de
malezas intolerantes a la sombra (propia de campos agrícolas) como zarzamora, aromos y retamilla,
la mayoría de las especies corresponden a colonizadoras o pioneras, típicas de ambientes
degradados que rápidamente invaden áreas abiertas y contribuyen a la formación de matorrales. De
la misma manera que la flora es afectada en los bordes del bosque, la fauna esta expuesta a los
depredadores, parásitos y animales domésticos que disminuyen sus probabilidades de sobrevivencia
o reproducción. Según el tipo de formación vegetal el llamado efecto borde puede mostrar
evidencias incluso hasta 100 metros al interior del fragmento (Murcia 1995).
21
1.3 Uso de la tierra y población rural
La IX Región al año 2002 alcanzaba 869.535 personas y un 32,3% de población rural. A su vez la
VIII Región para el censo 2002 mostró 1.861.562 habitantes, con una población rural del 17,9%.
Ambas regiones con crecimiento anual sobre el 1% (1,2 y 1,55%). Sin embargo en las comunas con
representación en la cordillera de Nahuelbuta la población rural sobrepasa el 60% (www.ine.cl
2002, Inst. Medio Ambiente, UFRO) con poblaciones totales de 5.838 hab. para Contulmo, 12.868
hab. para Purén, 11.405 hab. para Lumaco, 31.270 hab para Cañete, 31.943 hab. para Curanilahue
y 7.581 hab. para Los Sauces. Así regiones con un alto porcentaje de población rural y una tasa
positiva de crecimiento poblacional como las regiones VIII y IX (1,07% a 1,55% anual) producen
un aumento de la presión sobre los remanentes de bosque nativo, ya sea por la demanda de leña o
el uso de suelos para las veranadas de animales domésticos.
2.1 Erosión
A escala nacional, la superficie total de suelos erosionados alcanza a 34.490.800 hectáreas, lo que
representa un 45,5% del territorio nacional y cerca del 75% de los suelos productivos de Chile. En
la IX Región el 77% de la superficie regional (3.185,84 há) presenta algún grado de erosión: 875,1
há tienen una erosión muy severa y severa, 1.533,3 há tienen una erosión moderada y 69,537 há
presentan erosión leve.
22
En si la erosión en el país es la consecuencia directa de la degradación de los terrenos forestales por
la devastación de la cobertura vegetal, los incendios forestales y el sobrepastoreo. Además en un
territorio como la cordillera de Nahuelbuta con valores de pendientes que pueden llegar hasta un
50% gran parte del terreno ha sido categorizado de erosión muy severa (www.sinia.cl). De hecho de
acuerdo a CIREN los suelos del sector mas alto del extremo sur de esta cordillera pertenecen a la
serie llamada Nahuelbuta, variación 8, que corresponde a una topografía de cerros con 30 a 50% de
pendiente (en Parra 2004), lo cual asociado a un suelo arcilloso provoca una severa erosión y
drenaje excesivo. Desde varias décadas a la fecha que la provincia de Malleco, en la cual se
encuentran el Parque Nacional de Nahuelbuta, es una de las más erosionadas del país. Esto se debe
a que la cantidad de materiales arrastrados por las aguas hacia el mar ha aumentado desde que se
produjo la penetración colonizadora en esta región (Borgel 1984).
Por otra parte la pérdida de cobertura vegetal nativa no permite una recuperación de la materia
orgánica que sí había sido adquirida al final de una sucesión natural de bosques templados o
esclerófilo. Estudios en la vertiente occidental de la cordillera de Nahuelbuta compararon la erosión
hídrica en diferentes tipos de vegetación (Ibarra & Mancilla 1995) observándose que el
escurrimiento superficial después de una lluvia puntual (como indicador de la degradación del
suelo) fue mayor en suelo bajo plantaciones de pino insigne de 20 años que en suelo bajo renoval
nativo. Los valores arrojan una perdida de suelo de 2,7 toneladas por hectárea en plantaciones v/s
0,66 toneladas por hectárea en renoval de Roble posterior a 100 mm de precipitación (primavera
1991, Fundo Los Barros VIII Región).
Por otra parte, estudios de sedimentos en lagunas de fondo béntico-fangoso puedan dar cuenta de
periodos históricos de erosión, como por ejemplo el análisis de la laguna Chica San Pedro muestra
una tendencia general al incremento de las tasas de sedimentación durante el último medio siglo: la
tasa neta de acumulación ha variado en un orden de magnitud desde 50 gramos/m2 al año en 1880
(aprox.) a una tasa que se mantiene desde los noventa con 520 gramos/m2 al año (con pulsos entre
260 a 600 g/m2a) (Cisternas & Araneda 2001).
El diagnóstico ambiental de 1992 (en Schmitd et al. 2004), informa sobre la grave alteración de la
red suelo-agua-vegetación de la provincia de Malleco que además del severo proceso de erosión del
23
suelo las inundaciones y sequías son causadas por alteraciones de los regímenes hídricos con la
modificación del uso del suelo y el drenaje de cuerpos de agua.
3.1 Leña
El uso de leña como combustible domestico e industrial ha ido en aumento a medida que los
asentamientos rurales han aumentado en la cordillera de la época de la colonia. Además
actualmente las familias rurales obtienen parte de sus ingresos haciendo y vendiendo leña. Las
practicas de agricultura a pequeña escala es de muy difícil subsistencia pues no les permite
criar/cultivar y vender los productos y de acuerdo a los datos de la Municipalidad de Angol (sistema
CAS) las localidad aledañas al Parque Nacional, como Maitenrehue y Pichipehuén, trabajan
haciendo carbón y tienen que hacer entre 80-100 sacos para ganar 40 o 50 mil pesos, con todo la
perdida energética que este proceso significa y la alta demanda de madera para que signifique un
ingreso de subsistencia. El consumo urbano de carbón de la IX Región supera el consumo rural, no
así el consumo de carbón, pero ambos son suministrados por las zonas rurales. Ver tabla 8.
24
Tabla 8: Consumo de leña y carbón IX Región
Desechos (ton)
Sector Leña (ton) Carbón (ton)
Forestales Industriales
3.2 Piñones
Desde la creación del Parque Nacional y la posterior puesta en marcha del Plan de Manejo (1974)
se registraba la recolección de piñones de araucarias entre marzo y abril en las áreas protegidas y no
protegidas. La administración de CONAF tiende a eliminar esta práctica, pero guarparques e
investigadores que han permanecido en el área durante esta temporada ven pasar de manera
pedestre o en camionetas a pobladores de áreas aledañas y desde Cañete con sacos con piñones, de
hecho se ha publicado (revista IUCN) la interacción entre zorrito chilote y perros de los recolectores
de piñones que entran al Parque durante el otoño (Alice McMahon durante su tesis, y Jiménez &
McMahon 2004).
25
4. Incendios
En Chile, el promedio de incendios forestales ocurridos en los últimos cinco años dejó un total de
38 mil hectáreas arrasadas por el fuego. De acuerdo a la información de Oficina Central de CONAF
las VIII y IX regiones acumulan el mayor número de incendios en el quinquenio de 1998-2002:
2.080 y 1.209 incendios respectivamente (para un total nacional de 5.895 eventos). Por otra parte
sólo la VIII Región representó el 26,3% del total de la superficie nacional afectada: 419.301
hectáreas de 73.528 hectáreas afectadas (Sociedad Protección Región de la Araucanía 2003)
26
5. Introducción de especies exóticas
Para los objetivos de conservación la sola presencia de ejemplares de especies con problemas de
conservación dentro de una área natural (parques, reservas, forestales, etc.) no asegura su
sobrevivencia poblacional a largo plazo. Existen varios procesos al azar dentro de cada población
asociados a un numero bajo de ejemplares reproductivos (Mella et al. 2002) y diversos riesgos de
origen antrópicos en esta región que pueden continuar con la merma de las especies. Entre algunos
podemos mencionar; la presencia de animales domésticos, como ganado y perros, y silvestres
introducidos en el bosque nativo que se traduce en la posible transmisión de enfermedades hacia los
animales silvestres (Povilitis 1998), los perros ejercen una presión de depredación sobre pudúes y
zorros chilote (McMahon observación personal) y todas las especies exóticas modifican el hábitat o
depredan sobre la fauna nativa directamente, por ejemplo roedores. Recientemente Lobos et al.
(2005) han reportado la presencia de Rattus norvegicus en el área del Parque Nacional Nahuelbuta,
cuya presencia había sido registrada por guardaparques y trampeos anteriores ya en 1994 (E.
Elgueta observación personal). Esta especie invasora presenta características de alta agresividad,
siendo altamente exitosa frente a otros múridos (Mus musculus y Rattus rattus) al menos hasta la
latitud de la IX región de Chile. En islas oceánicas la extinción de reptiles, aves y roedores
endémicos ha sido atribuida al impacto de las ratas introducidas (Amori & Clout 2002) y el daño
más ampliamente reportado de Ratus sp. ocurre sobre adultos, huevos y crías de aves nidificando en
galerías, grietas o directamente en el suelo, llevando a la extinción local de algunas aves insulares
(Hobson et al. 1999, Fitzgerald & Gibb 2001, Penloup et al. 1987).
27
5.1 Ganadería
Hacia 1932 cuando se propone la creación de un Parque Nacional en las cumbres de la cordillera de
Nahuelbuta (por el Dr. D. Bullock) se tenía evidencias del uso de los bosques para el pastoreo
intensivo durante las “veranadas” entre otra de las explotaciones del bosques, pero a pesar de la
implementación de esta área protegida se continuó con el sistema de arriendo de veranadas a
particulares dentro de la Reserva en el sector de Vegas Blancas práctica que aun es difícil de
controlar en especial si son los propios vecinos del Parque los que suministran la leña para las
familias de guardaparques.
La matriz que rodea los remanentes de bosque nativo de la Cordillera de Nahuelbuta contiene un
número y densidad elevada de especies introducidas. La mayoría de estas especies son de hábito
herbáceo y arbustivo, y de origen europeo naturalizadas en el sur de Chile. Muchas de estas
especies deben su éxito al clima favorable, a la alta capacidad de reproducción, la ausencia de
enemigos naturales, malas prácticas de cultivos y a su fácil adaptación a las condiciones creadas por
el ser humano (Matthei 1995). Las praderas que son mantenidas como tal para el pastoreo, también
contribuyen con propágulos de especies invasoras a los remanentes de bosque nativo o matorrales.
Entre las especies más frecuentes y con mayor abundancia se encuentran Teline monspesulana,
Cytisus striatus y C. scoparius, Acacia dealbata. Las tablas fitosociológicas de trabajos botánicos y
ambientales realizados en la cordillera de Nahuelbuta (Parra 2004, Navarrete 2004, Antivil 2004)
muestran a Rubus ulmifolius (zarzamora) como la especie con mayor valor de importancia.
También, es posible que las especies cultivadas como Pinus radiata puedan adquirir características
de invasoras en ciertos rangos edáficos y climáticos (Bustamante & Simonetti 2004).
28
El problema con las especies de plantas introducidas parece estar limitado a zonas perturbadas por
la acción del hombre (orillas de caminos, áreas de cosecha, etc. ver Pauchard y Alaback 2004). Sin
embargo, el creciente uso intensivo del suelo para plantaciones forestales favorece la expansión de
muchas de estas especies, que incluso se convierten en malezas perjudiciales para el cultivo forestal.
En bordes de bosques nativos adyacentes a plantaciones es altamente probable que se produzcan
invasiones después de las cosechas, cuando se hacen disponibles los recursos para estas especies
que tienen, en general, ventajas competitivas.
A nivel de fauna la introducción de salmonídeos han alterado la fauna ictica dulceacuicola nativa de
frágil ecología (Campos 1973). Las especies introducidas como Oncorhncus mykiss y Salmo trutta
consumen potencialmente a las especies nativas de la región como Trichomycterus areolatus,
Diplomystes nahuelbutaensis y Percilia irwini particularmente importantes por su abundancia en
los ríos de Chile central (Campos 1973). En esta dirección, la Municipalidad de Angol anunció para
el año 2006 la puesta en marcha de un ambicioso y novedoso programa de construcción de
pisciculturas en la cordillera de Nahuelbuta, orientadas específicamente a la diversificación
productiva de los pequeños campesinos cuyos ingresos mensuales no superan los 60.000 pesos. Lo
cual debiera ser factible en la medida que las aguas mantengan las condiciones para dicho cultivo.
Pero se debe controlar si esta línea desarrollará solo el alevín y posterior venta o engorda hasta
trucha comestible pues la fuga de juveniles y adultos, de voracidad reconocida, representa un serio
daño para peces, anfibios y moluscos nativos de ríos abajo.
El cambio climático global podría tener consecuencias devastadoras para ambientes altamente
fragmentados. La distribución de la vegetación a lo largo y ancho de Chile es como ha sido
determinada por las condiciones climáticas que les permiten o no crecer, así cada región geográfica
29
tiene una biota que la representa. Por otro lado, la mayoría de las áreas protegidas son delimitadas
tratando de abarcar los recursos naturales a preservar, los límites políticos siguen la forma de la
distribución de la biota en particular. El problema surgiría en uno de los efectos reconocidos del
calentamiento global que es la modificación de la intensidad y duración de lluvias y periodos de
sequía, (en particular con el aumento de la desertificación). Si isolineas de temperatura, humedad o
precipitación se desplazan, la flora dentro del área protegida o fragmento aislado no sería capaz de
emigrar hacia condiciones favorables ya que estaría rodeada de una matriz hostil. Es por ello, que la
conectividad de fragmentos podría compensar, al menos en parte, los efectos de un posible cambio
climático, permitiendo el movimiento de las especies (migración) hacia ambientes adecuados.
Otro efecto indirecto del cambio climático es el aumento del régimen de fuego. El secano costero de
la VIII Región a sufrido de hasta dos años seguidos de sequías en la ultima temporada, y
temperaturas de 390C se han registrado en la IX Región en los veranos de 2004 y 2005. Además, de
confirmarse los aumentos de temperaturas, en temporadas de quemas aumentan las probabilidades
de incendios descontrolados que ya ha la fecha han arrasado con una importante extensión de
bosques de Araucarias en la cordillera de los Andes de la región.
La VIII región donde la mayoría de las plantaciones se concentra contiene solamente 17.624
hectáreas de bosque nativo (“frontier forest”) de las cuales el 80% no está bajo ninguna protección.
Sin embargo, una parte importante de estos bosques se encuentran en manos de empresas forestales,
lo que abre nuevas oportunidades para su conservación. En la Cordillera de Nahulbuta, existen sólo
tres unidades del SNASPE con un total de aproximadamente 7 mil ha. Esta superficie representa
sólo un 0,7% de la superficie total estimada de la Cordillera de Nahuelbuta (930 mil ha).
No sólo existen pocas áreas protegidas, sino también los recursos para su manejo son escasos.
Cifras de CONAF indican que se gastan en promedio sólo $0,3 dólares por ha en Chile. Esta falta
de recursos redunda en una inadecuada cantidad de guardaparques. Muchos de los cuales, no
cuentan con la capacitación adecuada para enfrentar la protección del patrimonio biológico. Ante
las restricciones que presenta el sistema estatal de protección de áreas silvestres, el aporte privado
podría constituir una buena alternativa ya que permitiría captar financiamiento para aumentar la
30
cobertura del sistema de áreas protegidas en aquellas zonas actualmente deficitarias, fuera del
SNASPE posibilitando nuevas vías de desarrollo y modalidades de financiamiento del sistema
(Iriarte et al. 1992; Weber 1992 Pauchard y Villarroel 2002).
Las comunas con alguna representación en la Cordillera de Nahuelbuta superan los índices
nacionales de pobreza (23,7% de pobres e indigentes) con valores que van desde un 47% para la
comuna de Purén a un 26% en Contulmo (eg. Lumaco un 39%, Curanilahue 36%, Cañete 40% y
Tirua 46%). Muchas de estas familias de campesinos no superan el ingreso promedio familiar de 60
mil pesos mensuales (Fuentes sistema CAS Provincia de Malleco) y tienen que subsistir en base a
los recursos naturales disponibles. Así por ejemplo en Temuco el kilo de piñones fluctúa entre 600
y 800 pesos (aun cuando los precios de compra son relativos en función de la calidad del producto y
el volumen que lograron recolectar). Esto parece transformarse en un círculo vicioso pues las
comunas más pobres alcanzan niveles de desertificación graves (www.sinia.cl) Esto es peor aún
para las reducciones mapuche (Ej. Lumaco. Parra 2004), pues dadas las condiciones materiales de
la subsistencia mapuche allí (propiedades extremadamente pequeñas de topografía difícil), la
explotación intensiva de los suelos ha terminado profundizando la degradación de los mismos.
31
V. REDES DE CONSERVACIÓN: MÁS ALLÁ DE LAS ÁREAS PROTEGIDAS
1. Redes de Conservación
El actual sistema de áreas protegidas de Chile (Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del
Estado, SNASPE), instaurado en nuestro territorio desde el año 1984, ha sido la principal
herramienta para poder proteger la biodiversidad de nuestro país (Pauchard & Villarroel 2002). En
este sentido, si bien han cumplido parcialmente su rol, el énfasis se ha dado en la protección de
especies emblemáticas, paisajes singulares, o simplemente disponibilidad de territorios para la
conservación (Pauchard & Villarroel 2002). La consideración de la biodiversidad y las últimas
tendencias enfocadas a la conservación de los procesos ecológicos y del funcionamiento del paisaje
(ej: Noss, 1993, Franklin, 1993; Nott & Pimm, 1997) han sido poco atendidas. De este modo, las
áreas protegidas del estado se presentan como un conjunto de islas no interconectadas, y afectadas
por los procesos antrópicos que ocurren fuera de sus límites. Este aislamiento e influencia negativa
de la matriz no permitiría el normal funcionamiento de los procesos ecológicos, especialmente a la
escala de paisaje, dejándose de lado un objetivo principal que es no solamente conservar la riqueza
de especies, sino también mantener su dinámica natural de forma sostenible incluyendo la
conservación de sus hábitats y de los procesos ecológicos que requieren para su supervivencia
(Knuffer, 1995).
Los sistemas de conservación que incluyen redes de conservación con componentes públicos y
privados son una alternativa viable para complementar el actual SNASPE (Pauchard & Villarroel
2002; Lara et al. 2003). Las redes de conservación no sólo persiguen la conservación de elementos
singulares, sino del conjunto de procesos ecológicos que operan en el paisaje, de los bienes y
servicios ambientales (Múgica et al.2002). De esta manera, las áreas protegidas privadas surgen
como una positiva ayuda para el establecimiento de redes de conservación conectadas. Por ejemplo,
si integramos áreas sometidas a un manejo agropecuario o forestal tradicional a un plan regional de
conservación podremos aumentar notablemente el área y el número de especies protegidas. Estas
áreas bajo uso podrían ser sujetas a una protección y apoyo económico y legal comparable a las
áreas protegidas (Allen et al.2006).
32
2. ¿Cómo se define una red de conservación?
Una red de conservación se define como uniones de sitios cuyo rol es el de complementar y
mantener la integridad ecológica y la conectividad de los procesos ecológicos existentes entre sitios
naturales, con el fin de poder proteger de la mejor manera posible a la biodiversidad existente,
desde los organismos microscópicos hasta los grandes mamíferos. En otras palabras, se define como
sitios protegidos interconectados a través de nodos. Donde estos nodos pueden estar formados por
sitios forestales, agrícolas o naturales, de valor biológico. (Figura 3).
Figura 3. Esquema de una red de conservación. Se muestran las áreas protegidas interconectadas a
través de corredores biológicos, rodeadas de una matriz forestal y otra agrícola.
33
3. Los beneficios de una red de conservación
Las redes de conservación ayudan a mantener los procesos naturales del ecosistema que
proporcionan a la sociedad bienes y servicios relacionados con la regulación de ciclos y procesos
que dan soporte a la vida. Algunos de estos procesos son el ciclo hidrológico, el flujo de energía y
la organización trófica del ecosistema, los ciclos biogeoquímicos y la transferencia de nutrientes, la
dinámica de poblaciones y la interacción entre especies la sucesión ecológica y la autoorganización
de los ecosistemas, las fluctuaciones y el régimen de perturbaciones naturales, los procesos de
dispersión de propágulos y la migración de especies. (Múgica et al. 2002).
Entre los bienes y servicios derivados del funcionamiento de los ecosistemas naturales se pueden
destacar la regulación de la composición de gases atmosféricos, del clima, del ciclo hidrológico, el
control de la erosión, la formación del suelo, la regulación de los ciclos de nutrientes, la
polinización, el control biológico de poblaciones, el mantenimiento de la diversidad biológica, el
almacenamiento y suministro de agua, la producción de alimento y materias primas, así como el
espacios para el desarrollo de hábitat humano, para el recreo y la cultura (Cairns, 1996 en Múgica et
al. 2002).
En consecuencia su función es mantener los flujos entre poblaciones de distintos espacios naturales
protegidos y representar la diversidad de especies y ecosistemas de la región como resultado de las
singularidades recogidas en cada espacio natural protegido (Múgica et al. 2002). Siendo entonces el
objetivo final el garantizar el funcionamiento de los procesos ecológicos básicos en el conjunto del
territorio (Noss, 2000).
Los flujos de materia, energía e información que tienen lugar en el paisaje pueden deberse a
factores físicos (viento, corrientes de agua), o a la propia movilidad de los animales (aparte de los
flujos debidos directamente a la acción humana). A veces los flujos se producen de manera difusa
(e.g. viento), bien en todas direcciones o bien siguiendo un gradiente ambiental.
La formación de redes de conservación también aumenta la conectividad entre las áreas protegidas
permitiendo el intercambio genético de especies, funcionan como corredores biológicos “continuos”
o “a saltos” entre áreas protegidas y fragmentos que no se encuentran en la red de protección,
manteniendo la interacción entre los sitios, funcionan como un área “buffer” o de amortiguación
sirviendo como zonas que protegen la zona principal y no necesariamente presentan un valor
34
biológico, además permite la incorporación de sitios prioritarios y el aumento de la superficie
protegida.
Una red de conservación debe contar con unidades que alberguen ecosistemas íntegros (ecosistemas
primarios, ecosistemas de alta madurez y diversidad, aún siendo secundarios) acompañadas por una
serie de áreas con continuidad física o funcional con un papel relevante para albergar ecosistemas
naturales o seminaturales. Se suelen denominar zonas de amortiguación o transición aunque su
papel preferente no sea siempre necesariamente este. Estas zonas habitualmente alcanzan altas cotas
de biodiversidad debido a su heterogeneidad paisajística y son frecuentemente gestionadas como
sistemas agrosilvopastorales extensivos.
35
familia, tienen mayor valor de conservación que aquellas especies que pertenecen a géneros o
familias que incluyen numerosas especies (e.g. el Queule Gomortega keule). La población única de
una especie que tiene características genéticas inusuales que las distinguen de otras poblaciones de
la misma especie tendrá mayor prioridad para la conservación que una población más típica.
b) Grado de amenaza: Las especies en peligro de extinción y las comunidades biológicas
amenazadas con la destrucción inminente también tienen prioridad.
c) Utilidad: Las especies con valor actual o potencial para los humanos tienen mayor valor de
conservación que las especies que no tienen un uso evidente para las personas
Otro problema a resolver es el determinar el tamaño de las reservas. Los investigadores que trabajan
con los modelos de biogeografía de islas (MacArthur & Wilson, 1967) han propuesto algunas
respuestas a estas interrogantes. La teoría de islas estudia la influencia del aislamiento (distancia a
otros fragmentos o hábitats) y el tamaño de los fragmentos en la riqueza y composición de especies,
considerando la colonización y extinción como procesos fundamentales. El tamaño y la forma de
los fragmentos condicionan en gran medida las posibilidades de mantener ciertas poblaciones. Así,
cuanto menor sea la superficie del fragmento, más vulnerable será a los agentes externos y más
acusado será el efecto borde. Mientras que en el interior de los fragmentos grandes se dan unas
propiedades y características internas del fragmento, en aquellos en los que la superficie es reducida
los efectos y tensiones de la matriz se reflejan en el interior del mismo, por lo que las especies de
interior se ven altamente perjudicadas en beneficio de aquellas que habitan las zonas fronterizas o
ecotonos (Primack et al. 2001). Sin embargo, las reservas naturales pequeñas y bien manejadas son
valiosas, particularmente para la protección de muchas especies de plantas, invertebrados y
pequeños vertebrados (Shafer, 1995).
En fragmentos de mayores superficies de hábitat se espera que las poblaciones sean más numerosas
y con mayores posibilidades para superar las posibles alteraciones o extinciones locales. Los
fragmentos alargados y delgados tienen proporcionalmente mayor longitud de borde (perímetro)
que aquellos que tienen formas cuadradas o redondeadas. En estas últimas formas es más probable
que el interior del fragmento mantenga sus condiciones internas y los efectos de la matriz queden
restringidos al borde del mismo.
36
Figura 4. Principio para el diseño de reservas basados en el modelo biogeográfico de islas.
Modificado de Shafer (1997 en Primack et al. 2002).
37
mejor mantener la conexión entre reservas, ya sea a través de pequeños parches, presencia de
corredores, y una red interconectada de reservas, que aseguren la comunicación entre individuos. La
aplicación práctica de estos principios es todavía materia de discusión, pero en general se acepta
que los diseños de reservas ilustrados en el lado derecho de la figura son mejores que los del lado
izquierdo. Aunque no existe aún un consenso, el tamaño “ideal” de una reserva depende de los
grupos de organismos en consideración y otras circunstancias ecológicas e históricas (Soulé &
Simberloff, 1986)
5. Análisis de GAP
38
Figura 5. La superposición de los mapas de distribución de tipos de vegetación, de tres especies de
animales amenazadas y de las áreas protegidas permite identificar aquellos sitios que requieren ser
protegidos. La especie A se encuentra bastante protegida en una reserva, la especie B está protegida
en un pequeño sector de la otra reserva y la especie C se encuentra completamente fuera de las áreas
protegidas (según Scott et al., 1991)
39
la red de reservas (Cabeza & Moilanen, 2003). Sin embargo, pocos son los ejemplos de aplicaciones
reales de algoritmos en el diseño final de las redes de reservas, sirviendo más como una guía que
como un criterio ejecutor 8. (Pressey & Cowling, 2001).
La mayoría de los algoritmos utilizados en la selección de reservas usan una única fotografía
instantánea de datos, enfocados en una única representación, y asumen que no existe una dinámica
espacio-temporal (Cabeza & Moilanen, 2003). Por lo tanto, la dinámica de la población espacial ha
sido prácticamente ignorada por los investigadores en la selección de reservas (Cabeza & Moilanen,
2003; Cabeza et al., 2004). Por ende, los índices de patrones espaciales son inciertos porque la
calidad del hábitat es heterogéneo dentro de cada parche, y los gradientes varían dentro de
diferentes estados de la historia de vida de los organismos, con sucesión ecológica y seguida de
perturbación (Fox & Fox, 2000). Esto quiere decir que la selección de reservas va más allá del
momento exacto en el que se toman los datos, sino que es toda una dinámica de procesos
ecológicos. En la tabla 9, adaptada de Burgman et al. (2005), se resumen algunos de los modelos de
patrones de paisaje que constituyen formas abstractas de representar el paisaje biológico.
Los diferentes algoritmos nos permiten trabajar al nivel de conservación que uno se plantea, por
ejemplo, existen algunos que seleccionan sitios muy juntos para la persistencia de metapoblaciones,
otros trabajan con datos de presencia/ausencia, e incluso algunos incorporan atributos comerciales
como la disponibilidad de tierra. Una de las ventajas de los algoritmos es que están siendo
continuamente refinados, pero por lo mismo presentan grandes problemas computacionales para
desarrollar en muchas de las oportunidades sofisticados modelos matemáticos. Además a pesar de
que los algoritmos llevan años de desarrollo y se han mejorado sustancialmente sus aproximaciones,
el impacto en la práctica de la planificación de la conservación ha sido mínimo (Pendrergast et al.
1999). Sin embargo, en zonas con un bajo nivel de información tanto biológica como de los
componentes ambientales del sistema, se requiere flexibilizar el uso de estos algoritmos (Gaston &
Rodrigues 2002). En paisajes altamente fragmentados, se recomienda el uso de múltiples estrategias
de selección de reservas, dadas las limitaciones y poca flexibilidad para conservar las áreas
remanentes (Arzamendia & Giraudo 2004; Rothley et al., 2004).
40
Tabla 9. Modelos de patrones de paisaje
Grados de
Hábitat estático e
disponibilidad de
Diversidad de hábitat idéntico para todas
hábitat, vías de
las especies
dispersión
Las especies
Datos
responden al
medioambientales,
medioambiente como
Concepto de conocimiento de la
gradientes de
gradiente respuesta de las
patrones a diferentes
especies al
intensidades
medioambiente
(resoluciones)
Hábitat es
Variables
determinado por
Dominio medioambientales
combinaciones
medioambiental ecológicamente
definidas de
relevantes
medioambientales.
A continuación se mostrarán tres marcos generales tomados de la literatura y que indican los
criterios que se utilizan para la creación de redes de conservación. El primero está tomado de
Pressey & Cowling (2001) el cual muestra los pasos generales desde la identificación de las metas
de conservación hasta la mantención de las áreas propuestas, representando una pauta general a
seguir. El segundo caso corresponde al propuesto por Bennet (1991) donde se muestran los
principios a utilizar para el desarrollo de la red de conservación Europea, presentando los aspectos
41
más importantes a considerar en la creación de un área protegida y describiendo brevemente su
función. También se considera la importancia de la sociedad en la creación y mantenimiento de los
sitios. Finalmente se presenta la propuesta de Noss (2003) cuyo marco conceptual se aplica en un
proyecto en los Estados Unidos. Es una lista de criterios mucho más exhaustiva que las anteriores,
que pretende hacer de la creación de reservas un trabajo sistemático y replicable.
Los criterios de planificación de conservación según Pressey & Cowling 2001, muestran las bases
conceptuales y prácticas para una efectiva planificación de la conservación (Cuadro 1).
42
La utilización del concepto de red ecológica en el contexto europeo se ha extendido a partir de la
celebración de la conferencia internacional de Maastricht en 1993, donde se aprobó la iniciativa
EECONET (European Ecological Network) con objeto de desarrollar una estrategia paneuropea de
conservación de la naturaleza. La iniciativa EECONET propone cinco principios básicos (ver
cuadro 2) según los cuales la red de conservación estaría constituida por zonas o áreas núcleo,
habitualmente lugares poco alterados, que mantienen unas condiciones de naturalidad altas y que
además son claves para el funcionamiento de los procesos ecológicos básicos (zonas de recarga de
acuíferos, cabeceras de cuencas, etc.), además de por lugares que deban ser sometidos a un proceso
de restauración o recuperación y que tengan un valor potencial para la red, y por otros lugares
donde los usos tradicionales extensivos sean compatibles con la conservación de importantes
valores naturales.
1. La red debe recoger los lugares de mayor importancia para la conservación de la diversidad
biológica y paisajística.
El concepto actual de diversidad biológica supone abordar las escalas de especie, comunidad, ecosistema
y paisaje para tener una buena representación de la variabilidad y abundancia de la vida sobre la tierra.
La conservación de los lugares con mayor importancia por la riqueza de especies y hábitats es el objetivo
de la Directiva de Hábitats. La “Estrategia Pan-europea para la diversidad biológica y paisajística”
amplía su perspectiva hasta la escala de paisaje.
2. La red debe garantizar el mantenimiento de los procesos ecológicos y la conectividad del territorio.
Se debe evitar la creación de núcleos aislados procurando el mantenimiento de los procesos ecológicos y
la conectividad del territorio. Además de las “zonas núcleo”, los elementos constituyentes de la red
serían los corredores, las áreas de amortiguación y las áreas a restaurar. Según este principio, los
principales elementos son:
• Corredores que garanticen la conectividad. Tras identificar las principales barreras o niveles de
fragmentación, es preciso definir los corredores, en principio estructuras lineales y continuas como
ecosistemas ribereños, sistemas tradicionales de delimitación de campos de cultivo, etc., o puntos de
paso, como charcas, pequeños bosques, etc., que mejoren el funcionamiento de los sistemas naturales.
• Áreas de amortiguación. El objetivo es garantizar la conservación de la red de influencias externas
adversas, como los procesos de contaminación o los cambios hidrológicos.
43
Cuadro 2. Continuación.
• Áreas a restaurar. Aquellos elementos del ecosistema, hábitats o paisajes de importancia para la
funcionalidad de la red que por su grado de alteración necesiten ser rehabilitados.
Por otra parte, el proyecto Wildlands en Norteamérica, está desarrollando diseños de redes de tierras
silvestres, con base en metas de restauración de cualidades silvestres y redes alimenticias intactas y
conservación de la biodiversidad. El proyecto emplea muchas de las herramientas modernas de
44
planificación de conservación tales como modelos espacialmente explícitos de hábitat y poblaciones
y algoritmo de selección de sitios. En el trabajo publicado por Noss (2003), se presenta una lista de
control con una serie de criterios que hace de la creación de redes un trabajo más sistemático y
replicable, el cuál puede ser utilizado por el personal, contratistas y colaboradores del proyecto. La
aplicación de la lista es flexible y alienta la creatividad e innovación. A continuación se presenta la
lista de control:
Cuadro 3. Criterios para la elaboración sistemática de una red de conservación (Modificado de
Noss 2003)
1) Los científicos y otros expertos están íntimamente envueltos en el proceso de planificación, desde la
formulación de metas iniciales e hipótesis hasta la terminación del diseño y, en algunos casos, su
implementación.
• Uno o más científicos que poseen avanzados grados en biología de la conservación, ecología, o áreas
afines – o poseen niveles equivalentes de experiencia profesional – son los principales responsables
para el desarrollo de la metodología e identificación de los correspondientes blancos (elementos),
metas e hipótesis.
• Personal experimentado con experiecia en sistemas de información geográfica, algoritmos de selección
de sitios, adaptabilidad de hábitat, análisis de viabilidad poblacional, y otros modelos de aproximación
y software que conducen el análisis y producen mapas.
• Un científico calificado de una disciplina apropiada asume la responsabilidad primordial de analizar
los datos, construir diseños de redes alternativos y finales, y escribir reportes y artículos asociados.
• Alguien con un Ph.D en conservación biológica, o alguien con equivalencia en experiencia profesional,
supervisa el proceso de planificación y tiene poder de veto sobre el plan.
45
Cuadro 3. Continuación.
• Elementos especiales incluyen especies en peligro, raras, únicas, y de cualquier manera elementos de
alto valor. Ejemplos incluyen especies o comunidades de especies y plantas en peligro, vulnerables y
raras, sitios críticos de vida salvaje, áreas de migración, bosques milenarios y otros ecosistemas en
peligro, humedales y cuerpos de agua importantes para la biodiversidad acuática, sitios clave para la
operación de procesos ecológicos (e.g. zonas de inicio de perturbación y zonas de exportación, aguadas
y corredores de viento), áreas sin caminos, y también sitios considerados sagrados por los pueblos
indígenas.
• La representación de los blancos (objetos a conservar) incluyen tanto claves bióticas (e.g. vegetación)
como abióticas (e.g. geoclimáticas). Si es posible, tipos de vegetación son estratificados por las clases
abióticas sobre las cuales ellos están distribuidos para así poder capturar muestras de gradientes
ambientales completos.
• Especies focales incluyen especies pivotantes ecológicas (e.g. especies clave), especies área limitadas,
especies de dispersión limitada, especies limitadas de recursos, especies limitadas de procesos.
• El modelamiento de especies focales incluye funciones de selección de recursos espacialmente
explicitas que aplican regresión logística múltiple u otras técnicas apropiadas estadísticas para unir la
información distribucional de cada especie a las variables predictoras de escala regional.
• La modelación de especies focales incluye dinámica, modelos espacialmente explícitos y modelos
basados en individuos, los cuales proveen predicciones de la persistencia de la población sobre el
tiempo, identificar fuentes potenciales y áreas sumidero.
• Se identifican las amenazas a la biodiversidad y se mapean. Amenazas potenciales incluyen
información socioeconómica y proyecciones en el futuro; información sobre especies exóticas,
contaminación, alteración de los regimenes naturales de perturbación, y otros estresantes específicos; e
índices de patrones de paisajes.
46
Cuadro 3. Continuación.
• Las decisiones subjetivas involucrando escenarios meta, interpretación de resultados, y aplicación de
los principios de diseño de reserva para construir redes deben ser muy bien documentadas y
explicadas.
• La metodología, aunque técnica, es descrita lo suficientemente clara para ser entendida por cualquier
persona inteligente sin ser conservacionista.
• Toda la información retenida puede estar disponible para replicar el estudio o conducir posteriores
análisis (excepto en casos de datos de gran sensibilidad, tales como la precisa localización de especies
vulnerables a la recolección y persecución).
6) El proyecto es minuciosamente revisado por pares. En suma, el diseño de redes de tierras silvestres está
disponible al público para su revisión. Los comentarios de la revisión son cuidadosamente considerados y
dirigidos.
• El plan es minuciosamente revisado por pares, por científicos y otros expertos que son independientes
(no conectados financieramente o emocionalmente al proyecto) y competente en las áreas afines. Al
menos tres revisiones por pares substantivas son recibidas, además para cualquier revisión de
miembros interesados del público.
• El documento o artículo de la entidad es revisado de acuerdo a las sugerencias de los revisores.
Comentarios de revisiones por pares son cuidadosamente consideradas y respondidas en detalle y por
escrito. Cuando la sugerencia de un revisor no es considerada, una razón defendible es entregada por
no considerarla.
• Los datos, modelos y análisis se ponen a disposición para cualquier persona que los solicite (se
cobrará, si se consume el tiempo substancial del personal u otros recursos)
47
Cuadro 3. Continuación.
7) Al menos alguno de los resultados son publicables en prestigiosas revistas de revisiones por pares, así
como otros medios de difusión.
• Artículos de la metodología, resultados, implementación u otros aspectos del proyecto son escritos y
enviados a revistas arbitrarias. Publicaciones en revistas prestigiosas ayuda a asegurar la defensa
científica del plan y permite que la información sea compartida con la amplia comunidad científica y
conservacionista.
• Los artículos en revistas y diarios que apuntan a una audiencia más general en conservación son
enviados y publicados.
Las redes de conservación son una alternativa viable y valedera para la conservación de la
biodiversidad, ya que permiten la unión de diversos sitios conformando así una red de áreas
protegidas que presentan una heterogeneidad en el paisaje. Otorgando protección a un mayor
número de especies, poblaciones y ecosistemas. Además la creación de estas redes asegura la
conectividad de poblaciones aisladas lo que resguardaría el patrimonio genético de muchas especies
en peligro de extinción y la preservación genética del resto de las especies.
Finalmente, la creación de estas redes permite la unión entre empresas o particulares con la red de
áreas nacionales protegidas. Ya que el diseño de redes permite que las uniones entre reservas estén
insertas en matrices de perturbación, conectadas a través de corredores biológicos.
48
VI. OBJETIVOS Y CRITERIOS DE LA RED DE CONSERVACIÓN DE FORESTAL
MININCO EN LA CORDILLERA DE NAHUELBUTA
El objetivo global de la red de conservación de Forestal Mininco debiera ser complementar las
iniciativas de conservación de la biodiversidad en la Cordillera de Nahuelbuta considerando sus
componentes de composición, estructura y función en los múltiples niveles de organización (genes,
especies, comunidad y ecosistema)
Para ello es posible definir los siguientes objetivos específicos:
• Establecer una red de áreas de conservación de propiedad de Forestal Mininco: para
complementar otros sistemas de conservación públicos o privados en la Cordillera de
Nahuelbuta.
• Priorizar los esfuerzos de conservación a las áreas con mayor potencial para contribuir a los
elementos claves de la conservación, con una perspectiva multinivel desde el nivel genético
al nivel de paisaje.
• Establecer un sistema de gestión de áreas protegidas integrado que permita tomar
decisiones de manejo a nivel local y regional con la mejor información científica
disponible.
Los criterios definidos por el Comité Científico para el diseño de una red de conservación en la
Cordillera de Nahuelbuta se resumen en la Tabla 10 y se basan en los componentes básicos de la
conservación de la biodiversidad a múltiples niveles de organización (en los puntos posteriores se
detalla su contenido y aplicación). Los criterios e indicadores aquí expuestos se han desarrollado
por el comité científico consultor para servir de guía para la próxima etapa de planificación y
priorización de una red de conservación. Es por ello, que se hará necesario evaluar la factibilidad de
aplicación de estos criterios e indicadores en base a la realidad de la Cordillera de Nahuelbuta y
teniendo en cuenta las limitaciones de la información existente para el área.
49
Tabla 10. Criterios de priorización para las áreas a proteger en la red de conservación privada de Nahuelbuta. En la primera fila
se mencionan los “atributos” de la biodiversidad, organización espacial y procesos ecológicos que pueden influir en los cuatros
niveles de biodiversidad que idealmente se desea resguardar en un área o sistema de áreas protegidas.
Paisaje- 1. Singularidad, representatividad, , 2. Conectividad, tamaño, forma, efecto 3. Servicios ecosistémicos, fijación de
Ecosistema heterogeneidad, complementaridad borde, tipo de matriz, cercanía a áreas carbono, corredores, ciclos
protegidas ya establecidas biogeoquímicos
Comunidad 4. Pristinidad, beta diversidad, 5. Gradientes altitudinales, efecto borde, 6. Interacciones interespecíficas
singularidad, representatividad, tamaño, forma, conectividad, tipo de relevantes, Interacciones entre el
heterogeneidad matriz. medio ambiente y las especies.
Genético 10. Presencia de spp con limites 11. Grado de aislamiento de poblaciones 12. Procesos genéticos que estén
distribucionales, singularidad amenazando una población
genética, alta diversidad genética. (endogamia, entrecruzamiento).
50
1. Biodiversidad a nivel de Paisaje-Ecosistema
El criterio de biodiversidad a nivel de paisaje o ecosistema se relaciona con escalas espaciales
amplias en las cuales se debe priorizar el resguardo de muestras representativas de todos los
ecosistemas presentes en una región. El criterio debe priorizar tanto aquellos ecosistemas en buen
estado de conservación como aquellos bajo un alto nivel de amenaza. Además, debe considerar los
gradientes de paisaje/ecosistema asociados a variaciones ambientales de gran escala como latitud o
geomorfología.
Indicadores
a. Singularidad: Es importante mantener muestras de aquellos ecosistemas que aunque
represente un porcentaje bajo de la superficie remanente de ecosistemas naturales,
contengan elementos únicos.
b. Representatividad: Se deben conservar aquellos ecosistemas o paisajes
representativos de una combinación de factores abióticos y bióticos. Para ello es necesario
utilizar algún tipo de clasificación o análisis multivariado. Un ejemplo de estas
clasificaciones son las clasificaciones de vegetación a escala ecoregional (e.g. Gajardo
1993, Luebert & Pliscoff 2004).
c. Complementaridad: Se debe priorizar aquellos ecosistemas o paisajes no
conservados en actuales sistemas de protección, para así complementar y mejorar la
efectividad de estos sistemas.
d. Heterogeneidad: Ecosistemas o paisajes con mayor heterogeneidad pudieran
albergar una mayor diversidad biológica, por lo que se debe ponderar por este factor al
momento de decidir las áreas de conservación.
Indicadores
a. Tamaño: Se deben privilegiar aquellas áreas de mayor tamaño ya que pueden
mantener mejor los procesos ecosistémicos. Sin embargo, al momento de priorizar es
51
posible hacer un balance entre pocas áreas grandes y muchas áreas pequeñas. Esto es
conocido como SLOSS (Primack et al. 2002).
b. Forma: Se debe privilegiar las formas cercanas a la circunferencia para disminuir el
efecto de borde en las áreas protegidas. Este indicador debe balancearse con el indicador de
conectividad, debido a que muchos corredores pueden presentar una muy pobre relación
área/perímetro (Primack et al. 2002).
c. Conectividad: Conectividad: En las últimas décadas se ha enfatizado, bajo un
principio precautorio, mantener la conectividad entre sistemas naturales como una manera
de disminuir el creciente aislamiento provocado por la actividad antrópica. Para ello, se ha
acuñado el concepto de corredores biológicos y de stepping stones o corredores
discontinuos. Estos elementos del paisaje permitirían el flujo de organismos entre múltiples
zonas de conservación, dando continuidad a los procesos ecológicos y evolutivos naturales.
Los esfuerzos deben ir a mantener y aumentar la conectividad entre las áreas de protección
creadas y las áreas ya existentes. No obstante, debe analizarse el impacto que pueda crear el
permitir el libre flujo de organismo entre parches de vegetación actualmente desconectados
o en proceso de desconexión. Uno de ellos podría ser la más rápida dispersión de
enfermedades tanto en animales como en plantas y el movimiento de especies exóticas
invasoras. Estos factores deben considerarse a la hora de aumentar la conectividad entre
fragmentos. Por otro lado, es importante evaluar, caso a caso, la relación entre costo
económico y beneficios biológicos de la creación de nuevos corredores, en relación a otras
alternativas de conservación.
d. Tipo de matriz: Es necesario considerar el rol de la matriz (vegetación natural o
artificial no protegida) en el flujo biológico. Existen matrices que pueden ser “duras” como
por ejemplo, terrenos urbanos e industriales y plantaciones agrícolas, y otras que pueden ser
más inocuas para las especies nativas como las plantaciones forestales. De hecho, en Chile,
las plantaciones forestales de Pinus radiata constituyen un hábitat potencial para numerosas
especies o por lo menos no representan un impedimento al movimiento de organismos
(Acosta-Jamett & Simonetti 2005).
52
que ocurren a grandes escalas espaciales, por lo que su conservación requiere de medidas a nivel de
paisaje-ecosistema.
Indicadores
a. Mantención de calidad, cantidad y estacionalidad del agua: En áreas donde el agua
es un elemento escaso y requerido por las poblaciones locales, este servicio ecosistémico
puede tener un fuerte impacto social. Es por ello que las medidas de conservación biológica
pueden tener un impacto directo sobre las características de los flujos hídricos, haciendo
más atractiva la conservación para las comunidades locales.
b. Fijación de carbono: El incremento del dióxido de carbono a nivel global causado
por la quema de combustibles fósiles y su impacto en el calentamiento global ha generado
un nuevo escenario para los bosques naturales. La transacción de bonos de carbono
internacionalmente abre nuevos horizontes para la conservación de la biodiversidad, al
permitir la obtención de recursos económicos vía fijación de carbono atmosférico. Los
bosques primarios se incluyen dentro de esta categoría ya que si bien no capturan grandes
cantidades de carbono, sí actúan como reservorios de este elemento en el largo plazo.
c. Mantención del suelo: Los procesos erosivos, especialmente en Chile, han
provocado pérdidas de suelos fértiles. La conservación de la biodiversidad también tiene
efectos positivos para el suelo al evitar la Erosión.
53
c. Heterogeneidad: La heterogeneidad de una comunidad puede medirse con
indicadores como la diversidad beta, la cual es una medida del recambio de las especies en
un gradiente ambiental. Aquellas comunidades con mayores tasas de recambio debieran ser
priorizadas.
d. Pristinidad: Al nivel comunitario es posible distinguir diversos estados de
conservación asociados a perturbaciones humanas. La tendencia indica que aquellas zonas
más prístinas debieran priorizarse por sobre áreas más perturbadas. Sin embargo, se
requiere precaución debido a que áreas con alto grado de perturbación pueden ser las
mismas que tengan una gran singularidad y diversidad biológica.
54
a. Interacciones planta-animal: Se debe resguardar la mantención de procesos de
interacción planta-animal (Ej, polinización, dispersión, herbivoría). Para ello es necesario
detectar cuales son las interacciones claves en el ecosistema y cuales son las especies
involucradas.
b. Interacciones entre plantas: Se deben conservar los procesos de interacciones entre
plantas interespecíficos como facilitación, efecto nodriza, competencia y dinámica
sucesional.
c. Interacciones entre animales: Se deben conservar los procesos claves de interacción
entre especies animales como predación y competencia. Estos procesos son en algunos
casos responsables por el estado del ecosistema, especialmente en el caso de especies claves
como carnívoros superiores.
55
8. Organización espacial a nivel de especies
La organización espacial de los individuos de una especie, determina en la mayoría de los casos, su
estructura poblacional. La teoría de metapoblaciones indica que la dinámica de una especie esta
dada por procesos de colonización, extinción y migración entre las distintas poblaciones locales.
Por ello, es importante considerar como se estructuran las especies en el espacio para así reconocer
fuentes y sumideros de las especies y mantener una conectividad mínima que permita los procesos
de dinámica metapoblacional que aseguren la permanencia de la especie.
Indicadores
a. Fuente poblacional: Algunas áreas pueden actuar de fuente de individuos para áreas
con condiciones ambientales menos favorables. Por ejemplo, las áreas ribereñas pueden
servir de fuente de aves para áreas en las zonas altas de las cuencas.
b. Corredores especie-específicos: Determinadas áreas pueden tener un valor
importante como corredores para una especie focal, aun cuando aparezcan de escaso valor a
nivel comunitario.
56
La diversidad genética es bastante más difícil de medir que la diversidad de especies. Sin embargo,
resulta cada vez más evidente que es necesario considerar esta dimensión al momento de planificar
la conservación. Existen múltiples ejemplos, que demuestran que la falta de consideración del
componente genético ha llevado a la disminución poblacional o la extinción de especies (Soulé &
Mills 1998). Además, las técnicas genéticas han avanzado rápidamente permitiendo la evaluación
de la diversidad genética en rangos completos de distribución de las especies. Por ejemplo,
recientemente se han realizado estudios sobre la diversidad de Gomortega keule, Araucaria
araucana, dos especies representadas en la Cordillera de Nahuelbuta (Bekessi et al., 2002; Herrera
et al., 2005).
Indicadores
a. Variabilidad genética la especie en su rango de distribución: La conservación de
una determinada especie debe contemplar la variabilidad genética de las metapoblaciones.
Para ello se recomienda conservar múltiples localidades con presencia de la especie.
b. Poblaciones con alta variabilidad genética: Existen ciertas poblaciones que pueden
contener un mayor acervo genético dada condiciones específicas de dispersión, flujo
genético, aislamiento e historia biogeográfica. Estas áreas deben priorizarse al diseñar la red
de conservación.
57
12. Procesos ecológicos a nivel genético
Existen ciertos procesos que pueden reducir el acervo genético de una especie produciendo una
serie de efectos en la dinámica poblacional. Entre los efectos con mayor impacto en la
sustentabilidad de una especie se destaca la endogamia, el entrecruzamiento y la deriva génica.
Indicadores
a. Mantención de un tamaño poblacional adecuado: No sólo los procesos
demográficos pueden llevar a la extinción de una especie. Los procesos genéticos
deletéreos como la endogamia, la deriva génica y el entrecruzamiento pueden reducir el
fitness de una población a niveles que pueden producir la extinción local. Por ello, es
necesario asegurar un tamaño poblacional efectivo adecuado para mantener los procesos
genéticos. Este número poblacional puede variar según la especie, pero existen reglas
simples para calcularlo. En animales o vegetales dioicos, también es necesario velar por la
proporción de sexos.
58
VII. ANÁLISIS ESPACIAL PRELIMINAR PARA LA CREACIÓN DE UNA RED DE
CONSERVACIÓN EN NAHUELBUTA: EL APORTE DE FORESTAL MININCO
1. Método
Se definió el área de estudió siguiendo la cota de los 200 m.s.n.m. en la zona de la Cordillera de
Nahuelbuta, es decir en la Cordillera de la Costa entre el río Bio-Bio y el Río Imperial (942.906 ha).
El análisis de la fragmentación del bosque nativo fue realizado a partir de la información obtenida
de la base de datos del Catastro y Evaluación de los Recursos Vegetacionales Nativos de Chile
(CONAF-CONAMA, 1997). La escala de la información es 1:50.000 con una precisión o unidad
mínima cartográfica de 6,25 ha. La vegetación nativa fue derivada agregando las siguientes
categorías de cobertura/uso suelo: Bosque Nativo Adulto, Renoval Nativo, Bosque Nativo
Adulto/Renoval y Bosque Nativo Achaparrado. La información fue analizada y manipulada
utilizando los software ArcGis 9 y ArcView 3.3.
Los datos espaciales fueron transformados a formato raster con tamaños de celdas de 90x90 m para
disminuir el tiempo de cálculo computacional debido a la extensión del área de estudio. Esta
resolución espacial coincide con la resolución del Modelo de Elevación Digital con el cual fue
definido el área de estudio.
2. Resultados y Discusión
El área de estudio posee 225.469 ha de bosque nativo (23.9% de la superficie total) de acuerdo a los
datos del Catastro de Vegetación Nativa del año 1996. Forestal Mininco cuenta con 41.500 ha de
bosque nativo y zonas de protección en el área, sin embargo no es posible reconocer cuantas de esas
ha corresponden estrictamente a bosque nativo.
59
El análisis de los atributos espaciales de la vegetación nativa en la Cordillera de Nahuelbuta indica
que existe un agrupamiento de la vegetación nativa en la zona central del área de estudio. En esta
zona, que incluye la Quebrada de Caramávida, el sector Trongol, y el Parque Nacional Nahuelbuta,
se encuentra la mayor extensión de vegetación nativa continua. De hecho, la mayores superficies de
vegetación nativa y de área núcleo de concentran en los sectores de mayor altitud y menor
accesibilidad cerca de Parque Nacional Nahuelbuta (Mapa 3, Mapa 4). En esta zona, Forestal
Mininco cuenta con patrimonio en el sector oriental de la Cordillera de la Costa conocido como
sector Trongol y Los Alpes con una superficie aproximada de 11.500 ha., que incluye bosque nativo
y zonas de protección.
El área núcleo representa el área interior de los parches que no estaría afectado por el “efecto de
borde”. Se entiende por “efecto borde” a los cambios tanto en las condiciones abióticas
(temperatura, humedad y luminosidad) como bióticas (depredación, mutualismo o parasitismo) que
se producen desde el borde del parche hacia su interior (Forman 1995, Murcia 1995). Las medidas
del Área Núcleo integran tanto tamaño y forma del parche; asi como distancia o profundidad del
60
“efecto de borde” en una sola medida. De esta manera, los parches pequeños con mayor
complejidad de forma poseen menos área núcleo que parches más grandes y circulares. Para este
caso particular, la profundidad del "efecto de borde" corresponde a una distancia de 200 metros
desde el perímetro del parche hacia su interior. En el Mapa 4 se observa que las áreas núcleos de
mayor tamaño se concentran en la parte central y sur del área de estudio donde están las parches de
mayor tamaño. Si suponemos que la influencia de la matriz sobre los parches de bosque logra
penetrar hasta 200 m desde el borde hacia el interior del parche, la disponibilidad de hábitat para
especies de interior se reduce de 225.469 hectáreas -que corresponde al superficie total de
vegetación nativa- a 95.230 hectáreas; es decir el hábitat efectivo disminuye a sólo 42%.
De estos análisis, además, resulta evidente que la efectividad de dicha red para conservar la
biodiversidad no sólo depende de Forestal Mininco, sino también de los otros propietarios de la
zona. Tanto animales como plantas no conocen barreras administrativas, por lo que su desarrollo en
el ambiente se ve limitado por cambios ambientales y no por la propiedad del territorio. Es por ello,
61
que como se mencionará más adelante, es necesario al evaluar el potencial de conservación de
Forestal Mininco en la zona, analizar las posibles conectividades y complementaridades con áreas
de conservación de otros propietarios.
62
VIII. ESQUEMA METODOLÓGICO PARA LA CREACIÓN DE UNA RED DE
CONSERVACIÓN
1. Modelo metodológico
El comité científico recomienda el establecimiento de una red de conservación en el patrimonio de
Forestal Mininco en la Cordillera de Nahuelbuta. Esta red de conservación debe comprometer la
conservación de todo el patrimonio de vegetación predominantemente nativa o considerada en
zonas de protección de suelos y aguas, priorizando aquellas áreas con un mayor de valor de
conservación.
63
Todos los elementos de estas categorías podrán ser priorizados de acuerdo a los criterios e
indicadores generados por este comité. De esta manera, todas las áreas de vegetación nativa o zonas
de protección serían clasificadas en alguna categoría y tendría un nivel de priorización.
64
Los estudios a realizar posterior a esta etapa de Diagnóstico no necesariamente tendrán que ser
responsabilidad de Forestal Mininco. Existen, al menos, tres mecanismos básicos para la realización
de estos estudios: 1) realizarlos por la empresa o por consultaría contratada por la empresa, 2)
colaborar con otros agentes para optar a fondos concursables, y 3) facilitar y promover que
instituciones realicen investigación independiente en la propiedad.
El comité científico considera que Forestal Mininco se encuentra en una fase de recolección y
sistematización de la información sobre biodiversidad, lo que demuestra un gran interés por parte de
la empresa en conocer y conservar su patrimonio biológico. Creemos que Forestal Mininco debe
continuar buscando la asesoría de Universidades o consultoras externas para lograr este objetivo.
Esta información base será crucial para el establecimiento de una red de conservación en
Nahuelbuta.
El comité cree necesario que Forestal Mininco se haga asesorar por expertos externos en la toma de
decisiones para la creación de esta red de conservación. Estas labores debieran ser realizadas por un
conjunto amplio de expertos, algunos de los cuales ya están colaborando con Forestal Mininco,
tanto en sus muestreos de vegetación como de fauna.
Creemos que es fundamental que Forestal Mininco continúe con esta y otras iniciativas destinadas a
conservar el valioso patrimonio natural de la Cordillera de Nahuelbuta, lugar reconocido como
primera prioridad de conservación en el bosque templado de Sudamérica Austral. Por lo tanto, este
comité manifiesta su intención de colaborar en todo lo que esté a nuestro alcance en las etapas
siguientes de este proceso, de manera de lograr los objetivos de conservación propuestos.
65
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72
ÍNDICE DE MAPAS
Mapa 4. Clasificación de los fragmentos según su área núcleo (ha), con un ancho de borde
de 100m.