Está en la página 1de 76

INFORME FINAL

ESTUDIO DE DIAGNÓSTICO DEL


POTENCIAL DE CONSERVACIÓN
DE LA BIODIVERSIDAD DE
LA EMPRESA FORESTAL MININCO
EN LA CORDILLERA DE
NAHUELBUTA

Universidad de Concepción
Fundación Senda Darwin

Aníbal Pauchard, Cecilia Smith y Juan Carlos Ortiz

Revisores: Lohengrin Cavieres y Juan Armesto


ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN 1
1. Objetivo General 1
2. Objetivos Específicos 1
II. APROXIMACIÓN METODOLÓGICA 2
III. LA CORDILLERA DE NAHUELBUTA COMO CENTRO DE BIODIVERSIDAD 4
1. Geografía y Clima de la Cordillera de Nahuelbuta 4
2. Suelos de la cordillera de la Costa 7
3. Flora y vegetación 8
3.1. Endemismo y singularidad taxonómica de la flora 10
3.2. Conservación y especies en riesgo de extinción 11
4. Fauna 13
4.1. Vertebrados 13
4.2. Invertebrados 16
5. Priorización para la conservación de la Cordillera de Nahuelbuta 17
IV. AMENAZAS A LA CONSERVACIÓN EN LA CORDILLERA DE
NAHUELBUTA 19
1. Cambio de uso de la tierra 19
1.1 Pérdida de vegetación Nativa 20
1.2 Fragmentación 21
1.3 Uso de la tierra y población rural 22
2. Alteración de los Ciclos Biogeoquímicos 22
2.1 Erosión 22
2.2. Desbalance hídrico 24
3. Extracción de especies de flora y fauna 24
3.1 Leña 24
3.2 Piñones 25
4. Incendios 26
5. Introducción de especies exóticas 27
5.1 Ganadería 28
5.2 Especies vegetales de malezas no controladas 28
6. Efecto del Cambio Climático Global 29
7. Escasez de recursos para la conservación y pobreza de las comunidades locales 30
7.1. Escasez de áreas protegidas y de recursos para su manejo 30
7.2. Presión de la población rural sobre los recursos nativos 31
V. REDES DE CONSERVACIÓN: MÁS ALLÁ DE LAS ÁREAS PROTEGIDAS 32
1. Redes de Conservación 32
2. ¿Cómo se define una red de conservación? 33
3. Los beneficios de una red de conservación 34
4. Diseño de una red de conservación 35
5. Análisis de GAP 38
6. Modelos y algoritmos para la selección de reservas 39
7. Conformación de una red de conservación 41
VI. OBJETIVOS Y CRITERIOS DE LA RED DE CONSERVACIÓN DE LA
EMPRESA CMCP EN LA CORDILLERA DE NAHUELBUTA 49
1. Biodiversidad a nivel de Paisaje-Ecosistema 51
2. Organización espacial a nivel de Paisaje-Ecosistema 51
3. Procesos ecológicos a nivel de Paisaje-Ecosistema 52
4. Biodiversidad a nivel de comunidad 53
5. Organización espacial a nivel de comunidad 54
6. Procesos ecológicos a nivel de comunidad 54
7. Biodiversidad a nivel de especies. 55
8. Organización espacial a nivel de especies 55
9. Procesos ecológicos a nivel de especie 56
10. Biodiversidad a nivel genético 56
11. Organización espacial a nivel genético 57
12. Procesos ecológicos a nivel genético 57
VII. ANÁLISIS ESPACIAL PARA LA CREACIÓN DE UNA RED DE
CONSERVACIÓN EN NAHUELBUTA: EL APORTE DE LA EMPRESA FORESTAL
MININCO 59
1. Método 59
2. Resultados y Discusión 59
X. ESQUEMA METODOLÓGICO PARA LA CREACIÓN DE UNA RED DE
CONSERVACIÓN 63
1. Modelo metodológico 63
2. Etapas para la implementación de una red de conservación 64
3. Propuesta sobre el Rol del Comité Científico 65
IX. BIBLIOGRAFÍA 66
I. INTRODUCCIÓN

Globalmente, existe consenso de que la conservación de la biodiversidad requiere de la


participación de agentes privados para complementar el rol de los organismos públicos. El potencial
para contribuir a la conservación de las empresas privadas es especialmente importante en áreas
donde se desarrollan actividades productivas como la agricultura o la actividad forestal intensiva.

La Cordillera de Nahuelbuta es considerada la prioridad número uno en la conservación de los


bosques templados australes de Sudamérica. La empresa Forestal Mininco cuenta con un importante
patrimonio de vegetación nativa y zonas de protección en la Cordillera de Nahuelbuta, siendo el
segundo mayor propietario privado.

Es en este escenario, que Forestal Mininco, contrató este estudio denominado “Estudio de
Diagnóstico del Potencial de Conservación de la Biodiversidad de la Empresa Forestal Mininco en
la Cordillera de Nahuelbuta” a la Universidad de Concepción para evaluar el potencial de
conservación de la empresa en la Cordillera de Nahuelbuta. El presente estudio se inició en
noviembre del año 2005, concluyendo con la entrega de este informe final en noviembre del 2006.

Los objetivos de este estudio son los siguientes:


1. Objetivo general
Realizar un diagnóstico del potencial de la empresa Forestal Mininco para conservar zonas de alto
valor biológico en la Cordillera de Nahuelbuta.
2. Objetivos específicos
• Definir los objetivos básicos de una red de conservación para Nahuelbuta y los criterios
ecológicos utilizables para su diseño.
• Evaluar el estado de la información sobre biodiversidad el patrimonio en la zona de interés
con potencial para incorporarse a esta red.
• Reconocer las necesidades de información completar vacíos e identificar los estudios
necesarios para adquirir dicha información.
• Identificar las potenciales amenazas a la red de conservación.
• Identificar los predios y las áreas con potencial de esta red de conservación.
• Recomendar un esquema metodológico para continuar con la propuesta e implementación
de acciones de conservación en la Cordillera de Nahuelbuta.

1
II. APROXIMACIÓN METODOLÓGICA

El trabajo para la concreción de una red de conservación de Forestal Mininco en la Cordillera de


Nahuelbuta requiere de al menos tres etapas:
1) Diagnóstico: Evaluación del potencial de conservación del patrimonio de Forestal Mininco.
2) Propuesta de Conservación: Elaboración de recomendaciones específicas para la creación de la
red de áreas protegidas.
3) Implementación: Desarrollo progresivo de acciones de manejo requeridas para fortalecer la
conservación de la red de unidades de interés.

Este Informe Final entrega los resultados de la etapa de “Diagnóstico”. Este trabajo se ha
desarrollado bajo la colaboración y complementación entre Forestal Mininco y el equipo de trabajo
científico aquí descrito, de manera que la Empresa ha aportado su experiencia sobre el tema en el
área, y ésta se ha complementado con las capacidades del equipo científico. Esta interacción ha
permitido optimizar el uso de los recursos y consensuar soluciones que puedan ser aplicables bajo
los parámetros de gestión de la empresa.

El Dr. Aníbal Pauchard C. fue el Investigador Principal (IP) de este estudio y la Universidad de
Concepción es el responsable legal para adquirir este convenio. El IP ha desarrollado este
diagnóstico buscando la coordinación con los especialistas de Forestal Mininco y un comité
científico consultor. El comité científico tuvo como función acordar los lineamientos de acción y
velar por la rigurosidad científica del informe final. El comité está constituido por el Dr. Aníbal
Pauchard, el Dr. Juan Carlos Ortiz, y el Dr. Lohengrin Cavieres de la Universidad de Concepción y
el Dr. Juan Armesto y la Dra. Cecilia Smith de la Fundación Senda Darwin. Para la redacción de
este informe se ha contado con la colaboración de Ernesto Teneb, Biólogo y Magíster en Botánica,
Alejandra Jiménez, Bióloga y Magíster en Botánica, Mauricio Aguayo, Ingeniero Forestal y Doctor
en Ciencias Ambientales (c), Emma Elgueta, Bióloga y Magíster en Ecología y Rodrigo Vidal,
Ingeniero Forestal.

Durante este estudio se realizaron más de tres reuniones de trabajo con Forestal Mininco, más una
salida a terreno al área de estudio. En estas actividades han colaborado Luis De Ferrari, Jefe de
Área de Gestión Ambiental de Forestal Mininco, y Aníta Smülders , Jefa de Departamento de
Auditoría Ambiental de Forestal Mininco. El comité científico se ha reunido en dos oportunidades
para definir los criterios de priorización de conservación y evaluar las acciones a seguir para

2
alcanzar los objetivos de este estudio. Además, se realizaron reuniones periódicas entre el IP y los
miembros del comité, por separado, para evaluar el estado de avance del proyecto.

3
III. LA CORDILLERA DE NAHUELBUTA COMO CENTRO DE BIODIVERSIDAD

1. Geografía y Clima de la Cordillera de Nahuelbuta

La cordillera de la Costa ha sido definida como una secuencia de macizos costeros litológicamente
homogéneos conformados en bloques frente a la costa del centro de Chile (Mardones 2005). La
cordillera de Nahuelbuta corresponde a la sección de la cordillera de la Costa ubicada al sur del río
Biobío (37° 11´ S) y al norte del río Imperial (38° 45´S), al igual que el resto de la cordillera de la
Costa, su formación data del Paleozoico superior, siendo por lo tanto, mucho mas antigua que la
cordillera de los Andes, que data de fines del Terciario.

Figura 1. Mapa de la Cordillera de Nahuelbuta definido como la sección de la Cordillera de la Costa


entre el Río Bio-Bio y el río Imperial.

Desde su origen, la cordillera de Nahuelbuta ha estado sometida a la permanente erosión


fundamentalmente por agentes climáticos y fenómenos de glaciación, los que han contribuido a su
fragmentación y a un descenso marcado de su altura sobre el nivel del mar en el sentido norte-sur.
Así en el extremo norte su cota máxima alcanza sobre 1.500 metros (1.533 m en sus crestas
orientales, Mardones 2005), en contraposición en el límite sur la altitud máxima no sobrepasa los

4
720 m (Instituto Geográfico Militar, 1983). Debido a la ausencia de volcanes, no ha recibido
aportes de cenizas en forma periódica y cuantiosa, solo ocasionalmente, de algunas de las
erupciones que han ocurrido en la cordillera de los Andes (Bruggen 1950; Instituto Geográfico
Militar, 1983).

Concepción (36º 50’ S; 73º 02’W) Chillán (36º 36’ S; 72º 02’ W)

Lebu (37º 37’ S; 73º 40’ W) Los Ángeles (37º 28’ S; 72º 21’W)

Contulmo (38º 02’ S; 73º 12’ W) Traiguén (38º 15 S; 72º 40’ W)


Figura 2 Diagramas ombrotérmicos de seis estaciones metereológicas ubicadas en las cercanías de
la cordillera de Nahuelbuta (di Castri & Hajek 1976).

5
Las lluvias se concentran en un 80% en los meses de otoño e invierno. Las precipitaciones
presentan dos gradientes, uno latitudinal que incrementa de norte a sur y otro gradiente longitudinal,
que incrementa de este a oeste (Figura 2), por lo que genera una transición entre un clima
mediterráneo cálido y subhúmedo a un clima templado húmedo y lluvioso (di Castri y Hajek 1976).

Uno de los fenómenos más comunes en el área es la fuerte incidencia de las precipitaciones
orográficas en su vertiente oriental producto del efecto de biombo climático que ejerce la cordillera
de Nahuelbuta (Donoso 1981, Instituto Geográfico Militar 1983), hallándose influenciada por dos
macroclimas, el clima mediterráneo en su vertiente oriental y el clima templado húmedo en su
vertiente occidental (Luebert & Pliscoff 2005). En la vertiente oriental las precipitaciones alcanzan
un rango de 2.000 a 2.700 mm y las temperaturas tienen una media anual de 10 a 13 °C (datos
recogidos en el predio «Los Barros» Forestal Mininco S.A., VIII Región, Ibarra et al. 1996). Sobre
los 700 m en el período más frío la precipitación es de preferencia de tipo nival (Donoso 1981),
acumulándose sobre la superficie del suelo una capa de nieve cuyo espesor varía entre 1,0 a 1,3
metros aumentando en años excepcionales a un nivel mayor. La evapotranspiración potencial anual
presenta un gradiente latitudinal como consecuencia de la disminución de las temperaturas medias
hacia el sur (Mardones 2005, Tabla 1).

Tabla 1. Variables climáticas de seis estaciones meteorológicas en las cercanías de la cordillera de


Nahuelbuta (di Castri & Hajek 1976).

Precipitación Temperatura media


Estación
anual (mm) anual (ºC)
Concepción 1.308,2 12,4
Chillán 1.034,2 14,0
Lebu 1.302,2 13,0
Los Ángeles 1.310,5 13,7
Contulmo 1.896,1 12,6
Traiguén 1.241,2 12,0

6
2. Suelos de la cordillera de la Costa.

La cordillera de Nahuelbuta está constituida por rocas metamórficas de origen Paleozoico y algunos
elementos volcánicos intrusivos del batolito de la costa, dominando granitos, granodioritas y
dioritas (Smith-Ramírez 2004, Mardones 2005). Los suelos de la cordillera de Nahuelbuta se han
generado desde el basamento metamórfico paleozoico, siendo clasificados como Alfisols, sub orden
Xeralf.

De acuerdo con Carrasco et al. (1993) los suelos de la cordillera de la Costa pueden ser
diferenciados por la exposición de su vertiente. En la vertiente occidental se desarrollan suelos del
tipo metamórficos (propio de áreas altas de la cordillera de la Costa) en el cual se distinguen al
menos dos series: la Serie Nahuelbuta y la Serie Pocillas. Ambas series son de gran aptitud forestal
determinada principalmente por la influencia marítima, sin embargo, son suelos delgados y de
mediana profundidad.

La erosión de la Serie Nahuelbuta se presenta de moderada a severa, afectando principalmente las


áreas de alta pendiente. En tanto en la vertiente oriental de la cordillera de la Costa, los suelos son
del tipo granítico originados desde rocas graníticas, dioritas cuarzosas o desde material intrusivo
rico en cuarzo, propio de altitudes medianas a altas de la cordillera. Dentro de este grupo se
distinguen dos series: Serie Cauquenes y Serie San Esteban, sin embargo, según Carrasco et al.
(1993) en este grupo se podría incluir también la Serie Santa Sofía. En resumen los suelos de este
grupo son profundos pero fácilmente erosionables. El principal uso que se le ha dado a estos suelos
es forestal, incluso plantando en el subsuelo de esta formación, pero una dificultad para el uso
productivo es el alto grado de compactación, especialmente los suelos de la Serie Cauquenes.

En términos generales las principales características físicas de los suelos de la cordillera de


Nahuelbuta son: color pardo-grisáceo, textura franco arcillo-arenoso y estructura granulares
ligeramente plásticos y adhesivo en mojado. En cuanto a las características químicas, el pH de los
suelos en ambas vertientes es ácido a moderadamente ácido (5,5 a 6,5), la concentración de
nitrógeno es también baja, no así la materia orgánica que en los suelos de ambas vertientes es entre
moderada a alta (Carrasco et al. 1993). La principal amenaza de los suelos de la cordillera de
Nahuelbuta es la erosión con cerca del 82% de los suelos de la cordillera de la Costa de la VIII
Región clasificados con erosión moderada a severa (Peña & Carrasco 1993).

7
3. Flora y vegetación

La Cordillera de Nahuelbuta forma parte del hotspot de biodiversidad de Chile Central (Myers et al.
2000). La transición climática que se presenta en la cordillera de Nahuelbuta permite que convergan
formaciones vegetales provenientes de climas mediterráneos y del templado lluvioso, lo que lo
convierte en un ecosistema ecotonal (zonas de transición o límites de dos ecosistemas o biomas
distintos). Esta característica de los bosques de la cordillera de Nahuelbuta produce un incremento
de la riqueza específica respecto al resto del bosque templado de Chile (Villagrán & Hinojosa
1997). Así por ejemplo en el límite septentrional de la cordillera de Nahuelbuta (cercanías de Lota)
se encuentra una de las áreas de mayor riqueza (números de especies) de plantas nativas de toda la
cordillera de la Costa de la VIII Región, con 252 especies diferentes, concentrando así el 36,5% de
la riqueza de la región (Cavieres et al.2005).

El sector más alto de Nahuelbuta alberga pequeñas poblaciones de especies coníferas


primordialmente andinas como son la araucaria, Araucaria araucana y el ciprés de la cordillera,
Austrocedrus chilensis (Cavieres et al. 2005). La zona norte de la cordillera de Nahuelbuta es
dominada por árboles del genero Nothofagus pero con una mezcla de especies mediterráneas y
templadas, con una rica flora de hierbas y enredaderas, alcanzando una riqueza de especies de 154
plantas vasculares nativas, correspondiendo a niveles altos respecto al resto de la Región (Cavieres
et al. 2005).

De acuerdo a la clasificación de la vegetación natural de Chile realizada por Gajardo (1993) la


cordillera de Nahuelbuta incluye tres categorías de formaciones vegetales: Bosque Alto Montano de
Nahuelbuta, Bosque Caducifolio de Concepción y Bosque Caducifolio Interior. El Bosque Montano
de Nahuelbuta presenta un patrón de cambio de las especies dominantes desde el nivel del mar hasta
la cumbre. El Bosque Caducifolio de Concepción se extiende por las laderas bajas y medias de la
cordillera de la Costa en la VIII Región, presentando una fase húmeda hacia la vertiente oceánica y
una fase seca hacia el oriente (Gajardo 1993). Finalmente el Bosque caducifolio interior representa
la mínima expresión de especies caducas del género Nothofagus (característico de este bosque) por
crecer en el ambiente menos favorable de toda su extensión, dado por el efecto climático de
“sombra de lluvia” de la cordillera de la Costa, pero además, debido a que actualmente gran parte
del terreno son suelos erosionados producto de la explotación agropecuaria intensiva (Gajardo
1993).

8
Cavieres et al. (2005), de acuerdo a las descripciones de Reiche (1907) y Gajardo (1993), describen
seis tipos de formaciones vegetales para la vertiente occidental de la cordillera de Nahuelbuta, que
se demarcan por la gradiente altitudinal en las siguientes franjas:
a) En las zonas bajas se encuentran Nothofagus obliqua, N. dombeyi y Podocarpus saligna.
Entre los 500 y 600 metros de altitud los bosques alternan con estepas de Festuca scabriuscula con
presencia de arbustos Gaultheria spp. y Embotrium coccineum.
b) Entre los 700 y 1000 m de altitud se encuentran Araucaria araucana junto a la herbácea
Adenocaulon chilense y los arbustos Azara lanceolata y Ovidia andina.
c) A partir de los 1000 m es común encontrar a Araucaria araucana junto a Nothofagus pumilio y
N. antarctica acompañadas por Berberis darwinii, Berberis trigona o Baccharis magellanica. Hacia
mayores altitudes N. dombeyi es reemplazado por N. antarctica y N. pumilio.
d) A los 1.300 m de altitud la conífera Araucaria araucana es acompañada por N. antarctica y E.
coccineum, destacándose la presencia de O. andina y Maytenus disticha.
e) Desde los 1.400 m hasta la cumbre además de araucarias crece N. pumillio en forma achaparrada,
junto a B. trigona, Desfontainia spinosa y Chiliotrichum rosmarinifolium.

Además, en las cumbres de la cordillera de Nahuelbuta los bosques se alternan con turberas o
tundras patagónicas dominadas por Donnatia fascicularis, Astelia pumila y Oreobulus obtusangulus
(Cavieres et al 2005).

En base a los patrones climáticos observados, la aplicación del gradiente adiabático (constancia en
la temperatura del aire) y de los datos vegetaciones, Luebert y Pliscoff (2005) proponen una
zonificación bioclimática para la cordillera de la Costa. Para el caso específico de la ladera
occidental de la cordillera de Nahuelbuta proponen tres zonas o pisos:
a) Piso Termotemplado hiperhumedo: Se distribuye únicamente en la zona baja del reborde
montañoso occidental de la cordillera de Nahuelbuta, por debajo de los 100 m. La vegetación es del
tipo bosque laurifolio muy diverso, dominado por Aextoxicon punctatum y por la presencia de
elementos típicamente laurifolios como Caldcluvia paniculata, Eucryphia cordifolia, Laureliopsis
philippiana y Myrceugenia planipes.”
b) Piso mesotemplado hiperhumedo: En la vertiente occidental de la cordillera de Nahuelbuta
aparecen bosques de N. alpina con presencia de elementos laurifolios como Persea lingue y
Dasyphyllum diacanthoides.

9
c) Piso supratemplado hiperhúmedo: distribuido en las partes altas de la cordillera de Nahuelbuta
(sobre 1.000 m) donde se encuentran bosques de Araucaria Araucana, N. pumillio y N. antarctica.
Los dos últimos similares a los de la cordillera andina de Malleco y Cautín.

3.1. Endemismo y singularidad taxonómica de la flora

La cordillera de Nahuelbuta concentra varias especies ausentes en la depresión intermedia y los


Andes a esa latitud, las cuales en la actualidad se presentan en forma discontinuada en sus rangos de
distribución, conformando una de las llamadas “islas” de las cimas más altas de la cordillera de la
Costa del centro-sur de Chile (como la cordillera Pelada). Además Nahuelbuta en particular
presenta un complejo mosaico vegetacional integrado por bosques subantárticos dominados por
diversas especies de Nothofagus (lenga, ñirre, coigue) y coníferas, alternado incluso con fragmentos
de tundras magallánicas cuya expresión mayor ocurre en la zona de los canales (Villagrán y
Armesto 2005).

En términos generales, la singularidad de la flora de Chile Central se debe en gran medida a la


formación de la “diagonal árida” y al levantamiento de la cordillera de los Andes (Villagrán &
Hinojosa 1997), estos factores geológico-climáticos produjeron el aislamiento de la flora chilena del
resto de los bosques sudamericanos desde el Mioceno al presente, propiciando el carácter relictual
de su flora.

Por otro lado, la evidencia indica que el patrón florístico que presenta este macizo montañoso se
produjo por las transformaciones que han experimentado el clima y la vegetación durante las
repetidas glaciaciones del Pleistoceno. El avance de los hielos hacia latitudes menores obligó a la
flora a colonizar áreas libres de hielos, como ocurrió en el cordón montañoso de Nahuelbuta
(latitudes intermedias), entre otros sitios, donde se mantuvo el suelo y la vegetación, generando un
área de refugio de la flora y fauna durante las glaciaciones. Se ha confirmado que durante el último
máximo glaciar la cordillera de Nahuelbuta fue refugio de la mayoría de las especies que ahora se
distribuyen en el bosque templado lluvioso de Chile (Villagrán & Armesto 2005), especialmente
aquellas que constituyen el bosque Valdiviano (Villagrán & Hinojosa 1997).

La Cordillera de Nahuelbuta jugó un papel central en la mantención de la diversidad de especies,


genética y comunidades de los bosques templados durante periodos de catástrofes climáticas. La
mayoría de las especies asociadas al bosque templado-lluvioso tuvieron distribuciones mas

10
restringidas que las actuales durante los eventos glaciales y su sobrevivencia fue posible en
pequeñas áreas de condiciones oceánicas mas favorables denominadas “refugios”. Con la retirada
de los hielos hacia su actual cobertura la flora y fauna colonizaría el valle y Andes a partir de estos
refugios naturales. Por ejemplo, la distribución de Araucaria araucana en las cumbres de
Nahuelbuta es un ejemplo de las especies que han ocupado de refugio a esta cordillera (Smith-
Ramírez 2004).

En general las zonas de la cordillera de la Costa donde se conservó la vegetación boscosa poseen
actualmente una alta diversidad biológica y concentran además especies endémicas y de
singularidad taxonómica (únicos representantes de familias o géneros taxonómicos) porque
probablemente sus congéneres habrían desaparecido de las otras áreas. En el caso del macizo
cordillerano de Nahuelbuta, debido a su historia biogeográfica, se presenta un importante número
de especies endémicas (exclusivas a Chile) (Cavieres et al. 2005, Smith-Ramírez 2004). Muchas de
ellas, además de ser endémicas, tienen rangos de distribución muy acotados y discontinuos,
encontrándose en áreas muy restringidas.

Adicionalmente estudios de colecta desde hace 200 años, muestran que la Cordillera de Nahuelbuta
alberga además especies exclusivas de la cordillera de la Costa y plataforma litoral asociada, como
son Gaultheria rengifoana, Sisymbrium litoralis, Rhodophiala chilense e Hybanthus parviflorus
(Cavieres et al. 2005). Otras plantas vasculares son exclusivas a las partes altas de Nahuelbuta
como Haplopappus nahuelbutae y Mutisia araucana.

Lamentablemente además de ser las áreas con mayor riqueza también son descritas como las de
mayor número de especies introducidas, sumado a que gran parte del territorio se encuentra cubierto
de plantaciones forestales, esto nos sugiere que las zonas con la mayor biodiversidad y valor
biológico son también las más amenazadas (Cavieres et al. 2005).

3.2. Conservación y especies en riesgo de extinción

De acuerdo al Libro Rojo de la Flora Terrestre (Benoit 1989), editado por CONAF, el riesgo a la
extinción de cada especie se declara al menos en tres categorías: En Peligro, Vulnerable y Rara. Las
cuales fueron definidas como sigue: En peligro (P) “se refiere a aquellas especies de las que existe
un escaso número de ejemplares en la naturaleza y cuya existencia está seriamente amenazada si los
factores causales continúan operando”; Vulnerables (V) “aquellas especies que podrían pasar a la

11
categoría En Peligro, en el futuro próximo, si las causas de su disminución continúan operando” y
Rara (R) a “especies o taxa infraespecífica, que aparentemente siempre han sido escasas, que están
en los últimos estados de su extinción natural, o especies con distribución muy restringida, con
pocas defensas y escaso poder de adaptación”.

Tabla 2. Estado de conservación de la flora de la VIII y IX regiones de Chile. EN y en: especies en


peligro, VU y vu especies vulnerables, RA y ra: especies raras. Las mayúsculas indican especies
mencionadas en el catálogo nacional. Las minúsculas especies no mencionadas en el catálogo
nacional.

Especie VIII Región IX Región


Gomortega keule EN
Pitavia punctata EN EN
Berberidopsis corallina EN EN
Araucaria araucana VU VU
Austrocedrus chilensis VU VU
Legrandia concinna VU
Nothofagus glauca VU
Nothofagus leonii VU
Citronella mucronata RA RA
Myrceugenia leptospermoides RA RA
Myrceugenia pinnifolia RA RA
Prumnopytis andina RA RA
Ribes integrifolium RA RA
Satureja multiflora RA RA
Scutellaria valdiviana RA RA
Corynabutilon ochsenii RA
Eucryphia cordifolia ra
Caldcluvia paniculada ra
Senecio cymosus ra
Laurelia philippiana ra vu
Escallonia myrtoidea ra
Corynabutilon vitifolium ra
Persea lingue vu
Nothofagus alpina vu
Podocarpus nubigena ra
Cryptocarya alba ra

De acuerdo a esto en los bosques de la VIII y IX regiones encontramos 20 especies de plantas


vasculares con problemas de conservación (Benoit 1989), más otras 12 especies que no son
incorporadas al catálogo nacional pero que igualmente presentan problemas de conservación (Tabla
2). En el informe técnico “Presencia Potencial de Especies Amenazadas en Forestal Arauco”
(BFGBN 0308, documento interno 2003) se elaboró una lista de especies amenazadas

12
potencialmente presentes dentro del patrimonio natural de la Empresa en las distintas filiales y
regiones administrativas. A partir de las categorías que se entregan en el Libro Rojo de Flora
Terrestre (Benoit 1989) y específicamente para la condición “quebrada costera” desarrollada en
Bosques Arauco en la cordillera de la Costa de la VIII y IX Región (Nahuelbuta), se presentan
cinco especies potenciales declaradas en la categoría de Rara (baja densidad o escasamente
representada), estas son: Scutellaria valdiviana, Teresa; Myrceugenia colchaguensis, petrillo de
Colchagua; Myrceugenia corraefolia, petrillo; Myrceugenia leptospermoides, macolla y
Myrceugenia pinnifolia, chequén de hoja fina. En la categoría de Peligro de Extinción se menciona
a: Berberidopsis corallina, Michay rojo, Pitavia punctata, Pitao y Gomortega keule, Queule.
A lo que se debe agregar a las coníferas Araucaria araucana y Austrocedrus chilensis como
Vulnerables a la extinción. (Tabla 2).

4. Fauna

4.1. Vertebrados
La Cordillera de Nahuelbuta también ha sido un refugio para diversas especies animales. Por
ejemplo, en la cordillera de Nahuelbuta se encuentra la única población continental reconocida del
zorro chilote o zorro de Darwin (Pseudalopex fulvipes). Este cánido es endémico de Chile y sus
mayores números poblacionales se encuentra en la isla de Chiloé, 600 km al sur de la Cordillera de
Nahulebuta. El primer ejemplar de Chiloé fue descrito por Charles Darwin por su paso por la isla
Grande en el año 1834. Sin embargo, para el Parque Nacional Nahuelbuta sólo fue descrita en el
año 1990. Mediante estudios de ADN mitocondrial se estimó que la población del zorro chilote en
Nahuelbuta se encuentra separada de la población insular desde aproximadamente 1.500 años atrás
(Jiménez & MacMahon 2004) considerando a esta población un relicto de una distribución más
amplia en el pasado.

Para el Parque Nahuelbuta y sus alrededores, en base a estudios de campo, se estimó una población
de 78 individuos para los zorros chilote habitando en el Parque Nahuelbuta y sus alrededores
(Jiménez & McMahon 2004) Este zorro, de acuerdo a antecedentes científicos y técnicos es
considerada la segunda especie de animal mas amenazada de extinción en Chile (Cofré & Marquet
1999) y fue clasificada por la IUCN como “En peligro crítico” e incluida en la Lista Roja de la
IUCN (Jiménez & McMahon 2004). En esta categoría, existen sólo 9 especies de cánidos a nivel
mundial (IUCN 2004). Spotorno (1995) reporta que la población de Nahuelbuta es vulnerable y su
futuro incierto si las actuales amenazas continúan (citado en Jiménez & McMahon 2004). Aunque

13
la especie es nacionalmente protegida dentro del Parque Nacional Nahuelbuta se han registrado
ataques de perros domésticos en contra de los pequeños zorros (McMahon, observación personal),
los cuales ocurren en particular cuando los visitantes o recolectores de piñones de Araucaria entran
al Parque con perros (Jimenez & McMahon 2004).

Entre los pequeños mamíferos que son exclusivos del centro-sur de Chile existen dos especies de
roedores de carácter ancestral que habitan en galerías bajo el dosel de los bosques: el Tunduco,
Aconaemys fuscus, es una especie propia de la cordillera de Nahuelbuta (Mann 1978) y de algunas
localidades de los Andes donde vive íntimamente asociada a los bosques de Araucarias. Allí
desarrolla toda su vida, consume piñones, los cuales guarda en galerías subterráneas bajo las
Araucarias, teniendo así reservas para el invierno, tiempo durante el cual la nieve taponea la entrada
a sus cuevas por varios meses, quedando protegido del frío y con alimento (Campos 1996). La
íntima correlación ecológica que enlaza a este roedor con las coníferas Araucaria araucana, de
primitiva y antiquísima estampa, tiende igualmente a señalar en Aconaemys una forma de naturaleza
relictual y primitiva (Mann 1978).

Otro roedor de similar anatomía y hábitos, es el Cururo del Maule o Tuco-Tuco maulino, Ctenomys
maulinus, especie endémica de Chile y de restringida distribución a algunas localidades entre la
provincia de Talca a Cautín. Pero de manera más restrictiva se ha descrito una subespecie de Cururo
del Maule, Ctenomys maulinus prunnneus, que habita solamente la cordillera de la Costa hasta el
valle central de la provincia de Malleco y Cautín. Varios autores reconocen que esta especie es poco
conocida por falta de hallazgos y estudios (Campos 1986, Muñoz-Pedreros & Yañez 2000).

Respecto a la fauna aviar nativa, ha sido reportada en el Parque Nacional Nahuelbuta y sus
alrededores una población aislada de Carpintero grande (Campephilus magellanicus). El Carpintero
grande es una de las especies mas especificas al bosque nativo ya que requiere árboles adultos vivos
o muertos (Nothofagus) para nidificar y extraer su alimento, como larvas de insectos xilófagos (ej.
Cheloderus childreni, Ch. peñai o Microplophorus sp.) (Saavedra 1998). En términos generales esta
especie ha sido clasificada como Vulnerable según el Libro Rojo de los Vertebrados Terrestres de
Chile, pero en las regiones VI a VIII esta especie está la categoría de En Peligro de Extinción
(Saavedra 1998).

Los anfibios y reptiles de Nahuelbuta poseen un alto valor de conservación.. La fauna de anfibios en
Nahuelbuta esta representada por 17 especies (33% del total nacional), incluyendo cinco especies

14
endémicas a Nahuelbuta: Alsodes barrioi, Alsodes vanzolinii, Eupsophus contulmoensis, E.
nahuelbutensis y Telmatobufo bullocki (Ortiz & Ibarra-Vidal 2005). Esta última especie es conocida
solamente en dos localidades en las zonas mas altas de la cordillera de Nahuelbuta, y es un
representante de ancestrales relaciones con anfibios de Gondwana (Pefaur 1971 en Smith-Ramirez
2004). Seis especies de anfibios alcanzan aquí su límite septentrional de distribución: Bufo
rubropunctatus, Batrachyla leptopus, Hylorina silvatica, Eupsophus roseus, E. vertebralis y
Alsodes monticola.

Los principales factores de la disminución de las poblaciones de anfibios son el drenaje o relleno de
humedales, la deforestación, la expansión de los monocultivos y la contaminación de las aguas. Un
ejemplo claro es la búsqueda de la especie Alsodes vanzolinii recolectada solamente en la localidad
de Ramadillas, la que actualmente está cubierta por plantaciones forestales y no se han producido
nuevos hallazgos de esta especie (Ortiz & Ibarra-Vidal 2005). Lo mismo es el caso de las dos
especies representativas del genero Rhinoderma, propio del bosque templado lluvioso: la ranita de
Darwin, Rhinoderma darwinii y R. rufum que fue abundantemente conocida en el Parque Nacional
Nahuelbuta pero actualmente la población de R. rufum en la provincia de Arauco está
completamente desaparecida (Formas 1995).

La fauna de reptiles está representada por nueve especies (5% del total nacional) distribuidos en
cuatro géneros y tres familias. Las subespecies de estos reptiles reconocidas en esta cordillera son
Liolaemus cyanogaster cyanogaster, Liolaemus pictus pictus y Tachymenis chilensis chilensis. A
nivel de especie ninguno de los reptiles es endémico a esta zona sino que tienen amplia distribución
en Chile centro-sur (Ortiz & Ibarra-Vidal 2005), pero la mayor concentración de anfibios y reptiles
aparece en la vertiente occidental del Parque Nacional Nahuelbuta.

Los peces de agua dulce de esta formación geológica están asociados a los ríos que atraviesan el
cordón costero o a sistemas lacustres de las cuencas costeras. A pesar de ser cuencas de pequeño
tamaño pueden albergar una alta riqueza de fauna íctica, compuesta de especies nativas, de orígenes
Gondwanícos o subtropicales y tropicales, y especies introducidas, como salmonídeos
principalmente. La alta riqueza y diversidad biogeográfica es mantenida por la diversidad de
hábitats que se forman en los ríos a lo largo del cordón montañoso, pero además por la condición
prístina (bien conservada) de las cuencas en sus partes mas altas cuando el río nace inserto en
bosque nativo (Habit & Victoriano 2005).

15
Se pueden describir tres grupos de peces de acuerdo al sector que habitan: zona de rápidos
caracterizada por Oncorhynchus mykiss, Salmo trutta (Salmónidos introducidos), Nematogenys
inermis (bagre endémico de Chile); zona media y de baja corriente con Trichomycteus areolatus
(carmelita) Cheirodon galusdae (especie asociada a especies tropicales) Galaxias maculatus
(especies de origen subantártico), Percilia irwini (endémica de Chile) Basilichhys australis
(pejerrey nativo) y Bullockis maldonadoi (bagrecito endémico) y zona media a baja, donde se
encuentra la especie Geotria australis, una de las mas importantes especies debido a su primitiva
distribución con presencia en la cordillera de la Costa y en Australia, siendo considerada en la
actualidad Vulnerable a la extinción (Campos et al. 1998).

La fauna íctica nacional presenta un alarmante estado de conservación, encontrándose casi todas las
especies en alguna de categoría de riesgo de extinción (sólo dos especies quedan fuera de Peligro,
Campos et al 1998). Por ejemplo, aún cuando la especie Diplomystes nahuelbutaensis deba su
nombre a la cordillera de Nahuelbuta, no existen evidencias de que actualmente esté en esta
cordillera costera. Uno de los factores más importantes en la merma de los peces nativos es la
presencia de peces introducidos depredadores voraces como truchas y salmonídeos en general. A
pesar de ello, aun se siguen sembrando alevines sin regulación, como el caso del lago Lanalhue,
donde se siembra pejerreyes con fines de turísticos (Habit & Victoriano 2005). Otro factor
agravante es el cambio del uso del suelo ya que la tala del bosque nativo generan modificaciones de
la calidad del agua y oferta alimenticia alóctona, así como el ingreso de contaminantes.

4.2. Invertebrados
Existe muy poco conocimiento sistematizado de la fauna de invertebrados en la Cordillera de
Nahulebuta; a continuación se menciona el conocimiento existente en algunos grupos:
a) Decápodos, la cordillera de Nahuelbuta cuenta con siete especies de cangrejos anomuros del
género Aegla que son endémicos de la cordillera de la costa, desde el cordón montañoso de
Nahuelbuta hasta el rió Bueno; ellos son Aegla concepcionensis (amenazada de extinción), A
expansa, A. bahamondei, A. cholchol, A. spectabilis, A. manni y A. hueicollensis. Dada su
distribución restringida y escasos registros, estas especies están consideradas En peligro de
extinción (Jara 2005). Recientemente una nueva especie de la familia Aeglidae (Aegla occidentalis)
ha sido descrita para el rió Tucapel, en la ladera occidental de Nahuelbuta (Jara et al. 2003).
b) Los coleópteros de la familia Cleridae se encuentran representados con 21 especies de ocho
géneros, de los cuales dos especies: Epiclines araucanus y Neopylus nahuelbutensis son endémicos
de Nahuelbuta, de ellos se tienen escasos registros (Solervicens 2005).

16
c) Por otra parte, los Hymenopteros apiformes se hallan representados por 34 especies de cinco
familias: Andrenidae, Apidae, Colletidae, Halictidae y Megachilidae, siendo las familias mas
numerosas Apidea y Halictidae (Ruz & Vivallo 2005), se estima que las especies de apiformes han
reducido considerablemente su distribución y abundancia debido al reemplazo del bosque nativo
por plantaciones, (Ruz & Vivallo 2005).

5. Priorización para la conservación de la Cordillera de Nahuelbuta

El gobierno nacional en un plan estratégico destinado a la conservación, ha designado 68 sitios


como prioritarios para la conservación a nivel nacional, uno de ellos se ubica en la quebrada de
Caramávida en la Cordillera de Nahuelbuta. La Quebrada de Caramávida es reconocida por la
comunidad científica como uno de los lugares de mayor potencial de conservación dentro de la VIII
Región, esto principalmente porque contiene extensiones importantes de bosques primarios y
secundarios que no han sido deteriorados debido al difícil acceso que esta quebrada presenta. Las
amenazas para la conservación de la quebrada son principalmente el aumento de plantaciones
forestales y la creación de redes de caminos.
Lamentablemente, existe escasa investigación científica publicada sobre el potencial de
conservación del área, por lo que para este documento se detallan a continuación los listados de
especies (flora, anfibios, reptiles, aves y mamíferos) con problemas de conservación de la Estrategia
de la Biodiversidad de la VIII Región elaborada en base al trabajo de un panel de expertos (Tabla 3
a la 7 extraídas de CONAMA 2003).

Tabla 3. Plantas con problemas de conservación presentes en la Quebrada de Caramávida


(CONAMA 2003).

Nombre común Nombre científico Estado de Conservación


Michay rojo Berberidopsis corallina En Peligro
Queule Gomortega keule (*) En peligro

17
Tabla 4. Anfibios con problemas de conservación en la Quebrada de Caramávida (CONAMA
2003).

Nombre común Nombre científico Estado de Conservación


Sapito de Darwin Rhinoderma darwinii En Peligro
Sapo de Bullock Telmatobufo bullocki Rara

Tabla 5. Reptiles con problemas de conservación presentes en la Quebrada de Caramávida


(CONAMA 2003).
Nombre común Nombre científico Estado de Conservación
Lagarto llorón Liolaemus chiliensis Inadec. Conocida
Lagartija verde Liolaemus tenuis Vulnerable
Lagartija Liolaemus pictus Vulnerable
Culebra de cola corta Tachymenis chilensis Vulnerable

Tabla 6. Aves con problemas de conservación presentes en la Quebrada de Caramávida


(CONAMA 2003).
Nombre común Nombre científico Estado de Conservación
Torcaza Columba araucana Vulnerable
Choroy Enicognathus leptorhynchus Vulnerable
Peuquito Accipiter bicolor Rara
Concón Strix rufipes Vulnerable
Carpintero grande Campephilus magellanicus Vulnerable

Tabla 7. Mamíferos con problemas de conservación en la Quebrada de Caramávida (CONAMA


2003).
Nombre común Nombre científico Estado de Conservación
Quique Galictis cuja Vulnerable
Zorro chilla Pseudalopex griseus Inad. Conocida
Puma Puma concolor Vulnerable
Güiña Oncifelis guigna En Peligro
Pudú Pudu pudu Vulnerable
Zorro chilote* Pseudalopex fulvipes Rara
*Presencia probable.

18
IV. AMENAZAS A LA CONSERVACIÓN EN LA CORDILLERA DE NAHUELBUTA

1. Cambio de uso de la tierra

En la cordillera de Nahuelbuta, como a nivel mundial (Sala et al. 2000), el cambio de uso de la
tierra es la mayor amenaza a la conservación biológica. En Nahuelbuta, el bosque templado
valdiviano se extendía hacia norte por la vertiente marítima y el bosque esclerófilo hacia el sur por
su vertiente continental y el norte de la planicie costera. Sin embargo los bosques han sido
destruidos para destinar terrenos a la agricultura, ganadería y la explotación del bosque para la
producción de madera, leña y carbón desde el período de la colonización. Mas tarde se destinó los
productos además a las labores mineras y en el área se desarrolló una agricultura y ganadería de
subsistencia que predomina hasta hoy en la vertiente oriental (Ortiz & Ibarra-Vidal 2005).

La continua transformación del uso del suelo ha provocado el creciente deterioro del paisaje de la
cordillera de Nahuelbuta. La fragmentación del bosque nativo es una de las causas del deterioro de
los ecosistemas en la cordillera de Nahuelbuta con sus efectos ya conocidos: como la disminución
de los tamaños poblacionales, aislamiento de las poblaciones e incremento de la invasión de
especies exóticas. Los bosques nativos de Chile central han sufrido de la intervención antrópica
desde los tiempos de la colonia, grandes extensiones de territorio fueron desforestadas para el uso
agrícola, para luego a mediados de este siglo, ser remplazados por las primeras plantaciones de pino
radiata. A partir de la segunda mitad de la década del 1970 incentivos gubernamentales permitieron
la expansión de las plantaciones de pino radiata especialmente sobre la cordillera de la costa.

Al deterioro del paisaje en la cordillera de Nahuelbuta se une la baja cobertura de áreas protegidas.
Dentro del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado se cuentan sólo dos áreas
para la cordillera de Nahuelbuta dentro de la IX Región: el Parque Nacional Nahuelbuta de 6.800
hectáreas y el Monumento Natural Contulmo de sólo 82 hectáreas (Ortiz & Ibarra-Vidal 2005). La
porción de cordillera de Nahuelbuta en la VIII Región no contiene ningún SNASPE, pero como
áreas complementarias se ha asignando el sector de Piedra del Águila (71 hectáreas),
inmediatamente al oeste del Parque Nacional (IX), como Área de Protección (AP) (Ibarra-Vidal et
al. 2005). Esta zona está cubierta aun por bosque nativo y tiene como objetivo preservar la belleza
escénica en el entorno del Parque Nacional. Sin embargo estas áreas son aun insuficientes para
conservar la biodiversidad de Nahuelbuta y requieren urgentemente ser complementadas con
nuevas áreas de protección.

19
1.1 Pérdida de vegetación Nativa

En las regiones VI-IX se ha producido la mas alta alteración del bosque nativo debido a los cambios
de uso de la tierra, las plantaciones de especies exóticas e incendios forestales (Neira et al. 2002)
Los originales bosques templados valdiviano y esclerófilo que cubrían la cordillera de Nahuelbuta
han ido desapareciendo desde el período de la colonización. Principalmente destruidos para destinar
terrenos a la agricultura, ganadería y de explotación para la producción de madera, leña y carbón.

En 1845 Domeyko describe la cordillera de Nahuelbuta, aún como “territorio indio” y con un
paisaje de espesas selvas combinada con “potreros” o campos que habían sido abiertos por los
conquistadores (en Ibarra 1988). En tiempos posteriores a la pacificación de los mapuches la
explotación de los recursos se hizo mas intensa y se quemaron los bosques para poder cultivar y
subsistir. Mas tarde se destinó los productos además a las labores mineras y en el área se desarrolló
una agricultura y ganadería de subsistencia que predomina hasta hoy en la vertiente oriental (Ortiz
& Ibarra-Vidal 2005).

Una vez fragmentados los bosques originales de robles, raulíes, coigües, araucarias, lengas, ñirres,
avellanos y laureles, estas formaciones vegetales quedaron postergadas sólo a las partes altas de la
cordillera y a quebradas donde debido a su inaccesibilidad no pudieron ser explotadas. A mediados
del siglo XIX se comienzan las primeras plantaciones de pino radiata. Según un análisis
palinológico (vía isótopo Pb) en la laguna Chica de San Pedro se confirma que Chile carecía de
árboles de Pinus radiata hasta que fueron introducidos por la compañía carbonífera de Lota que
estableció las primeras plantaciones comerciales de esta especie en 1885 (Cisternas & Araneda
2001).

Más allá del efecto directo de la tala y quema del bosque original la posterior y permanente entrada
de vacuno, cabras, ovejas, cerdos y conejos al bosque terminaron por destruir el sotobosque e
imposibilitar el crecimiento de los renovales del bosque nativo. A partir de la segunda mitad de la
década del 1970 los incentivos gubernamentales permitieron la expansión de las plantaciones de
pino radiata, incluso reemplazando el bosque original. Consecuentemente se produjo un incremento
en la producción de pulpa o celulosa como uno de los productos forestales principales (Neira et al
2002). El reemplazo del bosque nativo ha sido particularmente extensivo en los bosques de la
cordillera de la Costa de Chile central donde el 31% del bosque nativo fue reemplazo durante un
periodo entre 1978-1987 (Donoso & Lara 1996).

20
1.2 Fragmentación

La fragmentación del bosque nativo es una de las causas del deterioro de los ecosistemas en la
cordillera de Nahuelbuta con sus efectos a nivel de fauna como la disminución de los tamaños
poblacionales, aislamiento de las poblaciones e incremento de la invasión de especies exóticas. En
1978 Schulmeyer hace notar la clara ausencia de stands continuos de vegetación nativa en ambas
vertientes y debió utilizar los restos de flora conservada en las quebradas para realizar su estudio
fitogeográfico (descripción de vegetación en un gradiente altitudinal) (En Ibarra 1988).

La fragmentación de unidades continúas de bosque y ahora rodeadas de una matriz hostil para la
flora y fauna crean verdaderas islas de estos ecosistemas naturales, ya que los ambientes degradados
y de uso humano se constituyen en “barreras” para la sobrevivencia de las especies fuera de su
habitat. De acuerdo a Acosta (2001) en la cordillera de la Costa en las regiones VI y VII ya no
existen fragmentos de bosque nativo sobre las 5.000 hectáreas, por lo que las especies deben tener
la posibilidad de migrar o conectarse con otros fragmentos mayores de bosques nativos. En su
estudio realizado con los carnívoros zorro culpeo y huiña entre la VII y VIII región el único
remanente de bosque nativo lo suficientemente grande para proteger una población viable era el
Parque Nacional Nahuelbuta. Por ello estos remanentes constituyen un importante reservorio
genético inmerso en una matriz hostil ya sea por efectos indirectos o directos del humano (caserías,
ataque por perros, atropellos, hostigamiento, etc.).

Bustamante & Grez (1995) señalan que un fragmento de bosque que está rodeado por otro tipo de
vegetación boscosa sufrirá un efecto de borde menor que otro rodeado por praderas u otra matriz
con vegetación estructuralmente distinta. En términos de estructura, los árboles que quedan
limitando hacia los campos agrícolas o terrenos abiertos están mas propensos a quebrarse o caerse
durante temporales, así como a la invasión de plagas fitosanitarias. Por otra parte a nivel del suelo la
cantidad de luz que entra al piso del bosque en los bordes permite la germinación de especies de
malezas intolerantes a la sombra (propia de campos agrícolas) como zarzamora, aromos y retamilla,
la mayoría de las especies corresponden a colonizadoras o pioneras, típicas de ambientes
degradados que rápidamente invaden áreas abiertas y contribuyen a la formación de matorrales. De
la misma manera que la flora es afectada en los bordes del bosque, la fauna esta expuesta a los
depredadores, parásitos y animales domésticos que disminuyen sus probabilidades de sobrevivencia
o reproducción. Según el tipo de formación vegetal el llamado efecto borde puede mostrar
evidencias incluso hasta 100 metros al interior del fragmento (Murcia 1995).

21
1.3 Uso de la tierra y población rural

Actualmente ambas vertientes de la cordillera está principalmente en manos de grandes empresas


forestales y en manos de pequeños propietarios, que realizan agricultura de subsistencia. La
población de comunas con representación en la cordillera de la Costa se concentra
mayoritariamente en el sector rural (60% aprox.), de ahí que las actividades productivas más
destacadas sean la agricultura y la explotación forestal. Esta última absorbe una importante cantidad
de mano de obra, principalmente para las faenas de plantación, manejo y cosecha del bosque
(Instituto del Medio Ambiente Universidad de La Frontera). Los agricultores cultivan
principalmente el trigo, lentejas, arvejas, avena (Parra 2004).

La IX Región al año 2002 alcanzaba 869.535 personas y un 32,3% de población rural. A su vez la
VIII Región para el censo 2002 mostró 1.861.562 habitantes, con una población rural del 17,9%.
Ambas regiones con crecimiento anual sobre el 1% (1,2 y 1,55%). Sin embargo en las comunas con
representación en la cordillera de Nahuelbuta la población rural sobrepasa el 60% (www.ine.cl
2002, Inst. Medio Ambiente, UFRO) con poblaciones totales de 5.838 hab. para Contulmo, 12.868
hab. para Purén, 11.405 hab. para Lumaco, 31.270 hab para Cañete, 31.943 hab. para Curanilahue
y 7.581 hab. para Los Sauces. Así regiones con un alto porcentaje de población rural y una tasa
positiva de crecimiento poblacional como las regiones VIII y IX (1,07% a 1,55% anual) producen
un aumento de la presión sobre los remanentes de bosque nativo, ya sea por la demanda de leña o
el uso de suelos para las veranadas de animales domésticos.

2. Alteración de los Ciclos Biogeoquímicos

2.1 Erosión

A escala nacional, la superficie total de suelos erosionados alcanza a 34.490.800 hectáreas, lo que
representa un 45,5% del territorio nacional y cerca del 75% de los suelos productivos de Chile. En
la IX Región el 77% de la superficie regional (3.185,84 há) presenta algún grado de erosión: 875,1
há tienen una erosión muy severa y severa, 1.533,3 há tienen una erosión moderada y 69,537 há
presentan erosión leve.

22
En si la erosión en el país es la consecuencia directa de la degradación de los terrenos forestales por
la devastación de la cobertura vegetal, los incendios forestales y el sobrepastoreo. Además en un
territorio como la cordillera de Nahuelbuta con valores de pendientes que pueden llegar hasta un
50% gran parte del terreno ha sido categorizado de erosión muy severa (www.sinia.cl). De hecho de
acuerdo a CIREN los suelos del sector mas alto del extremo sur de esta cordillera pertenecen a la
serie llamada Nahuelbuta, variación 8, que corresponde a una topografía de cerros con 30 a 50% de
pendiente (en Parra 2004), lo cual asociado a un suelo arcilloso provoca una severa erosión y
drenaje excesivo. Desde varias décadas a la fecha que la provincia de Malleco, en la cual se
encuentran el Parque Nacional de Nahuelbuta, es una de las más erosionadas del país. Esto se debe
a que la cantidad de materiales arrastrados por las aguas hacia el mar ha aumentado desde que se
produjo la penetración colonizadora en esta región (Borgel 1984).

Por otra parte la pérdida de cobertura vegetal nativa no permite una recuperación de la materia
orgánica que sí había sido adquirida al final de una sucesión natural de bosques templados o
esclerófilo. Estudios en la vertiente occidental de la cordillera de Nahuelbuta compararon la erosión
hídrica en diferentes tipos de vegetación (Ibarra & Mancilla 1995) observándose que el
escurrimiento superficial después de una lluvia puntual (como indicador de la degradación del
suelo) fue mayor en suelo bajo plantaciones de pino insigne de 20 años que en suelo bajo renoval
nativo. Los valores arrojan una perdida de suelo de 2,7 toneladas por hectárea en plantaciones v/s
0,66 toneladas por hectárea en renoval de Roble posterior a 100 mm de precipitación (primavera
1991, Fundo Los Barros VIII Región).

Por otra parte, estudios de sedimentos en lagunas de fondo béntico-fangoso puedan dar cuenta de
periodos históricos de erosión, como por ejemplo el análisis de la laguna Chica San Pedro muestra
una tendencia general al incremento de las tasas de sedimentación durante el último medio siglo: la
tasa neta de acumulación ha variado en un orden de magnitud desde 50 gramos/m2 al año en 1880
(aprox.) a una tasa que se mantiene desde los noventa con 520 gramos/m2 al año (con pulsos entre
260 a 600 g/m2a) (Cisternas & Araneda 2001).

2.2. Problemas en el balance hídrico

El diagnóstico ambiental de 1992 (en Schmitd et al. 2004), informa sobre la grave alteración de la
red suelo-agua-vegetación de la provincia de Malleco que además del severo proceso de erosión del

23
suelo las inundaciones y sequías son causadas por alteraciones de los regímenes hídricos con la
modificación del uso del suelo y el drenaje de cuerpos de agua.

3. Extracción de especies de flora y fauna

3.1 Leña

El uso de leña como combustible domestico e industrial ha ido en aumento a medida que los
asentamientos rurales han aumentado en la cordillera de la época de la colonia. Además
actualmente las familias rurales obtienen parte de sus ingresos haciendo y vendiendo leña. Las
practicas de agricultura a pequeña escala es de muy difícil subsistencia pues no les permite
criar/cultivar y vender los productos y de acuerdo a los datos de la Municipalidad de Angol (sistema
CAS) las localidad aledañas al Parque Nacional, como Maitenrehue y Pichipehuén, trabajan
haciendo carbón y tienen que hacer entre 80-100 sacos para ganar 40 o 50 mil pesos, con todo la
perdida energética que este proceso significa y la alta demanda de madera para que signifique un
ingreso de subsistencia. El consumo urbano de carbón de la IX Región supera el consumo rural, no
así el consumo de carbón, pero ambos son suministrados por las zonas rurales. Ver tabla 8.

24
Tabla 8: Consumo de leña y carbón IX Región

Desechos (ton)
Sector Leña (ton) Carbón (ton)
Forestales Industriales

Urbano 250.528,3 5.290,7 10.307,9 10.430,6

Rural 520.680,7 25.854,7 2.636,1 6.447,1

Industrial 225.565,1 492,5 20.192,5 -

Público y Comercial 31.956,8 - 5.799,1 -

Total 1.028.730,7 31.637,9 38.935,6 16.877,7

NOTA: Desechos forestales: Residuos provenientes de la explotación del bosque: ramas,


tocones, conos, otros.
• Desechos industriales: Residuos provenientes de la transformación mecánica
(despuntes, lampazos, aserrío, corteza, virutas, otros).
• De acuerdo a CONAF IX Región (1992), el consumo anual de leña en la región
ascendía a 2.182.186 m3 de los cuales un 66,5% corresponde a nativa, de los cuales el
sector urbano consumía 1.316.698 m3 y el rural 865.488 m3.

Fuente: INFOR, 1999 en http://dis.ufro.cl/siamb/disminucion_de_flora_nativa.htm

3.2 Piñones

Desde la creación del Parque Nacional y la posterior puesta en marcha del Plan de Manejo (1974)
se registraba la recolección de piñones de araucarias entre marzo y abril en las áreas protegidas y no
protegidas. La administración de CONAF tiende a eliminar esta práctica, pero guarparques e
investigadores que han permanecido en el área durante esta temporada ven pasar de manera
pedestre o en camionetas a pobladores de áreas aledañas y desde Cañete con sacos con piñones, de
hecho se ha publicado (revista IUCN) la interacción entre zorrito chilote y perros de los recolectores
de piñones que entran al Parque durante el otoño (Alice McMahon durante su tesis, y Jiménez &
McMahon 2004).

25
4. Incendios

En Chile, el promedio de incendios forestales ocurridos en los últimos cinco años dejó un total de
38 mil hectáreas arrasadas por el fuego. De acuerdo a la información de Oficina Central de CONAF
las VIII y IX regiones acumulan el mayor número de incendios en el quinquenio de 1998-2002:
2.080 y 1.209 incendios respectivamente (para un total nacional de 5.895 eventos). Por otra parte
sólo la VIII Región representó el 26,3% del total de la superficie nacional afectada: 419.301
hectáreas de 73.528 hectáreas afectadas (Sociedad Protección Región de la Araucanía 2003)

En la temporada de verano 2005 la Octava Región-que es la que mayor cantidad de incendios


registra anualmente- registró más de 2 mil siniestros, con un incremento del 13% comparado con la
temporada anterior (artículo publicado el 16 de Diciembre 2005 el diario El Renacer de Angol).
Según las últimas estadísticas, al 11 de abril del 2005 en la Novena región ocurrieron 1.092
incendios forestales dañando una superficie total de 5.811,18 hectáreas, lo que incluye tanto
sectores productivos como también matorrales, pastizales, desechos u otros. De esta cifras, el 78%
(4.535,52 hectáreas) corresponden a siniestros que se produjeron en la Provincia de Malleco y el
22% restante (1.275,66 hectáreas) corresponde a la Provincia de Cautín. Respecto a las pérdidas y
cantidad de hectáreas quemadas por incendios forestales durante esta temporada significaron
pérdidas para la Novena Región por cerca de 10 mil millones de pesos (Sociedad Protección Región
de la Araucanía 2003).

En la cordillera de Nahuelbuta durante el verano del 2005 alrededor de 2.000 hectáreas de


plantaciones, matorral y bosque nativo fueron quemadas. El fiscal jefe del Ministerio Público de
Angol confirmó que de acuerdo a peritajes de Conaf y Carabineros el origen de este devastador
incendio se produjo en el sector de la Piedra Mesa, en la vertiente oriental de la cordillera y camino
al Parque Nacional Nahuelbuta. El problema es cómo prevenir estos siniestros en un sector tan
amplio y de acuerdo a los resúmenes estadísticos de la Sociedad de Protección de la Araucanía,
SPA, (periodo noviembre 2002-abril 2003) en el 42,6% de los eventos la causa del incendio forestal
fue el “uso de fuego por transeúntes” y en un 34,3% por “quema ilegal de desechos agrícolas”.

26
5. Introducción de especies exóticas

Para los objetivos de conservación la sola presencia de ejemplares de especies con problemas de
conservación dentro de una área natural (parques, reservas, forestales, etc.) no asegura su
sobrevivencia poblacional a largo plazo. Existen varios procesos al azar dentro de cada población
asociados a un numero bajo de ejemplares reproductivos (Mella et al. 2002) y diversos riesgos de
origen antrópicos en esta región que pueden continuar con la merma de las especies. Entre algunos
podemos mencionar; la presencia de animales domésticos, como ganado y perros, y silvestres
introducidos en el bosque nativo que se traduce en la posible transmisión de enfermedades hacia los
animales silvestres (Povilitis 1998), los perros ejercen una presión de depredación sobre pudúes y
zorros chilote (McMahon observación personal) y todas las especies exóticas modifican el hábitat o
depredan sobre la fauna nativa directamente, por ejemplo roedores. Recientemente Lobos et al.
(2005) han reportado la presencia de Rattus norvegicus en el área del Parque Nacional Nahuelbuta,
cuya presencia había sido registrada por guardaparques y trampeos anteriores ya en 1994 (E.
Elgueta observación personal). Esta especie invasora presenta características de alta agresividad,
siendo altamente exitosa frente a otros múridos (Mus musculus y Rattus rattus) al menos hasta la
latitud de la IX región de Chile. En islas oceánicas la extinción de reptiles, aves y roedores
endémicos ha sido atribuida al impacto de las ratas introducidas (Amori & Clout 2002) y el daño
más ampliamente reportado de Ratus sp. ocurre sobre adultos, huevos y crías de aves nidificando en
galerías, grietas o directamente en el suelo, llevando a la extinción local de algunas aves insulares
(Hobson et al. 1999, Fitzgerald & Gibb 2001, Penloup et al. 1987).

27
5.1 Ganadería

Hacia 1932 cuando se propone la creación de un Parque Nacional en las cumbres de la cordillera de
Nahuelbuta (por el Dr. D. Bullock) se tenía evidencias del uso de los bosques para el pastoreo
intensivo durante las “veranadas” entre otra de las explotaciones del bosques, pero a pesar de la
implementación de esta área protegida se continuó con el sistema de arriendo de veranadas a
particulares dentro de la Reserva en el sector de Vegas Blancas práctica que aun es difícil de
controlar en especial si son los propios vecinos del Parque los que suministran la leña para las
familias de guardaparques.

La creación e implementación de un plan de manejo en el Parque Nacional Nahuelbuta en el año


1974 refleja en parte la calidad del ecosistema en toda la cordillera a esa época y se hace notar que
aun persisten las practicas de aprovechamiento maderero y/o ganadero dentro del Parque, señalando
que “existe entrada ilegal de vacunos, pero no se efectúa ningún tipo de alteración sobre ecosistema
excepto la recolección de piñones entre marzo y abril aun cuando esta practica tiende a ser
eliminada”.

5.2 Plantas exóticas invasoras

La matriz que rodea los remanentes de bosque nativo de la Cordillera de Nahuelbuta contiene un
número y densidad elevada de especies introducidas. La mayoría de estas especies son de hábito
herbáceo y arbustivo, y de origen europeo naturalizadas en el sur de Chile. Muchas de estas
especies deben su éxito al clima favorable, a la alta capacidad de reproducción, la ausencia de
enemigos naturales, malas prácticas de cultivos y a su fácil adaptación a las condiciones creadas por
el ser humano (Matthei 1995). Las praderas que son mantenidas como tal para el pastoreo, también
contribuyen con propágulos de especies invasoras a los remanentes de bosque nativo o matorrales.
Entre las especies más frecuentes y con mayor abundancia se encuentran Teline monspesulana,
Cytisus striatus y C. scoparius, Acacia dealbata. Las tablas fitosociológicas de trabajos botánicos y
ambientales realizados en la cordillera de Nahuelbuta (Parra 2004, Navarrete 2004, Antivil 2004)
muestran a Rubus ulmifolius (zarzamora) como la especie con mayor valor de importancia.
También, es posible que las especies cultivadas como Pinus radiata puedan adquirir características
de invasoras en ciertos rangos edáficos y climáticos (Bustamante & Simonetti 2004).

28
El problema con las especies de plantas introducidas parece estar limitado a zonas perturbadas por
la acción del hombre (orillas de caminos, áreas de cosecha, etc. ver Pauchard y Alaback 2004). Sin
embargo, el creciente uso intensivo del suelo para plantaciones forestales favorece la expansión de
muchas de estas especies, que incluso se convierten en malezas perjudiciales para el cultivo forestal.
En bordes de bosques nativos adyacentes a plantaciones es altamente probable que se produzcan
invasiones después de las cosechas, cuando se hacen disponibles los recursos para estas especies
que tienen, en general, ventajas competitivas.

5.2 Fauna exótica

A nivel de fauna la introducción de salmonídeos han alterado la fauna ictica dulceacuicola nativa de
frágil ecología (Campos 1973). Las especies introducidas como Oncorhncus mykiss y Salmo trutta
consumen potencialmente a las especies nativas de la región como Trichomycterus areolatus,
Diplomystes nahuelbutaensis y Percilia irwini particularmente importantes por su abundancia en
los ríos de Chile central (Campos 1973). En esta dirección, la Municipalidad de Angol anunció para
el año 2006 la puesta en marcha de un ambicioso y novedoso programa de construcción de
pisciculturas en la cordillera de Nahuelbuta, orientadas específicamente a la diversificación
productiva de los pequeños campesinos cuyos ingresos mensuales no superan los 60.000 pesos. Lo
cual debiera ser factible en la medida que las aguas mantengan las condiciones para dicho cultivo.
Pero se debe controlar si esta línea desarrollará solo el alevín y posterior venta o engorda hasta
trucha comestible pues la fuga de juveniles y adultos, de voracidad reconocida, representa un serio
daño para peces, anfibios y moluscos nativos de ríos abajo.

Además, es necesario monitorear la introducción de otros vertebrados. Por ejemplo, existe un


potencial impacto negativo de los caninos frecuentemente liberados en zonas urbanas que pueden
tener un efecto en las poblaciones de mamíferos como el Pudú. Del mismo modo, la introducción de
especies para cotos de caza podría afectar la biota. Ejemplos de ello son los cérvidos y los jabalíes
(Sus scrofa) introducidos en la zona sur de Chile.

6. Efecto del Cambio Climático Global

El cambio climático global podría tener consecuencias devastadoras para ambientes altamente
fragmentados. La distribución de la vegetación a lo largo y ancho de Chile es como ha sido
determinada por las condiciones climáticas que les permiten o no crecer, así cada región geográfica

29
tiene una biota que la representa. Por otro lado, la mayoría de las áreas protegidas son delimitadas
tratando de abarcar los recursos naturales a preservar, los límites políticos siguen la forma de la
distribución de la biota en particular. El problema surgiría en uno de los efectos reconocidos del
calentamiento global que es la modificación de la intensidad y duración de lluvias y periodos de
sequía, (en particular con el aumento de la desertificación). Si isolineas de temperatura, humedad o
precipitación se desplazan, la flora dentro del área protegida o fragmento aislado no sería capaz de
emigrar hacia condiciones favorables ya que estaría rodeada de una matriz hostil. Es por ello, que la
conectividad de fragmentos podría compensar, al menos en parte, los efectos de un posible cambio
climático, permitiendo el movimiento de las especies (migración) hacia ambientes adecuados.

Otro efecto indirecto del cambio climático es el aumento del régimen de fuego. El secano costero de
la VIII Región a sufrido de hasta dos años seguidos de sequías en la ultima temporada, y
temperaturas de 390C se han registrado en la IX Región en los veranos de 2004 y 2005. Además, de
confirmarse los aumentos de temperaturas, en temporadas de quemas aumentan las probabilidades
de incendios descontrolados que ya ha la fecha han arrasado con una importante extensión de
bosques de Araucarias en la cordillera de los Andes de la región.

7. Escasez de recursos para la conservación y pobreza de las comunidades locales.

7.1. Escasez de Áreas Protegidas y de Recursos para Su Manejo

La VIII región donde la mayoría de las plantaciones se concentra contiene solamente 17.624
hectáreas de bosque nativo (“frontier forest”) de las cuales el 80% no está bajo ninguna protección.
Sin embargo, una parte importante de estos bosques se encuentran en manos de empresas forestales,
lo que abre nuevas oportunidades para su conservación. En la Cordillera de Nahulbuta, existen sólo
tres unidades del SNASPE con un total de aproximadamente 7 mil ha. Esta superficie representa
sólo un 0,7% de la superficie total estimada de la Cordillera de Nahuelbuta (930 mil ha).

No sólo existen pocas áreas protegidas, sino también los recursos para su manejo son escasos.
Cifras de CONAF indican que se gastan en promedio sólo $0,3 dólares por ha en Chile. Esta falta
de recursos redunda en una inadecuada cantidad de guardaparques. Muchos de los cuales, no
cuentan con la capacitación adecuada para enfrentar la protección del patrimonio biológico. Ante
las restricciones que presenta el sistema estatal de protección de áreas silvestres, el aporte privado
podría constituir una buena alternativa ya que permitiría captar financiamiento para aumentar la

30
cobertura del sistema de áreas protegidas en aquellas zonas actualmente deficitarias, fuera del
SNASPE posibilitando nuevas vías de desarrollo y modalidades de financiamiento del sistema
(Iriarte et al. 1992; Weber 1992 Pauchard y Villarroel 2002).

7.2. Presión de la Población Rural sobre los Recursos Nativos

Las comunas con alguna representación en la Cordillera de Nahuelbuta superan los índices
nacionales de pobreza (23,7% de pobres e indigentes) con valores que van desde un 47% para la
comuna de Purén a un 26% en Contulmo (eg. Lumaco un 39%, Curanilahue 36%, Cañete 40% y
Tirua 46%). Muchas de estas familias de campesinos no superan el ingreso promedio familiar de 60
mil pesos mensuales (Fuentes sistema CAS Provincia de Malleco) y tienen que subsistir en base a
los recursos naturales disponibles. Así por ejemplo en Temuco el kilo de piñones fluctúa entre 600
y 800 pesos (aun cuando los precios de compra son relativos en función de la calidad del producto y
el volumen que lograron recolectar). Esto parece transformarse en un círculo vicioso pues las
comunas más pobres alcanzan niveles de desertificación graves (www.sinia.cl) Esto es peor aún
para las reducciones mapuche (Ej. Lumaco. Parra 2004), pues dadas las condiciones materiales de
la subsistencia mapuche allí (propiedades extremadamente pequeñas de topografía difícil), la
explotación intensiva de los suelos ha terminado profundizando la degradación de los mismos.

31
V. REDES DE CONSERVACIÓN: MÁS ALLÁ DE LAS ÁREAS PROTEGIDAS

1. Redes de Conservación

El actual sistema de áreas protegidas de Chile (Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del
Estado, SNASPE), instaurado en nuestro territorio desde el año 1984, ha sido la principal
herramienta para poder proteger la biodiversidad de nuestro país (Pauchard & Villarroel 2002). En
este sentido, si bien han cumplido parcialmente su rol, el énfasis se ha dado en la protección de
especies emblemáticas, paisajes singulares, o simplemente disponibilidad de territorios para la
conservación (Pauchard & Villarroel 2002). La consideración de la biodiversidad y las últimas
tendencias enfocadas a la conservación de los procesos ecológicos y del funcionamiento del paisaje
(ej: Noss, 1993, Franklin, 1993; Nott & Pimm, 1997) han sido poco atendidas. De este modo, las
áreas protegidas del estado se presentan como un conjunto de islas no interconectadas, y afectadas
por los procesos antrópicos que ocurren fuera de sus límites. Este aislamiento e influencia negativa
de la matriz no permitiría el normal funcionamiento de los procesos ecológicos, especialmente a la
escala de paisaje, dejándose de lado un objetivo principal que es no solamente conservar la riqueza
de especies, sino también mantener su dinámica natural de forma sostenible incluyendo la
conservación de sus hábitats y de los procesos ecológicos que requieren para su supervivencia
(Knuffer, 1995).

Los sistemas de conservación que incluyen redes de conservación con componentes públicos y
privados son una alternativa viable para complementar el actual SNASPE (Pauchard & Villarroel
2002; Lara et al. 2003). Las redes de conservación no sólo persiguen la conservación de elementos
singulares, sino del conjunto de procesos ecológicos que operan en el paisaje, de los bienes y
servicios ambientales (Múgica et al.2002). De esta manera, las áreas protegidas privadas surgen
como una positiva ayuda para el establecimiento de redes de conservación conectadas. Por ejemplo,
si integramos áreas sometidas a un manejo agropecuario o forestal tradicional a un plan regional de
conservación podremos aumentar notablemente el área y el número de especies protegidas. Estas
áreas bajo uso podrían ser sujetas a una protección y apoyo económico y legal comparable a las
áreas protegidas (Allen et al.2006).

32
2. ¿Cómo se define una red de conservación?

Una red de conservación se define como uniones de sitios cuyo rol es el de complementar y
mantener la integridad ecológica y la conectividad de los procesos ecológicos existentes entre sitios
naturales, con el fin de poder proteger de la mejor manera posible a la biodiversidad existente,
desde los organismos microscópicos hasta los grandes mamíferos. En otras palabras, se define como
sitios protegidos interconectados a través de nodos. Donde estos nodos pueden estar formados por
sitios forestales, agrícolas o naturales, de valor biológico. (Figura 3).

Figura 3. Esquema de una red de conservación. Se muestran las áreas protegidas interconectadas a
través de corredores biológicos, rodeadas de una matriz forestal y otra agrícola.

33
3. Los beneficios de una red de conservación

Las redes de conservación ayudan a mantener los procesos naturales del ecosistema que
proporcionan a la sociedad bienes y servicios relacionados con la regulación de ciclos y procesos
que dan soporte a la vida. Algunos de estos procesos son el ciclo hidrológico, el flujo de energía y
la organización trófica del ecosistema, los ciclos biogeoquímicos y la transferencia de nutrientes, la
dinámica de poblaciones y la interacción entre especies la sucesión ecológica y la autoorganización
de los ecosistemas, las fluctuaciones y el régimen de perturbaciones naturales, los procesos de
dispersión de propágulos y la migración de especies. (Múgica et al. 2002).

Entre los bienes y servicios derivados del funcionamiento de los ecosistemas naturales se pueden
destacar la regulación de la composición de gases atmosféricos, del clima, del ciclo hidrológico, el
control de la erosión, la formación del suelo, la regulación de los ciclos de nutrientes, la
polinización, el control biológico de poblaciones, el mantenimiento de la diversidad biológica, el
almacenamiento y suministro de agua, la producción de alimento y materias primas, así como el
espacios para el desarrollo de hábitat humano, para el recreo y la cultura (Cairns, 1996 en Múgica et
al. 2002).

En consecuencia su función es mantener los flujos entre poblaciones de distintos espacios naturales
protegidos y representar la diversidad de especies y ecosistemas de la región como resultado de las
singularidades recogidas en cada espacio natural protegido (Múgica et al. 2002). Siendo entonces el
objetivo final el garantizar el funcionamiento de los procesos ecológicos básicos en el conjunto del
territorio (Noss, 2000).

Los flujos de materia, energía e información que tienen lugar en el paisaje pueden deberse a
factores físicos (viento, corrientes de agua), o a la propia movilidad de los animales (aparte de los
flujos debidos directamente a la acción humana). A veces los flujos se producen de manera difusa
(e.g. viento), bien en todas direcciones o bien siguiendo un gradiente ambiental.

La formación de redes de conservación también aumenta la conectividad entre las áreas protegidas
permitiendo el intercambio genético de especies, funcionan como corredores biológicos “continuos”
o “a saltos” entre áreas protegidas y fragmentos que no se encuentran en la red de protección,
manteniendo la interacción entre los sitios, funcionan como un área “buffer” o de amortiguación
sirviendo como zonas que protegen la zona principal y no necesariamente presentan un valor

34
biológico, además permite la incorporación de sitios prioritarios y el aumento de la superficie
protegida.

4. Diseño de una red de conservación

Una red de conservación debe contar con unidades que alberguen ecosistemas íntegros (ecosistemas
primarios, ecosistemas de alta madurez y diversidad, aún siendo secundarios) acompañadas por una
serie de áreas con continuidad física o funcional con un papel relevante para albergar ecosistemas
naturales o seminaturales. Se suelen denominar zonas de amortiguación o transición aunque su
papel preferente no sea siempre necesariamente este. Estas zonas habitualmente alcanzan altas cotas
de biodiversidad debido a su heterogeneidad paisajística y son frecuentemente gestionadas como
sistemas agrosilvopastorales extensivos.

Cuando las condiciones de naturalidad del territorio se alteran a causa de la urbanización o la


agricultura intensiva, tiene sentido asegurar la conexión entre poblaciones mediante la creación o
mantenimiento de corredores biológicos que aseguren la dispersión o migración de una especie y la
conectividad funcional y ecológica entre sitios (Sieving et al. 2000; Múgica et al. 2002). Para ello
es necesario definir los objetivos que se pretenden alcanzar y definir un sistema de indicadores
objetivamente verificables, que permitan establecer un procedimiento de evaluación sistemático y
aplicable al conjunto del territorio. La evaluación es el proceso por el cual se asignan valores a
diferentes porciones del territorio. La asignación de valores a los criterios es un requisito
imprescindible e implica un juicio: qué es mejor y qué es peor. Los valores vienen determinados por
la sociedad, por sus necesidades, expectativas, preferencias, etc. El conocimiento científico debe
aportar argumentos sobre los que justificar esos valores. (Múgica et al. 2002). Los criterios más
utilizados han sido la representatividad, rareza, endemicidad, etc. de los distintos tipos de
ecosistemas, ambientes, hábitats o especies. Estos serán abordados en el próximo punto.

En este sentido entonces, es el de establecer prioridades para lograr la conservación de la diversidad


biológica. Según Primack et al. 2001 pueden usarse los siguientes tres criterios para establecer las
prioridades de conservación:
a) Especies únicas: Una comunidad biológica compuesta fundamentalmente por especies endémicas
raras tiene mayor prioridad de conservación que una dominada por especies de amplia distribución.
Las especies taxonómicamente únicas, que constituyen los únicos representantes de su género o

35
familia, tienen mayor valor de conservación que aquellas especies que pertenecen a géneros o
familias que incluyen numerosas especies (e.g. el Queule Gomortega keule). La población única de
una especie que tiene características genéticas inusuales que las distinguen de otras poblaciones de
la misma especie tendrá mayor prioridad para la conservación que una población más típica.
b) Grado de amenaza: Las especies en peligro de extinción y las comunidades biológicas
amenazadas con la destrucción inminente también tienen prioridad.
c) Utilidad: Las especies con valor actual o potencial para los humanos tienen mayor valor de
conservación que las especies que no tienen un uso evidente para las personas

Otro problema a resolver es el determinar el tamaño de las reservas. Los investigadores que trabajan
con los modelos de biogeografía de islas (MacArthur & Wilson, 1967) han propuesto algunas
respuestas a estas interrogantes. La teoría de islas estudia la influencia del aislamiento (distancia a
otros fragmentos o hábitats) y el tamaño de los fragmentos en la riqueza y composición de especies,
considerando la colonización y extinción como procesos fundamentales. El tamaño y la forma de
los fragmentos condicionan en gran medida las posibilidades de mantener ciertas poblaciones. Así,
cuanto menor sea la superficie del fragmento, más vulnerable será a los agentes externos y más
acusado será el efecto borde. Mientras que en el interior de los fragmentos grandes se dan unas
propiedades y características internas del fragmento, en aquellos en los que la superficie es reducida
los efectos y tensiones de la matriz se reflejan en el interior del mismo, por lo que las especies de
interior se ven altamente perjudicadas en beneficio de aquellas que habitan las zonas fronterizas o
ecotonos (Primack et al. 2001). Sin embargo, las reservas naturales pequeñas y bien manejadas son
valiosas, particularmente para la protección de muchas especies de plantas, invertebrados y
pequeños vertebrados (Shafer, 1995).

En fragmentos de mayores superficies de hábitat se espera que las poblaciones sean más numerosas
y con mayores posibilidades para superar las posibles alteraciones o extinciones locales. Los
fragmentos alargados y delgados tienen proporcionalmente mayor longitud de borde (perímetro)
que aquellos que tienen formas cuadradas o redondeadas. En estas últimas formas es más probable
que el interior del fragmento mantenga sus condiciones internas y los efectos de la matriz queden
restringidos al borde del mismo.

La explicación gráfica de los conceptos básicos en la selección de reservas se muestra en la figura 4,


tomada de Primack et al. 2001 se explica como se pueden diseñar áreas protegidas como islas en un
“océano de hábitats transformados” por los seres humanos. Como se observa en la figura siempre es

36
Figura 4. Principio para el diseño de reservas basados en el modelo biogeográfico de islas.
Modificado de Shafer (1997 en Primack et al. 2002).

37
mejor mantener la conexión entre reservas, ya sea a través de pequeños parches, presencia de
corredores, y una red interconectada de reservas, que aseguren la comunicación entre individuos. La
aplicación práctica de estos principios es todavía materia de discusión, pero en general se acepta
que los diseños de reservas ilustrados en el lado derecho de la figura son mejores que los del lado
izquierdo. Aunque no existe aún un consenso, el tamaño “ideal” de una reserva depende de los
grupos de organismos en consideración y otras circunstancias ecológicas e históricas (Soulé &
Simberloff, 1986)

5. Análisis de GAP

Una manera de evaluar la efectividad de los programas de conservación de ecosistemas es


contrastar las prioridades de biodiversidad con las áreas protegidas existentes y propuestas (Church
et al., 1996; Scout y Csuti 1996; Woinarski y Price, 1996). Este tipo de análisis se denomina
análisis de GAP o de vacíos, y permite identificar sitios que deberían estar protegidos pero que no
están adecuadamente representados en las redes de conservación. Los análisis GAP se
complementan con los sistemas de información geográfica (SIG), que proveen una herramienta
tecnológica reciente para el análisis de gap, permitiendo analizar de forma integral los movimientos
y distribución de las especies, los patrones geográficos de los tipos de vegetación, clima, suelos,
topografía, geología e hidrología (Figura 5). Esto permitiría inclusive seguir el comportamiento de
las poblaciones y en su momento modificar la extensión, forma o ubicación del área protegida.
En resumen un análisis gap es una superposición de imágenes en el tiempo, que puede
revelar patrones de fragmentación y destrucción del hábitat que requieren atención urgente, detectan
correlaciones entre elementos abióticos y bióticos del paisaje y ayudan a la planificación de sitios
protegidos que incluyan diversidad de los ecosistemas, sugiriendo sitios de búsqueda de especies
raras (Primack et al.2001)

38
Figura 5. La superposición de los mapas de distribución de tipos de vegetación, de tres especies de
animales amenazadas y de las áreas protegidas permite identificar aquellos sitios que requieren ser
protegidos. La especie A se encuentra bastante protegida en una reserva, la especie B está protegida
en un pequeño sector de la otra reserva y la especie C se encuentra completamente fuera de las áreas
protegidas (según Scott et al., 1991)

6. Modelos y algoritmos para la selección de reservas

En las últimas dos décadas, se ha popularizado la utilización de algoritmos en la selección de


reservas, estos son modelos matemáticos que se utilizan como una técnica de optimización que
selecciona redes de reserva basándose en datos empíricos (Prendergast et al. 1999; Cabeza &
Moilanen, 2001; Siitonen et al. 2002; Gaston & Rodrigues 2003). La finalidad de estos algoritmos
es identificar una red de reservas que incluya la cantidad requerida de todos los elementos de
biodiversidad valorados (e.g. especies) y minimizar el costo (número de sitios, área, costo real) de

39
la red de reservas (Cabeza & Moilanen, 2003). Sin embargo, pocos son los ejemplos de aplicaciones
reales de algoritmos en el diseño final de las redes de reservas, sirviendo más como una guía que
como un criterio ejecutor 8. (Pressey & Cowling, 2001).

La mayoría de los algoritmos utilizados en la selección de reservas usan una única fotografía
instantánea de datos, enfocados en una única representación, y asumen que no existe una dinámica
espacio-temporal (Cabeza & Moilanen, 2003). Por lo tanto, la dinámica de la población espacial ha
sido prácticamente ignorada por los investigadores en la selección de reservas (Cabeza & Moilanen,
2003; Cabeza et al., 2004). Por ende, los índices de patrones espaciales son inciertos porque la
calidad del hábitat es heterogéneo dentro de cada parche, y los gradientes varían dentro de
diferentes estados de la historia de vida de los organismos, con sucesión ecológica y seguida de
perturbación (Fox & Fox, 2000). Esto quiere decir que la selección de reservas va más allá del
momento exacto en el que se toman los datos, sino que es toda una dinámica de procesos
ecológicos. En la tabla 9, adaptada de Burgman et al. (2005), se resumen algunos de los modelos de
patrones de paisaje que constituyen formas abstractas de representar el paisaje biológico.

Los diferentes algoritmos nos permiten trabajar al nivel de conservación que uno se plantea, por
ejemplo, existen algunos que seleccionan sitios muy juntos para la persistencia de metapoblaciones,
otros trabajan con datos de presencia/ausencia, e incluso algunos incorporan atributos comerciales
como la disponibilidad de tierra. Una de las ventajas de los algoritmos es que están siendo
continuamente refinados, pero por lo mismo presentan grandes problemas computacionales para
desarrollar en muchas de las oportunidades sofisticados modelos matemáticos. Además a pesar de
que los algoritmos llevan años de desarrollo y se han mejorado sustancialmente sus aproximaciones,
el impacto en la práctica de la planificación de la conservación ha sido mínimo (Pendrergast et al.
1999). Sin embargo, en zonas con un bajo nivel de información tanto biológica como de los
componentes ambientales del sistema, se requiere flexibilizar el uso de estos algoritmos (Gaston &
Rodrigues 2002). En paisajes altamente fragmentados, se recomienda el uso de múltiples estrategias
de selección de reservas, dadas las limitaciones y poca flexibilidad para conservar las áreas
remanentes (Arzamendia & Giraudo 2004; Rothley et al., 2004).

40
Tabla 9. Modelos de patrones de paisaje

Tipo de modelo de Consideraciones


Datos
patrón de paisaje ecológicas
Discontinuidad de
forma, matriz
hábitat/ no hábitat
inhabitable, hábitat es
Isla (para todas las
estático e idéntico
especies)
para todas las
especies
Discontinuidad de
Hábitat/no hábitat, forma, matriz
Parche-Matriz- vías de dispersión inhabitable, hábitat es
Corredor (para todas las estático e idéntico
especies) para todas las
especies

Grados de
Hábitat estático e
disponibilidad de
Diversidad de hábitat idéntico para todas
hábitat, vías de
las especies
dispersión

Las especies
Datos
responden al
medioambientales,
medioambiente como
Concepto de conocimiento de la
gradientes de
gradiente respuesta de las
patrones a diferentes
especies al
intensidades
medioambiente
(resoluciones)
Hábitat es
Variables
determinado por
Dominio medioambientales
combinaciones
medioambiental ecológicamente
definidas de
relevantes
medioambientales.

7. Conformación de una red de conservación

A continuación se mostrarán tres marcos generales tomados de la literatura y que indican los
criterios que se utilizan para la creación de redes de conservación. El primero está tomado de
Pressey & Cowling (2001) el cual muestra los pasos generales desde la identificación de las metas
de conservación hasta la mantención de las áreas propuestas, representando una pauta general a
seguir. El segundo caso corresponde al propuesto por Bennet (1991) donde se muestran los
principios a utilizar para el desarrollo de la red de conservación Europea, presentando los aspectos

41
más importantes a considerar en la creación de un área protegida y describiendo brevemente su
función. También se considera la importancia de la sociedad en la creación y mantenimiento de los
sitios. Finalmente se presenta la propuesta de Noss (2003) cuyo marco conceptual se aplica en un
proyecto en los Estados Unidos. Es una lista de criterios mucho más exhaustiva que las anteriores,
que pretende hacer de la creación de reservas un trabajo sistemático y replicable.

Los criterios de planificación de conservación según Pressey & Cowling 2001, muestran las bases
conceptuales y prácticas para una efectiva planificación de la conservación (Cuadro 1).

Cuadro 1. Cuatro mayores escenarios de planificación de conservación con algunos ejemplos de


tareas y decisiones en cada estado.a Modificado de Pressey & Cowling 2001.

(1) Identificar las metas de conservación para el planeamiento de la región


Grupo cuantitativo de objetivos de conservación para las especies, tipos de vegetación, o otras
características (e.g., al menos tres ocurrencias de cada especies, 1500 ha de cada tipo de vegetación,
o objetivos específicos adaptados para las necesidades de conservación de las características de los
individuos). A pesar de esto, hay una inevitable subjetividad en su formulación, el valor de dichas
metas es que sean explícitas.
Un grupo de objetivos cuantitativos para un tamaño mínimo, conectividad, u otros criterios de
diseño.
Identificar los objetivos cualitativos o preferencias (e.g., como hacerlo posible, nuevas áreas de
conservación deberían tener una mínima perturbación previa de pastoreo o extracción de madera).
(2) Revisión de las áreas de conservación existentes (análisis gap)
Medir la eficacia con la cual se han alcanzado los objetivos en las áreas de conservación existentes.

(3) Seleccionar áreas de conservación adicional (algoritmos)


Observas las áreas de conservación establecidas como “apremios” o puntos focales para el diseño de
un sistema expandido de áreas de conservación.
Utilizar algoritmos para identificar conjuntos preliminares de nuevas áreas de conservación a
considerar por los empresarios para adicionarlas a las áreas ya establecidas. Alternativamente, usar
un sistema de soporte-decisión para permitir a las empresas y otros auspiciadores el diseño de un
sistema expandido que lleve a cabo las metas de conservación regional sometidas a apremios.

(4) Implementar acciones de conservación


Decidir de la manera más apropiada o factible el manejo para ser aplicada a áreas individuales
(algunas aproximaciones del manejo deben ser postergadas de la opción preferida).
Si una o más áreas seleccionadas muestran una degradación inesperada o dificultad para la
protección, retornar al escenario 3 y observar las alternativas.
Decidir en lo relativo la sincronización del manejo de la conservación cuando los recursos son
insuficientes para implementar todo el sistema en un corto plazo (usualmente).

(5) Mantención de los valores requeridos de las áreas de conservaciónc


a
Adaptado de Pressey & Logan (1997); para la discusión ver Margules & Pressey (2000).

42
La utilización del concepto de red ecológica en el contexto europeo se ha extendido a partir de la
celebración de la conferencia internacional de Maastricht en 1993, donde se aprobó la iniciativa
EECONET (European Ecological Network) con objeto de desarrollar una estrategia paneuropea de
conservación de la naturaleza. La iniciativa EECONET propone cinco principios básicos (ver
cuadro 2) según los cuales la red de conservación estaría constituida por zonas o áreas núcleo,
habitualmente lugares poco alterados, que mantienen unas condiciones de naturalidad altas y que
además son claves para el funcionamiento de los procesos ecológicos básicos (zonas de recarga de
acuíferos, cabeceras de cuencas, etc.), además de por lugares que deban ser sometidos a un proceso
de restauración o recuperación y que tengan un valor potencial para la red, y por otros lugares
donde los usos tradicionales extensivos sean compatibles con la conservación de importantes
valores naturales.

Cuadro 2. Principios propuestos en el marco de EECONET para el diseño de una red de


conservación (Bennett, 1991).

1. La red debe recoger los lugares de mayor importancia para la conservación de la diversidad
biológica y paisajística.
El concepto actual de diversidad biológica supone abordar las escalas de especie, comunidad, ecosistema
y paisaje para tener una buena representación de la variabilidad y abundancia de la vida sobre la tierra.
La conservación de los lugares con mayor importancia por la riqueza de especies y hábitats es el objetivo
de la Directiva de Hábitats. La “Estrategia Pan-europea para la diversidad biológica y paisajística”
amplía su perspectiva hasta la escala de paisaje.

2. La red debe garantizar el mantenimiento de los procesos ecológicos y la conectividad del territorio.
Se debe evitar la creación de núcleos aislados procurando el mantenimiento de los procesos ecológicos y
la conectividad del territorio. Además de las “zonas núcleo”, los elementos constituyentes de la red
serían los corredores, las áreas de amortiguación y las áreas a restaurar. Según este principio, los
principales elementos son:
• Corredores que garanticen la conectividad. Tras identificar las principales barreras o niveles de
fragmentación, es preciso definir los corredores, en principio estructuras lineales y continuas como
ecosistemas ribereños, sistemas tradicionales de delimitación de campos de cultivo, etc., o puntos de
paso, como charcas, pequeños bosques, etc., que mejoren el funcionamiento de los sistemas naturales.
• Áreas de amortiguación. El objetivo es garantizar la conservación de la red de influencias externas
adversas, como los procesos de contaminación o los cambios hidrológicos.

43
Cuadro 2. Continuación.

• Áreas a restaurar. Aquellos elementos del ecosistema, hábitats o paisajes de importancia para la
funcionalidad de la red que por su grado de alteración necesiten ser rehabilitados.

3. La red de conservación debe estar integrada en la planificación del territorio.


No en todos los casos la solución ideal consistirá en la aplicación de una figura convencional de
protección de la naturaleza. Acciones decididas a favor de la conservación en la ordenación de distintos
sectores económicos pueden tener un papel decisivo, por lo que cobra especial relevancia la
coordinación entre los planes de acción para la conservación con los sectores socioeconómicos. En
especial los que más interaccionan con la diversidad biológica y paisajística: agrícola, forestal, turístico,
energético, industrial y transporte.

4. La red de conservación debe fomentar el desarrollo sostenible.


Hacer compatible la conservación de la naturaleza con el uso del territorio y el desarrollo
socioeconómico es uno de los principales retos planteados en todos los países. La teoría económica ha
contribuido a la valoración de los espacios naturales al desarrollo sostenible con conceptos como el valor
de no uso o los beneficios económicos indirectos:
• Sostenimiento de procesos ecológicos de interés económico (ciclo del agua, prevención de la erosión,
etc.)
• Conservación de ecosistemas, especies y paisajes que reciben una alta valoración social (existencia de
especies emblemáticas o parajes singulares)
• Fijación de la población a través del desarrollo de actividades ligadas a los productos de calidad y al
turismo cultural

5. La eficacia de la red de conservación requiere el respaldo de un marco jurídico adecuado.


No todos los elementos constituyentes de la red de conservación tendrán el mismo nivel de protección.
En principio, las zonas que se identifiquen como zonas núcleo estarían dotadas de una figura legal como
espacios protegidos. El grado de protección deberá garantizar las medidas necesarias para preservar las
especies y los ecosistemas objeto de conservación. En el caso de los corredores y zonas de
amortiguación o a restaurar, al existir una gran variabilidad de situaciones, será necesario un gran
esfuerzo de integración de la normativa existente y otra de nueva creación en torno a los objetivos
fijados por la red de conservación.

Por otra parte, el proyecto Wildlands en Norteamérica, está desarrollando diseños de redes de tierras
silvestres, con base en metas de restauración de cualidades silvestres y redes alimenticias intactas y
conservación de la biodiversidad. El proyecto emplea muchas de las herramientas modernas de

44
planificación de conservación tales como modelos espacialmente explícitos de hábitat y poblaciones
y algoritmo de selección de sitios. En el trabajo publicado por Noss (2003), se presenta una lista de
control con una serie de criterios que hace de la creación de redes un trabajo más sistemático y
replicable, el cuál puede ser utilizado por el personal, contratistas y colaboradores del proyecto. La
aplicación de la lista es flexible y alienta la creatividad e innovación. A continuación se presenta la
lista de control:
Cuadro 3. Criterios para la elaboración sistemática de una red de conservación (Modificado de
Noss 2003)
1) Los científicos y otros expertos están íntimamente envueltos en el proceso de planificación, desde la
formulación de metas iniciales e hipótesis hasta la terminación del diseño y, en algunos casos, su
implementación.
• Uno o más científicos que poseen avanzados grados en biología de la conservación, ecología, o áreas
afines – o poseen niveles equivalentes de experiencia profesional – son los principales responsables
para el desarrollo de la metodología e identificación de los correspondientes blancos (elementos),
metas e hipótesis.
• Personal experimentado con experiecia en sistemas de información geográfica, algoritmos de selección
de sitios, adaptabilidad de hábitat, análisis de viabilidad poblacional, y otros modelos de aproximación
y software que conducen el análisis y producen mapas.
• Un científico calificado de una disciplina apropiada asume la responsabilidad primordial de analizar
los datos, construir diseños de redes alternativos y finales, y escribir reportes y artículos asociados.
• Alguien con un Ph.D en conservación biológica, o alguien con equivalencia en experiencia profesional,
supervisa el proceso de planificación y tiene poder de veto sobre el plan.

2) La metodología es rigurosa y sistemática, dentro de los apremios impuestos por la planificación de


conservación a amplia escala, y busca consagrar las metas establecidas y preguntas.
• Metas, objetivos, hipótesis, y preguntas de investigación son explicitas y públicas. Las metas son
defendibles y corresponden a la misión de la organización.
• Las metas reflejan el énfasis de asegurar una conservación comprensiblemente razonable de la
biodiversidad.
• Las metas se establecen en términos cuantitativos, como porcentajes, área, y tamaño predictivo de la
población.
• Unidades de planificación – preferiblemente una red hexagonal o, alternativamente cuerpos de agua u
otras unidades naturales – son de tamaño apropiado para capturar segmentos relativamente
homogéneos de un paisaje heterogéneo y son de tamaño idéntico o caen dentro de rasgos de tamaño
similares (para no suplir el efecto área).

45
Cuadro 3. Continuación.

3) La metodología incluye elementos especiales, representación, y análisis focal de especies. En suma, se


consignan las amenazas existentes o potenciales para la biodiversidad.

• Elementos especiales incluyen especies en peligro, raras, únicas, y de cualquier manera elementos de
alto valor. Ejemplos incluyen especies o comunidades de especies y plantas en peligro, vulnerables y
raras, sitios críticos de vida salvaje, áreas de migración, bosques milenarios y otros ecosistemas en
peligro, humedales y cuerpos de agua importantes para la biodiversidad acuática, sitios clave para la
operación de procesos ecológicos (e.g. zonas de inicio de perturbación y zonas de exportación, aguadas
y corredores de viento), áreas sin caminos, y también sitios considerados sagrados por los pueblos
indígenas.
• La representación de los blancos (objetos a conservar) incluyen tanto claves bióticas (e.g. vegetación)
como abióticas (e.g. geoclimáticas). Si es posible, tipos de vegetación son estratificados por las clases
abióticas sobre las cuales ellos están distribuidos para así poder capturar muestras de gradientes
ambientales completos.
• Especies focales incluyen especies pivotantes ecológicas (e.g. especies clave), especies área limitadas,
especies de dispersión limitada, especies limitadas de recursos, especies limitadas de procesos.
• El modelamiento de especies focales incluye funciones de selección de recursos espacialmente
explicitas que aplican regresión logística múltiple u otras técnicas apropiadas estadísticas para unir la
información distribucional de cada especie a las variables predictoras de escala regional.
• La modelación de especies focales incluye dinámica, modelos espacialmente explícitos y modelos
basados en individuos, los cuales proveen predicciones de la persistencia de la población sobre el
tiempo, identificar fuentes potenciales y áreas sumidero.
• Se identifican las amenazas a la biodiversidad y se mapean. Amenazas potenciales incluyen
información socioeconómica y proyecciones en el futuro; información sobre especies exóticas,
contaminación, alteración de los regimenes naturales de perturbación, y otros estresantes específicos; e
índices de patrones de paisajes.

4) La metodología esta muy bien documentada y es replicable,


• Se provee una completa lista de blancos considerados en escenarios meta y aplicados en selección de
sitios.
• Se debe emplear un algoritmo apropiado de selección de sitio o un algoritmo comparable para
identificar un conjunto de sitios que cumpla con las metas establecidas. El algoritmo debiera ser capaz
de proveer diversas soluciones alternativas, en vez de dar una única mejor solución.
• Las limitaciones de la metodología se deben reconocer, con investigación adicional deben ser
identificadas.

46
Cuadro 3. Continuación.
• Las decisiones subjetivas involucrando escenarios meta, interpretación de resultados, y aplicación de
los principios de diseño de reserva para construir redes deben ser muy bien documentadas y
explicadas.

• La metodología, aunque técnica, es descrita lo suficientemente clara para ser entendida por cualquier
persona inteligente sin ser conservacionista.
• Toda la información retenida puede estar disponible para replicar el estudio o conducir posteriores
análisis (excepto en casos de datos de gran sensibilidad, tales como la precisa localización de especies
vulnerables a la recolección y persecución).

5) La interpretación y aplicación de resultados son congruentes con los principios de biología de


conservación, demostrando un dominio de literatura y teoría relevante, y utilizando el principio
precautorio.
• El análisis explícitamente reconoce hasta donde se han alcanzado las metas en las reservas existentes
(incluyendo análisis de gaps) y compara tal situación con la de las metas logradas.
• Los sitios en la red final son analizados, ranqueados, y trazados en términos de su irreemplazabilidad
para alcanzar las metas de conservación y su vulnerabilidad a la destrucción o degradación en un
futuro cercano. La satisfacción interna y el contexto de paisaje de los sitios son considerados en el
ranking.

6) El proyecto es minuciosamente revisado por pares. En suma, el diseño de redes de tierras silvestres está
disponible al público para su revisión. Los comentarios de la revisión son cuidadosamente considerados y
dirigidos.
• El plan es minuciosamente revisado por pares, por científicos y otros expertos que son independientes
(no conectados financieramente o emocionalmente al proyecto) y competente en las áreas afines. Al
menos tres revisiones por pares substantivas son recibidas, además para cualquier revisión de
miembros interesados del público.
• El documento o artículo de la entidad es revisado de acuerdo a las sugerencias de los revisores.
Comentarios de revisiones por pares son cuidadosamente consideradas y respondidas en detalle y por
escrito. Cuando la sugerencia de un revisor no es considerada, una razón defendible es entregada por
no considerarla.
• Los datos, modelos y análisis se ponen a disposición para cualquier persona que los solicite (se
cobrará, si se consume el tiempo substancial del personal u otros recursos)

47
Cuadro 3. Continuación.

7) Al menos alguno de los resultados son publicables en prestigiosas revistas de revisiones por pares, así
como otros medios de difusión.
• Artículos de la metodología, resultados, implementación u otros aspectos del proyecto son escritos y
enviados a revistas arbitrarias. Publicaciones en revistas prestigiosas ayuda a asegurar la defensa
científica del plan y permite que la información sea compartida con la amplia comunidad científica y
conservacionista.
• Los artículos en revistas y diarios que apuntan a una audiencia más general en conservación son
enviados y publicados.

8) El proceso entero, desde el desarrollo de metodologías de investigación a través de la implementación, es


iterativo y adaptativo. Este no es el “plan final”; sino más bien, la red de diseño de tierras silvestres es
continuamente refinada y mejorada con el intercambio de investigación, monitoreo, revisiones por pares,
y práctica.
• La planificación de la conservación es iterativo y adaptativo. Por lo tanto, el proyecto de diseño de
redes es presentado como un documento de trabajo para guiar acciones de conservación, no es la
última palabra en cuanto a conservación de la biodiversidad en la región se refiere.
• Investigación adicional y monitoreo son implementados en búsqueda de la mejora iterativa del diseño
de redes.

Las redes de conservación son una alternativa viable y valedera para la conservación de la
biodiversidad, ya que permiten la unión de diversos sitios conformando así una red de áreas
protegidas que presentan una heterogeneidad en el paisaje. Otorgando protección a un mayor
número de especies, poblaciones y ecosistemas. Además la creación de estas redes asegura la
conectividad de poblaciones aisladas lo que resguardaría el patrimonio genético de muchas especies
en peligro de extinción y la preservación genética del resto de las especies.
Finalmente, la creación de estas redes permite la unión entre empresas o particulares con la red de
áreas nacionales protegidas. Ya que el diseño de redes permite que las uniones entre reservas estén
insertas en matrices de perturbación, conectadas a través de corredores biológicos.

48
VI. OBJETIVOS Y CRITERIOS DE LA RED DE CONSERVACIÓN DE FORESTAL
MININCO EN LA CORDILLERA DE NAHUELBUTA

El comité científico consultor ha desarrollado una propuesta, basado en la experiencia nacional e


internacional de conservación de la biodiversidad, de objetivos y criterios para el establecimiento de
la red de conservación de Forestal Mininco en la Cordillera de Nahuelbuta. La propuesta se basa en
dos elementos fundamentales 1) la multidimensionalidad de la biodiversidad, según lo expresa Noss
(1992) y 2) el rol complementario que debe poseer una red de conservación privada frente a otras
iniciativas públicas o privadas.

El objetivo global de la red de conservación de Forestal Mininco debiera ser complementar las
iniciativas de conservación de la biodiversidad en la Cordillera de Nahuelbuta considerando sus
componentes de composición, estructura y función en los múltiples niveles de organización (genes,
especies, comunidad y ecosistema)
Para ello es posible definir los siguientes objetivos específicos:
• Establecer una red de áreas de conservación de propiedad de Forestal Mininco: para
complementar otros sistemas de conservación públicos o privados en la Cordillera de
Nahuelbuta.
• Priorizar los esfuerzos de conservación a las áreas con mayor potencial para contribuir a los
elementos claves de la conservación, con una perspectiva multinivel desde el nivel genético
al nivel de paisaje.
• Establecer un sistema de gestión de áreas protegidas integrado que permita tomar
decisiones de manejo a nivel local y regional con la mejor información científica
disponible.

Los criterios definidos por el Comité Científico para el diseño de una red de conservación en la
Cordillera de Nahuelbuta se resumen en la Tabla 10 y se basan en los componentes básicos de la
conservación de la biodiversidad a múltiples niveles de organización (en los puntos posteriores se
detalla su contenido y aplicación). Los criterios e indicadores aquí expuestos se han desarrollado
por el comité científico consultor para servir de guía para la próxima etapa de planificación y
priorización de una red de conservación. Es por ello, que se hará necesario evaluar la factibilidad de
aplicación de estos criterios e indicadores en base a la realidad de la Cordillera de Nahuelbuta y
teniendo en cuenta las limitaciones de la información existente para el área.

49
Tabla 10. Criterios de priorización para las áreas a proteger en la red de conservación privada de Nahuelbuta. En la primera fila
se mencionan los “atributos” de la biodiversidad, organización espacial y procesos ecológicos que pueden influir en los cuatros
niveles de biodiversidad que idealmente se desea resguardar en un área o sistema de áreas protegidas.

BIODIVERSIDAD ORGANIZACION ESPACIAL PROCESOS ECOLOGICOS

Paisaje- 1. Singularidad, representatividad, , 2. Conectividad, tamaño, forma, efecto 3. Servicios ecosistémicos, fijación de
Ecosistema heterogeneidad, complementaridad borde, tipo de matriz, cercanía a áreas carbono, corredores, ciclos
protegidas ya establecidas biogeoquímicos

Comunidad 4. Pristinidad, beta diversidad, 5. Gradientes altitudinales, efecto borde, 6. Interacciones interespecíficas
singularidad, representatividad, tamaño, forma, conectividad, tipo de relevantes, Interacciones entre el
heterogeneidad matriz. medio ambiente y las especies.

Especies 7. Endemismo, riqueza, 8. Fuente-sumidero, existencia de 9. Viabilidad poblacional, procesos


singularidad, presencia de spp metapoblaciones, tamaño, forma, demográficos.
focales, representatividad conectividad, tipo de matriz.

Genético 10. Presencia de spp con limites 11. Grado de aislamiento de poblaciones 12. Procesos genéticos que estén
distribucionales, singularidad amenazando una población
genética, alta diversidad genética. (endogamia, entrecruzamiento).

50
1. Biodiversidad a nivel de Paisaje-Ecosistema
El criterio de biodiversidad a nivel de paisaje o ecosistema se relaciona con escalas espaciales
amplias en las cuales se debe priorizar el resguardo de muestras representativas de todos los
ecosistemas presentes en una región. El criterio debe priorizar tanto aquellos ecosistemas en buen
estado de conservación como aquellos bajo un alto nivel de amenaza. Además, debe considerar los
gradientes de paisaje/ecosistema asociados a variaciones ambientales de gran escala como latitud o
geomorfología.
Indicadores
a. Singularidad: Es importante mantener muestras de aquellos ecosistemas que aunque
represente un porcentaje bajo de la superficie remanente de ecosistemas naturales,
contengan elementos únicos.
b. Representatividad: Se deben conservar aquellos ecosistemas o paisajes
representativos de una combinación de factores abióticos y bióticos. Para ello es necesario
utilizar algún tipo de clasificación o análisis multivariado. Un ejemplo de estas
clasificaciones son las clasificaciones de vegetación a escala ecoregional (e.g. Gajardo
1993, Luebert & Pliscoff 2004).
c. Complementaridad: Se debe priorizar aquellos ecosistemas o paisajes no
conservados en actuales sistemas de protección, para así complementar y mejorar la
efectividad de estos sistemas.
d. Heterogeneidad: Ecosistemas o paisajes con mayor heterogeneidad pudieran
albergar una mayor diversidad biológica, por lo que se debe ponderar por este factor al
momento de decidir las áreas de conservación.

2. Organización espacial a nivel de Paisaje-Ecosistema


El criterio de organización espacial a nivel de paisaje considera los elementos estructurales a
conservar a una escala espacial amplia. Bajo este criterio que debe buscarse la estructura espacial
que favorezca la mantención de los procesos del ecosistema a escala de paisaje en el largo plazo.
Los indicadores pueden ser analizados en forma general, pero se recomienda asociarlos a especies
objetivos (puma, zorro de Darwin), grupos funcionales (polinizadores, carnívoros) o grupos
taxonómicos (anfibios, vertebrados).

Indicadores
a. Tamaño: Se deben privilegiar aquellas áreas de mayor tamaño ya que pueden
mantener mejor los procesos ecosistémicos. Sin embargo, al momento de priorizar es

51
posible hacer un balance entre pocas áreas grandes y muchas áreas pequeñas. Esto es
conocido como SLOSS (Primack et al. 2002).
b. Forma: Se debe privilegiar las formas cercanas a la circunferencia para disminuir el
efecto de borde en las áreas protegidas. Este indicador debe balancearse con el indicador de
conectividad, debido a que muchos corredores pueden presentar una muy pobre relación
área/perímetro (Primack et al. 2002).
c. Conectividad: Conectividad: En las últimas décadas se ha enfatizado, bajo un
principio precautorio, mantener la conectividad entre sistemas naturales como una manera
de disminuir el creciente aislamiento provocado por la actividad antrópica. Para ello, se ha
acuñado el concepto de corredores biológicos y de stepping stones o corredores
discontinuos. Estos elementos del paisaje permitirían el flujo de organismos entre múltiples
zonas de conservación, dando continuidad a los procesos ecológicos y evolutivos naturales.
Los esfuerzos deben ir a mantener y aumentar la conectividad entre las áreas de protección
creadas y las áreas ya existentes. No obstante, debe analizarse el impacto que pueda crear el
permitir el libre flujo de organismo entre parches de vegetación actualmente desconectados
o en proceso de desconexión. Uno de ellos podría ser la más rápida dispersión de
enfermedades tanto en animales como en plantas y el movimiento de especies exóticas
invasoras. Estos factores deben considerarse a la hora de aumentar la conectividad entre
fragmentos. Por otro lado, es importante evaluar, caso a caso, la relación entre costo
económico y beneficios biológicos de la creación de nuevos corredores, en relación a otras
alternativas de conservación.
d. Tipo de matriz: Es necesario considerar el rol de la matriz (vegetación natural o
artificial no protegida) en el flujo biológico. Existen matrices que pueden ser “duras” como
por ejemplo, terrenos urbanos e industriales y plantaciones agrícolas, y otras que pueden ser
más inocuas para las especies nativas como las plantaciones forestales. De hecho, en Chile,
las plantaciones forestales de Pinus radiata constituyen un hábitat potencial para numerosas
especies o por lo menos no representan un impedimento al movimiento de organismos
(Acosta-Jamett & Simonetti 2005).

3. Procesos ecológicos a nivel de Paisaje-Ecosistema


La mantención o mejoramiento de los procesos ecológicos de un paisaje-ecosistema es fundamental
para asegurar la sustentabilidad de la biodiversidad en el largo plazo. Recientemente, los servicios
ecosistémicos se han transformado en un elemento fundamental de las estrategias de conservación
(Lara et al. 2003). Los procesos detrás de estos servicios se relacionan con ciclos biogeoquímicos

52
que ocurren a grandes escalas espaciales, por lo que su conservación requiere de medidas a nivel de
paisaje-ecosistema.
Indicadores
a. Mantención de calidad, cantidad y estacionalidad del agua: En áreas donde el agua
es un elemento escaso y requerido por las poblaciones locales, este servicio ecosistémico
puede tener un fuerte impacto social. Es por ello que las medidas de conservación biológica
pueden tener un impacto directo sobre las características de los flujos hídricos, haciendo
más atractiva la conservación para las comunidades locales.
b. Fijación de carbono: El incremento del dióxido de carbono a nivel global causado
por la quema de combustibles fósiles y su impacto en el calentamiento global ha generado
un nuevo escenario para los bosques naturales. La transacción de bonos de carbono
internacionalmente abre nuevos horizontes para la conservación de la biodiversidad, al
permitir la obtención de recursos económicos vía fijación de carbono atmosférico. Los
bosques primarios se incluyen dentro de esta categoría ya que si bien no capturan grandes
cantidades de carbono, sí actúan como reservorios de este elemento en el largo plazo.
c. Mantención del suelo: Los procesos erosivos, especialmente en Chile, han
provocado pérdidas de suelos fértiles. La conservación de la biodiversidad también tiene
efectos positivos para el suelo al evitar la Erosión.

4. Biodiversidad a nivel de comunidad


A escalas más reducidas la heterogeneidad ambiental genera comunidades vegetales y animales
específicas. Al momento de seleccionar áreas de conservación es necesario considerar esta
diversidad comunitaria. Existen medidas fáciles para determinar la diversidad comunitaria como
clasificaciones de asociaciones vegetales o caracterizaciones de hábitat. En este nivel es posible
asociar, además, otras variables como el grado de alteración antrópica.
Indicadores
a. Singularidad: Mediante el uso de clasificaciones vegetacionales más finas que las
de tipos forestales o pisos vegetacionales, es posible definir que existen comunidades con
una distribución muy reducida. Por ejemplo, asociaciones vegetales entre dos especies con
rangos de distribución pequeños tienen una relevancia especial. Estas comunidades más
singulares debieran ser consideradas en el diseño de una red de conservación.
b. Representatividad: Utilizando el mismo tipo de clasificación debiera buscarse la
conservación del mayor porcentaje de comunidades tanto vegetales como animales.

53
c. Heterogeneidad: La heterogeneidad de una comunidad puede medirse con
indicadores como la diversidad beta, la cual es una medida del recambio de las especies en
un gradiente ambiental. Aquellas comunidades con mayores tasas de recambio debieran ser
priorizadas.
d. Pristinidad: Al nivel comunitario es posible distinguir diversos estados de
conservación asociados a perturbaciones humanas. La tendencia indica que aquellas zonas
más prístinas debieran priorizarse por sobre áreas más perturbadas. Sin embargo, se
requiere precaución debido a que áreas con alto grado de perturbación pueden ser las
mismas que tengan una gran singularidad y diversidad biológica.

5. Organización espacial a nivel de comunidad


La organización espacial de los individuos puede tener implicancias en la conservación. Elementos
como bordes, ecotonos y gradientes altitudinales modelan la estructura espacial de la comunidad,
afectando los procesos ecológicos y el potencial de conservación de una determinada área.
Indicadores
a. Efecto de borde: La presencia de un efecto de borde puede afectar a la comunidad
vegetal y animal. Fragmentos de vegetación nativa con un acentuado efecto de borde
podrían perder sus características originales, afectando por ejemplo los procesos de
regeneración de especies arbóreas y permitiendo la entrada de especies exóticas. Por lo
tanto, debiera evitarse el efecto de borde y priorizar aquellas áreas con menor efecto de
borde.
b. Gradientes topográficos: áreas con gradientes topográficos pronunciados pueden
contener una mayor diversidad de especies debido a la variedad microclimática y
edafológica.
c. Gradientes altitudinales: la mayoría de las comunidades están determinadas en su
composición por los gradientes altitudinales que determinan cambios climáticos en escalas
muy inferiores que los gradientes latitudinales. Una red de conservación debe buscar
mantener la diversidad de situaciones altitudinales, incluso cuando se trata de escalas
intermedias como cuencas hidrográficas.

6. Procesos ecológicos a nivel de comunidad


Es a nivel comunitario que se presentan gran parte de las interacciones interespecíficas más
estudiadas en ecología como competencia, mutualismo y facilitación.

54
a. Interacciones planta-animal: Se debe resguardar la mantención de procesos de
interacción planta-animal (Ej, polinización, dispersión, herbivoría). Para ello es necesario
detectar cuales son las interacciones claves en el ecosistema y cuales son las especies
involucradas.
b. Interacciones entre plantas: Se deben conservar los procesos de interacciones entre
plantas interespecíficos como facilitación, efecto nodriza, competencia y dinámica
sucesional.
c. Interacciones entre animales: Se deben conservar los procesos claves de interacción
entre especies animales como predación y competencia. Estos procesos son en algunos
casos responsables por el estado del ecosistema, especialmente en el caso de especies claves
como carnívoros superiores.

7. Biodiversidad a nivel de especies.


La biodiversidad a nivel de especies es quizás el factor más considerado para el establecimiento de
áreas protegidas. En este criterio se incluyen los elementos de especies en categorías de
conservación, endemismos, riqueza de especies, entre otros. Probablemente, es el más utilizado en
conservación debido a la facilidad con que se pueden medir sus indicadores y porque resulta menos
subjetivo que otros criterios de conservación.
Indicadores
a. Riqueza de especies: Determinado por el número total de especies o el número de
especies por taxa.
b. Especies en categorías de conservación: Las especies en categorías de conservación,
si bien son un indicador arbitrario, representan el consenso de expertos respecto a cuales
especies están más amenazadas.
c. Especies focales: Existen múltiples visiones sobre como definir las especies focales.
En general, son criterios subjetivos basados en la opinión de expertos e incluso en la
perspectiva del público (especies emblemáticas, ej. Pudú, Puma).
d. Especies y géneros endémicos: Para países o regiones como Chile con un alto
número de endemismos, es importante reconocer el valor de estas especies en las decisiones
de manejo. Resulta prioritario conservar estas especies por sobre aquellas con rangos de
distribución más amplios.

55
8. Organización espacial a nivel de especies
La organización espacial de los individuos de una especie, determina en la mayoría de los casos, su
estructura poblacional. La teoría de metapoblaciones indica que la dinámica de una especie esta
dada por procesos de colonización, extinción y migración entre las distintas poblaciones locales.
Por ello, es importante considerar como se estructuran las especies en el espacio para así reconocer
fuentes y sumideros de las especies y mantener una conectividad mínima que permita los procesos
de dinámica metapoblacional que aseguren la permanencia de la especie.
Indicadores
a. Fuente poblacional: Algunas áreas pueden actuar de fuente de individuos para áreas
con condiciones ambientales menos favorables. Por ejemplo, las áreas ribereñas pueden
servir de fuente de aves para áreas en las zonas altas de las cuencas.
b. Corredores especie-específicos: Determinadas áreas pueden tener un valor
importante como corredores para una especie focal, aun cuando aparezcan de escaso valor a
nivel comunitario.

9. Procesos ecológicos a nivel de especie


Fenómenos que afecten la viabilidad poblacional de una especie pueden tener un efecto en cascada
en las características del ecosistema, especialmente cuando se trata de especies claves. Además,
como se menciono anteriormente, la conservación se puede centrar en especies focales, siendo
necesario evaluar con un mayor nivel de detalle su dinámica poblacional.
Indicadores
a. Dinámica poblacional: Procesos demográficos pueden llevar a la extinción de una
especie. Por ejemplo, una baja natalidad o una alta mortalidad. En algunos casos se requiere
el monitoreo de los individuos para poder estimar estos parámetros a nivel poblacional
(telemetría, medición de captura y liberación, etc.). Se pueden adoptar medidas específicas
para la mantención de poblaciones de animales como la reintroducción de individuos o la
crianza en cautiverio de los individuos más jóvenes. En plantas, los mecanismos son
similares incluyendo la reintroducción masiva de individuos o el fortalecimiento de alguna
etapa crítica del desarrollo como por ejemplo el establecimiento.
b. Mantención de la integridad de las relaciones intra e interpoblacionales: Las
poblaciones no están aisladas y por lo tanto es necesario evaluar la dinámica
metapoblacional. Esto requiere de mayor esfuerzo de muestreo.

10. Biodiversidad a nivel genético

56
La diversidad genética es bastante más difícil de medir que la diversidad de especies. Sin embargo,
resulta cada vez más evidente que es necesario considerar esta dimensión al momento de planificar
la conservación. Existen múltiples ejemplos, que demuestran que la falta de consideración del
componente genético ha llevado a la disminución poblacional o la extinción de especies (Soulé &
Mills 1998). Además, las técnicas genéticas han avanzado rápidamente permitiendo la evaluación
de la diversidad genética en rangos completos de distribución de las especies. Por ejemplo,
recientemente se han realizado estudios sobre la diversidad de Gomortega keule, Araucaria
araucana, dos especies representadas en la Cordillera de Nahuelbuta (Bekessi et al., 2002; Herrera
et al., 2005).

Indicadores
a. Variabilidad genética la especie en su rango de distribución: La conservación de
una determinada especie debe contemplar la variabilidad genética de las metapoblaciones.
Para ello se recomienda conservar múltiples localidades con presencia de la especie.
b. Poblaciones con alta variabilidad genética: Existen ciertas poblaciones que pueden
contener un mayor acervo genético dada condiciones específicas de dispersión, flujo
genético, aislamiento e historia biogeográfica. Estas áreas deben priorizarse al diseñar la red
de conservación.

11. Organización espacial a nivel genético


El aislamiento o conectividad de una determinada metapoblación define la estructura genética de la
especie. Para la conservación de los atributos de la especie es necesario reconocer que la diversidad
genética esta relacionada con la estructura espacial, es decir es espacialmente explícita.
Indicadores
a. Grado de aislamiento poblacional: Poblaciones aisladas de una especie pueden
contener atributos únicos de la especie. Por ello, aun cuando resulte paradójico con la idea
de conectividad, aquellas poblaciones aisladas pueden representar un aporte importante a
una red de conservación.
b. Límites distribucionales: Individuos de una especie ubicados en sus rangos
máximos de distribución pueden contener elementos genéticos esenciales para la
mantención de la especie frente a procesos de cambios ambientales. La red de conservación
debe asegurar la mantención de esta variabilidad.

57
12. Procesos ecológicos a nivel genético
Existen ciertos procesos que pueden reducir el acervo genético de una especie produciendo una
serie de efectos en la dinámica poblacional. Entre los efectos con mayor impacto en la
sustentabilidad de una especie se destaca la endogamia, el entrecruzamiento y la deriva génica.
Indicadores
a. Mantención de un tamaño poblacional adecuado: No sólo los procesos
demográficos pueden llevar a la extinción de una especie. Los procesos genéticos
deletéreos como la endogamia, la deriva génica y el entrecruzamiento pueden reducir el
fitness de una población a niveles que pueden producir la extinción local. Por ello, es
necesario asegurar un tamaño poblacional efectivo adecuado para mantener los procesos
genéticos. Este número poblacional puede variar según la especie, pero existen reglas
simples para calcularlo. En animales o vegetales dioicos, también es necesario velar por la
proporción de sexos.

58
VII. ANÁLISIS ESPACIAL PRELIMINAR PARA LA CREACIÓN DE UNA RED DE
CONSERVACIÓN EN NAHUELBUTA: EL APORTE DE FORESTAL MININCO

1. Método

Se definió el área de estudió siguiendo la cota de los 200 m.s.n.m. en la zona de la Cordillera de
Nahuelbuta, es decir en la Cordillera de la Costa entre el río Bio-Bio y el Río Imperial (942.906 ha).
El análisis de la fragmentación del bosque nativo fue realizado a partir de la información obtenida
de la base de datos del Catastro y Evaluación de los Recursos Vegetacionales Nativos de Chile
(CONAF-CONAMA, 1997). La escala de la información es 1:50.000 con una precisión o unidad
mínima cartográfica de 6,25 ha. La vegetación nativa fue derivada agregando las siguientes
categorías de cobertura/uso suelo: Bosque Nativo Adulto, Renoval Nativo, Bosque Nativo
Adulto/Renoval y Bosque Nativo Achaparrado. La información fue analizada y manipulada
utilizando los software ArcGis 9 y ArcView 3.3.

Los datos espaciales fueron transformados a formato raster con tamaños de celdas de 90x90 m para
disminuir el tiempo de cálculo computacional debido a la extensión del área de estudio. Esta
resolución espacial coincide con la resolución del Modelo de Elevación Digital con el cual fue
definido el área de estudio.

El cálculo de los índices de fragmentación se realizó utilizando el software FRAGSTAT 3.3


(MacGarigal & Marks 1995). Para identificar áreas núcleos y evaluar la conectividad de los parches
de bosque nativo, a escala de paisaje, se realizó un análisis estadístico de vecindad. Este método
permite calcular la proporción de celdas de bosque nativo existente en un radio definido por el
usuario. En este caso se utilizaron los siguientes radios: r = 270 m (3 celdas), r = 1350 m (15 celdas)
y 2700 m (30 celdas). Los resultados fueron reclasificados en porcentaje de celdas con bosque
nativo según rangos con amplitud de 20%.

2. Resultados y Discusión

El área de estudio posee 225.469 ha de bosque nativo (23.9% de la superficie total) de acuerdo a los
datos del Catastro de Vegetación Nativa del año 1996. Forestal Mininco cuenta con 41.500 ha de
bosque nativo y zonas de protección en el área, sin embargo no es posible reconocer cuantas de esas
ha corresponden estrictamente a bosque nativo.

59
El análisis de los atributos espaciales de la vegetación nativa en la Cordillera de Nahuelbuta indica
que existe un agrupamiento de la vegetación nativa en la zona central del área de estudio. En esta
zona, que incluye la Quebrada de Caramávida, el sector Trongol, y el Parque Nacional Nahuelbuta,
se encuentra la mayor extensión de vegetación nativa continua. De hecho, la mayores superficies de
vegetación nativa y de área núcleo de concentran en los sectores de mayor altitud y menor
accesibilidad cerca de Parque Nacional Nahuelbuta (Mapa 3, Mapa 4). En esta zona, Forestal
Mininco cuenta con patrimonio en el sector oriental de la Cordillera de la Costa conocido como
sector Trongol y Los Alpes con una superficie aproximada de 11.500 ha., que incluye bosque nativo
y zonas de protección.

Otra zona de concentración de vegetación natural es el área sur de la Cordillera de Nahuelbuta, en el


sector Villa Las Araucarias. El grado de efecto de borde dado por la Dimensión Fractal que nos
indica que la forma de la mayoría de los parches es altamente irregular y poco compacta; es decir,
los parches presentan formas alargadas y dendríticas (tentaculares) con una extensión perimetral tal
que permite un alto contacto con la matriz circundante y, por lo tanto, mayor efecto borde (Mapa 5).
En esta área, Forestal Mininco posee un patrimonio de bosque nativo y zonas de protección que
debiera ser priorizado al momento de establecer una red de conservación, para ello se requiere
conocer exactamente la extensión de los bosques de Araucaria araucana en la zona.

En Nahuelbuta, la fragmentación produce también un aumento de la distancia entre los parches


remanentes, dificultando el intercambio de individuos entre fragmentos. El grado de aislamiento de
los fragmentos y, por ende, de las especies, dependerá de su grado de movilidad y de su capacidad
para colonizar ambientes distintos, tales como la matriz que los rodea. Una medida simple para
evaluar el grado de aislamiento es el cálculo de distancia euclidiana entre parches de bosque nativo.
Este indicador determina la distancia mínima entre parches desde el borde. El mapa 6 muestra que
los parches más aislados corresponden a parches pequeños ubicados en los márgenes del área de
estudio. Por el contrario, existe una mayor conectividad en la parte central del área de estudio
asociado a los parches de mayor tamaño.

El área núcleo representa el área interior de los parches que no estaría afectado por el “efecto de
borde”. Se entiende por “efecto borde” a los cambios tanto en las condiciones abióticas
(temperatura, humedad y luminosidad) como bióticas (depredación, mutualismo o parasitismo) que
se producen desde el borde del parche hacia su interior (Forman 1995, Murcia 1995). Las medidas
del Área Núcleo integran tanto tamaño y forma del parche; asi como distancia o profundidad del

60
“efecto de borde” en una sola medida. De esta manera, los parches pequeños con mayor
complejidad de forma poseen menos área núcleo que parches más grandes y circulares. Para este
caso particular, la profundidad del "efecto de borde" corresponde a una distancia de 200 metros
desde el perímetro del parche hacia su interior. En el Mapa 4 se observa que las áreas núcleos de
mayor tamaño se concentran en la parte central y sur del área de estudio donde están las parches de
mayor tamaño. Si suponemos que la influencia de la matriz sobre los parches de bosque logra
penetrar hasta 200 m desde el borde hacia el interior del parche, la disponibilidad de hábitat para
especies de interior se reduce de 225.469 hectáreas -que corresponde al superficie total de
vegetación nativa- a 95.230 hectáreas; es decir el hábitat efectivo disminuye a sólo 42%.

El grado de conectividad evaluado en función de los análisis de vecindad es consistente con lo


anteriormente expuesto. En efecto, tres radios fueron utilizados para determinar la sensibilidad de la
variable (r = 270 m, r = 1350 m, r = 2700), los cuales indican que la mayor conectividad se logra en
la zona centro-sur del área de estudio (Mapas 7, 8 y 9). A medida que se aumenta la escala, es decir
aumenta la distancia para calcular el índice de vecindad, resulta más claro que las áreas con mayor
potencial de conectividad son los grandes fragmentos en el centro y sur de la cordillera de
Nahuelbuta. Sin embargo, a escalas más pequeñas que son a las cuales se desplazan una parte
importante de las especies, existe una conectividad incluso en zonas altamente fragmentadas como
la zona Norte de la Nahuelbuta y en zonas de baja altitud cercanas a los valles. Este análisis permite
detectar áreas núcleo dependientes del radio de cálculo utilizado.

En estos análisis preliminares, es posible apreciar que el potencial de conservación Forestal


Mininco se encuentra principalmente en dos áreas: 1) la zona central de la Cordillera de
Nahuelbuta, específicamente en la vertiente oriental de la Cordillera (Sector Trongol – Los Alpes) y
2) La zona sur (Sector Villa Las Araucarias), donde existe una abundante red dendrítica de zonas de
protección unida a fragmentos medianos y pequeños. Además, existe una abundante red dendrítica
de zonas de protección unida a fragmentos medianos y pequeños en la zona norte del área de
estudio. Todos estos fragmentos de vegetación nativa tienen un potencial para formar una red de
áreas de conservación en la Cordillera de Nahuelbuta.

De estos análisis, además, resulta evidente que la efectividad de dicha red para conservar la
biodiversidad no sólo depende de Forestal Mininco, sino también de los otros propietarios de la
zona. Tanto animales como plantas no conocen barreras administrativas, por lo que su desarrollo en
el ambiente se ve limitado por cambios ambientales y no por la propiedad del territorio. Es por ello,

61
que como se mencionará más adelante, es necesario al evaluar el potencial de conservación de
Forestal Mininco en la zona, analizar las posibles conectividades y complementaridades con áreas
de conservación de otros propietarios.

62
VIII. ESQUEMA METODOLÓGICO PARA LA CREACIÓN DE UNA RED DE
CONSERVACIÓN

1. Modelo metodológico
El comité científico recomienda el establecimiento de una red de conservación en el patrimonio de
Forestal Mininco en la Cordillera de Nahuelbuta. Esta red de conservación debe comprometer la
conservación de todo el patrimonio de vegetación predominantemente nativa o considerada en
zonas de protección de suelos y aguas, priorizando aquellas áreas con un mayor de valor de
conservación.

Se entenderá por conservación su protección de la degradación por uso antrópico o influencia


antrópica indirecta. Por lo tanto, conservar, en algunos casos requerirá de acciones de manejo
preventivas y de restauración.

La red de conservación debiera contemplar los siguientes elementos:


a) Áreas núcleos: Áreas de vegetación nativa de gran extensión y con un alto grado de
conectividad. Estas áreas pueden ser establecidas como áreas silvestres protegidas privadas
bajo algún tipo de categorización tanto interna de la empresa como bajo la legalidad
vigente.
b) Áreas periféricas: Áreas de vegetación nativa de menor tamaño usualmente con un bajo
nivel de conectividad. Estas áreas pueden ser establecidas como áreas silvestres protegidas
privadas bajo algún tipo de categorización, pero es recomendable mayores restricciones a
su uso público (recreación, educación, etc.) dada su limitada superficie.
c) Corredores biológicos: Áreas de vegetación nativa o vegetación naturalizada que permite
el flujo de especies entre áreas núcleos y áreas periféricas. Se definen de primer orden a
aquellos corredores de mayor tamaño que permiten el paso de la mayoría de las especies, y
de segundo orden, a aquellas que sólo permiten el paso de algunas especies dado su
limitada extensión o baja calidad de hábitat.
d) Zonas de amortiguación: Áreas productivas de manejo restringido, o aquellas áreas en que
pueden ser restaurada la vegetación nativa, que se encuentran adyacentes a áreas núcleos,
áreas periféricas y corredores biológicos.

63
Todos los elementos de estas categorías podrán ser priorizados de acuerdo a los criterios e
indicadores generados por este comité. De esta manera, todas las áreas de vegetación nativa o zonas
de protección serían clasificadas en alguna categoría y tendría un nivel de priorización.

2. Etapas para la implementación de una red de conservación


La implementación de una red de conservación requiere de a lo menos cuatro etapas: diagnóstico,
estudios, propuesta e implementación (ver Figura 6). Este informe constituye la etapa de
diagnóstico.

Figura 6. Esquema metodológico para la implementación de una red de conservación en el


patrimonio de Forestal Mininco en la Cordillera de Nahuelbuta.

64
Los estudios a realizar posterior a esta etapa de Diagnóstico no necesariamente tendrán que ser
responsabilidad de Forestal Mininco. Existen, al menos, tres mecanismos básicos para la realización
de estos estudios: 1) realizarlos por la empresa o por consultaría contratada por la empresa, 2)
colaborar con otros agentes para optar a fondos concursables, y 3) facilitar y promover que
instituciones realicen investigación independiente en la propiedad.

3. Propuesta sobre el Rol del Comité Científico

El comité científico considera que Forestal Mininco se encuentra en una fase de recolección y
sistematización de la información sobre biodiversidad, lo que demuestra un gran interés por parte de
la empresa en conocer y conservar su patrimonio biológico. Creemos que Forestal Mininco debe
continuar buscando la asesoría de Universidades o consultoras externas para lograr este objetivo.
Esta información base será crucial para el establecimiento de una red de conservación en
Nahuelbuta.

El comité cree necesario que Forestal Mininco se haga asesorar por expertos externos en la toma de
decisiones para la creación de esta red de conservación. Estas labores debieran ser realizadas por un
conjunto amplio de expertos, algunos de los cuales ya están colaborando con Forestal Mininco,
tanto en sus muestreos de vegetación como de fauna.

Creemos que es fundamental que Forestal Mininco continúe con esta y otras iniciativas destinadas a
conservar el valioso patrimonio natural de la Cordillera de Nahuelbuta, lugar reconocido como
primera prioridad de conservación en el bosque templado de Sudamérica Austral. Por lo tanto, este
comité manifiesta su intención de colaborar en todo lo que esté a nuestro alcance en las etapas
siguientes de este proceso, de manera de lograr los objetivos de conservación propuestos.

65
IX. BIBLIOGRAFÍA

Acosta G.A. 2001. Efecto de la fragmentación del bosque nativo en la conservación de Oncifelis
guigna y Pseudalopex culpeus en Chile central. Tesis de maestría. Facultad de ciencias. U Chile.
Stgo

Acosta-Jamett G. & Simonetti J.A. 2005. Conservación de la güigna (Oncifelis guigna) en bosques
fragmentados de la Cordillera de la Costa de Chile central. Pp. 573-577, en: Smith-Ramirez C, JJ
Armesto & C Valdovinos (eds.), Historia, Biodiversidad y Ecología de los Bosques Costeros de
Chile. Editorial Universitaria, Santiago, Chile. 708 pp.

Allen M.F., Gómez-Pompa A., Jiménez-Osornio J.J., Rodríguez E. 2006. La conservación de la


biodiversidad en áreas no protegidas: un enfoque de redes.
http://www.uv.mx/citro/areanat/ppt/5dic/ArturoGomez.pps

Antivil, A. 2004. Evaluación técnico-económico de obras de recuperación y conservación de suelos


degradados y forestación realizadas en comunidades mapuche de la comuna de nueva imperial, ix
región de la Araucanía" tesis presentada como parte de los requisitos para optar al título de
Ingeniero Forestal Universidad Católica De Temuco.

Arzamendia, V. & Giraudo, A.R. 2004. Using biodiversity patterns for assessment and design
protected areas: snakes of Santa Fe province (Argentina) as example. Revista Chilena De Historia
Natural 77: 335-348.

Bekessy, S. A., T. R. Allnutt, A. C. Premoli, A. Lara, R. A. Ennos, M. A. Burgman, M. Cortes, and


A. C. Newton. 2002. Genetic variation in the vulnerable and endemic Monkey Puzzle tree, detected
using RAPDs. Heredity 88:243-249.

Bennet, G. 1991. EECONET: Towards a European Ecological Network. Institute for European
Environmental Policy. Arnhem, Holanda.

Benoit, I. 1989. Libro rojo de la Flora Terrestre de Chile. Corporación Nacional Forestal. Santiago.
151 pp.

Borgel N. 1984. Geografía de Chile. Instituto Geográfico Militar. Santiago.

Bruggen J. 1950. Fundamentos de la Geología de Chile. Instituto Geográfico Militar, 374 p.


Santiago.

Burgman M.A., Lindenmayer D.B., Edith J. 2005. Managing landscapes for conservation under
uncertainty. Ecology 86 (8) 2007-2017.

Bustamante R.O. & Grez A.A. 1995. Consecuencias ecológicas de la fragmentación de los bosques
nativos. Ambiente y Desarrollo 11(1): 58-63.

Bustamante, R.O. & Simonetti, J.A. 2005. Is Pinus radiata invading the native vegetation in central
Chile? Demographic responses in a fragmented forest. Biological Invasions 7: 243-249.

Cabeza, M. & Moilanen, A. 2001. Design of reserve networks and the persistence of biodiversity.
Trends in Ecology & Evolution 16: 242-248.

66
Cabeza M. & Moilanen A. 2003. Site-selection algorithms habitat loss. Conservation Biology 17 (5)
1402-1413.

Cabeza, M., Araujo, M.B., Wilson, R.J., Thomas, C.D., Cowley, M.J.R. & Moilanen, A. 2004.
Combining probabilities of occurrence with spatial reserve design. Journal of Applied Ecology 41:
252-262.

Cairns, J. 1996. Determining the balance Between Tecnological and Ecosystem Services. PC
Schulze (ed.), Engineering within Ecological Constrains. National Academy Press. Washington
D.C.

Campos H., Dazarola G., Dyer B., Fuentes L., Melendez R., Pequeño G., Ponce F., Ruiz V., Siefeld
W., Soto D., Vega R. & I. Vila. 1998. “Categorías de Conservación de peces nativos de aguas
continentales de Chile”. Boletín del Museo de Historia Natural, Chile 47: 101-122.

Campos, H. 1973. Lista de peces de aguas continentales de Chile. Not. Mens. Mus. Nac. Hist. Nat.
198-199: 3-14

Campos H. 1986. Mamíferos terrestres de Chile. Colección Naturaleza de Chile. Volumen 5,


Corporación Nacional Forestal & María Cúneo Ediciones, Valdivia. 248 pp.

Carrasco P, Millán J. & L. Peña. 1993. Suelos de la cuenca del rió biobio características y
problemas de uso. 108 p. Serie Análisis Territorial 13. EULA, Universidad de Concepción,
Concepción, Chile.

Cavieres L., Mihoc M., Marticorena A., Marticorena C., Baeza M. & Arroyo M.T.K. 2005. Flora
Vascular de la Cordillera de la Costa en la Región del Biobío. En: Historia, biodiversidad y ecología
de los bosques costeros de Chile Cecilia Smith-Ramírez, Juan Armesto & Claudio Valdovinos
(Eds.). Editorial Universitaria, Santiago Chile.

Church, R.L., Stoms D.M. y Davis F.W. 1996. Reserve selection as a maximal covering location
problem. Biological Conservation 76: 105-112.

Cisternas, M. & Araneda, A. 2001. Variaciones isotópicas (210Pb, 137Cs) antropogénicas en el


registro estratigráfico de un lago de la cordillera de Nahuelbuta, Chile. Revista geológica de Chile.
28 (1): 105-115

Cofré, H.; Marquet, P. 1999. Conservation status, rarity, and geographic priorities for conservation
of Chilean Mammals: an assessment. Biological Conservation. 88, 1-16.

CONAMA. 2003. Estrategia y Plan de Acción para la Conservación de la Biodiversidad en la


Región del BioBio. http://www.sinia.cl/siar/estrategiaBD/ revisado 9 de noviembre de 2004.

Di Castri F. & Hájek E.R. 1976. Bioclimatología de Chile. Edit. Universidad Católica de Chile.
Santiago. 129 pp

Donoso C. 1981. Ecología Forestal. Ed. Universitaria.

Donoso, C.; Lara, A. 1996. Utilización de los bosques nativos en Chile: pasado, presente y futuro.
In Ecología de los bosques nativos de Chile (Armesto, J.; Villagrán, C.; Arroyo, M.; editores).
Editorial Universitaria, p. 234-255. Santiago de Chile.

67
Estades, C.F. & Temple, S.A. 1999. Deciduous-forest bird communities in a fragmented landscape
dominated by exotic pine plantations. Ecological Applications 9: 573-585.

Estades C. & Escobar M. 2005. Los ecosistemas de las plantaciones de pino en la Cordillera de la
Costa. En: Historia, biodiversidad y ecología de los bosques costeros de Chile. Cecilia Smith-
Ramírez, Juan Armesto & Claudio Valdovinos (Eds.). Editorial Universitaria, Santiago Chile.

Fitzgerald B. & Gibb J. 2001. Introduced mammals in a New Zeland forest: long-term research in
the Orongorongo Valley. Biological Conservation 99: 97-108

Formas J.R. 1995. Anfibios. En Simonetti, MK Arroyo, AE Spotorno & E Lozada eds. Diversidad
Biológica de Chile. CONICYT, Santiago.

Franklin, J.F. 1993. Preserving biodiversity: species, ecosystems, or landscapes?.Ecological


Applications, 3(2): 202-205.

Gajardo R. 1993. La Vegetación Natural de Chile. Clasificación y Distribución Geográfica. Edit.


Universitaria. Chile.

Gaston, K.J. & Rodrigues, A.S.L. 2003. Reserve selection in regions with poor biological data.
Conservation Biology 17: 188-195.

Habit E. & Victoriano P. 2005. Peces de agua dulce de la Cordillera de la Costa. En: Historia,
biodiversidad y ecología de los bosques costeros de Chile Cecilia Smith-Ramírez, Juan Armesto &
Claudio Valdovinos (Eds.). Editorial Universitaria, Santiago Chile.

Herrera, R., Arias M., Moya-Leon M., Penailillo P., Wilkinson M., and Caligari P.. 2005. Genetic
variation in a chilean endangered endemic: Gomortega keule (Molina) Baillon. Biodiversity and
Conservation 14:2871-2881.

Hobson K., Drever M. & G. Kaiser. 1999. Norway rats as predators of burrow-nesting seabirds:
insights from stable isotope analyses. J. Wildl. Manage 63(1): 14-25.

Ibarra H. 1988.La Cordillera de Nahuelbuta y sus áreas Silvestres Protegidas, con especial
referencia al Parque Nacional Nahuelbuta. Documento interno CONAF.

Ibarra M. & Mancilla G. 1995. Relación entre variables pluviográficas y erosión bajo tres cubiertas
arbóreas. www.RevCsForestalesUnivChile.cl/1995-

Ibarra M., Mancilla G. & Peralta M. 1996. Evaluación de la Erosión Hídrica Bajo Tres Tipos De
Cubierta Arbórea en la Cordillera de Nahuelbuta. Revista Ciencias Forestales Universidad de
Chile. http://revistacienciasforestales.uchile.cl/1996_vol11/n1-2a6.pdf

Instituto Geografico Militar. 1983 Geografia De Chile. Editorial Instituto Geográfico Militar.

Iriarte A, Bezama N., Bonacic C. & Seisdedos G. 1992. Hacia una estrategia global de protección
de vida silvestre. Ambiente y Desarrollo 8 (4)25 – 28.

Jara C. 2005. Crustáceos del género Aegla (Decapoda: Anomura) en la Cordillera de la Costa: su
importancia para la conservación de la biodiversidad de las aguas continentales en Chile. En:

68
Historia, biodiversidad y ecología de los bosques costeros de Chile Cecilia Smith-Ramírez, Juan
Armesto & Claudio Valdovinos (Eds.). Editorial Universitaria, Santiago Chile.

Jara, C.G., Pérez-Losada M. , Crandall K.A. 2003. Aegla occidentalis (Crustacea: Decapoda:
Aeglidae), a new species of freshwater crab from the Nahuelbuta Costal Range, Chile Proceedings
of the Biological Society of Washington 116(4):933-942

Jiménez, J.; McMahon, E. 2004. Darwin’s fox (Pseudalopex fulvipes). In Canids: foxes, wolves,
jackals and dogs. Status survey and conservation action plan. Ed. By Sillero-Zubiri, C.; Hoffmann,
D.; Macdonald, D. Gland, Switzerland. IUCN/SSC Canid Group.

Knufer, J.A. 1995. Landscape ecology and biogeography. Progress in Phisical Geography, 19 (1):
18-34.

Lara et al. 2003. Componentes científicos clave para una política nacional sobre usos, servicios y
conservación de los bosques nativos chilenos. FORECOS-UACH. Disponible online:
http://www.forecos.net/libro/libroforecos.pdf

Lobos G., Ferres M & R. Palma. 2005. Presencia de los géneros invasores Mus y Rattus en áreas
naturales de Chile: un riesgo ambiental y epidemiológico. Revista Chilena de Historia Natural 78:
113-124.

Luebert F. & Pliscoff P. 2005. Bioclimas de la Cordillera de la Costa del centro-sur de Chile. En:
Historia, biodiversidad y ecología de los bosques costeros de Chile. Cecilia Smith-Ramírez, Juan
Armesto & Claudio Valdovinos (Eds.). Editorial Universitaria, Santiago Chile.

Luebert, F., y Pliscoff, P. 2004 Clasificación de pisos de vegetación y análisis de representatividad


ecológica de áreas propuestas para la protección en la Ecorregión Valdiviana. World Wildlife Fund,
Comisión Nacional del Medio Ambiente, The Nature Conservancy. Valdivia, Chile.

Mann G. 1978. Los pequeños mamíferos de Chile (marsupiales, quirópteros, edentados y roedores).
Gayana Zoología 40: 1-342.

Mardones M. 2005. La Cordillera de la costa: Caracterización físico-ambiental y regiones


morfoestructurales. En:. Historia, biodiversidad y ecología de los bosques costeros de Chile. Cecilia
Smith-Ramírez, Juan Armesto & Claudio Valdovinos (Eds.) Editorial Universitaria, Santiago Chile.

Margules, C.R. y Pressey R.L. 2000. Systematic conservation planning. Nature 405:243-253.

Matthei O. 1995. Manual de Malezas que crecen en Chile. Alfabeto impresores, Santiago.

McArthur R.H. & Wilson E.O. 1967. The theory of islands biogeography. Monograph Population
Biology 1:1-203.

Múgica M., de Lucio J.V., Martínez C., Sastre P., Atauri-Mezquida J.A., Montes C., La Castro H.,
Molina F.,García M.R. 2002. Integración territorial de espacios naturales protegidos y
conectividad ecológica en paisajes mediterráneos. (Ed. Dirección General de la RENP y Servicios
Ambientales Consejería de Medio Ambiente Junta de Andalucía) 124 pp.

Muñoz-Pedreros A & Yañez J.L. 2000. Mamíferos de Chile. Ediciones CEA, Valdivia Chile. 464
pp.

69
Murcia, C. 1995. Edge effects in fragmented forests: implications for conservation. Tree. 10(2): 58-
62.

Myers, N., Mittermeier R.A., Mittermeier C.G. , da Fonseca G.A.B, & Kent J. 2000. Biodiversity
hotspots for conservation priorities. Nature 403: 853-858.

Navarrete, D. 2004. Propuesta metodológica para el Análisis territorial en la cuenca Hidrográfica


del estero el peral, comuna de Carahue, IX Región”. Tesis presentada a la Facultad de Ciencias de
la Universidad Católica de Temuco para Optar al Grado de Licenciado en Recursos Naturales.

Neira E., Verscheure H. & Revenga C. 2002. Observatorio mundial de bosques. Nodo chile
Bosques frontera de Chile: Un patrimonio natural a conservar. Instituto de Recursos Mundiales
(WRI), Comité pro Defensa de la Flora y Fauna (CODEFF), Universidad Austral de Chile. 60 pp.

Noss, R.F. 1993. A regional landscape approach to maintain diversity. BioScience, 33: 700-706.

Noss R.F. & Cooperrider A. 1994. Saving nature’s legacy: protecting and restoring biodiversity.
Island Press, Washington, D.C.

Noss, R. 2000. Maintaining the Ecological Integrity of landscapes and Ecoregions. En: L. Westra,
D. Pimentel & R. Noss (eds.), Ecological Integrity: 191 -208.

Noss, R. 2003. A checklist for wildlands network designs. Conservation Biology. 17 (5) 1270-1275.

Nott, M. P. & Pimm, S.L. 1997. The evaluation of biodiversity as a target for conservation. En:
Pickett, S.T.A.; Ostfeld, R.S.; Shachack, M. & Likens, G.E. (Eds)

Ortiz J. & Ibarra H. 2005. Anfibios y reptiles de la Cordillera de Nahuelbuta. En: Historia,
biodiversidad y ecología de los bosques costeros de Chile. Cecilia Smith-Ramírez, Juan Armesto &
Claudio Valdovinos (Eds.) Editorial Universitaria, Santiago Chile.

Parra A. 2004. Estrategias de restauración de comunidades boscosas nativas degradadas en un


contexto intercultural. Trabajo de Título presentado a la Facultad de Ciencias de la Universidad
Católica de Temuco para Optar al Grado de Licenciado en Recursos Naturales.

Pauchard, A. & Villarroel P. 2002. Protected areas in Chile: history, current status and challenges.
Natural Areas Journal 22:318-330.

Pauchard, A. & Alaback, P. 2004. Influence of elevation, land use, and landscape context on
patterns of alien plant invasions along roadsides in protected areas of south-central Chile.
Conservation Biology 18(1):238-248.

Pauchard, A., Aguayo, M., Peña, E. & Urrutia, R. 2005. Multiple effects of urbanization on the
biodiversity of developing countries: The case of a fast-growing metropolitan area (Concepción,
Chile). Biological Conservation 127: 272-281.

Penloup A., Martin J., Gory G., Brunstein D. & Bretagnolle V. 1997. Distribution and breeding
success of pallid swifts, Apus pallidus, on Mediterranean islands: nest predation by the roof rat,
Rattus rattus, and nest site quality. Oikos 80: 78-88.

Peña L. & Carrasco P. 1993. Clasificación preliminar de los suelos de la cuenca del Río Biobío. 105
p. Serie propuestas de ordenamiento vol 4. EULA, Universidad de Concepción, Concepción, Chile.

70
Povilitis, A. 1998. Characteristics and conservation of a fragmented population of huemul
(Hippocamelus bisculus) in central Chile. Biological Conservation 86: 97-104.

Prendergast J.R., Quinn R.M., Lawton J.H. 1999. The gaps between teory and practice in selecting
nature reserves. Conservation Biology 13 (3) 484-492.

Pressey R.L. Cowling R.M. 2001. Reserve selection algorithms and the real world. Conservation
Biology 15 (1) 275-277.

Pressey, R.L. & Logan V.S. 1997. inside looking out: finfings of research on reserve selection
relevant to “off-reserve” nature conservation. Pages 407-418 in P.Hale and D. Lamb, editors.
Conservation outside nature reserves. Centre for Conservation Biology, University of Queenslan,
Brisbane, Australia.

Primack R., Rozzi R., Faisinger P., Dirzo R., Massardo F. 2001. Fundamentos de conservación
biológica. Perspectivas latinoaméricanas. Fondo de Cultura Económica. México. 797 pp.

Reiche K. 1907. Grundzüge der Pflanzenverbreitung in Chile. Veg. Erde 8. Leipzig 347pp.
Geografía Botánica de Chile. Traducción del Alemán de Gualterio Looser. Santiago. 2 vols.

Rodrigues, A.S.L. & Gaston, K.J. 2002. Optimisation in reserve selection procedures why not?.
Biological Conservation 107: 123-129.

Rothley, K.D., Berger, C.N., Gonzalez, C., Webster, E.M. & Rubenstein, D.I. 2004. Combining
strategies to select reserves in fragmented landscapes. Conservation Biology 18: 1121-1131.

Ruz L. & Vivillo F. 2005. Las abejas de la Cordillera de Nahuelbuta. En: Historia, biodiversidad y
ecología de los bosques costeros de Chile. Cecilia Smith-Ramírez, Juan Armesto & Claudio
Valdovinos (Eds.). Editorial Universitaria, Santiago Chile.

Saavedra M. 1998. Avances en el proyecto de conservación del carpintero grande (Campephilus


magellanicus, King 1828) en las áreas silvestres protegidas de la IX Región de la Araucanía. En
Conservacion de la Fauna Nativa de Chile. Ed. V. Valberde. CONAF.

Sala, O.E., Chapin, F.S., Armesto, J.J., Berlow, E., Bloomfield, J., Dirzo, R., Huber-Sanwald, E.,
Huenneke, L.F., Jackson, R.B., Kinzig, A., Leemans, R., Lodge, D. M., Mooney, H.A., Oesterheld,
M., Poff, N.L., Sykes, M.T., Walker, B.H., Walker, M. & Wall, D.H. 2000. Biodiversity. Global
biodiversity scenarios for the year 2100. Science 287: 1770-1774.

Schmidt, H.; Caldentey, J.; Ibarra, M.; Peralta, M. 1992. Bases ecológicas y productivas para el uso
de terrenos forestales de la Cordillera de Nahuelbuta (Análisis comparativo de bosques naturales y
artificiales). Chile: Proyecto C11001 Fundación Andes. Informe de avance N° 1. 41

Scott, J.M. Csuti B.1996. Gap analysis for biodiversity survey and maintenance. En: M.L. Reaka-
Kudia, D.E. Wilson y E.O. Wilson, comps., Biodiversity II, Understanding and Protecting our
Biological Resources, Jhon Henry Press, Washington, D.C. pp.321-340.

Shafer, C.L. 1995. Values and shortcomings of small reserves. BioScience 45: 80-88.

Sieving, K.E., Willson, M.F. & De Santo, T.L. 2000. Defining corridor functions for endemic birds
in fragmented south-temperate rainforest. Conservation Biology 14: 1120-1132.

71
Siitonen, P., Tanskanen, A. & Lehtinen, A. 2002. Method for selection of old-forest reserves.
Conservation Biology 16: 1398-1408.

Smith-Ramírez C. 2004. The Chilean Coastal Range: a vanishing center of biodiversity and
endemism in south American temperate forest. Biodiversity and Conservation 13: 373 – 393.

Smith-Ramírez C., Campillo B., Céliz-Diez J., & Gardner M. 2005. Historia natural de la
enredadera endémica Berberidopsis corallina. En: Historia, biodiversidad y ecología de los bosques
costeros de Chile. Cecilia Smith-Ramírez, Juan Armesto & Claudio Valdovinos (Eds.). Editorial
Universitaria, Santiago Chile.

Solervicens, J. 2005. Diversidad y endemismos de Cleridae (Coleoptera) del Parque Nacional


Nahuelbuta. En: Historia, biodiversidad y ecología de los bosques costeros de Chile. Cecilia Smith-
Ramírez, Juan Armesto & Claudio Valdovinos (Eds.). Editorial Universitaria, Santiago Chile.

Soulé M. y Simberloff D. 1986. What do genetics and ecology tell us about the desing of nature
reserves?. Biological Conservation 35: 19-40.

Soule, M.E. & Mills, L.S. 1998. No need to isolate genetics. Science,282, 1658–1659.

Stein, B.A. & Davis F.W. 2000. Discovering life in América: tools and techniques of biodiversity
inventory. Pages 19-53 in B.A. Stein, L.S. Kutner, and J.S. Adams, editors.

Vilá C., Leonard J., Iriarte A., O’brien S., Johnson W. & Wayne R.K. 2004: Detecting the
vanishing populations of the highly endangered Darwin’s fox, Pseudalopex fulvipes. Animal
Conservation 7, 147–153.

Villagrán C. & Armesto J. 2005. Fitogeografía histórica de la cordillera de la Costa de Chile. En:
Historia, biodiversidad y ecología de los bosques costeros de Chile. Cecilia Smith-Ramírez, Juan
Armesto & Claudio Valdovinos (Eds.). Editorial Universitaria, Santiago Chile.

Villagrán C. & Hinojosa L.F. 1997. Historia de los bosques del sur de Sudamérica, II: Análisis
Fitogeográfico. Revista Chilena de Historia Natural 70: 241-267.

Weber C. 1992. Áreas protegidas privadas. Ambiente y Desarrollo 8 (4):13-17.

Woinarski, J.C.Z. & Price O. 1996. Application of taxon priority system for conservation planning
by selecting areas which are most distinct from environments already reserved. Biological
Conservation 76: 147-159.

WWF. 2003. A Landscape Approach to Conserving the Unique Biodiversity of the Nahuelbuta
Coastal Temperate Rainforest, Through Mechanisms that Ensure its Sustainability and Valorization.
Medium Size Project for the Global Environmental Fund. Valdivia, no publicado.

72
ÍNDICE DE MAPAS

Mapa 1. Área de estudio, definida como la Cordillera de la Costa en un sentido amplio y


tomando como referencia la cota 200 m.s.n.m.

Mapa 2. Predios con vegetación nativa de propiedad de CMPC.

Mapa 3. Clasificación de los fragmentos según su área (ha).

Mapa 4. Clasificación de los fragmentos según su área núcleo (ha), con un ancho de borde
de 100m.

Mapa 5. Clasificación de los fragmentos según su dimensión fractal. El índice fluctúa


entre 1 y 2.

Mapa 6. Clasificación de los fragmentos según la distancia euclidiana (m) al fragmento


más cercano.

Mapa 7. Análisis de vecindad con radio de 270 m.

Mapa 8. Análisis de vecindad con radio de 1350 m.

Mapa 9. Análisis de vecindad con radio de 2700 m.

También podría gustarte