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BUSCANDO LA LUZ

OBJETIVO CATEQUETICO
* Planteamiento de la fe como experiencia.
* Comunicación primera de la propia experiencia de fe.

1.Una palabra que se cumple


El mensaje cristiano anuncia una palabra que se cumple: el hecho de la salvación, la
experiencia de la fe. Es decir, la fe como vida y experiencia. Siempre fue así. También hoy
lo es.
En realidad, la Sagrada Escritura no es un tratado sobre Dios, sino una profunda
experiencia de Dios. No nos invita a hablar sobre Dios, sino a escucharle cuando habla,
proclamando su gloria y acogiendo su acción. En la Escritura, creer es reconocer y
confesar la acción de Dios en medio de los hombres. Por tanto, tener fe no es meramente
admitir la existencia de Dios, sino creer que Dios interviene en la historia humana.

2.En cualquier situación humana


La acción del Dios vivo, que habla en el fondo de los acontecimientos
históricos, se realiza "de muchas maneras" (cf. Heb 1, 1): en cualquier
situación humana (personal, social o eclesial) se puede reconocer la
acción elocuente de Dios; por lo mismo, en cualquier situación humana,
se puede plantear, de hecho, la experiencia de la fe.

3.Tres grandes experiencias


Aquí, la experiencia de fe se plantea en relación con tres grandes
experiencias humanas, de la mayor amplitud e importancia (DCG 74): el
cambio, la búsqueda de la propia identidad, la búsqueda de Dios. Antes
o después, en el fondo de cada una de esas experiencias, se planteará
la cuestión de la experiencia de fe, centro del mensaje cristiano y, por
tanto, del proceso catecumenal.

4.Experiencia de Cristo
Esta experiencia de fe no es sólo experiencia genérica de Dios, sino
experiencia específica de Cristo. Es fundamental que este punto central
del mensaje cristiano sea anunciado claramente desde el principio: se
trata de construir sobre la «piedra angular» (Sal 118,22; 1 Co 3,11).

5.El cambio
En primer lugar, el cambio. Lo que nosotros percibimos directamente
son los cambios. En plural. Y muy diversos: cambios físicos, intelectuales,
afectivos, económicos, laborales, políticos, religiosos... Dentro del
proceso catecumenal, pretendemos una toma de conciencia de los
interrogantes que el cambio provoca y una búsqueda de lo que la
experiencia actual de fe puede significar en el fondo de esos cambios.

6.La búsqueda de la propia identidad


Hay cambios y cambios. Algunos son tan importantes que repercuten
sobre el sentido mismo de la vida y sobre la conciencia de la propia
identidad. Con algunos cambios, no sabe uno ciertamente a qué
atenerse: ¿ahora qué?, ¿seguirá todo igual?, ¿qué sentido tiene mi
vida?, ¿quién soy yo? La búsqueda de la propia identidad es, en el
fondo, un problema permanentemente abierto. El hombre debe aceptar y
vivir la experiencia de no saber exactamente quién es, si no es a la luz de
la experiencia que le constituye como creyente: sólo Cristo es la clave
definitiva del misterio humano (GS 22).

7.La búsqueda de Dios


En medio de todos los cambios que transforman al mundo y al hombre,
y en medio de todos los procesos que al final dejan abierto el problema
de la identidad humana, todas las religiones de la Tierra son, de algún
modo, respuesta a la necesidad que el hombre manifiesta en su
búsqueda de Dios. En esta búsqueda, Dios aparece como punto de
referencia profundamente necesario en la vida del hombre. Será bueno
preguntarse: ¿quién es Dios para mi?, ¿tengo yo experiencia de fe?,
¿qué imagen tenemos de Dios? Con ello, se pretende una toma de
conciencia de la propia búsqueda de Dios, una revisión del nivel religioso
en que cada uno se encuentra, un planteamiento claro de la fe como
experiencia (proclamamos una palabra que se cumple).

8.Experiencia personal de fe, insustituible


En un asunto vital como es la fe, el hombre ha de comportarse con
responsabilidad, de manera consciente y libre. El puede buscar y
encontrar iluminación y apoyo en la comunidad cristiana.
Nuestra fe es la fe de la Iglesia: somos creyentes en cuanto que somos
miembros de la comunidad creyente. El mensaje de fe -las verdades
reveladas- ha sido confiado gratuitamente por Cristo a la Iglesia para que
lo transmita con fidelidad a lo largo de la historia de los hombres (cf. DV
7). Pero nuestra fe es, al mismo tiempo, personal. El creyente ha de
profundizar personalmente los motivos de su opción religiosa. Pero
además en la base de esta adhesión de fe hay, sobre todo, una
dimensión de conocimiento concreto, existencial, personal: una relación
vivida del hombre con Dios. En este sentido puede decirse que la
experiencia personal de fe es insustituible. (Sobre la fe, cf. tema 34.)

9.La Palabra de Dios, operante en medio de vosotros


Cristo inaugura su predicación proclamando que el Reino de Dios
"está en medio de vosotro". Igualmente la Iglesia, cuando continúa su
misión, anuncia una Palabra viva y eficaz (Hb 4, 12), no una palabra de
hombre, sino la Palabra de Dios que permanece operante en medio de
vosotros (1 Ts 2, 13; cf. Is 55, 10-11; Sal 94; Ez 12, 25.28). En último
término, el test de la fe que Pablo hace a la comunidad de Corinto no es
otro sino el test de la experiencia: "Poneos a la prueba, a ver si os
mantenéis en la fe, someteos a examen: ¿no sois capaces de reconocer
que Cristo Jesús está entre vosotros?" (2 Co 13, 5).
La iniciación catequética a la fe supone no sólo la transmisión de una
experiencia, sino también de la propia experiencia de fe. Como dice
Pablo Vl: "En el fondo, ¿hay otra forma de comunicar el evangelio que no
sea la de transmitir a otro la propia experiencia de fe?" (EN 46).

10.Ser como Dios, pero sin Dios: tentación original del hombre
TENTACION-ORIGINAL: Se oye decir frecuentemente: "Yo no necesito
de Dios para dar sentido a mi vida". Esta expresión y otras semejantes
dejan al descubierto de forma sencilla el hecho mismo de la increencia,
manifestado como disociación entre la experiencia de fe y la cuestión del
sentido de la vida. Por un lado va la vida, por otro Dios (supuesto que
exista). Tal disociación supone como proyecto vital la pretensión
profunda de ser como Dios, pero sin Dios. Tarea evangelizadora
fundamental será la de desenmascarar, detrás de todo eso, la tentación
original del hombre.

11. La experiencia de fe afecta al sentido más profundo de la vida


Justamente lo que el proceso de iniciación y maduración en la fe habrá
de esclarecer y descubrir es este hecho: que la experiencia de fe termina
afectando al sentido más profundo de la vida humana. Esta es la
experiencia de Pablo, cuando dice: «Para mí, vivir es Cristo» (Flp 1, 21).
Esta es también la fe de Pedro, cuando anuncia: "Bajo el cielo no se nos
ha dado otro nombre que pueda salvarnos" (Hch 4, 12) (ver tema 2).
12.Proceso de liberación personal y colectivo: bajo el signo del éxodo
Frente a falsos optimismos, interesados o ingenuos, la experiencia de
fe se sitúa siempre dentro de un proceso de liberación personal y
colectivo. La experiencia de fe irrumpe en medio de una tierra
esclavizada, "en tiniebias" (Mt 4, 16), necesitada de redención. Y
aparece como proceso de evangelización que asume y supera
situaciones infrahumanas: "Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos
quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los
pobres la Buena Nueva" (Mt 11, 5). Nuestra fe, de Moisés a Cristo, se
abre paso en medio de la historia bajo el signo del éxodo.
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PISTAS PARA LAS REUNIONES

TEMA 1. BUSCANDO LA LUZ

* Caminantes (cambio)
1) ¿Cuáles son en tu opinión los cambios más importantes de tu vida?:
-cambios personales (biológicos, afectivos, intelectuales,
profesionales);
-cambios sociales;
-cambios eclesiales.

2) ¿Has llegado a descubrir lo que han significado para ti?, ¿para el


país?, ¿para la Iglesia?, ¿para las demás confesiones?

3) ¿Cuál es el cambio que vives ahora? (a nivel personal, social,


religioso).

4) ¿Qué ha supuesto (o supone) lo religioso para ti en medio del


cambio?
5) ¿Cómo vivimos el cambio los creyentes? Ver FERNANDEZ
MARTOS, Cristianos, comunidades e Iglesia ante el cambio.
Presentación, esquema, grupos.

* ¿Quién soy yo? (busqueda de la propia identidad)

1) Fotopalabra: Cada miembro del grupo elige una o dos fotografías


con las que se identifica en este momento. Unos minutos en silencio para
la elección. Luego, cada uno va comunicando por qué ha elegido tal foto.
¿Qué significa para él?

2) La crisis de identidad es una de las crisis más profundas en la vida


del hombre. ¿Qué experiencias tienes a este respecto?

3) ¿Qué papel ha tenido (o tiene) el cambio en tu crisis de identidad?

4) ¿Qué es el hombre: un mecano, un robot, puro fuego de artificio, un


objeto de placer, un animal más, un semidios...?

5) ¿Cuál es el sentido de tu vida?

6) ¿Cuál es, en tu opinión, el sentido del hombre y del mundo?

7) ¿Qué papel ha jugado o juega lo religioso en la búsqueda de tu


propia identidad, es decir, en la búsqueda del sentido de tu vida?
* Mi vida de fe (búsqueda de Dios)

1 ) ¿Quién es Dios para ti?

2) ¿Qué imagen tienes de Dios: ausente, terrible, amante?

3) Tener fe no es meramente admitir la existencia de Dios, sino creer


que Dios interviene en la historia humana. Tú ¿qué dices?, ¿cuál es tu
experiencia?

4) ¿Tienes experiencia de fe ¿estás en situación de búsqueda? 5)

5) En el contexto plural de las religiones (hinduísmo, budismo,


islamismo, judaísmo, cristianismo...), tú cómo te sitúas?

6) ¿Todas las religiones son verdaderas?, ¿no lo es ninguna?,


¿dónde está la verdad?

7) ¿Cómo encajas los cambios dentro de la Iglesia?

8) ¿Tiempos de confusión o tiempos de renovación?

9) ¿Qué significa la Biblia para ti?, ¿se te cae de las manos?

10) ¿Dios habla hoy?, ¿qué significa esto?, ¿has escuchado su voz?

11) Profundizar en esto: anunciamos una Palabra viva y eficaz (Heb 4,


12) no una palabra de hombre, sino la Palabra de Dios, que permanece
operante en medio de vosotros (1 Ts 2, 13; Is 55, 10-11; Sal 94; Ez 12,
25.28).

12) Ver experiencia de S. Agustin: "Toma y lee" (Las Confesiones, libro


Vlll, caps. Xl-XII). Ver DOCUMENTOS 5 1.

13) Palabra de Dios:


-¿lo que Dios dijo?;
-¿lo que Dios dice?, ¿dice algo distinto?, ¿te lo dice a ti?;
-¿lo que Cristo dijo?;
-¿Cristo habla hoy?, ¿la Escritura, carné de identidad de Cristo?

14) Celebración: ¿qué supone para mí?:


-¿aburrimiento?,
-¿cumplimiento legal?,
-¿celebración viva que necesito?

15) Comunidad: mi experiencia de Iglesia:


-¿tinglado?,
-¿Por libre?,
-¿descubrimiento de la comunión que produce la experiencia de fe?,
-¿Cuerpo de Cristo?

16) Para ti ¿quién es Jesucristo?:


-¿un personaje del pasado?, ¿un profeta?;
-¿un revolucionario?;
-¿aquél sin el cual nada tendría sentido?;
-¿alguien que actúa en nuestra vida?

17) El catecumenado, como proceso de iniciación a la experiencia de


fe. Exposición y diálogo.
18) El catecumenado, como proceso de integración en la comunidad
cristiana. Exposición, y diálogo.

19) De una situación de cristiandad a un pluralismo social y religioso.


Exposición, esquema, diálogo.

20) Canción La casa de mi amigo, de R. CANTALAPIEDRA. Tema: de


la casa grande a la casa pequeña. Grupos: ¿dónde estamos nosotros?

21) La crisis presente: parroquias, colegios, familias. Ver LOPEZ, J., La


historia, tiempo de kerigma. La desmitificación no consciente. En
"Pastoral Juvenil", 139-140 (1974), 5-8.

22) Diversas imágenes de Iglesia: una opción. Exposición, esquema,


grupos.

23) Entre dos mundos: capitalismo y marxismo. Exposición, esquema,


grupos.

24) ¿Creemos en ALGO o creemos en ALGUIEN? Montaje de M.


VALMASEDA, ¿Algo o alguien? C. O. E., Madrid .
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TEMA 1-1

OBJETIVO:
EVANGELIZACIÓN PRIMERA
PLANTEAMIENTO DE LA FE COMO EXPERIENCIA
REVISIÓN DEL NIVEL RELIGIOSO: IMAGEN DE DIOS

PISTA PARA LA REUNIÓN


* ¿Quién es Dios para mí?:
1 No existe.
2 No me preocupa.
3 Un interrogante.
4 Un Dios ausente.
5 Un Dios terrible.
6 Un Dios amante.
7 Dios actúa.
8 Cristo vive hoy.

PLAN DE LA REUNION
* Introducción. Planteamiento de la cuestión:
¿Quién es Dios para mi? ¿Tengo experiencia de fe? ¿Dónde
estamos?
* Comunicación de pequeños grupos.
* Puesta en común. Diálogo.
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TEMA 1-2

OBJETIVO:
EVANGELIZACIÓN PRIMERA
PLANTEAMIENTO DE LA FE COMO EXPERIENCIA
REVISIÓN DEL NIVEL RELIGIOSO: LA PALABRA

PISTA PARA LA REUNIÓN


* Escucho la palabra de Dios:
1 Como objeto de estudio.
2 Como palabra viva cumplida en los acontecimientos.
3 Como lluvia que desciende a la tierra, la empapa y la hace germinar
(Is 55, 10).
4 Insisto en aquello que despierta o expresa vivencias transparentes.
5 Respeto la iniciativa de Dios, sin forzarla.
6 Como palabra viva y eficaz, penetrante (Hb 4, 12),
que pone en juego toda mi personalidad.
7 Como espejo ante el cual aparece mi vida.
8 No la escucho.

PLAN DE LA REUNIÓN
* Introducción. Presentación del objetivo, plan y pista de la reunión.
* Pequeño grupo: ¿Cómo escucho la palabra de Dios?
* Puesta en común: Lo más importante.
* Lectura. Ez 12, 21-28: Comentario en grupo grande.
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TEMA 1-3

OBJETIVO:
EVANGELIZACIÓN PRIMERA
PLANTEAMIENTO DE LA FE COMO EXPERiENCIA
REVISIÓN DEL NIVEL RELIGIOSO: LA PALABRA

PISTAS PARA LA REUNIÓN


* ¿Qué significa para ti la palabra de Dios?
- Lo que Dios dijo.
- Dios habla hoy.
- Lo que Cristo dijo.
- Cristo habla hoy.
* ¿Qué significa la Biblia para ti?

PLAN DE LA REUNIÓN
* Introducción. Planteamiento del problema.
Presentación de las pistas.
* Comunicación de pequeño grupo.
* Puesta en común: Lo más importante. Dialogo.
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TEMA 1-4

OBJETIVO:
EVANGELIZACIÓN PRIMERA
PLANTEAMIENTO DE LA FE COMO EXPERIENCIA
LA EXPERIENCIA DE FE, EXPERIENCIA DE LA PALABRA

TOMA Y LEE (S. AGUSTIN)


* Crápula.
* Insatisfacción, vacío.
* Comunicación primera experiencia de fe.
* Quiero y no puedo.
* ¿Hasta cuándo, Señor...?
* Toma y lee.
* Rm 13, 13.

ACTITUDES DIVERSAS
* Magia, juego, manipulación.
* Respeto, iniciativa de Dios.
Escucha, discernimiento.
Acogida, don de Dios.
* Rechazo, racionalismo.

PLAN DE LA REUNIÓN
* Introducción. Presentación de la experiencia de San Agustin,
tradición viva de la Iglesia. (Ver DOCUMENTOS 5 1)
* Diálogo: ¿Tenemos experiencias semejante hoy?
¿Cuál es nuestra actitud ante el hecho de la palabra viva de Dios?
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TEMA 1-5

OBJETIVO:
EVANGELIZACIÓN PRIMERA
PLANTEAMIENTO DE LA FE COMO EXPERIENCIA
EL CATECUMENADO, INICIACIÓN DE LA EXPERIENCIA DE FE

PISTA POSIBLE (OTRA)


* Comunicación de pequeño grupo: ¿Dónde me sitúo yo dentro del
esquema presentado? ¿Cuál es mi reacción tras la exposición?
* Puesta en común: Lo más importante. Diálogo.

PLAN DE LA REUNIÓN
* Introducción. Presentación del objetivo y plan de la reunion.
* Exposición: Presentación del catecumenado como proceso de
iniciación
en la experiencia de fe (CATECUMENADO 0).
* Diálogo.
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TEMA 1-6

OBJETIVO:
EVANGELIZACIÓN PRIMERA
PLANTEAMIENTO DE LA FE COMO EXPERIENCIA
EL CATECUMENADO, INICIACIÓN EN LA COMUNIDAD

PISTA POSIBLE (OTRA)


* Comunicación de pequeño grupo: ¿Dónde me sitúo yo en relación
con el esquema presentado? ¿Cuál es mi reacción tras la
exposición?
* Puesta en común: Lo más importante. Diálogo.

PLAN DE LA REUNIÓN
* Introducción. Presentación del objetivo y plan de la reunión.
* Exposición: Presentación del catecumenado como proceso de
iniciación
en la comunidad cristiana (CATECUMENADO 0).
* Diálogo
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TEMA 1-7

OBJETIVO:
EVANGELIZACIÓN PRIMERA
PLANTEAMIENTO DE LA FE COMO EXPERIENCIA
TOMAR CONCIENCIA DE LA NECESIDAD DEL CATECUMENADO

PUNTOS CLAVE
1 España, mayoría católica (comentar cuadros 1 y 2)
2 España, país de misión.
3 La Iglesia invertebrada.
4 El último Constantino.
5 Una Iglesia equívoca.
6 Optar por la comunidad, alternativa eclesial.
7 Catecumenado para bautizados.
8 En país de vieja cristiandad.

PLAN DE LA REUNIÓN
* Introducción: Presentación del objetivo, plan de la reunión y
documento 0.
* Lectura personal del documento.
* Puesta en común: Aspectos más importantes.
¿Es necesario el catecumenado? ¿Por qué?
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TEMA 1-8

OBJETIVO:
EVANGELIZACIÓN PRIMERA
PLANTEAMIENTO DE LA FE COMO EXPERIENCIA
LA EXPERIENCIA DE FE, PROCESO DE LIBERACIÓN

PISTAS POSIBLES
* ¿Me identifico con alguna de estas frases?:
1 Los ciegos ven.
2 Los cojos andan.
3 Los leprosos quedan limpios.
4 Los sordos oyen.
5 Los muertos resucitan.
6 Se anuncia a los pobres la buena nueva.
* Estas situaciones infrahumanas ¿son actuales?, ¿nos afectan a
nosotros?

PLAN DE LA REUNIÓN
* Presentación del objetivo, plan de la reunión y pista.
* Pequeño grupo: ¿Me identifico con alguna de estas frases? ¿Con
ninguna?
¿Situaciones actuales?
* Puesta en común: Lo más importante.
Lectura de Mt 11, 1-6. Comentario.
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TEMA 1-9

OBJETIVO:
EVANGELIZACIÓN PRIMERA
PLANTEAMIENTO DE LA FE COMO EXPERIENCIA
TOMA DE CONCIENCIA: MOTIVACIONES ANTE EL CATECUMENADO

PISTA PARA LA REUNIÓN


1 Tener experiencia de fe.
2 Reconocer a Jesús como Señor.
3 Descubrir la justicia del Evangelio.
4 Confesar toda la fe de la Iglesia.
5 Vivir comunitariamente.
6 Transmitir la experiencia de fe.
7 Descubrir la celebración viva de la fe.
8 Comprometerme en la causa de Jesús.
PLAN DE LA REUNIÓN
* Introducción: Presentación del objetivo, plan y pista de la reunión.
* Comunicación de pequeño grupo: ¿Por qué necesito yo el
catecumenado?
Motivaciones más importantes. (Ver pista para la reunión.)
* Puesta en común. Diálogo.

CRISTO VIVE ¡CONVERTIOS!

OBJETIVO CATEQUETICO
* Comunicación primera de la propia experiencia de fe:
-Cristo resucitado, sentido de la vida.
-Es preciso volverse a El (conversion).

24. El sentido de la vida no lo encontramos en superficie


V/SENTIDO: Estamos profundamente convencidos de que la vida tiene
un sentido. Pero al mismo tiempo cambiamos muchas veces de opinión
sobre este sentido. El sentido hondo de la vida no lo encontramos en la
superficie de las cosas.

25. Noticia no esperada: los ídolos caen


IDOLOS/QUE-SON: Puede ocurrir que un día descubramos con
sorpresa que aquellas cosas en que nosotros poníamos toda nuestra
confianza se nos vienen abajo. A esas cosas la Escritura las llama ídolos,
falsas imágenes de Dios, dioses falsos. Los ídolos son creación del
egoísmo humano, en los que el hombre pretende encontrar
equivocadamente la respuesta del sentido de la vida (dinero, poder,
sexo). Todos estos ídolos están destinados a caer.

26. Al descubierto las ilusiones que ocultan la verdadera situación


Al denunciar la caída de los ídolos, la Escritura no pretende dar una
mala noticia, sino poner al descubierto todas las ilusiones, que
perjudican al hombre y le ocultan su verdadera situación: la necesidad
que tiene de ponerse delante de Dios, porque sólo Dios puede salvar su
vida, dándola plenitud y verdadero sentido.

27. No hay salvación más que en Jesucristo


Por consiguiente, no hay ninguna realidad humana en la que el
hombre pueda salvarse. La verdadera salvación no es del orden de lo
meramente humano. Toda esperanza puesta en realidades mundanas
acaba por defraudarnos. La esperanza que no falla está fuera de
nuestro alcance, nos es dada; es una esperanza gratuita, regalada. El
fundamento y meta de la esperanza de salvación humana se llama
Cristo, Cristo resucitado: «Bajo el cielo no se nos ha dado otro nombre
que pueda salvarnos» (Hch 4, 12).

28. Obra de Dios que no creeréis aunque os la cuenten


Sólo en el nombre de Cristo Resucitado podemos vivir sin idolos. Y con
esperanza. "Por tanto, sabedlo bien, hermanos, se os anuncia el perdón
de los pecados por medio de él, y que todo el que crea queda justificado
por su medio de todo lo que no pudisteis ser justificados por la ley de
Moisés. Cuidado con que os suceda lo que dicen los Profetas: Mirad,
burlones, desmayaos de espanto, porque en vuestros días haré una
obra tal que si os la cuentan no la creeréis» (Hch 13, 38-41).

29. No busquéis entre los muertos al que vive: Cristo ha resucitado


Cristo ha resucitado, Cristo es el Señor. Las reacciones primarias ante
el acontecimiento son de asombro, sorpresa, duda, incredulidad (Lc 24,
11.12.16.21.37.41; Hch 2, 13.15). Pero por encima de todos estos
sentimientos se impone una convicción más fuerte: "¿Por qué buscáis
entre los muertos al que vive? No está aqui. Ha resucitado" (Lc 24, 5-6).

30. Jesús es el Señor


San Pablo dice: "Os recuerdo ahora, hermanos, el Evangelio que os
proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados...
Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue
esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras.... que
se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce" (1 Co 15, 1-5; cf. Rm 10,
9; Lc 24, 34). Esta predicación es hecha por los Apóstoles no sólo como
notificación de un hecho histórico, sino sobre todo como proclamación
del acontecimiento salvador de Dios en favor de los hombres. Este
Jesús, que por nosotros murió y que ha resucitado, es reconocido como
Señor. El día de Pentecostés decía San Pedro: "Dios resucitó a este
Jesús y todos nosotros somos testigos... Por lo tanto, todo Israel esté
cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha
constituido Señor y Mesías" (Hch 2, 32. 36). Según el testimonio de los
Apóstoles, los acontecimientos posteriores a la Pascua manifiestan a
Jesús como Señor de la historia, esto es, como Dios. Los Apóstoles
proclaman acerca de Jesús de Nazaret lo que los judíos proclamaban de
Dios: es el Señor (cf. Jn 21, 7).

31. "Habiendo sido muerto, he aquí que vivo para siempre"


El Apocalipsis de San Juan pone en labios de Jesús resucitado estas
palabras: «Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo, el Principio y
el Fin)) (Ap 22, 13; 1, 8; 21, 6). «Al verla -dice el autor-, caí a sus pies
como muerto. El puso la mano derecha sobre mí y dijo: No temas: Yo soy
el Primero y el Ultimo, yo soy el que vive. Estaba muerto, Y ya ves, vivo
por los siglos de los siglos)) (Ap 1, 17-18). Cristo es el Señor de los que
viven y de los que mueren: «Para esto murió y resucitó Cristo: para ser
Señor de vivos y muertos» (Rm 14, 9). Nosotros somos, pues,
contemporáneos de Cristo. En adelante, vivir para Dios es vivir para
Cristo: "ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para si
mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el
Señor" (Rm 14, 7-8). Unidos por la fe a Cristo resucitado, los primeros
discipulos dieron testimonio de que Jesús vive.

32 ¿No reconocéis que Cristo está en vosotros?


Cristo ha resucitado, Cristo es el Señor. Nosotros podemos reconocer,
por la fe, en nuestra propia vida el "señorío", el dominio, el poder de
Jesús Resucitado, como los primitivos creyentes, como los creyentes de
nuestro tiempo. Es el Señor y lo manifiesta. Puedes ser testigo tú mismo.
A cualquiera de nosotros puede ir dirigida esta pregunta de Pablo:
"Poneos a la prueba, a ver si os mantenéis en la fe, someteos a examen;
¿no sois capaces de reconocer que Cristo Jesús está entre vosotros?" (2
Co 13, 5). Los cristianos podemos ser "testigos" enraizándonos en la fe
que nos han transmitido los primeros testigos y participando en los
misterios sacramentales de salvación que ellos nos han legado: los
creyentes alcanzan su seguridad acudiendo a la doctrina de los
Apóstoles y a la fracción del pan que acontecen en el seno de la
comunidad fraterna que es comunidad de oración (cf. Hch 2, 42).

33. Señorío de Cristo y conversión del hombre: aspectos inseparables


del acontecimiento cristiano
El gran acontecimiento cristiano reúne dos elementos inseparables. No
siempre caemos en la cuenta de la profunda relación de ambos. Esos
dos elementos son: 1) Cristo vive a pesar de la muerte y ha sido
constituido Señor de todo, Señor de la Historia, y en esta Historia
interviene eficazmente. 2) La aceptación por la fe de este acontecimiento
lleva consigo la propia conversión.

34. Juan Bautista, Jesús, Pedro, Pablo... destacan ambos aspectos


De hecho, no obstante la diversidad de los tiempos, de los lugares y
de los auditorios, las predicaciones de Juan Bautista, de Jesús, de Pedro
o de Pablo ofrecen todas un mismo esquema y una misma orientación:
Anunciar el acontecimiento y llamar a la conversión (cf. Mt 3, 2; 4, 17;
Hch 2, 36.38; 3, 15.19; 5, 31; 10, 40-43; 13, 30.38-39).

35. Sin conversión no llega a nosotros el Reino de Dios


El hombre pecador está alejado de la presencia de Dios. Dios no
puede acercarse al hombre para reinar en él, si el hombre no se vuelve a
El, se convierte a El. En esta conversión está en juego toda su vida.

36. Una conversión gratuita, signo de la presencia del Reino de Dios


La conversión del hombre es una obra de iniciativa gratuita y amorosa
de Dios. Por esto su anuncio es buena e inaudita noticia. El hombre, en
efecto, está sometido a señores demasiado poderosos como para que
pueda cambiar por sí mismo. Cuando el hombre se convierte y cambia,
entonces es que el Reino de Dios ha aparecido en medio de nosotros.
La fuerza de Dios se manifiesta en contraste con la debilidad del hombre.

37. Señorío del hombre y experiencia bíblica: la experiencia bíblica


conduce al encuentro de Cristo
Hay que evitar el examinar de modo abstracto tanto la conversión
propia como la presencia de Cristo en la historia. Es necesario descubrir
estas realidades de manera muy concreta. A través de la significación de
las grandes experiencias bíblicas, que son realidades concretas, el
discipulo de Jesucristo entiende vitalmente los caminos de su conversión
y de su encuentro con Dios en Cristo. Cuando los acontecimientos y las
palabras de la Sagrada Escritura son proclamados y ahondados en el
seno de la comunidad, el creyente avanza en su camino de
descubrimiento del Señor. La Escritura vivida conduce a Cristo, da
testimonio de El (Jn 5, 39).

38. La vida de fe, encuentro con Cristo en la trama de la vida


cotidiana
El hombre que se convierte, se vuelve a Dios con la totalidad de su
vivir humano. Orienta hacia Dios sus deseos, sus proyectos, su
experiencia humana. El cristiano que permanece fiel a Jesucristo, vive su
vida de relación con Dios en Jesucristo en la trama misma de la vida
cotidiana (cf. 1 Co 10, 31; 1 P 4, 10-11; Col 3, 17; Flp 2, 3-4). El cristiano
ha de seguir a Cristo en el modo como El vivió la existencia ordinaria de
los hombres (cf. Pablo Vl, EN 29, 31, 35, 47).

39. Vida de fe y experiencia humana


El cristiano, cuando actúa como creyente, lleva una vida que en
muchos aspectos es semejante a la de los demás hombres: trabajo,
esfuerzo, reflexión, diálogo, amistad, cooperación, lucha, etc. Esta vida
es también, al mismo tiempo, una experiencia de fe. No en el sentido de
que la realidad de Dios pueda ser percibida directamente por nosotros.
La realidad de Dios no puede ser percibida directamente en nuestra
actual condición, pero sí podemos entrar en contacto con Dios a través
de signos. Como dice San Pablo, ahora vemos como en un espejo,
todavía no vemos cara a cara (cf. 1 Co 13, 12). No obstante, la vida de fe
es, en un grado mayor o menor, una vida de relación consciente,
plenamente humana, con Dios Padre por medio de Jesucristo. En este
sentido, hablamos de "experiencia de fe".
Esta actitud de fe viva, consciente, del hombre que trabaja, que lucha,
que dialoga, que hace el bien, etc., proviene de la acción oculta del
Espíritu Santo en el corazón del hombre y de la libre cooperación del
hombre en el seno de la comunidad creyente que es la Iglesia. Esta
existencia humana vivida desde la fe no se reduce a situaciones
extraordinarias o excepcionales (cf. LG 41, 34, 35; cf. DCG 26, 33, 34,
72, 74, 75).

40. El Hijo de Dios "ilumina a todo hombre" (Jn 1, 9)


Cuando presentamos a los demás el mensaje evangélico no podemos
olvidar que Dios creador y salvador ha sembrado ya en el corazón de los
hombres sentimientos, actitudes, valores, reflexiones, experiencias que
les preparan para el encuentro con Cristo en la fe (cf. LG 16 y 17; Pablo
Vl, EN 53, 55, 70). El Espíritu Santo actúa ya en el alma de los que jamás
han oído hablar de Cristo, y sobre todo en la de aquéllos que están
especialmente vinculados con Cristo por el bautismo. No podemos
"deducir" la revelación divina de la experiencia humana, nuestra o ajena.
Pero, a la luz de la revelación divina que la Iglesia proclama, sí podemos
y debemos reconocer la acción de Dios en la vida de los hombres.
Iluminado por la fe, el discípulo de Cristo sabe que el Hijo de Dios ilumina
a todo hombre (Jn 1, 9).

41.Dios continúa hablando al hombre de hoy


El encuentro con Cristo en la fe de la Iglesia es fruto de la acción del
Espíritu Santo que, mediante el testimonio de fe de los cristianos y la
proclamación de la palabra de Dios, continúa suscitando hoy en el
corazón de los hombres actitudes de fe y de amor semejantes a las que
nos muestran el Antiguo y el Nuevo Testamento. Para describir este
encuentro con Cristo por la fe podemos recurrir a la experiencia de fe
que nos ofrece la Sagrada Escritura. Para nosotros, miembros de la
Iglesia en el siglo XX, los acontecimientos y palabras de la Sagrada
Escritura no se refieren sólo al pasado. Dios, que se comunicó a sus
amigos y a su pueblo en el Antiguo y en el Nuevo Testamento a través
de unos determinados acontecimientos y experiencias, se sigue
comunicando hoy -el mismo Dios- a través de nuestras experiencias
humanas actuales cuando éstas son vividas desde la fe, o bajo la acción
iluminadora del Espíritu Santo (cf. GS 11; DV 8). Después de constituida
definitivamente la revelación divina -concluye con la muerte del último
apóstol- no hay que esperar ya una nueva revelación pública de Dios al
hombre. Pero Dios continúa habiando al hombre, por medio de la Iglesia
(proclamación de la Palabra de Dios, testimonio de fe y de caridad, etc.)
y en el corazón de cada hombre, a través de la experiencia humana
actual, de cada uno o de la comunidad humana, interpretada la
experiencia a la luz de la fe (cf. GS 11 y DV 8; sobre la relación entre
Biblia y Tradición, cf. tema 43).

42. Las Escrituras dan testimonio de Cristo


Hoy, como ayer, el hombre, en su itinerario hacia Dios, vive en
situaciones de éxodo, de tentación, de desierto, etc. Este encuentro del
hombre con Dios en la fe de la Iglesia, a través de la experiencia humana
actual, guarda analogía y está en continuidad con la experiencia de fe
del Antiguo y del Nuevo Testamento. Cuando nos encontramos con
Cristo nos situamos en el itinerario de fe del pueblo de la Antigua Alianza,
continuando en el pueblo de la Nueva Alianza que es la Iglesia. La
reflexión cristiana sobre las experiencias de fe del Antiguo y del Nuevo
Testamento, siempre en relación con nuestra experiencia humana actual,
nos permiten un encuentro de fe más consciente con Cristo-Jesús como
clave de la historia de salvación: "Estudiáis las Escrituras pensando
encontrar en ellas vida eterna: pues ellas están dando testimonio de mí"
-dice Jesús- (Jn 5, 39; cf. Lc 24, 27; DV 14-17). Las grandes experiencias
bíblicas conducen a El, dan testimonio de El. Vamos, pues, al encuentro
de Cristo por los caminos del Dios vivo.

43. Desde la fe de la Iglesia


El cristiano, al tratar de comprender hoy su vida de fe, o el itinerario
del encuentro del hombre con Cristo, en la experiencia humana actual, lo
ha de hacer desde la fe de la Iglesia en Cristo Jesús. A veces se trata de
una fe implícita que es necesario explicitar. El creyente, porque conoce
ya a Jesucristo, por la palabra de los Apóstoles, trasmitida por la Iglesia,
sabe a la luz de esta fe, que cuando el hombre se encuentra con los que
anuncian la palabra de Dios, se encuentra con Cristo; que cuando realiza
obras de amor con los pobres se encuentra con Cristo; que cuando
padece persecución por la justicia con paciencia evangélica, está en el
camino de Cristo... Pero sobre todo sabe que el encuentro con Cristo se
realiza en la Iglesia. Cristo está presente en la proclamación de la
palabra, en la vida de la Iglesia, y de modo del todo singular en la
Eucaristía. Los demás caminos para el encuentro con Jesús, el Señor, no
tienen sentido sin la Iglesia, cuerpo de Cristo y pueblo de Dios.

44. Itinerarios del encuentro con Cristo


Vamos a tratar a continuación de algunos de estos itinerarios del
encuentro del hombre con Cristo. Se podría haber tratado de algunos
otros. Pero los que aquí se indican son suficientes. No hablamos en
estas páginas que siguen propiamente del encuentro «sacramental» con
Cristo, -aunque se alude brevemente a la Eucaristía-, sino sobre todo del
encuentro con Cristo por la fe. Por esto, las expresiones "Cristo está
presente en los pobres" y otras semejantes no deben entenderse en un
sentido "localista", aunque siempre hagan referencia a una relación real
del hombre creyente con Cristo-Jesús.

45. Las grandes experiencias bíblicas


Las grandes experiencias bíblicas que vamos a considerar son estas:

* Alianza: Encontramos a Cristo, donde los hombres reconocen a


Dios, donde los hombres se respetan y se aman.

* Exodo: Cristo está donde el hombre es liberado de los ídolos y


poderes que le asedian y esclavizan.

* Desierto: Cristo está donde los hombres experimentan las


dificultades de la liberación.

* Tentación: Nos encontramos con Cristo, cuando en las encrucijadas


de la vida aceptamos la llamada de Dios.

* Pobreza: Encontramos a Cristo en los pobres; en ellos quiere ser


servido.

* Profecía: Cristo está en los profetas enviados por Dios: En los que
llevan su palabra. Encontramos a Cristo cuando cumplimos la Palabra de
Dios.
* Actitud de Siervo: Nos encontramos con Cristo cuando hacemos
nuestra su actitud de Siervo de Yahvé, el camino de los justos
injustamente perseguidos.

* Iglesia: Cristo está en medio de los que se reúnen en su nombre.

* Alegría: Encontramos a Cristo en la paz, en la alegría; una paz que


el mundo no puede dar, una alegria que nadie nos puede quitar.
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PISTAS PARA LAS REUNIONES

1) Estamos profundamente convencidos de que la vida tiene un


sentido. Pero al mismo tiempo cambiamos muchas veces de opinión
sobre lo que constituye el sentido de la misma. Poner en común, al nivel
que cada uno quiera, las veces en que ha cambiado de opinión sobre el
sentido concreto de su vida.

2) Hay quienes dicen: "yo puedo dar sentido a mi vida, prescindiendo


de Dios". ¿Tú, qué dices?

3) Leer y comentar Génesis 3: la pretensión original del hombre, ser


como Dios prescindiendo de Dios (ver tema 24). Se trata de reconocer
como actual la tentación original del hombre.

4) La fe "nos libera de la ilusión, enraizada en el pecado, de creer que


podemos fundar nuestra existencia personal en virtud de nuestra propia
decisión" (R. BULTMANN, Jesucristo y mitología, Ed. Ariel. Esplugues de
Llobregat, Barcelona, 1970, p. 106). ¿Es esto así?

5) Los ídolos son creación del egoísmo humano en los que el hombre
pretende encontrar equivocadamente el sentido de su vida (dinero,
poder, sexo...). No es fácil reconocer los propios ídolos. Puede
ayudarnos esta pregunta: ¿qué es lo que buscamos por encima de todo?

6) «El descubrimiento que se impone al psicoterapeuta en presencia


de sus enfermos neuróticos es éste: casi todos estos enfermos sufren de
la pérdida del sentido de la existencia en general y de la suya en
particular. Su mayor sufrimiento consiste, pues, en que, a causa de la
pérdida del sentido de su existencia y a causa de la desvalorización de la
existencia en todos sus dominios, se ven imposibilitados de arraigar
verdaderamente, es decir, sin sentirse amenazados, tanto en el mundo
como en la sociedad, en la profesión o en su papel sexual, así como en
sí mismos. El estado de necesidad psíquico de la neurosis existencial
penetra más hondo en el interior del hombre que otros y debe
entenderse como la repercusión de un secreto nihilismo de la
personalidad; así, hace su aparición una nueva forma de mal, el mal del
desgarramiento existencial que divide la personalidad en una voluntad de
determinación de su último destino y una voluntad contraria de fuerza
análoga: "no quiero ser el que soy"; por lo general, esta formulación no
se expresa, pero se mueve en el fondo oscuro del hombre. La pregunta
latente en muchos hombres que no pueden componérselas con una
existencia que ha perdido el sentido para ellos es precisamente: "¿cómo
puedo arreglarme en la existencia sin un sentido? (cf. VON GEBSATTEL,
Imago hominis, Ed. Gredos, Madrid, 1969, pp. 37, 72.

7):MARXISMO/V-SENTIDO:Adam Schaff,
uno de los hombres más representativos del humanismo marxista, viene
a decir que "el marxismo no debe ser concebido en términos de felicidad;
al marxismo sólo se le puede pedir una liberación sociopolítica, una
liberación de la opresión cristalizada en las estructuras sociales. La
felicidad es un asunto puramente subjetivo y que escapa a toda
pretensión científica, pero exige que haya desaparecido todo resto de
explotación y dominación. Y a esto precisamente atiende el marxismo". El
mismo Adam Schaff confiesa que los jóvenes se le acercan preguntando
por el sentido de la vida y que el marxismo no tiene respuesta para este
interrogante fundamental. (BELDA-ALBERDI, Marxismo y cristianismo II,
CEASO, Madrid, 1973, p. 108). Comentario en grupo: ¿el Evangelio debe
ser concebido en términos de felicidad?

8) Comentar en grupo: "Bajo el cielo no se nos ha dado otro nombre


que pueda salvarnos" (Hch 4, 12).

9) Cristo ha resucitado, Cristo es el Señor. Las reacciones primarias


ante el acontecimiento son de asombro, sorpresa, duda, incredulidad (Lc
24, 11. 12. 16. 21. 37. 41; Hch 2, 13. 15). Pero por encima de todos
estos sentimientos se impone una convicción más fuerte: "¿por qué
buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado" (Lc
24, 5-6). ¿Qué significa todo esto para nosotros?

10) Nosotros podemos reconocer en nuesta propia vida el señorío, el


dominio, el poder de Jesús resucitado como los primeros creyentes,
como los creyentes de nuestro tiempo. Es el Señor y lo manifiesta.
Puedes ser testigo tú mismo. A cualquiera de nosotros puede ir dirigida
la pregunta de Pablo: "Poneos a la prueba a ver si os mantenéis en la fe,
someteos a examen; ¿no sois capaces de reconocer que Cristo Jesús
está entre vosotros?" (2 Co 13, 5). Comentar en grupo.

11) Poner en común (si he llegado): ¿Cómo he llegado a reconocer a


Jesús como Señor?

12) ¿Qué definición de fe responde más a tu experiencia: «fe es creer


lo que no vimos» o "fe es llegar a ver lo que es increíble"? Comentar el
pasaje de Pablo: "... en vuestros días voy a realizar una obra que no
creeréis aunque os la cuenten" (Hch 13, 41).

13) Con el reconocimiento de Jesús como Señor, la conversión es


parte integrante de la experiencia de fe. No obstante la diversidad de
tiempos, lugares y auditorios, las predicaciones de Juan Bautista, Jesús,
Pedro o Pablo ofrecen todas un mismo esquema y una misma
orientación: anuncian la acción de Dios y llaman a la conversión. Ver y
comentar alguno de estos pasajes: Mt 3, 2; 4, 17; Hch 2, 36.38; 3, 15.19;
5, 31; 10, 40-43; 13, 30. 38-39.

14) ¿Puede el hombre cambiar? ¿Has cambiado tú alguna vez?


Comentar el pasaje de Jesús y Nicodemo (Jn 3, 1-21). Ver tema 33,
141-142.

15) CV/CATECUMENADO: Conversión primera, conversión segunda y


conversión continua: ver su distinción en el tema 22, 2.

16) Conversión inicial y conversión fundamental: ver tema 33,


150-151. Ver ME 2, pp. 219-221. Ver ICA, Doc. 2.

17) Profundizar en la conversión como proceso de la sed al agua de la


vida (Jn 4), de la ceguera a la luz (Jn 9), de la muerte a la vida (Jn 11).
Ver tema 22, 5-7.

18) Conversión inicial y justificación total. El caso del paralítico. Ver ME


2, p. 220.

19) La conversión como vuelta profunda a Dios: con todo el corazón.


Ver tema 22, 10.

20) La conversión como vuelta profunda a Cristo. Desde Cristo,


convertirse es convertirse a Cristo. Ver tema 33, 147. La conversión es
seguimiento de Cristo: "ven y sigueme". Ver Mt 4, 18-22 y paralelos.
21) La conversión como descubrimiento de los valores de Evangelio:
Mt 5, las bienaventuranzas, diseño del hombre nuevo. Visión de conjunto
de los temas 34-41.

22) La conversión y las dimensiones del hombre nuevo: dimensión


moral, dimensión comunitaria y dimensión litúrgica. Ver tema 34, 44-46.
Ver ME 2, p. 225.

23) Conversión y experiencias bíblicas. Vamos al encuentro de Cristo


por los caminos del Dios vivo. Ver tema 2, 37. 42. 44. 45. Ver ME 2, pp.
167-168 ss. Visión de conjunto de los temas 3-11.

24) La evangelización en la Iglesia primitiva. Informalidad y libertad.


Constantes: objetivo, tiempo y proceso, esquemas de evangelización. Su
significado hoy. Exposición y diálogo. Ver ICA, Doc. 2.

25) Perdón, amnistía, justificación: parte de la Buena Noticia del


Evangelio. Ver Hch 2, 38; 13, 38-39; Lc 24, 47.

26) Complejo de culpabilidad, culpa real e imagen de Dios. Ver tema


23; ver tema 19.

27) Experiencia de fe y juicio de Dios. El juicio de Dios comienza ahora.


No pesa condena alguna sobre los que están en Cristo Jesús (Rm 8, 1).
Ver tema 71.

28) Impotencia de la naturaleza y de la ley para justificar a los


hombres. Función de la ley: Rm 3, 20; Ga 3, 24. Necesidad de la gracia:
Jn 15, 5. Ver tema 35, 3-5. La moral del cristiano, fruto de la gracia. Ver
tema 35, 2

CRISTO ESTA DONDE LOS HOMBRES


SE RESPETAN Y SE AMAN
(ALIANZA)

OBJETIVO CATEQUETICO
* Descubrir que la experiencia de fe implica vivir en situación de Alianza.
* Quien vive en Alianza está en el camino que conduce hacia Cristo.

46. Todo hombre necesita amar y ser amado


La alianza no es sólo una experiencia biblica, sino que corresponde
también a la experiencia social. Los hombres, en efecto, se ligan entre sí
con pactos y contratos, acuerdos entre grupos o individuos que quieren
prestarse ayuda: alianzas de paz, hermandad, amistad, matrimonio.
Expresan la necesidad que el hombre tiene de estar con otros. El hombre
no puede vivir solo. Necesita amar y ser amado. Necesita de los demás.

47. Vivir en Alianza significa amar


Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, la palabra Alianza
sirve para definir las relaciones de Dios y de los hombres. Para que
aparezca su contenido es necesario hablar de filiación, hermandad,
solidaridad, fidelidad, unidad, amor. La experiencia religiosa de la Alianza
implica todo esto.

48. Amar es salir de sí, entrar en comunión


La Alianza, como el amor que significa, hace siempre referencia a otro.
Significa el amor de Dios a los hombres, el amor de los hombres a Dios y
el amor de los hombres entre sí. La unidad en el amor hace pareja
humana, grupo, comunidad, pueblo.
49. El amor de Dios va por delante de nosotros
Alianza significa primero el amor de Dios a los hombres: "EI nos amó
primero" (1 Jn 4, 19). Cuando Abraham sale de Ur de Caldea, nace una
nueva religión, la religión de la Alianza; Abrahan comienza a
experimentar que Dios no está ausente en la historia de los hombres:
"Dios es amor" (1 Jn 4, 8). En adelante, esta fe significará no ya sólo el
admitir la existencia de Dios, sino creer que Dios está presente y actúa
de modo personal y amoroso en la historia humana. Tanto en Israel
como en la Iglesia esta experiencia fundamental de la religión bíblica se
expresará ordinariamente con la siguiente fórmula: estar con (Ex 3, 14;
Mt 28, 20; Jn 14, 20). Alianza es, por tanto, presencia eficaz y fiel de
Dios.

50. Amor a Dios, amor al prójimo: moral de Alianza


Alianza significa también el amor de los hombres a Dios y el amor de
los hombres entre sí. Una de las principales expresiones de las
exigencias de la Alianza es el Decálogo. El mensaje profundo del
Decálogo es que la vida humana no puede desarrollarse como tal fuera
del amor. El Decálogo es expresión de una moral de Alianza, una moral
comunitaria que Jesús resumirá en dos mandamientos: el amor a Dios y
el amor al prójimo. "De estos dos mandamientos penden toda la ley y los
profetas" (Mt 22, 40).

51. Amarás a Dios con todo tu corazón: primero y principal


mandamiento
El amor a Dios es el primero y principal mandamiento. Como se dice en
el libro del Deuteronomio: «Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es
solamente uno. Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu
alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en
tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en
casa y yendo de camino, acostado y levantado; las atarás a tu muñeca
como un signo, serán en tu frente una señal; las escribirás en las jambas
de tu casa y en tus portales» (/Dt/06/04-09). Todo buen judío recuerda
estas palabras a diario, y el cristiano continúa manteniendo esta creencia
fundamental.

52.FE/IDOLATRIA:Idolatría, pecado contra la Alianza


Mandamiento no fácil, pues, ¿qué es lo que el hombre ama con todo
su corazón? Sea lo que sea, eso es su dios. Por ello, lo opuesto a la fe
es la idolatría. La Biblia es, en cierto sentido, la historia de un pueblo que
ha de abandonar sus ídolos. Esta historia comienza con Abraham, que
"servía a otros dioses" (Jos 24, 2 ss.; Jdt 5, 6 ss.), antes de conocer a
Yahvé. La idolatría es, en el fondo, un pecado contra la Alianza. Romper
con los ídolos es la otra cara del mayor de los mandamientos: «No
seguiréis a dioses extranjeros, dioses de los pueblos vecinos. Porque el
Señor tu Dios es un Dios celoso en medio de ti» (Dt 6, 14).

53. En lucha contra los ídolos, tarea permanente


La ruptura con los ídolos no es cosa hecha de una vez por todas, sino
una tarea permanente. La idolatría renace siempre bajo diferentes
formas: en cuanto el hombre deja de amar a Dios se convierte en
esclavo de las realidades creadas: dinero (Mt 6, 24), vino (Tt 2, 3),
voluntad de dominar al prójimo (Col 3 4; Ef 5, 5), poder político (Ap 13,
8), placer, envidia y odio (Rm 6, 19; Tt 3, 3); incluso la observancia
material de la ley (Ga 4, 8 ss.) se convierte en ídolo.

54. Injusticia social


La idolatría viene a ser una realidad sumamente concreta, pues todo
esto es engendrado por el abandono de Yahvé: violencias, rapiñas,
juicios inicuos, mentiras, adulterios, impurezas, perjurios, homicidios,
usura, derechos atropellados; en una palabra, toda clase de desórdenes
sociales. Así lo había percibido el profeta Oseas: «No hay verdad, ni
misericordia, ni respeto a Dios, sino perjurio, mentira, asesinato, robo,
adulterio, vengando sangre con sangre» (4, 2).

55. «Amarás al prójimo como a ti mismo» (Lv 19, 18)


La lección es capital: quien pretende construirse a sí mismo,
independientemente de Dios, lo hará ordinariamente a expensas de
otros, particularmente de los pequeños y los débiles. El pecado contra
Dios se concreta en pecados contra el prójimo. Por ello, dice Cristo, el
segundo mandamiento es semejante al primero (Mt 22, 39); y por ello, el
segundo mandamiento condensa también toda la ley y los Profetas (Mt 7,
12; Ga 5, 14). El amor es "la ley en su plenitud" (Rm 13, 10).

56. Una virtud sin amor, virtud inútil


Los maestros espirituales y los psicólogos han señalado la existencia
de virtudes falsas y virtudes verdaderas. Algunos hombres practican
aparentemente el sacrificio y la austeridad, respetan escrupulosamente
los imperativos de la ley moral tal como ellos la conciben, evidencian
"virtudes" admirables, pero son, de hecho, y en el fondo de sí mismos,
seres áridos como plantas por las que no pasa la savia. No hay vida en
ellos. No aman. En realidad, bajo la máscara de la virtud desarrollan un
desprecio de los demás y de la vida.

57. Un "samaritano" puede cumplir realmente la Alianza


La parábola del buen samaritano (Lc 10, 30-37) no sólo responde a la
pregunta escéptica del legista sobre «¿quién es mi prójimo?» (10, 29),
sino que pone de manifiesto la profunda paradoja de una virtud sin amor:
el cumplimiento riguroso, pero material, de la ley no ha servido al
sacerdote y al levita para comprender que el sentido más profundo de
esa ley es el amor. El contraste es evidente, porque pasa por allí un
samaritano, un hombre despreciado como heterodoxo de la religión
judaica, y -sin los rodeos del "virtuoso" de oficio, sencillamente- sintió
compasión del herido y realmente fue el guarda de su hermano. El
samaritano vivió la Alianza, porque en el momento justo respondió a la
pregunta que Dios hace a todo hombre: ¿Dónde está tu hermano?» (Gn
4, 9).

58.Sin amor, de nada sirve el resto


San Pablo señala enérgicamente la inutilidad de las obras humanas si
falta el verdadero fondo de la Alianza, el amor: «Ya podría yo hablar las
lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más
que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener
el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber; podría
yo tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.
Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aún dejarme quemar
vivo; si no tengo amor, de nada me sirve» (1 Co 13, 1-3). Las
características de este amor son descritas por Pablo a continuación: «El
amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no
es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se
alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites,
cree sin límites, espera sin limites, aguanta sin límites» (1 Cor 13, 48).

59. Es imposible amar a Dios y aborrecer al hermano


Se engañaría, por tanto, a sí mismo el que descuidase el segundo
mandamiento a causa del primero. «Si alguno dice: "Amo a Dios" y
aborrece a su hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su
hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y hemos
recibido de El este mandamiento: quien ama a Dios, ama también a su
hermano» (1 Jn 4, 20-21).
60. El amor fraterno conduce al pleno reconocimiento de Cristo
Dios es siempre fiel. Su fidelidad es anunciada de edad en edad (Sal
88, 2). Su palabra no falla (Rm 9, 6). Israel, en cambio, con toda la
humanidad, quebranta muchas veces la alianza de amor que Cristo ha
comenzado con el hombre. En Cristo, no obstante, se inicia un nuevo
pueblo de Dios, una alianza nueva y definitiva entre Dios y los hombres.
Cristo es la realización plena del misterio de amor de Dios a los hombres
y la respuesta perfecta del amor de los hombres a Dios. Todos somos
llamados a asociarnos al misterio de Cristo por la fe, el bautismo, la
eucaristía y la caridad fraterna. Unidos a Cristo y, en El, al Padre, nos
amamos unos a otros con un amor que es fruto del Espíritu Santo. El
auténtico amor fraterno es ya una participación en el misterio de la
Nueva Alianza (Mt 25, 31 ss.). Bajo el impulso del Espíritu, el amor
fraterno conduce al pleno reconocimiento de Cristo como Señor y
Salvador, presente en la Iglesia.

61. Cristo está donde los hombres se respetan y se aman


Dice el evangelio que habrá sorpresas cuando el Hijo del Hombre se
siente en su trono para juzgar la historia de los hombres: «Señor,
¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de
beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te
vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y
el rey les dirá: Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con unos de
estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 37-40). Aun
sin ser conscientes de que se lo hacen a El mismo, a El mismo se lo
hacen: Cristo está donde los hombres se respetan y se aman.

62. La Eucaristía, sacramento de la Nueva Alianza, realizada en Cristo

La alianza de Dios con los hombres, realizada en la pasión, muerte y


resurrección de Jesucristo, se perpetúa en los sacramentos de la Iglesia
y, de modo del todo singular, en el sacramento de la Eucaristía. La
acción y presencia de Jesucristo a través de los signos sacramentales
tiene unas características especiales. Estos signos sacramentales no
sólo significan sino que realizan de manera efectiva, por la acción de
Cristo, la santificación del hombre: «la Iglesia nunca ha dejado de
reunirse para celebrar el misterio pascual: leyendo cuanto a él se refiere
en toda la Escritura (Lc 24, 27), celebrando la Eucaristía, en la cual "se
hacen de nuevo presentes la victoria y el triunfo de su muerte" y dando
gracias al mismo tiempo a Dios por el don inefable (2 Co 9, 15) en Cristo
Jesús, para alabar su gloria (Ef 1, 12) por la fuerza del Espíritu Santo».
"Para realizar una obra tan grande, Cristo está siempre presente en su
Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica. Está presente en el sacrificio de
la Misa, sea en la persona del ministro "ofreciendo ahora por ministerio
de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la cruz", sea
sobre todo bajo las especies eucarísticas. Está presente con su virtud en
los sacramentos...» (SC 6 y 7; sobre la presencia sacramental de Cristo,
cf. temas 52-59; sobre la Eucaristía, en concreto. cf. tema 55).
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PISTAS PARA LAS REUNIONES


TEMA 03. ALIANZA

1) ¿Qué relación tienes con Dios? ¿Cómo la expresarías?

2) ¿Qué relación tiene Dios contigo? ¿Podrías expresarla?

3) ¿Qué relación llevamos con los otros (familia, trabajo, política,


religión...)?
4) ¿Qué tipo de relación vivimos dentro del grupo?

5) Amar primero, amar de balde, amar sin fronteras: así ama Dios.
¿Cómo amamos nosotros?

6) Amor a Dios y amor al prójimo: "de estos dos mandamientos penden


toda la ley y los profetas" (Mt 22, 40). ¿Ponemos el acento en alguno de
ellos? Puede servir la pregunta: ¿qué busco por encima de todo?, ¿cuál
es mi supremo interés?

7) Dimensión social y política del amor: ¿cuáles son mis solidaridades


en la vida?, ¿qué renta per cápita tienen mis amigos?

8) El amor a Dios es el primero y principal mandamiento. Comentario


en grupo de Dt 6, 4-9. Ver Mt 6, 33.

9) El segundo mandamiento es semejante al primero. Comentar en


grupo Mt 22, 39; 7, 12; Ga 5, 14; Rm 13, 10; 1 Jn 4, 20-1.

10) Una virtud sin amor, virtud inútil. Comentar en grupo. Tema 3, 56.

11) Un samaritano puede cumplir realmente la Alianza. Comentar en


grupo. Tema 3, 57.

12) Sin amor de nada sirve el resto. Comentar en grupo. Tema 3, 58.

13) ¿Quién es mi prójimo: el hermano de comunidad, un desconocido,


un enemigo?

14) ¿Qué significa para ti la Eucaristía como Nueva Alianza?


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TEMA 3-1

OBJETIVO:
INICIACIÓN EN LAS GRANDES EXPERIENCIAS BÍBLICAS DESCUBRIR
QUE TENER EXPERIENCIA DE FE IMPLICA VIVIR EN SITUACIÓN DE
ALIANZA

PUNTOS CLAVE
* Vivir en alianza = amar.
* Dios y el prójimo.
* Idolatria---Alianza.
* Virtud sin amor, virtud inútil.
* Parábola del samaritano.
* El amor fraterno conduce al pleno reconocimiento de Cristo.
* Creer implica vivir en alianza.

PLAN DE LA REUNION
* Información: Personas, hechos, problemas...
* Presentación del tema 3, objetivo y plan de la reunión.
* Lectura personal del tema 3. Cuchicheo.
* Puesta en común: Lo más importante.
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TEMA 3-2

OBJETIVO:
INICIACION EN LAS GRANDES EXPERIENCIAS BIBLICAS DESCUBRIR
QUE
TENER EXPERIENCIA DE FE IMPLICA UNA RELACION CON LOS QUE
ME RODEAN

PISTA POSIBLE (OTRA)


* ¿Con qué personaje de la parábola me identifico en estos
momentos?
- Herido.
- Sacerdote.
- Levita.
- Samaritano.
- Posadero.
* ¿Por qué?

PLAN DE LA REUNION
* Introducción: Presentación del objetivo y del plan de la reunión.
* Presentación de Lc 10, 29-37, la parábola del samaritano.
* Cuchicheo: ¿Quién es tu prójimo?
* Puesta en común: Lo más importante.

CRISTO ESTÁ DONDE EL HOMBRE


ES LIBERADO DE LOS ÍDOLOS Y PODERES
QUE LE ASEDIAN Y ESCLAVIZAN
(ÉXODO)

OBJETIVO CATEQUETICO
* Descubrir que la experiencia de fe implica un proceso de liberación
personal y colectiva (éxodo).
* Quien vive en situación de éxodo está en el camino que conduce
hacia Cristo.

66. Los poderes de este mundo, señores que esclavizan al hombre


¿Qué cosas atan verdaderamente al hombre? ¿Dónde están esos
poderes? ¿Cuáles son esos ídolos? Dice la Escritura que son las mismas
realidades creadas las que esclavizan al hombre, cuando éste deja a un
lado los caminos de Dios: el dinero (Mt 6, 24), el poder (Mc 10, 41 ss.; Ap
13, 8), el placer, la envidia y el odio (Rm 6, 19; Tt 3, 3) e incluso la
observancia puramente material de una ley (Ga 4, 8ss.) y, también, el
miedo a la muerte (Hb 2, 14-15), a la que el hombre no puede mirar de
frente y necesita taparla con muchas cosas. Es, en definitiva, una
desesperada voluntad de poder lo que esclaviza al hombre.

67. Voluntad de poder frente a Dios mismo. Doble esclavitud: la de los


débiles; la de los poderosos
El comienzo del Génesis pone en claro los efectos de la voluntad de
poder que levanta al hombre frente a Dios mismo. Caín usa de su fuerza
para matar a su hermano, y Lamec se venga sin medida (Gn 4, 8.23-24);
la violencia llena la tierra (6, 11). Esa pretensión lleva al hombre a una
doble esclavitud. Los poderosos esclavizan a los débiles; los mismos
poderosos se esclavizan, sometiéndose a poderes malignos,
demoníacos: «Sus propias culpas enredan al malvado y queda cogido
en los lazos del pecado» (Pr 5, 22; cf. 11, 6).

68. La opresión del hombre por el hombre


La opresión del hombre por el hombre aparece tan pronto como los
hombres olvidan que su poder les viene de Dios (Rm 13, 1; 1 P 2, 13; Jn
19, 11) y que deben respetar en todo hombre la imagen de Dios mismo
(Gn 9, 6). Así David, hiriendo con la espada a Urías el hitita y quitándole
su mujer, se imaginaba seguramente no haber ofendido más que a un
hombre, y éste, extranjero; había olvidado que Dios se constituye
garante de los derechos de toda persona humana (cf. 2 S 11-12).
Expulsado Dios del centro de la vida humana, la relación que se
establece entre hombre y hombre no es una relación de amor, sino de
opresión y dominio.

69. La opresión del hombre por el miedo


El hombre padece una desesperada voluntad de poder. Necesita
salvarse a sí mismo. Por encima de todo. A toda costa. Dará muchos
palos de ciego. Ciegamente, frenéticamente. Intentará mil modos,
ensayará mil caminos antes de aceptar que él, por propia cuenta, no
tiene salvación. En el fondo, el hombre tiene miedo. Prefiere engañarse,
esclavizarse con mil cosas, alienarse en todo aquello que le oculta su
verdadera situación. Por el miedo que tiene a la muerte, vive el hombre
esclavizado de por vida (Hb 2, 14-15). Pablo ha percibido con seguridad
el secreto de toda existencia que se desarrolla fuera de la fe: radica en el
temor, aunque éste sea enmascarado. A los romanos, a los gálatas y a
todos nosotros habla Pablo de una misma experiencia, que sólo el
Espíritu de Dios puede superar: la experiencia de un espíritu de
esclavitud y de temor, síntoma común que conduce al reconocimiento de
una oculta situación de condena (Ga 4, 3; Rm 8, 14-16).

70. Una situación de la que el hombre no puede salir


La situación del hombre pecador está bloqueada: peca y le vemos
entregado a la debilidad de una naturaleza carnal; se halla sin fuerzas, y
se entrega al pecado que le solicita y agrava su flaqueza.
Incesantemente, la Ley hace resonar en sus oídos la sentencia de
muerte. Ningún camino le libra de su condenación. Si avanza, sigue el
camino de toda carne hacia el pecado y la muerte. El mundo entero en el
que está sumergido comparte su pecado (Rm 8, 20) y se cierra sobre él
como una cárcel (cf. Ga 3, 22; Rm 11, 32), en la que hacen guardia el
Pecado, la Muerte y la Ley, potencias cósmicas personificadas en el
pensamiento dramático de San Pablo. Tras ellas se perfilan otros
poderes, los del Príncipe de este mundo.

71. Salir de (= éxodo) esa situación es don de Dios


EXODO/LIBERACIÓN: Ahora bien, ¿cómo salir de esa situación? Para
ello es necesario, en primer lugar, que el hombre tome conciencia de su
verdadera situación. No hay verdadera conversión que no vaya
acompañada del reconocimiento de una situación de pecado. Ello es ya
obra de la gracia de Dios. En segundo lugar, es preciso que el hombre
renuncie a su voluntad de independencia, que consienta en dejarse
guiar por Dios, en dejarse amar, con otras palabras, que renuncie a lo
que constituye el fondo mismo de su pecado. Sin embargo, el hombre se
hace cargo de que esto se halla fuera de su poder. Es necesario que
Dios actúe en el corazón de su propia historia. Y se abrirá un camino
donde no existe: en el mar, en el desierto. En la muerte. En el corazón de
Abraham...

72. Los caminos de Dios, problema clave de la experiencia religiosa


El creyente no se contenta con generalidades de orden moral. Su
compromiso religioso le lleva mucho más lejos. Abraham se puso en
camino siguiendo el llamamiento de Dios (Gn 12, 1-5); desde entonces
comenzó una inmensa aventura, en la cual el gran problema consiste en
reconocer los caminos de Dios y seguirlos. Caminos desconcertantes
("Vuestros caminos no son mis caminos", Is 55, 8), pero que conducen a
realizaciones maravillosas.

73. El éxodo, un camino donde no los hay: en el mar, en el desierto.


Un acontecimiento que marca el nacimiento de un pueblo a la fe, fe en
Yahvé, Señor de la Historia, liberador del hombre
El éxodo es de todo ello el ejemplo típico. Entonces experimenta el
pueblo lo que es marchar con su Dios (Mi 6, 8). Dios mismo se pone al
frente para abrir el camino, y su presencia se sensibiliza de múltiples
formas (Ex 13, 21-22). El mar no le detiene: "Tú abriste camino por las
aguas, un vado por las aguas caudalosas" (Sal 76, 20). Israel queda a
salvo de su perseguidor, el poderoso Faraón egipcio. Viene luego la
marcha por el desierto (Sal 67, 8) y Dios abre también un camino para su
pueblo y lo sostiene como un hombre sostiene a su hijo; le procura
alimento y bebida; "busca un lugar para acampar" y procura que nada le
falte (Dt 1, 30-33). El éxodo marcó el verdadero nacimiento del pueblo de
Dios como tal, como pueblo y como pueblo creyente, y vino a ser el tipo y
la prenda de todas las liberaciónes efectuadas por Dios en favor de su
pueblo.

74. El exilio, un camino que va a la inversa del éxodo


El desprecio de los caminos de Dios, diseñados en sus grandes líneas
en el Decálogo, es un extravío (Dt 31, 17) que conduce a la catástrofe.
Su última secuencia será el exilio (Lv 26, 41), camino que va a la inversa
del éxodo (Os 11, 5). Fue necesaria la duración del destierro (Jr 29) para
que el pueblo y sus dirigentes adquieran conciencia de su incurable
perversión (Jr 13, 23; 16, 12-13). Las amenazas de los profetas tomadas
hasta entonces a la ligera se realizaban al pie de la letra. El exilio
aparecía así, como el castigo de las faltas tantas veces denunciadas:
faltas de los dirisentes que, en lugar de apoyarse en la alianza divina,
habían recurrido a cálculos políticos demasiado humanos (Is 8, 6; 30,
1-2; Ez 17; 19 ss.); faltas de los grandes, que en su codicia habían roto
con la violencia y el fraude la unidad fraterna del pueblo (Is 1, 23; 5, 8;
10, 1); faltas de todos, inmoralidad e idolatría escandalosas (Jr 5, 19; Ez
22), que habían hecho de Jerusalén un lugar de abominación.

75. Conversión y esperanza de retorno a la libertad, una libertad gratuita


Pero Dios no se conforma con la situación en que queda colocado su
pueblo (Lv 26, 44-45); de nuevo hay que preparar en el desierto un
camino para el Señor (Is 40, 3); él mismo lo abrirá (Is 43, 19) y de todas
las montañas hará caminos (Is 49, 11) para un retorno a la libertad. El
anuncio del castigo por parte de los profetas va acompañado
constantemente de una llamada a la conversión y de una promesa de
renovación (Os 2, 1-2; Is 11, 11; Jr 31). La misericordia divina se
manifiesta aquí como la expresión de un amor celoso: aun castigando,
nada desea Dios tanto como ver reflorecer la ternura primera (Os 2,
16-17). Por lo demás, el retorno de Babilonia no será menos gratuito que
el éxodo de Egipto; más aún, la misericordia de Dios aparece todavía
más en el retorno del exilio, puesto que éste era el resultado final de los
pecados del pueblo.

76. Experiencia universal de la esclavitud: paganos y judíos de ayer,


masas humanas de hoy.
La experiencia de Egipto, como la de Babilonia, contiene un mensaje
fundamental sobre la propia condición humana. Es el siguiente: Todo
hombre vive y permanece en una esclavitud radical, en la medida en que
Dios, Señor de la historia, no se hace camino de liberación para él. Es
una experiencia de todos: paganos de otro tiempo que se sentían
regidos por la fatalidad, y judíos que se negaban a confesarse esclavos
(Jn 8, 33), pero también masas humanas de hoy día, que aspiran
confusamente a una liberación total.

77. Llamados por Dios a la libertad del Evangelio de Jesús


Sin embargo, "Hermanos, vuestra vocación es la libertado" (Ga 5, 13):
éste es uno de los aspectos esenciales del evangelio de Jesús: él vino a
anunciar a los cautivos la liberación, a devolver a los oprimidos la libertad
(Lc 4, 18). Pero esta libertad no debe convertirse en pretexto para el
libertinaje (Ga 5, 13). La libertad de Cristo es otra: Cristo vino a
proclamar los mandamientos que liberan: sed pobres, sed pacíficos, sed
misericordiosos, sed limpios de corazón, haced obras de paz, dejaos
perseguir por la justicia, entrad así desde ahora en el reino de los cielos
(cf. Mt 5, 3-11).

78. Una conversión real y realmente liberadora, signo de la presencia


del Reino de Dios entre los hombres
Alguien podrá decir: "He ahí un programa que nadie puede cumplir". Y
es cierto. El hombre está "vendido como esclavo al pecado" (Rm 7, 14),
no puede liberarse a sí mismo. Ni siquiera puede cumplir la Ley, mucho
menos cumplirá el programa evangélico del Sermón de la Montaña. Pero
la conversión es efecto de la irrupción gratuita del Reino de Dios en
medio de la historia humana. Y si la conversión empieza a ser realidad (y
realidad liberadora), entonces es que el Reino de Dios, como anunciaba
Jesús, está en medio de nosotros (Mt 4, 17). No obstante, la realidad
auténtica de esa liberación no podrá ser detectada con certeza por los
hombres: pertenece al secreto de Dios.

79. El término del éxodo pertenece al futuro. Un camino en medio del


pecado, de la ley (exterior) y de la muerte
Así pues, lo que el hombre no puede lo puede el Espíritu de Dios que
prometió Jesús (Jn 3). El prosigue en cada creyente y en el mundo un
inmenso proceso de liberación que sólo se consumará al final. El
verdadero éxodo pertenece al futuro: cuando superadas las fronteras del
pecado y de una ley exterior que no podía salvar al hombre, sea
superada también la última frontera que esclaviza, la frontera de la
muerte (1 Co 15, 25-28). Así, la existencia entera es un inmenso éxodo
que concluye, como el éxodo (misterio pascual) de Cristo, con el "paso"
de este mundo al Padre (Jn 13, 1; 8, 23), quien en medio del mar y en
medio del desierto abrirá un camino donde tampoco lo hay: abrirá un
camino decisivo en medio de la muerte.

80. En situación personal de éxodo


Dios conoce nuestra opresión (Ex 3, 7 ss.); nos invita como a Abraham
(Gn 12, 1), a salir, a dejar, a caminar continuamente. El quiere "abrir las
prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a
los oprimidos, romper todos los cepos" (Is 58, 6), liberar al hombre de
toda fijación infantil y secretamente idólatra a las seguridades del mundo
presente, abrir los ojos a su propio futuro y a un elemento inherente al
destino humano: su condición peregrina. Una cosa importante: cuando el
hombre es libre, cuando no depende de nada, entonces está disponible
para responder a la acción de Dios en su propia historia. Se encuentra,
como en otro tiempo Israel en situación personal de éxodo.
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PISTAS PARA LAS REUNIONES


TEMA 4. EXODO

1) ¿Libre o esclavo? ¿Qué cosas te atan?


2) Doble esclavitud: la de los débiles, la de los poderosos. ¿Dónde
estás tú?
3) La opresión del hombre por el miedo. Comentar en grupo los nn. 69
y 70.
4) El éxodo: Dios abre en la historia un proceso de liberación.
¿Puedes contar algún éxodo personal o colectivo que hayas vivido?
5) El destierro y la esclavitud, lo contrario del éxodo.
Comentar en grupo los nn. 74, 75 y 76.
6) Llamados a la libertad del Evangelio de Jesús: Ga 5, 13; Lc 4, 18;
Mt 5, 3-11.
¿De qué te ha liberado el Evangelio de Jesús?
7) Dios conoce nuestra opresión (Ex 3, 7 ss.); nos invita como a
Abrahán a salir, a dejar, a caminar continuamente (Gn 12, 1). El quiere
"abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar
libres a los oprimidos, romper todos los cepos" (Is 58, 6) ¿Qué significa
esto para nosotros a nivel personal, social o eclesial?
8) Escuchar la Canción de la libertad, de LABORDETA. Poner en
común qué significa para cada uno.
9) RL/OPIO: En tiempos de Marx, «aunque procedente de épocas
anteriores, la sumisión de lo cristiano a los intereses económicos y
políticos era evidente. En compensación, el Estado se declaraba
confesional y privilegiaba la religión que le servía de justificación
ideológica. Pocas, muy pocas voces se alzaban contra tal estado de
cosas. Las iglesias oficiales se constituían en defensoras de la situación
y opuestas a cualquier movimiento revolucionario que pretendiese un
cambio en que la libertad dejase de ser una mera aspiración. Y no sólo
las iglesias oficiales. La mayoría de los cristianos, drogados por una
concepción religiosa que en realidad no era más que la expresión de los
intereses de las clases dominantes, prestaban su apoyo al orden
establecido, mientras que a los oprimidos se les predicaba la resignación
ante una situación injusta que, sin embargo, se decía respondía a la
voluntad de Dios". Comentar en grupo (·ALBERDI-BELDA, Introducción
crítica al estudio del marxismo, Ed. CEASO. Madrid, 1977, p. 388).
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TEMA 4-1

OBJETIVO:
INICIACION EN LAS GRANDES EXPERIENCIAS BIBLICAS.
DESCUBRIR QUE TENER EXPERIENCIA DE FE IMPLICA UN PROCESO
DE LIBERACIÓN PERSONAL Y COLECTIVO

PUNTOS CLAVE
* Idolos, las mismas realidades creadas: dinero, poder, placer,
observancia exterior
de la ley, voluntad de poder frente a Dios mismo, opresión del
hombre por el hombre.
* Esclavitud, experiencia universal.
* Dios opta por la libertad.
* Llamados a la libertad.

PLAN DE LA REUNION
* Información: Personas, hechos, problemas...
* Presentación del objetivo, plan de la reunión, tema 4.
* Lectura tema 4. Cuchicheo.
* Puesta en común: Lo que más te ha llamado la atención.
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TEMA 4-2

OBJETIVO:
INICIACIÓN EN LAS GRANDES EXPERIENCIAS BÍBLICAS
DESCUBRIR QUE LA EXPERIENCIA DE FE IMPLICA UN PROCESO DE LIBERACIÓN
PERSONAL Y COLECTIVO

PISTA PARA LA REUNIÓN


* "LIuvia de ideas": Ir poniendo en el encerado, en palabras clave, todo
aquello
que hace de nuestro mundo un mundo opresor.
* Comentario.

PLAN DE LA REUNION
* Información: Personas, hechos, problemas...
* Presentación del plan de la reunión, objetivo, pista.
* "LIuvia de ideas" sobre "Un mundo opresor".
* Posible oración final, salmo, canción.

CRISTO ESTA DONDE LOS HOMBRES EXPERIMENTAN LAS DIFICULTADES DE LA


LIBERACION (DESIERTO)

OBJETIVO CATEQUETICO
* Descubrir que la experiencia de fe implica afrontar la situación de
desierto.
* Quien afronta la situación de desierto está en el camino que conduce
a Cristo.

84. El desierto, experiencia bíblica ante las dificultades de la liberación

El desierto, en la Escritura, más que un lugar geográfico es una


experiencia profundamente religiosa y profundamente humana, que se
produce siempre en una circunstancia típica: cuando el hombre
experimenta las dificultades de la propia liberación.

85. El desierto, experiencia de todos los días


El Salmo 94 (7-11) actualiza para Israel la experiencia del desierto. El
desierto no es algo que pertenece a una historia pasada. Es de todos los
días, y todos los días Israel, en una forma u otra, se ve confrontado con
el desierto, sometido a la prueba y a la encrucijada de obedecer al plan
de Dios o endurecer su corazón como en los dias antiguos.

86. El desierto, tierra inhóspita; lugar de paso, no de permanencia;


lugar donde no hay camino, pero lugar que debe cruzarse
El desierto es una tierra inhóspita, "tierra que Dios no ha bendecido",
lugar donde no hay camino, como en el mar. Simbólicamente, el desierto
se opone a la tierra habitable y fértil como la maldición a la bendición. El
desierto es, pues, una tierra maldita. Ahora bien, Dios quiso hacer pasar
a su pueblo por esta «tierra espantosa» (Dt 1, 19), para hacerle entrar
en una "tierra que mana leche y miel". En efecto, el desierto es un lugar
de paso, no de permanencia; lugar donde no hay camino, pero lugar que
debe cruzarse.

87. El desierto, lugar de la tentación


En el fondo, el desierto es el lugar de la tentación y, al mismo tiempo,
el lugar del encuentro del hombre con Dios. Es el lugar de la tentación, el
lugar de la prueba, donde queda al descubierto lo que hay en el corazón
del hombre: si el hombre se fía realmente de Dios, si vive de su Palabra:
"Recuerda el camino que el Señor tu Dios te ha hecho recorrer estos
cuarenta años por el desierto; para humillarte para ponerte a prueba y
conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos, o no. El te afligió,
haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná -que tú no
conocías ni conocieron tus padres- para enseñarte que no sólo de pan
vive el hombre, sino de cuanto sale de la boca de Dios" (Dt 8, 2-3).
(Humillar significa aquí el reconocimiento de la necesidad que el hombre
tiene de Dios para vivir.)
88. El desierto, lugar del encuentro del hombre con Dios
El desierto es, también, el lugar del encuentro del hombre con Dios.
Dios está en medio de su pueblo cuando éste cruza el desierto. Dios le
manda el maná, el alimento del desierto: cuida de que su pueblo no
desfallezca. El maná proporcionaba el sustento día a día. No quedaba
asegurado el día de mañana: si alguno tomaba doble provisión, ésta se
pudría. La lección del maná es un elemento fundamental en la
experiencia israelita del desierto y, en general, de la experiencia religiosa
de Israel a lo largo de su historia: el hombre ha de confiar en Dios y no
en su propia fuerza (Dt 8, 17-18).

89. Dios abre caminos donde no existen: "Yahvé provee"


En mirada retrospectiva, el pueblo puede reconocer con asombro la
acción de Dios, pues la amenaza aniquiladora del desierto ha quedado
despojada de su terrible aguijón al paso del pueblo. El Deuteronomio lo
expresa en bella fórmula: "Tus vestidos no se han gastado, no se te han
hinchado los pies durante estos cuarenta años" (Dt 8, 4). Lo que podía
haber sido la tumba del pueblo (Ex 17, 3), lo convirtió Yahvé en un lugar
de paso hacia una tierra espléndida, habitable, fértil (Dt 8, 7-10). La
explicación es solamente ésta: Dios abre caminos donde no existen.
Abraham expresa esta misma fe de otra forma: "Yahvé provee" (Gn 22,
1-14).

90. Los "pecados del desierto"


El desierto, como la cruz y el dolor, se experimenta con un test que
revela lo que hay en el corazón del hombre. El hombre describe en esa
situación su verdadera orientación profunda. Pablo recuerda a la
comunidad de Corinto que la experiencia del desierto dejó al descubierto
a un pueblo codicioso del mal; era un pueblo que no se fiaba de Yahvé.
Pablo recuerda también cuáles son los "pecados del desierto" en los que
se concreta la reacción desconfiada del pueblo: idolatría y fornicación,
tentar a Dios, murmuración (1 Co 10, 6-10).

91. Idolatría y fornicación BECERRO-ORO El relato del becerro de oro


(Ex 32) resume la actitud idolátrica de Israel a través del desierto: Israel
no acepta a Yahvé como Yahvé es; prefiere un dios a su alcance, hecho
a imagen y semejanza propia, cuya ira pueda ser aplacada con
sacrificios, aunque no marque un camino para la propia historia: querría
no estar a la escucha de Dios, sino tener a Dios a su servicio. En
definitiva, Israel no aguanta el desierto y plasma todo su deseo de tierra
fértil en el símbolo de la fertilidad que es el toro, y en los festejos y orgias
sexuales propios del viejo culto pagano: "Sentóse el pueblo a comer y a
beber y se levantó a divertirse" (1 Co 10, 7-8; Ex 32, 6; Nm 25, 1 ss.).

92. «Tentar a Dios» TENTAR-DEO


El "tentar a Dios" puede adquirir formas diferentes: o bien el hombre
quiere salir de la prueba intimando a Dios a ponerle fin (cf. Ex 15, 22-25
y 17, 1-7) o bien se pone en una situación sin salida: "para ver si" Dios
es capaz de sacarlo de ella; o también se obstina, a pesar de los signos
evidentes, en pedir otras "pruebas" de la voluntad de Dios (Sal 94, 9; Mt
4, 7). Todo, en definitiva, se reduce a no creer en el Dios que traza
caminos en la historia y preferir las seguridades de su precaria situación
en el país de Egipto.

93. La murmuración
Lo que había en el corazón del pueblo se manifiesta frecuentemente a
través de la murmuración: desde las primeras etapas el pueblo se cansa
y habla contra Dios y contra su plan: ni seguridad, ni agua, ni carne... La
murmuración aparece una y otra vez en los relatos del desierto (Ex 14,
11; 16, 2-3; 17, 2-3; Nm 14, 2 ss.; 16, 13 ss; 20, 4-5; 21, 5). El pueblo
echa de menos la vida ordinaria: vale más una vida de esclavos que la
muerte que amenaza; el pan y la carne, más que el insipido maná.

94. La rebeldía de un pueblo frente a Dios. Una equivocación radical


Los pecados del desierto dejan al descubierto la rebeldía de un pueblo
de dura cerviz: "Habéis sido rebeldes al Señor, desde el día que os
conocí" (Dt 9, 24) dice Moisés. Y el salmo 94 se expresa en términos
semejantes: «Durante cuarenta años aquella generación me asqueó, y
dije: "Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino"»
(Sal 94, 10). Lo que pierde a Israel es la equivocación radical de
confundir, o mejor, identificar el camino de Dios con el camino del éxito, y
ése será siempre en la historia de la religión el gran obstáculo a la
constancia de la fe. La lucha de Moisés, el portavoz de Dios, será contra
esta «manía de éxito» espectacular en Israel.

95. Cristo ha colgado en la cruz lo que suele recibir el nombre de vida,


porque la vida del hombre está en otra parte
Desierto y cruz son, en cierto sentido, realidades equivalentes. "El que
quiera seguirme -dice Jesús- que se niegue a sí mismo, cargue con su
cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida, la
perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará" (Lc 9,
23-24). Dice también: «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente de
bronce en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para
que todo el que cree en él tenga vida eterna» (Jn 3, 14-15).
Efectivamente, Jesús ha colgado sobre la cruz todo lo que suele recibir el
nombre de vida, la "manía del éxito". Y a través de esa señal, necia para
el griego y escandalosa para el judío (1 Co 1, 23), ha desenmascarado
el equívoco que ciega a la humanidad: la confianza en la propia fuerza, y
no en la fuerza de Dios (Dt 8, 17-18). Porque sólo Dios pone un camino
en nuestro desierto y senderos en nuestros páramos (Is 43, 19).
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PISTAS PARA LAS REUNIONES


TEMA 05. DESIERTO

1) El desierto, precio de éxodo, experiencia bíiblica ante las


dificultades de la liberación, experiencia de todos los días (nn. 84, 85,
86). Poner en común alguna experiencia importante.

2) Tomar conciencia de que la experiencia del desierto (dolor,


dificultad, soledad, persecución...) es el lugar de la tentación, donde
queda al descubierto lo que hay en el corazón del hombre: si el hombre
se fía realmente de Dios, si vive de su Palabra.

3) Comentar en grupo Dt 8, 2-3. ¿Qué significa para ti hoy?

4) Tomar conciencia de que la experiencia del desierto es también el


lugar del encuentro del hombre con Dios. Dios está en medio de su
pueblo cuando éste cruza el desierto. Dios le manda cada día el maná, el
alimento del desierto: cuida de que su pueblo no desfallezca.

5) Comentar en grupo Dt 8, 17-18. ¿Qué significa para ti hoy?

6) Comentar el n. 89, especialmente esta confesión de fe: Dios abre


caminos donde no existen. O esta otra: Yahve provee (Gn 22, 1-14). La
reacción de un pueblo que no se fía de Dios: los pecados del desierto,
idolatría y fornificación, tentar a Dios, murmuración (1 Co 10, 6-10).
Comentar en grupo los nn. 91, 92, 93 y 94, dando entrada a la
experiencia personal, social y eclesial.
7) Comentar en grupo el número 95: Cristo ha colgado en la cruz lo
que suele recibir el nombre de vida. Puede servir esta pregunta: ¿a qué
llamamos vida? En la respuesta podemos reencontrar la tentación
original del hombre: ser como Dios, prescindiendo de Dios, decidir por
propia cuenta lo que es bueno y lo que es malo (tentación de la
serpiente, tema 24, número 37).

8) Tomar conciencia de que desierto y cruz son realidades


equivalentes. Más aún, la cruz de Jesús es el mayor de todos los
desiertos. Significado actual para nosotros de Lc 9, 23-24 y Jn 3, 14-15.

9) Comentar en grupo: Dios pone un camino en nuestro desierto y


senderos en nuestros páramos (Is 43, 19). Experiencias concretas.

10) Pasar el montaje del SECRETARIADO DIOCESANO DE


CATEQUESIS de Madrid titulado La otra carrera (Ed. Paulinas,
Madrid,1980) ¿Qué nos dice? ¿Cuál es nuestra reacción?
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TEMA 5-1

OBJETIVO:
INICIACION EN LAS GRANDES EXPERIENCIAS BIBLICAS: DESCUBRIR
QUE
LA EXPERIENCIA DE FE IMPLICA AFRONTAR LA SITUACION DE
DESIERTO

PISTA PARA LA REUNION


* ¿Con qué frase te quedas?, ¿por qué?:
1 Acuérdate del camino andado.
2 Probar lo que había en tu corazón.
3 Te humilló, te hizo sentir el hambre.
4 Te dio de comer el maná.
5 No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la
boca de Dios.
6 No se gastó el vestido que llevabas ni se hincharon tus pies.
7 Yahvé, tu Dios, te corregía...

PLAN DE LA REUNION
* Información: Personas, hechos, problemas..
* Presentación del obietivo, plan y pista de la reunión (Dt 8, 2-6).
* Comunicación de pequeño grupo: Pista adjunta.
* Puesta en común: Lo más importante.
* Oración, Salmo 94 compartido, canción.
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TEMA 5-2

OBJETIVO:
INICIACION EN LAS GRANDES EXPERIENCIAS BIBLICAS: DESCUBRIR
LA
EXPERIENCIA DEL DESIERTO EN LA VIDA DE CADA DIA

PISTA PARA LA REUNION


1 El desierto, situación dura.
2 Lugar de la tentación.
3 Lugar del encuentro del hombre con Dios: Dios abre caminos donde
no existen, maná...
4 Los pecados del desierto: Idolatria y fornicación, tentar a Dios,
murmuración, rebeldía frente a Dios.
5 Confiar en Dios.

PLAN DE LA REUNION
* Información: Personas, hechos, problemas...
* Presentación del objetivo, plan y pista de la reunión (resumen tema
5).
* Comunicación de pequeño grupo: ¿Qué aspectos de la experiencia
de desierto
tienen que ver con tu propia experiencia?
* Grupo grande: Jn 3, 11-21 (silencio, comentario, canto final).

CRISTO ESTA EN LAS VERDADERAS


ENCRUCIJADAS DE LA VIDA
(TENTACION)

OBJETIVO CATEQUETICO
* Descubrir que la experiencia de fe implica afrontar la encrucijada de
la tentación.
* Analizar la tentación del creyente: pan, duda, poder.

96. En situación de encrucijada: Dónde está la seguridad? ¿Qué


hacer?
Las dificultades del proceso de liberación (desierto) colocan al
creyente de forma más o menos consciente, en una profunda situación
de encrucijada: ¿Dónde está la seguridad? ¿Dónde está la vida?
¿Dónde está Dios? ¿Aparece por alguna parte? ¿Qué quiere decir eso
de que Cristo es el camino, la verdad, la vida? ¿Qué hacer?

97. Dios o los ídolos


La búsqueda de la seguridad es una constante en la vida de los
hombres. El hombre comúnmente no soporta la inseguridad. Por ello
desea prepararse para llevar una vida más humana en el futuro. Pero, a
veces, como el pueblo de Israel, prefiere ser esclavo a vivir inseguro.
Entonces busca asegurar su vida por doquier. De cualquier modo, a
cualquier precio, como sea. Asegurar todo lo asegurable. Y aparecen en
el horizonte humano los ídolos, que hacen sus propias ofertas.
Abiertamente o no, todo hombre se encuentra una y otra vez ante la
encrucijada: Dios o los ídolos.

98. Una experiencia que se repite. De Israel a Jesús


Los evangelios nos hablan de tentaciones en el desierto. Es
significativo que se hable del desierto. Este es, en efecto, el lugar del
encuentro con Dios y también de la tentación. Jesús reproduce la
peregrinación por el desierto del pueblo de Israel. El pueblo fue tentado
en el desierto y sucumbió a la tentación. Jesús la resiste con la misma
naturalidad con que posee el Espíritu, mediante palabras tomadas de la
situación de Israel (Dt 8, 3; 6, 16; 6, 13).

99. Israel y Jesús, frente a frente. ¿Dónde estamos nosotros7


Donde el pueblo olvidó entonces su misión y, de espaldas a Dios,
deseaba volver a las ollas de Egipto, dice Jesús que el hombre vive
también de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Donde el pueblo quiso tentar a Dios y arrancarle un milagro, se niega
El a ofrecer un aparatoso espectáculo.
Donde el pueblo se afanó por los ídolos del mundo, rechazó Jesús el
señorío mundano que el diablo le ofrecía en compensación si se
postraba ante él.
100. La escala de valores invertida
Obrar un milagro en provecho propio, pedir a Dios un espectáculo
exterior impresionante, pretender dominio terreno: he ahí tres caminos
que El no quería seguir. Son tres cosas al alcance de quienes quieren
triunfar. Jesús sabía que había venido a invertir la escala de los valores.
Lo que en el mundo pasa por sabiduría y gloria, es lo que El
precisamente tenía que evitar. Por ello dice a Pedro, que no acepta el
primer anuncio de la Pasión: "Tus pensamientos no son los de Dios, sino
los de los hombres" (Mt 16, 23). El bautismo de Jesús no significaba
éxito, sino servicio. Permanecer fiel a su misión fue todo su gozo. Un
gozo nuevo en nuestro mundo. Y he aquí que vinieron ángeles y le
servían.

101.La tentación del pan


La primera tentación se refiere al pan (Mt 4, 2-4). Como toda
tentación, pone a prueba la fe. Jesús es el Hijo de Dios y confía en su
Padre; y es, además, el Siervo de Yahvé al servicio de todos los hombres
(Cf. Mt 3, 16-17; Is 42, 1). Jesús es tentado en su confianza en Yahvé,
así como en su misión. Jesús percibe que en este caso el pan, la
seguridad del pan, es un obstáculo tanto en su camino de Siervo como
en su condición de "Hijo amado en quien se complace el Padre". La
actitud profunda de Cristo aparece breve y claramente delineada en las
siguientes palabras: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios" (Mt 4, 4).

102. El primogénito de Yahvé (Ex 4, 22-23) ¿confía en Yahvé?


Estas palabras del Deuteronomio, utilizadas por Jesús, aluden a la
circunstancia en que el pueblo a través del desierto se ve acosado por el
hambre y la sed. Según el Deuteronomio, Dios intentaba probar a Israel,
humillarle por el hambre, que apareciera, si de hecho Israel se fiaba de
su Dios, lo que había en su corazón (cf. Dt 8, 2-5). De hecho, los
israelitas reaccionaron con un intento de "probar" y "tentar" al mismo
Dios (Ex 17, 2). Forzaron a Moisés a pedir a Dios un "signo" y
plantearon, faltos de fe, la cuestión: "¿Está el Señor entre nosotros?" (Ex
17, 7). Las pruebas que de sí mismo les había dado Dios anteriormente,
no habían arraigado suficientemente en su corazón.

103. La tentación de la duda: ¿Está Yahvé con nosotros o no?


La segunda tentación (Mt 4, 5-7) es ligeramente diferente de la
primera. En el fondo coinciden, porque ésta es también una prueba de la
fe. De hecho, supone un momento de profunda turbación, como el que
aparece en la interpelación que el profeta Jeremías hace a Dios: "¡Ay!
¿Serás tú para mí como un espejismo, aguas no verdaderas?" (Jr 15,
18). Esta tentación, sin embargo, consiste en provocar una situación
limite para ver si Dios le saca al hombre de ella y resolver así la
inquietante pregunta: ¿Está el Señor entre nosotros o no? (Ex 17, 7).

104. Tentar a Dios, falsa solución


Jesús descalifica a quienes, para creer, exigen un signo, y éste
espectacular (Mc 8,12; Jn 6, 30-31; Lc 11, 29; 17, 20). Percibe que todo
eso es tentar a Dios, desconfiar de El, utilizarle para seguridad propia.
Jesús acepta los signos que el Padre le ordena hacer, no exige otros (Jn
14, 10.31). Su actitud es firme y remite también aquí a la experiencia
histórica de Israel: "No tentaréis al Señor vuestro Dios" (Dt 6, 16).

105. La tentación del poder, camino desechado por Dios para salvar al
mundo. «AI Señor, tu Dios, adorarás, sólo a El darás culto»
La tercera tentación se refiere al triunfo personal (Mt 4, 8-10), según lo
que el mundo entiende por triunfar. Pero no es ese el signo que El tiene
que dar al mundo, sino este otro: el signo del amor de Dios en la figura
del Siervo de Yahvé, es decir, manifestar el amor de Dios al mundo,
siendo El, el Hijo amado, el servidor de todos (Rm 5, 8; 1 Jn 4, 10).
También esta tentación remite a la historia de Israel. A pesar de que
estaba ya avisado (Dt 6, 10-12), el pueblo hizo de la tierra prometida un
lugar de instalación idolátrica. Olvidó a Yahvé que le sacó de Egipto,
pues por encima de todo buscaba la prosperidad material. La actitud de
Jesús supone que sólo Dios debe ser buscado con todo el corazón. "A
Yahvé, tu Dios, servirás, sólo a El le darás culto" (Dt 6, 13).

106. Confianza en el Padre. "Buscad primero el Reino de Dios y su


justicia; y todo lo demás se os dará por añadidura"
La actitud de Cristo ante la encrucijada de la tentación manifiesta el
verdadero corazón de su evangelio: la confianza incondicional en el
Padre, que no ha abandonado al hombre, sino que continúa cerca de él.
"No andéis agobiados pensando qué váis a comer, qué váis a beber o
con qué os váis a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe
vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo
buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por
añadidura" (/Mt/06/31-33). Poder vivir esta confianza ya es don de Dios,
don del Espíritu, signo de que su reino está en medio de nosotros.
Confiar en el Padre es la gran certeza que el mundo necesita para poder
sobrevivir a la caída de sus falsas seguridades.
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PISTAS PARA LAS REUNIONES


TEMA 06. TENTACION

1) ¿Cuáles son nuestras encrucijadas donde todo se pone en


cuestión?

2) ¿Cuál es, en tu opinión, la tentación presente de la sociedad?

3) ¿Cuál es la tentación presente de la Iglesia?

4) Comentar en grupo los nn. 98, 99 y 100. Israel y Jesús, frente a


frente. ¿Dónde estamos nosotros?

5) El Evangelio de Jesús invierte la escala de valores del mundo.


¿Nuestro cristianismo es instancia crítica dentro de la sociedad?

6) La tentación del pan, obstáculo en el camino de Cristo. ¿Cuál es


nuestra tentación del pan?, ¿cuál es nuestra respuesta? Comentario a
Mt 4, 2-4. Ver Dt 8, 3. Experiencias concretas.

7) La tentación del alero del templo, provocación de una situación


límite, como solución al problema de fondo: ¿está el Señor entre
nosotros o no? Comentar en grupo Mt 4, 5-7. Ver Dt 6, 16.

8) La tentación del triunfo personal, camino desechado por Dios para


salvar al mundo. A pesar de que estaba ya avisado (Dt 6, 10-12), el
pueblo hizo de la tierra prometida un lugar de instalación idolátrica.
Olvidó al Señor que le sacó de Egipto, pues por encima de todo buscaba
la prosperidad material. La actitud de Jesús supone que sólo Dios debe
ser buscado con todo el corazón. Comentar en grupo Mt 4, 8-10. Ver Dt
6, 13.

9) ¿Buscamos por encima de todo el Reino de Dios y su justicia? (Mt


6, 31-33).

10) ¿Vivimos sólo de pan?, ¿qué significa para nosotros esto?


11) ¿Qué significa para nosotros vivir de toda Palabra que sale de la
boca de Dios?
Alguna experiencia concreta.

12) ¿Servimos a Dios o nos servimos de Dios?

13) ¿Por qué opto: servicio o poder (por los pobres o los poderosos)?

Experiencias concretas.
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TEMA 6

OBJETIVO:
INICIACION EN LAS GRANDES EXPERIENCIAS BIBLICAS:
ANALIZAR LA TENTACION DEL CREYENTE: PAN, DUDA, PODER

PISTA DE LA REUNION
1 ¿Qué significa para ti la seguridad del pan? ¿Y vivir no sólo de pan,

sino de toda palabra que sale de la boca de Dios?


2 ¿Está el Señor entre nosotros o no?
¿Provocación de una situación límite, tentando a Dios?
3 ¿Sin poder será eficaz la evangelización?

PLAN DE LA REUNION
* Información: Personas, hechos, problemas...
* Presentación del objetivo, plan y pista de la reunión.
* Comunicación de pequeño grupo: Cada uno escoge un
interrogante.

Comentario.
* Grupo grande: Lectura de Mt 4, 1-11. Comentario. Canción.

CRISTO ESTA CON LOS POBRES:


EN ELLOS QUIERE SER SERVIDO

OBJETIVO CATEQUETICO
* Descubrir que la experiencia de fe implica una opción por los pobres.
* Descubrir que el Evangelio es una buena noticia para los pobres.

107. La pobreza, dato constante de la experiencia humana


La pobreza, antes de ser experiencia bíblica, es un dato constante de la
experiencia humana común. Pobre es aquél que se halla oprimido bajo el
peso de una miseria actual o permanente: pobreza económica,
enfermedad, prisión, opresión, falta de acceso a la cultura. Ser pobre es
sufrir la experiencia de una situación deficitaria.

108. La pobreza, dato constante de la experiencia bíblica


La pobreza es, también, un dato constante de la experiencia bíblica. Los
pobres, a menudo olvidados en todas partes, ocupan en la Biblia un
puesto importante. Basta evocar aquí el sombrío cortejo que desfila por
la Biblia, principalmente por el Salterio. En él estamos escuchando -como
quien dice- la sangre de Abel que no cesa de clamar al cielo, la queja de
las personas buenas que no aceptan su suerte violenta. Y al mismo
tiempo, los acentos de piedad y amor que les responden, desde
Nehemías (Ne 5) al Eclesiástico (Si 4, 1-6) y a la Carta de Santiago (St
2).
109. La pobreza, un mal que hay que combatir en medio de un pueblo
fraterno
Sin duda alguna, la Biblia nos presenta la pobreza como un mal que hay
que combatir. Esta orientación tiene su fuente en el corazón de la religión
mosaica. Israel fue constituido entonces como un pueblo fraternal en el
que no debería existir esta tara. El Deuteronomio establecerá una serie
de medidas para luchar contra la pobreza: el año de liberación para las
deudas y los esclavos hebreos, la prohibición de prestar a interés, la
prohibición de conservar una prenda tomada al pobre, la obligación del
diezmo trienal en favor de los desgraciados, el pago cotidiano de los
obreros, el derecho de rebusca y espigueo; todo ello a tenor de la
siguiente exhortación: "Nunca dejará de haber pobres en la tierra: por
eso yo te mando: abre la mano a tu hermano, al pobre, al indigente de tu
tierra" (Dt 15, 11).

110 La pobreza, signo vivo del pecado de los hombres


Efectivamente, la pobreza en sí es mala, es signo vivo del pecado de los
hombres. El pobre grita que el mundo no responde al proyecto de Dios.
El pobre revela al mundo de la forma más realista el pecado del hombre.
La experiencia enseña que la miseria es a menudo consecuencia de la
pereza (Pr 6, 6-11; 10, 4-5) o del desorden (13, 18; 21, 17), o también
que la misma se convierte en ocasión de pecado (30, 8-9). Pero otro
hecho se impone también con no menos evidencia: muchos pobres son,
sobre todo, víctimas de la suerte o de la injusticia de los hombres que se
aprovechan de su debilidad o de su necesidad para explotarlos. Estos
desheredados hallaron en los profetas a sus defensores natos.

111. Los profetas, defensores de los derechos de los pobres


Después de Amós, que ruge contra los crímenes de Israel (Am 2, 6 ss; 4,
1; 5, 11), los portavoces de Yahvé denuncian sin tregua "la violencia y el
bandidaje" (Ez 22, 29) que infestan el país: fraudes desvergonzados en
el comercio (Am 8, 5 ss.; Os 12, 8), acaparamiento de las tierras (Mi 2, 2;
Is 5, 8), esclavitud de los pequeños (Jr 34, 8-22; Ne 5, 1-13), abuso del
poder y perversión de la justicia misma (Am 5, 7; Is 10, 1-2;Jr 22, 13-17).
Una de las misiones del Mesías será la de defender los derechos de los
míseros y de los pobres (Is 11, 4; Sal 71, 2 ss.), "juzgará con justicia a los
débiles y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra".

112. El Mesías de los pobres. Enviado a anunciar a los pobres la Buena


Nueva
Más aún, al comenzar Jesús su programa evangélico con la
bienaventuranza de los pobres (Mt 5, 3; Lc 6, 20), quiere hacer que se
reconozca en ellos a los privilegiados del reino que anuncia. Jesús
aparece así como el Mesías de los pobres, enviado a anunciarles la
buena noticia: "EI Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me
ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren,
para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los
cautivos y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia
del Señor" (Is 61, 1-2; Lc 4, 18-19).

113. Los pobres, clientes del Reino de Dios


"(Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a
preguntar por medio de dos de sus discípulos: ¿Eres tú el que ha de
venir o tenemos que esperar a otro? Jesús le respondió: Id a anunciar a
Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los inváíidos andan;
los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a
los pobres se les anuncia el evangelio. ¡Y dichoso el que no se
escandalice de mí!" (Mt 11, 2-6).

114. Advertencia severa para los ricos. La acumulación de riqueza culto


idólatra RIQUEZA/IDOLATRIA
Si el Evangelio es una buena noticia para los pobres, es -por lo mismo-
una piedra de escándalo para los instalados y los ricos. En efecto, para
la inmensa mayoría de los hombres la riqueza es objeto de un culto
idólatra en lo más secreto de sus corazones. La acumulación de riquezas
es un esfuerzo por escapar a la angustia de la muerte, de la
inestabilidad, de la inseguridad, de la dependencia; un esfuerzo para
asegurarse contra el riesgo, una búsqueda de consistencia, de arraigo,
de autonomía.

115. El rico pretende escapar a la condici6n humana auténtica


El rico nos aparece en la Sagrada Escritura como aquél que pretende
escapar a la condición nómada mediante la construcción de ciudades, de
palacios y mediante la acumulación de riquezas. Cierra así los ojos a un
elemento inherente a su ser de hombre, su condición de peregrino. El
hombre es un ser inacabado, un ser que viaja hacia alguna parte.
Instalarse no es bueno para él. La riqueza es precisamente una tentativa
de instalarse aquí. Es una negación de su vocación de peregrino hacia la
vida eterna.

116. El pobre permanece nómada en su alma


El pobre, por el contrario, por la fuerza misma de las cosas, está en
condición de no tener nada a qué apegarse. Está disponible, pronto a
viajar. Permanece nómada en su alma. No puede rendir un culto idólatra
a riquezas que no posee. No puede instalarse ni puede aspirar a
instalarse para siempre en medio de unas riquezas acumuladas... Está
en mejores condiciones objetivas que el rico con respecto al designio
que Dios tiene sobre el hombre. Está más disponible para adentrarse por
el camino que Dios propone al hombre.

117. La pobreza en la Biblia, una condición socio-económica y una


actitud de alma
Así pues, la pobreza de que habla la Biblia no se reduce solamente a
una condición económica y social, sino que tiene, sobre todo, un alcance
y un significado religiosos: es, en lo más hondo, una disposición interior,
una actitud del alma. Lucas, probablemente, transcribe la frase original
de Jesús: "Bienaventurados los pobres". El evangelio de Mateo, en
cambio, habrá añadido las siguientes palabras: "en el espíritu". El autor
de este último evangelio se propuso así, sin duda alguna, advertir que no
bastaba con ser pobre de hecho para tener parte en esa
bienaventuranza de que habla Jesús, ya que, de algún modo, es
necesario prestar un consentimiento libre a esa pobreza, en cuyo defecto
el hombre, pese a verse privado forzosamente del goce de las riquezas,
estaría en realidad apegado a las mismas, fijado en ellas (Cf. Lc 6, 20; Mt
5, 3).

118. Los pobres de espíritu, los que ponen su confianza en Dios


Para esbozar la fisonomía completa de los "pobres de espíritu" hay que
notar también la conciencia que tienen de su miseria personal en el
plano religioso, de su necesidad de auxilio divino. Lejos de manifestar la
suficiencia ilusoria del fariseo confiado en su propia justicia, comparten la
humildad del publicano de la parábola (Lc 18, 9-14). Por el sentimiento
de su indigencia y de su debilidad se asemejan así a los niños y, como a
éstos, les pertenece el reino de Dios (cf Lc 18, 15 ss.; Mt 19, 13-24).

119. Cristo está en el lugar de cada pobre


Pero hay todavía algo importante. El pobre es sacramento de Cristo.
Cristo está en el lugar de cada pobre. Por ello, el servicio de los pobres
es expresión de nuestro amor a Jesús: en ellos le socorremos
verdaderamente a El. Porque «os aseguro que cada vez que lo hicisteis
con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,
40). O también: "Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y
me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y
me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme"
(Mt 25, 35-36).

120. El encuentro con Cristo en los hermanos más pobres


Así pues, Dios, en Cristo, se nos hace particularmente cercano en los
hermanos que sufren. Jesús fue inapelablemente explícito al
comunicarnos los criterios a que se atendrá el juicio último: "Entonces los
justos le contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te
alimentamos, o con sed y te dimos de beber?, ¿cuándo te vimos
forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?, ¿cuándo te vimos
enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el Rey les dirá: Os aseguro
que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos,
conmigo lo hicisteis" (Mt 25, 37-40). No se trata de situaciones
excepcionales. En nuestra vida ordinaria encontramos cada día al
prójimo que sufre. Cada uno de nosotros si sabe abrir su corazón al
hermano, que pasa por dificultades y problemas, descubre en él la
llamada de Cristo.
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PISTAS PARA LAS REUNIONES

TEMA 07. OPCION POR LOS POBRES

1) La pobreza, dato constante de la experiencia bíblica y de la


experiencia humana común. Comentar en grupo los nn. 107 y 108.
Experiencias concretas actuales.

2) La pobreza, un mal que hay que combatir en medio de un pueblo


fraterno. ¿Cómo lucho yo contra la pobreza?

3) La pobreza, signo vivo del pecado de los hombres. Comentar en


grupo el n. 110.

4) La defensa de los pobres, función profética. Comentar el n. 111.


¿Qué significa hoy para nosotros?

5) Jesús, enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva. Comentar en


grupo Mt 5, 3; Lc 6, 20; Is 61, 1-2; Lc 4, 18-19; Mt 11, 2-6.

6) Si el Evangelio es una Buena Noticia para los pobres es, por el


contrario, una piedra de escándalo para los instalados y los ricos.
Experiencias concretas actuales.

7) La pobreza en la Biblia una condición socioeconómica y una actitud


de alma. Comentar en grupo los nn. 116, 117 y 118.

8) Cristo está en el lugar de cada pobre. Comentar en grupo Mt 25,


35-40.

9) FE/COMPROMISO: "Un amor cristiano serio implica


comprometerse en la liberación de los oprimidos y en la transformación
global del sistema que "fabrica" pobres y, por consiguiente, el amor
cristiano implica luchar contra las resistencias inevitables de todas las
fuerzas interesadas en la conservación: los privilegiados, los poderosos,
los ricos" (·GIRARDI-G, Amor cristiano y lucha de clases, Ed. Sígueme,
Salamanca, 1971, P.94). ¿Qué pensamos nosotros?
10) ¿Qué supone para nosotros optar por los pobres?

11) Pasar el montaje de La isla, de M. VALMASEDA. ¿Dónde estamos


nosotros?

12) Ver CODINA, ¿Es licito bautizar a los ricos?, en "Selecciones de


Teologia" 53 (1975), 56-59. Exposición y diálogo.

13) POBREZA/SEGUIMIENTO
Dice ·Agustín-SAN sobre bienes y pobreza: "Quien ama el siglo no
puede amar a Dios; tiene ocupada la mano. Dicele Dios: "Ten, eso te
doy". Si no quiere soltar lo que tiene asido, no puede recibir lo que se le
ofrece. ¿Quiere decir en esto que nadie ha de poseer nada? Si puede, si
la perfección lo reclama, renuncia a todo; mas si no puede hacerlo,
impedido por necesidad ineludible, posea, mas no sea poseido; tenga,
pero no sea tenido; sea señor de su hacienda, no esclavo, según aquello
del apóstol: "... como si no poseyera...". Tú me dices en respuesta: "Dios
sabe que no abuso de mis bienes". ¿La tentación es la piedra de toque.
Se ataca tu propiedad y prorrumpes en denuestos. Nos mismo acabamos
de ser víctima de ellos. Se te toca en el bolsillo y ya eres otro de quien
eras, ya no hablas hoy como hablabas ayer". (S. AGUSTIN, Obras X,
125, 7. 8).
Comentar en grupo. ¿Resulta actual este texto de S. Agustín?

14) ¿Hay alguna oposición entre la invitación evangélica a vivir


pobremente y la búsqueda de un mayor progreso material?

15) La invitación a la pobreza evangélica, ¿es un recurso para justificar


las injustas desigualdades socioeconómicas existentes en la sociedad?

16) ¿Cómo contribuye la pobreza evangélica a formar una persona


humana plenamente liberada? Ver SECRETARIADOS SOCIALES
DIOCESANOS, Catequesis social. Tema 2.°: bienestar y pobreza
evangélica, Pamplona, Bilbao, S. Sebastián y Vitoria.
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TEMA 7-1

OBJETIVO:
INICIACION EN LAS GRANDES EXPERIENCIAS BIBLICAS:
DESCUBRIR QUE LA EXPERIENCIA DE FE IMPLICA UNA OPCION POR
LOS POBRES

PUNTOS CLAVE
* La pobreza, mal a combatir.
* Defensa de los pobres, función profética.
* Anunciar a los pobres la buena nueva (Jesús).
* Mala noticia para los ricos.
* La pobreza, condición socioeconómica y actitud de alma.
Optar por una vida pobre.
* El pobre, sacramento de Cristo.

PLAN DE LA REUNION
* Información: Personas, hechos, problemas...
* Presentación del objetivo, plan de la reunión, tema 7.
* Lectura tema 7. Cuchicheo.
* Puesta en común: Lo más importante.
* Lectura, oración, canción.
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TEMA 7-2

OBJETIVO:
INICIACION EN LAS GRANDES EXPERIENCIAS BIBLICAS: DESCUBRIR
QUE
LA EXPERIENCIA DE FE IMPLICA UNA OPCION POR LOS POBRES

PISTA POSIBLE
1 Dar limosna.
2 Compartir.
3 Opción de clase.
4 Elegir una vida pobre.
5 Ponerse al lado de los humildes y de los que sufren.
6 Dar de lo que sobra.

PLAN DE LA REUNIÓN
* Información: Personas, hechos, problemas...
* Pequeño grupo: ¿Qué supone para ti optar por los pobres?
(Ver pista adjunta.)
* Puesta en común: Lo más importante.
* Oración final, salmo, canción.

CRISTO ESTA EN LOS QUE LLEVAN SU


PALABRA
(PROFETAS)

OBJETIVO CATEQUETICO
* Descubrir que la experiencia de fe implica una función
profética.
* Descubrir que Cristo está en los que llevan su palabra y
en ellos
quiere ser escuchado.

121. Atraído por la verdad y la justicia y tentado por


intereses opuestos
Cada persona puede ir descubriendo la valentía y el
desinterés, que
en determinadas ocasiones supone decir la verdad y optar
por lo que es
justo. Por otro lado, puede ir tomando conciencia de la
cobardía y de los
intereses que se ocultan detrás de cada mentira y cada
injusticia. Puede
ir experimentando que, como todo hombre, se encuentra
profundamente
atraído por la verdad y la justicia, pero profundamente
tentado por
intereses opuestos a esa aspiración.

122. El profeta, un hombre para todo tiempo


Desde esta experiencia se acercará mucho más a la
verdadera figura
del profeta, tantas veces deformada y reducida a la vulgar
caricatura de
un extraño adivino de otro tiempo, cuya especie ha
desaparecido para
siempre de nuestro mundo. El Concilio Vaticano II (LG 35)
ha recordado
que la Iglesia tiene en el presente una misión profética y
que, por tanto,
cualquiera de sus miembros puede participar de ella.

123. El profeta, un hombre que vive la verdad que


anuncia
El profeta es un hombre que vive la verdad que anuncia.
Más allá
incluso de su opción por la verdad y la justicia,
posibilitándola, está la
acción de Dios en su propia vida y en medio de la historia.
Esta acción
de Dios va directamente encaminada a la conversión del
hombre. Sin
embargo, su mensaje profético irrumpe en un mundo que
se construye
sobre otros cimientos: Dios no actúa en la historia (la
historia no tiene
Señor) y, además, el hombre no puede cambiar. Esta
experiencia
universal y permanente, común, deja al descubierto la
condición
pecadora del hombre.

124. Dios le impuisa a hablar, incluso a pesar suyo


El profeta se siente desbordado por la verdad que anuncia.
Lo hace
incluso a pesar suyo. Así lo vive Jeremías: «La Palabra del
Señor se
volvió para mí oprobio y desprecio todo el dia. Me dije: No
me acordaré
de él, no hablaré más en su nombre; pero ella era en mis
entrañas fuego
ardiente, encerrado en los huesos: intentaba contenerlo, y
no podia» (Jr
20, 8-9). Jonás, antes de ir a Nínive a donde Dios le envía,
saca un
pasaje de barco en dirección contraria para marcharse a
Tarsis (a los
ojos de los hebreos, «el fin del mundo» entonces
conocido). Jonás
pretende sustraerse a una misión comprometida, huyendo
lo más lejos
posible (Jon 1, 1 ss).

125. La vocación profética es irresistible. ¡Ay de mí, si no


evangelizare!
(Pablo)
La vocación profética es irresistible. Amós pone la
siguiente
comparación: como cuando ruge el león todo el mundo
teme, así cuando
Dios habla, cualquiera profetiza (3, 8). Pablo tiene
conciencia de que
anunciar el Evangelio no es para él ningún motivo de
gloria, según lo
humano. Es algo a lo que no puede renunciar: "¡Ay de mí,
si no anuncio
el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto eso
mismo sería mi
paga. Pero si lo hago a pesar mío, es que me han
encargado este oficio»
(1 Co 9, 16-17).

126. El profeta, con un puesto preciso en el pueblo de


Israel
En el pueblo de Israel, rey, sacerdote, profeta son durante
largo
tiempo como los tres ejes de la sociedad de Israel,
bastante diversos
para ser a veces antagónicos, pero normalmente
necesarios los unos a
los otros. Mientras existe un Estado se hallan profetas
para iluminar a los
reyes: Natán, Elías, Eliseo, sobre todo Isaías, y por
momentos Jeremías.
Les incumbe decir si la acción emprendida es la que Dios
quiere, si tal
política se encuadra exactamente dentro de la historia de
la salvación.

127. El profetismo puro don de Dios


Sin embargo, el profetismo en el sentido estricto de la
palabra no es
una institución como la realeza o el sacerdocio: Israel
puede procurarse
un rey (Dt 17, 14-15), pero no un profeta; éste es puro
don de Dios,
objeto de promesa (Dt 18, 14-19), pero otorgado
libremente. Esto se
percibe bien en el período en que se interrumpe el
profetismo (1 M 9, 27;
cf. Sal 73, 9): Israel vive entonces en la espera del profeta
prometido (1
M 4, 46; 14, 41). En estas circunstancias se comprende la
acogida
entusiasta dispensada por los judíos a la predicación de
Juan Bautista
(Mt 3, 1-12).

128. Vocación profética: indignidad, gratuidad, misión


La llamada de Dios despierta en Jeremías la conciencia de
su
debilidad (Jr 1, 6); en Isaías, la del pecado (Is 6, 5). En la
conciencia de
su indignidad, el profeta percibe mejor la gratuidad y la
fuerza de Dios.
Como después escucharía Pablo: "Te basta mi gracia: la
fuerza se
realiza en la debilidad" (2 Co 12, 9). Dios llama siempre
para una misión,
al servicio de la cual queda el profeta (Jr 1, 9; 15, 19; Is
6, 6 ss.; Ez 3, 1
ss.).
129. El profeta anuncia en nombre de Dios una palabra
que se
cumple. El sentido de la historia
El profeta queda al servicio de la Palabra de Dios. Su
misión viene
definida en este importante pasaje del Deuteronomio:
«Suscitaré un
profeta de entre sus hermanos, como tú (Moisés), pondré
mis palabras
en su boca y les dirá lo que yo le mande» (Dt 18, 18). El
verdadero
profeta, dice a continuación, anuncia siempre una palabra
eficaz, una
palabra que se cumple (18, 21-22). Y así interpreta el
sentido de la
historia y de los acontecimientos desde la perspectiva más
profunda,
desde la acción de Dios. Amós ha expresado esto
admirablemente: "No
hará cosa el Señor sin revelar su plan a sus siervos los
profetas" (Am 3,
7).

130. Los profetas, centinelas de la Alianza


Los profetas son los centinelas de la Alianza: denuncian el
pecado del
hombre y anuncian la acción salvadora de Dios.
Representan siempre la
esperanza e invitan a la conversión: vuelta del hombre
hacia Dios y hacia
el hermano. Los profetas vigilan, pues, el cumplimiento de
la Alianza y
denuncian las claudicaciones del pueblo en el orden
religioso y moral.

131. Los profetas anuncian la salvación de Dios y su


gloria
Los profetas anuncian la acción salvadora de Dios y su
gloria, el
resplandor de un Dios vivo que actúa en medio de los
hombres. Dios
manifiesta su gloria por sus misteriosas intervenciones,
sus juicios, sus
signos (Nm 14, 22; Ex 14, 18; 16, 7). Viene en ayuda de
los que confían
en El. La gloria es entonces sinónimo de salvación (Is 35,
1-4; 44, 23). El
Dios de la alianza pone su gloria al servicio de su amor y
de su fidelidad:
El salva y levanta a su pueblo (Sal 101, 17; cf. Ex 39, 21-
29). El profeta
sabe que su labor no es sólo anunciar el castigo. Debe
edificar y plantar
(Jr 1, 10), debe proclamar la salvación del pueblo
atribulado. Dios es
ante todo salvador.

132. Arrebatados por el celo de la gloria de Dios


Los profetas son arrebatados por el celo de la gloria de
Dios. Isaias la
contempia bajo el aspecto de una gloria regia (Is 6, 1 ss.).
Es un fuego
devorador, que pone al descubierto la impureza de la
criatura, su nada,
su radical fragilidad. La gloria de Dios no triunfa
destruyendo, sino
purificando y regenerando, y quiere invadir toda la tierra.
Ezequiel
proclama la libertad trascendente de la gloria, que en la
época del
destierro abandonará el templo en señal de reprobación
(Ez 9-11) y que
luego irradiará sobre una comunidad renovada por el
Espíritu (36, 23 ss.;
39, 21-29). Como el salmista, el profeta se consume de
celo ante el
olvido de la Palabra de Dios: "me consume el celo, porque
mis enemigos
olvidan tus palabras" (Sal 118, 139; cf. Sal 68, 10). Para
los tiempos
mesiánicos, los profetas anuncian que la gloria de Dios
alcanzará una
dimensión universal: "Yo vendré para reunir a las naciones
de toda
lengua: vendrán para ver mi gloria" (Is 66, 18; cf. Sal 96,
6; Hb 2, 14).
Sobre este fondo esperanzador se destaca la figura sin
apariencia ni
esplendor (cf. Is 52, 14; 53, 2) de quien, sin embargo,
está encargado de
hacer irradiar la gloria de Dios hasta las extremidades de
la tierra (cf. Is
49, 1-6).

133. Un culto meramente exterior, claudicación del pueblo


en el orden
religioso
Los profetas condenan la hipocresía de una religión
exterior que olvida
la justicia y los pobres. Es en Oseas donde encontramos
estas enérgicas
palabras: "¿Qué he de hacer contigo, Efraím? ¿Qué he de
hacer
contigo, Judá? Vuestro amor es como nube mañanera,
como rocío
matinal que pasa. Por eso les he hecho trizas por los
profetas, les he
matado por las palabras de mi boca. Porque yo quiero
amor, no
sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos" (6,
4-6).

134. "Este pueblo me honra con los labios, pero su


corazón..."
En Isaías se denuncia la vaciedad de un ayuno sin sentido:
«Es que el
dia en que ayunabais, buscabais vuestro negocio y
explotabais a todos
vuestros trabajadores. Es que ayunáis para litigio y pleito
y para dar
puñetazos al desvalido» (Is 58, 3-4). Cristo confirma el
veredicto del
profeta: "Este pueblo me honra con los labios, pero su
corazón está lejos
de mí" (Mt 15, 8). También El declara la inutilidad de una
religión
meramente exterior: "No todo el que me diga: "Señor,
Señor", entrará en
el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi
Padre celestial"
(Mt 7, 21).

135. Transgresiones del pueblo en el orden moral


Los profetas denuncian las transgresiones del pueblo en el
terreno
moral: los atentados contra la vida humana, la violación
de la fidelidad
matrimonial, las diferencias escandalosas entre ricos y
pobres, la
opresión que sufren los débiles, la rapacidad de los
poderosos, la tiranía
de los acreedores sin entrañas, los fraudes de los
comerciantes, la
venalidad de los jueces, la avaricia de los sacerdotes y
falsos profetas, la
tiranía de las clases dirigentes. Los profetas anuncian que
«una
sociedad así» no puede subsistir (2 S 12, 1-7; Is 3, 15;
Am 2, 6-8; 8, 4-6;
Mi 3, 11; Is 5, 8; Jr 6, 7).

136. La persecución, condición de la existencia profética


No es de extrañar que la palabra de los profetas de Israel
tropiece con
una resistencia violenta. Es esta una condición de la
existencia profética
que experimentaron también Cristo y sus discípulos. Es
este un hecho de
experiencia verificable hoy como ayer. Los judíos del
tiempo de Cristo, en
cuanto tales, no eran ni mejores ni peores que los demás
hombres. Al no
tolerar al profeta, el mundo está manifestando su pecado
(Mt 23, 29 ss.;
Lc 12, 1-12; 6, 26).

137. Jesús, el profeta anunciado en las Escrituras


Jesús aparece en medio de una corriente profética,
representada por
Zacarías (Lc 1, 67), Simeón (Lc 2, 25 ss.), la profetisa Ana
(Lc 2, 36) y,
por encima de todos, Juan el Bautista. Aunque la figura
profética de
Jesús es distinta de la de Juan (Mt 9, 14), se reconocen en
él muchos
rasgos que le sitúan en la línea de los grandes profetas:
anuncia la
salvación de Dios y la urgencia de la conversión (Mt 3,
2.8); traduce la
ley en términos de existencia vivida (Lc 10, 29 ss.); revela
el contenido
de los "signos de los tiempos" (Mt 16, 2 ss.) y anuncia su
fin (Mt 24-25);
su indignación se dirige contra la hipocresía religiosa (Mt
15, 7) y
anuncia un culto en espíritu y en verdad (Jn 4, 21-24).
Experimenta el
rechazo de aquella Jerusalén que había matado a los
profetas (Mt 23, 37
ss.). La muchedumbre dará espontáneamente a Jesús el
título de profeta
(Mt 16, 14; Lc 7, 16; Jn 4, 19; 9, 17). Aún más: muchos
verán en él al
profeta anunciado en las Escrituras (Jn 6, 14; 7, 40). Sin
embargo, el
misterio de Jesús desborda en todos los sentidos la
tradición profética: El
es el Mesías, el Hijo del hombre, el Hijo de Dios (cf. tema
16).

138. Cristo está en los que llevan su palabra y en ellos


quiere ser
escuchado
Anunciar la palabra de Cristo es anunciar la Palabra de
Dios y, al
propio tiempo, participar en su misión profética. Más aún,
Cristo está en
los que llevan su palabra y en ellos quiere ser escuchado:
"quien a
vosotros os escucha, a mí me escucha; quien a vosotros
os rechaza, a
mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza a quien
me ha
enviado" (Lc 10, 16; cf. Mt 28, 19). Cristo actúa hoy y
continúa su función
profética en la del Pueblo de Dios (LG 12). Cristo está
presente en la voz
de su Iglesia.
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PISTAS PARA LAS REUNIONES

TEMA 08. PROFETAS

1) ¿Qué suponen para nosotros estas palabras: valentía,


desinterés,
opción por la verdad y la justicia? ¿Y éstas otras: cobardía,
intereses,
mentira, injusticias?

2) "La fuerza de los hechos, las convulsiones que se


gestan en las
sociedades por la acumulación de abusos, acabará
obligando a la Iglesia
a ser más y más evangélica. Pero debemos adelantarnos
proféticamente.
En lugar de ser juguete de las fuerzas políticas de la
historia, debemos
ser profecía, luz crítica, juicio y salvación entre ellas por la
original fuerza
de Jesús". (T. CABESTRERO). Comentario en grupo.

3) El Concilio Vaticano II (LG 35) ha recordado que la


Iglesia tiene en
el presente una misión profética y que, por tanto,
cualquiera de sus
miembros puede participar de ella. Comentario en grupo.

4) Canciones de R. CANTALAPIEDRA: Dónde están los


profetas y El
profeta. Escuchar la canción y poner en común la reacción
que suscite
en cada uno.

5) Comentar en grupo los nn. 123, 124 y 125.

6) Profundizar en la función de los profetas: anuncian en


nombre de
Dios una palabra que se cumple, interpretan el sentido de
los
acontecimientos y de la historia, son los centinelas de la
Alianza,
anuncian la salvación de Dios y su gloria, denuncian la
vaciedad de un
culto meramente exterior y las trasgresiones del pueblo en
el orden
moral. Comentar en el grupo los nn. 129-135.

7) Comentar en grupo Lc 6, 26: "¡Ay cuando todos los


hombres hablen
bien de vosotros!, porque de este modo trataron los
padres a los falsos
profetas". ¿Es normal que la comunidad cristiana no sea
perseguida?

8) Jesús, el profeta anunciado en las Escrituras. Comentar


el n. 137.

9) Cristo está en los que llevan su Palabra y en ellos


quiere ser
escuchado. Comentar en el grupo Lc 10, 16 y LG 12.
Experiencias
actuales.

10) ¿Escuchamos la Palabra de Dios como objeto de


estudio o como
palabra viva cumplida en la experiencia humana? Ver Ez
12, 28.

11) ¿Escuchamos la Palabra de Dios por penetración


directa, natural,
como la lluvia (Is 55, 10-11), en una cierta pasividad que,
por ser atenta,
pone en juego toda nuestra personalidad?
12) Lo que nada nos diga lo dejamos de momento.
Insistimos en
aquello que despierta o expresa vivencias transparentes,
sin violencia
voluntarista ni artificialidad. Según ello, ¿forzamos la
experiencia o la
encontramos en la escucha de la Palabra de Dios?

13) ¿Tomamos conciencia de que ante la Palabra de Dios


aparece
toda nuestra vida en su dimensión más concentrada? Ver
C. CASTRO
CUBELLS, Encuentro con la Biblia, Ed. Cristiandad, Madrid,
1977, 67-68.

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TEMA 8

OBJETIVO:
INICIACION EN LAS GRANDES EXPERIENCIAS BIBLICAS:
DESCUBRIR LA FUNCION PROFETICA QUE IMPLICA LA
EXPERIENCIA DE FE

PISTA POSIBLE: LOS PROFETAS


1 No existen.
2 Anuncian la salvación de Dios.
3 Denuncian la injusticia.
4 Denunciar no es cristiano.
5 Denuncian las diferencias escandalosas entre ricos y
pobres.
6 Y la opresión que sufren los débiles.
7 Y el culto meramente exterior.
8 Son necesarios.

PLAN DE LA REUNION
* Información: Personas, hechos, problemas...
* Pequeños grupos: ¿Qué significan para ti los profetas?
¿Algunas experiencias actuales?
* Puesta en común: Lo más importante. Diálogo.
* Lectura, oración, canción.
CRISTO ESTA EN EL JUSTO
INJUSTAMENTE PERSEGUIDO
(SIERVO DE YAHVE)
OBJETIVO CATEQUETICO
* Descubrir que la experiencia de fe implica asumir la
actitud del Siervo
de Yahvé.
* Reconocer a Cristo en el justo injustamente perseguido.

142. La violencia como defensa, recurso común


Ante cualquier tipo de agresión, el hombre normalmente
reacciona
defendiéndose. Es la reacción instintiva, natural. Aparece
el
contraataque, la venganza, la ley del Talión, como formas
de defensa del
individuo y de la sociedad. La experiencia común del
hombre manifiesta
una fe ciega en la violencia, como requisito necesario para
andar por la
vida y como suprema solución para determinadas
situaciones y
conflictos.

143. La escalada de la violencia y su círculo: ¿Cómo


romperlo?
¿Existe otra salida?
Sin embargo, la violencia engendra violencia. Tras la
agresión viene la
reacción vengadora, que provoca a su vez una nueva
agresión más
violenta. Y asi sucesivamente. ¿Cómo romper este circulo
de la
violencia? ¿Quién puede romperlo? De hecho, en un
mundo violento
todo parece indicar que no existe otra salida y que todo lo
demás es
debilidad, virtud de enfermos. Como dice el libro de la
Sabiduría, nuestro
mundo cree ciegamente en esto: "Sea nuestra fuerza la
norma del
derecho, pues lo débil -es claro- no sirve para nada" (Sb
2, 11).

144. El siervo de Yahvé, figura única y respuesta


sorprendente.
Servicio a Yahvé. El peso del pecado del mundo: injusticia
y violencia
sobre sus hombros
Como tantas veces, también aquí los caminos de Dios no
coinciden
con los caminos de los hombres. Dios ha suscitado en la
Escritura y en la
historia la figura única del Siervo de Yahvé, figura
incomparable que
asume en sí mismo la doble función -complementaria- del
servicio a
Yahvé (= cumplimiento de su voluntad, Hb 10, 7) y de
cargar sobre sus
hombros todo el peso del pecado del mundo. El Siervo
representa una
respuesta (de antemano absolutamente inimaginable) a
ese doble drama
de la sociedad: el de la injusticia y el de la violencia

145. Siervo de Yahvé es el que cumple la voluntad del


Padre
La Escritura llama "Siervo de Yahvé" a aquél a quien Dios
llama a
colaborar en la historia de salvación del mundo y viene a
servir a este
designio. El servicio que Yahvé quiere no se limita a un
culto ritual, sino
que se extiende a la entrega de toda la vida, que -como la
de Jesús- se
manifiesta en dependencia radical de la voluntad del
Padre: «Tú no
quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un
cuerpo; no
aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo
dije lo que está
escrito en el libro: Aquí estoy, ¡oh, Dios!, para hacer tu
voluntad» (Hb 10,
5-7; cf. Sal 39, 7-9; Mt 16, 21; Lc 24, 26; Jn 14, 30).

146. Siervo de Dios, y de los hombres, en oposición a una


decisión
diabólica: «No serviré»
Sirviendo a Dios, Jesús (el Siervo prototipo) sirve a los
hombres. Y
sirviendo a los hombres, sirve a Dios. "Yo estoy en medio
de vosotros
como el que sirve» (Lc 22, 27), dice Jesús. Y dice
también: "El que quiera
ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser
primero sea esclavo
de todos. Porque el Hijo del Hombre no ha venido para
que le sirvan,
sino para servir y dar su vida en rescate por todos" (Mc
10, 43-45). El
Siervo de Yahvé impugna directamente la decisión
diabólica "no serviré".

147. El siervo de Yahvé es el Cordero de Dios, que carga


con el
pecado del mundo
El Siervo de Yahvé carga sobre sus hombros el peso del
pecado del
mundo. Este misterio profundo lo ha mostrado Juan el
Bautista como la
gran clave de la figura histórica de Jesucristo: "Al día
siguiente, al ver a
Jesús que venía hacia él, exclamó: Este es el Cordero de
Dios que quita
el pecado del mundo" (Jn 1, 29). El símbolo del Cordero
de Dios viene a
ser, también para el evangelista San Juan, clave de
interpretación del
misterio histórico de Cristo. San Juan funde en una sola
realidad la
imagen del Siervo (Is 53), que carga con el pecado de los
hombres, y el
rito del cordero pascual, símbolo de la salvación de Israel.
Jesús será el
Siervo que experimenta sobre sus hombros el peso del
pecado del
mundo y, a la vez, el Cordero que será sacrificado el dia
de Pascua en
beneficio de todos los bombres (Ex 12, 1 ss.; Jn 19, 36).

148. Entre la espada y la pared, punto crucial. El dolor del


Siervo deja
patente el virus del pecado
El Siervo de Yahvé es un hombre cogido entre la espada y
la pared.
De ahí su dolor. Se encuentra en el punto crucial donde
interfieren y
chocan el pecado del hombre y el plan salvador de Dios.
Dios tiene un
plan sobre la historia humana, que el Siervo de Yahvé
lleva
obedientemente hacia adelante, pero que el mundo no
puede tolerar. Al
perseguir al inocente, el mundo manifiesta su pecado. El
mundo no se
acepta pecador, pero -más que ningún otro- el dolor del
justo
injustamente perseguido hace patente el pecado del
mundo. Por decirlo
así, el dolor del Siervo de Yahvé es como el colorante que
inequívocamente vuelve visible ese virus del mundo que
es el pecado.

149. Un compromiso muy serio


Frecuentemente, la figura bíblica del Siervo de Yahvé
queda
desvirtuada en formas aberrantes, como la resignación
pasiva,
enfermiza, carente de compromiso. La actitud del Siervo
de Yahvé no es
esta resignación enfermiza. El Siervo asume el
compromiso de promover
entre los hombres la justicia y el derecho, y rechaza
claramente el
camino de la violencia. Considera absolutamente
beneficioso para el
mundo romper en todo momento el círculo infernal de la
misma, a
cualquier precio. El Siervo es un hombre pobre, nómada
de alma, sin
intereses que defender superiores a la misión que procede
de Dios. El
Siervo es profundamente libre con respecto al mundo,
profundamente
esclavo de la voluntad de Dios. La historia de los profetas,
servidores de
Yahvé, muestra hasta qué punto la Palabra de Dios, viva y
eficaz, puede
comprometer a un hombre.

150. Paradoja histórica: la caza del profeta, una


costumbre en
Jerusalén
Asimismo, la historia de los profetas muestra hasta qué
punto un
hombre, armado solamente con la Palabra de Dios, puede
incomodar a
los poderosos: «Ha devorado vuestra espada a vuestros
profetas, como
el león cuando estraga» (Jr 2, 30), dice el profeta
Jeremías. Y conocida
es la afirmación de Jesús: Jerusalén, Jerusalén, que matas
a los
profetas y apedreas a los que se te envían» (Mt 23, 37).
Con ello se
produce una paradoja histórica: la caza del profeta viene a
ser una
costumbre en la ciudad más religiosa de la Tierra.

151. El siervo, abominado de las gentes


Isaías sabe que el Siervo es «el abominado de las gentes»
(49, 7),
«despreciado y evitado de los hombres, como un hombre
de dolores,
acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los
rostros» (Is 53,
3). Jeremías tiene conciencia de encontrarse
comprometido, entre la
espada y la pared, entre la Palabra de Dios y el pecado del
mundo: «Me
sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste y me
violaste. Yo era el
hazmerreír todo el día, todos se burlaban de mí. Siempre
que hablo
tengo que gritar «Violencia», proclamando «Destrucción».
La palabra del
Señor se volvió para mí oprobio y desprecio todo el día.
Me dije: No me
acordaré de El, no hablaré más en su nombre; pero ella
era en mis
entrañas fuego ardiente, encerrado en los huesos:
intentaba contenerlo
y no podía" (Jr 20, 7-9).

152. En contra de la injusticia


El Siervo deja de serlo, si colabora con la injusticia.
Precisamente por
eso el mundo le odia. Porque no es del mundo (Jn 15, 19).
El libro de la
Sabiduría refleja así todo ese odio: «Acechemos al justo
que nos resulta
incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara
nuestros
pecados, nos reprende nuestra educación errada; declara
que conoce a
Dios y se da el nombre de hijo del Señor; es un reproche
para nuestra
ideas y sólo verlo da grima; lleva una vida distinta de los
demás y su
conducta es diferente; nos considera de mala ley y se
aparta de nuestras
sendas como si fueran impuras: declara dichoso el fin de
los justos y se
gloría de tener por padre a Dios. Veamos si sus palabras
son
verdaderas... Lo condenaremos a muerte ignominiosa,
pues dice que
hay quien se ocupa de él" (Sb 2, 12-20).
153. El peso del pecado del mundo. El Siervo, solitario en
su misión:
«De mi pueblo no hubo nadie conmigo» (/Is/63/03)
La injusticia, la violencia, el pecado del mundo, tienen su
propio peso,
peso que experimenta el Siervo de Yahvé. Y con todo, dice
Isaías: «El
soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores;
nosotros lo
estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero El
fue traspasado
por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes.
Nuestro castigo
saludable cayó sobre El, sus cicatrices nos curaron» (Is
53, 45). El
Siervo, como profeta, tiene la responsabilidad de haber
visto y ante esta
responsabilidad se queda solo, lo cual también pesa:
«Miraba sin
encontrar un ayudante, buscaba sin encontrar quien me
apoyara» (Is 63,
5).

154. El dolor por el dolor no tiene sentido


Es necesario explicar a nuestros contemporáneos, como
sin duda era
también necesario explicar a los compañeros de Jesús -el
Siervo
prototipo- que el Maestro no iba guiado por ningún amor
morboso al
dolor y a la muerte, ni por ninguna especie de
complacencia en el
fracaso, en su camino libre y voluntario, consciente, a la
muerte, que los
romanos acostumbraban a reservar para los rebeldes y
criminales: la
crucifixión. Precisamente por querer llevar hasta el final la
tarea que se
había fijado, asume Jesús las consecuencias de esa tarea,
que no es
posible llevar a cabo sin tropezar con una resistencia
violenta, furiosa,
asesina.

155. Un dolor positivo


El dolor del Siervo tiene un sentido: él soporta el castigo
que nos trae
la paz (Is 53, 5). Su dolor es positivo, creador. Podría
defenderse por la
fuerza, sí, pero la negativa a utilizar ante una agresión
otra agresión no
es más que el reverso de una conducta positiva, creadora,
terapéutica.
La vida humana necesita continuamente de gestos
semejantes: "Yo no
me resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me
apaleaban,
las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el
rostro ante
ultrajes ni salivazos» (Is 50, 5-6). Fue necesario para que
todo hombre
(preocupado por defenderse) tuviera en el Siervo el
estímulo de una
conducta nueva ante la violencia y el pecado.

156. El amor doliente o la ausencia de réplica


El dolor del inocente, silencioso, sin réplica, refleja como
ningún otro
-por significativo contraste- el pecado del injusto agresor,
el cual
-liberado de la necesidad de contra réplica-, tiene la
oportunidad de
percibir, como en un espejo, su propio pecado. La estampa
histórica de
Cristo perseguido puede reconocerse a través de este
pasaje profético
de Isaías: «Como cordero llevado al matadero, como oveja
ante el
esquilador, enmudecía y no abría la boca" (Is 53, 7). La
ausencia de
réplica refleja, al propio tiempo, la justicia del Siervo
doliente, una justicia
que no es de este mundo, pues este mundo no puede
amar a su
enemigo.

157. Una justicia nueva en el mundo. No devolver mal por


mal
JUSTICIA/NUEVA: Esa justicia es una justicia nueva en el
mundo, es la
justicia proclamada por Cristo en el Sermón de la
Montaña: «Habéis oído
que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente. Yo, en cambio,
os digo: no
hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te
abofetea en la
mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte
pleito para
quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te
requiera para caminar
una milla, acompáñale dos, a quien te pida, dale, y al que
te pide
prestado, no lo rehúyas" (Mt 5, 38-42).

158. Amarás a tu enemigo


Y también: «Habéis oido que se dijo: Amarás a tu prójimo
y
aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a
vuestros
enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis
hijos de vuestro
Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre
malos y buenos y
manda la lluvia sobre justos e injustos. Porque si amáis a
los que os
aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también
los
publicanos?" (Mt 5, 43-47).

159. El abominado de las gentes, luz de las naciones


Así resulta que el "abominado de las gentes" viene a
enseñar a las
naciones lo que es realmente justicia, una justicia
semejante a la de Dios
(Mt 5, 48). Como dice San Mateo, Jesús es el siervo que
anuncia la
justicia a las naciones y cuyo nombre es su esperanza (Mt
12, 18-21; Is
42, 1-4). O como dice el profeta Isaias: «Es poco que seas
mi siervo y
restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los
supervivientes de
Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación
alcance hasta
el confín de la tierra» (Is 49, 6).

160. También nosotros debemos llevar la cruz


La Iglesia siempre, también en el mundo actual, está
llamada a ser
Siervo de Yahvé: «También nosotros debemos llevar la
cruz que la carne
y el mundo echan sobre los hombros de quienes buscan la
paz y la
justicia)) (GS 38). Llevamos la cruz a imitación de Cristo,
sin olvidar que
sólo El ha sido real y plenamente el verdadero Siervo de
Yahvé. También
nosotros debemos llevar la Cruz. «Como Cristo llevó a
cabo la obra de la
redención en medio de la pobreza y la persecución, asi la
Iglesia está
llamada a recorrer el mismo camino, a fin de comunicar a
los hombres los
frutos de la salvación. Cristo Jesús, existiendo en la forma
de Dios..., se
anonadó a sí mismo, tomando la forma de siervo (Flp 2, 6-
7), y, por
nuestra causa, se hizo pobre, siendo rico (2 Co 8, 9): así
la Iglesia,
aunque tenga necesidad de medios humanos para cumplir
su misión, no
fue instituida para buscar gloria terrena, sino para
proclamar -también
con su propio ejemplo- la humildad y la abnegación... La
Iglesia "marcha
peregrinando entre las persecuciones del mundo y los
consuelos de
Dios" (S. Agustín), anunciando la cruz y la muerte del
Señor, hasta que
El retorne (cf. 1 Co 11, 26). Es fortalecida, sin embargo,
por la fortaleza
del Señor resucitado a fin de vencer con paciencia y amor
sus aflicciones
y dificultades, tanto las internas como las exteriores, y
revelar al mundo
su misterio. Con fidelidad, aunque entre penumbras, hasta
que se
manifieste en todo su esplendor al fin de los tiempos)) (LG
8).

161. Cualquiera de nosotros puede ser siervo, si el Espíritu


de Dios
está con él
Sin embargo, es necesario decir que ninguno de nosotros
puede ser
Siervo, si el Espiritu de Dios no desciende sobre él y le da
la fuerza y le
sostiene: «Mirad a mi siervo a quien sostengo; mi elegido,
a quien
prefiero. Sobre él he puesto mi Espíritu» (Is 42, 1). El
Siervo sabe por
qué puede hacer lo que hace: «Mi Dios era mi fuerza» (Is
49, 5; 50, 7.9).
María, la Madre de Jesús, "la esclava del Señor" (Lc 1, 38),
se muestra
como egregia discípula de Cristo, el Siervo, y paradigma
de la Iglesia
servidora.

162. Persiguen a Cristo mismo quienes persiguen a sus


servidores
Los servidores de Dios son ahora ya los servidores de
Cristo (Rm 1, 1;
Ga 1, 10; Flp 1, 1). Son sus enviados que correrán una
suerte semejante
a la suya (Mt 10, 24-25). «Cuando os arresten no os
preocupéis de lo
que vais a decir o de cómo lo diréis; en su momento se os
sugerirá lo
que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el
Espiritu de
vuestro Padre habiará por vosotroso (Mt 10, 19-20). En
adelante,
perseguirán al mismo Cristo quienes persigan a sus
servidores. Esta fue
la experiencia de Pablo (Hch 9, 5).
........................................................................

PISTAS PARA LAS REUNIONES

TEMA 09. SIERVO DE YAHVE

1) La violencia como defensa, recurso común. La escalada


de la
violencia y su círculo. ¿Cómo romperlo?, ¿existe otra
salida? Comentar
en el grupo los nn. 142 y 143: Tenemos nosotros una fe
ciega en la
violencia?

2) Comentar en grupos los nn. 144-148 sobre la figura del


Siervo:
entre la espada y la pared, entre la injusticia y la violencia
del mundo, al
servicio de Dios y de los hombres, cargando con el peso
del pecado en
el mundo.

3) ¿Qué significa para nosotros la figura del Siervo?


¿Resignación
pasiva y enfermiza?, ¿un compromiso muy serio?, ¿el
dolor por el dolor?,
¿un dolor positivo y fecundo?, ¿una postura eficaz?

4) La actitud del Siervo, un compromiso en contra de la


injusticia.
Comentar los nn. 150-153 aportando experiencias
concretas.

5) La actitud del Siervo, una justicia nueva en el mundo


renuncia a la
violencia, sin devolver a nadie mal por mal. Comentar los
nn. 157-159.

6) Escuchar y comentar en grupo alguno de los cantos del


Siervo de
Yahvé: Is 42, 1-9; 49, 1 -6; 50, 4-11; 52, 13-53, 12.

7) Canciones de KIKO ARGÜELLO: El lagarero y el Siervo


de Yahvé.
Escuchar la canción y poner en común la reacción que
suscita en cada
uno.

8) Poner en común cuándo nos hemos reconocido a


nosotros mismos
bajo la figura del Siervo.

9) Cualquiera de nosotros puede ser siervo si el Espiritu de


Dios está
con él. Comentar en grupo los nn. 160-161.

10) Persiguen a Cristo mismo quienes persiguen a sus


seguidores.
Comentar en grupo el n.162: ¿Qué significa para nosotros
hoy?

11) ¿Qué personas encarnan claramente la figura del


Siervo en el
mundo de hoy?
........................................................................

TEMA 9

OBJETIVO:
INICIACION EN LAS GRANDES EXPERIENCIAS BIBLICAS:
DESCUBRIR QUE LA EXPERIENCIA DE FE IMPLICA
ASUMIR
LA ACTITUD DEL SIERVO DE YAHVE

PISTA PARA LA REUNION


1 Resignación pasive, enfermiza.
2 Denuncia de la injusticia.
3 El dolor por el dolor.
4 Un dolor fecundo.
5 Renuncia a la violencia.
6 Anuncio de la revolución violenta (Ez 33, 1 -9).
7 Sin devolver mal por mal.
8 Sin condenar la legítima defensa.

PLAN DE LA REUNION
* Información: Personas, hechos, problemas...
* Pequeños grupos: ¿Qué significa para ti la figura del
siervo de
Yahvé?
Presentación de la pista.
* Puesta en común: Lo más importante. Comentario.
* Lectura Is 53. Canción.

CRISTO ESTÁ EN MEDIO DE LOS QUE SE


REÚNEN EN SU NOMBRE (IGLESIA)
OBJETIVO CATEQUETICO
* Descubrir que la experiencia de fe implica experiencia
comunitaria de
la fe.
* Descubrir que Cristo está en medio de los que se reunen
en su
nombre.

163.P/RUPTURA: En la concha del propio egoísmo


En la experiencia humana común encontramos, por un
lado, la
necesidad de la relación mutua, la búsqueda de la amistad
auténtica, el
deseo de colaborar con otros. Por otro, sin embargo, nos
encontramos
con la dura experiencia de la incomunicación y de la
incomprensión, del
aislamiento y el repliegue sobre uno mismo, del
individualismo erigido en
norma de vida. Así se establece una contradicción en el
centro mismo de
la vida humana: hemos nacido para vivir juntos, pero
vamos
descubriendo que, en realidad, los hombres vivimos
profundamente
separados, encerrados cada uno en la concha del propio
egoísmo.

164. El pecado, quiebra de una moral de alianza


La experiencia bíblica del pecado comporta siempre la
experiencia de
una ruptura. Si la fe engendra una moral de alianza, el
pecado produce
la división de la comunidad humana. Así, roto el orden
religioso de la
vida, se rompe al mismo tiempo el orden moral, y
viceversa. Rota la
alianza con Dios, se rompe también la alianza entre los
hombres, y
viceversa. El segundo mandamiento es semejante al
primero (Mt 22, 39).
La ruptura del orden moral supone la instalación en el
propio egoísmo y
la ruptura del amor al hermano, a quien vemos (1 Jn 4,
20) y en quien
debemos descubrir al mismo Cristo (cf Mt 25, 39-40.44-
45).

165.BABILONIA/JERUSALEN
Babel, Jerusalén: dos ciudades, dos experiencias frente a
frente.
Babel es el nombre hebreo de Babilonia, ciudad del
embrollo, ciudad
del mal, ciudad de la nada. Babilonia es en la Escritura
una
ciudad-símbolo. Como Jerusalén, pero al revés. La ciudad
histórica de
Babilonia cayó mucho antes del advenimiento del Nuevo
Testamento.
Pero a través de ella el pueblo de Dios adquirió conciencia
de un misterio
de iniquidad que está constantemente en acción aquí en la
tierra:
Babilonia y Jerusalén, erguidas una frente a otra, son las
dos ciudades
entre las que se reparten los hombres, la ciudad de Dios y
la ciudad de
Satán.

166. El pecado deshace a Babilonia como pueblo. Lección


histórica
permanente
Frente a Babel, el hombre bíblico asiste a una
trascendental
experiencia histórica (Gn 11, 1-9). En definitiva, el
misterio del mal
deshace a Babilonia como pueblo: al igual que Nínive, se
ha complacido
en su propia fuerza (cf. Is 47, 7-8.10; 3, 7-14). Se ha
erguido ante Yahvé
con soberbia e insolencia (Jr 50, 29-32; cfr. Is 14, 13-14).
Ha multiplicado
los crímenes: hechicería (Is 47, 12), idolatría (Is 46, 1; Jr
51, 44-52),
crueldades de toda suerte... Ha llegado a ser
verdaderamente el templo
de la malicia (Za 5, 5-11), la "ciudad de la nada» (Is 24,
10-12).

167. Babel, misterio de idolatría. Ciudad sin Dios


El relato del Génesis (/Gn/11/01-09) presenta de forma
sencilla la
equivocación profunda de Babel. El pecado colectivo de
Babel se
describe como una rebeldía que sigue las trazas y participa
del primer
pecado del hombre: el pecado de Adán. Los hombres
quieren «alcanzar
el cielo» por su propio poder, pretenden llegar a ser «como
dioses»,
pero sin Dios. Babel es el símbolo de la soberbia humana,
que quiere
alcanzar la plenitud de la vida, prescindiendo de Dios, de
espaldas a El.
Esta pretensión involucra a Babel en una situación
idolátrica, cuyas
engañosas consecuencias se manifiestan después.
Mientras tanto,
Babilonia se levanta como potencia temerosa, que hace de
su fuerza su
dios (Ha 1, 11).

168. Babel, misterio de confusión, de incomunicación.


Ciudad del
embrollo
Rota la alianza con Dios, se rompe la alianza entre los
hombres. Se
sustituye la fe por la idolatría, pero la soberbia (idolátrica)
de unos
hombres que construyen su ciudad sin Dios tiene como
fruto un misterio
de incomprensión, de incomunicación, de confusión: «Voy
a bajar y a
confundir su lengua, de modo que uno no entienda la
lengua del
prójimo» (Gn 11, 7). Los ídolos que se crea la vanidad y el
egoísmo de
los hombres (cf. Sb 14, 14) impiden inexorablemente la
comunicación
entre los mismos. Babel, que en realidad significa "puerta
de Dios", vino
a ser paradójicamente ciudad de confusión, «la ciudad del
embrollo».

169. Babel, misterio de dispersión. Ciudad desierta


La dispersión es el resultado final que completa el
proceso: idolatría,
incomunicación, dispersión. "Desde allí los dispersó el
Señor por la
superficie de la tierra" (Gn 11, 9). Es la hora del juicio
contra toda Babel:
se ha dictado sentencia contra la ciudad del mal. Esta
sentencia es
después comunicada con júbilo por los profetas (Is 21, 1-
10; Jr 51,
11-12), contra la Babilonia contemporánea. Los ejércitos
de Jerjes lo
ejecutarán hacia el 485 antes de Cristo. De Babilonia "no
quedará piedra
sobre piedra". Babilonia viene a ser una ciudad vacía,
abandonada,
evitada: una ciudad desierta, la ciudad de la nada

170. La infidelidad histórica de Jerusalén, nueva Babel. El


sentido del
destierro
Por su infidelidad histórica, sin embargo, también
Jerusalén ha
participado del misterioso destino de Babel. Fue necesaria
la
persistencia de la catástrofe para que el pueblo y sus
dirigentes
adquieran conciencia de su incurable perversión (Jr 13,
23; 16, 12-13).

171. La infidelidad histórica de Jerusalén. El anuncio de un


relevo.
Pérdida de su función histórica
La "viña de Yahvé" se había convertido en un plantío
bastardo y sería
después saqueada y arrancada (Is 5); la "esposa de
Yahvé" se había
hecho adúltera, y sería despojada de sus arreos y
duramente castigada
(Os 2; Ez 16, 38); el "pueblo elegido" se había vuelto
indócil y rebelde, y
sería expulsado de su tierra y dispersado entre las
naciones (Dt. 28,
63-68). Jerusalén, cabeza del Pueblo de Dios, ha olvidado
su misión
histórica, por ello ha de escuchar de parte de Dios la
comunicación de un
relevo: otros pueblos la sustituirán. San Pablo (cf. Rm 9,
25-26) ve
cumplida en los gentiles la profecía de Oseas: «Y en el
sitio donde los
llamaban "No-es-mipueblo" les llamarán "Hijos de Dios
vivo"... Me
compadeceré de "No-compadecida", y diré a "No-es-mi-
pueblo": Tú eres
mi pueblo, y él dirá: Tú eres mi Dios» (Os 2, 1.25).
172. Una piedra de tropiezo, el mayor de todos los
errores. Al rechazar
a Cristo, Jerusalén renuncia a la salvación
La destrucción de Jerusalén, sobre la que los Profetas
hacen su
reflexión religiosa, es todavía figura que encontrará su
cumplimiento en
el destino de la Jerusalén que se enfrenta a Jesús:
"¡Jerusalén,
Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que
se te envian!
¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la
clueca reúne a sus
pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa
se os
quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el
día que
exclaméis: Bendito el que viene en nombre del Señor" (Lc
13, 34-35).
"Al acercarse y ver la ciudad dijo llorando: ¡Si al menos tú
comprendieras en este dia lo que conduce a la paz! Pero,
no: está
escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos
te rodearán de
trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con
tus hijos
dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no
reconociste el
momento de mi venida" (Lc 19, 41-44).
He aquí el mayor de todos los errores históricos de
Jerusalén:
rechazar la salvación que Dios le ofrece gratuitamente en
Jesucristo. En
el año 70 fue arrasada y, con ella, destruido su templo (la
peculiar
presencia de Dios en la Ciudad Santa).

173. Los gentiles convocados a formar el Israel de Dios


Como ocurrió en la primera destrucción, también a partir
de esta
segunda se altera la función histórica de Jerusalén (Sión):
ahora serán
convocados los gentiles a formar el Israel de Dios (cf. Ga
6, 16). Los
gentiles que no eran "su pueblo" serán llamados "hijos de
Dios". «¿Qué
diremos, pues? -se interroga Pablo-: Que los gentiles, que
no buscaban
la justicia, han hallado la justicia -la justicia de la fe-,
mientras Israel,
buscando una ley de justicia, no llegó a cumplir la ley. ¿Por
qué? Porque
la buscaba no en la fe, sino en las obras. Tropezaron
contra la piedra de
tropiezo, como dice la Escritura: He aquí que pongo en
Sión una piedra
de tropiezo y roca de escándalo; mas el que crea en él, no
será
confundido» (Rm 9, 30 ss.).

174. De un resto del viejo pueblo elegido saldrá la nueva


Jerusalén,
universal, sin fronteras
Dice San Pablo: «Entonces me pregunto: ¿habrá Dios
desechado a su
pueblo? También yo soy israelita descendiente de Abrahán,
de la tribu
de Benmajín. Dios no ha desechado al pueblo que él eligió.
Recordáis
sin duda aquello que cuenta la Escritura de Elías, cómo
interpelaba a
Dios en contra de Israel: Señor, "han matado a tus
profetas y derrocado
tus altares; me he quedado yo solo y atentan contra mi
vida." Pero, ¿qué
les responde la voz de Dios?: "Me he reservado siete mil
hombres que no
han doblado la rodilla ante Baal." Pues lo mismo ahora, en
nuestros días,
ha quedado un residuo escogido por pura gracia" (Rm 11,
1-5). Ese
resto será el depositario de las promesas hechas a Israel y
el que
constituirá con muchos gentiles, venidos de lejos, la nueva
Jerusalén.

175. La nueva Jerusalén es la Iglesia I/NUEVA-JERUSALEN


La Nueva Jerusalén es la Iglesia. La Iglesia entraña un
misterio, oculto
en otro tiempo en Dios, pero hoy descubierto y en parte
realizado (Ef 1,
9-10; Rm 16, 25-26). Misterio de un pueblo que posee
como garantía la
ley del Espíritu, inscrita en los corazones (Rm 8, 2; Jr 31,
33-34; Ez 36,
27), aunque está todavía constituido por pecadores.
Misterio de un
pueblo que viene a ser el cuerpo de Cristo resucitado (Ef
1, 22-23),
misterio desconocido en otro tiempo que supone como una
"nueva
creación" (2 Co 5, 17-18; Ga 6,15), en la que se restaura
la Alianza con
Dios (Rm 5, 12 ss.) y la unidad y reconciliación entre los
hombres (Jn 11,
52; Ef 2, 15 ss.).

176. La Iglesia, nueva Jerusalén, fruto directo de la Pascua


de Cristo
La Iglesia, Nueva Jerusalén, anti-tipo de Babel, es «lugar
de
convocación» para la humanidad entera, "convocación
santa" (Ex 12, 16;
Lv 23, 3; Nm 29, 1). Prefigurada en la asamblea del Horeb
(Dt 4, 10), de
las estepas de Moab (Dt 31, 30) o de la tierra prometida
(Js 8, 35; Jc 20,
2), la Iglesia es fruto directo de la pascua de Cristo. Los
Padres repiten
con frecuencia que la Iglesia es la Nueva Eva, nacida del
costado de
Cristo durante el sueño de la muerte, como Eva naciera
del costado de
Adán dormido.

177. I/PENT:Pentecostés, la gran experiencia eclesial.


Epoca
abierta
La Iglesia es cuerpo vivo de Cristo resucitado, porque en
ella habita el
Espíritu prometido por Jesús. La presencia y experiencia
del Espíritu es
el gran testimonio que la Iglesia tiene acerca de Cristo. El
Espíritu se
manifiesta en acción ya el dia de pascua (Jn 20, 22), pero
es el día de
Pentecostés cuando tiene lugar la gran experiencia eclesial
(Hch 2, 4)
con miras al testimonio de los doce (Hch 1, 8) y a la
manifestación
pública de la Iglesia; así este dia es como la fecha del
nacimiento de la
Iglesia, que, después de Pentecostés, crece rápidamente.
Es importante
destacar que el día de Pentecostés, como el día de Pascua,
es toda una
época que queda abierta para el mundo y que sólo
alcanzará su plenitud
y consumación al fin de la historia.

178. Pentecostés, contrapunto de Babel. El Espíritu supera


la división
de los hombres. Una alianza nueva
Con el acontecimiento de Pentecostés (Hch 2, 1-13) queda
superada
la división de los hombres. El Espíritu se reparte en
lenguas de fuego
sobre los apóstoles de modo que se oiga el evangelio en
las lenguas de
todas las naciones y "toda lengua proclame" '¡Jesucristo es
Señor'!, para
gloria de Dios Padre» (Flp 2, 11). Así los hombres serán
reconciliados
por el lenguaje único del Espíritu, que es el amor.
Pentecostés es, pues,
el contrapunto de Babel. En Pentecostés queda superada
la división de
los hombres sobre la base de una Nueva Alianza inscrita
en los
corazones.

179. La Iglesia, misterio de fe, de comunicación y de


comunidad
Así por el Espíritu, la Iglesia es la verdadera Jerusalén,
soñada por
Dios, "lugar de reunión" para la humanidad entera, anti-
tipo de Babel,
cuyo misterio es diametralmente opuesto. El misterio del
pecado deshace
a Babilonia como pueblo, disgrega a un pueblo que era
uno. El misterio
de Pentecostés hace un solo pueblo de muchos, de gentes
venidas de
todas partes: un pueblo sin fronteras, universal (Hch 2, 5-
11). Si
Babilonia es misterio de idolatría, de incomunicación y de
dispersión,
Pentecostés (y la Nueva Jerusalén) es misterio de fe, de
comunicación y
de comunidad.

180. El cumplimiento de una promesa, el Espíritu de Dios


y de Cristo
Jesús
Si el misterio de Babel radicaba en la idolatría, el misterio
de
Pentecostés radica en la fe: fe en Cristo, muerto y
resucitado, de quien
da testimonio la acción del Espíritu, prometido de
antemano (Jn 14, 16).
"Judios y vecinos todos de Jerusalén, escuchad mis
palabras y enteraos
bien de lo que pasa. Estos no están borrachos, como
suponéis; no es
más que media mañana. Está sucediendo lo que dijo el
profeta Joel: En
los últimos dias -dice Dios- derramaré mi Espíritu sobre
todo hombre»
(Hch, 2, 14-17). Pentecostés entraña la experiencia de
una nueva
Alianza, ofrecida por Dios al mundo.

181. Una alianza por encima de todas las barreras


Si el misterio de Babel conducía a la confusión y al
embrollo
(«hombres de un mismo pueblo que no se entienden»), el
misterio de
Pentecostés supera la división de los hombres, fruto del
pecado, y
aparece una maravillosa experiencia de comunicación
(«gentes venidas
de cualquier parte que entran en comunicación»): «Entre
nosotros hay
partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia,
Judea,
Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia,
en Egipto o en
la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos
forasteros de
Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y
árabes; y cada
uno les oímos habiar de las maravillas de Dios en nuestra
propia lengua»
(Hch 2, 9-11).

182. Un nuevo pueblo, fruto de una nueva Alianza


Si el misterio de Babel conducía finalmente a la dispersión,
el misterio
de Pentecostés tiene como fruto visible el nacimiento de
un pueblo, en el
que no caben fisuras. La unidad de este pueblo es católica,
como se dice
desde el siglo II; está hecha para reunir todas las
diversidades humanas
(Hch 10, 12 ss.; Ef 2, 14 ss.; 1 Co 12, 13; Col 3, 11; Ga
3, 28), para
adaptarse a todas las culturas (1 Co 9, 20*ss.) y abarcar
al universo
entero (Mt 28, 19). Pentecostés es misterio de comunidad,
con lo que
concluye el proceso inverso a Babel: fe-comunicación-
comunidad. La
comunidad que surge de ahí es un Nuevo Pueblo, fruto de
una Nueva
Alianza.

183.«Todos los creyentes vivían unidos»


Este Nuevo Pueblo es la Iglesia. Su primera manifestación
se realiza
en la comunidad de Jerusalén, como fruto de la
predicación de los
Apóstoles: «Los que aceptaron sus palabras se bautizaron,
y aquel día
se les agregaron unos tres mil. Eran constantes en
escuchar la
enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la
fracción del pan y
en las oraciones... Los creyentes vivían todos unidos y lo
tenían todo en
común; vendían posesiones y bienes y lo repartían entre
todos, según la
necesidad de cada uno» (Hch 2, 41-45). Así, desde el
principio, aparece
ya lo que, en el Espiritu de Jesús, serán factores
constitutivos de la
comunión eclesial: la Palabra, que convoca a la comunidad
en la fe (Hch
2, 41); la Eucaristía, que realiza la unidad y es signo de
ella (Hch 2, 42; cf
1 Co 10, 17); el amor cristiano, que llega a la comunión
de corazones y
de bienes (Hch 2, 42.44; cf 4, 32); la autoridad apostólica,
como servicio
que mantiene la unidad visible de la Iglesia (Hch 2, 42;
20, 28).

186. INDIVIDUALISMO/C:
Una revisión de nuestra experiencia comunitaria de la fe
Es de destacar en amplios ambientes el carácter
marcadamente
individualista de nuestra religiosidad. Es necesario
promover el sentido
comunitario de la vida de fe. El Concilio Vaticano Il nos
recuerda: «Quiso,
sin embargo, Dios santificar y salvar a los hombres no
individualmente y
aislados entre sí, sino constituirlos en un pueblo que le
conociera en
verdad y le sirviera santamente" (LG 9). La renovación
constante de la
Iglesia supone también un esfuerzo de revisión de nuestra
experiencia
comunitaria de la fe, según lo que dice San Pablo: «Por lo
tanto, ya no
sois extranjeros ni forasteros, sino que sois conciudadanos
de los santos
y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre
el cimiento de
los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la
piedra angular.
Por él todo el edificio queda ensambLado, y se va
levantando hasta
formar un templo consagrado al Señor. Por él también
vosotros os váis
integrando en la construcción, para ser morada de Dios,
por el Espíritu"
(Ef 2, 19-22).

187. La Iglesia, misterio abierto a nuestra experiencia.


Cristo está en
medio de los que se reúnen en su nombre
En la última cena, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo:
"Para que todos
sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos
también lo sean en
nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado»
(Jn 17, 21).
Unidos los hombres en el misterio de Dios: he ahí el
misterio de la Iglesia,
un misterio que queda abierto a nuestra experiencia,
porque «donde dos
o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio
de ellos» (Mt
18, 20). La presencia de Cristo en la Iglesia se realiza, de
modo especial,
en el sacramento de la Eucaristía. El pan y el vino se
transforman
realmente en el cuerpo y la sangre de Cristo. La Iglesia,
en su misma
estructura, es radicalmente comunidad de los que están
unidos entre sí,
porque participan del mismo pan que es Cristo (cf. 1 Co
10, 17; cf. Tema
55).
........................................................................

PISTAS PARA LAS REUNIONES

TEMA 10. IGLESIA

1) ¿Comunicación o incomunicación? ¿Qué es lo que


vives?

2) Ventana de «JOHARI». Presentación del documento.


Puesta en
común: ¿A qué niveles de comunicación nos movemos?
Ver ICA, Doc.
6.1.

3) Documento grupo sano-grupo enfermo. Ver ICA, Doc.


6.2. ¿Cómo
funciona nuestro grupo?
4) Babel, Jerusalén: dos ciudades, dos experiencias frente
a frente.
Comentar los nn. 165-169 y 176-182: idolatría, confusión,
dispersión
frente a fe, comunicación, reunión.

5) Escuchar y comentar en grupo Gn 11, 1-9 y Hch 2, 5-


11: ¿Qué
significan para ti hoy?

6) ¿Has experimentado la unidad que produce la fe?


Concretar
experiencias.

7) ¿Has experimentado la división que produce la


idolatría? Concretar
experiencias.

8) Una revisión de nuestra experiencia comunitaria de la


fe. Comentar
el n. 186.

9) C/SECTA:Documento comunidad-secta:
«Una comunidad es un grupo unido por una fe común y un
mismo
ideal, cuya cohesión es la fraternidad mutua. Las
comunidades están
abiertas a todo el que quiera adherirse a ellas; carecen de
orgullo
colectivo, porque no se consideran superiores al resto de
los hombres;
no mantienen en secreto su vida interna. La secta, por el
contrario, es
una forma asociada de individualismo: el gnóstico, en
efecto, está
preocupado únicamente de su salvación y seguridad
personal, y la secta
está al servicio de ese individualismo, fomentándolo y
protegiéndolo. Los
miembros de la secta se consideran un grupo
"soteriológicamente
privilegiado", es decir, con mayores posibilidades de
salvación que el
resto de los creyentes; se tienen por depositarios
exclusivos de la
verdadera interpretación del cristianismo y por esperanza
única de la
restauración de la verdadera Iglesia; se rodean de secreto
y misterio por
no considerar a los de fuera dignos de compartir su
"gnosis"
(conocimiento) y sus fórmulas salvadoras; el ingreso en la
secta es difícil
y requiere superar una serie de pruebas que constituyen
verdaderos
ritos de iniciación; sus componentes no realizan
apostolado, sino
proselitismo, pues no les interesa atraer a los demás al
cristianismo, sino
a su grupo; la vida de la secta suele estar impregnada de
ritualismo
mistérico, cuyo objetivo es la propia reiteración
tranquilizadora, sin
implicar compromisos con la vida cotidiana; es frecuente
en ella el
puritanismo, exigiendo a sus miembros en mayor o menor
grado un
apartamiento de la existencia normal; finalmente, la secta
es siempre
sumamente autoritaria: el deber supremo de sus
componentes es el total
sometimiento al liderazgo carismático; y el mayor delito,
cualquier
desviación ideológica o práctica de las sagradas
tradiciones»
(·BENZO-M MESTRE, Sobre el sentido de la vida, BAC,
Madrid, 1975,
210-211). Comentario en grupo. Revisión del grupo a la
luz del texto.
¿Tenemos actitudes comunitarias o actitudes sectarias?

10) CV/BAUTIZADOS Un problema actual: la


conversión de los bautizados. Comentar este texto: "El
verdadero
problema es el de los bautizados, que van a misa todos los
domingos y
demás fiestas de guardar, que comulgan y se confiesan
más o menos
frecuentemente y que, en cuanto a estatura de fe, se han
quedado
raquíticos: cristianos de toda la vida, cuya conversión es
mucho más
urgente que la conversión de los no cristianos, pues la
conversión de
éstos encuentra su mayor obstáculo en el testimonio
negativo de los que
se dicen cristianos" (cf. L. M. PIGNATIELLO, Objettivi
pastorali di una
iniziazione cristiana degli adulti in Italia, en "via, veritá e
vita" 41 (1973),
50).

11) Comentar en grupo los nn. 44 y 52 de La


evangelización del
mundo contemporáneo, de PABLO Vl. ¿Los vemos
adecuados a
nuestros ambientes?

12) La Iglesia, misterio abierto a nuestra experiencia.


Cristo está en
medio de los que se reúnen en su nombre. Poner en
común experiencias
concretas.
........................................................................

TEMA 10-1

OBJETIVO:
INICIACION EN LAS GRANDES EXPERIENCIAS BIBLICAS:
DESCUBRIR QUE LA EXPERIENCIA DE FE IMPLICA
EXPERIENCIA
COMUNITARIA

PUNTOS CLAVE
Babel Jerusalén
* Idolatría * Fe.
* Confusión * Comunicación.
* Dispersión de un * Reunión de gentes
pueblo que estaba dispersas que no
unido. formaban pueblo.

PLAN DE LA REUNION
* información: Personas, hechos, problemas...
* Oración, salmo 87.
* Lectura Gn 11, 1-9.
* Canción apropiada.
* Lectura Hch 2, 5-11.
* Comentario: Nuestra experiencia ¿responde más a la de
Babel o a la
de
de Jerusalén?
........................................................................

TEMA 10-2

OBJETIVO:
INICIACION EN LAS GRANDES EXPERIENCIAS BIBLICAS:
DESCUBRIR
LA
OPCION ECLESIAL POR LA LIBERTAD: AGAR >< SARA

PUNTOS CLAVE
Agar Sara
* Esclava. * Libre.
* Hijos esclavos. * Hijos libres.
* Nacidos según la naturaleza * Nacidos en virtud de
la
promesa.
* Persiguen a los nacidos * Son perseguidos.
según el espíritu.
* Despido. * Herencia.

PLAN DE LA REUNION
* Información: Personas, hechos, problemas...
* Oración inicial. Canto.
* Presentación y lectura de Ga 4, 21-31.
* Comentario: Implicaciones personales y eclesiales.
* Oración, salmo 80.

ENCONTRAMOS A CRISTO
EN LA PAZ QUE EL MUNDO NO PUEDE DAR,
EN LA ALEGRÍA QUE NADIE NOS PUEDE
QUITAR

OBJETIVO CATEQUETICO
* Descubrir que la experiencia de fe implica paz y alegría.
* Cristo está en la paz que el mundo no puede dar,
en la alegría que nadie nos puede quitar.

188. Creados para ser felices


Todos tenemos sed de alegría, de comunicación, de
convivencia
fraterna, de felicidad. Esperamos con ilusión el fin de
semana, las
vacaciones, la salida al campo y al mar, la visita a una
ciudad. Deseamos
que llegue la fiesta del pueblo o del barrio, el cumpleaños,
la fiesta
familiar, la reunión con los amigos. Desde la infancia a la
ancianidad, el
deseo de felicidad es una llamada que brota
constantemente en el
corazón humano. Hemos sido creados para ser felices: la
alegría, la paz,
el encuentro con los hermanos, la celebración, la fiesta,
entran de lleno
en el proyecto creador y salvador de Dios.

189. El juego y la fiesta, en el plan de Dios H/LUDENS:


JUEGO/FIESTA
Dios no aplasta al hombre, sino que estimula sus fuerzas
creadoras. El
ser humano crea no sólo por medio del trabajo, sino
también en el juego
y en la fiesta. El hombre se realiza no sólo como hombre
faber,
trabajador, sino también como homo ludens, hombre que
juega, que se
eleva por encima de las necesidades inmediatas de su
existencia, que se
libera de las tareas rentables para disfrutar de la
convivencia y de la
fiesta. La exhortación de Jesús a no andar agobiados por
la vida muestra
un rasgo esencial de ser humano redimido.

190. Las alegrías de la vida humana, bendición de Dios


Las alegrías de la vida humana son parte integrante de las
promesas y
bendiciones de Dios: la alegría incontenible de vivir, la
alegría del esposo
y de la esposa, la alegría de los hijos, la alegría del deber
cumplido, la
alegría de la obra bien hecha, la alegría limpia de la
pureza, la alegría
compartida de la amistad, la alegría del servicio generoso
a los otros.

191. La felicidad espera a quien escucha la voz de Dios


El Deuteronomio, recogiendo diversos temas de la
predicación
profética, expresa de modo concreto la felicidad que
espera a quien
escucha la voz de Dios: "Bendito seas en la ciudad,
bendito seas en el
campo, bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu suelo,
el fruto de tu
ganado, las crias de tus reses y el parto de tus ovejas;
bendita tu cesta y
tu artesa, bendito seas al entrar, bendito seas al salir; que
el Señor te
entregue ya vencidos los enemigos que se alcen contra ti:
saldrán contra
ti por un camino, y por siete caminos huirán; que el Señor
mande contigo
la bendición, en tus graneros y en tus empresas, y te
bendiga en la tierra
que va a darte el Señor tu Dios" (Dt 28, 3-8).

192. Un mínimo de bienes materiales es necesario


Este carácter sumamente concreto de la felicidad humana
supone que,
al menos, un mínimo de bienes materiales son necesarios
para realizarla.
En esta perspectiva se sitúa la oración del sabio: «Aleja de
mí falsedad y
mentira; no me des riqueza ni pobreza, concédeme mi
ración de pan; no
sea que me sacie y reniegue de ti, diciendo: ¿Quién es el
Señor?; no sea
que, necesitado, robe y blasfeme el nombre de mi Dios"
(Pr 30, 8-9).
Como la felicidad, la desgracia humana se realiza también
de un modo
sumamente concreto. Por ello, dice Pablo Vl, los hombres
deben "nir sus
fuerzas para procurar al menos un mínimo de alivio, de
bienestar, de
seguridad, de justicia, necesarios para la felicidad de las
numerosas
poblaciones que carecen de ella. Tal acción solidaria es ya
obra de Dios
y corresponde al mandamiento de Cristo (Exhortación
apostólica
Gaudete in Domino [GD]).

193. ... Pero no basta para alcanzar la felicidad y la alegría


verdaderas

Un mínimo de bienes materiales es necesario, pero no


basta para
alcanzar la felicidad y la alegría verdaderas. La experiencia
de nuestro
mundo lo manifiesta especialmente. En nuestros días "la
sociedad
tecnológica ha logrado multiplicar las ocasiones de placer,
pero
encuentra muy difícil engendrar la alegría. Porque la
alegría tiene otro
origen. Es espiritual. El dinero, el "confort" la higiene, la
seguridad
material, no faltan con frecuencia; sin embargo, el tedio,
la aflicción, la
tristeza, forman parte, por desgracia, de la vida de
muchos. Esto llega a
veces hasta la angustia y la desesperación que ni la
aparente
preocupación ni el frenesí del gozo presente o los paraísos
artificiales
logran evitar. ¿Será que nos sentimos impotentes para
dominar el
progreso industriall y planificar la sociedad de una manera
humana?
¿Será que el porvenir aparece demasiado incierto y la vida
humana
demasiado amenazada? ¿O no se trata más bien de
soledad, de sed de
amor y de compañía no satisfecha, de un vacío mal
definido? Por el
contrario, en muchas regiones, a veces bien cerca de
nosotros, el
cúmulo de sufrimientos físicos y morales se hace
oprimente: ¡tantos
hambrientos, tantas víctimas de combates estériles, tantos
desplazados!"
(GD).

194. Sin la alegría del conocimiento vivo de Dios


El hombre, abandonado a sí mismo, no puede dominar su
propio
corazón ni controlar las fuentes de la felicidad, de la
alegría, de la paz. El
problema es profundo. «Es el hombre, en su alma, el que
se encuentra
sin recursos para asumir los sufrimientos y las miserias de
nuestro
tiempo. Estas le abruman; tanto más cuanto que a veces
no acierta a
comprender el sentido de la vida; que no está seguro de sí
mismo, de su
vocación y destino trascendentes. El ha desacralizado el
universo y,
ahora, la humanidad; ha cortado a veces el lazo vital que
lo unía a Dios.
El valor de las cosas, la esperanza, no están
suficientemente
asegurados. Dios le parece abstracto, inútil: sin que lo
sepa expresar, le
pesa el silencio de Dios... Se puede hablar aquí de la
tristeza de los no
creyentes, cuando el espíritu humano, creado a imagen y
semejanza de
Dios, y por tanto orientado instintivamente hacia El como
hacia su bien
supremo y único, queda sin conocerlo claramente, sin
amarlo y, por
tanto, sin experimentar la alegría que aporta el
conocimiento, aunque
sea imperfecto, de Dios y sin la certeza de tener con El un
vínculo que ni
la misma muerte puede romper. ¿Quién no recuerda las
palabras de San
Agustín: "Nos hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón
está inquieto
hasta que repose en Ti"?» (GD).

195. La venida de Jesús, una gran alegría para todo el


pueblo
La alegría plena del conocimiento vivo de Dios se centra
en la Buena
Nueva de Jesús: por su venida, por su día, ya se alegró
Abrahán:
"Vuestro padre saltaba de gozo pensando ver mi día: lo
vio, y se llenó de
alegría" (/Jn/08/56). La venida de Jesús crea un clima de
gozo
indescriptible. María recibe el anuncio del ángel que invita
a la alegría:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo...» (Lc 1,
28). La misma
alegría inunda a su prima Isabel, cuyo hijo Juan salta de
gozo en el seno
materno (Lc 1, 44). María proclama las alabanzas del
Señor que obra
maravillas en favor de los pobres: "Proclama mi alma la
grandeza del
Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador" (Lc 1,
46). Los ángeles
de Dios anuncian la gozosa noticia del nacimiento de
Jesús: "No temáis,
os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el
pueblo: hoy,
en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el
Mesías, el Señor»
(Lc 2, 10-11). Este acontecimiento colma la esperanza de
los justos:
"Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo
irse en paz",
dice Simeón (L 2, 29; cf. Mt 13, 17; Lc 2, 23-38).

196. Invitados a un banquete de bodas


En la persona de Jesús está ya presente el Reino de Dios
(Mc 1, 15;
Lc 17, 21). Ahora se hacen realidad todas las promesas y
esperanzas
que anunciaron los profetas: ha llegado la "plenitud de los
tiempos" (Ga
4, 4; Ef 1, 10), la hora de la gran cena (Lc 14, 16-17). "El
Reino de los
Cielos, dice Jesús, se parece a un rey que celebraba la
boda de su hijo"
(Mt 22, 2). Cuando Jesus comienza su predicación, Juan el
Bautista se
llena de alegría al oír la voz del Esposo (Jn 3, 29);
mientras el Esposo
está presente, sus amigos permanecen en fiesta y no
pueden ayunar (Lc
5, 34). Al banquete de bodas, todos los invitados han de
llegar con el
traje de fiesta (Mt 22, 11-12).

197. La alegría del Reino de Dios RD/ALEGRIA:


FE/ALEGRIA
Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios en medio de
felicitaciones,
de congratulaciones, de bienaventuranzas (Mt 5, 3-12).
Sería una
contradicción anunciar la Buena Noticia en medio de la
tristeza. La
expresión bienaventurados (dichosos), no sólo contiene
una promesa,
sino también una felicitación. Es la alegria de los hombres
que entran en
el Reino, vuelven a él o trabajan en él, y la alegria del
Padre que los
recibe. Es la alegría que siente Jesús con los niños que
quieren
acercarse a El, con la acogida que se da a la Palabra, la
liberación de los
posesos, la conversión de una mujer pecadora o de un
publicano, la
generosidad de una pobre viuda, la manifestación del
Reino de Dios a
los pequeños, el anuncio de la Buena Noticia a los pobres,
de la vista a
los ciegos, de la libertad a los oprimidos (Lc 4, 18). Los
milagros de
Jesús y sus palabras de perdón son también fuente de
alegría y de paz:
toda la gente se alegraba de las maravillas que hacía y
daba gloria a
Dios (Lc 13; 17; Mt 9, 8).

198. Alegría desbordante


La alegría del discípulo por haberse encontrado el Reino de
Dios es
desbordante. Tanto es así, que, todo queda subordinado a
este
descubrimiento; en adelante, todo gira en torno a él: "El
Reino de los
Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el
que lo
encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a
vender todo lo
que tiene y compra el campo" (Mt 13, 44). La alegría del
discípulo de
Jesús subyace a todas las decisiones e, incluso, a todas las
renuncias.
Brota también en medio de los insultos y de las
persecuciones (Mt 5,
11-12, Hch 5, 41), y se hace incontenible cuando el
discípulo descubre el
poder de la Buena Nueva que anuncia (Lc 10,17), el Reino
de Dios en
acción. En la tarea de la evangelización, al tiempo de la
cosecha, se
alegra el sembrador, lo mismo que el segador (Jn 4, 36).

199. El himno de la alegría: el Reino de Dios manifestado


a los
pequeños. "Dichosos los ojos que ven lo que vosotros
veis!"
En cierta ocasión, los setenta y dos discípulos volvían
entusiasmados
junto a Jesús, pues hasta los demonios se les sometían en
su nombre.
Jesús les dice que deben alegrarse por un motivo mayor:
porque sus
nombres están escritos en los cielos (Lc 10, 17-20). Jesús
entona
entonces el "himno de la alegria", pues la Buena Noticia
del Reino de
Dios se manifiesta por medio de El a los pequeños: «Te
doy gracias,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido
estas cosas a
los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente
sencilla. Sí,
Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha
entregado mi
Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni
quién es el
Padre, sino el Hijo, y aquél a quien el Hijo se lo quiere
revelar»
(/Lc/10/21-22). Los discípulos son dichosos, pues a ellos
se les revela el
Reino de Dios: "Y volviéndose a sus discípulos, les dijo
aparte: ¡Dichosos
los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que
muchos
profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros y no lo
vieron; y oír lo
que oís, y no lo oyero" (Lc 10, 23-24; cf. 8, 10).

200. La alegría de la conversión ALEGRIA/CV:


La alegría del Evangelio brota pujante ante el
acontecimiento de la
conversión. Es la alegria del pastor que encuentra la oveja
perdida (Lc
15, 4-7), o la de la mujer que, al fin, halla la dracma (15,
8-10), o la del
padre que celebra con una gran fiesta la vuelta del hijo
que estaba
perdido (15, 11-32). De cada conversión se alegrarán los
discipulos,
como se alegran en el cielo el Padre y los ángeles: «Os
digo que así
también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador
que se
convierta, que por noventa y nueve justos que no
necesitan convertirse»
(Lc 15, 7).

201. La alegría pascual, una alegría que nadie os puede


quitar
La alegría cristiana brota también frente al dolor y la cruz.
Por la cruz
va Jesús al Padre; los discípulos deberían alegrarse de
ello, si le amaran
y si comprendieran el sentido de su partida: "Os conviene
que yo me
vaya; porque si no me voy no vendrá a vosotros el
Defensor. En cambio,
si me voy, os lo enviaré" (Jn 16, 7). Gracias al don del
Espíritu, vivirán de
la vida de Jesús (Jn 14, 16-20); entonces su tristeza se
cambiará en
alegría, una alegría que nadie se la podrá quitar, la alegríA
pascual:
«Pues sí, os aseguro que lloraréis y os lamentaréis
vosotros mientras el
mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero
vuestra tristeza se
convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz,
siente tristeza,
porque ha llegado su hora; pero en cuanto da a luz al
niño, ni se acuerda
del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un
hombre.
También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a
veros y se
alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra
alegría» (Jn 16,
20-22).

203. La alegría cristiana, don del Espíritu de Jesús


La palabra de Jesús produce su fruto: los que creen en él
tienen en sí
mismos su alegría colmada (Jn 17,13); su comunidad vive
en una alegría
sencilla (Hch 2, 46) y la predicación de la Buena Nueva es
en todas
partes fuente de gran alegría (8, 8); el Bautismo llena a
los creyentes de
un gozo que viene del Espíritu (13,62; cf. 8, 39; 13,48;
16,34) y que hace
que los apóstoles canten en medio de las persecuciones
(16, 23-25). El
gozo es, en efecto, fruto del Espíritu (Ga 5, 22) y una nota
característica
del Reino de Dios (Rm 14, 17).

204. Dichosos los invitados al banquete de bodas del


Cordero
El mundo camina, según el plan de Dios, hacia la plenitud
del Reino
que ha comenzado ya en la persona de Jesús, hacia una
gran fiesta que
no tiene fin: la fiesta de las bodas del Cordero. Quienes
participen en ella
darán gloria a Dios con cantos de triunfo y de alegría: "Oí
después en el
cielo algo que recordaba el vocerío de una gran
muchedumbre;
cantaban: Aleluya. La victoria, la gloria y el poder
pertenecen a nuestro
Dios... Con alegría y regocijo démosle gloria, porque han
llegado las
bodas del Cordero, y su Esposa se ha engalanado y se le
ha concedido
vestirse de lino deslumbrante de bliancura -el lino son las
buenas
acciones de los santos-. Luego me dice: Escribe. Dichosos
los invitados
al banquete de bodas del Cordero" (Ap 19, 1.7-9).

205. "La paz os dejo, mi paz os doy"


Alegría y paz son una misma cosa. La alegría, por sí sola,
sería algo
superficial y pasajero. Sin la paz, sin la alegría, en la
Iglesia no se
transmite nada; tampoco el Evangelio. Cuando nos
abandonan, debemos
interrogarnos: «Sería muy extraño que esta Buena Nueva,
que suscita el
aleluya de la Iglesia, no nos diese un aspecto de salvados»
(GD). Como
la alegría, la paz nos la da Jesús: "La Paz os dejo, mi Paz
os doy; no os
la doy como la da el mundo" (Jn 14,27). «A la luz de la fe
y de la
experiencia cristiana del Espíritu, esta paz, que es un don
de Dios y que
va en constante aumento como un torrente arrollador,
hasta tanto que
llega el tiempo de la "consolación", está vinculada a la
venida y a la
presencia de Cristo» (GD).

206. Una paz que el mundo no puede dar


La paz de Jesús se extiende a las regiones heridas de
nuestro ser, a
esa amargura que pesa y hostiga, a esas plagas donde
fermentan los
sentimientos contradictorios, los espejismos de la duda y
de la división
interior. La paz de Cristo no elimina pruebas ni
sufrimientos. Pero éstos
ya no nos desbordan; son dominados en el interior del
hombre,
quedando en acción las fuerzas vivas. La paz no es insulsa
tranquilidad,
pasividad interior o huida del prójimo. No hay paz en el
olvido del prójimo,
pues todos los días suena la misma pregunta: ¿Qué has
hecho de tu
hermano? Es ilusoria la paz que no suscita la comunicación
y la unidad
fraterna. Pacificado, el hombre es conducido al prójimo.

207. El secreto de Jesús: el Padre le ama. Estad siempre


alegres: Dios
nos ama J/AMADO ALEGRIA/A-D Es preciso
«destacar el secreto de la insondable alegría que Jesús
lleva dentro de
sí y que le es propia... Si Jesús irradia esa paz, esa
seguridad, esa
alegría, esa disponibilidad, se debe al amor inefable con
que se sabe
amado por su Padre. Después de su bautismo a orillas del
Jordán, este
amor, presente desde el primer instante de su
Encarnación, se hace
manifiesto: Tú eres mi hijo amado, mi predilesto. Esta
certeza es
inseparable de la conciencia de Jesús. Es una presencia
que nunca lo
abandona» (GD). Jesús vive alegre: el Padre le ama.
Todos estamos
llamados a participar de esta alegría de Jesús: «Les he
dado a conocer y
les daré a conocer tu Nombre, para que el amor que me
tenías esté con
ellos, como también yo estoy en ellos» (Jn 17, 26).
Nuestra alegría y paz
más profundas proceden del mismo hecho: Dios nos ama.
Desde ahí
podemos acoger la invitación de San Pablo: «Estad
siempre alegres en
el Señor; os lo repito, estad alegres» (/Flp/04/04).

210. Un canto de alabanza en el corazón de todos los


cristianos:
Hemos encontrado a Cristo.
La alegría del Evangelio aparece en todos aquellos
cristianos cuya
vida es un continuo canto de alabanza al Padre y de acción
de gracias a
El por el don que nos ha hecho en la persona de su Hijo
Jesucristo. En
definitiva, el motivo más profundo de nuestra alegria, el
que los resume
todos, es aquél que Andrés no puede callar y que
comunica a su
hermano Simón Pedro: Hemos encontrado a Cristo (Jn 1,
41).
........................................................................

PISTAS PARA LAS REUNIONES

TEMA 11.

1) ¿Eres feliz? Cada miembro del grupo contesta


voluntariamente a la
pregunta.

2) Para ti, ¿la felicidad es parte del plan de Dios?

3) La felicidad espera a quien escucha la voz de Dios.


Comentar en
grupo Dt 28, 3-8. ¿Qué significa para ti la bendición de
Dios?

4) Felicidad y experiencia de fe ¿qué relación tienen en tu


vida?

5) La alegría del Reino de Dios. Comentar en grupo los nn.


195-199.

6) La alegría del tesoro escondido en el campo. Comentar


en grupo Mt
13, 44. ¿Has encontrado el tesoro?, ¿qué has tenido que
vender para
comprar el campo?, ¿te encontraste también "lleno de
alegría"?

7) La alegría de la conversión. Comentar el n. 200. ¿Has


experimentado la alegría de la conversión o del cambio de
alguien?

8) La alegría de Pascua, una alegría que nadie nos puede


quitar.
Comentar en grupo Jn 16, 20-22. ¿Qué significa para
nosotros el
"volveré a veros y nadie os quitará vuestra alegría"?
Experiencias
concretas.
9) ¿Qué significa para nosotros la paz de Jesús? Comentar
en grupo
los nn. 205-206.

10) El Evangelio, por definición Buena Noticia, es


anunciado en medio
de felicitaciones, de congratulaciones, de
bienaventuranzas. Escuchar y
comentar Mt 5, 3-12.

11) ¿La paz es para ti evasión?

12) ¿Qué celebras en este momento?

13) ¿Cuáles son para nosotros los gozos y las esperanzas


de nuestra
sociedad y de nuestro mundo?

14) ¿Qué acontecimientos celebramos desde la fe:


personales,
eclesiales, sociales?

15) Dice ·Agustin-san: "En tanto no seas cristiano puedes


observar el
sábado, mas no entenderle. Si no pasas a la verdad no
puedes tener lo
que celebras" (S. AGUSTIN, Obras X, 128, 2). Comentar
en grupo.

16) ALEGRIA/BANQUETE «El signo


característico de Jesús es la comida, la fiesta de la mesa
en que se
anuncia y prefigura la gran dicha de reino escatológico.
Esa comida no
convoca simplemente a un grupo de selectos. En ella
participan los
mismos pecadores que reciben la alegría del perdón y de
la vida nueva
que se acerca.
La comida en que Jesús acoge a los pecadores de su
pueblo es un
signo o anticipación del banquete pleno que es el reino.
Ciertamente,
Jesús no come sólo con pecadores y publicanos; es posible
que ese tipo
de personas fueran minoría en el conjunto de sus
relaciones; pero en
ellas se trasluce algo especial, la nueva unión del reino a
que se invita a
los escribas y celotes, fariseos, publicanos, pecadores. De
esta forma se
visibiliza la nota peculiar de su mensaje: el ofrecimiento
del perdón y la
instauración de un nuevo tipo de relaciones con Dios y el
prójimo. La
experiencia de las comidas en las que se recibe la
seguridad del perdón
y se realiza la nueva fraternidad del reino ha sido tan
profunda que ha
llegado a determinar el signo distintivo de las
comunidades cristianas
postpascuales, donde la presencia de Jesús y la formación
del nuevo
pueblo de Dios se concretiza en forma de banquete
(eucaristía).
(Ciertamente, existen otros elementos de la formación de
la eucaristía
cristiana, pero el recuerdo y continuación de las comidas
de los
discípulos con Jesús parece haber sido un punto de
partida: ... Jesús
comía en casa de los discípulos ciertamente (Mc 1, 29-31
par; 2, 15), o
en casa de amigos íntimos (Lc 10, 38-42; Jn 12, 1-8);
pero también en
casa de recaudadores de tributos o de pecadores no
convertidos aún
(Mc 1, 16 par; Lc 19, 1 ss.), así como en casa de fariseos
no
partidarios...).
Lo que extraña a sus contemporáneos es el hecho de que
Jesús se
siente con los pecadores a la mesa. Comer juntos era el
signo más
valioso de amistad y comunión, no sólo en un nivel
sencillamente
humano sino incluso en el plano religioso. Por eso los
judíos evitaban
cuidadosamente todo contacto en la comida con los
miembros pecadores
de su pueblo o los gentiles. Jesús, en cambio, come con
ellos y les
brinda su amistad y su perdón (cf. Lc 19, 1-10; 15, 2,
etc.).
Esta comida constituye un signo que anticipa el banquete
escatológico
que espera el AT. Para Jesús, el tiempo nuevo ya alborea
en el mundo:
se acerca, está presente el día de la vida y la alegría. Por
eso come con
los miembros olvidados de su pueblo. Para Israel, esa
actitud es
destructiva; niega el orden sagrado de Dios sobre la tierra.
Los
creyentes, sin embargo, saben que es Dios mismo el que
perdona por
medio de Jesús, el que comparte la alegría de la vida
nueva de los
hombres... Para defender su actitud, Jesús indica que es el
mismo Dios
el que perdona (parábola del hijo pródigo: Lc 15, 11-32)".
Un teólogo español ha elaborado este precioso texto.
¿Encontramos
aquí dimensiones evangélicas que es preciso recuperar?
Comentar en
grupo.
.......................................................................

TEMA 11

OBJETIVO:
INICIACION EN LAS GRANDES EXPERENCIAS BIBLICAS:
DESCUBRE QUE LA EXPERENCIA DE FE IMPLICA PAZ Y
ALEGRIA
PISTA PARA LA REUNION
* ¿Con qué frase te identificas?:
1. El reino, un tesoro.
2. Escondido en un campo.
3. Un hombre lo encuentra.
4. Lo vuele a esconder.
5. Por la alegria que le da.
6. Vende todo lo que tiene.
7. Compra el campo aquel.
* ¿Por qué?

PLAN DE LA EUNION
* Información: Personas, hechos, problemas.
* Presentación del objetivo, plan y pista de la reunión.
* Comunicación de pequedo grupo: Pista adjunta (Mt 13,
44).
* Puesta en común: Lo más importante.
* Oración, salmo, canción.

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