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El olvido de

Matías

Por alumnos de 5°año B de la Escuela N°8


“José Cúneo”

2008
-¡Oh no! ¡Cómo me
olvidé!.Tengo que escribir un
cuento y eso me resulta
bastante difícil. Ya es muy
tarde, estoy cansado y no se
me ocurre nada.- Exclamó
muy preocupado Matías.

Era un niño muy


responsable. Siempre cumplía
con todas las tareas de la
escuela. La maestra igual que
sus compañeros lo querían
mucho porque era bueno,
solidario y además divertido.
Generalmente llegaba de la escuela,
tomaba la leche y después salía a jugar un rato
con sus amigos del barrio. Cuando empezaba a
oscurecer volvía a su casa, se bañaba y le
contaba a sus padres cómo había sido el día.
Luego subía al dormitorio para hacer los
deberes tranquilo, sin que nadie lo molestara.
Antes de empezar leía muy bien lo que debía
hacer y preparaba los útiles necesarios para
tener todo a mano y no perder tiempo o
desconcentrarse.
Una tardecita, mientras aprontaba el
material para realizar las tareas domiciliarias,
se distrajo con sus muñecos nuevos que
estaban junto al baúl donde acostumbraba a
guardarlos. Siempre mantenía su cuarto
ordenado, pero la noche anterior vinieron sus
dos primos y jugaron hasta muy tarde. Cuando
se marcharon todo quedó fuera de lugar,
Matías tenía mucho sueño y debía levantarse
temprano para ir a la escuela. Así que decidió
dejarlo cómo estaba. Lo arreglaría al día
siguiente.
Resulta que, al otro día, llegó la hora de
hacer los deberes pero el dormitorio seguía
igual, todo estaba tirado. Entonces sucedió lo
que el trataba de evitar, en vez de ordenarlo se
entretuvo jugando por mucho tiempo.

De pronto recordó que no había hecho sus


tareas y eso le provocó mucha angustia, para él
escribir un cuento no era nada fácil.
-¡No sé sobre qué escribir! ¿Qué personajes
elijo? ¿Qué les sucede? ¿Y el lugar?
Enseguida se le ocurre una
idea genial.

-¡Ya sé! Mis juguetes serán


los personajes del cuento.
Así mientras escribo
también me divierto.
Primero elige cómo se llamarán los personajes,
a uno lo nombró Willy, al astronauta le puso
Roby y a la muñeca con trenzas Milly. El
anciano sería el abuelo de Milly. Le parecía que
aún faltaba algo. Vio,dentro del baúl , un castillo
de su hermana menor que, seguramente,
estuvo ahí sin permiso y lo dejó olvidado. Eso
era lo que necesitaba para empezar la historia.
- ¡Ahora sí puedo comenzar!- Dicho esto se
puso a escribir.
“Había una vez un joven llamado Willy que
vivía y trabajaba en el campo. Era hijo del
dueño de una estancia. Le gustaba compartir
las tareas rurales con los empleados a quienes
respetaba y apreciaba.
Con ellos había aprendido a sembrar, ordeñar,
montar caballos, esquilar y muchísimas otras
cosas.

Un día fue al pueblo para visitar a su amiga


Milly, como lo hacía todos los fines de semana.
En esa oportunidad la invitaría a pasear pues
tenía que decirle algo muy importante. Sus
sentimientos hacia ella habían cambiado, ya no
quería ser sólo su amigo.
Cuando llegó no la
encontró. Decidió
preguntar al abuelo si
sabía donde estaba. El
anciano le contestó que no
la veía desde el día
anterior y eso lo tenía muy
preocupado porque su
nieta acostumbraba avisar
cuando salía y adónde iba.
Ambos, muy nerviosos,
salieron a buscarla.
Después de un tiempo, ya cansados y sin
saber qué hacer, Willy se acuerda de un
conocido llamado Roby que se ocupaba de
buscar personas perdidas. Propuso al abuelo
pedirle ayuda, pero este no estuvo muy de
acuerdo ya que consideraba que Roby era
bastante raro, un excéntrico que siempre
andaba vestido de astronauta y nadie sabía por
qué. Pero, sin otras opciones, aceptó con la
condición de que fuera Willy a verlo.
Roby , luego de conocer la
situación, aceptó y salió de
inmediato a investigar.
Pasadas varias horas, sólo logró averiguar
que algunas personas la habían visto ir rumbo al
bosque que se encontraba en las afueras del
pueblo. Rápidamente avisó a Willy y salieron a
buscarla.

Milly había manifestado muchas veces su


interés en explorar ese bosque, pero sus padres
no la dejaban porque pensaban que era muy
peligroso. A pesar de eso, no tenía miedo, era
una chica muy audaz. En esa ocasión no pudo
controlar su ansiedad y se fue a conocer el lugar
que tanto la atraía. Todo le parecía hermoso ya
que amaba la naturaleza, observaba muy bien
cada detalle . Llamaron su atención una especie
de mariposas que nunca había visto y corrió
tras ellas.
Las horas pasaron, oscureció y
no supo volver.
No se preocupó porque distinguió
a lo lejos una luz. Se dirigió hacia
ella. Al acercarse vio sorprendida
que la luz provenía de un enorme
castillo. Nunca había escuchado
sobre ese lugar. Era hermoso,
como sacado de un cuento de
princesas. Caminó hacia él y
parecía aún más bello. Tenía
mucha curiosidad por ver como
era adentro, estaba hambrienta y
necesitaba un lugar para pasar la
noche.
Tocó a la puerta. Casi enseguida le abre una
anciana muy amable que le ofrece una rica
comida y una cama calentita. Cuando terminó la
cena, se acostó y rápidamente se durmió debido
a que estaba agotada de tanto caminar y correr
por el bosque.

En la mañana, al despertar, oyó las voces de


Willy y Roby que finalmente la habían
encontrado. Les explica que no había sido su
intención preocuparlos y que en adelante no
volvería a suceder.
Después de agradecer a
la anciana por su
hospitalidad, los tres
regresan muy felices al
pueblo donde los padres
y el abuelo de Milly
esperaban ansiosos
saber de ella.

Y colorín , colorado …. “
- ¡Terminé! ¡No lo puedo
creer! ¡Me quedó
espectacular!

En ese momento, Matías


oyó la voz de su madre que
lo llamaba a cenar. Ya
tranquilo, bajó para
compartir un rato con su
familia, contarles lo que
había escrito y pedirles que
lo ayudaran con el título que
era lo único que le faltaba.
Autores: Eloisa Díaz
Matías Gadea Agustina Trucido
Maximiliano Gaidaryi Rossina Hernández
Pablo Flores Belén Flores
Facundo Dos santos Cindy Cardozo
Sebastián Ghan Victoria Cabrera
Marcelo Ippes Lucía Castro
Carlos Siré Luciana Marichal
Gustavo Pacheco Micaela Moraes
Denis Fuentes Sharon De Los santos

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