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El ADN vírico se cierra por sus

extremos generando un ADN


circular. Este ADN se inserta en
el ADN bacteriano en un lugar
específico en el que la
secuencia de nucleótidos
bacterianos es semejante
alguna región del ADN vírico.

La bacteria prosigue sus funciones vitales sin que el virus realice ninguna
acción, y cuando el ADN bacteriano se duplica también lo hace el ADN
vírico, de manera que el genoma del virus pasa a las dos bacterias hijas.
La multiplicación bacteriana puede seguir durante generaciones sin que
el virus se manifieste. Pero ante una alteración de las condiciones
ambientales, el ADN vírico se separa del bacteriano y prosigue entonces
las restantes fases de ciclo infeccioso, produciendo la muerte de la
bacteria y nuevos ejemplares del virus
El ácido nucleico vírico
procede inmediatamente
a la transcripción de su
mensaje genético en los
mARN necesarios para su
multiplicación, y prosigue
rápidamente el ciclo
vital.
Ciclo Lítico:

Fijación: El virus se une a la


membrana de la célula

Penetración: El virus introduce


su ácido nucleico en la célula

Eclipse: Síntesis de cápsidas y


ácidos nucleicos

Ensamblaje: Los ácidos


nucleicos se introducen en la
cápsida

Liberación: Los nuevos virus


salen al exterior rompiendo la
membrana
El ciclo lisogénico es uno
de los varios tipos de
ciclos en los que la célula
huésped no es destruida,
pero un sitio en el
cromosoma es ocupado
por el virus y utilizado
para la replicación de los
genes virales. La
infección viral
propiamente dicha entra
en una fase de latencia

la enzima viral corta el cromosoma huésped e integra al genoma


viral en el mismo, ocurre lo que hoy se conoce como una
recombinación genética. Cuando el ADN recombinado se replica,
transmite el ADN viral a todos sus descendientes. Si los genes
víricos luego lisan la célula y la abandonan, comienza un nuevo
ciclo de infección.

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