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Poema LVI Todos los das amanezco a ciegas a trabajar para vivir; y tomo el desayuno, sin probar ni gota

de l, todas las maanas. Sin saber si he logrado, o ms nunca, algo que brinca del sabor o es slo corazn y que ya vuelto, lamentar hasta dnde esto es lo menos. El nio crecera ahito de felicidad oh albas, ante el pesar de los padres de no poder dejarnos de arrancar de sus sueos de amor a este mundo; ante ellos que, como Dios, de tanto amor se comprendieron hasta creadores y nos quisieron hasta hacernos dao. Flecos de invisible trama, dientes que huronean desde la neutra emocin, pilares libres de base y coronacin, en la gran boca que ha perdido el habla. Fsforo y fsforo en la oscuridad, lgrima y lgrima en la polvareda.

Soy una piedra lanzada de canto Muerte escondida en los arrabales del silencio en los sutiles pliegues de las sombras soy el lanzado como una piedra por la mano de Dios en el agua de la existencia? soy el que en ondas circulares ir creciendo hasta desbordarse en el vaco sin fin? Porque ahora como una tangente en agona toqu el acuoso crculo de las ondas despeables y lleno de pavor como quien ve resucitar a sus muertos olvidados sent hambre de espacio y sed de cielo Se romper el espejo de mi vigilia y no reflejar mis carnes en la florida tierra Pero hay que morirse con las uas largas para poder cogerse del recuerdo

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