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no es la felicidad un desatino al alcance de tinajas desviadas cuyas aguas un tanto marejadas se vierten muy lejos y hacen camino?

dcese que las aguas estancadas a veces de nenfares y vida rebosan, ms felizmente a medida que ms ranas se gustan contempladas. un cuenco, un existir; en l vertida la fluida materia de nuestro ser. si la mano encargada de verter quiere, lo llena hasta el borde y se olvida. el olvido!! un desatado correr, espumosa cascada que vigor pierde, y espuma, quedando sopor, nada, silencio, insensible pacer. del laurel flotante en la charca olor poco queda tras tiempo transcurrido. ese aroma a hmedo estanque podrido sustituye el todo e impone su hedor. sobre la mesa hay un cuenco dormido. dentro de la cocina est la mesa. cuenco, cocina y mesa, casa tiesa forman. Yo me despierto removido. soy, ahora, gota que se interesa por cmo de la tinaja caer. dominar la mano que vertir es tarea, para gota, muy espesa. todo el lquido se deslizar sobre el cuenco hasta colmarlo? vivir para contarlo o, podrido yo, todo acabar? aunque, igual, todo me toca observarlo desde el impo interior de la tinaja porque cada cuenco -la cosa ultrajauna vez lleno est, no hay ms llenarlo. oh, existir, cuya clave es la rebaja de la brisa loca que a las gotas toca cuando son lanzadas como hacia una roca que, en vez de relanzarlas, las ataja.

cocina limpia que se desenfoca con las mil miopas de la vejez. olvida de la gota la tersa tez que, cerrada o podrida, se disloca. es tiempo de mi hablar con sensatez. yo, gota, hacer cosquillas a la mano no quiero para hacerme casquivano pues que ella agua esparza con embriaguez? aguaceros mejor que el yacer plano de un agua que no siente y envejece. mam es la mano que a las gotas mece y yo su hijo cuyo grito es sano. que se agite la tinaja, que decrece porque vida esparce alocadamente; y salga yo, furibundo demente con ahnco devastado que florece.

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