7. De lo ptblico a lo privado:
la “americanizacién” de los espectadores
E] futuro de la multiculturalidad no depende slo de las politicas de
integracién nacional e internacional. Los habitos y gustos de los
consumidores condicionan su capacidad de convertirse en ciudada-
nos. Su desempefio como tales se forma en relacién con los referen-
tes artisticos y comunicacionales, con los entretenimientos y la
informacién preferidos. Veamos c6mo estan reestructuréndose las
practicas y las preferencias culturales en medio de las transforma-
ciones de las industrias de cine, televisidn y video.
Las crisis del cine a lo largo de sus cien aiios de historia estuvieron
relacionadas casi siempre con cambios tecnolégicos. La aparicién
del cine parlante, del cinemascope y la competencia conla television
fueron algunas de las innovaciones que hicieron dudar de la continui-
dad de la industria y del lenguaje cinematogr4ficos. En la tiltima
década, las preguntas acerca de si el cine seguird existiendo se
refieren, mds bien, a la huida del piblico.
Se han cerrado miles de salas en todos los pafses latinoamerica-
nos, como también ocurrié en otros continentes. Los cines se con-
vierten en negocios de videojuegos, templos evangélicos 0
estacionamientos en Montevideo, Sao Paulo, Bogoté y México. En
una sociedad con fuerte tradicién cinematografica, como Argenti-
na, siete provincias ya no tienen salas de cine."
1 Informacién de la Subsecretarfa de Cultura de Argentina.
131132 CONSUMIDORES Y CIUDADANOS
Sin embargo, ahora se ven més peliculas que en cualquier época
anterior, Pero se ven en la casa: en la televisién o en video. De los
16 millones de hogares mexicanos, mas de 13 millones cuentan con
televisor y m4s de 5 millones con videocasetera. Existen 9 589
videoclubes distribuidos en todo el pais, incluso en zonas populares
y en pequefios pueblos campesinos.
En ninguna sociedad la diseminaci6n del video y la expansi6n de
sus ganancias es mds impresionante que en los EU: los ingresos por
renta y venta de videos pasaron de 3.6 millones de délares en 1985
a 10.3 millones en 1991. No es comtn que un negocio cultural
triplique sus beneficios en seis afios, Esas sumas han crecido en el
mismo tiempo en que se vaciaban las salas de cine: mientras en 1989
éstas representaban 80% de la recaudacién de las pelfculas, actual-
mente aportan apenas 25%.
éCémo cambia la manera de ver cine al pasar de las salas a la
proyeccion doméstica? Este texto, al sintetizar algunos hallazgos
realizados en una investigacin efectuada en cuatro ciudades mexi-
canas,? quiere destacar cuatro transformaciones:
a) Una nueva relacién entre lo real y lo imaginario.
b) Una ubicacién distinta del fenémeno filmico entre lo pablico
(el consumo cultural urbano) y lo privado (la recepcién de
entretenimientos en el hogar).
c) Una reorientaci6n del cine en relaci6n con la cultura nacional
y transnacional.
d) El surgimiento de espectadores multimedia, que se relacio-
nan con el cine de diversas maneras —en las salas, la televi-
sin, el video y las revistas de espectaculos— y lo ven como
parte de un sistema amplio y diversificado de programas
audiovisuales.
2 La investigaci6n Los nuevos espectadores. Cine, televisién y video en México, cit., fue
coordinada por Néstor Garefa Canclini y se realiz6 con la participacién de Déborah Holtz,
Javier Lozano Espinosa, Marfa Eugenia Médena, Ella Fanny Quintal, Guadalupe Reyes
Dominguez, Ana Rosas Mantecén, Enrique Sénchez Ruiz y José Manuel Valenzuela. Se
bbas6 en encuestas a espectadores de cine y video aplicadas en las ciudades de México,
Tijuana, Guadalajara y Mérida entre 1990 y 1993.DE LO PUBLICO A LO PRIVADO: LA “AMERICANIZACION DE... 133
La intimidad dentro de la multitud
El espectador de cine es un invento del siglo Xx. Se pueden rastrear
sus orfgenes en la c4mara oscura de Robertson, en los experimentos
del siglo x1x con la fotografia y los rayos X, y, por supuesto, en las
primeras proyecciones de los Lumiére, de Félix Mesquich y otros,
cuando todavia no se sabfa cémo mirar esas “vistas animadas”, y el
publico, al advertir que la locomotora se aproximaba a la pantalla,
retrocedia apresuradamente.>
Sélo con la construccién de salas estables, a partir de 1905,
comienzan a forjarse habitos de percepcién y asistencia, una nueva
distincién entre lo real y lo imaginario, otro sentido de lo verosimil,
de la soledad y la ritualidad colectiva. Se aprendié a ser espectador de
cine, ir periddicamente a las salas oscuras, elegir la distancia ade-
cuada de la pantalla, disfrutar las peliculas solo 0 acompaiiado,
pasar de la intimidad de la proyeccién al intercambio de impresio-
nes y la celebracién gregaria de los divos. Asf se lleg6 a seleccionar
los filmes por los nombres de los actores 0 los directores, ubicarlos
en la historia del cine o en el conjunto de ofertas publicitarias de las
paginas de cultura y espectaculos.
éQué queda de todo esto cuando las peliculas se ven por televi-
sin, en la sala iluminada de la casa, cortadas por anuncios publici-
tarios, el timbre del teléfono o las intervenciones discordantes del
resto de la familia? 6En qué se convierte el cine cuando ya no se va al
cine, sino al videoclub o se ve lo que al azar transmite la televisién?
EI video es atractivo, ante todo, porque su renta suele costar lo
mismo o menos que una entrada al cine. Ademas, cada video suele
ser usado por varias personas, y viendo la pelicula en la casa se
evitan gastos complementarios (transporte, comidas), la inseguri-
dad urbana, las colas y otras incomodidades. Si bien los espectado-
res de mayor edad, acostumbrados a las salas, lamentardn la pérdida
3 Asflorelata Félix Mesquich, con motivo de la proyeccién de L‘Arrivée d'un train en gare
de La Ciotat,en 1896, en su texto Tour de manivelle. Souvenirs d'un chasseur d images, Pats,
Grasset, 1933, pp. 5-6. Citado por André Gaudreault y Germain Lacasse, “Premier regard,
les ‘néo-spectateurs’ du Canada Francais”, en Vértigo, Paris, ntim. 10, 1993, p. 19.