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CAPITULO 2 / TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD CONCEPTOS BASICOS El estudio de los Trastornos de Perso- nalidad (TP) cobré un gran interés en ia década de los ochenta. Una de las razo- nes de ésto fue la aparicion del DSM-III (1980), en donde se publicaban criterios ‘operativos para los trastornos mentales incluyendo los TP! Ademas, el DSM- II], como examinamos en capitulos an- teriores, introdujo otra gran innovacién un sistema multiaxial en el que uno de los ejes (el Eje 2) se reservo especial- mente para los TP y los cuadros infanti~ des, Con esta decisin se pretendio que los clinicos prestasen un especial cuida- do a la deteccién y diagnostico de tales trastornos "A no ser que expicitarente hablemos det DSM-ITR (APA, 1987},cuando se loda al DSM- TL estaremos también haciendo referencia. al DSM-ILR, Carmeto Vézquez JerrRey RING M, Dowores AVIA Hasta 1980, los sistemas formales de clasificacion, \fundamentalmente los RDC y los Criterios de Feighner, sélo proporcionaban criterios diagnésticos para el trastorno de personalidad Anti- social, El DSM-III intents patiar este problema expandiendo el campo de diagnésticos hasta 11 cuadros diferentes y. al proporcionar reglas diagnésticas precisas, se tuvo la esperanza de incre- mentar la fiabilidad diagnéstica de estos trastornos, una de cuyas lacras tradicio- rales justamente habia sido, sus bajos, casi ridiculos, indices de fiabilidad, ‘Otra muestra del interés sobre los TP es que Ia literatura cientifica, se dobla cada siete afios (Blashfield & McElroy, 1987), Asimismo, desde 1987 existe una revista internacional especializada ini camente en estos trastornos (Journal of Personality Disorders). No conviene ol- vidar que, a pesar de la tradicional ende- blez teérica y empirica de los TP, los me PSICOLOGIA MEDICA, PSICOPATOLOGIA. ¥ PSIQUATRIA Psiquiatras y los psicélogos clinicos, es- ecialmente aquéllos que trabajan en el Ambito privado, dedican un porcentaje muy importante de su tiempo al diag- ndstico y tratamiento de tales cuadros (Langskey & Yager, 1988) El concepto de personalidad La personalidad, ha escrito reciente- mente Endler (1989), es la forma en que Jas personas interactiian consigo mismas y con el medio, Aunque esta definicion parezca a primera vista demasiado sim- ple, encierra importantes aspectos que los tedticos. de la personalidad consideran definitorios. En primer lugar, alude a la manera particular en que cada uno afecta y se ve afectado por los distintos aspectos de las situaciones que vive, Aunque es evidente que no todas Jas personas se ven enfrentadas a Io largo de sus vidas a las mismas situacio- nes, es también un hecho constatable ue situaciones parecidas producen efee- {os muy distintos en diferentes personas, ¥y que, a la vez, las personas influyen en ‘su medio de formas asimismo diferentes. Sobre las interacciones entre las perso- nas y su medio volveremos con mis detalie en otros puntos de este capitulo. Esta interaccién, como la definicién in- ica, no se da sélo con el medio, sino también con uno mismo: reacciones, ‘emociones, y conductas hacia uno mis- ‘mo, que en el caso de los problemas clinicos son a veces de enorme impor- tancia; la experiencia subjetiva que uno tiene de si mismo y la insatisfacci6n o el ‘orgullo que pueden sentirse hacia aspec- 10s coneretos del propio funcionamiento son altamente relevantes para cualquier forma de psicoterapia. ‘Tanto as reacciones con el medio ‘como las autorreacciones se dan de una forma coherente: el conjunto de nuestras ‘conductas, emociones, sentimientos, pla- nes vitales, intereses, metas... no son sleatorias, tienen una estructura, un cier- to grado de organizacién que es algo mas que la suma de todos es0s compo- nentes. Esa organizacion es precisa- mente Jo que confiere las cualidades de reconocibles, relativamente estables ¢ idiosincraticos a nuestros actos, mas alla de los cambios que son necesariamente inherentes al desarrollo mismo del indi- viduo. A pesar de las muchas diferencias ‘entre los tedricos de la personalidad, se puede decir que la mayor parte de ellos consideran que este concepto alude a la integracién de los diversos componentes de la conducta, a algo parccido a un ‘mecanismo central de tipo regulador que garantiza una consistencia relativa en la actividad humane (Strelau, 1987). Algunos autores utilizan el término «temperamento» como sindnimo de per- sonalidad; més propiamente, deberia re- servarse el concepto de temperamento para referirse a los determinantes biold- Bicos de la conducta, como sus caracte- risticas de tipo energético, temporal o formal —por ejemplo, reactividad, acti- vidad © movilidad, como ha indicado Strelau (1987). Dicho de otra forma, po- ‘driamos considerar al temperamento co- mmo el «material bruto» a partir del cual se configura la personalidad (Endler, 1989), EI concepto de cardcter, raramente utizado en la terminologia cientifica actual, se refirié en su momento a aspec- tos que han quedado excluidos de la Investigacion por su connotacién valo- rativa, volitiva y moral («fuerza de ca- icter»). La terminologia psicoanalitica utiliza el término para aludir a ciertas configuraciones tempranas o tipos basi- ‘c03 caracteristicos, como el «cardcter analy, constelacion de conductas asocia ira esse ‘TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD ™ das a la famosa triada de terquedad, tacaferia y escrupulosidad, relacionada tedricamente con fijaciones parciales en |e etapa evolutiva en que se logra el contral de esfinteres; 0 los caracteres coraly 0 «filico» que supuestamente re- flejan, a través de comportamientos con- cretos (adicci6n al tabaco o a la bebida, ‘en el primer caso: competitividad exage- rada, en el segundo) detenimientos 0 dificultades pasadas en los periodos evo- Jutivos correspondientes. Aunque en al- gunos casos se ha podido identficar mediante analisis factoriales 0 de con- slomerados («clusters») la constelacion de conductas sugerida, como en el caso del llamado cardeter anal, no se ha podi- do encontrar relacion alguna entre ella y i entrenamiento en control de esfinte- res, Jo que ¢s una razon mas de que, fuera del eredo psicoanalitico, el término cardcter haya caido en completo desuso. ‘Aunque en esta introduecion no pode- ‘mos resumir las cuestiones mas relevan- tes que se discaten actualmente en per- sonalidad, si haremos alusion a cuatro grandes aspectos, muy relacionados en- tte si, y que tienen una relevancia grande para la consideracién critica de los tras- tornos. Estas cuestiones son las siguien- tes 1. El peso de la herencia y el ambien- te en la determmacién de ta personalidad. De las precisiones terminologicas. que acabamos de hacer, se desprende. Ia aceptacion general, siempre matizable (por ejemplo, Eysenck, 1981) del supues- to de que la petsonalidad se refiere a una pauta regular de comportamiento de fuerte determinacion ambiental y social; a sus determinantes biologicos alude ef término, mas testringido, de tempera- mento, Es constatable, sin embargo, el reconocimiento cada vez mayor del peso dde la herencia en la definicion de las diferencias individuales, hasta el punto de que algunos autores consideran que este hecho es uno de los cambios mas amativos que se han producido en la ‘iltima década en Psicologia (Plomin, 1989), Sin embargo, incluso la revision rigurosa realizada en la revista Science sobre los componentes genéticos de la personalidad (Holden, 1987) ha sido so- metida a diversas criticas que incluyen interpretaciones aiternativas y sis Cat tas de los mismos resultados (Endler, 1989). Conclusiones parecidas parecen desprenderse de otros trabajos de revi- jon. Asi, Plomin (1989) tras concluir ‘que la influencia genética en las diferen- cias individuales es importante y omni- presente, afiade que tambien «estos mis- mos datos ofreven los mejores resultados de que disponemos hasta el momento para destacar la importancia del am- biente» (pig. 108). La interaccién compleja entre genéti- cay ambiente se pone de manifiesto especialmente en el desarrollo evolutivo de los nifios, en el que muchos resulta- dos que han sido interpretados como indicativos de influencias ambientales, especialmente en el contexto familiar, después se han reinterpretado desde el contexto de la herencia, y viceversa, In- cluso aspectos tipicamente relacionados con el temperamento, como la activa- cin emocional, interactian desde el co- mienzo de la vida con el ambiente: por «ejemplo, un nifio nervioso, de sueio irre- ular, puede favorecer reacciones de ner- viosismo en los padres y €s0, @ su vez, incrementard ia labilidad emocional del pequeiio (Lewis y col, 1988) 2. Los aspectos cognitivos y emoacio- nates en la personalidad. Tradicional- mente, la nocién de personalidad ha estado asociada a aspectos emocionales Aimpulsos, necesidades, motivaciones) no reductibles a lo racional, ¢ incluso en mm PSICOLOGIA MEDICA PSICOPATOLOGIA ¥ PSIQUIATAIA muchos casos abiertamente irracionales (cj: complejos). Especislmente a partir de los setenta, la wrevolucion cognitivay cn Psicologia generd un desplazamiento hacia concepciones de la personalidad en terminos de repertorios ¥estilos cog nitivos, teorias implicitas, sistemas con- ceptvales, constructos "anticipatorios, autoesquemas, expectativas generaliza- das 0 estilos atribucionales. En una de las concepciones mas populares de la pasada década, se precsaba que las pau- {as de conducta concretas y relativa- ‘mente estables que caracterizan la perso- nalidad eran el resultado de la interac- cin entre factores internos del indiv

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