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La Historia de los Inventos Sucesos N°12

Capítulo VII
EL MOTOR DE EXPLOSION

Aun cuando el vapor y la electricidad aplicados a diversos vehículos, superaban ya durante la


segunda mitad del siglo XX, la barrera de los cien kilómetros por hora, el futuro no iba a ser suyo.
Un tercer competidor estaba destinado a llegar mucho más lejos: el motor de explosión o
combustión interna. Si hay un invento que no pueda atribuirse en manera alguna a un solo hombre,
éste es el ejemplo más específico de ello, ya que sería difícil encontrar otro en que un número tan
grande de cientistas haya intervenido para llegar a su obtención. No hay en este caso un inventor,
sino muchos inventores y no menos precursores.

MOTOR DIESEL. Vehículos, trenes, aviones, buques y plantas industriales, se mueven mediante
motores diesel. Arriba un motor sobre un banco de pruebas; su potencia es de 16.800 caballos a
135 revoluciones por minuto.

El MOTOR DE GAS
S hubiera que buscar un precursor lejano, no propiamente del motor de combustión interna sino de
lo que éste representó, habría que remontarse una vez más al inagotable genio inventivo de
Leonardo da Vinci, quien trazó los planos de un vehículo que rodaría sin necesidad de caballos. 0,
si se prefiere, al docto franciscano de Oxford Roger Bacon, que en plena Edad Media dejó
estampada entre sus escritos, que no fueron sino una larga y documentada invectiva contra la
ignorancia de su época, esta profética frase: "Es posible la fabricación de instrumentos de
excelencia y utilidad maravillosas, como los carruajes que se mueven sin animales, a una
velocidad incomparable".
Los primeros artífices del motor de explosión aparecieron con la llegada del siglo XIX. La razón de
ser de su búsqueda estuvo íntimamente ligada a la aparición de los primeros automóviles. Pronto se
vio que la máquina de vapor era demasiado voluminosa para ser utilizada como fuente generadora
de energía en tales vehículos. Se necesitaba un motor que combinase el hornillo, la caldera y el
cilindro de la máquina de vapor en una unidad pequeña y ligera. La máquina de combustión in-
terna, en la cual el combustible inyectado, mezclado con aire, se hace estallar para mover el émbolo
dentro de un cilindro, resultó ser la solución más adecuada. La patente más antigua para un motor

Capítulo 7 1 Preparado por Patricio Barros


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de explosión se remonta al año 1800, cuando Philippe Lebon proyectó hacer, para que el pistón se
moviera, una mezcla de aire y gas de alumbrado que explotara en el cilindro.

CARRO DE CUGNOT. Funcionaba a vapor y era empleado, en forma especial, en el transporte de


piezas pesadas de artillería. El primero de los modelos Cugnot resultó totalmente averiado en el
periodo de pruebas.
Pero Lebon no alcanzó a llevar a la práctica su idea, la que fue aprovechada primero por Rivaz, en
1807, y luego por Ettiene Lenoir, un francés de origen belga, en 1852. Aunque el motor de gas de
Rivaz representó un progreso evidente, el de Lenoir fue en verdad el primero realmente práctico,
con autoencendido. Sin embargo, a pesar de que un vehículo equipado con un motor de Lenoir hizo
con positivo éxito un viaje de diez millas entre París y Joinville-le-Port, se trataba de un modelo
demasiado poco potente. Quedó en evidencia que era preciso comprimir la mezcla antes de hacerla
explotar. Este problema fue resuelto por Alphonse Beau de Rochas, quien, en 1862, propuso para
ello un ciclo de cuatro tiempos. El nuevo sistema fue adoptado por esa época por el alemán
Nikolaus August Otto, quien fabricó eficientes motores fijos de gas, y enunció con claridad sus
principios de funcionamiento.

EL MOTOR DE GASOLINA.
Entre los colaboradores de Otto se encontraba Gottfried Daimler, quien sería el que en definitiva
obtuviera el motor de gasolina.

CICLO OTTO. También es denominado "Ciclo de cuatro tiempos". El esquema presenta las
distintas fases de un motor o explosión, donde el aire y la bencina son comprimidos, provocando
una chispa (tercera fase) y la posterior explosión. En el último tiempo, el pistón sube nuevamente,
expeliendo los gases de la combustión.

Daimler, al igual que otros investigadores que no alcanzaron su éxito, tomó conciencia de que el
motor de gas, de alimentación particularmente incómoda y volumen desmesurado, no constituía la
solución adecuada, por lo que había que buscar otro sistema. Antes que él, el austríaco Siegfried

Capítulo 7 2 Preparado por Patricio Barros


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Marcus construyó, en 1875, un motor lento de cuatro tiempos y dispositivo magnético de


encendido. Infortunadamente para él y para el progreso de la técnica de esa época, su motor hacía
un ruido tan estridente y desagradable al funcionar que las autoridades de Viena le prohibieron
persistir en sus experimentos.
Siete años después del "ruidoso" fracaso de Marcus, Daimler, en compañía de Maybach, empezó a
ensayar los primeros motores de gasolina. Su construcción era tan compacta que resultaron
adecuados para vehículos ligeros, y alcanzaron ritmos de novecientas revoluciones por minuto. En
1885 fue montado uno de estos motores en una especie de bicicleta de madera, y al año siguiente en
un carruaje de cuatro ruedas. En 1889 el inventor germano dio otro paso fundamental al construir el
motor definitivo para automóvil. Al mismo tiempo, otro alemán, el mecánico Karl Benz, de
Mannheim, estaba trabajando en el mismo sentido, y en 1885 patentó un automóvil con un motor
de cuatro tiempos y estructura de tubos, lo cual representaba un peso total más conveniente en
relación a la capacidad del motor.
Tanto los inventos de Daimler como de Benz llamaron extraordinariamente la atención en Francia,
nación que hizo todo lo posible por poseerlos. Así, la patente de Daimler fue comprada por los
ingenieros galos René Panhard y Emile Levassor, cuya ambición era construir un auténtico
vehículo a base del motor de explosión.

A BATERIA: Acumuladores eléctricos impulsan el coche que figura en la ilustración. La máquina,


provista de focos y claxon, causó sensación en la época. Tuvo éxito y durante un decenio pareció
contrarrestar el avance del motor con combustión interna.

Estos dos hombres hicieron sus primeros ensayos en 1890 y 1891, sin prestar atención a los
comentarios que se hacían en los cafés de los bulevares, que iban del más benevolente escepticismo
a la más despiadada burla. Tras realizar una exitosa prueba, consistente en un viaje de ida y vuelta
entre la Porte d'Ivry y el viaducto de Auteuil, las opiniones negativas fueron pulverizadas,
trocándose en franca admiración. Ambos pioneros dieron comienzo entonces a la industria del
automóvil, y Panhard-Levassor, la más antigua marca de autos del mundo, empezó a recibir sus
primeros pedidos, los que muy pronto debió compartir con Armand Peugeot, quien utilizó también
la licencia Daimler.

GRAN TRIUNFO DEL MOTOR DE EXPLOSION.


A todo esto, tres tipos de vehículos distintos, los impulsados por el vapor, la electricidad y la
gasolina, rodaban por los caminos sin que se supiera cuál era en definitiva el mejor y el más veloz.

Capítulo 7 3 Preparado por Patricio Barros


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Es así como no tardó en surgir la idea de realizar una competición entre ellos. La primera gran
carrera de vehículos automóviles fue organizada en 1894 por Pierre Giffard, del "Petit Journal",
entre París y Rouen, sobre una distancia de 126 kilómetros. Fue ganada por el conde Dion, con su
tractor de vapor, a una velocidad promedio de 22 kilómetros por hora. Sin embargo, el motor de
explosión había perdido sólo una batalla y no la guerra. Al año siguiente se organizó una carrera
mucho más larga y dificil: París-Burdeos, ida y vuelta, con un recorrido total de 1.200 kilómetros.
Las cosas iban, esta vez, a variar radicalmente: Veintiún vehículos se dieron cita en el punto de
partida: entre ellos, el tractor del conde Dion, dos Serpollet, y la "Mancelle", de Bolleé, que
representaban al vapor; Jeantaud, por la electricidad, y Panhard-Levassor y tres Peugeot, por la
gasolina. El primero en cruzar la meta fue el Panhard-Levassor, que en lugar de las cien horas
previstas por los organizadores invirtió menos de la mitad de aquel tiempo. Asimismo, los lugares
siguientes fueron todos ocupados por vehículos de motor de explosión. La justa había demostrado
la superioridad indiscutible de la gasolina sobre el vapor y la electricidad en el transporte.
El motor de combustión interna entró en una senda de ininterrumpido progreso. El motor Daimler
proliferó y se perfeccionó: en 1901, Maybach, sucesor de Daimler, lanzó el maravilloso Mercedes,
que no tardó en ser emulado, tres años más tarde, por el famoso Rolls-Royce británico. Al mismo
tiempo, había surgido un importante rival del motor de gasolina en el motor de aceite pesado de
Rudolf Diesel, concebido en 1897 y difundido hacia 1908, que no solamente se anexó un gran
sector del transporte, sino que empezó a ser utilizado con gran eficiencia en locomotoras y barcos.

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