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Trabajo Forestal y Dinámica de Grupos

Por: Rodrigo Arce Rojas1

Todos los forestales, hombres o mujeres, de una u otra manera


trabajamos con grupos humanos, no solamente trabajamos con
recursos forestales. Es necesario por tanto comprender la naturaleza
y la dinámica de los grupos sociales para lograr una gestión forestal
efectiva.

Sea que estemos pensando en relaciones profesionales o relaciones


con los clientes nosotros podemos tener el encargo de conformar un
grupo o ser invitados a participar en la dinámica de un grupo que ya
está conformado. En el ámbito de las relaciones con los clientes es
mejor trabajar con los grupos existentes antes que crearlos, pero
cuando no existen nos vemos en la necesidad de crearlos. En todo
caso el principio fundamental es que estos grupos no entren en
conflicto con la estructura organizacional existente para no generar
tensiones innecesarias.

En la medida en que el grupo conformado por los clientes y nuestras


organizaciones construyamos una agenda conjunta donde ambos nos
veamos representados en los objetivos no hay problemas. Esto es
contrario a imposiciones de todo tipo que podrían darse al margen de
las buenas intenciones que nos motivan. Aquí interesa el fondo y la
forma cómo establecemos sanas relaciones.

Un grupo humano, por más que comportamos objetivos comunes, no


es un ente homogéneo pues es la integración de un conjunto de
personalidades donde se hace presente una diversidad de
comportamientos producto de rasgos biológicos, patrones mentales,
la historia, la sociedad y la cultura. Esto es lo que podríamos llamar
que cada grupo tiene su “grupalidad” (por analogía a la personalidad
individual). Esto no debería verse como un problema sino más bien
como una excelente oportunidad para gestionar la diversidad. En la
medida que la resultante de las fuerzas en pugna vaya en sentido
positivo estamos bajo una gestión forestal efectiva. Si la resultante va
en sentido negativo entonces hay que preocuparse seriamente para
analizar qué está pasando y qué medidas de gestión deberíamos
aplicar para revertir la situación.

El grupo humano al interior de la organización construye una cultura


organizacional que es la forma de concebir el mundo y la
organización, los pensamientos predominantes, los sentimientos, las
actitudes y discursos manifiestos. Estos rasgos se expresan en una
serie de valores, símbolos, ritos y códigos de lenguaje. Para una sana
cultura organizacional tenemos que gestionar todas estas variables,
conocer cuáles son las pautas mentales, emocionales, actitudinales y
1
Ingeniero forestal rarcerojas@yahoo.es
estar conscientes en qué medida esos patrones están contribuyendo
a una gestión forestal efectiva.

Dentro del grupo pueden haber diferentes roles. No hay que temer los
diferentes roles pues son energía pura si los sabemos administrar. El
optimista pude contagiar su emoción desbordante y su capacidad de
logro. El crítico acérrimo puede hacer el papel de filtro o de análisis de
consistencia de las propuestas. El conciliador puede recoger lo mejor
de los aportes de cada uno y perfilar una salida de consenso.

Sin embargo, también hemos aprendido que no siempre la


integración de propuestas es la mejor solución a todos los casos.
Eventualmente podríamos tener una propuesta insensatamente
consensuada y obviamente lo que estamos buscando es la sensatez
de la propuesta y no el consenso por el consenso. El consenso en este
caso es un medio en la búsqueda de la sensatez.

Si necesitamos consolidar una cultura de aprendizaje o una cultura


del conocimiento tenemos que analizar en qué medida estos rasgos
favorecen su institucionalización, por ejemplo qué valor le damos a la
gestión de ideas, a la gestión de la información y el conocimiento.
Esta valoración debe traducirse en favorecer condiciones para su
implementación real y efectiva.

Lo mismo sucede en el caso que queramos fortalecer una cultura de


creatividad. Tenemos que analizar si la estructura organizacional está
favoreciendo una comunicación asertiva, una tolerancia a los errores
o a la capacidad de arriesgar. En un ambiente de confianza plena los
miembros no esconden sus ideas diferentes al pensamiento
mayoritario o del líder o lideresa porque saben del valor de sus
aportes y sienten que sus aportes son valorados. Si los miembros no
dicen lo que sienten, piensan o quieren decir entonces algo está
pasando.

Tenemos que tener presente que los grupos se conforman en torno a


objetivos compartidos, sueños, principios y valores comunes. Estos
objetivos pueden ser realistamente alcanzables dentro de un marco
de temporalidad manejable o ser objetivos de largo plazo que incluso
podrían fácilmente trascender generaciones

Aunque muchos quieren creer que el interés personal es lo único que


mueve a las personas las investigaciones demuestran que el ser
humano toma en cuenta sus beneficios o intereses pero además
también toma en cuenta la dimensión expresiva (emocional,
simbólica, identidad). (Javaloy, F. 20012). Este enfoque biopsicosocial
del ser humano es lo que a la fecha explica mejor el comportamiento
humano.

2
Javaloy, F.; Rodríguez, A. y E. Espelt. 2001. Comportamiento Colectivo y Movimientos Sociales. Un
enfoque psicosocial. Pearson Educación S.A. Madrid. 480 p.
Esta constatación es fundamental porque los forestales a través de
nuestros trabajos no sólo debemos pensar en los árboles y en los
ingresos económicos, sino que además de la perspectiva individual
debemos pensar también en las dimensiones interpersonales y
sociopolíticas. Por ello la vigencia de aportar a la construcción de
ciudadanía forestal no como un concepto abstracto sino como parte
de una filosofía orientada al cliente y nuestro cliente no sólo está
buscando bienes materiales. Que los necesita, claro que los necesita,
que debemos ser eficaces y eficientes claro que debemos ser
efectivos en atender esta demanda. Lo que no debemos hacer es
reducir el enfoque de nuestro trabajo a la dimensión material
pensando que los aspectos emocionales, culturales, políticos y
espirituales caen por goteo. Ni chorrea ni gotea. El aporte a la
atención de las necesidades biopsicosociales de los seres humanos
exige también un enfoque integral en el cual los forestales no
estamos solos.

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