Está en la página 1de 253
imprecacién _ Uno de los tépicos muy frecuentados tanto en la antigiiedad como en Ja Edad Media era la “enumeracién de imposibles” —dice Curtius-- sobre todo combinado con el tdpico* de “el mundo al revés" al que dio onigen segun este autor. IMPRECACION, V. optacién. INCARDINACION . ‘Admisién 0 aceptacién de la subordinacién de los elementos de una oracidn * 0 de un periodo *, por ejemplo entre los micm- bros de un isocolon *. INCIDENCIA. Figura sintactica que cs semejante al paréntesis® pero menor que fa oraciéa®, INGOATIVO, V. aspzcto VERBAL, “INCREMENTUM". V, ampiricactOn. INDEX. V. sicno. INDICE. V. steno Y FUNCIGN EN NARRATOLOGEA. INDICIO. V. FuNcION BN NARRATOLOGIA. INDUCCIGON. V. ANAuists. “IN. EXTREMAS RES”, V. "IN MEDIAS RES”. INFIJACION. V. EPEnTests, INFIJO. V. arrjo. INFORMACION. V. FruncioN EN NARRATOLOGIA. “IN MEDIAS RES” (¢ “in extremas reg”, “ab ovo"). La relacién de una historia ® comienza “in medias res” cuando ef orden de la intriga® no es el candnico o cronoldgico de la fabula*; es decir, cuando no comienza por el primero de los hechos relatados —lo que seria iniciar la relacién “ab ove”— sino por una parte intermedia. Con esta estrategia discursiva se logra introducir al lector o al espectador en una gran tensién desde el primer momento. El orden regresivo, que se inicia por el desen- lace de la historia, responde a otra estrategia y se dice que la relacién comienza “in extremas res”, como ocutte en el cuento* Viaje a Ia semilla, de CARPENTIER. El comienzo “in medias res”, seguido de wna retrospeccién ex- plicativa, ¢s una estrategia narrativa de las mds antiguas y de las mds usadas todavia. GENNETE la considera “uno de los ‘topoi’ * for- males del género * épico”. En Ja narracién de la pieza oratoria —que en la antigiiedad formaba parte de la “dispositio” *, segunda par- te de la retérica * clisica, que se ocupaba de las reglas para la elahoracién de todo el discurse *— ya se enumeraban y describian estas estrategias narrativas. 258 insinuacién INSEINUACION (0 “insinuatio” y sobrentendido). - En la tradicién, tipo de realizaci6n del proemio* o exordio de la pieza oratoria, en el que astutamente se emplean recursos psicoldgicos (suposicién, imputacién, sorpresa, ingenio) para in- fluir sobre el subconsciente ‘del receptor * (el pitblico, los jueces © el interlocutor *) para inclinarlo en el sentido de la causa del emisor® (el orador o locutor *), recuperando su simpatia cuan- do haya sido ganada por el contrario, su atencién cuando por cansancio haya disminuido, o sugiriendo lo que se afirma o niega sin declararlo abiertamente. Asf insinian a don Quijote los mercaderes toledanos que iban a Murcia, que no estén de acuerdo en confesar “que no hay en el mundo todo doncella mds hermosa que la Emperatriz de la Mancha, la sin par Dulcinea”, pues uno de ellos le dice: Sefior caballeto, nosotros no conocemos quién sea esa buena se- flora que dects; mostrAdnosla: que si ella fuere de tanta hermosura como significtis, de buena gana y sin apremio alguno confesaremos Ja verdad que por parte vuestra nos ¢s pedida. Tratan, con este discurso*, de no acceder a su peticién, pero sin chocar de frente con él, sin que empeore la situacién. La insinuacién se ha utilizado mucho también en la literatura ® dramatica, donde suele producirse ocultando el emisor la propia opinién, tanto en el didlogo* (“oratio concisa”) como en el dis- curso continuo (“oratio perpetua”), y evitando las afirmaciones o supliéndolas con preguntas que en apariencia son inocentes, pero que sugieren, con rodeos, lo que realmente se desea expresar. Recientemente la semidtica * ha vuelto sobre problemas y ma- tices de la insinuacién (descrita hasta aqui como sugerente sin declaracién explicita o con rodeos), viéndola desde el punto de vista de la teorfa de los actos de habla* y de la nocidn légica de implicito *. Varios autores han descrito este concepto distinguién- dolo del de sobreentendido. Récanamt (1979) hace un estudio recapitulativo de una serie de ensayos. En él, principalmente, nos basamos aqui: Un enunciado * manifiesta su contenido proposicional (nivel de la comunicacion * literal) y a la vez manifiesta Ja “intencién que tiene el locutor de comunicarse mediante tal enunciado con el destinatario *", Dicha intencién del locutor no es una intencién simple, sino “compleja y reflexiva”, pues consiste en “comunicar mediante el reconocimiento de Ja intencidn por el oyente *” ya que, segin Gricz, la intencién se realiza cuando es reconocida como tal por el oyente, y segiin Recanans, se realiza s6lo cuando es pi- blica (es decir, cuando tos interlocutores la conocen y cada uno 259 insinuacién de ellos sabe que los demas la conocen y saben que él mismo Ja conoce) - No se trata aqui slo de la intencién general de comunicar, sino de Ja intencién especifica de comunicar de cierta manera, que ¢s lo que Austin Hama “fuerza ilocutiva” (la fuerza de una orden, de una pregunta, de una afirmacién). Gonocer esa intencién del Jocutor sirve al oyente para “conformar a ella adccuadamente su actitud receptiva”. Para que un acto ilocutivo se cumpla, el oyente debe no sélo comprender el contenido proposicional del enun- ciado, sino también reconocer la intencién, o sea, “la fuerza ilocu- tiva con que el locutor ha dotado su enunciacidn Pero hay comunicaciones indirectas, “actos de discurso indi- rectos"; es decir, un acto ilocutive puede cumplirse indirectamente, mediante otro, porque ciertos enunciados parecen poseer una fuerza ilocutiva y poseen en realidad otra, ya que “la fuerza ilocutiva apa. rente. (indicada por elementos como ¢l moda verbal, el orden de las palabras *, la entonacién *) no es la verdadera enunciacién y, correlativamente, el contenido proposicional aparente del enun- ciado no es el verdadero contenido de la comunicacién”, (Por ejemplo, cuando para pedir un cigarrillo preguntamos: “Tienes un cigarrillo?”} La comprensién del acto de discurso indirecto est4 pues ga- rantizada por marcas lingitisticas que corresponden en general a Jos grandes tipos de intencién ilocutiva, pero también la existen- cia y cl reconocimiento de convenciones extralingiifsticas suele garantizar la comprensién. Asi, cuando un Jocutor dice: “recibird usted la visita de mis testigos”, el oyente comprende su intencién de retarlo a duelo sélo si existe (y si él la reconoce) Ja conven- cién extralingitistica de otergar a tal acto de enunciacién, en tales circunstancias, el poder de cumplir el acto de retar a duelo (y si ademds, el oyente reconoce en el locutor Ia intencién de retar a duelo). También puede ocurrir que en el discurso haya un sobreenten- dido, que no haya marcas de la intencién porque ésta esté “m: nifiestamente disfrazada”. En este caso, para reconocer el disfraz, se requiere reconocer que el locutor ha patentemente violado, en el nivel de la comunicacién literal (de lo dicho), una de las “re glas conversacionales” (sefialadas por Grice: de cantidad: pro- curar la informacién necesaria, ni mas, ni menos; de calidad: decir Jo que se cree verdadero y lo que se puede probar; de relacidn: decir lo pertinente, lo que venga al caso; de modalidad: decirio de modo ordenado, breve y claro, V. vpLicrtactén ® en CONTRA: picctén *). Y se requiere reconocer que la ba violado a pesar de 260

También podría gustarte