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LA ROMANIZACION EN MARCHENA! Salvador Ord6iiez Agulla. Universidad de Sevilla. por el rfo Corbones, en un terreno rico y feraz desde el punto de vista agricola, con unas condiciones climatol6gicas, como en todo el Valle del Baetis, muy favorables ala productividad agricola, Desde el punto de vista administrativo se adscribfa al conuentus hispalensis, con sede en Hispalis®. Sobre un cerro abundante en veneros de agua que domina todalavegadel Corbones y que divisa Carmona, lacomarca de Marchena se sittiaen una zona estratégicamente bien situada dentro del entramado viario romano: precisamente en sus inmediaciones se situabael cruce entre dos arterias basicas de articulacién del territorio bético, la que procedente de Corduba se dirigfa a Carteia y la que a través de los valles medios del Corbones y Genil unfael bajo valle del Baetis con la costa mediterranea’, Testimonio de esta vitalidad es la profusi6n de ciudades establecidas en las cuencas de Corbones y Genil y sus llanuras intermedias, incluyendo Carmo, Uillo, Irni, Carula, Obulcula, Munda, Urso, Basilippo, Lucurgentum o Carruca. [ aciudad de Marchenase encuentra ubicadaen la parte de la Campifia sevillanaregada Lareconstruccién de la historia de época romana en esta comarca presenta numerosos problemas, que explican suficientemente la ausencia hasta el momento de un estudio serio. Varios son los condicionantes: en primer lugar la escasez de referencias eruditas de la historiografia local probablemente haya repercutido en una limitada concienciacién sobre estos temas*. Porotro lado, laregi6n de Marchenanocuentacon un estudio globalizadordesu riqueza 38 LaRomanizacién en Marchena. arqueolégica: si en las poblaciones de alrededor (Osuna, Fuentes, Ecija, Carmona) se han realizado cartas arqueoldgicas, 0 al menos estudios de campo y prospecciones, en Marchena lo que se conoce de la arqueologia de la zona es a través de la carta de J.J.Fernandez Caro® y de las noticias inéditas que para la redaccién del capitulo correspondiente del Catélogo Arqueolégico y Artistico de la Provincia de Sevilla recopil6 en varias visitas F.Collantes deTeran’. Aforiunadamente las papeletas de F.Collantes se han conservadoen el Departamento de Prehistoriay Arqueologia de la Universidad de Sevilla, donde las hemos consultado y de donde proviene una gran parte de Ja informacién que se presenta en este trabajo” Unprimerproblemaesel del cardcter urbano ono del solardela actual Marchenaen época romana, Resultaaltamente llamativo el que uncerrocon lacapacidad de control sobre las feraces tierras de la vega del Corbones, con abundante agua a disposicién como testimonian las repetidas referencias que hay a fuentes y manantiales8, con las facilidades defensivas del asentamiento y de visualizacién de las dreas circundantes, etc, no nos haya testimoniado, que se sepaal menos, restos constatados de habitacién antigua’, Escierto que parece haber existido tun niicleo prerromano importante en el mismo casco urbano™, pero ningtin hallazgo fidedignamente romano ha aparecidoen él atin. Sin embargo quizé fuese posible pensar, con base en los escasos datos epigrificos que poseemos y las matizaciones que lainvestigacién va haciendo sobre la diversidad de las formas de organizaci6n urbanas en la Bética, en la posibilidad de encontrarnos en Marchena en presencia de ese fenémeno que viene denomindndose ciuitas sine oppido", es decir, la existencia del fenémeno municipal sin un parejo grado de urbanizacién omonumentalizacién. El proceso de paso de una organizaci6n social gentilicia, en base a centuriae”, a una de base territorial (pagi, uici) es lento, pausado, y adopta formas diversas; una de ellas contemplala funcién de control de un territorio sin necesidad de un nticleo urbano centralizador. En su politica de reorganizacién del territorio Roma procuré potenciar Ja vertiente administrativa, jurfdicay social de estos puntos, usualmente centros de reuni6n religiosa en torno a santuarios © sedes de mercados y ferias periddicas, que actuarfan como punto de convergencia de los habitantes del 4rea: precisamente dos de los mejores ejemplos de este expediente lo constituyen los municipios de Munigua‘e Iponuba™, queen si mismos son conjuntos cfvicos religiosos agrupandoa lapoblacién del entornoalosque Romatransformaen municipio pese ano mostrar los caracteres externos de un centro urbano desarrollado. Esta situacién, hechas todas las reservas, cabria ser aplicada en Marchena porque sila erudicién local!® nos recuerda la existencia de manantiales de aguas minerales sulfurosas que dieron pieal funcionamiento de unestablecimiento de aguas termales que tuvounarelativa fama en otros tiempos, una inscripcién conservada en Marchena (CIL II 1391) nos presenta la consagracién, por el feliz regreso de un viaje, de un ara a Salus, divinidad considerada como personificacién de lasalud fisicay de la conservaci6n'™, de la que en la Bética s6lo se conocen tres menciones, y de ellas dos” han sido encontradas en antiguos manantiales y fuentes medicinales, algo que se también se apreciaen lazonalusitana®, Y entrelaescasisimaepigrafia | Salvador Ori gulla. 39 no funeraria de Marchena, destaca una dedicacién al emperador Ner6n, un homenaje deculto imperial que s6lo tiene sentido en el marco puiblico de una ciuitas, y que cabria ubicar en un posible santuario a Salus que actuaria como vinculo comin para los habitantes de la red de asentamientos agricolas del entorno. De todas formas, no conocemos si en algtin momento el niicleosobreel que se asienta Marchenarecibi algiin tipo de reconocimiento estatutario oficial porRoma, peronohabriaque descartarlo, ajuzgar por la reciente aparicién de municipioscomo Imi. Y al hilo de todas estas cuestiones nos encontramos con otro problema por ahora insoluble: venimos diciendo que hasta el momento no se conocen restos de la antigiiedad romanaenel solarde Marchena. Sique se aprecian, y notables, en diferentes puntos del término como se ver mds abajo. En uno de ellos, el cortijo de La Torre (n° 36 del Catdlogo) aparecié una inscripcién!® (FIGURA n° 1) datable en el siglo I d.C. que podria estar mencionando una entidad de estatuto municipal, en concreto segiin el editor de la pieza, Artigi Lulienses de Plinio (NHIII 10) y Ptolomeo (2,4, 9), adscritaalatribu Galeria y de posible ubicacién en Marchena. Existen varias dificultades para esta tiltima hipotesis. El origen de lapiezaen uncortijoa8km, de Marchena y la dedicaci6n al Genius de la ciudad apuntarian mas bien ala ubicacion de ese municipio en el lugar del hallazgo, el cortijo de la Torre, del que arqueolégicamente nada sabemos. Por otro lado, la tercera linea, donde aparece el origo sobre el cual se reconstruye Artigi, puede estar aludiendo al origen cordobés ([Patr]iciensis) de Fabius; en fin, y lamentablemente otra vez hay que decirlo, la falta de estudios arqueolégicos serios nos impiden saber cual es el grado de desarrollo urbano de ese asentamiento, al cual, por otra parte, y si aceptamos esa ubicacién, podriamos adscribirel anénimo de lainscripcién HEp | (1989) 574, también de latribu Galeria”, En definitiva, y alaespera de nuevos datos, s6loes posible aceptar ‘aexistencia de una entidad municipal en el entornode Marchena, que ademas vendrfaarellenar un lamativo hueco en la municipalizacién de la cuenca media del Corbones. Dos, y bien arraigados, son los mitos basicos del imaginario colectivo de Marchena en loreferente a Antigtiedad: la identificacién de la ciudad y su cardcter colonial, En lo que se refiere al primero, se han propuesto por concomitancias topogrificas o de situacién, varias poblaciones mencionadas en las fuentes antiguas, como Castra Gemina o Ategua, Hipula Minor®#; 0 bien se ha hecho derivar el nombre de Marchena de alguna personalidad sobresaliente en lahistoriografiaromana. Dejando de lado lo puramente anecdético® el origen delarraigado mito del cardcter colonial de Marchena estén una inscripcién falsa que Rodrigo Caro contribuy6 a divulgar pero que le habia sido transmitida por recopiladores de epigrafes como Scoto, Metello, Graterus. La inscripcién yano la vié Caro® («piedra, que aunque oy no parece, algunos vezinos desta villa dizen la vieron»), pero acepté sin reservas la existenciade 'aColonia Marcia y de uno de los miembros desu ordo decurionum, T.Marcellinus T.f. A certificar la dignidad colonial ayudé otra inscripci6n, fragmentaria, que Caro habia visto de Pequefio en la iglesia principal, y que recogia el término marcia” A este vocablo se le daban dos posibles origenes: o bien derivado de Marco Marcelo, el fundador de Cérdoba°, Io cual suponia la proyeccién sobre la propia localidad de Marchena de las circunstanciasfundacionales

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