… y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces… (Isaías 2:1-5)
En Madrid se han encendido ya las luces de Navidad: 9.000.000 de bombillas
iluminan la ciudad con luces de colores. ¿Es para celebrar la venida del Mesías? ¡No! Es porque algunos estudios sociológicos demuestran que esas luces alegres nos invitan a consumir más. Las luces representan, pues, la esperanza que tienen puesta los comerciantes en unas ventas mayores.
Nosotros también encendemos hoy la vela de la esperanza. Y eso es lo que nos
recuerda el pasaje del profeta. Isaías está hablando de ese tiempo futuro, mesiánico, donde los valores del mundo han sido completamente transformados por los valores del Reino, donde la guerra da paso a la paz, las luchas internas por la supervivencia en colaboración conjunta para alcanzar el futuro que Dios ha preparado para sus hijos en su misericordia. El tiempo de adviento nos recuerda de una forma especial que esa era mesiánica se inauguró por la venida de Jesús al mundo; que Jesús, nuestra esperanza (Col. 1:27), es real y que, por su presencia en nuestra vida a través de su Santo Espíritu, el Reino de Dios llega a nosotros y deja de ser utópico en la medida en que estamos apegados a Él.
Hermanos, durante este tiempo de adviento mantengamos firme nuestra
esperanza y fortalezcámonos y sostengámonos los unos a los otros. ¡Esperemos el advenimiento de Jesús con expectación!