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RESEÑA HISTORICA
El primer estudio en profundidad del electromiograma fue llevado a cabo por Piper en 1912,
quien registró potenciales durante la contracción voluntaria empleando electrodos de superficie
y un galvanómetro de hilo.
En 1929 Adrián y Broke introdujeron el electrodo concentricote aguja que hizo posible,
conjuntamente con el osciloscopio de rayos catódicos y los amplificadores electrónicos, el
estudio de potenciales de acción de unidades motrices y de fibras únicas.
Durante las siguientes décadas y debido a las continuas mejoras de los aparatos de EMG, la
electromiografía superficial fue utilizada cada vez más para el estudio de la función del
músculo.
A finales de los años 50 y principios de los 60, George Whatmore utilizó la electromiografía
para aumentar la técnica de relajación progresiva. Había nacido el biofeedback, utilizado en el
tratamiento de algunos trastornos y enfermedades como el dolor de cabeza, el asma, la
hipertensión, el estrés, la ansiedad, la úlcera, etc. Los sensores se quedan en contacto con los
músculos cuya tensión se quiere medir y controlar. Estos músculos a su vez transmiten unas
señales eléctricas que son absorbidas por el aparato de biofeedback que, a modo de
respuesta, envía señales audibles y visuales para que la persona conozca su nivel de tensión
muscular y pueda aprender a controlarla, obteniendo así un alivio de los síntomas.
ELECTRODOS
Electrodos, que recogen la actividad eléctrica del músculo. Pueden ser superficiales o
profundos y ambos se utilizan con una pasta conductora para reducir la resistencia de contacto.
- Los electrodos superficiales: son pequeños discos metálicos y se utilizan para obtener un
estudio global del músculo, ya que no pueden detectar potenciales de baja amplitud o de
elevada frecuencia.
- Los electrodos profundos: Son agujas que se insertan dentro del músculo.
_ Monopolares de aguja: Son simples agujas de acero inoxidable aisladas con barniz excepto
en la punta.
Salvo para el llamado "ruido de placa" y para la actividad de inserción de la aguja, no debe
existir actividad eléctrica en el músculo relajado.
La fibrilación y las ondas positivas son descargas espontáneas anormales que se producen en
cualquier situación en la que una fibra muscular está denervada.
En las lesiones neurogénicas la aparición de fibrilación y ondas positivas depende del tiempo
transcurrido desde la lesión y de la longitud del nervio. Por ejemplo, aparecen en músculos
distales 1 a 3 (o más) semanas después de la lesión del plexo braquial o de las raices motoras.
Su permanencia indica la persistencia del proceso de degeneración axonal puesto que tienden
a desaparecer a medida que se produce reinervación o, en caso contrario, con la fibrosis
muscular por degeneración completa.
El número de fibras por Unidad Motora (razón de inervación) varía entre 1-10 en los músculos
extraoculares, faringeos o craneales a varios cientos para los músculos tónicos axiales. La
actividad eléctrica de todas las fibras musculares se suma en el registro con la aguja coaxial
para constituir el Potencial de Unidad Motora (PUM).
El tamaño de un PUM está relacionado con el diámetro del axon motor, su grosor de mielina y
con la velocidad de conducción de la fibra nerviosa, umbral de despolarización y tipo de fibras
musculares inervadas. Las UM pequeñas se asocian a fibras musculares del tipo I (contracción
lenta, metabolismo oxidativo, resistentes a la fatiga) que tienen un bajo umbral de excitación y
se contraen precozmente en la actividad voluntaria. Las UM de tamaño progresivamente mayor
se reclutan también a grados mayores de contracción de forma que raramente en una
exploración electrofisiológica pueden ser observados aisladamente potenciales pertenecientes
a UM del tipo II (contracción rápida, metabolismo glicolítico, fácilmente fatigables).
La frecuencia de disparo de las UM lentas está por debajo de los 30Hz, en tanto las UM fásicas
pueden alcanzar frecuencias mucho mayores. Los estudios EMG no permiten valorar
habitualmente este dato, puesto que el incremento de frecuencia de una UM activa pronto es
ocultado por la detección de otras UM vecinas batiendo a su propia frecuencia.
Las características
morfológicas de los PUM
deben ser analizadas durante
el estudio electrofisiológico:
Las fases del PUM corresponden al número de cruces por la isoeléctrica mas uno, es decir, la
cantidad de porciones a uno y otro lado de la línea de base. La polifasia se asocia a UM con
distribución espacial irregular, tanto por crecimientos axonales reinervantes (neurógeno,
amplitud aumentada) como por pérdida parcial de fibras musculares (miopatías, amplitud
disminuida). En el músculo normal, el número de PUM polifásicos no deben sobrepasar el 10-
15%. El número de puntas, Turns o cambios en la dirección del potencial que no llegan a
cruzar la línea de base tienen el mismo significado que la polifasia y pueden ser cuantificados
por métodos automáticos relacionándolos con la amplitud media del trazado EMG.
La estabilidad de un PUM consiste en la constancia en su morfología en sus sucesivas
excitaciones. Disminuye en los casos en que existen trastornos en la propagación del impulso
en las arborizaciones terminales (fases iniciales de la reinervación, denervacion en curso) o en
la transmisión neuromuscular (Miastenia
Gravis). Puede ser observada
fácilmente aplicando filtraje de bajas
frecuencias en el registro con aguja
coaxial y mediante el uso de línea de
disparo y retraso de señal. Sin embargo,
su cuantificación ha sido establecida
mediante la aguja de monofibra y la
medición sistematizada del jitter
(variabilidad en la interlatencia entre
dos potenciales de sendas fibras de la
misma UM activadas voluntariamente) o
a partir de microestimulación axonal con
determinación de la variabilidad de
latencia entre la estimulación y la
contracción de las fibras musculares
(jitter por estimulación).
En estas situaciones, el
reclutamiento de PUM al
aumentar el grado de
contracción voluntaria es
anormal, permitiendo observar y
oír el aumento de frecuencia de
los PUM activos (aceleración)
que no es ocultado por nuevos
PUM que se sumen a la
contracción para conseguir un
mayor grado de fuerza.
Aunque no existe una técnica que tenga un uso clínico aceptado de manera general, existen
hoy en día una serie de medidas cuantitativas que pretenden eliminar las interpretaciones
subjetivas y proporcionar descripciones validas de las características de los PUM durante la
actividad voluntaria.
Las características más notables de los PUM son la amplitud, la duración, el número de fases y
el número de puntas.
Aunque es una técnica diagnóstica exenta de riesgos y complicaciones, puede resultar algo
molesta e incluso dolorosa para algunos pacientes. Es por ello que solo está indicada cuando
es realmente necesaria para establecer un diagnóstico que puede determinar un tratamiento
específico.