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RETRATO DEL COLONIZADO precedido por el RETRATO DEL COLONIZADOR ALBERT MEMMI Prélogo: JEAN-PAUL SARTRE \ Ed EDICIONES DE LA FLOR Titulo del original: Portrait du colonisd © J. J. Pauvert Editeur, Paris, 1966. ‘Traduccién: J. Davis Tapa: Rosearo ALvARADo ~o 38958 © 1969 EDIcIonEs DE LA FLOR §.8. 1. Callao 449, 9°-Buenos Aires Hecho el depésito que previene Ia ley Impreso en la Argentina Printed in Argentina segado, beneyolente e inclusive benefactor. El colonizado no podrfa sino estarle agradecido por recoger sus migajas. ' Aqui se inscribe la sorprendente actitud mental llamada |paternalismo. El paternalista es el que quiere ser generosa més allé del racismo y Ja desigualdad, una. ver admitido | éstos. Se trata, si se quiere, de un racismo caritative que no : : ni el menos rentable, Porque el paterna lista mds abierto monta en célera en cuanto el colonizado reclama, por ejemplo sus derechos sindicales. Si aumenta su paga, si su mujer cuida al colonizado, se trata de dona no de deberes. Si reconociera tener deberes, deberia mitir que el colonizado tiene derechos. Ahora Diet, 56 entiende, por todo Io” que-antecede; qué él no tiene debere: que el colonizado no tiene derechos. Tras haber instaurado este nuevo orden moral en el que, (por definicién, es amo ¢ inocente, el colonialista por fin se Y habré concedido la absolucién. Pero es preciso atin que ese orden no sea puesto nuevamente en cuestién por los demé: especialmente por el colonizado. Retrato del colonizado 1 RETRATO MiTICO DEL COLONIZADO Nacimiento del mito Exactamente del mismo modo en que la burguesia propone una imagen del proletario, la existencia del colonizador re- lama e impone una imagen del colonizado. Sin esas coar- tadas las conductas del colonizador y del burgués, sus pro- sxistencias, parecerian escandalosas, Pero alentamos Ia cacién precisamente porque les sienta demasiado. Sea, en este retrato-acusacién, el rasgo de la pereza. Pa- rece recoger la unanimidad de los conquistadores, desde, Li- beria hasta Laos, pasando por el Maghreb. Es eencillo ver hhasta qué punto esta caracterizacién es cémoda. Ocupa un Tugar importante en el juego dialéctico “dignificacién del colonizador — depreciacién del colonizado”. Por lo demés, es fructuosa desde el punto de vista econém Sf ‘Nada podria legitimar mejor el privilegio del colonizador que su trabajo; nada, “podria justificar mejor la “aiseria del colonizado que su ociosidad. "En consecuencia, él retrato mf- tico del colonizado comprenderd una pereza ineretble, EI del Simulténea- taonie, el colonizador sugiere que el trabajo del colonizado te powb Feniable, To que” autoriza_a pagarlé_salarig inve- yosimiles. mS Puede parecer que la colonizacién hubiera alcanzado a disponer de un personal consumado. Nada menos cierto, El obrero calificado, que existe entre los ‘simil-colonizadores 91

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