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I

RONCELIN VERSUS RUNCIMAN

EL SECRETO ULTERIOR DEL TEMPLE


Fernando Arroyo

Sir Steven Runciman, nacido el 7 de julio de 1903 y muerto el 1 de


noviembre de 2000 a los 97 años de edad, fue, a decir de muchos, el más
insigne historiador británico de los últimos tiempos.

Uno de los mayores expertos del mundo en la historia del Imperio Bizantino
y de las Cruzadas, su obra más memorable sin duda son los tres volúmenes
escritos entre 1951 y 1954 de "A History of the Crusades”.

Segundo hijo del Primer Vizconde Runciman de Doxford, descendiente del


pintor escocés de mediados del siglo XVIII Alexander Runciman, Sir Steven,
gran viajero que llegó a residir y trabajar en ciudades como Atenas, Sofía, El
Cairo, Jerusalén, Estambul (en esta ciudad fue profesor de Arte e Historia de
Bizancio)... y que incluso llegó a convertirse en Derviche honorario en Siria,
siempre supo que sus raíces estaban en Escocia, y en ellas arraigaron
definitivamente en 1966.

Parece ser que un año después, en enero de 1967, Runciman habría


recibido el encargo de encabezar un equipo multidisciplinar que llevase a
cabo una investigación exhaustiva sobre “El Libro del Bautismo de Fuego” o
“Estatutos secretos dictados para los hermanos por Roncelinus” (conocidos
como la “Regla Secreta del Temple”), que fueron descubiertos en 1794, en
los fondos de la Biblioteca Corsino de los Archivos Vaticanos, por el obispo
de Copenhague Friedrich Münter.

A pesar de no ser uno de los grandes expertos en templarismo, o cuando


menos no formar parte de esa “nómina” de historiadores especializados en
el tema, seguramente Runciman fue elegido para coordinar esta
investigación precisamente por eso, es decir, por su relativo
“desapasionamiento” hacia la historia templaria como fenómeno
independiente (si es que alguien que ama profundamente la historia puede
sentir desapasionamiento hacia uno de los mayores enigmas históricos),
amén de por su probada solvencia como investigador y su reputadísima
rigurosidad científica.
El documento a investigar fue redactado a finales del siglo XIII por Roncelin
de Fos, personaje un tanto “evanescente”, como muy acertadamente lo
califica el erudito investigador y documentalista español Justo A. Navarro,
cuyo único dato documentado por él conocido “es el que le menciona como
Maestre de la Comandancia (término más ajustado que encomienda) de
Tortosa, en Siria, el 17 de junio de 1242, en la que se le cita como parte
presente en una concordia arbitral entre el Temple y el Hospital, aunque el
Libro de Artefeuil (tomo III, pág. 250), dice que fue recibido en la Orden en
1267 por el caballero Jean de Pellissier. También se le supone
"desaparecido" hacia 1280-1290, en la Casa del Temple de Santa Eulalia de
Cernon, es decir sobrepasados los 75 años de edad si es que es cierto que
nació hacia 1205 en Bormes-les-Mimosas”.
Según Patrick E. Braccó, los Estatutos de Roncelin "están teñidos de
catarismo y de paganismo, y en ellos vuelven a encontrarse indicaciones
que demostrarían que los templarios habrían tenido una gnosis secreta". Por
su parte, el escritor e investigador soriano Ángel Almazán, en su memorable
artículo “De Numancia a Montsegur” (Revista de Soria, nº 6, Otoño de
1994), nos dice en referencia a los Estatutos: “Allí se habla de la alquimia y
de Abraxas, un eón gnóstico que reaparece en nuestro siglo en la novela
"Demian" de Hermann Hesse y, poco antes, en los "Siete Sermones a los
Muertos" escrito por Carl Gustav Jung, el último de los grandes gnósticos”. Y
añade: “En los Archivos Nacionales franceses se encuentra guardado un
sello del Temple requisado al ser abolida la Orden. Se halla colocado en una
carta escrita por Andrés de Coulours, preceptor del Temple y residente en la
encomienda de Coulours, en el bosque de Othe. El sello tiene unas palabras:
"Secretum Templi". En el centro hay un extraño personaje con pies que
parecen cabezas de serpiente, siendo la suya similar a la de un gallo visto
de perfil. Esta figura era muy usual, a principios de la era cristiana, entre los
gnósticos en unos talismanes llamados "abraxas". También se perciben en
este sello diversas runas”. Con respecto a este último apunte, conviene
señalar que el Dr. Raitzin indicó en su momento algo que, en realidad,
resulta evidente, esto es que tales signos interpretados como runas son en
realidad letras griegas. Y si bien esto es totalmente cierto, debemos
también añadir en aras de la exactitud lo que más tarde puntualizó al
respecto el propio Almazán, que no es otra cosa que el hecho de que el
griego primitivo derive del fenicio, y éste, efectivamente, posea signos que
son muy similares a las runas.

Asimismo, existen otros documentos templarios reservados para una


jerarquía iniciática que avalan dicho esoterismo, como los estudiados por
Gérard Sebanesco, según Serge Hutin: "On devait découvrir au XVII siècle
en Allemagne deux documents remontant au Moyen Age, qui se révélèrent
être bel et bien deux règles secrètes complétant, pour les seuls Chevaliers
qui atteignaient le vrai Cercle Intérieur de l´Ordre, la Règle ecclésiastique
courante: ces documents trouvés à Hambourg sont la `Regle des Frères
Elus´ et la `Règle des Frères Consolés´" (Se deberían descubrir en el siglo
XVII en Alemania dos documentos que se remontaban a la Edad Media, que
demostraban ser de hecho dos reglas secretas suplementarias, redactadas
solo para los Caballeros que alcanzaron el verdadero Círculo Interior de la
Orden, y que suplementaban la regla eclesiástica corriente: estos
documentos encontrados en Hamburgo son los "La Regla de los hermanos
Elegidos" y la "Regla de los hermanos Consolados")

Volviendo a la cuestión que nos ocupa, parece ser que la financiación del
estudio de 1967 corrió a cargo de dos órdenes neotemplarias (en un
principio se pensó que una de ellas era la liderada por el conde italiano
Rocco Zingaro di San Ferdinando, cosa que parece descartable por el año
del encargo), sabiéndose de las ¡buenas relaciones que una de ellas
mantenía con el Vaticano!. Precisamente, esta aparente incongruencia es la
que nos hizo pensar en el grupo de San Ferdinando, pues resulta de dominio
público que en la década de los noventa la Orden del Temple,
supuestamente representada por el conde italiano, fue “simbólicamente
perdonada” por el Patriarca católico de Jerusalén Monseñor Michel Shabbah,
en una ceremonia revestida de gran boato y emotividad. Este dato, aunque
cierto, no significa que el “Temple de San Ferdinando” lograse, como es de
suponer, el mismo gesto por parte del Papa.
Hay fuentes solventes que señalan que la investigación referida no habría
sido financiada por el Vaticano, sino por seglares adscritos a diversas
corrientes de investigación templaría. De cualquier forma, todo hace pensar,
y así lo señalan evidencias notorias, que una de las organizaciones
neotemplarias que habría encargado el estudio de los Estatutos fue la
Nueva Observancia Templaría. Esta orden, que nada tiene que ver con la
Estricta Observancia Templaría de Von Hund, se fundó en el año 1963
(sospechosamente sólo cuatro años antes del “Caso Runciman”), lo que nos
induce a pensar si su propia creación no sería una especie de “pantalla o
tapadera”, auspiciada por alguna de esas manos invisibles vaticanas que
sirven para mover ciertos hilos en los asuntos “delicados” (eufemismo de
turbios, generalmente). Sea como fuere, y según testimonio de los propios
dirigentes de esta orden, mantienen buenas relaciones con el Vaticano. La
Nueva Observancia Templaría tiene su sede en Francia, concretamente se
sabe que en 1998 tenía una dirección postal en Saint-Laurent-du-Var.
A pesar de la manifestada buena relación entre ambas instituciones (que
sepamos no corroborada por ninguna instancia eclesiástica), no deja de
resultar curiosa y significativa la participación de grupos neotemplarios en
una investigación de las características que nos ocupa, por cuanto la misma
se encargó sobre los Estatutos que obran en poder del Vaticano, lo que hace
pensar si la propia Santa Sede no estuviese detrás del asunto. De ser así, ya
se plantea un primer interrogante en el hecho de que: ¿qué pintan dos
órdenes neotemplarias en una investigación vaticana?...

En el curso de las investigaciones históricas (el análisis del documento


pronto arrojó el resultado de ser auténtico), se habría encontrado una carta,
no criptografiada, en la que el gran Maestre oficial de la Orden, a la sazón
Thomas Bérard (Amaury de la Roche según algunos historiadores) se dirigía
a un tal Roncelin du Fos como “VENERABLE MAESTRE ULTERIOR Y
SUPREMO”

"Ulterior” significa literalmente “que está más allá”, y “supremo” está claro lo
que significa, por lo que debemos concluir que resulta ésta una extraña
forma de dirigirse a un Comendador por parte del Maestre de la Orden...

Ya en el hecho de que los historiadores no se pongan de acuerdo en a quién


correspondió el maestrazgo (Bérard o De la Roche) en la época en que está
fechada la carta, y las propias dudas existentes sobre la verdadera
identidad de Roncelin, hacen que el enigma en torno al asunto se
acreciente.
La carta en cuestión informa de la caída de Saphet y la muerte de todos los
hermanos que defendían la fortaleza, y dada su intrascendencia metafísica
o esotérica es por lo que tal vez se cometió el desliz de no haber sido
criptografiada.

Saphet se encuentra al norte del mar de Galilea. Fue destruida en 1219 y


reconstruida bajo la maestría de Armand de Pèrigord con el apoyo de
Benedicto, obispo de Marsella. En 1266 fue arrebatada a la Orden por el
sultán mameluco Baybars, quien hizo matar a todos los defensores, hechos
que, de forma apesadumbrada, se relatan en la misiva que nos ocupa.
También cabe pensar, ¿por qué no?, que este estado de profundo
abatimiento del Maestre de la Orden le hiciese cometer la torpeza de no
criptografiar una carta que debiera haber permanecido por siempre oculta a
ojos del profano... ¿Qué culpas remorderían la conciencia de quien, teniendo
tanto que perder, perdió hasta la discreción debida (o “de vida”)?... Esta
pregunta se la hace el que suscribe, a tenor de los términos en que se
expresa el afligido Maestre, pero otros interrogantes, seguramente más
objetivos, se desprenden de todo esto:

- ¿Fueron deslices como el referido (no criptografíar ciertas cartas) la


verdadera causa de la caida de la Orden?

- ¿Apareció también esta carta manuscrita (y puede que otras que


compondrían eso que se ha dado en llamar "Le Cartulaire Secret", así
como los propios Estatutos de Roncelin) en los Archivos Vaticanos, como
parte del material incautado durante el proceso inquisitorial?

Ciertamente, resulta difícil concebir que semejante error se produjese, y más


complicado aún resulta entender que las implicaciones que se derivan de la
carta secreta entren en contradicción con la propia Regla Secreta del Temple
como se ha llegado a sostener, pues, efectivamente, los Estatutos en su
artículo XX dicen:

“Esta rigurosamente prohibido de elegir como Gran Maestre a un


Consolado. Los otros puestos y cargos principales de la Orden están
reservados a los Elegidos y a los Consolados”.
Sin embargo, resulta evidente que tal contradicción no existe, pues si bien
la Regla indica claramente que está prohibido elegir como Gran Maestre a un
Consolado (el Consolado es aquel que “está liberado del yugo que los hijos
de Babilonia han establecido sobre la base de los falsos dogmas”... Art. VI),
no parece indicar, de forma explícita ni implícita, que no pueda ser un
Elegido (miembros del círculo interior).
De hecho, conviene recordar que en las mazmorras de la torre de Chinon,
donde estuvieron apresados los altos cargos de la Orden del Temple, entre
ellos el Maestre Jacques de Molay, se hallaron graffitis grabados por la
propia cúpula templaría en las paredes de las celdas. Estos graffitis están
plenos de un inequívoco simbolismo esotérico, hasta el punto de que su
significado oculto trató de ser dilucidado por el alquimista Eugène Canseliet,
discípulo de Fulcanelli (si no el propio Fulcanelli en persona). Esto evidencia
que, efectivamente, los máximos dignatarios de la Orden tenían pleno
conocimiento del saber trascendente y esotérico templario, lo cual no
significa que tuviesen que ocupar rangos equivalentes dentro las diferentes
estructuras orgánicas de la Orden. Concebir esto así, resulta mucho más
lógico y admisible que no la hipótesis de un círculo interior funcionando en
secreto y a espaldas de la jefatura exotérica, aunque sí del resto de la
estructura mayoritaria (eminentemente la militar) de la Orden.
Independientemente de las prudenciales dudas sobre la veracidad o
exactitud que la información aquí expuesta plantea, más que
contradicciones lo que genera son nuevos interrogantes que ahondan aún
más en las ya de por sí enormes incógnitas existentes en torno al misterio
templario.
Ya en su momento se produjeron filtraciones desde la liga Anglo-Helénica
que el mismo Runciman presidiera. En concreto, un miembro de esta liga,
amigo y estrecho colaborador de Sir Steven, que había tomado parte en el
equipo de investigación de 1967, hizo algunos comentarios imprudentes en
una de las reuniones que se llevaron a cabo en la torre fronteriza de
Elshieshields, en Dumfrieshire, Escocia. Los comentarios hacían referencia a
un acta notarial firmada por los cinco integrantes del grupo,
comprometiéndose a no difundir públicamente los resultados de la
investigación. El informe final debía ser entregado directamente a los
representantes neotemplarios que promovieron la operación, los cuales se
habrían garantizado la fidelidad pagando cuantiosos honorarios.
Ahora, muerto Runciman, el tema parece aflorar, y los cabos sueltos son
demasiados como para desdeñarlos sin más. Tan solo, y en ello se
encuentran actualmente varios investigadores, resulta preceptivo, primero:
hallar esos cabos sueltos, y segundo: atarlos. Las pistas son claras y
notorias, aunque hasta el momento esquivas:
- El acta notarial firmada por el equipo de Runciman. Ella demostraría
fehacientemente que el estudio se llevó a cabo y, lo que es más
importante, evidenciaría el compromiso de no difundir los resultados
públicamente.
- La carta manuscrita enviada por el Maestre del Temple a Roncelin de
Fos en 1266. De demostrada su existencia y autenticidad, el secreto
ulterior del Temple quedaría al descubierto, con lo que habría que
reescribir, no sólo la historia de la Orden, sino la propia historia
medieval...
- Los cuatro integrantes restantes del equipo de investigación de
Runciman, incluido el filtrador de la información, pues, aunque resulta
improbable, tal vez alguno de ellos aún viva. Cabe pensar que todos, o
cuando menos la mayoría, fuesen integrantes de la liga Anglo-Helénica.
- Las órdenes neotemplarias que financiaron el proyecto. Descartada la
liderada por San Ferdinando, todas las evidencias apuntan hacia un
grupo que mantiene presumibles buenas relaciones con el Vaticano, en
este caso reconocidas por los propios dirigentes de la orden, y su más
que sospechosa fundación cuatro años antes del “Caso Runciman”: la
Nueva Observancia Templaría. La otra orden, o bien es inexistente (una
mera puesta en escena) o, por el contrario, habría sido la verdadera
impulsora de la investigación, valiéndose para ello de las supuestas
buenas relaciones referidas para acceder a ciertos archivos vaticanos.
- El informe Runciman. El resultado del estudio encargado se plasmó en un
informe, cuyo original se habría entregado a quienes lo pagaron: las
órdenes neotemplarias... Esperemos que, en última instancia, realmente
no fuese la propia Sede Pontificia.
Dado que está totalmente descartado que la copia estudiada de los
Estatutos de Roncelin en 1967 fuese la que se conserva en Hamburgo, los
responsables de la Biblioteca Corsino de Roma tendrían que ser la fuente
primaria a la que acudir en busca de pistas, debiendo ser conscientes, eso
sí, de que “con la Iglesia hemos topado”... Afortunadamente, lo que no
parece probable es que el honorable e insigne
Runciman haya conseguido llevarse su secreto, el secreto ulterior del
Temple, a la tumba...

ESCUDO DE ARMAS DE
RONCELIN DU FOS

II

MAESTRE RONCELIN DU FOS


Dr. Carlos Raitzin

Con alta probabilidad Maestre Roncelin nació en Marsella donde residía su


padre Roger du Fos. Era vástago de una poderosa familia, la de los señores
de Fos, con fama de belicosos, rebeldes y renuentes a todo vasallaje, amos
del pequeño puerto de Fos-sur-Mer. A la muerte de su tío Bertrand su padre
se instaló en Hyéres donde aquel vivía solo. La familia prestaba particular
atención al Temple, el que poseía encomiendas en Provence. Su pariente
Hugues de Fos había sido Maestre precisamente allí.

Eran los Fos propietarios de tierras al este de la embocadura del Rhône (la
mitad oriental de la diócesis de Toulon) y obtenían grandes utilidades de la
comercialización de la sal.

Roncelin era el hijo menor y, de acuerdo a las costumbres de la época,


estaba destinado al clero. Joven ingresa a la Orden del Temple. Muchos
fueron sus viajes y pronto alcanza altas dignidades. Así es que lo
encontramos mencionado como Maestre de la casa de Tortose en Siria
donde, el 17 de junio de 1242, se halla presente en un arbitraje entre el
Temple y el Hospital.

Una tragedia espantosa había ocurrido en la adolescencia de Maestre


Roncelin y lo marcó profundamente para toda la vida. En Béziers, no lejos de
Fos, 100.000 cátaros habían sido masacrados el 22 de julio de 1209 por el
ejército de Simon de Monfort. La orden de este es conocida “Matadlos a
todos, Dios reconocerá a los suyos”. El joven vizconde Roncelin contaba a la
sazón unos quince años y comenzó a detestar a la tan intolerante iglesia
católica por esta carnicería. Esto lo motiva para ayudar a los cátaros en
carácter de vasallo del rey de Aragón en la batalla de Muret en 1213. Sin
duda este espíritu belicoso y antieclesiástico era el signo de su familia que
no se sometía a nadie y que, cuando no había enemigo a la vista, luchaban
entre ellos.

Roncelin nació y vivió en el medio de los Templarios pero paralelamente a su


labor en la estructura visible de la Orden participó en en el trabajo del
Templi Secretum. Nos ilustran al respecto los interrogatorios a los
Caballeros durante el infame proceso, interrogatorios llevados a cabo por
gente hábil y astuta, interesada en descubrir que ideas circulaban en el
Temple. Pues la cuestión residía en saber si los Caballeros habían adoptado
el gnosticismo, maniqueísmo o el catarismo y el grado de su adhesión a
doctrinas dualistas sostenedoras de la existencia de dos divinidades: el Bien
y el Mal. Incluso preocupaba la cuestión de si se habían convertido al Islam.
Pero, por sobre todo y lo primero en importancia, era establecer si los
Templarios consideraban a Jesús como un falso profeta, como un criminal
común crucificado por sus delitos. Si esto era así los Templarios estaban
crucificando a Jesucristo por segunda vez como declaró absurdamente el rey
Philippe le Bel.

Los Inquisidores conocían muy bien este enigma. Cien años antes algunos
cátaros conocidos como los Perfectos ya sabían de esta versión de Jesucristo.
Todo esto era conocido por los altos dignatarios de la Iglesia y guardado
celosamente en los archivos vaticanos. Quienes quisieron difundirla, cátaros
y judíos entre otros, fueron perseguidos y muchas veces exterminados y sus
documentos destruidos. Pero, antes de su destrucción, los cátaros
informaron al Temple, el que debió padecer a su turno tortura y muerte.
Durante los interrogatorios en el proceso al Temple algunos prisioneros
evidenciaron que poseían conocimiento al respecto. El problema es sin duda
el detectar sus fuentes de información ya esta proviniera de manuscritos
hallados en Tierra Santa, ya fuera comunicación de sabios Iniciados árabes o
cabalistas judíos o bien que proviniera de los Perfectos cátaros. El hecho
reside que el Jesús histórico difiere considerablemente de la leyenda que la
Iglesia Católica impone a sus fieles. Lo más probable es que tales secretos
fueran perfectamente conocidos por los Maestros de la Orden Secreta
(Templi Secretum) en los más altos niveles de la Orden. Que tal organización
oculta existía no cabe la menor duda. Poseemos testimonios de antaño al
respecto. En Inglaterra durante el proceso a la Orden, los Caballeros William
of Poklington, Stephen of Stapplebrugge y John Stoke declararon
paladinamente: "En el Temple hay dos clase de recepción. La primera
supone el ingreso a la Orden y transcurre sin nada especial en las
ceremonias. La segunda tiene lugar años más tarde, a veces muchos. Está
reservada a unos pocos y es muy secreta". "Todo esto era y sigue siendo
rigurosamente exacto. Uno de los dignatarios de la Orden, Geoffrey de
Gonneville, Gran Preceptor de Aquitania y Poitou, declaró en el proceso:
"Muchos suponen sin saber que las ceremonias secretas son algo malo y
contrario a Dios, introducido por el Maestre Ronscelin du Fos. El hizo
modificaciones en los Estatutos de la Orden", aclarando acto seguido que
todo cuanto se hacía era bueno, noble y reservado a las almas más puras, lo
que también es absolutamente exacto. En la Orden primitiva, sin embargo,
el Gran Maestre no podía acceder a los niveles y Grados más altos pues él
debía ser ante todo un guerrero y no un esoterista. Vemos que el Temple no
era ni es lo que suponen muchos imbéciles confundidos que se dicen
templarios y que reducen su vida espiritual a misa y comunión todos los
domingos.

Precisamente fue al parecer Roncelin du Fos quien introdujo la denegación


de Jesús como Profeta. Mucho sabía él de la verdadera historia de los
orígenes del cristianismo. Su tésis era la negación de la divinidad de Jesús y
un retorno al Dios Único común a cristianos, judíos y musulmanes. Así surge
dentro del Temple una estructura o jerarquía oculta cuyos miembros no eran
conocidos por la mayoría de los Hermanos. Hay quienes sostienen que de
ahí surgió el uso de rechazar la cruz. Quienes se negaban a hacerlo eran
enviados a luchar y morir en Tierra Santa, los que acataban permanecían en
Europa a fín de ser gradualmente introducidos en los conocimientos
esotéricos. El objetivo último era el ideal sinárquico de conquistar el mundo
entero para el nuevo ideal. Al saberse esto por infidencia de algún Caballero
constituyó un nuevo y poderoso motivo para que Philippe le Bel y su aliado
Clemente V quisieran destruir la Orden del Temple. Pero había otros
rencores y otras causas, entre ellos la cuantiosa deuda del rey con el tesoro
de la Orden. Y así naufragó el proyecto que hubiera conducido a una Europa
unida y a una religión común para todos.

Pasemos a la época en que Roncelin du Fos se desempeñó como Maestre de


la Orden en Provence de 1248 a 1250. Durante este período el debió
manejar muchos asuntos, especialmente cuando fue enviado a España por
Guillaume de Sonnac en remplazo de Fr+ Pelage enviado a Damieta.

Se afirma que en Mallorca él asistió a la ruptura de Provence con Aragón y


que se alió con Guillaume de Sonnac.

De 1252 a 1256, como Maestre de Inglaterra debió resolver diferentes


litigios en ese país. De retorno en Francia y de nuevo Maestre de las casas
en Provence de 1260 a 1278, llevó a cabo su tarea con eficacia acordando
derechos en diversas comunas de Occitania, recibiendo muchos legados
para la Orden y atrayendo a esta muchos nuevos Hermanos Caballeros.

En 1272 logra persuadir u obligar al obispo de Avignon, donde Maestre


Roncelin residía habitualmente entonces, a construir la capilla de la casa
del Temple en esa ciudad. Muchos manuscritos citan su presencia para esa
época en multitud de lugares: en Inglaterra, en España, en Tierra Santa y
en las ciudades siguientes: Port-Sainte-Marie (Le); Marestaing; Larramet;
Martel; Carnac; Loupiac; La Selve; La Clau; Carcassès; Jalez; Puy-en-Velay;
Arles; Fos; Valence; Lus; Toulouse; Tortose (Terre Sainte) ; Orange; Saint-
Gilles; Richerenches; Montpellier; Roaix; San Juan deAcre (Tierra Santa);
Lacapelle-Livron; Drulhe; Avignon; Vaour; Montricoux; La Ville-Dieu-du-
Temple; Gap et Embrun; Marseille; Sainte-Eulalie-de-Cernon. Estos múltiples
viajes nos hablan de la importancia y rango que había alcanzado Maestre
Roncelin dentro de la Orden del Temple.

Es interesante señalar que existe un manuscrito sobre la genealogía de los


Señores de Fos en el que se menciona que Roncelin de Fos desposó a
Mabile d’Agoult. Esto fue sin duda una contravención a la Regla del Temple.
De ese matrimonio nacieron cuatro hijos: Rogeiret, Rossolin, Rossolinette y
Consoline.

En 1278 hallamos a Roncelin en la casa de Sainte-Eulalie de Cernon. Es muy


probablemente en esta comandería de Larzac, país de su gran antepasado
Arnaud de Bedos, que Maestre Roncelin falleció cuando tenía alrededor de
ochenta años de edad. Y se llevó con él secretos no develados.

Las dos funciones de Roncelin de Fos, alto dignatario de la Orden del Temple
y Maestre de la Orden Secreta nos recuerdan a las dos caras del Baphomet.
Y cabe preguntarse respecto de la relación de este último con la “ciudad de
los sacerdotes druidas” o Bethphagé, mencionada en la carta no. XII de San
Bernardo de Clairvaux a Hugues de Payns. Esto tiene relación con el
Bautismo del que se denomina Hombre Primordial entre los celtas, lo que
corresponde a quien no ha iniciado un camino iniciático. Y es ---tradición de
que San Bernardo fue iniciado en su juventud por los druidas, iniciación que
a su vez transmitió a los Caballeros fundadores del Temple.

En 1240 el copista Robert de Samfort, Procurador del Temple en Inglaterra,


redacta sobre pergamino una parte de la famosa regla secreta de la Orden,
si bien hay autores que afirman que la primera parte fue escrita por Mathieu
de Tramlay.

Hacia fines del siglo XVIII, Münther, obispo de Copenhague, descubrió en los
archivos del Vaticano el manuscrito en cuestión conteniendo los estatutos
secretos del Temple. Existen al parecer dos copias, una en el Vaticano y otra
en Hamburgo.

SELLO DE RONCELIN DU FOS

Utilizado en el sur de Francia en la segunda mitad del


siglo XIII el Agnus Dei, sello de Roncelin du Fos, a la sazón
Maestre del Temple en Provence. El asta sostenida por el
cordero lleva la cruz paté. (Archivos departamentales de
Bouches du Rhône, Marsella).

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