Está en la página 1de 1

Hace ya 20 aos VS Naipaul escribi Among the believers, un largo libro -ahora publicado en castellano- acerca de su viaje por

los pases convertidos al Islam. Su reflexin es que culturas tan ricas, complejas y antiguas como las de Persia o Malasia, fueron negadas, olvidadas y hasta borradas por sus habitantes para poder as adoptar la fe de los conquistadores rabes. Adems de establecer un paralelismo con los conquistadores espaoles, Naipaul habla del pernicioso efecto del fundamentalismo y de las nefastas consecuencias del colonialismo cultural que tanto detesta y que resume como una profundsima falta de autoestima. Todo esto lo digo por el lamentable asunto del escudo de armas de Caracas y los leones que no gustan a los concejales del Municipio Libertador. Es bueno que hablemos de estas cosas. Nosotros, los habitantes de pases nuevos con culturas en construccin, con ciudades precarias y democracias jvenes y vulnerables, con historias recientes y hechas de retazos, tenemos por fortuna todo por hacer. Pero aunque haya tanto por hacer, y aunque amemos u odiemos lo que hemos hecho, necesitamos esos poquitos smbolos que ms o menos nos identifican, esas palabras que designan espacios afectivos. Ojal Santiago de Len de Caracas tuviera ms majestuosos leones en muchos otros sitios, para que inspiraran dignidad y orgullo en los caraqueos, ojal la reina Mara Lionza extendiera sus brazos en algn hermoso parque y sus devotos pudieran honrarla en paz y no en medio de una autopista. Ojal se dejara or libremente la hermosa msica de nuestros nombres indgenas, Los Teques, Chacao, Chacato, Petare mezclados con nombres como Altamira, ejemplo de la vieja tradicin espaola. Ojal que el museo del Oeste Jacobo Borges se llamara simplemente Museo de Catia, y la Cota mil, Cota Mil, y el Parque del Este, Parque del Este... ojal que algn da se admitiera que la avenida Victoria es la avenida Victoria y no presidente Medina porque as es como la reconoce la gente y a la gente no le gusta que se le impongan las cosas, especialmente cuando son tan importantes. En fin, yo digo que hagamos odos sordos a estos remedos fundamentalistas que con tanta vanidad pretenden modificar nuestros nombres con la ilusin de dejar su diminuta huella y devolvamos a las palabras su sentido y a esta hermosa ciudad el respeto que se merece.

También podría gustarte