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La plaza estaba a rebosar. Algunos sentados en el suelo, algunos de pie.

Otros golpeaban cubos sin cesar, como queriendo llamar la atencin. Algn grito acompaado de silenciosas manos levantadas. Muchos ojos vigilaban con cautela por si se daba el momento oportuno para intervenir e imponer su autoridad. El calor acrecentaba la pasin de todos los all presentes, y el olor de la mezcla de alimentos era una sea de identidad inequvoca del emplazamiento. No haba distincin alguna, ni por posicin econmica, ni por raza, ni por gnero,... all todos eran iguales y todos tenan el mismo derecho. Daba igual lo que hubieran hecho durante el ao, el da y la ocasin lo merecan: empezaban las vacaciones de verano y todos los nios las disfrutaban.

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