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Tales circunstancias provocaron a comienzos del siglo XX, con objeto de atajar
y frenar la usura, se dictara la Ley de represión de la usura. Dicha ley se encuentra
todavía vigente y es objeto de una relativamente amplia aplicación judicial, pues tuvo el
acierto de convertir en eje de su regulación no la idea de establecer un tope de los
intereses convencionales; sino, por el contrario, recurrir al criterio de considerar nulos,
por usuarios, los contratos de préstamo cuyo interés fuese notablemente superior al
normal del dinero y manifiestamente desproporcionado “Artículo 1 será nulo todo
contrato de préstamo en el que se estipule un interés notablemente superior al normal
del dinero y manifiestamente desproporcionado con las circunstancias del caso o en
condiciones tales que resulte aquél leonino, habiendo motivos para estimar que ha sido
aceptado por el prestario a causa de su situación angustiosa, de su inexperiencia o de lo
limitado de sus facultades mentales”..
El anatocismo.
Anatocismo es un término griego, comúnmente utilizado por los juristas para
evitar la redundancia que supone hablar del “interés del interés”. El anatocismo radica
en saber si los intereses vencidos (y, claro es, no satisfechos) generan a su vez el interés
fijado para la obligación pecuniaria, ya convencional, ya legalmente.
Curiosamente, frente a la amplia tradición histórico-jurídica contraria a los
intereses, el Código Civil se muestra extraordinariamente permisivo con el anatocismo
y, legalmente, presume de su existencia en caso de reclamación judicial: “los intereses
vencidos devengan el interés legal desde que son judicialmente reclamados, aunque la
obligación haya guardado silencio sobre este punto” (artículo 1.109.1). Por
consiguiente, convencionalmente, cabe considerar igualmente posible que los intereses
devengados y no satisfechos generen también intereses desde el mismo momento en
que, debiendo haber sido atendidos, han quedado impagados.
En la práctica bancaria el anatocismo convencional constituye la regla de general
aplicación.
Interés legal e interés básico del Banco de España bajo la legislación franquista
Las leyes tributarias de lo años setenta elevaron el interés legal para las deudas
tributarias, mediante la técnica de utilizar otro parámetro diferente: haciendo coincidir el
“interés de demora tributario” con el interés básico del Banco de España, que en 1977
era del 8%, es decir, el doble que la tasa del interés legal propiamente dicho.
En efecto, el inalterado mantenimiento de una tasa tan irreal de interés legal
obligó a las autoridades económicas a jugar, a efectos tributarios, con otra variable hoy
en día intranscendente: el interés básico del Banco de España, que pasó así a convertirse
en un parámetro conocido por los agentes financieros y por los técnicos de Hacienda,
pero desconocido para el gran público e incluso para los juristas que prestaban escasa
atención al Derecho Público.
La Ley 24/1984, de 29 de junio, sobre modificación del tipo de interés legal del
dinero
Para su fecha y para quien conozca el iter parlamentario, puede colegirse
fácilmente que esta Ley, fue una de las primeras iniciativas legislativas asumidas por el
primer gobierno del Presidente F. González.
Es uno de los pocos textos legislativos contemporáneos donde la Exposición de
Motivos, es mucho más densa que el propio articulado.
Su contenido normativo es paladino, y simultáneamente de gran concisión.
1º, se identifica el interés legal con el tipo básico del Banco de España,
salvo que la ley de presupuestos establezca uno diferente
2º, dicho interés era aplicable cualquiera que sea la naturaleza del acto o
contrato de que se derive la obligación.
3º, se establece finalmente una disposición transitoria (técnicamente
intachable), una derogatoria (derogadora del art. 1.108.2 del CC…), y una disposición
final.
La exposición de motivos, es enjuiciosa y demostrativa. La exposición de
motivos comienza por recoger el estado normativo anterior para acreditar el cambio
legislativo realizado por la Ley 24/1984; establece el mantenimiento de la tasa legal a
un 4%; e indica cual es la ratio legis de la reforma introducida.
del Estado para 1986 se establece el interés legal del dinero, con carácter general y se
fija un interés de demora a favor de la Administración tributaria.
A partir de entonces, las sucesivas Leyes de Presupuestos, han previsto para su
anualidad correspondiente un interés de demora en favor de la Administración
Tributaria que supera entre un 20 y 36 por 100 al tipo fijado en cada año como interés
legal del dinero.
3.5 Mora plurianual y obligación de intereses. (añadir alguna nota del esquema de
clase)
Dado que la tasa del interés legal propiamente dicho es objeto de fijación anual,
cada día es más frecuente en las operaciones contractuales plurianuales fijar el interés
convencional por referencia al interés legal, incrementándolo en “x” puntos.
De otra parte, hay previsiones legales que, en vez de reenviar los intereses
moratorios al valor entendido “interés legal”, se caracterizan por fijar una tasa o tipo fijo
de interés (también ex lege, por tanto) fijo y determinado. Por ejemplo, el Estatuto de
Trabajadores establece que “el interés de demora en el pago del salario será del 10 % de
lo adeudado”.
Otras previsiones normativas, toman como índice base el interés legal,
incrementándolo en una cuantía o en una proporción determinada:
La Ley de Enjuiciamiento Civil establece que, cuando la resolución de un
Tribunal condene al pago de una cantidad líquida, ésta devengará a favor del acreedor
un interés anual igual al del interés legal del dinero incrementado en dos puntos, o en el
que corresponda por pacto de las partes o disposición legal.
Obsérvense que, entonces, aunque no haya intereses moratorios propiamente
dichos, si hay sentencia de condena a una cantidad líquida, ésta generará por sí misma
intereses desde el pronunciamiento judicial.
Ley 3/2004, de 29 de diciembre, por la que se establecen medidas de lucha contra la
morosidad en las operaciones comerciales
El interés de demora esta regulado en el artículo séptimo de la citada ley. Los
términos del referido artículo son los siguientes:
Artículo 7. Interés de demora.
1. El interés de demora que deberá pagar el deudor será el que resulte del
contrato y, en defecto de pacto, el tipo legal que se establece en el apartado siguiente.
Noelia María Barrameda García Página 10
2. El tipo legal de interés de demora que el deudor estará obligado a pagar será la
suma del tipo de interés aplicado por el Banco Central Europeo a su más reciente
operación principal de financiación efectuada antes del primer día del semestre natural
de que se trate más siete puntos porcentuales.
Por tipo de interés aplicado por el Banco Central Europeo a sus operaciones
principales de financiación se entenderá el tipo de interés aplicado a tales operaciones
en caso de subastas a tipo fijo. En el caso de que se efectuara una operación principal de
financiación con arreglo a un procedimiento de subasta a tipo variable, este tipo de
interés se referirá al tipo de interés marginal resultante de esa subasta.