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7. La geografia del arte Alli donde el hombre cultivado capta un efecto, ef hombre sin cuttura pesca un resfriado. ‘Oscar WILDE Mientras el hombre mantiene los ojos fijos en el cielo, no mira a la tierra y a los demds hombres. Paisajes y rostros pro- fanos aparecen més 0 menos en el mismo momenta en la pin- tura occidental, pues no sé ama lo que no se ve, sino que se ve aquello que se ama. La naturaleza y el arte como valores se han engendrado uno a otro. ;Pueden sobrevivirse? EL PAISAJE AUSENTE En muchas culturas no existe palabra para decir «paisaje» (nues- tros antepasados atravesaron durante mucho tiempo «paises», no Ppaisajes). En muchas culturas tampoco la hay para decir «arte». Cu- riosamente, son las mismas. Para atenernos al 4rea de nuestra civili- zaci6n, el helenismo, el universo bizantino, la latinidad medieval. EL arte, el paisaje, el carmpesino; cuando se han perdido es cuan- do se los descubre. Siempre ha habido anatomias, pero el desnudo data de ayer. Siempre ha habido montafias, bosques y rios en torno a parajes ha- bitados, como efigies, graffiti y piedras alzadas en medio de los gru- pos sedentarios. Pero la naturaleza no crea ni el culto de fas bellezas naturales ni la presencia de imagenes talladas, la sensibilidad estéti- ca. El espectdculo de una cosa no es dado con su existencia. Prueba de ello: en Occidente han hecho faita dos milenios para instituir, en- cuadrar, poner de manifiesto y proferir ese ultraje a Dios, esa sub- www esnips.com/web/Communicatio 162 EL MITO DEL ARTE version egocéntrica, ese artificio de interpretacién que es «el paisa- je». La China taoista lo practicaba desde el principio de nuestra era, en sus rollos y sus biombas, a su manera, atmosférica, totalizante y dindmica. Pero hasta el siglo xvi Europa ignoraba incluso la pala- bra, aunque la belleza del mundo no la haya esperado, Entre noso- tros se sefiala su primera aparicion en 1549 bajo la pluma erudita del humanista Robert Estienne. La palabra no designa el campo sino una especie de cuadros, Dos siglos mds tarde, en la Enciclopedia, el articulo paisaje designa todavia, de manera exclusiva, «ese género de pintura que representa los campos y los objetos que se encuen- tran en ellos». La aventura de las palabras describe bien el hecho, y en orden, La reproduccién ha precedido al original, ¢l in vise ha hecho el in situ. Los pintores han suscitado los parajes, y los paisajes de nues- tros campos han salido de los cuadros del mismo nombre. La mira- da sobre la naturaleza es un hecho de cultura, cultura que fue visual antes de ser literaria. Pintoresco viene del italiano pittore, pintor. Otros dir4n lo que nuestros bosques deben a Ruysdaél, nuestros ma- tes a Claude Lorrain y a las marinas de Vernet, nuestros valles a Poussin, nuestras montaiias a Salvator Rosa. Los historiadores de las mentalidades nos han ensefiado que la montajfia y el mar son ins- tituciones culturales. El medidlogo toma nota de que «naturaleza» y «arte» son categorias abstractas que en realidad no existen indepen- dientemente una de otra. Un arte ha engendrado nuestra naturaleza. Y una naturaleza ha engendrado nuestro arte. De ahj la pregunta de hoy: cuando esa naturaleza se transforma, jqué queda del arte? Cuando ese arte desaparece, qué queda de la naturaleza? Pero empecemos por el principio. Un mismo movimiento de la sensibilidad, en el umbral de] Renacimiento, ha «artializado» jas imagenes y ha «paisajizado» el pais.’ Un mismo gesto de retroceso, un mismo descubrimiente no de América, sino de lo mas familiar (e] Nuevo Mundo posiblemente ha ayudado a ver mejor el Antiguo), han estetizado el medio natural y cultural, por un alejamiento de lo més usual, Encuadre, escala, simetria, tabulaci6n: estos ejercicios de visién transforman en cuadro un estado cadtico del universo. Como si el desplazamiento de! «punto» para acomodarse mejor a la mira- da sirviera }o maravilloso a domicilio, desplegando de repente ante nuestros ojos un sorprendente cuadro de esplendores y curiosidades. Se ha ennoblecido lo vil al considerarlo digno de ser pintado, «pin- 1. Alain Roce, Nus et paysages. Essai sur la fonction de Vart [Desnudos y pai- sajes. Ensayo sobre la funcién del arte}, Pacis, Aubier, 1978, www esnips.com/web/Communicatio

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