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Hoy, Seor, quisiera hacer un rato de oracin para agradecerte tu enseanza.

T enseabas con autoridad y lo hacas siempre que te dejbamos, aprovechabas todas las ocasiones: claro!, lo entiendo, Seor, tu misin bsica era transmitir la Palabra del Padre. Y lo hiciste. Hoy, colgado en Internet te digo: Hblame, que quiero hacer un rato de oracin como fiel discpulo. Primero, quisiera pedirte capacidad para aprender lo que enseas y, segundo, saber ensearlo. Reconozco que es muy fcil caer en el error de hacerte decir cosas que T no has dicho y, con osada malvola, intento que T digas aquello que a m me gusta. Reconozco que quiz soy ms duro de corazn que aquellos oyentes. Yo conozco tu Evangelio, el Magisterio de la Iglesia, el Catecismo, y recuerdo aquellas palabras del papa Juan Pablo II en la Carta a las Familias: El proyecto del utilitarismo asentado en una libertad orientada segn el sentido individualista, es decir, una libertad vaca de responsabilidad, es el constitutivo de la anttesis del amor. Seor, rompe mi corazn deseoso de felicidad utilitarista y hazme entrar dentro de tu verdad divina, que tanto necesito. En este lugar de mirada, como desde la cima de la cordillera, comprendo que T digas que el amor matrimonial es definitivo, que el adulterio adems de ser pecado como toda ofensa grave hecha a ti, que eres el Seor de la Vida y del Amor es un camino errado hacia la felicidad: Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aqulla (Mc 10,11). Recuerdo a un joven que deca: Mossn el pecado promete mucho, no da nada y lo roba todo. Que te entienda, buen Jess, y que lo sepa explicar: Aquello que T has unido, el hombre no lo puede separar (cf. Mc 10,9). Fuera de aqu, fuera de tus caminos, no encontrar la autntica felicidad. Jess, ensame de nuevo! Gracias, Jess, soy duro de corazn, pero s que tienes razn.

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