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Sed

Un manantial eterno de perdn dispones ante m, para que beba ms pones una sola condicin que te suplique por esa agua nueva. Se Seor que mi sed es sed impura y que anhela bebidas perniciosas, que ha libado en tabernas de amargura, que a tu fuente ha ignorado desdeosa. Digno soy por mi estado de doblez, ay!, de ser arrojado en el desierto a una muerte preada de memez, por haber desodo tus asertos. Sin embargo te vuelves hacia el hombre imprimiendo a su sed tu claridad, hacindole saber que entre tus Nombres relampaguea la suma Bondad. No computes, Seor, mi sed inicua, ni mis largas borracheras de antao, no me enrostres mis faltas ms conspicuas ni el haberme salido del rebao. Haz sonar el murmullo de tu cauce, que resuene en arrullo musical, e inclinadas, mis ramas como un sauce, se embriaguen con tu copa celestial.

Planta en m tal sed que de tus aguas no se canse y sean su nico deseo, que me dirija en la pendiente ardua, como el hilo conductor gui a Teseo. Y vendrn, a tus pies, los afligidos, tras mi rastro a beber de tu cascada, estupor de borracho corregido extasiado de ver la madrugada. Resctame del yermo desolado ven a m, Acqua Viva de la piedra rigame con el Agua del Costado y subir por Ti como la hiedra. Vengo solo, Seor, vengo desnudo, no te traigo otra cosa que mi sed. Me presento ante Ti como aquel mudo, con saliva confrmame en la fe. Mi ofrenda, mi Seor, es la congoja, un corazn de mucho padecer, quebradizo y reseco, si lo mojas, y T lo ablandas, volver a nacer. Sacia, mi Dios, la sed del ancho mundo, a todo el orbe dale de beber y entonces s, como frutos fecundos, aceptars primicias en tu haber.

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