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UNA SOLA CENIZA, UN RECUERDO. Debajo de las cenizas remov, una a una buscando un pedazo de carbn rojizo.

Una pequea chispa, solo una tenue llama. Pero con las manos grises y hmedas debajo de todo no encontr nada... En vano quite las lozas del suelo, cave sobre la piedra, cada vez mas hondo. Dentro de ese hueco ahogue su nombre y el silencio lo consumi todo. Fuera de nuevo con la mirada baja y polvorosa me tumbe en el suelo. Intentando dormir, me abrase del silencio y acompaado de la soledad empez la insomne noche. No haba dioses, ngeles o luna. Solo oscuridad y ausencia. La sensacin de una nada que lenta y sutilmente lo alcanza todo. A cada parpadeo de nuevo su imagen, su ojos, su manos. La melancola de un beso, de cada caricia se hundan en los huesos hasta la medula. Solo tena el regazo de la roca fra y la oscuridad como nica imagen. Ni un fsforo que me iluminara o una lucirnaga cautiva. Habrn pasado das quiz semanas. Como saberlo sin sol o luna? El letargo ha comenzado y como la roca que erosiona el viento se queda la carne esperando. No mas sueos, no hay deseo, ni siquiera delirio. El instinto se ha apagado, ni animal o hombre quedan. Solo una lapida en el suelo, una sin nombre. Sin dueo. El epitafio no esta escrito y solo viajando entre mundos, busco un extrao uno vivo, que pueda labrar la roca. Que me regale un nuevo nombre, que termine esta existencia para dejar la tumba y marcharme. Para partir sin retorno para viajar a las estrellas y perderme en el horizonte.

Isaac Alonso Palacios

Junio 2011

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