se de su familia, no se, tal vez por fortuna, nada. ¿Que queda?, tal vez los ensueños libres del lastre del conocimiento, de detalles que me hicieran pensar en buscarla, no, no hay el mínimo indicio de quien fue, de quien era, así puedo soñar con lo que soñaba entonces, en verla pasar como invitándome a hacer más por ella, el que fui el que sigo siendo ahora es lo mismo y soy, como ella era, y soy como ella es, un recuerdo hundido en el pasado que no llega al presente mas que en sueños, en evocaciones de recuerdo breves que tal vez por eso se han vuelto perennes. No hay historia que se olvide, no hay palabras que se omitan, no hay mas que un sueño que la vista y los sonidos fijaron, cuando el timbre del piano, entonces canto celestial, oía en las afueras de su casa, ensayos, ejercicios mas yo que sabia, como ahora no se y no importa que tocaba en el piano si al fin lo que sentía era el deleite de escuchar y el sentir que ese sonido tocaba de mi lo mas intimo, quedando guardado el gozo de momentos irrepetibles pero firmes, los que de cuando en cuando se asoman y me dicen que entonces soñaba y me dicen que, sigo siendo el mismo, reflejado en mi sueño. Heriberto Frías (1960?)