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3. ¿PsrcoaNÁusrs o psrcornRAprA?

¿Cuál práctica después del pase?

El pase, en la conclusión de un análisis, modifica la


conducción de.las curas dirigidas por el pasante (si éste
había iniciado va una práctica como analista desde hacía
cierto tiempo, como sucedió en mi caso). Esta modifica-
ción es un verdadero "efecto-de-formación"; no es pfo-
:i gresiva o lineal, sino repentina, tal como un fenómeno de
,4,

ri
.l vuelco. Es, sobre todq el resultado de la posibilidad del acto
).

i1
analíticq que se encuentra iiberado de una nueva manera,lo
ii cual por mi parte hizo contraste con mi práctica anterior. Es
ri un efecto de aliüo, puep, al mismo tiempo,la clínica del caso
apuecemás simple y el acto más evidente. El pase conlleva,
así, una especie de efecto de control generalizado sobre los
casos. No pienso que este efecto sea permanente o definiri-
vq pero se maqifiesta durante un cierto tiempo. Mi conclu-
sión de la cura me aclaró, de esa forma,la diferencia entre el
psicoanálisis y la psicoterapia disfrazada de psicoanálisis. Ntre
aclaró, de i¡¡:al forma, la tensión enrre psicoanálisis purg y
psicoanáüsis apücado a ia terapéutica; sobre todq melare-
ce que el psicoanálisis aplicado si¡¡:e siendo un "verdadero
psicoanálisis", como lo dijo Lacan, pues no excluye mo-
mentos de psicoanálisis puro.

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Las respuestus {lel psicorttl(tl ista l>a/ttrk i\lon¡tbol

El frn ), iosmeclios puestos en iuego en un análisis un "sílltoma" en el senddo analíuco, es decir quc debe
son radicalmente diferentes a los que operan en una psico- "diviclir" al paciente, retomanc{o un términc¡ de Lacan. [-]n
terapia, sea cual sea la técnica utilizada en ella' síntoma analítico es diferente de un síntoma médico o psi-
E,sta brecha concierne al psicoanálisis destinado a pro- cológico. LIn síntama analítico debe firncionar como enis-
ducir un psicoairaiista al flnal (eso que nosotfos llarnarnos ma, y debe hacer llamaclo.al saber inconsciente: es esa la
"psicoanálisis puro"), peto también al psicoanálisis "apli- clifercncia. E,stc llamaclo al s¿ber sc sitúa muv bien
caclo a ia terapéutica", que se debe clistinguir de la empresa clinicamente' pues está marcado por la aparición de las
psicotcrapéutica. formaciones dei inconsciente, tales como sueñ.os, lapsus,
olvidos" etc. Decimos, entonces, que el síntoma divide al
sujeto, pues ernpieza a "querer decir algo" que es desco-
iQué respue$ta al sufrimiento?
nocido para é1, es decir, funciona como una metáfora cuyo
Estci plantea primero en un analista la cuestii:n ética sigpificado escapa al sujeto, corl sus efectos de angustia y
o'preocupación cle curar". Esta cuestión es aun más perpiejidad. Irio es suficienrc, entonces, que el paciente diga:
cle la
importante si sabemos que un psicoanálisis no puede ini- "Qtdero saber o comprender lo que me ocuffe...", para
ciarse sino a partir de un punto de sufrimiento' Pata cier- que el inconsciente sea interrogado como sat,er. Inrerrc¡-
llr tos auditores aquí, algunas cle las indicaciones que siguen gar al inconsciente es muy distinto de la voluntad de "c<;-
son ya conocidas, pero creCI qLle hay también personas que nocerse". ¡La comptensión es una,intención apreciable, que
están empezando y deben saber esto) corno mínirno, para permite taL vez comenzar una terapia, pero no un análisisl
poder captar el casr: que vendrá clespués' El psicoanálisis, en efecto, no es un uabajo de ref-lexiirn
sobre sí mismo, ni una introspección, como en psicología;
a. La demanda: el síntoma es unü cpnelicíón de lu ei psicoanálisis es prirnerarnente el surgimiento imprevistr:

entrndu en anólisís" del inconsciente bajo la forma de un tropiezo, io cual quie-


re decir que es en primer lugar un fenómeno de incom-
Lacan rechazaba la clernanda de anáiisis de aquellos prensión el que reina. h,l principio freudiano de la "asocia-
que venían a vedo simplemente "para conocerse" o "paf,a ción ül:rc" no apuesta por Ia prcocupación de cleridacl in-
ser analistas"; hacía falta un sufrimiento. Y, por otro iado, rnediata, purs se trata más bien de dejar fluir la palabta y
tampoco eso era suficiente: corno lo verán, en el caso que de favorecer Ia incoherencia. Es por: eso que Lacan elabo-
ies voy a presentar, un tf,astorno del conlportamiento ncr ró la nocién cle Suieto supuesto Saber como resorte sim-
es suticiente, es necesario que este sufrimientO constituva bólico de la transferencia analítica. Verer¡os un ejernplo

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Las respuestas del psicoánalista Pahiik il¡lonrihot

de eilo en el caso clínico en unos instantes. De esa forma, te, pLies eso interrumpe pre¡naturamente cl aná.lisis )¡, de
el analista viene a complctar el "síntoma enigma a desci- todas formas, decía é1, "la curación está de más"; es decir,
frar". "lodtr eso no se hace solo, por la sola virtud clel dis- que ella viene como añadidura, pero no es la preocllpa-
positivo de la escr-rcha: el'analista clebe contribuir ÍeaLzan- ción e sencial. No es sino hasta los años (r0 que Lacan v* a
do actos que permit^n la puesta en lúgar de ese Sujeto modificar su clpinión, pues el ideal de "vetdad" pasa a un
supLl€sto Saber indispensable. Espero mostrarles, con el segundo plano cuando empieza a construir la categoría de
i
caso que sigue, que el analista no es pasivo, yo diría que él lo "real", que es diferente de lo que liamamos comúnmen-
l
no es definido ni por un título ni por un diploma, sincr te la "realidad". Lo real, contrariamente a la verdad a a la
I
I so¡amente por su acto. El acto analítico permite que el psi- realidad, es Lrn imposible a concebir, a decir, a escribir;
¡
coanálisis comience ,v que no se desvíe hacia la psicotera- sin embargo, io real r,.uelve siempre al mismo sirio com<:
I
1' pia. De la misma iorma, el acto analítico, al final de la cura, dificuitad en la vida.
I

i
deberá contribuir a destituir esta suposición de saber para La preocupación de curación, legrtimamente deman-
',i
no eternizar la cura. De hecho, si el saber inconsciente ha dada por elpaciente, puede ser un freno para el anáiisis si se
.1.
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sido suficientemente elaborado pclr el'suje tot y^ no tendrá vuelve tarnbién el ideal que dirige la acción del anaüsta .Lacan

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lugar suponede dicho saber al ana[sta, El ana[sta se hace recomencló a sus alumnos, en su Seminari o I¿ ética delpsicoa-
il
iil¡ "el semblante" del Sujeto supuesto Saber por las necesida- ná/isis, "el no-deseo de cufar". Es un nombre nuevo que
lil
des de la cura, pero él mismo no debe identificarse con Lzcan da al famoso "deseo del psicoanalista" defini-
esta función. Si por rnala suerte el analista se toma a sí do por una ne€lación-. Eso hizo escándalo-aqru en ia época,
mismo por el Otro del saber, hará obstáculo a la elabora- pues es lo contario del ideal de las psicoterapias. Sin em-
ción del analizante. Por ese motivo, la resistencia está del bargo, fue un proceso injusto hecho aLacan, pues él no
É
lado del arialista y no del anaüzante,como lo subrayó Lacan. estaba "contfa la curación".'¡El "no-deseo de curar" no es
ei "deseo de no-curar", muy al contrario! Además, Lacan
b. La respuestü: Is cuestión clel deseo de curar en el indicó quc eldeseo inconscienre "de no curar" se disimula
snülista frecuentemente detás de la demanda terapéutica conscientc
del neurótico. Freud. de la misma forma, mostró bien que
La posición de Lacan cambió con el tiempo. Al prin- la pulsión de muerte concluce al sujeto, a pesar de el mis-
'cipio valora la cu'ración, pues dicho fin es un medio de mo, a la repetición del mismo sufrimiento, siempre reno-
hacer alianzacon la verdad. Sin embargo, Freud había he- vado. La pulsión de muerre.es precisamente un nombre
cho una ad'u'ertencia: no curar demasiado rápido al pacien- freudiano de lo que Lacan llamó "lo real". ¡EI muy carita-

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¡1-.- L,
Lfrs respuestas del psicoanalista Irtr¡*. t\.Ioiltibot

tivo "deseo cle curar" del psicoterapeuta tropieza con este buscarlo durante mucho tiempo y muchas curas se
mecánica infernal! Es el principal factor de fracaso a largo eternizan por csa causa.
plazo de las terapias. Laca"n quería evitar la trampa Entonces: ¿es necesario que el analista reagreglle sen-
psicoterapéutica. El diio: "¡el analista de-caridad!", neolo- tido? Yo creo que no" Ei síntoma, en tanto que enigrna,
gisrno que indica lo contrario de la caridad o de la Preocu- reclama sentido para compietarse, pero eso lo alimenta y
pación humanitaria. "No querer elbien del suieto", corno lo mantiene. Él quiere siempre más sentido. Finalmente, el
él diio, es la única respuesta seria que permite engañar la sentido agtavay relanza el síntoma, de allí la reacción teta-
eficacia dudosa cle la pulsión de muerte.I'zcan,de esa for- péutica negativa en ciertas curas. Es también la meta de las
ma, litigó por el psicoanáiisis y contra la psicoterapia. Es terapias, pues toda.s abogan por el sentido. El analista debe,
por eso también que el término "tetapia de inspiración sobre todo, apuntar a hacer vajer 1o "reai" que centra la
analítica" es inaceptable en nuestro carnpo, el "deseo de ner.rrosis del sujeto, es decir, un punto que justamente es
curar¿' es una línea de división radical entre terapia v anáii- "fuera de sentido" y cuya captación permite orientar un
sis, sin compromiso intermediario. La farnosa noción de fin de análisis. Lc¡ cuai no impide, por supuesto, los efec-
"terapia analítica", que tuvo éxito en el mundo anglosajón, tos terapéuúcos de reducción del síntoma, pero perniite
es inconcebible, pCIr esta razón; a 1o largo de la enseñanza también concluir. El fuera de sentido no es el signo de un
de Lacan, pues la terapia es el reversc¡ del psicoanálisis, si análisis inacabado. Freud mostró, en "Anáiisis terminabie
uno esta orientado por lo real. Es: o uno o lo otro, Pero no e interminable", que la castración es irreducrible" ¡LIno ncr
los dos iuntos. se cuf,a de la-castración, no más de lo que uno puede curaf,-
Verernos, con el caso que sigue, que una gran distin- se de la represión primordial que es Érdaderamente un
ción incompatible entre terapia y análisis procede del es- incurable! Al final de un análisis, el síntoma de inicio cier-
tatuto de la interpretación; que consiste, para el analista, tamentc ha sido modificado y transformado, es menos
en no fabricar un sentido para responder al enigma ciel patológico, pero queda una parte incurable del síntorna
síntorna. El inconsciente es ya una máquina que fabrica con la cual el sujeto debe aprender a desenvoiverse. Lacan
sentido. Vemos bien con los sueños del analizanle, que el FropusCI un final de la cura como una identiñcación con
desciframiento produce sentido y que el sentido pide siern- ese síntoma residual, io cual es una forrna de asumir lo que
pre más sentido. Es un espiral infernal, pues l-acan mos- queda de goce, de pulsional, luego de un análisis.
tró que el suieto dei inconsciente goza fzbúcando senti- Voy ahora a hablarles de un caso para iiustrar lo que
do. Pero el sentido que sería último, conciusivo, el "sen- acabn de decir. Espero poder mostrar que la diferencia
tido del sentido" en cierta forma, no existe. Uno puede entre análisis )¡ terapia no depende de lcs aruificios ctel dis-

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I.',s res!)uest üs dle I p s icoatw.l ¡sta I)a/rirk t\lonrihn¡

positivo, tal como el diván o la pr"rsición acostada del pa- ocurre" l"ci elegí, a la iirversa cle los padres, no alarmarme,
ciente; la diferencia está en la "ct'raiidad" ciel '.rcto que in- a pesar del carácter urgente cle la sitr-racicit'1" e s apenas si lo
¡luce -_ó n¡;- el cliscurso analítico. Para hacerles captar escucho que el niño terrnina por asoml:rarse, casi disgr"rs-
bien la diferencia, voy a presentarles un caso de rni prácti- tado dice: "¿Es que acaso rnis castigos te preocupanl ¡Pa-
ca que elimina cle plano estos artificios: voy a hablarles de reciera que te da igual.,. ni siquiera me miras...!", a io cual
un niño en análisis. yo responrlo: "Sabes, lo que es preocupante de ti, no es
eso en lc, absoluto...". X sin más precisiones, interrumpo
Caso clínico la sesión. H,l vuelve perplejo y busca interesarnle por me-
clio de un trozo de saber: "Yo me castigo porque tengc)
Rafael tiene ocho añas; no quiere beber ni comer más. secretos dc fanlilia... cs mi vida privada... no puedo decir
Esto es reciente, él no tiene nada de un anoréxico. Se defi- más". Yó ie contesto: "¡Eso no es necesario, adiés!". I-as
ne a sí misrno como rln "huelguista del hanlbre" y preten- sesiones son cortas, ffiüy escandidas; io cual es necesario
á. q,r*r*t cas{igarse. Se inflinge también diversos castigos para introducir al niño ai enigrna del deseo del Otro, b,ajo
de colegial; en resurnen, ¡:iensa que es culpable, perü pre- la fcrma de un: t'¿Q.ré quiere él de mí finalrnente, si no
ci.sa "no saber exactamente por q.ré". No sufte cle la prira- son'mis problemas lo que le interesan?". La entrada en
ción'irnpuesta y acepta venir a habtlarme... unicamente para análisis es siempre puntuada por esta preltunta: "¿Qué quie-
tranquilizar a sus paclres, de quienes dipe, "sufren mucho"- re el Otro?". Las sesiones cortás {o, al rnenos, de duración
Su cornportamiento, uno lo ve, no harc pwa nada síntorna vadable) tienen como finalidad sorprender y favorecer el
para éi. Diríamos, con Lacan, que él es "el sínte;ma cle lo surgirniento delinconsciente, que no conoce el tjempo del
que no funciona en los padtes", lo cual a continuación cronómetro y que prefiere el de la itrupcién fulgurante.
será confirmado. Pero eso no hace síntcima para él; por I,^ continuación lo verificó: produio un efecto subie-
otro lado, son los padres quienes demandan una "terapia" tivo inespetrado, Rafael viene a hal:larme de una forrna-
para ei niño; él no demanda nada-' ción del inconsciente> un olvido, lo cual es más L'ien un
Problerna: ¿cómo transformar la demanda de terapia buen signo. Yo no rne precipité, nótenlo bien, a deseal su
de los padres en demanda de análisis dei niñol Éso es im- curación como lo habría querido una lógica
posible sin ia operación del deseo del analista. ¿Córno sus- psicoterapéutica, sino a desear su entrada en anáiisis- É1
cit¿rr el deseo en aquel que,llcvado por el Otro, no deman- hat,ía previsto, como cada noche, hacer un castigo -.._co*
da nada."" sólo que lo dejen tranquilo? Respuesta: elanalista piar líneas-, pero, por prinrera vez... olvidó hacerl<1. Ol-
debe introducir la eiimensión de un enigma en eso que vidó incluso el enunciado que debía copiar. Dos olvidos

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Pn¡ti& ¡\.[ot¡il¡o¡
Las resPuestas del Psicoanülista

cionl Eso nr: fue orientado hacia ia "c,:mprensión" irime-


para una sola sesicin: ¡es formidablel Algo del goce morbj-
diata cle lo que le r:cr-rrría. Tc¡clo ei mundr"r se tranqi:iiizó.
do .n juego pasó al inconsciente. Yo lcl felicito antes de
Sin embarg<-r, si nueslros enluentros se intcrrtlmPcn en
concluir la sesión, cle nuevo brevc, como una forma de
esta ganancia terapéutica, como li: deseaban los padres,
salurlar el surgimiento clel inconsciente, lo cual no exige
habría habiclo psrcoterapia ciertamente, pelü no análisis;
un'1argo discurso. Alií, otra sorpresa nos espera, la memo*
es necesario ir mas leias en el análisis de la transferencia.
ria le viene en el umbral de la puerta, él recuercia: "Yo
'no seré agresivc con mis padr€s"'' Luego de esta sesiírn, él relata un sueñc indicando que
debía copiar rier¿ vrcer
no está terminado: está en la escuela, el maestro se calla,
El probiema cle la interpretación está planteado aquí' Yó
ncl responde, nr: contesta a sus preguntas... afortunada-
habría podido aportar sentido y clecir, por eiernplo: "Es
mente, tiene un libro con todas las re"spuestas dentro. El
por eso que re castigas: a causa cle tu agresiviclad hacia
sueño se terrnina ahí. Esta segunda formacién del incons-
prpá, mama, etc.". Esta iectura psicológica ,v explicativa
ciente anuncia el color de ia transferencia. Cornc; manera
habría sido un error de téc¡rica ana[tica, ¡si hago es(}, sov
c{e asociación a propósito del sueño, éi no }:usca expilcar-
un psicnterapeuta! En su Senrinario de 1975, Lacan nos
lo, y es mejor así; se acerca simplemente a mi biblioteca,
dice que la única arma verdaderamente e{tcaz contra ei
rne pregunta si yc; escribí un libro, si rnis hiios lci han leído,
síntnma, es el equivoco signi{icante. Yo deciclo arriesgat-
me, subrayando en su propósito un equivoco que sólo
y finalmente quiere saL,er si yo quiero a mis hiios. Esta
ultima pregunta sc escucha como "¿Tú rne quiere s?"; pru-
puede escucharse en francés enue cent f'ais fcien veces] y
clente, toma ia precaución de agregar: "¡No estás obligado
sans fai [sin fe]. No se escribe del misrnc modo, pero
se
a respondefme, a contestar!".I"e indico que es exactamen-
pronu.r.i* cle forrna idéntica en mi idioma (tentfois f sans
decir lo mismo- Yo responclo de inmediata a te eso lo que ocurre en e[ sueño: el Otro, baio la figura del
-fo\,y no quiere máestro cie escuela que no responde . Es así como nos in*
su centfois [cien vecesl ; "si es sansfoi [sin fel, le digo, entonces es
forrna sobre su dernanda, €s ufla demanda de amor clirigi-
q*eJd txü ffees en tus castigorl'' Yo sabía, por otro lado, que el
da al Omo clei saber, bien sea ma€stro de escueia o analista,
probiema de la fe había sido obieto de una pelea reciente
lntre ios padres, a pr'pósito de su orientación religiosa. No pero un Otto que se calle" Es la definición lacaniana exac-
es entonces cualquier sigrúficante que tfae la interpretaeión,
ta de ia uansferencla: amar el saber supuesto en el Otro.
sino precisamente el de la discordia parental, de la cual Ra-
He ahi ia dernanda; pero? ¿en qué se convierte el deseo
inconsciente en este pequeño obsesivol
fael se hacía ei síntoma a sus espaldas.
' El efecto prociucido fue que rctomó su alimentación"' Lacan, en el Serninario 5, I-asforwariones de/ inionsdente,
hablar de alimenta- habla de una "mecánica del deseo obsesivo" que concier-
¡sin que *,rrr.* hayamos tenido que
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resp ues t tts del psicornalis I a Palrlrk L\lont:l¡ol
L¿¿s

né exactamente a Rafael. Esta mecánica es en el fondc: c{o al sahrer". E,s eso lo que quierc el neurótico: ser amarl<:
muy sil-t',p1*. Lacan subrayó mu)¡ pronto que "el deseo del )t no saber nach de lo qr,re ie pasa. Para evitar esta trarnpa
suieto es ei deseo dei Otro". Hs una necesidarl: sl luie¡1o cie la transierencia, ei analista debe responde r, no ilando el

no, los áos están iigados pof fazones estfucturales, el in- amof c{emandadg nr¡ esrá alh para amtr*-, sino mir-
-él
niiestando un deseo "otrc)", difícil de captnr y de localizar,
consciente funciona así: iel deseo pasa por el Otro! E'l his-
térico lo verifica y lo reclemanda' A1 contrario,'es insopor- y c^p^z de reianzar el deseo de sab'er en el analizante. Tai
table para el obsesivt>: él quisiera un deseo "personal" que es el famoso "de seo del analista" ,p* es tambiéfr una ética.

no venga del Otro, y va a cualquier ptecio a intentar sepa- Se trata, para un manejo correcto de la transferencia, de
rar su deseo del Otro' El meior medio de lograrlo es con- conducir a Rafael a atrontar su deseo inconsciente y a sa-
vertir el Otro en un semeiante y reducirlo a nada .- Por ber por qué retrercede delante cle éi. I-acan nos da una indl-
ejempio; aplastándolo mediante iuegos de rivalidad imagi- cación precisa sc.,bre ese retroceso en el Serninario 5: el
naria y de prestancia narcisista' a Jo cual el obsesivo está obsesivo aspira íundamentalmente a la destrucción del
acostumbrado-. Pero esta es una ernPresa absolutamen- Otro. Toda demanda se dirige hacia esta verdad escondi-
te destinad^ ál fi*.t*o: no hay cleseo sin el Otro"' Enton- da, ignorada por él mismo: "Yo quiero rnatar al Otro".
ces, el obsesivo adopta una estfategia de fetfoceso cara al Rafael no escapa "a esta mecánica del desco": él demanda
deseo: lo sostiene a condición de que sea imposible, según la muefte del Otro v no quiere satrerlo.
la férmula de Lacan. Ello le deia una sola alternativa: bien Muy rápido, en efecto, percibo los afectos de odio qr-re
sea que el cleseo es posible pues su tealizaciónes imposi- escondía la dernanda de amor. En sesión, fabrica sierras
ble o le;ana, o bien Ia reahzación se r''uelve posible e inmi- eléctricas, mecánicas, de papel destinadas r matarme: "¡te
nente, y entonces es el deseo inismo quien se desborona y corto en pedazos, en trouos, dice é1, te meto en un pote,
se vuelve imposible. Eso complica con seriedad la vida un frasco, a tu esposa y a ü, y te guardo así en el congela-
amorosa del suieto. Por eiemplo, si, es un hornbre, desea a dorl". Es su forrna lúdica de destruir ai Otro. El error de
una rnujer siernpre v cuando elia sea.inaccesible, )' no ia estrategia fue justamente hacerme el muef,to, y clejarlo ha-
rlesea más si ella se le ofrece a é1. cer. Ocupaba el sitio del maesuc-r srlencioso clel sueño. Error,

¿Córno clcurre esto en Rafael?


Él quiere también evi- digo 1'o, pues al final la cura se desvía y teidas l¿s sesiones
tar el deseo del Otro, es a eso a lo que apunta su dernanda son dedicaclas, con una sonrisu *rrnl.rs labios, a este peque-
de amor. La estrategia es simple: "si rú me quieres como ño juego macabro. Él cree poder saciar su qoce asesino sin
yo te k: pido, yo sé finalmente dóide está tli deseo, está riesgos, pues todo eso no es grave: es solamente "para ju-
fijado sobre mí, y cesa de ser un enign.ra y de hacer llama- gat" y "hacer sernblante". El obsesivr¡ esrima, en e fecto,

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Ltts respuesÍas del psicoenalista |I¡il¡k ¡\lounl,al
r
que las palabras no denen consecuencias y que, con el interpretaci'n baio la forrna alusiva de t¡na pregunta c{io
significante, puede decido todo y hacerlo tadn... En suma, un poco de sentido a lo que pasaba. Pero nc", fue para arre-
puede ígoza;. tranquilamentel Esas sesiones fueron largas, glar el probiema inicial -_*se había rerminado ya-._; iue
de duración fija, y tuvieron como resultado garanazar \a para subrayar ün fantasma edípico.
resistencia. De alií la importancia de la super:visién en esos I)esde entonces, el va a intentar siempre arreglar su
rnonlentos, para cletener eso, el acto analítico es,necesarir¡ impase edípico, acentuado por la preocupación urgente de
alií clonde toda palabra es vana. Ai rectificarse por fin la recuperar a su madre, quien acaba de dejar el c{ornicilicr
dirección de la cura, ocurre lo qi:e ocurre: al principio de conyugai. Las soluciones irnaginadas a lo iargo de las se-
una sesión, al primer golpe de sierra, le pongo en la puer- sic¡nes son todas ineficaces: sea cual sea el escenário pre
ta. La sesión corra fue saludable, ia. continuación lo cle- visto, pierde a su.rnadre de todas fbrmas. Se rrata dc un
mostró. trabajo metóc{ico; dibuja toclas las posibles com-
'erilaclero
Ei resultado es inmediato: Rafaei cambia radicaimen* binaciones en un papei, pero todos los escenarios que pro-
te.de discurso. Se vuelve grave, la palabra se hace menos . pone para evitar la marcha cle su maclre desembocan en el
lúdica y más seria, las palabras toman peso, y las cosas se asesinato del rival. E,sto lo lievaría de inrnediatrs alacárcel
ponen sedas. Va finalmente a confiarme su "secreto de y observa que, cle todas fbrmas, perdería a su madre, suce-
famiLia": su mamá dene un amante y amenaz,a con dejar el da lo que suceda. Su "vida privacJa" era privada de su ma-
hogar, Lo supn desde el principio, mientras que su padre dre. Ai f-inal, se cansa de buscar; un día terrnina por decir-
no ha visto nada y no ha diche nada. Luego de esta cc,nfi rne cuan deprimido ru*5. 'l¡Estov cansad.o, p{:rque siernpre
dencia dolorosa, me anuncia sin transición: "Yo fabricaría tengo a rni rnamá en la cabezai"" He allí, entonces, el ver-
ya orra sierra pata matatte... pero sé que no quicres...". dadertr síntoma obsesivo"que merscería un anárisis:
¡esrá
Esta asociación de ideas es preciosa, pues articula un de-
,obsesionado por su maclre! H,ste enunciado marca un giro,
seo de muerte hacia el analista, con el hecho de que su un vuelcc¡ en la cura. Fse díntonra es verdacleramente su\ro,
madre tenga un amante. Eso sella .lrr"*.rrt* su posicién lo divide v funciona corno un enigma a resolve r. Su pr"g.rrr-
fantasrnática: el pequeño amante de la madte es éi, y el ta será a ¡:ardr de ahora ciiferente: ya no será más ,,¿córn<:
rival edípico a eliminar es el analista. Puedo enronces in- guardar a mi mama?", sino, "¿cómo quitárnela cle la cabe-
terpretar, por alusión, los autocastigos del princrpio, indi- za?". f'Jo-"¿cómo evitar su marcha ?", sin<l .,¿cómo hbrar-.
cando solamente que ellos cofirenzaron al mismCI tiemplr nrc dc eila ?". [:ste r-erdadero uabajo cle cjlielo va descle ,.mi
que la intuíción del adulrerio de la madre. ¿Por qué se cas- maclre rnc clejé" a "soy 1'o, quien tiene que dejafia", tal como
tigaba entonces?... H,s la ¡"lnica l¡ez en €sta cura, donde la él pudo decirlo, io qr-re iirm;i un "bien decir".

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h-
Lus respuestas del psicoilnalista P¿¡nrk ¡\ltntil,nl

Apruebo la idea. Vislumbrar la necesidad de perder al objeto estii marcado por una clualicl¿cl: causa la ciivisión
"obieto materno", es una forma de castración que supone del suieto, de allí la angustia clue lo despierta, y es también
una separacion v requiere una labor de duelo; el analista un goce, de allí la satisfacción voyeurista atribuida al pa-
debe hacerse pasador de ello. clre. La cula desemboca así en esta constan.te: detrás de la
l,a primera de todas las soluciones sugeridas no va castración maternal que se devela v lo separa así de su rnadre
muy fls acuerdo con este sentido y podría causar inquie- verdadera separación esrá allí!- aparece el objeto
tud. Va dibujando su cerebro y dentro a su madre. Se apunta
-¡la
"mit^da" alojado en el Otto (aquí, el padre detrás de la
una pistola en la sien: "Si me mato, me hbro de eila al puerta, pero podría también ser el analista en la transfe-
mismo tiernpo". Desaparecer con elobjeto es evidentemente rencia).
una solución melancólica. Pero el caso en su coniunto per- El psicoanálisis no cs una psicoterapia, pues apunta a
mite descartar esta hipótesis, tanto más cuanto que él mis- demostrar ese punto de goce real donde se aísla una satis-
.i-
rno resalta la dimensión de fingimiento que apunta, en últi- facción, bajo la iorma de un objeto pulsionai que está más
mo término, a inquietar al Otro en la transferencia. allá de la historia edípica y de la novela familiar del sujeto.
Rafael v^ efitrar en el largo y lentr: trabaio de la pa- Es el momento que eligió Rafaelpara irse. Rotundamente,
^
iabra y de la transferencia de cara al acto analítico. Puede ya tiene suficiente. Su madre ha vuelto a casa, se alegra de
asumir una pérdida. El regfeso provisorio de su ütadre, ellq tanto rnás en la medida que piensa haberla dejado.
por otra parte, no modiflca la situación. Tal vez lo volveré a ver algún día para un segundo pe-
Esta tralrsstaúa.analizante, que no es del registro de la riodo de anáüsis con el fin de "tratat" este objeto pulsional.
psicoterapia, será saldada por el surgimiento de una sor- Si ese es el caso, será una segunda parte prra concluir el
presa en la cura: la aparición de una satisfacción pulsional proceso analítico, es decir, para extraer ese objeto puisional
que el síntoma y el fantasma habían escondido hasta en- mirada- f¡s¡a del lugar del Otro, a fin de que él pueda
tonces. He aquí el detalle: después de haber descubierto -la
hacer de ello otra cosa que un juego fantasmátjco donde
por casualidad los tampones higiénicos de su rnadre man- reina ei \¡oycuritmo generalizado. El hombre detrás del ojo
:! chados de sangre, él tiene un sueño: está en el baño y hay de la ceradura, es é1. El tasgo perverso viene para desmen-
i.
sangre en la poceta; sabe también que alguien io mira por tir la castración matetnal. En todo caso, este periodo de aná-
el ojo de la cerradura, piensa que es su padre,la angustia lo iisis aplicado a la terapéutica, no excluyó rnomentos cle aná-
invade y se despierta... Se despierta cuando sürge la mira- lisis puro )' no hizo barrera a ufia cura posible en cl ft-rturo,
da, es decir, el objeto de la pulsión escópica (que Lacan como es el caso desgraciadamente con frccuencia con los
agregó a la lista freudiana de pulsiones: oral y anal). Este efectos a largo término dc las psicoterapias.

194 'I
9-i
Las tespuestns del psiconnalísttr

Concluyamos

Iil psic.análisis produce resultacl.s tcrapér,rtic's, plro


tambión una ganancia c{c sábef pacientemente c{escifrado
que ninguna psicot.rapin p"rrniie. Sin embargo, el anáiisis ,

dernuestra un límite estrllctlrral a e$te clesciframientrl; nrás


allá de este límite, ei sai:er inconscientc se desvaflece, fs .
un aguiero. COn el aplomo cle este agr-riero, enlergf, colrio
;

I Hr siNroMA EN EL pslcoANÁusls
lo vimos en este cASo, un obieto pr-rlsional qLIe, et'l fin cle
CCIN NIÑOS
cuentas, organiza la neurosis del suieto. E,s hacra esc Plrnto
clc gocc que debe apuntar un análisis iacanian.r, parx nlo-
: dificar el destino del analizante" Fue mi pase el qLle me
enseñó este alcance rJe la cura.
i

l
Bien, esperr haber mostradc lo que e s el trabrajo, des-
i

'i' I

priés del pase, de un psicoanalist¿ formarlo en la }iscuela Bs,¿,rn¡z Unnrrüo


::.i' i q¡"

il deJacques Lacan. I

Sewinaria r{ii;tado en NhL - Litna,


2A de abril de 20AI

196

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