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Maridaje con Queso y Cerveza.

Concebida como bebida sagrada y complaciente a los dioses, la cerveza es parte integrante de
la cultura y de la identidad nacional de muchos países europeos. Queso y cerveza forman una
combinación perfecta, ofreciendo una sugerente variedad de sabores y aromas, capaces de
satisfacer al paladar más exigente.

La cerveza es una bebida fermentada, de baja graduación alcohólica y elaborada con


ingredientes naturales: agua, cereales, lúpulo y levadura. Su origen se remonta a antiguas
civilizaciones egipcias y mesopotámicas donde, por su valor nutritivo, se consideraba más un
alimento que una bebida.

Aunque la cebada es lo más frecuente, para elaborar cerveza pueden utilizarse muchos tipos
de cereales, en estado crudo o malteado. Como norma general, se considera que la cerveza de
malta es de mayor calidad pero muchas de las mejores cervezas belgas se elaboran de forma
tradicional con trigo sin maltear.

El tipo de fermentación define las dos grandes familias de cerveza: las Ale, elaboradas con
levaduras de alta fermentación, que son las que se encuentran normalmente en la naturaleza, y
las Lager, elaboradas con levadura de baja fermentación, descubierta de forma accidental en
las cervezas maduradas en las cuevas de los Alpes.

Queso y cerveza son una combinación perfecta y forman una pareja de éxito. Para elegir la
mejor combinación, algunos consejos. Las cervezas suaves son muy adecuadas para los
quesos de sabor delicado, mientras que los quesos de sabor fuerte demandan cervezas más
robustas, para que no se anulen mutuamente.

Conforme los quesos maduran, la cerveza debe tener más cuerpo e incluso mayor graduación
alcohólica. Los quesos añejos se acompañan bien con cervezas fuertemente malteadas y de

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Maridaje con Queso y Cerveza.

gran cuerpo, como la Bavaria.

Los quesos con un toque picante o fuertemente salado encuentran su mejor complemento en la
cerveza, que le aporta el adecuado contrapunto de frescura y ligero amargor.

En Bélgica y Holanda, seis abadías trapenses conservan una tradición de siglos en la


producción de cerveza, bajo la supervisión de los propios monjes. Son cervezas de
fermentación alta, fuertes pero con un toque afrutado y combinadas con los quesos artesanos
que elaboran los propios monjes, satisfacen al paladar más exigente.

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