La escuela es una institución que se caracteriza por mostrar a los individuos su
poder y su autoridad, les indica que es lo que está permitido, y que prohibido y les informa sobre los riesgos de desobediencia o sobre los beneficios de la aceptación de las normas impuestas. En este marco que es la institución escolar, los estudiantes desarrollan parte de su vida. De este modo asocian a la escuela una determinada cantidad de aspectos negativos que favorecen la aparición de conflictos, como: horarios rígidos, filas para entrar y salir, momentos específicos de comida, espacios reservados o prohibidos según edades o niveles, bancos en las aulas donde deben permanecer sentados, entre otros factores. Existen muchos más motivos que provocan violencia. Los docentes etiquetan a los niños, los llaman “difíciles”, “agresivos”, “maleducados” etc. Por otra parte, hay estudiantes de diversas edades que no controlan sus niveles de ira. A esto se suma que gran cantidad de adolescentes, al hablar de violencia escolar muchas veces se hace mención a otro tipo de conductas perturbadoras, que es preciso identificar y que pueden ser englobadas dentro del término comportamiento antisocial. Entre ellas podemos mencionar: Maltrato entre compañeros (bullying), vandalismo y daños materiales, violencia física y acoso sexual.
Muchas veces los recursos de apoyo llegan a las escuelas y permanecen en la
superficie, y si bien algunos docentes pueden llegar a implementarlos, no modifica en profundidad las prácticas cotidianas.