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Preámbulo
Este libro, el POT y el principio esperanza.
Hernán Darío Correa //9
Homenaje
Como Fals, vamos en pos del camino doble de la investigación acción
participativa desde Bogotá. Confluencia Social y Académica hacia
la revisión del POT. //16
Introducción
El ordenamiento no es una disciplina pura, es política en el mejor sentido
de la palabra.
Oscar Molina //18
I
ORDENAMIENTO TERRITORIAL, PODER
Y DEMOCRACIA EN LA GLOBALIZACIÓN
III
EL POT Y LAS TRANSFORMACIONES DE LA CIUDAD
IV
ORDENAMIENTO Y CONFLICTOS TERRITORIALES EN BOGOTÁ
Agenda propuesta hacia un programa de plan de manejo y ordenamiento
ambiental y de los territorios populares para garantizar un pacto de vida
en los Cerros Orientales.
Mesa Ambiental de Cerros Orientales //162
EPÍLOGO
Anexos
Las mesas de trabajo- Relatorías //211
Agenda del evento //234
Preámbulo
P oco a poco las múltiples búsquedas personales y colectivas hacia una
ciudad diferente a la actual, han venido encontrando un piso real que
define sus límites y abre sus perspectivas. La planeación urbana atada por los
hilos del Plan de Ordenamiento Territorial – POT – se ha ido revelando para
el ciudadano común a partir del debate que se propone desde quienes la ofi-
cian, o de quienes encuentran en ella obstáculos sustanciales a la construcción
de un modelo de ciudad justo y dignificante de la vida. En esta publicación
se encontrarán tres tipos de puntos de vista sobre el POT, y sobre los retos
de su revisión: institucional, académico y social, los cuales son mucho más
que diferentes enfoques sobre el tema, pues de algún modo el sino político
de sus relaciones ha estado definido desde que nació el asunto del reordena-
miento territorial en el país, por el paradigma neoliberal de su separación, y el
ocultamiento de sus vínculos con la política misma, como juegos de poder en
torno al acceso a los recursos naturales, el control y el orden de la población,
las relaciones entre la ciudad y el campo, y la organización y uso del espacio y
del suelo.
A mediados del año pasado, a partir de una convocatoria hacia y desde
la Maestría de Hábitat de la Universidad Nacional de Colombia, y espe-
cíficamente como iniciativa sostenida durante varios años por algunos de
sus profesores y estudiantes en torno al debate abierto sobre el modelo de
ciudad, miembros de algunos procesos sociales territoriales como la Mesa
Ambiental de Cerros Orientales, Asamblea Sur, o iniciativas sociales, políti-
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Preámbulo
el asunto se han diferenciado en general por ceñirse los unos (los técnicos
con apoyos puntuales de sectores de la academia), a los aspectos técnico-
económicos del asunto, como retos en la construcción de lo que se ve o
propone como bases de infraestructura, de movilidad y de competitividad
hacia el desarrollo entendido una vez más como crecimiento; y los otros
(los líderes y organizaciones sociales con apoyos también puntuales de otros
sectores de la academia), como un asunto del conflicto social en torno a la
calidad de vida, el modelo de ciudad y de desarrollo, e incluso de democra-
cia que requieren Bogotá y la región central del país.
Tal vez por eso los mencionados enfoques se han diferenciado entre
sí además de los escenarios donde han construido sus propuestas, por los
actores que las han impulsado: el de la planeación oficial, concertada con los
grandes grupos económicos a través de la Cámara de Comercio de Bogotá,
Camacol, la Lonja de propiedad raíz y otros; algunas universidades privadas
y sectores de la universidad pública, que han venido dando fundamento
técnico a los intereses y la visión de ciudad de los anteriores, articulados
en instrumentos del POT como los planes maestros, zonales y locales de
renovación urbana; el mercado profesional de las consultorías, donde un
conjunto de especialistas se ha alternado durante años entre los cargos pú-
blicos y las consultorías privadas a grupos de poder; y actores sociales, bien
líderes o intelectuales orgánicos de procesos sociales, quienes a través de
búsqueda de confluencias con actores académicos y de construcción de es-
pacios sociales han intentado desarrollar visiones comunitarias y territo-
riales fundamentadas e informadas, en empeños como Asamblea Sur o la
Mesa Cerros, entre otros, en torno a lo que se ha llamado organicidad entre
el pensamiento y la acción.
Esas perspectivas y escenarios se han venido desenvolviendo de modo
paralelo, con escaso diálogo entre sí, mientras avanza una colosal y efectiva
reorganización del territorio urbano y rural bajo las tendencias dominan-
tes de la globalización capitalista, separada además de la discusión política
electoral, salvo aspectos puntuales como la densificación o la ampliación de
la ciudad en el pasado debate electoral.
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Sachs, Wolfgang. “La anatomía política del ‘desarrollo sostenible’”. En Varios autores, La
gallina de los huevos de oro. Debate sobre el concepto de desarrollo sostenible. Bogotá,
Ecofondo-Cerec, 1996.
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Preámbulo
Las ponencias han sido incluidas aquí a partir de la transcripción de grabaciones directas
de conferencias orales presentadas durante el evento, a las cuales se les ha hecho una
corrección de estilo que ha sido revisada en su versión final por el comité coordinador de la
Confluencia (nota del editor).
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
aún sostiene a Bogotá como eje urbano, y dinamizado por la esperanza, ese
principio inagotable de la condición humana que de hecho y ante todo
cuenta con lo que un pensador decimonónico señalaba metafóricamente
como “astucias de la historia”, para indicar que el antagonismo y los con-
flictos sociales, como el viejo topo, seguirían, como siguen, socavando el
suelo de la acumulación capitalista en pos de una ciudad y una sociedad
distinta a la de los designios de la explotación, la ganancia, el consumo y la
dominación privadas.
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Homenaje*
H
oy nos reunimos para volver a pensar e imaginar a Bogotá y sus alre-
dedores como ciudad región, y al hacerlo, no podemos dejar de ren-
dir homenaje a uno de nuestros grandes pensadores: el Maestro Orlando Fals
Borda, quien dedicó su vida a reflexionar y andar el camino, el recorrido que
dibujan las vidas regionales desde el río y el mar. Hoy, desde esta ciudad sin
playas le rendimos homenaje a su pensamiento, haciendo el mismo camino
doble de la costa que el abrió.
En efecto, porque nos sabemos pobladores de esta región de sabana
protegida por la montaña, podemos evidenciar el pensamiento activo y
comprometido del Maestro Fals Borda, una ruta de reconocimiento de las
potencias sociales que se expresan en la calle, en el barrio, en el recorrido, en
el camino que cruza otros caminos; allí nos encontramos como poblado-
res urbanos, como habitantes más o menos antiguos, más o menos nuevos,
para hacer territorio, tejer la casa y el vecindario, intentando volver a reco-
rrer juntos estos espacios con la perspectiva de un proceso de investigación
– acción— participación.
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Así, reconociendo nuestras particularidades, con el compromiso apren-
dido del Maestro, que dejó esta ciudad hace dos días, nos dispondremos a
emprender el camino de repensar nuestro territorio para hacer de Bogotá y
sus alrededores nuestra región, tejida con los hilos inseparables de la movi-
lización, la academia y la política, tal y como lo comprendió y propuso Fals
Borda, quien, además sostuvo durante buena parte de su vida que en el país
sigue pendiente un ordenamiento territorial que parta del reconocimiento
de las vitalidades y las apuestas de los procesos sociales en cada una de las
regiones. Seguimos en deuda con una apuesta comprometida con el criterio
de que el liderazgo político construido desde lo social debe recuperar la éti-
ca dentro del ejercicio político; e insistimos sobre la necesidad de provocar
una práctica académica comprometida, que genere reflexión y propuesta
para la vida en el territorio y con dignidad.
Hoy celebramos a toda una generación que, con el ejemplo vital de
Fals Borda, con sus coherencias y contradicciones, aportó a la construcción
de Universidad de Pensamiento para la Acción, de la cual somos producto
como apuesta y aventura de transformación que ahora nos propone volver
a pensarnos desde la ética, desde nuestra capacidad de acción, desde nues-
tras potencialidades y apuestas comunes.
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Introducción
Oscar Molina*
*
Secretario de Planeación Distrital enseptiembre de 2008, al momento de realización del Foro
A partir de la Ley 388 de 1997 se establece un deslinde entre los ámbi-
tos económicos y sociales a ser abordados en el Plan de Desarrollo,
los cuales son espacializados en el Plan de Ordenamiento, adquiriendo así
una dimensión política. Estos cambios son fundamentales para compren-
der la discusión sobre el Plan de Ordenamiento Territorial en un marco más
amplio que el de los tecnicismos de una práctica planificadora.
He considerado que este evento centra su foco en un punto de partida
muy adecuado: la definición del modelo de ciudad. Evidentemente el orde-
namiento no es un fin en sí mismo, sino más bien un medio para construir
un modelo como meta de desarrollo.
La reflexión sobre el modelo como meta desarrollo es fundamental. Una
de las grandes crisis del ordenamiento en el país en los años 70 es que el mode-
lo se perdió, no tenemos un modelo de ordenamiento del territorio claramente
definido y concertado por el conjunto de actores sociales. El tema en la norma-
tiva es un medio que desafortunadamente en los años 80 se convirtió en fin sin
tener en cuenta el proyecto urbano al cual se le estaba apuntando.
En ese sentido, consideramos fundamental pasar del modelo de ciudad
al modelo de territorio, lo cual, obviamente, implica afrontar conflictos. Si
bien, debemos considerar que hay múltiples factores interactuando, hay
conflictos de interés a grandes escalas que han sido una constante desde los
orígenes de la ciudad, por lo cual la definición del modelo de ordenamiento
territorial implica establecer y definir múltiples aspectos.
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Primera semana de agosto 2008.
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Introducción
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Introducción
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Alternativas al modelo ciudad
*
Decano de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia – Sede Bogotá D.C.
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N os convoca otra vez Bogotá. Otra vez como muchas veces vamos a
pensar a Bogotá, situación que no tiene nada de novedoso y que,
por el contrario, resulta muy frecuente; sin embargo, el hecho de que fre-
cuentemente nos reunamos a pensar a Bogotá no invalida que hagamos el
ejercicio por la sencilla razón de que una ciudad como la nuestra, atraveza-
da por conflictos, esperanzas y desesperanzas, se construye cada día, muta
en todo momento, en una dinámica propia de ese entorno artificial creado
por el hombre cuya velocidad de cambio excede en mucho a los cambios
propios de la naturaleza en la que la humanidad ha instalado las ciudades.
La velocidad del cambio de Bogotá se explica por la confluencia de múlti-
ples procesos sociales, políticos, económicos, externos algunos a ella pero
que la afectan profundamente; tanto como se explica por el crecimiento
propio y por las regulaciones derivadas de lo político que pretenden con-
trolarlo. No resulta novedoso, repito, pensar a Bogotá. Lo que sí resulta in-
teresante en este foro es el enfoque desde el cual ha sido formulado: de una
parte, procurando superar la disyunción entre lo político y lo técnico, como
todos creemos que debe ser, pese a que en no pocas ocasiones la disyunción
mencionada permanece.
El segundo aspecto destacable es el sentido crítico para abordar el tema,
que incorpora múltiples aspectos que ayudarán seguramente a poner en
evidencia desde dónde se quiere ordenar a Bogotá y con qué propósitos se
quiere hacer de esa manera. El sentido crítico es propio de la actividad aca-
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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El territorio, la planeación y el ordenamiento
hacia un modelo alternativo de ciudad
*
Politóloga, miembro del Grupo Urbano de Investigación y Acción – GUIA/ , y de la
Confluencia Social y Académica hacia la revisión del POT
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H oy nos hemos convocado para compartir y para construir un espa-
cio para la construcción colectiva de pensamiento y reflexión so-
bre el ordenamiento territorial de Bogotá. Nos inquieta nuestra ciudad, sus
cambios, sus nuevas estructuras, sus vías, sistemas de movilidad, su acento
en la pedagogía del ciudadano que aún se confunde entre un inmenso río
de personas, trabajadores informales, infantes que mendigan, desplazados,
prestadores de servicios y jóvenes buscando qué hacer, entre otros. Nos in-
quieta y motiva a la acción, el ser hijos e hijas de este territorio, el haber
levantado en él nuestras esperanzas, nuestras más íntimas y profundas re-
laciones, nuestros más fuertes sentimientos y prácticas hacia esa sociedad
transformada que hacemos día a día.
Hoy nos convocamos porque el territorio nos ha hablado, porque so-
mos sensibles a la historia que no vivimos pero que sí recordamos, historia
contada por esas voces que salen prófugas de la modernidad impuesta y
de la informalidad compartida. Nos reconocemos habitantes del territorio
bogotano, de su ruralidad y de su urbe, de sus mezclas e incertidumbres; y
en tanto herederos de esta ciudad nos permitimos soñarla, cambiarla, pla-
nearla y realizarla.
Es por esto que hemos decidido encontrarnos en la perspectiva de arti-
cular nuestras experiencias y voluntades, conocimientos, angustias y certe-
zas, con el fin de debatir y construir reflexiones activas que convoquen a la
organización, la movilización y la incidencia efectiva de nuestras opiniones
y propuestas sobre el Ordenamiento Territorial de Bogotá y la región, a pro-
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Introducción
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Homenaje
los centros de poder. Y para esto es precisa otra noción de desarrollo, que pasa
por asumir desde nuestra condición, cualquiera que sea, el ser conciencia crítica.
Para los intelectuales implica además asumir el reto del nuevo siglo, que en pa-
labras del maestro Fals se sintetiza como “(…) diseñar y vigilar la construcción
de una nueva sociedad entre nosotros, capaz de llevar a su realización plena las
potencialidades de la tierra y de llenar las aspiraciones de quienes la habitamos
y trabajamos, especialmente de los miembros de las clases humildes.”
Para las comunidades indígenas en sus construcciones cosmogónicas la
relación entre el hombre, la naturaleza y el territorio se constituyen como par-
tes de un mismo universo. En este sentido, los indígenas de la Sierra Nevada
de Santa Marta señalan que, “Colombia está ordenada, los que estamos des-
ordenados somos nosotros.” Ellos conciben el ordenamiento territorial como
un proceso en el cual se involucra el espíritu y la materia, por lo tanto junto a
ellos consideramos que ordenar el territorio implica ir más allá que delimitar
un pedazo de tierra, pues se trata de un proceso que involucra a quienes lo ha-
bitan, sus necesidades sociales y sus exigencias, pero sobre todo de una apuesta
política que en este momento invitamos a repensar, transformar y asumir.
Son entonces el territorio, la planeación y el ordenamiento elementos
centrales de la reflexión a la cual convocamos.
Hoy, en la voz del Grupo Urbano de Investigación y Acción, de Fuerza
Común, de la Mesa de Cerros Orientales, de la Alianza Solidaridad Local de
Suba, de la Corporación Construyendo Hábitat, de Asamblea Sur, de Cor-
pofrailejón, del Cinep, de Planeta Paz, de la Fundación Trenza, del Consejo
Territorial de Planeación Distrital; en la voz de estudiantes, maestros e inves-
tigadores de la Universidad Nacional de Colombia, doy la bienvenida a este
Foro Público, “Bogotá: Alternativas al modelo de ciudad, a propósito de la
revisión del POT”, con la esperanza de que sea un escenario fructífero respec-
to de la caracterización de los distintos ámbitos que constituyen y definen el
Plan de Ordenamiento Territorial, de la síntesis de propuestas para alternati-
vas metodológicas de revisión del POT, y por último en el reconocimiento y
sistematización de propuestas encaminadas a la consolidación de un modelo
alternativo de ciudad que sea socialmente justa y políticamente posible.
Fals Borda, Orlando (1996). Región e Historia. Elementos sobre ordenamiento y
equilibrio regional en Colombia, Tercer Mundo Editores en coedición con el Instituto de
Estudios Políticos -IEPRI- de la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá D.C. P:16
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UNO
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Ordenamiento territorial,
poder y democracia
en la globalización
Aspectos a tener en cuenta en la revisión
del Plan de Ordenamiento Territorial
Carmenza Saldías*
•
Experta en temas de Ordenamiento Territorial. Secretaria de Planeación Distrital en la segunda
administración de Antanas Mockus. Participa en la Mesa de Planificación Regional Bogotá –
Cundinamarca MPRBC. Asesora de la Secretaría de Planeación Distrital.
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E ste escenario permite el encuentro del pensamiento, la sociedad civil y
otras instancias de gobierno y del sector privado, todos con intereses
centrados en el ordenamiento territorial. Por lo tanto, es importante eviden-
ciar en este espacio los verdaderos temas del debate, los cuales han de ser agen-
ciados, promovidos y discutidos ampliamente por la ciudadanía.
Sin duda en torno al ordenamiento territorial se plantean discusiones
absolutamente estructurales para el país, las ciudades y la sociedad. Así que
bienvenidos este tipo de eventos y muchos éxitos en este debate, que como
decía el Secretario de Planeación, tal vez terminarán en un año, cuando se
pueda llevar al Concejo de Bogotá un proyecto de Acuerdo; pero de modo
independiente de cuándo termine el proceso de revisión de este POT, oja-
lá el interés y debate en torno al ordenamiento territorial sea liderado de
modo permanente por la Universidad.
Si queremos que la planeación sea más que un instrumento, necesi-
tamos que desde distintas instancias, como lo señalaba la politóloga que
presentó el evento, seamos capaces de mantener el espíritu crítico. En esto
no va a haber un último modelo, ni uno ya construido sobre lo que no hay
que hacer; pero el pensamiento crítico va a ser fundamental. En este sentido
y ante la imposibilidad de exponer todos los aspectos que contienen la te-
mática del ordenamiento, quiero dejar señalados algunos planteamientos a
mi parecer fundamentales para entender y dinamizar el debate.
El primero es si hay o no un modelo en Bogotá, un modelo de ordena-
miento. Sigo pensando que en Bogotá no hay uno sino varios modelos, y en
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
este sentido son claras las diferencias entre el POT del 2000 y el del 2003. En
este último momento la revisión buscaba superar la perspectiva de la ciudad
física del POT del 2000 hacia un tema de ciudad región con consideraciones
de los procesos económicos, sociales, culturales y políticos involucrados en
el ordenamiento, es decir, ir más allá de un modelo concentrado y lograr
que la expansión dejara de ser una mancha de aceite a través de decisiones
en las que se cerraba el perímetro, e indicar la conveniencia de empezar a
trabajar sobre un enfoque desconcentrado donde en el resto del territorio
de Cundinamarca y en la región central del país se tuviera más claridad
respecto de procesos más explícitos.
Se pretendía superar esa fase del paisajismo epidérmico – como dicen
que la mente se confunde con hacer cosas muy bonitas, que quedan, deco-
ración de exteriores – y empezar por el tema del alcantarillado para todo
el mundo, del manejo de aguas servidas, de las redes de servicios públicos,
de las estructuras, del subsuelo donde empiezan a construirse y a darse las
reformas de mejor calidad, dejando atrás un modelo del POT del 2000, que
claramente y sin ninguna consideración incorporaba el último suelo que
quedaba en la ciudad. Las mismas UPZ que estaban empezando a diseñarse
eran una definición del volumen físico de construcción que se iba a requerir,
pero no hay todavía ningún manejo sobre los instrumentos que permitirían
acceder a las rentas y a los grandes recursos asociados a las decisiones de
desarrollo urbano.
Así las cosas reafirmo que entre el POT del 2000 y el POT del 2003 hay
un cambio que a su vez deriva en una tensión que no se ha logrado resolver
entre dos posiciones que están hoy sobre la mesa: una resuelta a mantener
un desarrollo urbanístico basado en el predio a predio, dándole mayor ven-
taja al dueño de la tierra y dejando la financiación del urbanismo al cons-
tructor; y la otra que promueve al gobierno como actor principal sobre el
suelo, en tanto los apetitos e intereses particulares se supeditan al momento
en que aquel toma decisiones que deberían ser racionales, entendiendo que
cada quien tiene una porción a pagar sobre el desarrollo urbano.
Hay aquí dos visiones. Es posible que se encuentre que los planteamien-
tos de ordenamiento territorial parecen neoliberales, pues el tema principal
en torno al ordenamiento territorial sigue siendo definido desde una óptica
feudal, de manera que se beneficien unos pocos; o pasamos a un ordena-
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Ordenamiento territorial, poder y democracia en la globalización
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Ordenamiento territorial, poder y democracia en la globalización
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La revisión del plan de ordenamiento
territorial: un ejercicio de gobernanza
Elkin Velásquez*
*
Universidad el Externado de Colombia
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E ntender el Ordenamiento Territorial pasa por entender la relación di-
recta entre territorialidad y geografía del poder, lo cual lleva a pensar y
a poner en práctica lo analizado, pues así se comprende fácilmente que la for-
ma como se están haciendo los planes a partir de sueños, recetas y seguramente
convicciones muy importantes, conduce fácilmente a una gran distancia res-
pecto de lo que ocurre en el territorio.
Si se recorre hoy Bogotá –que avanza muchísimo y que es un mode-
lo–, se topa todo el tiempo con conflictos territoriales que no están siendo
resueltos por el POT; y si se va más allá se encuentra con que hay actores,
personas, grupos detrás de esos problemas, muchas veces ligados a ellos por
convicción o maquiavelismo, y otras de una manera no necesariamente pre-
meditada. Por esto se trata de entender lo que hay en el territorio, los actores
territorializados y sus relaciones. Ese es el tema que debe ser abordado por
la política pública.
Pero la geografía política, históricamente, se ha ocupado de los terri-
torios como escenarios vistos desde un avión, como lo han hecho muchos
arquitectos, urbanistas, economistas, ingenieros que hacen sus planos de
manera técnica. Es lo que podría llamarse la geografía política desde arriba,
pero también hay una desde abajo, en la cual los protagonistas son olvidados.
No ha pasado mucho tiempo desde que apareció el concepto de geografía
política ligada a los actores territorializados y a una serie de procesos socio-
espaciales que ocurren en el sitio donde habitan, junto con lógicas institucio-
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
nales que por supuesto lo van determinando paso a paso, a partir de estrategias
territoriales que dan lugar a acciones políticas puestas en el territorio.
Cuando el Gobierno Nacional plantea que va a desarrollar los macro-
proyectos, por supuesto que ello impacta el territorio, por los intereses y
perspectivas que conllevan, no todos conocidos por la mayoría. La realidad
es entender cuáles son y por qué existen. Así, hay discursos imaginarios:
durante los últimos años, por ejemplo, el país ha vivido en carne propia lo
que significan los discursos y la capacidad de construcción imaginaria de lo
que otros llaman falsos positivos. Eso es muy importante y tiene incidencia
sobre lo que ocurre en el territorio.
Otro ejemplo: los gringos, que disfrutan con experimentos callejeros,
estaban analizando la percepción de seguridad de dos territorios, uno real-
mente muy inseguro donde pusieron policía, y otro bastante seguro pero
muy solo, en el cual no lo hicieron. La medición realizada, simple y llana-
mente mostró que los ciudadanos se sienten más inseguros en este último
que en el sitio seguro donde hay policías, lo cual quiere decir que dejamos
de lado una lógica de la política y administración pública tradicional, las
percepciones, según la cual se trata de entender el actor territorial a partir
de su discurso y qué significa en términos de construcción de imaginarios,
en relación con los cuales actúa la gente.
Hay territorialidades múltiples en torno de un macroproyecto como
el aeropuerto de Bogotá, de interés nacional, pues al interior mismo del
gobierno nacional o distrital hay intereses distintos aparte del interés de los
actores privados que ven una posibilidad económica suculenta, y del interés
de los habitantes de los barrios aledaños, como en Fontibón y Engativá,
que ven una posibilidad económica en el futuro, pero también el problema
de desplazados económicamente por esas obras de infraestructura o por
las intervenciones en el entorno. Ya algunos están empezando a sentir los
problemas relacionados con la especulación del suelo. Así, se debe ante todo
entender el territorio y los conflictos territoriales como un proceso que em-
pieza por sus actores, teniendo en cuenta que son muy complejos. Muchas
veces los técnicos olvidamos que ese es el tema detrás de las decisiones polí-
ticas, lo cual genera equivocaciones.
Es necesario entonces entender a los actores que inciden en la decisión,
ubicándolos en su respectivo contexto, y es allí donde aparece el concepto
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Miradas a la globalización.
En pos de un análisis integral
del ordenamiento
Edgar Novoa*
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E n el contexto actual de la globalización es preciso enunciar una diná-
mica que siempre queda faltando en la mayoría de análisis: la diná-
mica de la geopolítica de la acción social. Si nos centramos demasiado en la
interpretación que se ha denominado como crítica a la armonía política de
la geografía del capitalismo y sus dimensiones espaciales, estamos dejando
de lado en cierta medida este elemento fundamental. Sin embargo dicha
acción social no se entiende únicamente como resistencias. Precisamente
creo que debe ser parte de la necesaria discusión en los diferentes talleres,
el hecho de que la lógica o ilógica de la resistencia no son exclusivamente
reactivas y negativas frente a procesos establecidos, pues también hay pro-
puestas.
El tránsito de la protesta a la propuesta hace ya mucho tiempo que se
dio, y por ello esta presentación va dirigida específicamente a tratar de de-
limitar particularmente la biopolítica del capitalismo en tiempos de glo-
balización, como ruta de comprensión necesaria para la dinamización de
las acciones alternativas con posibilidad efectiva de construir un proceso
favorable a la vida por encima del flujo económico.
Las ciencias sociales hablan de lo espacial sin conocerlo, y por el otro
lado los sociólogos nos hablan de lo social sin conocerlo, en un cruce su-
mamente interesante. Hablar de la geopolítica del capital implica ubicarnos
específicamente en los últimos cuarenta años del proceso de acumulación
de capital, entendiendo básicamente que estamos en una crisis en reestruc-
turación. Más particularmente, en términos de esa lógica del capital, nos
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Ordenamiento territorial, poder y democracia en la globalización
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Ordenamiento territorial, poder y democracia en la globalización
más acabada del desarrollo del dominio del capital sobre toda la sociedad.
Asistimos efectivamente a una sobre acumulación de dinero que acelera el
proceso mismo unido al proceso de desarrollo tecno-científico, llevándonos
efectivamente a que el desenvolvimiento territorial de la lógica del valor se
haga en todos los rincones del planeta.
La posibilidad de encontrar esa relación entre una gran cantidad de
dinero acumulado que quiere valorizarse con un desarrollo tecno-cientí-
fico muy alto implica avanzar efectivamente hacia la ocupación de todos
los espacios y territorios mundiales. Cada vez más se establece una relación
perversa entre las relaciones de productividad y dinero. El capital financiero
implica la relación directa con la producción.
En algunas épocas del capitalismo, cuando en medio de la crisis se es-
peraba que ésta pasara, lo primero que se hacía era sacar el dinero del ca-
pital productivo para introducirlo como capital financiero mientras pasaba
el chaparrón, y luego, volver a incluir ese capital como capital productivo
nuevamente. Hoy no, hoy estamos hablando en cierta medida de un capi-
talismo que combina las estrategias de sectores de capital de una manera
mucho más amplia y rápida, en término de sus inversiones, de los cambios
para la aplicación de determinado capital de un sector y traslado hacia otro.
Esto implica una mayor velocidad del capital financiero que está en la base
de las trasformaciones que se vienen presentando.
El otro elemento es la reducción de todas las relaciones sociales a ope-
raciones de valor, batalla que perdió el capital, y sin embargo en su reorga-
nización hoy estamos asistiendo a una fábrica social y difusa, según la cual
se nos ha impuesto la relación de valor como la única relación importante y
trascendental para toda la sociedad. Esto implica también la imposibilidad
para establecer con claridad cuál es el lugar de la producción, cuál el de la
vida y cuál el del trabajo. Con mayor frecuencia esos espacios se traslapan, lo
que implica necesariamente que a través de la aplicación de las tecnologías
esa reorganización de la producción ha llevado a transformaciones deriva-
das en la conversión de toda relación social en una relación de valor.
Otro elemento fundamental de esta transformación es la solución insti-
tuida desde el capitalismo para superar la crisis. El desarrollo y la implemen-
tación de nuevas tecnologías, la robótica, la informática, etc., contribuyen de
una manera eficaz y eficiente a reorganizar tanto el proceso de producción,
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Ordenamiento territorial, poder y democracia en la globalización
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La globalización, el poder y la democracia
en el reordenamiento territorial
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P rimero es bueno saludar no solamente la asistencia y el interés, sino
también este acto como un primer paso en el trabajo de un año de ésta
Confluencia Social y Académica, a través de la cual se trabajará en torno de
una serie de temas y productos dentro de unas reglas de juego que hemos em-
pezado a acordar. Esperamos que nos acompañen en ese proceso, que incluye
distintos debates y el apoyo a procesos directos de lucha social sobre el orde-
namiento territorial de Bogotá y obviamente de la vida y del mejor estar de las
y los bogotanos. También es de resaltar el compromiso formal de la Secretaría
de Planeación de revisar el POT, ya que la anterior administración no lo hizo,
siendo una necesidad, y hacia allí se dirige esta reflexión, orientada hacia una
serie de puntos en la revisión del POT que se consideran fundamentales para
los destinos nacionales, además de los de ésta ciudad, por razones como las
siguientes, expuestas aquí a través de algunos ejemplos sobre cómo se ha des-
cuidado éste debate en los espacios públicos del país.
El primero, el caso del Tren de Cercanías, que al parecer va a decidir la
expansión de la ciudad —de hecho y por presiones del gobierno nacional y
departamental—, al contrario de lo que la opinión pública votó en torno a la
densificación urbana en el pasado debate electoral para alcalde del Distrito; y
si no entramos en el debate y no garantizamos la armonización local–regional.
Así se vuelve imperativa la revisión del POT de cara a la regulación de los cam-
bios en los mercados de tierras de la Sabana producidos por la dinámica de la
movilidad y de los nuevos usos del suelo, derivados de la expansión urbana
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
desde los municipios vecinos, etc.; pero hacerlo, no se prescribe en ningún es-
cenario político, ni en el programa de ningún candidato, ni en ningún plan.
Otro ejemplo se refiere al hecho de que el candidato derrotado en la
anterior elección de alcalde, el actual Ministro del Medio Ambiente, pierde
ante el electorado en cuanto a sus ideas sobre la ciudad y el ordenamiento
territorial, pero es nombrado Ministro del Medio Ambiente, y la Presiden-
cia de la República, que lo había propuesto como candidato, lo convierte
en autoridad macro dentro de Bogotá para garantizar una serie de temas
como son los megaproyectos, decididos desde lo nacional respecto de lo lo-
cal, para garantizar el poder sobre el territorio bogotano y sobre el territorio
de la región. Eso es claro en el debate de la reserva de los Cerros Orientales y
los derechos de los pobladores del borde urbano y de la ruralidad de varias
localidades.
Finalmente, para dar otro ejemplo algo más cercano a la actual adminis-
tración; la gestión del acuerdo entre la administración distrital y algunas go-
bernaciones en torno al abastecimiento alimentario de Bogotá. Estamos llenos
de inquietud, pues aunque hubo algunos cambios en el Plan Maestro diseñado
por Peñaloza y Mockus, gracias a algunos debates ciudadanos al inicio de la
administración Garzón, sigue muy presente la lógica de las agro y multiredes,
las especializaciones campesinas, en una lógica de acopio y de favorecimiento
de las grandes superficies en la comercialización de alimentos en Bogotá. Una
de las metas del Plan original era que las grandes superficies pasaran del 17 o
el 18% del mercado alimentario de la ciudad al 33%, y que se debía acabar con
los tenderos bogotanos, pasando de 130.000 a 6.000 en nombre de la eficiencia
económica y de la competitividad. Al respecto nunca hubo una respuesta clara
sobre cómo se iba a resolver el impacto en el ingreso de 1’000.000 de personas
asociados a ese pequeño mercadeo, y en los tejidos sociales y comunicativos
populares correspondientes, a raíz de la intromisión de esas grandes superfi-
cies en los barrios, quienes de hecho compiten deslealmente con las tiendas,
las plazas y en general los mercados alimentarios abiertos. Hoy se apresta el
Distrito a un acuerdo de profundización del Plan Maestro de abastecimiento y
no tenemos ese debate en la palestra pública.
Ejemplos como estos quizás ayuden a presentar de modo sintético unas
tesis sobre la caracterización política del POT y los retos de su revisión en el
marco de las intenciones que persigue éste Foro, pues ellos nos ponen ne-
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Ordenamiento territorial, poder y democracia en la globalización
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Ordenamiento territorial, poder y democracia en la globalización
de larga duración histórica, el sustrato desde los cuales los Estados nacio-
nales emprendieron sus tareas de centralización política y han perdurado
como encadenamientos urbano rurales diferenciados desde sus bases na-
turales y culturales, pero también desde grandes divisiones del trabajo o
especializaciones socio-económicas de mercados y territorios culturales.
En el caso de la Región Central del país, antes que inventar una ciudad
región, está el problema de democratizar y mejorar muchas de las relaciones
que la sustentan y que están construidas históricamente en tanto regionales;
por ejemplo, el caso del campesinado aún existente en alrededor de 300
municipios que en este momento están ligados al abastecimiento bogotano
y a su economía, y cuya pluralidad depende del establecimiento de relacio-
nes de equidad económica y ambiental en esa articulación; en un sentido
diferente al esquema de urbanización planteado además como inexorable
por los planificadores, que hacen cálculos demográficos sobre el futuro de
Bogotá, cuyos guarismos repercuten en discursos sobre la movilidad dentro
de la competitividad, y saltan hacia las acciones políticas para plantear la
redistribución en el espacio dentro del Plan de Ordenamiento Territorial.
Así, el POT acaba siendo el racionalizador de las tendencias dominantes si
no lo revisamos a fondo.
En ese orden de ideas, un corolario de la anterior tesis, llega a ser el
hecho de que es preciso repensar el modelo de ciudad desde el mismo re-
pensar el modelo de la región donde se ubica y sustenta la primera. La ciu-
dad no son sólo sus equipamientos, sino también tejidos, relaciones socio-
culturales de reproducción social y familiar que van del centro urbano a la
ruralidad, y viceversa.
De otra parte, y en relación con lo anterior, el país tiene una oportu-
nidad de ayudar resolver el problema de la guerra desde propuestas de la
Región Central, que se sabe, tiene un peso enorme en la economía, en el
empleo, en los servicios de todo el país, y por supuesto en los alcances de
la economía y sociedad del campesinado que aún subsiste. Pero en vez de
resolver la regionalización del desarrollo para aportar lógicas democráticas
al país, siguiendo los mandatos electorales que han dado derrotas enormes
a la derecha en las principales ciudades, se nos vende o impone la idea de
un desarrollo hacia fuera, como “oportunidades de adaptación a la globa-
lización”, como un hecho natural que no se discute ni existe en los agendas
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Ordenamiento territorial, poder y democracia en la globalización
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Ordenamiento territorial, poder y democracia en la globalización
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El modelo global y la construcción local
del territorio
Dora Peña*
* Asamblea Sur
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E l éxito de esta convocatoria significa que hay con nosotros muchas más
personas pensando en la revisión del POT, y en que las políticas actua-
les en Bogotá son inequitativas, injustas y están perjudicando a mucha pobla-
ción a pesar de que eso no se vea en los indicadores económicos y de bienestar
social. Para Asamblea Sur, proceso en el cual he venido participando desde
hace seis años, ha sido una tarea importante entender la lógica del capital en el
marco del territorio y de los conflictos que todo el tiempo están perjudicando
al sur de Bogotá, la cual nos llevó a formular nuevos interrogantes desde la
perspectiva de la Cuenca Hidrográfica del Tunjuelo, que presenta conflictos en
la zona urbana, y también una serie de potencialidades que después de hilar e
investigar dan cuenta de la verdadera razón de la desgracia que tenemos en el
sur de Bogotá, desde el punto de vista de indicadores sociales de vulnerabili-
dad de las personas, la indigencia, los altos índices de inseguridad, entre otros
problemas.
Otra entrada del análisis y la práctica de Asamblea Sur parte de algo que
ya ha sido dicho aquí: el territorio no es solamente el espacio geográfico o fí-
sico, sino también las relaciones culturales, de cariño y afecto que se generan
en un espacio determinado, lo cual define su construcción y desarrollo.
En este sentido hemos venido haciendo una serie de reflexiones desde
la cotidianidad y desde el sentir y vivir en el sur de Bogotá, enfrentando
conflictos como la minería, el basurero de Doña Juana, las inundaciones y
el crecimiento urbano, que más allá de las declaraciones y compromisos de
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DOS
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Ordenamiento territorial,
región y país
Avances y limitaciones en la mirada
sobre la ciudad y la región central
Patricia Rincón*
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L a base del análisis que presentaré sobre la temática que nos reúne, re-
coge dos puntos de vista sobre la región central; uno más personal y
académico, surge desde la perspectiva de un trabajo de tesis doctoral, elabora-
da con apoyo de un grupo de investigación de la Universidad Nacional; el otro,
desde trabajos de acompañamiento a éste proceso de integración regional, rea-
lizados para la Secretaría Distrital de Planeación.
Estamos convocados a una reflexión sobre la revisión del POT de Bo-
gotá a efectuarse el próximo año, en función de temáticas variadas, dentro
de las cuales se encuentra la regional. Es importante precisar que la forma
como se estructura la relación de Bogotá con su región tiene un primer ni-
vel de referencia en sus vías, en tanto conexiones que van configurando las
actuales relaciones desiguales entre la ciudad y la región.
Las vías principales de Bogotá, empiezan a adquirir un sentido regional
cuando se las mira en el contexto de sus departamentos vecinos. Así Bogotá
se va conectando por la calle 80 con el occidente de Cundinamarca, por la
autopista norte y la carrera 7ª con Boyacá, por la autopista sur con el Tolima,
y por la Avenida Boyacá con el Meta. Si miramos estas vías en el contexto
nacional, vemos que conectan desde Bogotá hasta Antioquia, la Costa At-
lántica y Venezuela, o el Pacífico y Ecuador. La conexión tradicionalmente
más débil ha sido con el oriente del país.
En este contexto uno se pregunta sobre el impacto de Bogotá en la re-
gión, y cuál es el límite de éste impacto respecto de los departamentos ve-
cinos o del territorio nacional. Es importante mencionar algunas cifras, así
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Ordenamiento territorial, región y país
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Ordenamiento territorial, región y país
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La ciudad región: sentidos del territorio
en la globalización
Jorge Pulecio*
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Q uiero comentarles que hice un estudio en España sobre los temas de
los impactos territoriales de la globalización y en uno de los módu-
los de mayor discusión, me sorprendió que el expositor central se refirió a un
Maestro de Colombia que había hecho unos grandes aportes, los cuales que-
rían ser retomados para el caso de España sobre los temas de integración regio-
nal. Ese Maestro era por supuesto Orlando Fals Borda, tal vez más conocido en
América Latina y en otros continentes que entre quienes toman decisiones de
política sobre ordenamiento territorial en nuestro país.
Es importante destacar que el contexto en el cual se va a discutir el POT
es el de la globalización; marco en el cual el tema del territorio y del espacio
ha sido tratado por algunas corrientes desde la perspectiva de los “no-luga-
res”, que nos ubica en el mundo de las redes, los flujos, los espacios simbó-
licos y no euclidianos. Esa tendencia a suponer que los territorios pueden
pasar a un segundo lugar en un contexto de globalización es sustentada por
las innovaciones tecnológicas, el avance de la comunicación, el transporte,
los sistemas y el comercio de servicios dentro del cual muchos de los bienes
son intangibles, lo cual ha llevado a suponer que efectivamente estábamos
entrando a un mundo carente de lugares y espacios locales; pero dichos
supuestos vienen siendo contrastados no solo en la teoría sino también en
la práctica política.
En el Informe de Desarrollo Humano que presentó el PNUD para Bo-
gotá la semana pasada, precisamente se destacan aspectos como los que la
Profesora Patricia Rincón resaltaba para el caso de la ciudad. Una simple
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
idea para concretar sobre por qué sí son vigentes los territorios es la exis-
tencia de la competitividad y la pertenencia. En todo caso, en el contexto
de globalización las empresas fluyen a escala planetaria buscando ubicarse
en aquellos espacios más fértiles para ser competitivas, es decir donde haya
oferta de recursos naturales, humanos, institucionales, ambientales etc., y
reglas de juego que les permitan ser innovadores y por lo tanto competir
a escala planetaria. Pero en este escenario es evidente que finalmente las
empresas aterrizan en los lugares; y por más que hablemos de ciudadanos
del mundo, o que sepamos por ejemplo que hoy el 9% de los bogotanos
son residentes fuera del país, es decir tenemos 650.000 bogotanos viviendo
fuera de Colombia, o que la mayoría de los bogotanos no somos de Bogotá
a pesar del flujo de personas que es característico de la globalización; en
todo caso los seres humanos no sólo nacemos en algún territorio sino que
en él encontramos ofertas ambientales y familia, heredamos una cultura y
unas tradiciones, que nos hacen pertenecientes a algún lugar. Así migremos
estamos buscando espacios fértiles para tener éxito como seres humanos.
Tanto las empresas como los ciudadanos se organizan espacialmente
en los territorios; y a partir de ellos construyen historias, sentidos de per-
tenencia, legitimidades, espacios, institucionalidades y consensos políticos
que les permiten seguir existiendo a pesar de la globalización. Lo que quiero
destacar es que los ciudadanos, las ciudadanas, las empresas constituidas en
los lugares como ciudades o regiones con pertenencias, se concretan como
tales en estos espacios locales, y allí desarrollan los sentidos de solidaridad,
los pactos sociales, los proyectos de futuro compartidos.
Si en el contexto de la globalización aparece la tensión de los no-luga-
res, de los flujos de mercancías, empresas, capitales, personas, ideas, datos,
imágenes, culturas y saberes; también de manera contradictoria, en esos
espacios territoriales aparecen los sentidos de pertenencia, legitimidad y
solidaridad.
La siguiente idea que quiero compartir hace referencia a que, segura-
mente ciudades como Bogotá, y masas metropolitanas en particular, son
espacios socialmente construidos pero en permanente reconstrucción; lo
cual refuerza la importancia de abandonar la lectura de las ciudades como
datos, y profundizar en metodologías de análisis que nos permitan verlas en
movimiento, en esa permanente dinámica reconstructiva. A Bogotá diaria-
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Ordenamiento territorial, región y país
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1
En la página de la alcaldía, en el link Bogotá internacional aparece una extensa bibliografía
sobre el tema la cual invito a que sea consultada. en la que se evidencia el costo para la
Soberanía Alimentario de la ciudad frente al TLC
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Ordenamiento territorial, región y país
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Exigiendo participación democrática
en el ordenamiento del territorio.
Por el centro de todos y todas
Jaime Mora*
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Algo de memoria…
1
Fuente: DAPD. PZCB- 2004
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Ordenamiento territorial, región y país
2
Fuente: consultar estudio de Productividad y Competitividad para Bogotá elaborado por
Monitor Company en Cámara de Comercio, además consultar visión compartida de región
de Consejo Regional de Productividad y Competitividad de Bogotá y Cundinamarca.
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Ordenamiento territorial, región y país
nos, puentes, caminos, cultivos, paisajes; son los espacios habitados por la
memoria y la experiencia de los pueblos”, es decir, pensamiento plasmado,
espacio construido por el tiempo, el de la naturaleza y el de los seres hu-
manos, de los pueblos, de la vida; y decir como en el Foro Social Colom-
bia: “Nos toca hacer el camino juntos. Así que lo empezamos para llegar a
donde queremos. Así todos, como los pueblos de América, estamos siendo
contagiados de una Alegría que se llama dignidad y esperanza.”
95
Estructura ecológica principal y POT
Andrés Ramírez*
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E l componente ambiental en la planificación territorial de Bogotá (Plan
de Ordenamiento Territorial -POT-) es expresado principalmente en
lo que se denomina Estructura Ecológica Principal -EEP-, definida en el artí-
culo 17 del POT (Decreto 190 de 2004) como “la red de espacios y corredores
que sostienen y conducen la biodiversidad y los procesos ecológicos esenciales
a través del territorio del DC, en sus diferentes formas e intensidades de ocu-
pación, dotándolo al mismo tiempo de servicios ambientales para el desarrollo
sostenible”.
Dicha estructura cubre actualmente una superficie de 76.468 has
(47.2% de Bogotá), y existe en cada “tipo” de suelo que hay en Bogotá en
proporciones del 10.8% del “suelo urbano” (4.130 has del total de 38.306
has); de casi el 60% del suelo rural, que cuenta con 71.680 has; y el 22.1%
del “suelo de expansión” (658 has), destinado para el crecimiento urbano.
El enfoque de determinar una estructura ecológica principal para Bo-
gotá se enmarca en la lógica de la definición de espacios estratégicos para
la conservación biológica, la recreación y la provisión de bienes y servicios
ambientales; y cuenta con los siguientes elementos de territorio. 1. Los Co-
rredores Ecológicos, es decir las zonas verdes que acompañan los bordes
urbanos, la red hídrica y las principales vías, con el fin de aumentar la co-
nexión ecológica entre los elementos de aquella tanto en las áreas rurales
como en las urbanas; 2. El Área de Manejo Especial del Rió Bogotá, corres-
pondiente a la ronda del río Bogotá y su zona de manejo y preservación;
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Entre las áreas protegidas del orden nacional, se encuentran el Parque Nacional Natural de
Sumapaz y la Reserva Forestal Protectora Bosque Oriental de Bogotá (Cerros Orientales), el
primero con fuertes conflictos de manejo y toma de decisiones concertadas con la población
local, y los Cerros Orientales con complejos conflictos ambientales asociados a su manejo
y concertación social e interinstitucional. En el nivel regional está el área proyectada como
Reserva Forestal Regional del Norte; y finalmente en la escala distrital existen al menos
71 Áreas, la mayor parte de las cuales desconocidas por la ciudadanía general, muchas no
delimitadas, e ignoradas por los propietarios de sus suelos, quienes no saben que están en
un área protegida; y menos del 30% de ellas tendrán planes de manejo en los próximos
cuatro años, lo que evidencia la ausencia de un eficaz Sistema Distrital de Áreas Protegidas,
que de hecho cuenta con cuatro categorías principales de protección natural: Santuarios
Distritales de Fauna y Flora, Áreas Forestales Distritales, Parques Ecológicos de Montaña
y Parques Ecológicos de Humedal.
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Ordenamiento territorial, región y país
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Aún está por definirse su declaración.
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Ordenamiento territorial, región y país
Cada uno de estos proyectos urbanos es descrito con claridad en el Plan de Ordenamiento
Territorial de la Ciudad.
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Algunos de sus representantes presentaron ponencias en el evento de septiembre de 2008,
incluidas en este libro (nota del editor).
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TRES
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C omo punto de partida es preciso reconocer que durante los últimos
años Bogotá se ha convertido en una ciudad paradigmática y referente
de los procesos de transformación urbana no solo en Colombia sino en Amé-
rica Latina, y que ello se deriva del proceso de inflexión constitucional de los
años 90, y del cambio en el conjunto de paradigmas que moldean los mode-
los de desarrollo nacional y urbano. Pero a pesar de ello y de los avances en
planeación urbana, Bogotá continúa siendo una ciudad fragmentada, donde
coexisten diversas formas de construcción y apropiación territorial.
En ese sentido no podemos hablar de una sola ciudad, ni de una ciudad
formal, ni de una sola lógica de construcción de la ciudad, sino de que ésta
es la sumatoria de actuaciones que se conectan a través de distintas lógicas
de ordenación y planeamiento que han permitido configurar un modelo
propio de Bogotá, en el cual se superponen dos formas básicas de produc-
ción de ciudad: la formal y la informal, que antes que ser antagónicas, son
dos modelos que coexisten en el territorio, y que basan su racionalidad en
formas diferenciadas de mercado, incidiendo negativamente en la habitabi-
lidad y la calidad de vida de la mayoría de su población.
El modelo parte de reconocer que hay una población en el territorio,
disponible para poder atender las distintas actividades y lógicas que establece
el mercado; y desde esa perspectiva el problema del modelo no se centra en
resolver la problemática ni las necesidades de aquella, sino en disponer de los
recursos existentes en ese territorio para poder fortalecerse como modelo,
indistintamente de que todos puedan ser beneficiados o no. Ese es un punto
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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El POT y las transformaciones de la ciudad
na de ellas han logrado establecer unas dinámicas sobre las otras y estable-
cer un punto de desarrollo. De esta manera las respuestas públicas para los
problemas urbanos han sido diversas y han cambiado de administración en
administración, sin una perspectiva que permita mirar políticas públicas de
mediano y largo plazo.
A partir de ahí, un segundo aspecto relevante: el modelo de desarrollo
propuesto, sobre el cual se configura el modelo de ciudad. Es claro para to-
dos que el modo de producción capitalista determina las relaciones de la so-
ciedad y las relaciones de producción del territorio, por lo tanto las nuevas
formas que asume ese modelo en el territorio son expresión de la manera
como se apropian las distintas formas de ordenamiento y de planeación.
En el caso concreto del ordenamiento territorial, a mi modo de ver exis-
ten cuatro elementos que configuran ese modelo: 1) el territorio, 2) la pobla-
ción, 3) la política y 4) el mercado. El territorio, tiene la dificultad de que no
corrige los problemas de la segregación socio-espacial, propicia la expulsión
de territorios mejorados por parte del mercado, y mantiene las prácticas de
especialización de usos del suelo en función de esas lógicas del mercado. En
cuanto a la población, no se basa en la actuación sobre sus necesidades, ni ata-
ca los problemas estructurales de la pobreza y la miseria, y más bien construye
una práctica unilateral de la participación en la democracia; y su eje central de
actuación no apunta al mejoramiento de la calidad de vida. Desde la política,
supedita las relaciones de lo público a lo privado, no le interesa la construc-
ción social del territorio, la respuesta pública a los problemas urbanos es por
defecto y no por una acción anticipada, apunta a la construcción del modelo
de desarrollo fortaleciéndose en la mirada del estadio neoliberal. Y el mercado
se asume como la base del modelo de desarrollo, materializa el modelo de
ciudad en marcha y determina la construcción de la política pública.
Este modelo que ya opera en Bogotá, que no es un producto del POT en
tanto modelo que viene desarrollándose con anterioridad a la expedición de
este instrumento, ha efectuado la transferencia de la responsabilidad públi-
ca al sector privado en materia de servicios públicos, mediante la privatiza-
ción de las empresas de electricidad, telecomunicaciones, gas natural y aseo,
en materia de servicios sociales con los modelos de privatización de salud y
educación entre otros, y la venta de los activos públicos con el pretexto de la
reinversión para la atención de las necesidades sociales.
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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El POT y las transformaciones de la ciudad
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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El POT y las transformaciones de la ciudad
Esta es hoy por hoy una manifestación de ese modelo global de desarro-
llo, que es inadmisible tanto desde el punto de vista humano como urbano,
y por ello, a manera de conclusión, se plantean cuatro aspectos esenciales en
la perspectiva de una ciudad incluyente, a partir del reconocimiento de las
distintas formas de concebir y hacer ciudad y frente a la posibilidad de cons-
truir un modelo compartido.
El primero, tiene que ver con profundizar los procesos de descentralización,
no sólo como desconcentración de funciones, sino de descentralización de las
responsabilidades de la ciudad, que de acuerdo con su tamaño, no puede seguir
funcionando con una mirada centralista para poder atender las distintas escalas
de los problemas que afectan este territorio. En segundo lugar, la necesidad de
garantizar adecuados procesos de participación ciudadana con carácter deciso-
rio. La participación no puede seguir siendo matizada y maquillada a través de
lógicas en las cuales se invita a participar a través de distintas metodologías que
siempre llegan a lo mismo: opinen, digan, propongan, pero otros deciden. El
tema de la participación en la definición de las políticas públicas es fundamental,
como lo es en este caso frente a lo que significa el ajuste y la revisión del POT.
El tercer aspecto se refiere a garantizar que los procesos de planifica-
ción superen la perspectiva económica. Allí hay una dificultad importante: el
tema del ordenamiento de la ciudad ha estado determinado históricamente
por distintas escuelas y miradas, tales como la de los arquitectos–urbanistas
o las jurídica o económica, mientras no se han visto reflejadas otras escuelas
de pensamiento y acción sobre el territorio. En ese sentido hay que superar
la perspectiva actual, fundamentalmente económica, no porque sea negativa,
sino porque el enfoque se centra en los intereses particulares de un sector y no
en el conjunto de los intereses de la sociedad. El último aspecto es garantizar
el tema de la sostenibilidad de manera multidimensional, pues aquella no es
simplemente un fenómeno ambiental o de los ambientalistas, la cuestión está
en como garantizar que las generaciones presentes y las futuras que ocupamos
este territorio podamos desarrollarnos acá, y esto implica garantizar sostenibi-
lidad en todos los ámbitos.
Para concluir, desde la perspectiva aquí enunciada se busca construir un
proyecto compartido no solo de ciudad, sino también de nación, sociedad y te-
rritorio que garanticen su futuro a mediano y largo plazo, y no tanto como res-
puesta frente a momentos coyunturales de la economía o del sistema financiero.
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El ordenamiento físico-espacial de la ciudad
y las opciones y capacidades de los
ciudadanos
Humberto Molina*
* Economista y urbanista. Hace parte del equipo técnico y académico del Informe de
Desarrollo Humano –IDH- para Bogotá que el Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo –PNUD- lanzó recientemente.
114
D ebemos empezar por volver a señalar que partimos de una ciudad
dual como elemento fundamental del modelo urbano en el que he-
mos desembocado, producto del proceso de crecimiento acelerado de la ciu-
dad en estos últimos cincuenta años. Dicha dualidad se presenta entre una ciu-
dad formal desarrollada de acuerdo con un conjunto de normas urbanísticas,
en la cual han predominado modelos provenientes del movimiento moderno;
y una ciudad informal, espontánea; y se expresa en un fuerte desequilibrio,
puesto que más de la mitad de la población habita en menos de la mitad del
territorio desarrollado informalmente, y no más de un 30% está localizada en
áreas residenciales de origen propiamente formal, construidas mediante pro-
cesos de urbanización contemporáneos.
Este es un primer elemento fundamental que deben enfrentar los pro-
cesos de planeamiento, cuyas raíces históricas y económicas han sido sufi-
cientemente analizadas, y que no son atribuibles en su integridad a fallas de
las políticas públicas. En esto hay que ser muy claro, pues si bien estas han
fallado en algunos aspectos, también hay un problema de recursos, es decir,
de necesidades. Bogotá es un caso paradigmático en América Latina, junto
con Sao Paulo, Río de Janeiro, Lima y Ciudad de México, en tanto crecieron
tan rápidamente que bajo ningún escenario hubiese sido posible disponer
de los recursos públicos necesarios para canalizar sus procesos y conjurar
todos los posibles efectos negativos de ellos; pero también es preciso anotar
que aún con la carga y las externalidades negativas de dichos procesos, a
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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El POT y las transformaciones de la ciudad
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Estos avances son muy importantes porque pese a todo lo que falta, sig-
nifica que hemos tenido unas políticas públicas sostenidas en estos últimos
quince años que han ido mejorando notablemente la calidad humana, y
conjurando algunos factores de exclusión. Por ejemplo la mayor cobertura
educativa y accesibilidad espacial a los equipamientos educativos, implica
mejores oportunidades de los más pobres y ese es un punto que es impor-
tante subrayar, así como los mejoramientos en el espacio público.
De cierta manera esto explica lo que se ha llamado en algunas partes
el milagro Bogotá. Quiero subrayar esto de entrada porque también han
mejorado la calidad de la administración pública y la gobernabilidad de la
ciudad en cuanto a fluidez política, y a calidad de un consejo más vigilante
y pluripartidista y con menor corrupción administrativa, lo cual no im-
plica necesariamente que las políticas de regulación económica no puedan
ser sustancialmente mejoradas en beneficio del conjunto de los ciudadanos
desde el punto de vista fiscal, en cuanto a políticas tributarias o de regula-
ción de las concesiones de servicios públicos.
Este es un punto de partida importante, pero hay otro, importante para
reflexionar sobre los cambios a estimular y acelerar, los problemas a resol-
ver, y las cuestiones negativas a suprimir junto con los avances sustanciales
que se han dado en la naturaleza de la ciudad: el nivel de segregación.
Cuando medimos por ejemplo en el Informe de Desarrollo Urbano la
segregación, no resultaron muy diferentes los tiempos de viaje entre secto-
res de distinto nivel socioeconómico; pero cuando se les mira más en deta-
lle en la escala barrial o local, por supuesto que aparecen diferencias muy
significativas, ya analizadas en trabajos anteriores como el realizado sobre la
Operación Usme, en donde se revela claramente que las localidades particu-
larmente del sur y del suroccidente, albergan hogares pobres cuyos miem-
bros deben viajar durante más tiempo, y son destino de menos gente, mer-
ced a un problema de movilidad según el cual los hogares pobres requieren
más energía, con un efecto indeseable sobre el equilibrio ecológico urbano
y sobre las pautas de movilidad urbana, y que por lo tanto el problema de
movilidad sigue siendo crítico.
También cuando medimos en el Plan Maestro de espacio público cómo
es la accesibilidad a espacios públicos de distinto nivel, no solamente en tér-
minos de la disponibilidad de metros cuadrados por habitante, sino de qué
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Modelo de ciudad, poder e instrumentos
de planificación
122
Q uisiera plantear algunos problemas no tanto a partir del modelo es-
pecífico de ciudad, ya debatido, pues no creo que sea preciso repetir
la necesidad de un modelo incluyente, ni los problemas y vacíos actuales de la
ciudad. A ese respecto, los puntos de la ciudad multicéntrica y del apoyo a la
economía popular son fundamentales para avanzar.
Uno de los problemas del país que es preciso superar, es que antes de
empezar a hacer algo ya estamos proponiendo cambiarlo, como sucede con
el modelo de ciudad propuesto por el POT del 2003, en el cual está plantea-
do todo el tema al que Carlos Torres hizo referencia, referido a una ciudad
incluyente, no segregada; pero no lo hemos logrado, en tanto no hemos
logrado poner en práctica el modelo mismo.
La visión regional es fundamental, y el POT nuevo la incorporó en
el planeamiento, pero no ha tenido los resultados esperados. Han pasado
cinco años, en los cuales el desarrollo de la región, por lo menos la que
está alrededor de la ciudad, ha sido cada vez más caótico, menos ordenado,
cumple cada vez menos con los requisitos de una ciudad más incluyente y
ordenada, menos costosa de operar no sólo en el transporte de las personas
sino en el general de la ciudad. Igualmente, hay muy poco de la ciudad de
las centralidades allí propuestas.
De manera que en este nivel inicial se podría proponer una primera
conclusión, y es que si bien se ha avanzado en muchos temas como educa-
ción, dotación de bienes públicos, algunos aspectos de la movilidad, del es-
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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El POT y las transformaciones de la ciudad
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La ciudad es impensable sin tener en cuenta
lo que le sucede al país
Edgar Montenegro*
* Activista del movimiento social desde hace varios años, primero en el movimiento estudiantil,
después en el movimiento campesino y en los movimientos cívicos, donde ha tenido un mayor
reconocimiento. En los últimos tiempos ha venido trabajando en asuntos ambientales y
políticos.
128
C reo que tenemos tremendos problemas de comunicación, es decir, las
palabras ya no significan como tales lo que se supone que deben de-
cir, pues el Plan de Ordenamiento Territorial resulta de la pelea en torno a
un reordenamiento territorial nacional definido en la constitución del 1991,
de modo que los ríos unan y no separen como sucede en la división político
administrativa del país, y que la planeación pública sea coherente, consistente,
seria y ponderada, y no permita que diferentes centros del poder impongan y
decidan desde sus intereses el orden de un mismo territorio.
Como la crisis ambiental del país es más que evidente, así no esté en la
agenda pública de este país de muerte y mentira: cuando llueve nos inun-
damos y se anuncian racionamientos energéticos, y vivimos de crisis en cri-
sis hasta el punto que algunas ONGs y entidades internacionales viven de
nuestros desastres cotidianos; estamos hablando de centenares de miles de
personas afectadas, pero eso parece no existir, pues de hecho el año pasado
la Universidad Nacional y la Presidencia de la República estuvieron festejan-
do en el Congreso Nacional los diez años de la ley 388 y del ordenamiento
territorial de Colombia, a pesar de ser una ley ordinaria, y de carecer de una
ley orgánica que implicaría un cambio profundo de la división político-ad-
ministrativa del país.
Colombia se merece una revolución profunda en los términos de lo
propuesto en los años 70; pero nos hemos quedado en las palabras, y como
diría el poeta, cada quien merece lo que sueña. Algunos quizá soñamos de-
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
masiado al soñar con el destino de la nación; otros soñaron con ser bu-
rócratas nacionales e internacionales, que son peores que los nacionales,
y lo han conseguido: editan tremendos e importantísimos libros sobre lo
mucho que hemos avanzado, pero no hemos avanzado! Compañeros de la
academia y de la burocracia nacional e internacional: hemos retrocedido, y
lo hemos hecho tremendamente, pero si no quieren reconocerlo, no lo ha-
gan, allá ustedes con sus sueños, pero para algunos esto es una pesadilla: El
65% de la ciudad vive en condiciones de pobreza; algunos se atreven a decir
que tenemos instituciones democráticas, o que se trata simplemente de un
enfrentamiento de escuelas de pensamiento, pero ese no es el problema.
En términos del pensamiento, a propósito de la epistemología, en esta
misma academia donde ahora hablamos, tan crítica del pensamiento mo-
derno -ahora somos posmodernos-, no se reconocen las cifras que eviden-
cian el desastre en que está convertida Colombia, y en cambio no se cuestio-
nan afirmaciones propias del pre-modernismo que hablan de la paz como
producto de un milagro.
Algunos se preguntarán sobre la relación de esto con el POT, pero la
ciudad es impensable sin tener en cuenta lo que le sucede al país. ¿Acaso
los desplazamientos de los campesinos producidos por el terror oficial no
significan absolutamente nada, no tienen ninguna relación con la pobreza
de la ciudad? ¿Acaso esos desplazamientos de centenares de miles de campe-
sinos con la disculpa de la subversión, no son para apoderarse de la tierra ni
tiene que ver con el rebusque impresionante de los ciudadanos en el centro
de la ciudad?
Sófocles decía que “la ciudad es la gente”, e insisto en esto de las palabras,
porque sólo con esa frase podríamos entrar en un enorme debate: ¿Quién es
la gente? Porque si la gente es el conjunto de los sectores acomodados de la
ciudad, o las burocracias, o si la ciudad es apenas lo físico-espacial, pues no
se deben criticar las terribles condiciones en que vivimos!
El POT como instrumento nació para que los planes de desarrollo de
los entes municipales no pasaran por encima unos de otros, y pudieran
compartir un recurso natural, llámese montaña, o río; pues había que hacer
algo ante el fracaso y la miseria de un pensamiento que nos estaba y nos está
conduciendo a un desastre que, entre otras cosas, ya está instalado entre
nosotros. Y luego nació la ley 388, como adecuación de la ley 9ª de Refor-
130
El POT y las transformaciones de la ciudad
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
mía; pero se trata de esa economía. Y otro maestro nos habla de articular la
informalidad a la formalidad. Lo que debemos hacer es recuperar el sentido
de la economía; y en cuanto a la informalidad, en el centro de la ciudad
hay vendedores clandestinos hasta que el código de policía prohíba que lo
hagan. Y es que ¿la venta de cigarrillos, de dulces, de llamadas telefónicas en
la esquina, qué tecnología de punta, no tienen nada que ver con las multi-
nacionales? ¿La señora que en la esquina nos vende la llamada a celular es
qué es aspirante a multinacional de las telecomunicaciones? ¿Por qué no
visibilizamos la formidable economía de la gente en el mismo rebusque?
¿Ustedes han visto en la carrera séptima los viernes entre cinco y nueve de la
noche, la gente vendiendo lo que sea?
Uno de esos oportunistas, creo que se llama Antanas Mockus, utili-
zando el prestigio de la Universidad, nos embarcó en torno a una ciudad
educativa, y creó una ciudad publicitaria para el mandatario de turno, un
sirviente del neoliberal que estuvo manejando este país cuando se cometie-
ron los mismos crímenes de ahora, que se llama César Gaviria; pues decía
que la basura de los pobres es pobre! Y en efecto, a un matemático no se
le puede escapar que los pobres somos millones. Pero, a propósito de la
discusión en torno a las palabras, basura es todo lo que no nos sirve, lo que
nos contradice en términos de las palabras, pero también los residuos que
mezclamos, de manera que hablamos basura sobre planeación y política y
economía, para que las nuevas generaciones no se planteen muy seriamente
ir a la esencia de las palabras, y reconozcan qué estamos hablando cuando
nombramos la planeación sin tener en cuenta los intereses y los derechos de
la inmensa mayoría de la ciudadanía; pues entonces tendríamos que inven-
tarnos otra palabra.
¿La planeación no debería de tener en cuenta acaso el conjunto de los
factores? ¿Acaso el Estado, conjunto institucional que maneja recursos pú-
blicos, no debe inclinarse en beneficio de los sectores más vulnerables? Pero
hace lo contrario, se inclina en beneficio de los sectores menos vulnerables;
si esa es la planeación, si la economía son las cuentas formales de los benefi-
ciarios principales de lo público y con lo público, pues entonces inventémo-
nos otro término para nombrar la economía.
Y en cuanto a la participación, a pesar de que nos han dicho que hemos
avanzado, no lo hemos hecho; más bien hemos retrocedido porque hemos
132
El POT y las transformaciones de la ciudad
perdido la esencia de las palabras. ¿Qué tal los avances respecto de la pobre-
za con base en el asistencialismo más cínico? Eso no tiene presentación, el
banco arquidiocesano de alimentos, o sea la santísima madre iglesia, recibe
regaladas las sobras de las grandes cadenas de comercialización de alimen-
tos, y nos las venden a los comedores populares, arman una cadena de inter-
mediaciones y nos inducen a competir en los barrios populares a ver quién
se queda con el negocio de la pobreza. Nosotros, los que tenemos hambre,
hacemos posible el formidable negocio de los alimentos, que beneficia a los
atracadores de lo público con algunos informes técnicos muy bonitos sobre
la forma como vamos avanzando.
En cuanto a la descentralización, comparemos los presupuestos asig-
nados para este aspecto. Se les llena la boca de agua pensando que están
entregando 800 mil millones para combatir la pobreza en los planes de de-
sarrollo local, según el acuerdo trece; pero esa cifra es muy pequeña: la cifra
maravillosa son los 12 billones 500 mil millones para los “megaproyectos”
que aquí se señalan como grandes desarrollos, en realidad para beneficio de
ciertos sectores, y a costa de fracturar la ciudad a través de grandes avenidas
y de una especialización de servicios caracterizados por muchos como la
inhumanidad y el malestar de las ciudades; por eso aquellos viven en sus
guetos con una cantidad de vallas cuidándose de los pobres, porque los po-
bres, que somos la inmensa mayoría y a los cuales nos pertenece la ciudad
también, les resultamos peligrosos, porque olemos mal, nos vestimos feo,
no nos parecemos para nada al sueño que nos tratan de pintar de que esta-
mos andando en esa perspectiva.
Se me está acabando el tiempo para hablar de salud, de educación, cu-
yos grandes desarrollos en infraestructura que agradecemos mientras no
nos refiramos a la calidad, porque cuando un 50% de los niños de los estra-
tos 1, 2, y 3 no tienen suficiente alimentación y sus cerebros se quedan sin
potasio ni fósforo, se duermen en las clases a las que pueden acceder gracias
a la cobertura general.
Finalmente debo decir que ante los engaños de la participación, vamos
a tener que ponernos modernos por lo menos si queremos saltar la ilusión
de que en este país todo es perfecto: no solo no lo somos, sino que hemos
retrocedido.
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Carlos Torres
Q uiero partir por señalar a partir de una pregunta que se hizo: ¿Por qué
la Universidad Nacional con sus investigadores y analistas no se invo-
lucra más en la parte técnica de la planeación, en vez de criticar y distanciarse
en su torre de marfil como si también no fuese su responsabilidad? No sé si eso
está pasando, pues lo que estamos haciendo ahora es lo contrario, estamos ayu-
dando a abrir y a propiciar el espacio de análisis. Lo primero es que la Univer-
sidad no es una sino un conjunto de personas, espacios y relaciones con múlti-
ples miradas, diversas actuaciones y relaciones que interactúan con la sociedad,
y en ella hay miradas de todo tipo, una diversidad que permite que algunos se
relacionen y otros no, pero en todo caso esta es una discusión significativa para
la ciudad, como lo dijo ayer el Secretario de Planeación de la ciudad.
Aquí estamos iniciando un proceso en el cual ni siquiera la ciudad ha
establecido cómo quiere jugar, entonces no pretendan que podamos resol-
ver la inconformidad existente, pues es claro que efectivamente debemos
ser un actor protagónico en el sentido de lo que nos compete, y nuestra
competencia está en términos de la responsabilidad que implica el acompa-
ñamiento a distintas lógicas y procesos.
De otra parte, hay un grupo de preguntas bastante grandes sobre el
tema de la participación y la democracia, y eso es algo que no podemos
resolver aquí, en tanto se trata de uno de los temas centrales de lo que se ha
venido señalando no sólo en esta mesa sino en las otras de este encuentro:
¿Cómo construir una participación que no se quede en el discurso, en la
enunciación o en las palabras? Parte de la responsabilidad se deriva de la
forma como construimos los mecanismos de participación, porque existe
una fuerte tendencia a la institucionalización y al reconocimiento de que las
únicas formas son aquellas que se generan a través de las prácticas institu-
cionales, y nos limitamos a eso; pero este no es un espacio institucional, y
por lo tanto lo celebramos, pues de hecho convoca a la participación y a una
dinámica de interacción.
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El POT y las transformaciones de la ciudad
Humberto Molina
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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El POT y las transformaciones de la ciudad
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Edgar Montenegro
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El POT y las transformaciones de la ciudad
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CUATRO
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Ordenamiento y conflictos
territoriales en Bogotá
La vivienda, el suelo y el ordenamiento
territorial
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L a reflexión que presento a continuación tiene que ver con mi ejercicio
como docente universitaria y con mi experiencia en el trabajo de in-
vestigación o acompañamiento y asesoría a la administración en los temas de
precios del suelo e implementación del POT.
Para iniciar, uno de los efectos de las políticas neoliberales enfocadas
al tema de la vivienda, ha sido desmantelar toda la capacidad estatal y la
organización social al respecto de ésta, y de modo particular poner a los
diferentes actores a discutir únicamente el trámite de los subsidios. Este des-
articuló totalmente el complejo conjunto de elementos que confluyen para
construir, acceder y poder disfrutar de una vivienda digna, como la define la
Constitución del 91, dentro de los cuales está el tema del suelo.
Pero también, quiero en este foro discutir lo del modelo, que como
muchos otros problemas apareció en el POT del 2000. Cuando se discutía
el proceso de aplicar la ley de 388, se hablaba de un proyecto de territorio
o de ciudad en el POT de Bogotá, y entonces empezamos a hablar de mo-
delo, pero ese nuevo marco que ofrece la ley 388 cuando plantea los planes
de ordenamiento territorial, lo que trata de construir colectivamente es un
proyecto político que le de sentido al ejercicio técnico de la planeación. Por
eso me aparto de hablar de modelo, definido por un diccionario como “un
esquema teórico de un sistema, de una realidad compleja”, o por el diccio-
nario de la Real Academia Española de la Lengua como “lo que se elabora
para facilitar el estudio, la comprensión de un comportamiento o un punto
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
buena parte del corredor todo tiene el rótulo de urbano sin serlo realmente,
bajo un mecanismo orientado a darle a los propietarios la aprobación del
suelo como urbano sin algún tipo de cargo o de obligación de financiar la
urbanización; y por ende empezaban a especular con el suelo porque con-
taban con un decreto, un simple documento de disponibilidad de servicios
públicos, y por ello muchas de esos suelos siguen sin ser desarrollados a la
espera de los usos más rentables.
Un ejemplo es Ciudad Salitre, los urbanistas nos la presentan habitual-
mente como el modelo de planeamiento en la ciudad, pero ¿de cuál mode-
lo se trata? Treinta años reservando un suelo bien localizado y con buenas
estructuras, originalmente de una entidad pública, terminan beneficiando
a los estratos cuatro y cinco, que como vimos en la composición de la pobla-
ción tienen un desarrollo tan lento. Esta es la discusión que está agotando
el Plan de Ordenamiento, en el Plan Zonal del Norte; y si vamos a repetir
la misma experiencia de reservar por cincuenta o sesenta años el suelo para
los estratos medios y altos de la ciudad, los sectores populares seguirán ex-
cluidos.
Los suelos incorporados para usos urbanos a través de planes parciales
representan el cambio con la aprobación del POT: Estos han aumentado
desde el 2006 y vamos más o menos en unas 550 has. Si se observa grosso
modo tenemos 2000 has desarrolladas por los urbanizadores piratas, inte-
gradas por la ocupación ilegal; 2500 has formales con mecanismos ligados
a alianzas entre la administración y los intereses de los especuladores del
suelo, porque se desarrollan muy lentamente y en algunos casos de vivienda
de interés social -VIS- se reservan para usos urbanos. Esta es la minucia de
la intervención estatal que es el Banco de Tierras, es decir, Metrovivienda,
creado en 1998, el cual empezó a operar en el año 2000 con 400 has repre-
sentadas en los proyectos de Bosa y Usme, con respecto a la magnitud de
las 170 has que los piratas incorporan al año por usos urbanos, y como un
mecanismo ligado a la política de subsidios directos a la demanda dirigidos
en su gran mayoría a la construcción de vivienda por constructoras empre-
sariales.
Lo anterior significó un lento desarrollo. en primer lugar porque ese
sector afirma no estar interesado en construir vivienda de interés priori-
tario -VIP-, es decir del más bajo precio para la población más pobre de
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
la ciudad; entonces por un lado se hace poca vivienda -en este momento
Metrovivienda está vendiendo lotes de lo que llama vivienda tipo 1, es decir
del porcentaje más económico-, y por el otro, la familia tiene el subsidio
pero no cuenta con otros recursos para adquirir la vivienda, lo que demues-
tra que del total de ese banco de tierras solo se ha desarrollado la mitad,
aproximadamente.
Este dato señala que la vivienda formal aprobada en Bogotá, tipo uno
y dos, con un precio menor a $ 32 millones de pesos, es solo el 27% de
200.000 viviendas construidas en el periodo 2000 - 2006 en la ciudad, de las
cuales el tipo uno es sólo el 7% del total de la vivienda formal. En el último
periodo 1993 al 2005, en Bogotá aparecen 800.000 viviendas nuevas y un
poco menos de 400.000 son formales; el grueso de la vivienda está creciendo
en los barrios populares, tanto en expansión sobre áreas nuevas, como en la
redensificación de las áreas ya existentes en donde la vivienda de alquiler se
convierte en la opción para familias que carecen de los recursos para acce-
der a un lote sea legal o no.
Buena parte del 56% de las familias de los barrios de origen informal
viven en alquiler, producto de los procesos de redensificación de estas áreas
informales. Este aspecto hace parte de la discusión de ciudad densa o ciu-
dad compacta. Las zonas más densas están en buena medida ubicadas en la
periferia que son las zonas populares, con un modelo de vivienda progresi-
va que hace poco eficiente el uso del suelo porque las densidades son muy
bajas. Esto significa que la ciudad es relativamente densa; estamos hablando
de hasta 746 hab/ha, más de unas 150 viviendas/ha, una densidad relativa-
mente alta. Significa que el modelo de ciudad densa y compacta o la idea de
redensificación tiene que estar acompañada de las reglas de la norma urba-
nística de recuperación plusvalías, de imposición de cargas y sobre todo una
obligación que recientemente se ha empezado a implementar, que son los
porcentajes de VIP en cualquier proyecto, y los impuestos sobre la malla vial
de la ciudad, respecto de la cual los estratos 1 y 2 son los más excluidos, el 3
tiene una mejor cobertura y obviamente los estratos 5 y 6 están localizados
donde aquella tiene una mayor densidad.
En cuanto a la cobertura de los niveles de accesibilidad de las grandes
troncales en la ciudad, se vuelve a presentar que las más excluidas de los niveles
adecuados de accesibilidad son todas las zonas populares y el norte en creci-
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Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
Esa es otra de las grandes discusiones que no tiene que ver tanto con la
revisión del POT, sino más bien con la forma como se aplican las decisio-
nes que se adoptan. Una de estas discusiones es la del Plan Norte, donde se
propone que mínimo el 50% debería estar destinado a VIP, para que apro-
vechen la riqueza ambiental de la zona del norte, en la cual están la reserva
y el sistema de humedales, y además las inversiones que se van a percibir
en esa zona máximo deben ser de un 15%. Este es un tema sin doliente que
debería estarse discutiendo.
¿Cuál es entonces el proyecto de Ordenamiento del Territorio en tér-
minos del acceso a la población de más bajos recursos a la vivienda y al
suelo urbanizado? Hemos hecho ejercicios de planeación sin el cambio de
las reglas del juego de las rentas del desarrollo urbano, y los intentos son
aún muy tímidos al aplicar el arsenal de instrumentos previstos en la ley
388. Sin esa discusión previa el tema de la densificación y ciudad compacta
no tiene sentido, porque son los sectores populares resistiendo las más altas
densificaciones en procesos informales sin servicios, en detrimento de los
otros sectores, los más afectados.
El otro tema tiene que ver con el crecimiento de la población urbana,
pues si sigue creciendo a una tasa de crecimiento anual de 1.6 o 1.8% de
los cuales una buena parte está en los sectores populares, no se puede ne-
gar el problema del crecimiento físico de la ciudad cuya población crece
con una potencial densificación. Hemos empezado a tener un pensamiento
anti-expansivo en Bogotá, pero un movimiento contra la expansión que no
entienda las lógicas del mercado del suelo y de la norma, termina a su vez
apoyando la especulación con el suelo.
La no expansión y la norma generosa ilimitada de la ciudad, promueve
sectores urbanos casi sin casas, con una serie de divisiones suburbanas y
semi-rurales de las aéreas de expansión. Ejemplo de esto es Usme, toda la
disposición a la expansión de ésta zona, mientras en el Norte la ciudad ideal,
suburbana con grandes equipamientos y altos ingresos para grupos de es-
tratos altos, y mucho mejor si hay auto provisión de servicios públicos.
El problemas más grave en Bogotá es la norma que genera unas plus-
valías, se sigue haciendo de manera gratuita para el propietario del suelo y
los precios del suelo altos son un factor de exclusión para el que no tenga la
capacidad de pago; por ello se requiere de una política fuerte que reduzca
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El consejo territorial de planeación
y la participación social
Ricardo Nanclares*
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L a reflexión en el Consejo Territorial de Planeación CTP se refiere a que
todos contamos con los fragmentos necesarios para construir ciudad,
y eso es lo que representa dicha instancia en la ciudad: todos, técnicos, acadé-
micos, funcionarios o miembros de dicho consejo, entre otros, debemos par-
ticipar en un proceso político de formación de un nuevo modelo de ciudad.
Por ello presentaré algunos aspectos de la conformación del mismo, los retos
frente a la labor del POT, y una propuesta relacionada en su ejecución con los
soportes que podamos conseguir para hacerla realidad.
Los Consejos Territoriales de Planeación son la única instancia de par-
ticipación ciudadana creada con la Constitución del 1991, que como uste-
des saben es un acuerdo político en el cual participaron todos los actores de
la sociedad civil en busca de la reestructuración y la organización del Estado
colombiano, basado en principio de identidad y de justicia, según el cual
la democracia participativa quedó como un principio del Estado Social de
Derecho, proyectado territorialmente sobre la sociedad civil como actores
llamados a construir sociedad en conjunto con otros actores.
Con el POT se le asignaron funciones muy específicas establecidas por
el artículo 388 de la ley 152, según la cual el CTP debe emitir un concep-
to sobre el Plan de Desarrollo que elabora el alcalde electo, para poder ser
presentado a los concejos municipales y distritales. También tiene unas
funciones muy precisas relacionadas con la propuesta de modificación y de
formulación del POT. En un principio los CTP’s simplemente agotaban su
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Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
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¿Políticas de ordenamiento
o de acaparamiento del territorio?
Hugo Mendoza*
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P rimero que todo quisiera hacer una referencia histórica sobre lo que ha
sido nuestra ciudad. Inicialmente vivían los Muiscas, aquí en esta alti-
planicie en armonía con la naturaleza, tenían un ordenamiento del territorio,
sabían que debían respetar el agua, el aire, y por eso vivieron muchos años allí.
Hasta que llegó la invasión con un grito que decía tierra, y hasta el día de hoy
nuestros campesinos siguen luchando desde sus territorios, desde el campo,
desde sus montañas, por el territorio, por su tierra.
Desde y en los Cerros Orientales realmente se construye una ciudad
verdadera, y no esa ficticia que tiene que ver con el modelo mercantilista,
neoliberal y privatizador. Los Cerros tienen una estructura ecológica prin-
cipal, allí se produce el recurso más precioso que es el agua, allí están las
quebradas y aún se encuentran los vestigios históricos de los parques y las
alamedas, desde allí se nutre el Río Bogotá cada día más reducido por la
voracidad industrial de esta ciudad, frente a la cual muchos luchan por la
defensa de los humedales y las cuencas.
En esta gran reserva también encontramos nuestros cultivos que hoy
resisten; estamos haciendo la resistencia de las semillas, los custodios de se-
millas; pero también nuestra agua, enfrentando situaciones similares a la
de Usme, es una de las localidades más acabadas por esas multinacionales,
ahora castigada porque lo más triste es que Bogotá debe pagarles una multa
a aquellas, porque el río se les desbordó y les dañó su capital.
En nuestros cerros, que van desde las localidades de Usme, San Cristó-
bal, hasta las del centro y el norte (Santa Fé, Chapinero y Usaquén), existen
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
barrios y veredas campesinas que sueñan y que le dan una mano al orde-
namiento desde su pensamiento y conocimiento. Aún allí donde hay poca
infraestructura, está el conocimiento de nosotros que luchamos y resistimos
todavía por nuestros territorios.
Nosotros, nuestros abuelos, nuestros padres, llegamos a los Cerros
como única posibilidad de tener un pedazo de tierra para nuestras vivien-
das. Por eso estamos planteando desde nuestros territorios, la construcción
de un socialismo raizal como el propuesto por Fals Borda, basado en nues-
tra ciudad real y no en la ficticia; porque desde la ley no hay participación
ni información, sino una planeación sobre nosotros sin nosotros, que no
reconoce nuestra capacidad ni nuestras decisiones sobre nuestro territorio.
Así, aún estamos allí, resistiendo las políticas dominantes de esta ciudad,
referidas a la mercantilización y a la privatización, robo y monopolio de los
recursos naturales, tales como las leyes de aguas y forestal.
Por eso decimos que estamos en un Estado que no facilita la partici-
pación, que genera desplazamiento y es acaparado por el mercado. Esa es
la crisis del modelo que estamos viendo, sintiendo, viviendo desde nues-
tros territorios donde hay barrios y asentamientos sin servicios básicos, y de
donde se producen desplazamientos forzados por amenazas y allanamien-
tos. A ese respecto, una compañera decía que realmente no hay políticas de
ordenamiento sino de acaparamiento del territorio, y por eso como decía
otro compañero campesino, hecha la ley hecha la trampa.
Nosotros tenemos que construir nuestras leyes desde un quehacer
popular. Hay unos elementos que se abren para la participación, pero la
construcción de nuestro propio ordenamiento debemos hacerla nosotros
mismos. Me acuerdo de unos y los traigo a colisión, porque eran seis ha-
bitantes que por exigir el derecho a ese territorio tuvieron que pagar 10
meses en la cárcel modelo, perder la vivienda, con el argumento de que ese
territorio era peligroso; hoy en día allí, después de haber expulsado a todas
esas familias, están construyendo unos proyectos de apartamentos de más
o menos $2.000 millones y universidades privadas. Allí en nuestros cerros,
con el argumento de una franja de adecuación y de reserva nos expulsan a
nosotros, pero extrañamente las universidades privadas se han ido insta-
lando en nuestros territorios, destruyendo la naturaleza que es sabia y se
recupera sola.
160
Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
Por eso decimos que las políticas sobre nuestros cerros, aparte del or-
denamiento territorial, son neoliberales, en tanto imponen un modelo de
ciudad que nos empieza a desplazar, y a producir esa ciudad de y para unos
pocos, según lo decía Peñalosa, para el cual Bogotá es para 3’000.000 de
habitantes, y absurdamente, según él, ya somos 8’000.000. Así, ¿Para dónde
vamos con ese plan de ordenamiento que viene desde esa época?
Frente a esta realidad nosotros hemos construido unas estrategias or-
ganizativas desde nuestros territorios, planeadas y formuladas con base en
cartografía social. Consideramos que es importante reconstruir nuestra
historia porque los medios de comunicación neoliberales nos destruyen la
cultura, nos imponen su historia, nos dicen las mentiras cada día. Por eso
desde nuestros territorios seguimos soñando, seguimos movilizando.
Por ello este Foro debe servir para estimularnos a ir a nuestros territo-
rios a construir realmente desde unas constituyentes primarias de nuestros
territorios, para enseñarle a estos gobiernos neoliberales que nosotros real-
mente tenemos dignidad para vivir y construir. Por eso reconocemos nues-
tros territorios, y con nuestras experiencias estamos construyendo, conser-
vando nuestra soberanía alimentaria con nuestras semillas, reforjando una
política de hábitat, de integración social, de participación efectiva en ese
ordenamiento del territorio, según el cual de los cerros no nos vamos.
Frente a la política ambiental se debería iniciar la formulación de un
proyecto de ley orgánica para presentarla al Congreso, formulada conjun-
tamente con los procesos sociales. Decimos que se debe construir un Plan
de Ordenamiento Territorial Popular y Democrático, cuyos accionistas de-
ben ser todos los que andamos sin trabajo, sin vivienda, los humildes, los
habitantes de la calle, por una ciudad con aire limpio, con agua para todos,
donde se viva con dignidad, con salud y con un proyecto de construcción de
nación con niños y jóvenes vivos y dignos en el presente. Ninguna decisión
sobre nosotros sin nosotros.
161
Agenda propuesta hacia un programa
de plan de manejo y ordenamiento ambiental
y de los territorios populares para garantizar
acuerdos de pacto de vida en los Cerros
Orientales
* Tomado del libro Mesa Ambiental de Cerros Orientales, Territorios populares, ambiente y hábitat,
propuestas de política pública desde los Cerros Orientales de Bogotá. Bogotá, Mesa Cerros, enero
2008. Página 52 y ss. Allí se publicó con la siguiente nota: “Este documento es un resumen del original,
producido a mediados del 2007 dentro de un intento de la Mesa Ambiental de Cerros Orientales de
conformar una mesa de interlocución y concertación con el gobierno distrital, que fue rápidamente
desestimada por éste, en tanto no sólo no asumió ningún compromiso al respecto, sino que no se dignó
responder de modo oficial esta propuesta. Posteriormente, en noviembre del 2007, se intentó de nuevo,
también de modo infructuoso, a pesar de haber avanzado con algunos funcionarios medios, en varias
definiciones temáticas preliminares, como se detalla más adelante. En consecuencia, aquí se agrupan
temas para una probable agenda de trabajo con la nueva administración Distrital, con la Car y el
Ministerio del Medio Ambiente”.
162
P ropuestas: Objetivo: Construcción concertada de política y acciones
públicas de manejo integral de los territorios que conforman los Ce-
rros Orientales de Bogotá, que incluya la conservación ambiental, la defensa
de territorios y de los derechos de las comunidades que los habitan, la reso-
lución de los conflictos territoriales y de competencias institucionales que
existen.
163
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Temas:
1. Los seis ejes temáticos del documento “Lineamientos para la construcción
de la política pública ambiental Distrital, Cerros orientales de Bogotá,
territorio sostenible y patrimonio ambiental: para sus pobladores actuales,
el distrito, la región y la nación” producido por la Mesa Ambiental de
Cerros Orientales y remitido a las entidades.
2. Reordenamiento territorial (y relaciones con POT, Planes Maestros y
zonales, PGA y otros instrumentos de planeación de la ciudad).
3. Zona de reserva campesina.
4. Política de hábitat (reordenamiento en sitio, alto riesgo, cuencas,
legalización de barrios, legalización de tenencia individual y colectiva,
mejoramiento integral de Ecobarrios y Ecoveredas).
5. Instrumentos de gestión del suelo urbano.
6. Cerros Orientales y región (Comisión Conjunta, ley orgánica de
ordenamiento territorial, modelo de productividad y competitividad).
164
Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
Composición de la mesa:
Miembros constituyentes. Delegados de la Mesa Ambiental de Cerros
Orientales, quienes serán miembros de cada uno de los procesos que la
conforman, Delegados de las principales instituciones distritales con com-
petencia en el tema (Secretaría de Gobierno, Dama, Planeación Distrital,
Jardín Botánico, Empresa de Acueducto, Metrovivienda, Caja de Vivienda,
Depae, IDRD), de acuerdo con las necesidades se invitará a otras institucio-
nes para cumplir el objetivo general.
Miembros invitados: Censat, Enda América Latina, Cinep, Planeta Paz,
Trenza, Fedemprender; delegados de organizaciones sociales y ambientales
de territorios en relación con la cuenca alta del río Bogotá, el ecosistema
y corredores del páramo alto-andino. Las instituciones que se convoquen
puntualmente durante el proceso de trabajo de la Comisión. Los procesos
sociales y miembros de la sociedad civil que se propongan.
165
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Actividades:
1. Reuniones ordinarias y extraordinarias.
2. Foros y eventos abiertos con participación social y comunitaria.
3. Reuniones y asambleas sociales (por territorios según necesidad y
acuerdos).
4. Visitas de campo.
5. Publicaciones.
6. Acciones de amparo.
7. Convocatoria de una Comisión conjunta o de armoniosa concurrencia
entre Alcaldía Mayor de Bogotá, CAR Ministerio del Medio Ambiente,
y Procesos sociales Ambientales, entre otros.
166
Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
Agenda propuesta1
Participación.
1. Reconocimiento de la participación de los pobladores y sus organiza-
ciones.
2. Reglamentación de las Territorialidades (Unidad Administrativa de
Manejo Territorial).
1
Este documento se construyó inicialmente en dos escenarios paralelos, uno con la CAR
y otro con el distrito, y hubo dos reuniones a finales del 2007 donde se pudo contar con la
presencia simultánea de ambos y la Mesa Ambiental de Cerros Orientales, sin la presencia
del Ministerio del Ambiente. Es por supuesto tarea fundamental para el año 2008, lograr
una auténtica concertación (Nota del original). (N.E. Hasta la fecha de salida de este libro,
ninguna entidad ha retomado el asunto, a pesar de la insistencia de la Mesa de Cerros).
167
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Seguridad jurídica.
1. Aplicación del principio constitucional de favorabilidad en la aplica-
ción de jurisprudencia, tratamiento diferencial, derechos adquiridos,
interés social, vulnerabilidad.
2. Detención de los procesos judiciales de expropiación, statu quo, des-
alojos, Reubicación, demandas y sanciones, adelantados contra pobla-
dores de los cerros (urbanos y campesinos).
3. Unidad de criterio jurídico y coordinación Inter-Institucional que fre-
ne acciones cometidas en materia de Impuestos y Avalúo Catastral Se-
cretaría de Hacienda y Secretaría de Catastro.
4. Análisis de posibles escenarios de acuerdo al posible fallo del Consejo
de Estado. Plan de emergencia.
168
Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
169
El aeropuerto de Bogotá y el ordenamiento
territorial en Engativá
Aidé Pachón*
170
L a Mesa Ambiental de Engativá es un espacio donde confluyen diversas
organizaciones sociales y personas interesadas en el tema ambiental en
la localidad, y por ello es importante destacar su experiencia en el ámbito dis-
trital, relacionadas con acciones y aprendizajes de ordenamiento territorial.
Una pregunta inicial se refiere a los conflictos que se han presentado en
el proceso de aplicación del Plan de Ordenamiento Territorial -POT- en la
localidad, y para resolverla es necesario contextualizar el tema a partir de la
relación entre globalización, nación, distrito y localidad.
La primera ha generado un debilitamiento de los Estados Nacionales,
con una fuerte influencia de actores transnacionales en el ámbito nacional
dentro del marco del modelo neoliberal, que se caracteriza por una imposi-
ción de beneficios individuales del mercado sobre los compromisos colecti-
vos, la carencia de una política sostenible, y la limitación de la participación
de la sociedad civil en decisiones estratégicas.
El actual Plan de Ordenamiento Territorial -POT- se orienta desde esta
lógica como un Modelo Neoliberal Competitivo para la ciudad, que al ser
impuesto desconoce e invisibiliza la noción de territorio, ignora a las pobla-
ciones históricamente asentadas en los territorios, y transforma los valores
de identidad y apropiación del territorio.
En esta medida, según se logró identificar en el trabajo con la comu-
nidad, con un conocimiento parcial de algunos de los instrumentos de
planeación que se han venido implementando como los planes maestros,
171
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
172
Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
173
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Frente a esta idea hay dos debates: primero, en qué medida se entra a pen-
sar qué es el POT, cuáles son los instrumentos que existen en este momento, si
se manejan desde las comunidades, las organizaciones y los procesos alternati-
vos; si realmente estos dimensionan cuáles son esos instrumentos y si cuentan
con una unidad de lenguaje y de criterios. Una segunda parte del debate, se
refiere a si efectivamente se van a seguir apropiando desde los territorios esas
mismas herramientas de revisión, o se plantearán unas herramientas alternati-
vas frente al reconocimiento de la identidad, de valores como el de la solidari-
dad, de la condición social e histórica de la gente y lo humano.
Ese es uno de los grandes desafíos que plantea este espacio, empezar a
abrir y propiciar una apuesta de diálogo donde se involucren los diferentes
sectores y miradas, debe constituirse en una lucha integral, contar con la
articulación de organizaciones y territorios frente a lo que está pasando.
Otro tema importante es la forma como la Secretaría Distrital de Pla-
neación está planteando el tema ambiental frente al proyecto de ampliación
del Aeropuerto. El documento destaca los siguientes problemas que padece
la zona al respecto: “Estructura vial incompleta: problemas de accesibilidad,
movilidad, configuración predial poco atractiva para la actividad económi-
ca, Incompatibilidad de usos, restricción para el crecimiento de la actividad
aeroportuaria y de sus servicios complementarios porque la segunda pista
opera al 50%.” Esto demuestra una clara prevalencia de la Estructura Fun-
cional y de servicios (Comercio Internacional), sobre las Estructura Ecoló-
gica Principal y la Estructura Socioeconómica y Espacial.
En relación con lo anterior, la Mesa Ambiental de Engativá plantea que:
el problema ambiental no se reduce solo al problema del ruido, sino que
se debe trabajar de manera muy amplia en torno a los impactos que va a
tener la contaminación del aire causada por los combustibles usados por las
aeronaves, que es uno de los factores que no se ha tenido en cuenta, y como
se proyecta con la ampliación. En efecto, el Plan asume lo ambiental única-
mente desde la problemática de la contaminación auditiva (ruido) causa-
do por la operación del Aeropuerto, tratando de demostrar que el ruido es
aceptable (decibeles permitidos) y que la Aeronáutica Civil ha tomado las
medidas para mitigar sus efectos, sin tener en cuenta cómo ha afectado la
vida cotidiana y los impactos en la salud de las personas que habitan allí.
174
Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
175
La agrópolis: una propuesta de ciudad
y democracia desde la cuenca del Tunjuelo
Javier Reyes*
176
L a forma como hemos venido entendiendo este territorio a lo largo
los años nos ha permitido dar una interpretación a los conflictos,
y así trasmitirle a diferentes sectores de la sociedad algunas ideas para el
debate sobre el territorio y la vida. Un gran avance del proceso se dio con
la interpretación de los acontecimientos trascendentales en el territorio
particularmente desde el año 1997 después de la tragedia socio-ambiental
más grande de América que representó el deslizamiento de un millón de
toneladas del basurero de Doña Juana, los aportes a la construcción so-
cial del parque Entrenubes con los campesinos de la vereda de los Soches
cuando se creó el Agroparque del mismo nombre y la inundación de más
de 50 barrios del sur Bogotá en el año 2002 con el represamiento de más
de treinta millones de metros cúbicos de agua del rio Tunjuelo en las ex-
cavaciones de la explotación desarrollada por las multinacionales Cemex,
Holcim y San Antonio de la iglesia católica que profundizó más esta tra-
gedia; estos acontecimientos nos permitieron visualizar la cuenca del río
Tunjuelo como el escenario de encuentro, como el territorio, y con esto
muchas personas comprendieron que era necesario superar las fracciones
administrativas de las localidades y avanzar en la construcción social de
un territorio que de manera integral y participante planee para superar los
diferentes conflictos y problemáticas. En tal sentido, el mayor avance fue
haber entendido la integralidad del territorio desde una visión ecológica e
histórica que articula la parte más alta y la más baja de la cuenca como una
unidad biosistémica.
177
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
1
Ponencia “Colombia Estado Regional Unitario”, Alberto Mendoza Morales. (Fotocopia)
178
Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
179
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
180
Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
181
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
dijo que esa inundación no tenía que ver con las multinacionales que están
allá desde hace cuarenta años explotando el territorio, pero gracias a los de-
bates que hemos venido promoviendo, la administración ha tomado algu-
nas medidas y ha venido apropiando algunas de las propuestas expuestas.
Actualmente se habla de territorialidades para implementar unos pro-
gramas de salud en micro territorios, mientras no es clara la política con
una visión integral de intervención. Se debe declarar el sur de Bogotá en
emergencia social, ambiental e incluso humanitaria, donde la nación apor-
te los recursos necesarios para solucionar los problemas que aquejan este
sector de la ciudad, pero esto sólo puede hacerse con voluntad política,
cuya ausencia nos convoca a seguir construyendo estas ideas y propuestas
como la Agrópolis, imaginada desde la cuenca del rio Tunjuelo, caminan-
do, conversando, y profundizando su sentido. A donde nos inviten ahí esta-
remos. Muchas gracias a los organizadores por permitir este espacio y nos
veremos allá en el territorio.
182
183
Pensar el modelo de ciudad
desde los conflictos territoriales
y las oportunidades de nuestros hijos
Patricia Bohórquez*
184 184
E mpiezo por definir el poder como ser capaz de actuar bien en la vida
con lo que uno sabe y lo que tiene a mano. Los campesinos buscan
la independencia por el conocimiento tradicional que ponen al servicio del
campo y de su propio progreso, sus esfuerzos se suman a los de los educado-
res populares, invasores de terrenos, estudiantes, pues entre todos juntamos y
producimos conocimiento tal como las abejas se juntan para hacer miel, hasta
formar un movimiento popular y político de gran participación.
Nosotros como Alianza Solidaria Local hemos trabajado en los impac-
tos de los procesos territoriales que se vienen dando en el escenario local de
Suba, en el territorio Borde Norte, uno de los ocho grandes territorios de
la ciudad donde hemos avanzado en un proceso organizativo que pretende
construir reflexión política desde el trabajo que se hace, avanzar en el for-
talecimiento organizativo, y proyectar el proceso de planeación de hechos
concretos y fortalecimiento del pacto social. En ese mismo sentido hemos
desarrollado procesos de educación popular en los cuales hemos querido
abordar nuevos modelos para su entendimiento, y poder hacer transforma-
ciones de las problemáticas en los valores culturales y sociales dominantes,
así como entender en qué consiste el modelo económico que rige nuestra
sociedad.
Nuestro planteamiento es el POT en perspectiva familiar. Este proceso
de Alianza Solidaria es un proceso de tipo familiar donde uno de los puntos
centrales es la familia como escenario de actuación que se haga visible en
185
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
las políticas públicas. Por eso vamos a la pregunta ¿Qué implica el POT en
la vida familiar? Reflexión normalmente ausente, que permite asumir retos
como hacer aportes a un plan de desarrollo local con base en las propuestas
de madres de familia de sectores como el floricultor, las vendedoras am-
bulantes y algunas personas de juntas de acción comunal, con las cuales
hicimos un ejercicio hace poco, en función de replantear el POT.
Con este ejercicio entendimos que la oferta del Estado no satisface las
necesidades reales de una familia; también que se trata de un tema de escalas
en el que el escenario geopolítico realmente tenía una expresión como pun-
to visible en la problemática de la sociedad, de la educación a nivel global
porque está orientada a la producción globalizada; vemos el consumismo a
través de un modelo muy eficiente y pedagógico que son los medios de co-
municación, y el desmantelamiento de lo público y de lo colectivo. Es ese el
escenario es de la globalización. Por ende, no se trata de un tema que afecta
solo a los urbanos o rurales, sino que sus impactos en torno al desmantela-
miento de lo público y del ordenamiento están presentes en toda la región.
Por otra parte en el escenario nacional entendíamos que había otras
maneras de tipo cultural y social que se reflejan en el escenario local, como
la drogadicción, cuyo análisis nos llevó hasta la relación entre los problemas
familiares y el POT. En esa perspectiva vimos que el Estado no reconoce las
problemáticas reales de una familia atípica como la que impera, en la cual
son muy pocas las constituidas por padre y madre, o muchas cuyos hijos
son educados por señoras del servicio doméstico, lo cual nos conduce a pre-
guntas sobre el sentido de la educación de los niños, el papel de la mujer en
este nuevo modelo de sociedad y como fuerza laboral. Ahora parece impe-
rar una familia polinuclear extensa, de acuerdo con las nuevas categorías
que se exponen en las teorías sociales.
El esfuerzo laboral implica que en una familia normal, todos debemos
acogernos a las estructuras laborales por una razón tan elemental como es el
costo de la comida, que cada día está más elevado, pues en menos de un año,
de acuerdo con lo que nos contaban las familias con las que trabajábamos,
el acceso a la leche se ha restringido, ya no se come pan porque el trigo es
cada día más caro, y se lo ha sustituido por la arepa, pero ahora también el
maíz ha aumentado su precio. Así, ante la caída del consumo de leche y pan,
debemos preguntarnos por lo que sucedió con el modelo económico que
186
Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
prometía el gobierno hace unos diez años. Y entendimos que ello ocurrió
porque en Colombia dejó de sembrarse papa, trigo y maíz, porque desde los
años 90 empezamos a importarlos mientras los gobiernos nos hablaban de
neoliberalismo y de competencia del mercado como mecanismos para aba-
ratarlos en el largo plazo, hasta el punto de que ahora la comida está siendo
utilizada para producir agrocombustibles.
Esta discusión nos permitió entender lo que estaba ocurriendo en las
lógicas del mercado del altiplano cundiboyacense. Hace unos años, en 1997,
con la ley 388 se empezaron a desarrollar los POT que, como decían, no co-
nocíamos lo que significaba; pero empezaron a crecer los compradores de la
tierra de cultivo que estaban cerca de la carretera para establecer industrias
y nuevas urbanizaciones; se trasformó el suelo rural o suelo protegido para
dar lugar a planes parciales, generalmente desconocidos por los ciudadanos,
que están definiendo el uso de nuevos polígonos territoriales con categoría
de suelo industrial.
Con el POT y el cambio de la categoría del suelo rural a urbano, apare-
ció un nuevo mercado del suelo que además es un negocio privado. Como
decía María Mercedes Maldonado, el cambio de uso aprobado por el mu-
nicipio no genera una ganancia para éste, como es el caso de Bogotá y de
otros municipios de la sabana. La capital pensó este problema y desarrolló
el sistema de reporte de cargas y beneficios que habría que refinar, pero no
tuvo en cuenta lo que ello implicó en términos de desarrollo, la pérdida de
diversidad regional, de suelo fisiológico tipo uno, que como se sabe en la
Sabana de Bogotá es de óptima calidad, sólo comparable al de Barranquilla.
Se trata de los mejores suelos del país, que nunca debieron ser desarrollados
para fines urbanos.
Frente a esto es necesario repensar los límites de crecimiento de la ciu-
dad, en perspectiva de un metabolismo urbano; pero como seguimos cre-
ciendo, desde el norte creemos que el problema está en que si no definimos
una primera etapa de la ciudad región en el sur de la ciudad, el problema se
traslada hasta el Magdalena y cuatrocientos kilómetros más allá de la ciu-
dad. En ese sentido, cuando miramos la voracidad del crecimiento urbano
de la sabana de Bogotá, adquieren pleno sentido las aéreas protegidas del
nivel regional y distrital.
187
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Por ello entendemos que hay conflictos de uso en las relaciones que se
establecen con cada uno de los territorios, y que ellos implican hablar no sólo
de soberanía territorial, sino también de intereses privados. Cuando miramos
la estructura ecológica principal de Suba, nos damos cuenta que hay un sector
que se llama el Santuario de las Mercedes, en el cual eran muy pocos los pro-
pietarios, como ocurría con todos los municipios de la sabana, en Engativá
o en Usaquén. En dicho Santuario, el abuelo mayor es quien defiende toda
la estructura ecológica asociada al Humedal de la Conejera, al bosque de Las
Mercedes, y la categoría de suelo rural porque su expectativa de uso está plan-
teado sobre la conservación y sobre la calidad de vida; pero ese no es el caso
de sus hijos, ni del Distrito. De hecho aunque se trate de un gran propietario,
tiene una visión sobre el sentido y la función ecológica y social de la propiedad
privada, que es en últimas lo que nos pone en conflicto como sociedad.
Es posible en este país, con los instrumentos de suelo protegido, hablar
de la función ecológica de la propiedad privada; pero la expectativa de uso
del habitante actual es la de los hijos, y el problema se resolverá entre esas
dos visiones.
Cuando en la configuración regional se miran los cruces viales que se
están definiendo hacia el Borde Norte, en general se comprende que se está
consolidando una matriz de tipo urbano, porque hay unas distancias entre
todos estos corredores viales, similar a lo que podría estar ocurriendo en
cualquier zona urbana de Bogotá. En efecto, si lo miramos en términos de
distancias entre vías principales al nivel de escala urbana, la Avenida Lon-
gitudinal de Occidente –ALO- representa por ejemplo una intervención
directa sobre los humedales de Tibabuyes y de la Conejera, luego atraviesa
completamente el Bosque de las Mercedes y la Vereda de Corrillo, donde
desde la vía Suba – Cota se puede ver campesinos que justamente han ga-
rantizado la conservación de muchas de esas áreas en suelo rural, ahora
considerados como el único mercado posible en la zona. En ese sentido uno
de los grandes conflictos que allí se plantea entre los propietarios del Borde
Norte, es que no hay identidad, pero en el sector ambiental y el rural, desde
el campesinado de la vereda de Chorrillos, contamos con ella aunque sólo
seamos una pequeña mancha dentro de una estructura de grandes propie-
tarios. Además la particularidad de la zona rural de Suba es que realmente
no se depende de suelo para la producción agrícola.
188
Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
189
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
de Cerros Orientales, donde existe mucha especulación del suelo y casi que
se plantean unos espectaculares ejercicios de renta urbanística, con transac-
ciones que además no reportan ni un peso al distrito.
Con esto volvemos al otro problema, que en últimas tiene que ver con
el hacinamiento. En general, uno decide dónde quiere vivir según su ca-
pacidad económica, pero en términos del acceso al mercado de vivienda,
estamos identificando con las señoras de la zona un problema muy serio:
el del área mínima de Vivienda de Interés Social –VIS- y de Vivienda de
Interés Prioritario –VIP-, el cual es supremamente conflictivo, en tanto sus
alcances lo llevan desde el marco del POT hasta la Nación: si vamos a em-
pezar a desarrollar toda una visión prospectiva sobre el modelo de ciudad,
uno de los puntos más importantes que Bogotá debe plantear es el área
mínima de la VIS y la VIP, tema ya discutido de modo infructuoso por no-
sotros en el Consejo Nacional de Planeación, según el cual es imposible que
no perdamos libertad con lotes o viviendas integrales de 25 m2; pero eso es
lo que estamos viendo en Bogotá, cuyas condiciones de hacinamiento están
implicando la construcción de imaginarios y modelos mentales. El hacina-
miento actualmente es una política de Estado agenciada por el Ministerio
de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial –MAVDT- porque no hay
política ambiental, aparte de la desestructuración del Sistema Nacional Am-
biental y del no requerimiento de licencias ambientales para los proyectos
de vivienda. ¿Qué vamos a hacer desde el POT de Bogotá para ponerle el
norte a esta discusión? ¿Cuál es nuestro proyecto de bogotaneidad y de país?
Antes que preguntarnos por el modelo de ciudad, debemos hacerlo por las
oportunidades que desearíamos tener junto con nuestros hijos en la ciudad.
Eso nos ayudaría a saber lo que esperamos de aquel modelo.
190
Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
191
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Por ejemplo, se han apropiado las cuantiosas rentas del desarrollo ur-
bano. El suelo rural de Bogotá puede tener un precio comercial de $ 500
m2, y el suelo dentro de la ciudad puede llegar a $3.000.000 m2; y tenemos
38.000 hectáreas de suelo urbano. Imagínense la cantidad de plusvalías que
han sido apropiadas por los propietarios de suelo, debido a que hemos te-
nido mecanismos de ordenamiento territorial completamente desregula-
dos. Pero tenemos una herramienta que nos permite hacer intervención, los
instrumentos de gestión del suelo, los planes parciales, que si bien pueden
servir de base para proyectos inmobiliarios rentables a favor de los intereses
que ya se han mostrado en este foro, también pueden servir para introducir
una técnica que se llama reparto equitativo de cargas y beneficios, es decir
que al propietario del suelo, diferente a quien ya tiene una casa, se le puede
exigir cuando lo va a desarrollar que aporte todo el suelo necesario para los
elementos colectivos que sean necesarios, tales como vías, parques y equipa-
mientos sociales, además de que financie todas las estructuras.
En la mesa de discusión del Plan del Norte está aún pendiente qué hacer
con el sistema vial. Aceptando los aportes de Patricia sobre el no ajuste de
dicho Plan frente al necesario respeto de la reserva, lo que quedó de la discu-
sión del año 2000 fue muy fuerte, en el sentido de haber definido como ne-
cesidad del suelo de expansión urbana más o menos del orden de $800.000
millones; y para hacer una inversión de esa magnitud está planteado por
la administración que nosotros tenemos que ayudar a que eso se concrete
como ciudadanía, que eso sea financiado por los propietarios de suelo, y no
por el conjunto de contribuyentes de Bogotá que pagamos impuestos, como
siempre sucede, porque lo que se genera por plusvalía es el doble. Ese es un
instrumento disponible, es decir que quien quiera desarrollar como propie-
tario debe asumir todas las cargas, y eso hace que baje el precio del suelo.
Otro instrumento muy importante son los porcentajes obligatorios de
suelo destinado a VIP. El POT de Bogotá dice mínimo 20% para VIS, que
sube a 25% en la ley nacional junto con el 15% para VIP. Hay que dejar de
hablar de VIS porque con este término se está haciendo vivienda reducida y
excluyente; es necesario hablar de VIP, esa es una herramienta muy potente
de renovación urbana, la cual se debe empezar a desarrollar, pues la redensi-
ficación de la ciudad tiene un gran riesgo, en tanto los grandes movimientos
de renovación urbana terminan trayendo usos más rentables y habitantes
192
Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
193
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Aidé Pachón
194
Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
grande y con fuerza. Esta es una de las propuestas que más ha llamado la
atención de la población, y está en proceso de formulación.
También estamos impulsado un Cabildo Ambiental Abierto donde es-
tamos contemplando cuatro factores de la ampliación del aeropuerto, en
torno de cuatro ejes principales: el tratamiento de humedales, teniendo en
cuenta que Engativá cuenta con tres a los cuales se les está dando un tra-
tamiento bastante inadecuado, en tanto ecosistemas y como hábitat de las
comunidades vecinas; la planta del reciclaje del Cortijo; y el saneamiento
del río Bogotá. En Engativá estamos en el proceso de recolección de firmas,
pues el concejo de Bogotá nos exige 2757 firmas para realizar este cabildo
como mecanismo de participación cuyos consensos y conclusiones son de
obligatorio cumplimiento. Esperamos que todos los Engativeños nos ayu-
den con su firma!
Ricardo Nanclares
195
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Patricia Bohórquez.
196
Ordenamiento y conflictos territoriales en Bogotá
197
Epílogo
198
Desafíos hacia un territorio
ordenado socialmente
Gloria Moreno*
Catalina García**
* Gloria Moreno, Hace parte de la Confluencia Social y Académica hacia la Revisión del POT
de Bogotá
* * Catalina García Barón, Antropóloga de la Universidad Nacional. Hace parte del Grupo
Urbano de Investigación y Acción -GUIA- y Fuerza Común.
199
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
200
Epílogo
201
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
202
Epílogo
Respecto de lo institucional,
• Establecer con las instituciones mecanismos de interlocución con mi-
ras a construir consensos en torno a los ejes que dan estructura del
POT, su enfoque, la aplicación de instrumentos y las metas de inclusión
social.
• Será necesario conocer claramente cuáles son los alcances de la presen-
te revisión en términos de la visión, la política y los proyectos a adelan-
tar, así como las reglas de juego hacia la reformulación del POT en el
2011.
• Acordar la destinación de recursos por parte del gobierno distrital para
brindar la información necesaria y requerida por los procesos territoria-
les para el abordaje de las problemáticas y desarrollo de las propuestas.
• Conocer los proyectos en detalle acerca de los planes de expansión, la
malla vial, los enclaves económicos y la base de información genera-
da para estos proyectos como para los Pomcas, Planes Zonales, entre
otros.
• Crear una instancia de seguimiento regional a la formulación del POT
y su desarrollo, que podría estar relacionada con el Consejo Territorial
de Planeación.
203
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
204
Bogotá: alternativas al modelo de ciudad.
A propósito de la revisión del plan
de ordenamiento territorial -POT-*
Andrés Ramírez
Panel 1
205
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Panel 2
También conocido como taylorista-fordista
Posfordista
Ciccolella, P. 2004. Ciudades del Capitalismo Global: Terra Incognitae. Nuevas
relaciones económico-territoriales, nuevos territorios metropolitanos: reflexiones
partiendo de casos iberoamericanos en: VIII Seminário da Rede Ibero-americana de
Investigadores sobre Globalização e Território. Rio de Janeiro, Brasil.
Concepto referenciado comúnmente con la frase: “Pensar globalmente y actuar
localmente”.
206
Epílogo
Propuesta de articulación regional funcional, que busca articular a Bogotá con el “primer
anillo” de municipios que limitan con la capital; involucra principalmente a aquellos de la
sabana de Bogotá.
Aquella articulación económica y social de Bogotá con todos los municipios del
departamento de Cundinamarca. Esta región, según datos de la Cámara de Comercio de
Bogotá, 2008; está compuesta por casi 9 millones de habitantes (casi la quinta parte del
país), tiene el 32% del PIB nacional, es la primera región exportadora de Colombia (sin
incluir petróleo), y en ella se ubican 620 empresas multinacionales.
Esta escala de articulación regional, hace referencia a la vinculación directa de la Región
– Capital con otros departamentos de la región central como: Meta, Boyacá, Tolima, Huila
y Santander entre otros.
Ver textos de Saskia Sassen
El aeropuerto de Bogotá en remodelación y ampliación, busca seguir siendo el de mayor
transporte de carga de Suramérica, con cerca de 511 millones /ton/año, por encima de
megalópolis como Sao Paulo (373 millones/ton/año).
207
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Panel 3
208
Epílogo
Panel 4
209
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
10 PNUD, 2008. Informe de Desarrollo Humano: Bogotá una apuesta por Colombia.
210
Anexos
1
MESA 1. Moderador: Julio César Guevara. Relator: Carlos M. Hidalgo M. Corporación
Construyendo Hábitat, Alianza Solidaridad Local de Suba.
211
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
2
Mesa 2. Relatoría editada por Patricia Bohórquez
212
Anexos: Las mesas de trabajo / relatorías
213
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
214
Anexos: Las mesas de trabajo / relatorías
215
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
216
Anexos: Las mesas de trabajo / relatorías
217
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
3
Mesa 3. Relatoría editada por Héctor Álvarez.
218
Anexos: Las mesas de trabajo / relatorías
219
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
220
Anexos: Las mesas de trabajo / relatorías
221
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
6. Propuestas.
- Continuar desarrollando el trabajo de discusión en mesas: seguir
trabajando otras para lograr a incidir en el proceso de revisión.
- Las localidades de frontera que con un tratamiento diferenciado para que
se pueda establecer mecanismos de flujos culturales con la ciudad región.
- Integrar territorios con problemáticas comunes y procesos sociales
conjuntos. EL POT logra fragmentar los procesos culturales, ya que
por ejemplo hay inversión sólo por UPZs, y en grupos juveniles que
participan de diferentes territorios, se fragmentan. Eso hay que te-
nerlo en cuenta en la revisión.
- Reformular el enfoque del POT desde el reconocimiento de la di-
versidad cultural y territorial. Hay que plantear otro POT desde la
diversidad cultural de cada territorio. Pero, ¿cómo fortalecer a las
organizaciones al punto de tener una propuesta alternativa al actual
modelo de ciudad?
222
Anexos: Las mesas de trabajo / relatorías
5
Mesa 6. Moderación y Relatoría síntesis por Hernán Darío Correa.
223
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
224
Anexos: Las mesas de trabajo / relatorías
225
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
226
Anexos: Las mesas de trabajo / relatorías
227
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
228
Anexos: Las mesas de trabajo / relatorías
229
¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Propuestas para el espacio. Que este foro no se quede aquí, hay que ir a
las localidades y trabajar estos temas con los vecinos, con los tenderos, con
las organizaciones y procesos de base, para prepararnos a plantear cambios
radicales a las políticas que agencia el POT. No podemos encontrarnos solo
coyunturalmente. El movimiento social organizado debe poner en marcha
observatorios temáticos territoriales que nos permitan generar nuestra pro-
pia información. Debemos hacer un plan de trabajo con las comunidades,
para definir de qué manera vamos a participar.
7
MESA 8. R elatoría. Moderador: Juan Carlos Gutiérrez. Relatora: Johanna Eloisa Vargas.
230
Anexos: Las mesas de trabajo / relatorías
agenda: viene siendo avasallado, como en el caso del Plan Centro para
la ciudad que promueve y operativiza la especialización espacial en fun-
ción de la especialización económica, centrada en la venta de servicios
financieros, de salud, educación y cultural, al cual muy seguramente no
podrán acceder la mayoría de pobladores urbanos, los habitantes de las
zonas en las cuales se están pensando deben concretarse dichos planes
(y menos aún los rurales).
Entre otros ejemplos de esta urbanización de espalda a la vida de la
gente de la ciudad, se encuentra en casos como la masiva construcción
de centros comerciales, la ocupación consentida por la administración
de predios de conservación ecológica, por parte de las principales uni-
versidades privadas del país, ubicadas en el centro de la ciudad o la
proyección de la ALO por encima de los humedales, entre otros.
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Anexos: Las mesas de trabajo / relatorías
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
Presentación:
Un conjunto de personas, organizaciones, procesos territoriales, con-
vocados por la Universidad Nacional de Colombia nos propusimos pro-
fundizar en la reflexión sobre la ciudad, el ordenamiento, los instrumentos
de planificación y el papel de los procesos sociales en su construcción his-
tórica.
Este proceso se desarrolla en el marco de la Revisión del POT que ini-
ciará éste año, se propone elaborar una estrategia metodológica de partici-
pación y divulgación que pueda ser incorporada por el Distrito, a través de
la Secretaría Distrital de Planeación. Simultáneamente se hace vital conocer
a fondo el POT en sus contenidos normativos, técnicos, políticos así como
su perspectiva ideológica.
Es un momento para propiciar el debate entre las visiones de los proce-
sos y organizaciones sociales, la academia, las instituciones, y demás intere-
sados en proponer e incidir en el ordenamiento de la ciudad. Es una oportu-
nidad para plantear un enfoque que ponga en evidencia la falsa disyuntiva
entre lo técnico y lo político en torno a la planificación del territorio y la
ciudad, así como los alcances de la participación y su nivel de efectividad.
Así mismo, se constituye en una forma de fortalecer los procesos sociales,
académicos e institucionales, en torno a la construcción de un horizonte de
sentido que priorice lo público.
Las iniciativas anidadas en ésta pretensión buscan tener continuidad
en un corto, mediano y largo plazo, contemplando incidir en la Revisión
del POT. Así como la actual administración debe dar apertura y reconocer
la pertinencia de las propuestas, el movimiento social puede proponer a la
institución una discusión crítica y estructural del modelo de ciudad expre-
sado en el POT.
Para ello se plantea un primer escenario de debate y reflexión sobre el
ordenamiento del territorio denominado Foro público “Bogotá: alternati-
vas al modelo de ciudad. A propósito de la revisión del POT”, para lo cual se
ha trazado tres objetivos:
1. Profundizar en los temas estratégicos del ordenamiento territorial en
sus diversas escalas y expresiones, que aporte a la mirada integral y crí-
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Anexos: Agenda del evento
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¿Quién ordena a quién, y qué se ordena en el territorio?
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Anexos: Agenda del evento
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