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LA EDUCACION DURANTE LA REVOLUCION MEXICANA

La Revolución mexicana fue sin duda el primer gran movimiento del siglo XX que logró transformar
radicalmente las estructuras económicas, políticas y sociales del país. Sin su análisis no puede
entenderse elproceso de modernización seguido por el país ni las características que adoptó su
desarrollo a lo largo de esta centuria.

Por las fuerzas motrices que la hicieron posible —campesinos, indígenas y obreros— la Revolución
tuvo un carácter eminentemente popular; encarnó asimismo importantes demandas políticas y
sociales surgidos de la opresión, la injusticia y la desigualdad acumuladas por más de 30 años de
dictadura.

Por los objetivos que se trazó, la Revolución fue un movimiento primordialmente democrático, ya
que luchó por las libertades y derechos sistemáticamente conculcados por la elite porfirista:
libertades de expresión, de manifestación y de creencias, el sufragio efectivo, el derecho de
huelga, la educación gratuita, el derecho a la tierra, etc.

Siendo la educación pública, laica y gratuita uno de los más importantes logros del movimiento
revolucionario iniciado hace 90 años, es relevante referir las vicisitudes históricas por las que
aquélla tuvo que pasar hasta cristalizar en lo que es hoy el complejo sistema educativo nacional.

En la eclosión revolucionaria, el rubro educativo fue motivo de honda preocupación, no obstante


que en los planes revolucionarios más importantes (San Luis, de Guadalupe, de Ayala, etc.) no se
explicitaban demandas sobre la materia. Sin embargo, el Programa del Partido Liberal de los
hermanos Flores Magón y otros precursores de la Revolución sí recogió puntualmente este
aspecto. En él se plantea la multiplicación de las escuelas primarias, la obligación de impartir
enseñanza laica, la obligatoriedad de la instrucción hasta los 14 años y la importancia de pagar
salarios decorosos a los maestros.

En la etapa de escisión del movimiento, la Soberana Convención Revolucionaria de abril de 1916


incluyó en su Programa de Reformas Político-Sociales la necesidad de establecer escuelas
rudimentarias en toda la república, fundar escuelas normales en cada estado y elevar las
percepciones de los profesores.
Como es lógico entender, los años de conflagración son significativamente adversos para el
desarrollo de la tarea educativa; sin embargo, en el período previo a la aprobación de la
Constitución de 1917, que le dio un cobijo muy relevante al rubro educativo, en los diversos
pronunciamientos, leyes y programas que se emitieron en medio de la guerra entre las facciones,
se aprecian plausibles esfuerzos orientados a lograr que el pueblo tuviera acceso a la enseñanza.

En las efímeras administraciones de León de la Barra y Francisco I. Madero es cuando se organiza


la escuela rudimentaria, al amparo de la ley aprobada en 1911, la cual, a pesar de su fracaso,
representa los primeros intentos serios por extender los beneficios de la escuela hacia las clases
campesinas y núcleos indígenas dispersos por toda el país, orientado esto a alcanzar la unidad
nacional, elemento indispensable para impulsar el desarrollo económico del país.

En su informe rendido al Congreso de la Unión el primero de abril de 1912, el presidente Madero


refería que el Ejecutivo dedicaba especial cuidado a la enseñanza, dictando las medidas más
oportunas para obtener un buen servicio. Señalaba que ya se había empezado a poner en práctica
el decreto del 1§. de junio de 1911 referido al establecimiento de las escuelas de instrucción
rudimentaria en toda la República. Madero le dio impulso a la instalación de estas escuelas, pero
estaba consciente de las grandes dificultades presupuestales que afectaban severamente la
realización de esta ingente tarea.

A pesar de la situación de guerra que se vivía, Madero informaba al Congreso el 12 de septiembre


de 1912, que la Secretaría del ramo había emprendido "importantes estudios sobre la mejor forma
de organizar y establecer, de manera definitiva, y con el mayor provecho y extensión posibles, las
escuelas rudimentarias en todo el país; tiene en obra la revisión...de los programas de enseñanza
de las Escuelas Primarias y Normales y de la Escuela Preparatoria, para conformarlos mejor con las
exigencias de la moderna Pedagogía, la que, como es sabido, persigue un triple fin educacional,
científico y práctico, con el que, a más de la cultura y la ilustración del individuo, se obtiene la
preparación conveniente de éste para bastarse en la lucha de la existencia y ser un factor de
provecho en la obra colectiva del progreso nacional...".

En pleno enfrentamiento bélico, entre 1910 y el Constituyente de Querétaro, la preocupación por


la educación no disminuyó, realizándose varios encuentros nacionales para debatir y ventilar sus
más acuciantes problemas: unificación, federalización, organización, financiamiento, materiales y
métodos. Los más importantes congresos y asambleas realizados en ese lapso fueron: I Congreso
Nacional de Educación Primaria (CNEP), reunido del 13 al 24 de septiembre de 1910 en la Ciudad
de México, a convocatoria del ministro Sierra; II Congreso Nacional de Educación Primaria,
celebrado en septiembre de 1911 en la capital del país, convocado por el ministro Vázquez Gómez
e inaugurado por el presidente interino León de la Barra; III Congreso Nacional de Educación
Primaria, convocado por José Ma. Pino Suárez y el gobierno de Veracruz, que se realizó a
mediados de 1912 en Jalapa; IV Congreso Nacional de Educación Primaria, con los auspicios del
gobierno del estado de San Luis Potosí y la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, a cargo
del Lic. José Ma. Lozano, que se realizó a partir del 1§. de octubre de 1913 en ese estado;
Congreso Nacional de Educación, celebrado en la ciudad de México a mediados de 1914,
convocado por la Secretaría a cargo de Félix F. Palavicini.

El gobierno de la Soberana Convención, paralelo y rival del régimen de Carranza, promulgó en


noviembre de 1915 la Ley sobre Generalización de la Enseñanza, en la que se declara que la
Enseñanza Nacional es de la competencia del Gobierno Federal, estipulándose igualmente que
será gratuita, obligatoria y laica.

El Constituyente y la educación nacional

El esfuerzo educativo, prácticamente interrumpido por la Revolución y la guerra civil que asoló al
país, sólo pudo ser reemprendido, no sin grandes dificultades, con el ascenso y dominio
hegemónico de la facción constitucionalista, liderada por don Venustiano Carranza.

El rumbo fundamental en el ámbito de la educación sólo se marcará cuando los constitucionalistas


impulsan un gran debate nacional cuyos resultados habrían de darle al país la estructura de un
nuevo Estado políticamente centralizado. Los logros alcanzados por el Constituyente de 1916-1917
—al pactar y condensar en una nueva Carta Magna las más importantes demandas sociales
acrisoladas en toda la lucha revolucionaria— le permitieron al país transitar, no sin sobresaltos
posteriores, por un proceso de institucionalización de su vida económica, política, social y cultural.

Los debates que adquirieron mayor importancia en el Constituyente de Querétaro fueron los
relativos a la educación y a las cuestiones laborales, religiosas y agrarias. Resaltando este aspecto,
el Gral. Múgica señalaba en la sesión del 3 de diciembre de 1916: "Estamos en el momento más
sobresaliente de la revolución...ningún momento, señores, de los que la revolución ha pasado, ha
sido tan grande, tan palpitante, tan solemne como el momento en que el Congreso Constituyente
aquí reunido trata de discutir el artículo 3§. de la Constitución de los Estados Unidos
Mexicanos...se trata nada menos que del porvenir de la patria, del porvenir de nuestra juventud,
del porvenir de nuestra niñez, del porvenir de nuestra alma máter, que debe engendrarse en
principios netamente nacionales y en principios netamente progresistas...".
Con la aprobación del artículo Tercero, la Revolución moldea una nueva escuela mexicana, de
acuerdo con las tendencias que la significaron: carácter laico y nacional; gratuidad;
responsabilidad del Estado.

En materia educativa, con base en la Constitución de 1917, Carranza se propuso dar prestigio,
responsabilidad y fuerza a los Ayuntamientos, y el 28 de febrero de ese año les entregó las riendas
para dirigir la educación, aunque los resultados fueron desastrosos, ya que el municipio se había
vuelto botín de caciques, jefes de armas y políticos locales, quienes sustraían considerables
recursos económicos. La Secretaría de Instrucción y Bellas Artes fue suprimida por la Ley de
Secretarías de Estado del 13 de abril de 1917.

No obstante estos serios desatinos, las preocupaciones educativas de Carranza pueden apreciarse
cuando el 15 de abril de 1917 informa al Congreso de la Unión que "a pesar de los trastornos que
naturalmente se originan de un período tan largo de guerra como el que hemos sufrido, se ha
tomado el mayor empeño en conservar abiertos y dedicados al servicio público el mayor número
de establecimientos oficiales que ha sido posible, creando cuantos más establecimientos nuevos
se ha podido para ofrecer mejores oportunidades educativas a toda la población escolar".

En otro informe, Carranza refiere que "los Ayuntamientos han recibido las escuelas elementales,
superiores nocturnas y jardines de niños", reconociendo dos años después que a pesar de que los
Ayuntamientos tienen a cargo la Instrucción Primaria, de conformidad con la Ley de 13 de abril de
1917, éstos "no han logrado aumentar el número de escuelas, según las necesidades de la
población actual, ni sostener las que se hallan abiertas y por ello el Gobierno se ha preocupado de
fomentar la iniciativa privada, ayudando al establecimiento de centros educativos".

La política descentralizadora del carrancismo no dio resultados positivos, pues al poco tiempo que
los ayuntamientos se hicieron cargo de las escuelas primarias y jardines de niños, se demostró que
estas instancias no estaban capacitadas para esta compleja tarea, ya que su administración y
funcionamiento requerían de una preparación científica y pedagógica, así como de ingresos
suficientes para llevar a la práctica los principios de laicidad, obligatoriedad y gratuidad. En la
práctica, esta política se enfrentó a múltiples problemas como la necesidad de edificios,
organización, legislación y administración.

El primer período de estabilidad en materia educativa se inicia en 1921, con el gobierno del
general Obregón, quien el 1§. de septiembre de este año informaba que el Ejecutivo "ha dedicado,
y continuará dedicando, atención muy preferente a la educación popular, por ser ésta la función
más importante y trascendental del Poder Público, la más noble institución de los tiempos
actuales, y, al propio tiempo, en alto grado fecunda para el bienestar social y económico de
nuestros conciudadanos, no menos que para su mejoramiento moral y cultura cívica; pues su más
amplia difusión en todos los ámbitos del país hará imposible el restablecimiento de la tiranía que
por tantos años ha deshonrado nuestra historia."

El primer paso de gran trascendencia que dio el gobierno de Obregón fue la restauración de la
instancia ministerial que iba de nueva cuenta a centralizar y regular, desde una perspectiva
nacional, la ingente tarea educativa. Al frente de esta instancia designa a José Vasconcelos,
hombre con una capacidad excepcional, gran visión y enorme energía, a lo que aunaba un
auténtico deseo de que el pueblo acceda a la educación.

La SEP fue creada mediante ley de fecha 29 de septiembre de 1921. Vasconcelos había sido
efímero secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes del primer gobierno de la Convención, a
cargo de Eulalio Gutiérrez, del 7 de diciembre de 1914 al 15 de enero de 1915. Vasconcelos
permaneció como titular de la cartera de educación en el gobierno de Obregón, del 2 de octubre
de 1921 al 2 de julio de 1924. Con la creación de la SEP dio inicio una etapa trascendental que
condujo a la conformación del sistema educativo nacional.

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