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LA DESESPERANZA POSTMODERNA
1.0. EL PROBLEMA
¿El libro de Edgar Morin Los Siete saberes brinda orientaciones científicas para
organizar la educación del futuro en todos los países del mundo?
Naturaleza-cultura,
Educando-educador,
Vendedor-comprador,
Producción-consumo,
Consumo productivo-consumo improductivo,
Autosubsistencia-mercado,
Terrateniente-campesino,
Capitalista-asalariado,
Centro-periferia,
Metrópoli-colonia,
Fines-medios,
Individuo-sociedad,
Etc.
Por otro lado, si es necesaria una categoría similar a los “bucles”, ya las ciencias
sociales crearon hace tiempo la concepción del desarrollo en espiral, que sustituye
con éxito a las viejas concepciones del movimiento circular y del progreso lineal.
GRÁFICO
“Las ideas han tomado forma, consistencia, realidad a partir de los símbolos y de
los pensamientos de nuestras inteligencias.
“La formidable sublevación de estos seres espirituales impulsó y arrastró al homo
sapiens...
“las creencias y las ideas no sólo son productos de la mente, también son seres
mentales que tienen vida y poder. De esta manera, ellas pueden poseernos”
(Morin).
“Hay una nueva ignorancia ligada al desarrollo mismo de la ciencia, hay una
nueva ceguera ligada al uso degradado de la razón, las amenazas más graves
que enfrenta la humanidad están ligadas al progreso ciego e incontrolado del
conocimiento. Es necesario tomar conciencia de la naturaleza y de las
consecuencias de los paradigmas que mutilan el conocimiento y desfiguran la
realidad” 1.
1
Edgar Morin, Introducción al Pensamiento Complejo.
Esta idea es correcta, pues refiere a que, siendo la realidad una totalidad
interconectada, el conocimiento que busque comprenderla debe tender también hacia la
totalidad, hacia el pensamiento integral, es decir holista, superando el reduccionismo, o
sea superando --pero también utilizando-- la separación de las disciplinas científicas
por áreas.
2
Ver, por ejemplo, Mario Bunge 1990; Federico Engels: Antiduhring; César Guardia Mayorga: El Problema del
Conocimiento; etc
3
Ver Pierre Vilar: Introducción a un Vocabulario de Análisis Histórico. Ed. Grijalbo, Barcelona.
¿Por qué Morin olvida todo esto y afirma que éste es un problema aún
desconocido? Porque --como postmoderno que es-- niega el conocimiento y no cree
que la humanidad pueda aprender de los aciertos y errores anteriores.
Predicar ahora una identidad común es, en el mejor de los casos, confundir los
deseos con la realidad. Y significa en la práctica desarmar a los de abajo, que más
bien deben aprehender, aprender y enseñar la conciencia de las diferencias
sociales, sus causas y los caminos para superarlas.
Este hecho bien demostrado de que Marx y Engels previeron lo que hoy los
intelectuales burgueses llaman globalización ha sido reconocido incluso por revistas
que no tienen nada de izquierdistas como National Geographic.
Por tanto, el intento de Morin de absolutizar los errores como tendencia del
conocimiento, negando hasta la evidencia histórica de previsiones cumplidas, sólo
revela su antipatía postmoderna por el conocimiento científico, su pesimista falta de fe
en la capacidad humana de conocer.
Esta negación de que las causas producen efectos que el ser humano puede
prever es, pues, totalmente oscurantista y retrógrada. Conduce necesariamente al
abandono de todo esfuerzo cognoscitivo y de toda lucha por construir un futuro mejor,
planteamiento propio de intelectuales sofisticados que han perdido la confianza --si
alguna vez la tuvieron-- en las capacidades del ser humano.
Por otro lado, estas frases de Morin conducen al peligro de que, predicando la
comprensión, lo que produzcan sea la tolerancia con la injusticia, con la mentira, con el
abuso, pues en el vocabulario cotidiano comprensión se identifica con tolerancia.
Es loable este deseo de forjar una ética común para toda la humanidad, a
condición de no olvidar que las contradicciones en lo espiritual provienen de
contradicciones en lo material; que por consiguiente para resolver las segundas hay
que resolver también las primeras.
5.1. Su llamado a desarrollar una “racionalidad, abierta por naturaleza ... fruto
del debate argumentado de las ideas”, que sea a la vez teórica, crítica y autocrítica.
5.2. Su ataque contra los mitos (que llama por su nombre) y las ideologías que
deforman la realidad (aunque las llama “ideas”). Comprende que “Las sociedades
domestican a los individuos por los mitos y las ideas” (mitos, religiones, dogmas, etc.),
frente a lo cual hay que remitirse a la realidad, a los hechos.
Con esta y otras afirmaciones similares, Morin confunde ideas con ideología.
Atribuye una función anticonocimiento a todas las ideas, excluyendo la posibilidad de
que existan ideas correctas. Esto es erróneo, porque son las ideologías retrógradas y
anticientíficas las que protegen los errores e ilusiones. Y, por el contrario, las ideas
científicas --por más incompletas o provisionales que puedan ser-- son las que nos
acercan a la realidad y combaten errores e ilusiones.
Por supuesto que las certidumbres provenientes del conocimiento son siempre
parciales, condicionales, mudables, pero sí contienen certezas, desde el momento que
nos permiten actuar y no fracasar en la práctica. Pero esta permanente provisionalidad
y condicionalidad del conocimiento es muy distinta a sostener que es el conocimiento el
que produce incertidumbre, planteamiento totalmente anticientífico, agnóstico, solipsista
y pesimista.
Morin señala con acierto que la racionalidad es una barrera o baranda (“pretil”, en
su lenguaje) contra el error y la ilusión. Pero se equivoca al negar que el cerebro
humano pueda distinguir entre ilusión y realidad, Morin atribuye esta facultad
exclusivamente a la razón, cuando dice: “es la racionalidad la que corrige”.
Esto es erróneo, porque también el cerebro de los animales --a los cuales
ciertamente no puede atribuírseles racionalidad-- puede corregir sus errores y no volver
a hacer lo que les produjo daño. El papel de la humana racionalidad es más alto que
simplemente corregir errores. Es producir métodos y teorías que nos permitan
comprender la realidad y sirvan para transformarla. Y no sólo para “dialogar con ella”
como propone Morin. Por eso, se puede decir de él lo que se dijo con certeza de
Feuerbach: “no comprende la importancia de la actuación revolucionaria, práctico-
crítica” 4.
4
Carlos Marx 1944, Tesis Sobre Feuerbach.
Todo esto hace posible que tales ideas --tan ambiguas en lo que tienen de
correcto y tan retrógradas en lo restante-- puedan ser aceptadas y utilizadas en
diversos medios.
Entre las clases dominantes, por ser una coartada cómoda y flexible para
cualquier política educativa, cultural, ideológica o cualquier otra. Entre las élites
intelectuales, porque proporciona una credencial de “actualidad y elevado nivel”. Entre
diversas capas amorfas habitualmente seguidoras del poder, porque igualmente su
repetición les asegura simpatías de las clases dominantes y élites intelectuales.
Desde ya, estas ideas propaladas desde la alta tribuna de la UNESCO servirán
de coartada para muchos grupos de buenas intenciones y otros de fines no tan santos
para dedicarse a aspectos secundarios o superfluos, eludiendo los grandes problemas
de una humanidad a la que aún no ha llegado la ciencia ni sus beneficios, sino en la
forma de explotación o marginalidad.
Con motivo de los cambios de las últimas décadas en la economía mundial, los
intelectuales orgánicos de las empresas capitalistas han producido ideologías, teorías y
métodos que contribuyen con la acumulación económica y la legitimación política de su
dominio. A esta categoría corresponden, por ejemplo los planteamientos ultra
individualistas de la “autoestima” y el manejo de personal con la “inteligencia
emocional”, etc.
Es por eso que ahora las élites dominantes han cambiado de táctica y ya no
ofrecen metas concretas, tangibles y medibles, como las de todos esos foros
mundiales, sino algo más abstracto, ambiguo y elusivo, como los 7 posmodernos
saberes de Morin. Ese es su rol, ser una coartada para no afectar ni el poder
económico-político, ni la hegemonía ideológica de los monopolios.
8.0. CONCLUSIONES
8.1. Las tesis de Morin no sólo no tienen sustento científico, sino que apuntan
directamente contra las ciencias sociales y educativas, intentando presentarlas
como las fuentes de errores e ilusiones.
8.4. Estas tesis de ninguna manera pueden servir para una educación científica,
integral, democrática y liberadora.