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Jóvenes Dueños de su Libertad

Les escribo jóvenes, porque son fuertes y la palabra de Dios permanece en


ustedes y ya han vencido al maligno.
1 de Juan 2:14

La juventud es la etapa de la vida en la cual el ser humano tiene necesidad de


expresarse, tomar sus propias decisiones, actuar de acuerdo a su criterio sin importarle la
opinión de los demás; este valor de enfrentarse a todos y a todo es algo digno de admirar.

En una oración Jesús contó la historia de un joven como tú, que quiere ser libre y dueño
de lo único que le pertenece, su destino. Aquel joven ya no quería ser protegido por la
mirada amorosa de papá, por tal motivo, se fue de la casa llevándose consigo las cosas de
valor que su papá le había regalado. Consiguió ser libre para hacer con su vida todo
cuanto quería.

Hoy todos los jóvenes experimentan el deseo de ser libres pero pocos son los que saben
que es la libertad que tanto buscan. Muchos creen que ser libres es hacer todo lo que se
les antoje, sin tener que dar cuentas a nadie de sus actos. Pero eso no es la libertad, mas
bien es libertinaje y a la larga una conducta de ese tipo te esclaviza a los vicios como
drogas, alcohol, sexo, moda, música, etc.

Jesús nos dijo que aquel joven se divirtió tanto lejos de su casa que cuando se dio cuenta,
ya no tenía con que seguir divirtiéndose; entonces tuvo que pagar las consecuencias.
¿Cuantas veces te ha pasado lo mismo? Sintió hambre y quiso llenarse con la comida de
los cerdos que cuidaba. Cuantas veces como jóvenes hemos querido saciar nuestros
vacíos con todo lo que el mundo ofrece y lo único que conseguimos es hacernos daño.
San Pablo escribe: Todo me está permitido pero no todo me hace bien (1 cor 10:23).
Quien puede entender estas palabras, es quien tiene la capacidad de elegir los bueno y
rechazar lo malo por convicción personal. ESO ES SER LIBRE. Cuando haces uso de tu
capacidad de elegir.

Para terminar, debo mencionar que el hijo prodigo tuvo valor de reconocer su error y
pidió perdón. El padre celestial que es rico en misericordia siempre perdona. ¿Y tú tienes
el valor? O ¿te vale?

J. Guadalupe Vargas.

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