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Griffon. 2011. Agricultura en Venezuela: ¿centralismo o autonomía?. Cal y Arena. Organización Moira. C.A. Numero 4.
58
Diego
Griffon.
2011.
Agricultura
en
Venezuela:
¿centralismo
o
autonomía?.
Cal
y
Arena.
Organización
Moira.
C.A.
Numero
4.
estas
estructuras
organizativas
son
muy
diversas,
todas
tienen
dos
elementos
en
común:
(1)
haber
fracasado
estrepitosamente
y
(2)
haber
sido
diseñadas
de
forma
centralizada
sin
participación
popular.
Misión
Campo
Adentro
Tal
vez
una
de
las
misiones
menos
conocidas,
pero
no
por
esto
menos
importante,
sea
la
Misión
Campo
Adentro.
Mediante
esta
estrategia
un
sin
número
de
técnicos
agrícolas
cubanos
han
venido
a
colaborar
al
país.
Son
incuestionables
las
buenas
intenciones
que
se
encuentran
detrás
de
esta
iniciativa,
pero
también
es
importante
preguntarnos
por
la
pertinencia
de
la
ayuda
que
en
materia
agrícola
nos
pueda
brindar
Cuba.
La
agricultura
es
uno
de
los
más
grandes
fracasos
de
la
revolución
cubana,
la
isla
tiene
una
agricultura
de
puerto
similar
a
la
nuestra.
Si
nuestra
agricultura
ha
dependido
desde
el
siglo
pasado
del
petróleo,
la
cubana
lo
hizo
durante
mucho
tiempo
de
la
URSS.
Las
peores
consecuencias
de
la
caída
del
bloque
soviético
en
la
isla,
se
observaron
precisamente
en
la
alimentación.
Sin
embargo,
durante
el
período
especial,
la
agricultura
cubana
experimentó
un
muy
interesante
proceso.
En
este,
se
revirtió
la
monopolización
de
la
tierra
por
parte
del
estado,
se
abandonó
la
dependencia
de
grandes
maquinarias
e
insumos
químicos
tóxicos
y
se
favoreció
la
autogestión
en
sistemas
descentralizados,
basados
en
el
empleo
de
prácticas
agroecológicas.
En
las
ciudades
surgió,
bajo
principios
similares,
el
ejemplar
movimiento
de
agricultura
urbana
y
periurbana
cubano.
A
todo
esto
se
le
ha
llamado
la
Revolución
Agroecológica
Cubana
y
ha
significado
un
aumento
en
la
producción
de
alimentos
y
un
considerable
alivio
económico
para
las
personas
involucradas.
Los
activistas
de
este
movimiento
tienen
mucho
que
aportar
aquí,
sin
embargo
la
abrumadora
mayoría
de
los
técnicos
que
participan
en
la
Misión
Campo
Adentro,
son
agrónomos
de
vieja
escuela,
que
intentan
implementar
en
el
país
las
mismas
estrategias
que
fracasaron
en
Cuba.
El
ministerio
Si
asumimos
el
principio
ético
de
que
los
fines
y
los
medios
deben
ser
coherentes,
nos
damos
cuenta
que
para
impulsar
una
agricultura
de
libertad
y
autonomía,
debemos
utilizar
una
estructura
que
en
su
interior
reproduzca
esos
valores.
En
el
país
se
ha
decidido
que
esta
estructura
sea
el
Ministerio
de
Agricultura
y
Tierras
(MAT).
En
un
intento
de
coherencia,
en
este
ministerio
se
ha
impulsado
la
formación
de
consejos
de
trabajadores.
Esta
situación
ha
significado
la
coexistencia
a
lo
interno
del
ministerio
de
dos
estructuras
contrapuestas,
una
altamente
autoritaria
determinada
por
la
jerarquía
de
cargos
y
otra
libertaria.
La
experiencia
argentina
en
recuperación
de
fabricas
nos
muestra
que
sin
importar
la
complejidad
que
un
proceso
pueda
tener,
los
trabajadores
pueden
eficientemente
asumir
su
control.
La
experiencia
cotidiana
nos
enseña
la
ineficacia
de
las
estructuras
burocráticas
jerarquizadas.
Dada
la
dualidad
organizativa
existente
en
el
MAT,
era
inevitable
que
se
produjera
una
confrontación.
59
Diego
Griffon.
2011.
Agricultura
en
Venezuela:
¿centralismo
o
autonomía?.
Cal
y
Arena.
Organización
Moira.
C.A.
Numero
4.
60
Diego
Griffon.
2011.
Agricultura
en
Venezuela:
¿centralismo
o
autonomía?.
Cal
y
Arena.
Organización
Moira.
C.A.
Numero
4.
¿Por
qué
hemos
decidido
adoptar
este
nefasto
modelo?
El
monocultivo
a
gran
escala
de
soya
revela
una
tendencia
sumamente
peligrosa
que
no
ha
sido
justamente
denunciada.
No
existe
excusa
posible
para
importar
irreflexivamente
al
país
una
experiencia
que
ha
significado
inmenso
sufrimiento
en
Brasil,
Argentina
y
Paraguay.
El
compromiso
político
no
puede
significar
la
abdicación
de
los
principios,
esto
es
un
síntoma
sumamente
grave
que
revela
la
pérdida
de
autonomía
del
movimiento
agroecológico.
Arroz
en
los
Humedales
Se
ha
proyectado
sembrar
arroz
a
gran
escala
en
dos
hatos
nacionalizados
(i.e.,
El
Cedral
y
El
Frio)
en
el
estado
Apure;
es
evidente
que
en
estos
hatos
los
trabajadores
eran
vilmente
explotados
y
que
los
mismos
no
significaban
un
beneficio
para
la
generalidad
de
los
venezolanos.
Sin
embargo,
no
se
puede
negar
que
ambos
cumplían
con
una
importante
función
en
la
conservación
de
los
ecosistemas
locales,
esto
sin
importar
que
ésta
función
fuese
motivada
por
un
objetivo
económico.
La
concentración
de
grandes
extensiones
de
tierra
en
manos
privadas
es
una
abominación
que
no
puede
ser
defendida
desde
ningún
punto
de
vista.
Tierra
y
Libertad
es
una
consigna
que
ha
acompañado
las
luchas
emancipadoras
desde
la
insurgencia
de
Ezequiel
Zamora
y
el
alzamiento
de
Emiliano
Zapata,
pasando
por
la
revolución
ucraniana
y
la
república
española,
hasta
la
actual
resistencia
neozapatista
en
Chiapas.
Sin
embargo,
una
cosa
es
entregar
tierras,
y
otra
muy
diferente
es
planificar
desde
Caracas
un
ecocidio.
No
se
sabe
hasta
que
punto
el
gobierno
chino
está
involucrado
en
este
proyecto.
Es
importante
considerar
que
durante
los
últimos
años
el
mundo
agrícola
se
ha
visto
afectado
por
un
singular
fenómeno:
el
acaparamiento
de
tierras.
Actualmente,
un
puñado
de
países
se
están
adueñando
rápidamente
de
tierras
con
vocación
agrícola
en
todo
mundo.
Convencidos
de
que
las
oportunidades
agrícolas
en
sus
propios
países
son
limitadas
y
de
que
no
es
posible
confiar
en
el
mercado,
los
gobiernos
ciertos
países
(particularmente
el
chino)
están
invirtiendo
en
agricultura
en
todo
el
mundo.
Por
otro
lado,
los
gobiernos
que
están
siendo
“cortejados”,
generalmente
dan
la
bienvenida
a
los
ofrecimientos
de
nuevas
inversiones
extranjeras.
China
es
autosuficiente
en
alimentos,
pero
tiene
una
población
gigantesca
en
crecimiento
y
sus
tierras
agrícolas
están
desapareciendo
ante
el
avance
industrial,
además
sus
suministros
de
agua
están
sometidos
a
graves
presiones.
Esta
situación
ha
llevado
a
este
país
a
transformase
en
el
mayor
acaparador
de
tierras
a
nivel
mundial.
En
esencia,
la
estrategia
china
de
apropiación
de
tierras
es
conservadora:
el
gobierno
chino
está
protegiendo
con
mecanismos
financieros
sus
apuestas
de
inversión
y
maximizando
las
opciones
de
suministrar
alimentos
a
su
país
a
largo
plazo.
La
lucha
contra
el
imperialismo
y
la
colonización
debe
ser
entablada
sin
importar
cual
es
la
fuente
de
la
agresión,
China
se
perfila
como
una
súper
potencia
y
ya
muestra
una
actitud
profundamente
imperial.
Entablar
acuerdos
con
ese
país,
idealizándolo
como
una
república
socialista
es,
o
una
ingenuidad
o
una
traición.
Finalmente,
sembrar
miles
de
hectáreas
de
monocultivos
de
arroz
en
los
61
Diego
Griffon.
2011.
Agricultura
en
Venezuela:
¿centralismo
o
autonomía?.
Cal
y
Arena.
Organización
Moira.
C.A.
Numero
4.
62
Diego
Griffon.
2011.
Agricultura
en
Venezuela:
¿centralismo
o
autonomía?.
Cal
y
Arena.
Organización
Moira.
C.A.
Numero
4.
acercamiento
que
tienen
nuestros
técnicos
agrícolas.
El
agrónomo
es
formado
bajo
un
enfoque
que
se
centra
en
los
aspectos
técnicos
de
la
producción
de
alimentos.
Durante
su
formación
se
hace
hincapié
en
que
la
actividad
agrícola
es
un
negocio.
Este
marco
conceptual
lleva
al
profesional
a
considerar
al
agroecosistema
como
una
fábrica
de
alimentos
y
al
agricultor
como
un
obrero.
Para
el
agrónomo
cualquier
problema
es
fácilmente
resuelto
si
se
cuenta
con
el
componente
principal:
el
capital. En
la
agronomía
todo
trata
sobre
el
corto
plazo,
es
una
aproximación
fundamentalmente
insostenible,
que
irremediablemente
termina
degradando
al
ambiente,
la
sociedad
y
la
economía.
El
agrónomo,
al
sólo
estar
familiarizado
con
aspectos
técnicos,
no
está
capacitado
para
afrontar
las
complejidades
y
sutilezas
de
la
realidad
agrícola.
El
agrónomo
es
formado
para
el
agronegocio
y
a
él
responde.
Esta
racionalidad
lo
lleva
a
favorecer
paquetes
tecnológicos
propios
de
la
revolución
verde.
Es
de
esta
forma
como
el
gobierno
termina
promoviendo
créditos
en
cuya
estructura
se
obliga
al
agricultor
a
comprar
implementos
e
insumos
a
las
grandes
transnacionales,
beneficiarias
últimas
de
toda
inversión
en
el
sector.
Socialismos
agrarios
Todas
las
acciones
discutidas
hasta
ahora
han
sido
ejecutadas
en
el
marco
de
algo
que
se
ha
llamado
“socialismo
agrario”.
Este
no
es
un
término
que
hemos
inventado,
fue
enarbolado
por
primera
vez
en
la
Unión
Soviética
como
modelo
de
desarrollo
agrícola.
El
mismo
no
fue
diferente
al
resto
de
las
políticas
de
capitalismo
de
estado
impulsadas
por
Stalin.
El
socialismo
agrario
soviético
se
fundamentó
en
el
acaparamiento
por
parte
del
Estado
de
la
propiedad
de
la
tierra,
en
la
agricultura
centralmente
planificada,
cimentada
en
el
monocultivo,
mecanización,
regadío
y
uso
masivo
de
insumos
químicos
tóxicos.
El
socialismo
agrario
fue
el
equivalente
soviético
a
la
revolución
verde
occidental.
Este
modelo
se
tradujo
en
grandes
desabastecimientos
y
profundos
daños
al
ambiente
(recordemos
lo
ocurrido
el
mar
de
Aral).
Al
final
de
cuentas,
el
socialismo
agrario
soviético
tuvo
un
enfoque
desarrollista
que
fracasó
estrepitosamente.
En
el
caso
venezolano,
el
socialismo
agrario
es
más
una
consigna
política,
que
una
estrategia
coherente
impulsada
por
el
Estado.
Sin
embargo,
el
nuestro
también
tiene
un
enfoque
desarrollista.
En
nuestro
caso,
existe
el
agravante,
que
el
uso
masivo
de
insumos
químicos
beneficia
a
grandes
compañías
del
capitalismo
global.
En
este
sentido,
la
nacionalización
de
Agroisleña
es
una
muestra
clara
de
que
este
es
el
camino
que
se
ha
decidido
seguir.
El
panglossianismo
criollo
Agroisleña,
INICA
y
Proyefa
eran
un
nefasto
consorcio,
relacionado
a
miles
de
envenenamientos,
culpable
de
competencia
desleal
y
de
distorsionar
el
mercado…
pero
sobretodo,
responsable
en
alto
grado
del
establecimiento
del
modelo
agrícola
de
la
revolución
verde
en
Venezuela.
No
es
suficiente
todo
lo
que
se
pueda
decir
para
describir
los
horrores
asociados
a
este
consorcio.
Precisamente
por
esta
razón,
cabría
preguntarse:
¿qué
puede
tener
de
bueno
que
el
Estado
adquiera
semejante
monstruo?
63
Diego
Griffon.
2011.
Agricultura
en
Venezuela:
¿centralismo
o
autonomía?.
Cal
y
Arena.
Organización
Moira.
C.A.
Numero
4.
Lo
que
es
malo,
lo
es
independientemente
de
quien
lo
posea.
Una
planta
de
energía
nuclear
privada
es
mala,
pero
sigue
siendo
dañina
aunque
pase
a
ser
pública.
La
tecnología
no
es
neutral,
responde
a
concepciones
particulares
del
mundo.
Cuando
se
evalúa
una
tecnología,
se
debe
considerar
a
qué
tipo
de
sociedad
esta
está
vinculada.
Una
planta
de
energía
nuclear
no
sólo
es
mala
por
que
produce
residuos
radioactivos,
también
lo
es
por
qué
crea
patrones
de
dependencia
energética,
centraliza
su
producción.
Es
decir,
está
relacionada
a
patrones
de
ordenamiento
social
centralizados,
jerarquizados.
Cuando
se
evalúa
la
compra
de
Agroisleña,
se
debe
evaluar
la
tecnología
asociada
a
esta
compañía.
¿Esta
tecnología
produce
soberanía
e
independencia
del
agricultor?
o
¿involucra
un
esquema
de
subordinación
y
dependencia?
Debemos
considerar
que
una
medida
por
parte
del
Estado
que
estimule
el
uso
de
agrovenenos
es
incompatible
con
el
espíritu
de
la
LSAI.
Particularmente
es
incongruente
con
lo
planteado
en
su
articulo
56,
donde
se
expresa
que
es
una
responsabilidad
del
Estado
“Impedir
progresivamente
la
producción,
distribución,
intercambio,
comercialización
y
uso
de
insumos
químicos
tóxicos
en
los
sub-‐sectores:
vegetal,
animal,
forestal,
acuícola
y
pesquero…”
Muchos
miembros
del
movimiento
agroecológico
consideran
que
esta
compañía
puede
ser
transformada
a
una
empresa
productora
de
bioisumos.
Respeto
su
opinión,
pero
pregunto:
¿para
ser
zapatero,
debo
comprar
una
cafetería?...
¿tiene
esto
sentido?
Por
que
intentar
convertir
en
algo
bueno
una
compañía
tan
profundamente
dañina
¿Tiene
sentido
pagar
por
esto?
Desde
otro
punto
de
vista
tal
vez
sea
mas
fácil
entender
la
medida.
Si
aceptamos
que
el
desarrollismo
inherente
al
socialismo
agrario
se
ha
vuelto
política
pública,
la
compra
de
este
consorcio
es
fácilmente
comprensible.
Por
esta
razón
es
insólito
que
esta
nacionalización
sucediera
en
medio
de
los
aplausos
del
movimiento
campesino
nacional,
principales
víctimas
de
las
intoxicaciones
producidas
por
los
venenos
de
esta
compañía.
Esto
es
una
muestra
clara
de
la
cooptación
de
este
movimiento.
¿Cómo
llegamos
aquí?
De
lo
hasta
ahora
expuesto,
queda
claro
que
el
actual
gobierno
ha
tenido
una
fuerte
y
sincera
intención
de
mejorar
la
agricultura.
Sin
embargo,
igualmente
se
aprecia
que
la
ejecución
de
esta
voluntad
ha
traído,
por
decir
lo
menos,
resultados
desastrosos.
Para
intentar
corregir
esta
situación
debemos
comenzar
por
buscar
cuales
son
los
elementos
que
tienen
en
común
las
experiencias
frustradas,
estos
elementos
son:
(1)
Han
sido
realizadas
de
manera
inconsulta,
(2)
Han
sido
planificadas
y
ejecutadas
de
forma
centralizada
y
(3)
Se
han
llevado
a
cabo
de
manera
autoritaria.
El
primer
punto
desconoce
el
espíritu
participativo
de
nuestra
constitución
y
sobre
todo
deja
demasiado
peso
sobre
pocas
cabezas,
tal
vez
sobre
una
sola.
El
segundo
64
Diego
Griffon.
2011.
Agricultura
en
Venezuela:
¿centralismo
o
autonomía?.
Cal
y
Arena.
Organización
Moira.
C.A.
Numero
4.
punto
desconoce
una
de
las
características
centrales
de
la
agricultura,
su
carácter
idiosincrático.
La
agricultura
de
cada
localidad
es
el
producto
de
la
coevolución
de
un
grupo
social
particular
y
el
ecosistema
en
el
cual
se
encuentra.
Esta
es
la
razón
por
la
cual
la
agricultura
de
cada
región
es
diferente.
Intentar,
desde
Caracas,
planificar
la
agricultura
del
país
es
un
grave
error.
Trabajar
de
esta
manera
desconoce
la
diversidad
cultural
del
campo
y
lleva
irremediablemente
a
la
homogenización
de
la
agricultura.
La
historia
(i.e.,
revolución
verde,
socialismo
agrario
soviético)
nos
muestra
las
terribles
consecuencias
de
este
proceder.
Finalmente,
la
forma
impositiva
en
la
cual
se
han
aplicado
estas
acciones,
tiene
al
menos
dos
graves
efectos
negativos:
produce
violentas
reacciones
en
la
oposición
e
impide
la
cristalización
de
un
fuerte
movimiento
campesino,
ya
que
el
mismo
siempre
esta
subyugado
al
ministerio.
Esta
forma
de
hacer
gestión
pública
es
demasiado
parecida
al
Socialismo
Real
del
siglo
XX;
es
una
carga
muy
pesada,
que
impide
que
nazca
una
alternativa
real
al
capitalismo,
y
pone
en
gran
riesgo
nuestro
futuro.
El
enfoque
con
el
cual
se
ha
abordado
la
problemática
agrícola
en
el
actual
gobierno
tiene
dos
orígenes:
en
primer
lugar,
como
ya
se
comentó,
se
debe
al
paradigma
bajo
el
cual
se
han
formado
la
mayoría
de
los
técnicos
agrícolas
(hoy
servidores
públicos)
en
el
país:
el
agronegocio.
Esta
aproximación
profundamente
positivista,
hace
miopes
a
estas
personas
a
las
complejidades
sociales
y
ambientales
de
cualquier
situación
agrícola
del
mundo
real.
En
segundo
lugar,
se
debe
al
poderoso
cabildeo
que
las
translaciones
ejercen
a
diferentes
niveles
del
gobierno.
Este
lobby
explica,
por
ejemplo,
por
qué
no
se
ha
prohibido
la
venta
de
agrovenenos
1A,
a
pesar
de
que
nuestra
legislación
apunta
en
esa
dirección.
Tal
vez
ya
es
hora
de
que
se
evalúen
seriamente
las
alternativas
a
los
modelos
agrícolas
convencionales.
Son
múltiples
las
voces
que
desde
el
inicio
del
proceso
bolivariano
han
abogado
por
otra
forma
de
hacer
agricultura,
una
que
sea
socialmente
justa,
culturalmente
aceptable,
económicamente
viable
y
ambientalmente
sana.
Sin
embargo
estas
voces
han
sido
ignoradas,
o
ahogadas
en
la
burocracia
ministerial.
Nadie
espera
que
ahora,
en
medio
de
la
crisis
que
atraviesa
la
agricultura
venezolana,
se
le
de
una
patente
de
corso
a
la
agricultura
alternativa.
Sin
embargo
si
consideramos
prudente
que
se
evalúen
seriamente
las
experiencias
existentes
en
el
país,
experiencias
por
cierto
muy
alejadas
de
la
lógica
del
capital,
gérmenes
de
soberanía
agroalimentaria.
La
otra
agricultura
Para
comenzar
esta
sección,
parece
buena
idea
hacernos
la
siguiente
pregunta:
¿cuál
es
el
modelo
agrícola
de
la
nación?
En
este
sentido,
nuestra
constitución
es
sumamente
clara
cuando
plantea
en
su
artículo
305
que:
“El
Estado
promoverá
la
agricultura
sustentable
como
base
estratégica
del
desarrollo
rural
integral…”
Evidentemente
esto
no
tiene
nada
que
ver
con
lo
que
hemos
discutido
hasta
ahora,
pero
sin
lugar
a
dudas
representa
un
importantísimo
punto
de
apoyo
desde
donde
apuntalar
el
cambio.
Tal
vez
este
desiderátum,
la
agricultura
sustentable,
sea
una
idea
tan
fuerte
que
nos
permita
comprender
como,
a
pesar
de
todos
los
desaciertos,
somos
un
bastión
de
resistencia
ante
el
avance
de
los
cultivos
genéticamente
modificados
en
el
continente.
65
Diego
Griffon.
2011.
Agricultura
en
Venezuela:
¿centralismo
o
autonomía?.
Cal
y
Arena.
Organización
Moira.
C.A.
Numero
4.
Son
múltiples
las
experiencias
en
nuestro
país
que
demuestran
que
otra
agricultura
es
posible,
aquí
solamente
discutiremos
algunas.
Es
importante
resaltar
que
todas
estas
experiencias
se
encuentran
articuladas
en
el
Consejo
Socialista
Nacional
de
Agroecología
(COSONA),
red
de
redes
que
muestra
cómo
los
colectivos
se
pueden
relacionar
bajo
lógicas
diferentes
a
las
hegemónicas.
Una
importante
iniciativa,
nacida
del
proceso
bolivariano,
es
el
programa
Todas
las
Manos
a
la
Siembra.
Si
bien
es
cierto
que
esta
experiencia
ha
contado
con
el
apoyo
de
diferentes
ministerios,
no
es
menos
cierto
que
la
fortaleza
real
de
esta
iniciativa
se
encuentra
en
una
inmensa
red
de
activistas
que
desinteresadamente
la
han
hecho
posible.
Tal
vez
el
aporte
más
importante
hecho
por
estos
activistas,
sea
la
inclusión
del
estudio
de
la
agroecología
como
un
eje
transversal
en
el
currículo
de
la
educación
básica.
El
impacto
de
esta
medida
está
todavía
por
verse,
pero
indudablemente
redundará
en
el
surgimiento
de
una
nueva
sensibilidad,
que
facilitará
el
cambio
de
paradigma
necesario
para
transformar
nuestra
agricultura.
Otro
motivo
de
optimismo
lo
representa
el
florecimiento
de
espacios
en
los
cuales
estudiar
agroecología:
aulas
agroecológicas,
escuelas
populares
de
agroecología,
programas
de
formación
de
grado
en
agroecología
y
agroalimentación,
el
Instituto
Agroecológico
Latinoamericano
de
Estudios
Campesinos,
Indígenas
y
Afrodescendientes
(IALA)
Paulo
Freire.
También
son
muchos
los
diplomados,
especializaciones,
maestrías
y
doctorados
en
los
cuales
se
puede
profundizar
en
el
estudio
de
la
agricultura
sustentable.
En
estos
espacios
se
están
graduando
personas
formadas
en
el
paradigma
insurgente
que
pueden
actuar
como
catalizadores
del
cambio,
siempre
y
cuando
se
los
tome
en
cuenta
y
se
les
deje
trabajar
en
concordancia
con
su
formación.
Mas
importante
aún,
es
evaluar
las
experiencias
históricas,
bastiones
de
resistencia
a
la
revolución
verde,
experiencias
que
verdaderamente
señalan
el
camino,
prefiguraciones
del
mundo
posible.
Es
pertinente
resaltar
que
todas
estas
experiencias
comparten
un
conjunto
de
valores
desde
donde
surge
su
fuerza,
estos
son:
• Unidad en la diversidad.
• Ausencia de jerarquías, ausencia de relaciones de dominación.
• Autodeterminación, autogestión, autonomía.
• Apoyo mutuo, solidaridad.
• Participación, democracia directa.
• Comunalismo.
Sin
lugar
a
dudas,
la
experiencia
de
la
Cooperativa
La
Alianza
en
Las
Lajitas
(estado
Lara),
es
una
de
las
más
significativas
del
país.
En
este
caso,
como
en
muchos
otros,
los
miembros
de
la
cooperativa
decidieron
abandonar
las
prácticas
de
la
revolución
verde
al
constatar
en
sus
propios
cuerpos
los
terribles
efectos
de
los
agrovenenos.
Esta
situación
condujo
a
un
cuestionamiento
profundo
del
modelo
agrícola
hegemónico
y
a
la
construcción
de
un
modelo
agroecológico
alternativo.
En
el
proyecto
agroecológico
de
Las
Lajitas,
no
existen
jerarquías
y
las
labores
son
ejecutadas
de
forma
rotativa
por
todos
los
integrantes.
De
esta
manera,
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Diego
Griffon.
2011.
Agricultura
en
Venezuela:
¿centralismo
o
autonomía?.
Cal
y
Arena.
Organización
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2011.
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en
Venezuela:
¿centralismo
o
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Cal
y
Arena.
Organización
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