sigatoisae
soitifog
MAS ALLA DE LA SOCIOLOGIA
El grupo de discusién:
teoria y critica
por
JESUS IBAREZ
editores
Spats
‘Sgentina
R. saePREFACIO - .
Para comenzar, uno ha de comenzar pregunténdose qué es lo
Jue comienza, Situacién bastante més embarazosa que Ia del ciem+
iG que, antes de echar a andar, duda sobre qué pata moverd
primero", Pues uno de los que pomposa e irreflexivamente se
sutodenominan socidlogos, y que ademés ha cedido a la petulante
tentacién de situarse en una perspectiva critica, pasa por el ya de
por sf extrafio trance de escribir una tesis doctoral, pero més
extrafio atin si Ia tesis la escribe un sociblogo y Ia escribe a des-
tiempo. El candidato a doctor se encuentra en la situacién de un
ciempiés cuyo émbito de duda supera ampliamente el problema
del orden de movimiento de las patas: ya que ignora cuéntas
patas tiene y si en realidad tiene patas, en todo caso no sabe si
con las patas se puede andar y —elast but not least»— si el andar
sirve para algo. Dudas que, de la mano de Antonio Machado,
planeando sobre Descartes, le depositan a 1a orilla de Scrates*,
Las paradojas se anudan a las paradojas, Ya es dificil hablar
‘como socidlogo: pues {cémo se distancia ei socidlogo de Ia so-
ciedad de la que é1 mismo y su discurso forman parte? El soci6logo
critico toma nota de esta dificultad y desplaza el foco de su
atencién del objeto a los instrumentos —especialmente al len-
‘guaje—; pero la dificultad subsiste, pues 2edmo puede establecer
| Lexatra.o (1957.9. 1) renin, pera ffir invented
Yeica, w los que cuenian la fabula del clempite que perdié la capacidad de
andar cuando ‘alguien le preguntd qué pate movie primero, Para ello ampl
‘fibula: le pregunta fue hecha, dice, por un metodélogo que. deresba me
capacided de marcha de ln comunided de lox ciempiés; otro individvor fueron
spaces de dar respuestas algo mis razonables, y, como resultado de le inves:
tigncén, Ta capacidad media de marcha de le comunidad de clempiés melons
tun poco.
No es un azar que Sdcuaves est otra yer de moda: gracias, sobre todo,
4 Maurice CiaveL (1977), Cuando el fuguro humano ‘parece blogveado, cuando
el saber de lo general —“y el poder— nos arrastran «00 calleién sin sali,
‘qeremoe ‘regres, mediante una cura de ignorancie, « Jo singular, al hombre
con" mindeeula--, A scada uno en tanto que ea ireemplazable y nico, en
tanto. que quizk es, en esta scledad ontologies, el terreno oftesido al trabalo
del dion desconocidoe. Dasaxtt (1977)2 Jestts Ibdfiez
tun saber en la materia de un lenguaje que se modifica por el hecho
ilizarlo? > :
de urlleaber sobre la sociedad es I6gicamente imposible, pero
—agu{ estin para demostrarlo los socilogos, viviendo de la socio-
Jogia— es précticamente posible. {Cémo es es0? La afirmacién
sobre la ignorancia necesaria del socidlogo es la aplicacién de una
Vieja paradoja: la paradoja de! ementiroso». Si yo digo que mien
to —-o que mo s6—, ic6mo puedes estar td seguro de si lo que
—o de si sé Jo que digo? Bertrand, RUSSELL
fevacu6 esta peredoja mediante su tcoria de los niveles de lengus-
fer en le expresion «(yo digo que) no sé» hay dos niveles de len-
guaje, un segundo nivel («yo digo») domina sobre el primer nivel
(ano 86»), produce su verdad. Sélo se rodea la paradoja estable-
ciendo un orden jerdrquico* que divide y clasifica interiormente
‘2 cada uno de los socidlogos, que divide y clasifica a los sociélogos
fen el conjunto social’. La evacuacién de la paradoje es la esqui-
‘pero una esquizofrenia socialmente reguleda, jerar-
izada.
Aisa posibilidad préctica del saber del soci6logo es fundada por
a Sucesién de dos hechos: que 61 mismo se adelante a atribuirse
Tine Gittad —aplicaciéo del princiio de Inceriumbre— e+ deta
ae Et Ws tereoucido en framnento en BovnDiny (S76,
tetcamen Piedad un mods genera boda deiner como le dali
gre 30 7 gfrmacn aun vera de nag con Is arate el doe
Serum Sntndaa pri se auleve caper todo el tentdo de te
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sere oe OE mcueyo sae qe ch youbeto no sabe sada, Enel mundo
See aces elo cxpet, od el dcumnen perk, el medley
Stele, al covdro 7 eh encsdradsn
TSathors fern el picunnse 1966, . 148), tefalbe te a
oe yar fbern intl, en ene necenrin equlzcteni haber te
te rare armonte etembica ai donde ts cums hn desearadat
Shen carkter tego. de In realidad
eu a go tere ya 80 ano enol inttor
4 at ine me's, come todo tnstrumento de encucta, sno une pate
ander prs et mismo moso sla une pare deaf mine, exe
LEUNG Seine ae uromentoy pera co el mundo obj Go ei
Woe Eland Wi (0550), en Bovaoity (5TG, p. 30.
5
Prefacio S e
el nombre de sociGlogo (adelanténdose designer con él una parte
de su actividad) y que el derecho a esa denominacién le sea reco-
nocido por los demas. El movimiento se demuestra andando, y ya
sabemos qué pata hay que mover primero. El primer movimiento
es un farol. Pero para que ese farol se sostenga y él se mantenga
en el juego, un juego en el que el ganador gane el derecho de pro-
ducir la verdad de la reulidad social, la realidad social como orden
jerdrquico, como orden de dominacin, contribuyendo @ la produc-
cién desde el lado préctico de su actividad de dispositivos de
dominacién, justificando esos dispositivos desde su lado teérico,
hhaciéndolos pasar por méquinas tedricas que los instituyen como
necesarios..., ha de ser aceptado por los demés como sociélogo,
hha de lograr que abdiquen en él su pretensién de hablar y de
pensar sobre Ia sociedad, que dejen que los represente.
Para forzar esa aceptacién puede poner en marcha dos dispo-
sitivos, el dispositivo privado de Ia propiedad, de la propiedad del
nombre de sociélogo, 0 el dispositivo pablico de la institucién, de
la instituci6n del nombre de socidlogo. El primero es «estocéstico»,
el segundo «mecénico» ’. El primero opera en el mercado, es arbi-
trario, particular y contingente, siempre pendiente del azar de las
voluntades, teniendo perpetuamente que demostrat que sabe. El
segundo es necesario, fundado en ley, el saber queda de una vez
por todas instituido por el titulo que se lo confiere. Uno, que ha
adquirido en el mercado el derecho privado de propiedad del
nombre de sociélogo, pasa por el trance de convalidarlo publica.
mente, mediante le decisién de un tribunal que va a juzgar lo que
escriba, que le va a juzgar por lo que escriba aquf y ahora,
Nuevas paradojas se anudan en este punto,
Pues 2de dénde extracn los sefiores que le van a juzgar el
derecho a juzgarle, con arreglo a qué medida es su saber de un
‘orden superior al suyo, emo pueden ellos saber si sabe 0 no sabe?:
s6lo en la medida en que estén por encima de él, porque han Tle-
gado antes @ ese lugar, dominan sobre él, estén en condiciones
de producir un discurso de un nivel légico superior el del suyo,
un discurso que es Ia medida del suyo, que produce su verdad;
de modo que su derecho a juzgarle, a hablar de él en funcién de
7 Usiizando 1a terminologle de LevtSreavss (1988, pp. 308317: 1973, pb
sinas 5496350), que clisificn los modeloe que repreentan una realidad empltica
fn amecinicor» y eestadiscose, sean los elementos que lntervienen en ellos
bean 0.0 del mismo orden de magnityd 0 estén o no en la misma excale que
for fendmenon que tienen gue represents
"Es la diferencia entre el profesor numererio (funcionario) y_ el profesor
10 mumererio (contretado)" el profesor no umerario tiene que demoutrar wi
fapecidad en cada momento, ef profesor mumerario la demuestra de una vez
ere todas.