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Pensamiento

¿Qué es el pensamiento? La simple capacidad de plantear semejante pregunta ilustra la naturaleza


distintiva de la capacidad humana para pensar. Ninguna otra especie es capaz de contemplar,
analizar, recordar o planear de la misma forma en que podemos hacerlo los seres humanos. Sin
embargo, saber que pensamos y comprender qué es el pensamiento son dos cosas distintas. Los
filósofos, por ejemplo, han discutido durante siglos en torno al significado del pensamiento, y
algunos de ellos lo ubican en el núcleo de la comprensión de los seres humanos acerca de su
propia existencia.

Para los psicólogos, el pensamiento es la manipulación de representaciones mentales de


información. La representación puede ser una palabra, una imagen visual, un sonido o datos en
cualquier otra modalidad. Lo que hace el pensamiento es transformar la representación de la
información en una forma nueva y diferente con el fin de responder a una pregunta, resolver un
problema o ayudar a alcanzar una meta.

Aun cuando sigue evadiéndonos una noción clara respecto de lo que ocurre específicamente
cuando pensamos, comprendemos cada vez más la naturaleza de los elementos fundamentales
que empleamos al pensar. Entonces comenzaremos por considerar cómo empleamos las imágenes
mentales y los conceptos, que son los cimientos del pensamiento.

IMÁGENES MENTALES: Examen del ojo de la mente

Piense en su mejor amigo. Las probabilidades son que “vea” alguna clase de imagen visual cuando
se le pida que piense en él, o en cualquier otra persona u objeto. Para algunos psicólogos
cognitivos, estas imágenes mentales representan una parte importante del pensamiento.

Las imágenes mentales son representaciones en lamente que se asemejan al objeto o evento que
se está representando. No son sólo representaciones visuales; nuestra capacidad para “escuchar”
una tonada en nuestra cabeza también representa una imagen mental. De hecho, puede ser que
cada modalidad sensorial produzca imágenes mentales correspondientes.

Las investigaciones han encontrado que nuestras representaciones de imágenes mentales tienen
muchas de las propiedades de la percepción real de los objetos que se están representando. Por
ejemplo, requiere más tiempo examinar las representaciones visuales mentales de objetos
grandes que las de pequeños, del mismo modo en que tomamos capaces de manipularlos y
girarlos en el mundo real.

La producción de imágenes mentales ha sido considerada por algunos como una forma de mejorar
el desempeño de diversas habilidades. Po ejemplo, muchos atletas emplean la imaginería mental
en el entrenamiento. Los jugadores de basquetbol pueden intentar producir imágenes vivas y
detalladas de la cancha, la canasta, el balón, y la multitud ruidosa. Pueden visualizarse en el cobro
de un tiro de castigo, observar el balón y escuchar el sonido susurrante que hace cuando pasa por
la red. Evaluaciones sistemáticas del uso que hacen de la imaginería mental los atletas sugieren
que es útil y proporciona un medio para mejorar el desempeño en la esfera deportiva.
La imaginería mental también puede producir mejoras en otros tipos de habilidades. Por ejemplo,
en el campo de la música, el investigador Álvaro Pascual-Leone enseño a un grupo de personas a
tocar un ejercicio de cinco dedos en el piano. Un grupo practicó durante cinco días consecutivos,
mientras que un grupo control tocó sin ningún entrenamiento, solo oprimiendo las teclas al azar.
Por último, a los miembros de un tercer grupo se les enseño el ejercicio, pero no se les permitió
ensayarlo o practicarlo en el piano. En su lugar, lo ensayaron mentalmente, sentándose al piano y
observando las teclas, pero sin tocarlas en verdad.

Cuando se compararon las tomografías cerebrales de los sujetos de los diversos grupos, los
investigadores encontraron una diferencia distintiva entre quienes practicaron manualmente el
ejercicio y los que sólo golpeaban las teclas al azar. Sin embargo, el hallazgo más sorprendente
provino del grupo que ensayó mentalmente, debido a que sus tomografías fueron casi idénticas a
las correspondientes a personas del grupo que practicó el ejercicio. Al parecer, la misma red de
células cerebrales implicadas en la ejecución de la tarea, estaban involucradas también en el
ensayo mental.

Estas investigaciones sugieren que los niños cuyos padres los fastidian para que practiquen un
instrumento, una rutina de baile o alguna otra habilidad que requería de práctica, ahora pueden
emplear una excusa nueva: la están practicando en la mente.

CONCEPTOS: categorización del mundo

Si alguien le preguntara qué hay en la despensa de su cocina, podría responderle con una lista
detallada de cada elemento (un frasco de mermelada, tres cajas de macarrones con queso, seis
platos grandes de distintas vajillas, etcétera). Sin embargo, es más probable que respondiera
utilizando categorías más amplias, como “comida” y “platos”.

El empleo de este tipo de categorías refleja la operación de conceptos. Los conceptos son
clasificaciones de objetos, sucesos o personas que comparten propiedades entre sí. Al emplear
conceptos, podemos organizar los fenómenos complejos en categorías cognitivas más simples y,
por consiguiente, más fáciles de usar.

Los conceptos nos permiten clasificar objetos que encontramos por primera vez con base en
nuestra experiencia previa. Por ejemplo, somos capaces de decir que una caja rectangular
pequeña, con botones, situada en una silla cerca de la televisión, probablemente es un control
remoto, aunque nunca hayamos visto antes esa marca específica. En última instancia, los
conceptos influyen en el comportamiento; por ejemplo, supondríamos que puede ser adecuado
acariciar a un animal después de haber determinado que se trata de un perro, mientras que nos
comportaríamos de manera diferente después de clasificar al animal como un lobo.

Cuando los psicólogos cognitivos estudiaron por primera vez los conceptos, centraron su atención
en los que son definidos en forma clara por un conjunto único de propiedades o características.
Por ejemplo, un triángulo equilátero es una figura que tiene tres lados de igual longitud. Si un
objeto posee estas características, es un triángulo equilátero; si no las tiene, no lo es.
Otros conceptos, que con frecuencia revisten mayor importancia en nuestra vida cotidiana, son
mucho más ambiguos y difíciles de definir. Por ejemplo, conceptos como “mesa” o “ave”
comparten un conjunto de atributos característicos generales relativamente vagos, en lugar de
propiedades únicas que distinguen un ejemplo del concepto de uno que no representa una
instancia. Cuando consideramos estos conceptos más ambiguos, por lo general pensamos en
función de ejemplos, llamados prototipos. Los prototipos son ejemplos típicos muy
representativos de un concepto. Por ejemplo, un prototipo del concepto “ave” es el petirrojo; un
prototipo de “mesa” es una mesa de centro. Existe un acuerdo relativamente amplio entre las
personas respecto a cuales ejemplos de un concepto son prototipos, así como cuales no lo son.
Por ejemplo, la mayoría de las personas considera a los automóviles y los camiones como buenos
ejemplos de vehículos, en tanto que los elevadores y las carretillas no son vistos como ejemplos
buenos. En este sentido los automóviles y los camiones son prototipos del concepto de vehículo.

Los conceptos nos permiten pensar y comprender con mayor facilidad el complejo mundo en el
que vivimos. Por ejemplo, los juicios que realizamos acerca de las razones del comportamiento de
los demás se basan en la forma en que clasificamos su comportamiento. Así, nuestras
evaluaciones acerca de una persona que se lava las manos 20 veces al día pueden variar, según
ubiquemos su comportamiento dentro del marco conceptual de un profesional de la salud o el de
un enfermo mental. De modo similar, los médicos hacen diagnósticos basados en conceptos y
prototipos de síntomas que aprendieron en la facultad de medicina. Por último, los conceptos y
prototipos facilitan nuestros esfuerzos por extraer conclusiones adecuadas por medio del proceso
cognitivo llamado razonamiento.

SOLUCIÓN DE PROBLEMAS

Según una antigua leyenda, un grupo de monjes vietnamitas consagra gran parte de su tiempo al
intento de resolver un problema denominado el acertijo de la Torre de Hanoi. Los monjes tienen la
creencia de que si logran resolverlo, el mundo tal como lo conocemos llegará a su fin. (Si prefiere
que el mundo permanezca en su estado actual, no tiene razón para preocuparse por el momento:
de acuerdo con un cálculo, el acertijo es tan complicado que encontrar su solución llevará
alrededor de un billón de años.)

¿Por qué se interesan los psicólogos cognitivos en el problema de la Torre de Hanoi? Porque la
manera en que se trata de resolver este acertijo y otros más sencillos ayuda a aclarar los procesos
que utilizan las personas para resolver problemas complejos con los que se encuentran en la
escuela y en el trabajo. Por ejemplo. Los psicólogos han descubierto que la solución de problemas
implica tres pasos importantes: la preparación para crear soluciones, la producción de soluciones y
la evaluación de las soluciones generadas.

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