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Georg Simmel, sobre el asa

Por medio del asa el mundo accede al recipiente, por medio de la boca el recipiente alcanza el
mundo. De este modo, en suma, resulta completa la inserción del vaso en la teleología humana:
recibe por el asa y la boca se corresponde una a otra, de manera gráfica, como extremos del
diámetro del recipiente y que deban guardar un cierto equilibrio tiene mucho que ver con las
funciones que desempeñan al delimitar en sí mismo al recipiente y vincularlo también, no
obstante, con el mundo práctico: la una en sentido centrípeto y la otra en sentido centrífugo. Es
como la relación del hombre como alma con el mundo exterior: por medio de la percepción
sensible la corporeidad llega hasta el alma y por medio de las inervaciones voluntarias el alma
llega hasta el mundo corporal.

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