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CUBÍCULO ESTRATÉGICO, Carlos Mota

México + Colombia + Chile + Perú

En primer lugar habría que decir que suena atractiva la idea de que Brasil no haya quedado dentro
del grupo de países (México, Colombia, Chile y Perú) que este jueves firmará en Lima un acuerdo
económico que devuelve la idea de que las integraciones son un instrumento idóneo para generar
prosperidad. Ello porque Brasil ya es el mayor motor de la región y requiere un trato
individualizado.

Hay quien habla con insistencia de que ésta será la década, finalmente, de América Latina, y
seguramente ese será el tono que destacarán Calderón, Piñera, García y Santos en sus discursos
esta semana.

Pero la firma de este nuevo acuerdo regional toma a nuestros países con al menos tres
características sustancialmente diferentes versus los acuerdos anteriores (en donde el TLCAN y la
Unión Europea fueron la cresta de la ola):

Primero. Las clases medias de las naciones firmantes se han fortalecido: cada vez hay más gente
con acceso a educación técnica y universitaria; las soluciones de vivienda de interés social han
funcionado; los satisfactores tecnológicos se han masificado (televisor, enseres, autos y teléfonos);
los viajes se han disparado y la cobertura de salud se ha incrementado. Así como Chile ha
presumido su sistema de pensiones, México ha hecho lo propio con su industria de vivienda, y
Colombia lo ha hecho con sus telecomunicaciones, por citar ejemplos.

Segundo. Las corporaciones “multilatinas” se han posicionado como un nuevo referente dentro de
todo el sistema económico global. Estas empresas, ahora denominadas así, han tomado tracción y
se han preparado para dar nuevos brincos en la escala global. Las mexicanas Gruma, Bimbo,
América Móvil o Alfa han dominado por años; pero ahora se suman firmas como Alsea o Rotoplás.
Las colombianas como Grupo Carvajal han resurgido, y en Perú y Chile hay semillas importantes ya
sembradas.

Tercero. El estado de derecho y la propiedad privada parecen haber cuajado lo suficiente en las
sociedades de los países firmantes. Si bien hay riesgos (como que, por ejemplo, Ollanta Humala no
sea tan afín a una integración económica con los otros países), la prosperidad reciente se ha dado
por un clima local pro negocios que ha funcionado.

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