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La construcción de la sexualidad desde lo personal hacia

lo social (II)

Sexualidad y adultez
Marcelo Bríccola

Los cambios anatómicos, fisiológicos y psicológicos que ocurren en la adolescencia, con su importante
repercusión en lo social, van permitiendo alcanzar paulatinamente una cierta estabilidad, que en nuestra cultura se
denomina adultez.

Es importante reseñar que la adultez no se alcanza de un modo uniforme y que ha ido cambiando como
concepto. Inicialmente se consideró que se alcanzaba la adultez o madurez, con el pleno desarrollo anátomo-
fisiológico. Se era adulto cuando se alcanzaba el pleno desarrollo físico y por tanto, se era maduro sexualmente
cuando las condiciones de reproducción estaban aseguradas. Desde esta perspectiva los dieciocho años,
aproximadamente, representaban esa madurez en el hombre y los quince años en las mujeres. Parte de esa visión
se conserva en la importancia que se otorga aún hoy, a la celebración de esas edades.

Un segundo planteo proveniente de la psicología permitió marcar una diferencia entre la madurez anatómica y
fisiológica y la madurez psicológica, por lo que la adultez no giraba en torno a lo biológico sino en torno a lo psíquico.
Desde esta perspectiva la madurez sexual, no se lograba con la capacidad reproductiva sino con la madurez
psíquica que no se daba al mismo tiempo en todos los seres humanos. La madurez psíquica estaba vinculada a la
capacidad del individuo de tener conformada una personalidad (es decir un repertorio de conductas más o
menos estable en el tiempo que permitieran medianamente predecir su comportamiento frente a situaciones
similares), lograr el control de impulsos y emociones y poder establecer relaciones de parejas
medianamente estables y en lo posible monogámicas.

Un tercer criterio viene a sumarse y es de un carácter más social, se considera que el sujeto es adulto cuando
puede valerse por sí mismo y puede enfrentar la vida social sin requerir asistencia de otros. Desde esta
perspectiva, hay adolescentes de treinta años por seguir requiriendo de la asistencia paterna, no por una limitación
personal, sino por situaciones de estudio o por simple comodidad. Es interesante pensar que muchos sujetos que
estarían en condiciones de alcanzar la adultez, la evitan, por las responsabilidades y exigencias que conlleva y
procuran mantenerse en una “eterna adolescencia” que en nuestra cultura occidental postmoderna ha sido exaltada
como el estado ideal o al menos como el más placentero.

La realidad es que se considera adulto a un sujeto que ha logrado alcanzar la madurez en todas estas
áreas, la biológica, la psicológica y la social, considerando que su desarrollo usualmente es en tiempos
diferentes.

Paralela a esta consideración de la adultez, se piensa que la madurez sexual se alcanzaba con lo que Freud
(1905:179) denomina la genitalidad. El autor plantea que las pulsiones, en la infancia, son: "...parciales,
singulares, aspiran a conseguir placer cada una por su cuenta, enteramente desconectadas entre sí. El
punto de llegada del desarrollo lo constituye la vida sexual del adulto llamada normal, en ella la
consecución del placer se ha puesto al servicio de la función de reproducción, y las pulsiones parciales,
bajo el primado de una única zona erógena, ha formado una organización sólida para el logro de la meta
sexual en un objeto ajeno"(1).

Desde esta visión la madurez sexual se alcanza cuando el hombre o la mujer deciden unirse a otra persona
de una manera más estable para compartir mutuamente sus capacidades sexuales y encontrar la
satisfacción de sus necesidades eróticas de una manera predominantemente genital.

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Las fantasías y las actividades sexuales que nos excitaban en la niñez, no desaparecen, quedan como juegos o
escarceos amorosos que generan placer y no constituyen un obstáculo para el desenvolvimiento sexual sino que
agregan un placer adicional a la unión genital, que se constituye en el principal interés del impulso sexual adulto.

Es importante destacar que esta visión en Occidente es predominante, pero contiene una fuerte carga sexosófica.
Freud, aunque genial y precursor en sexualidad, no puede escapar a los condicionamientos de una época
victoriana, con fuerte represión sexual.

El adulto no pierde nunca su cualidad lúdica y el juego sexual, es uno de los goces que no se abandonan.
Considerar otras manifestaciones o conductas sexuales no genitales como infantiles o inmaduras es limitar
la amplia capacidad del ser humano para sentir y brindar placer y niega el rol lúdico o erótico de la
sexualidad y su función relacional o comunicacional, para poner el acento en lo reproductivo.

La adultez, en tanto etapa en que el ser humano alcanza su madurez, incluso en lo sexual, se caracteriza por la
posibilidad que aprovechar toda su experiencia sexual, todas las posibilidades exploradas y que han sido
gratificantes y no conllevan un riesgo o daño para el propio sujeto o para su compañero sexual, también humano y
maduro sexualmente. Implican el autoconocimiento sexual y la capacidad de comunicar las propias
necesidades sexuales al otro, permitiendo a su vez que el otro pueda expresarlas y de este modo enriquecer
las posibilidades de placer mutualmente.

Las diversas experimentaciones que se producen en la adolescencia deberían permitir alcanzar esa madurez
sexual, pero la realidad es que la desinformación, la información distorsionada, la represión sexual, particularmente la
femenina, los estereotipos genéricos rígidos, etc. no contribuyen a ello.

Aunque la madurez sexual, suele acompañarse por un mayor conocimiento y control del propio placer y del
orgasmo y la conformación de parejas fijas y estables suele permitir obtener mayor placer mutuo, muchas veces la
rutina, las tensiones de la vida actual, la llegada de los hijos, se convierten en obstáculos que van limitando las
expresiones sexuales dentro de la pareja y por tanto reduciendo en frecuencia e intensidad dichos encuentros. Es
conveniente explorar nuevas posibilidades de gratificación mutua que permitan recrear los encuentros sexuales.

La madurez sexual implica un alto grado de independencia psicológica frente al compañero/a. Considerar las
propias dificultades y dependencias respecto al otro, teniendo en cuenta las de él/ ella, ya que hay necesidades, que
podrían considerarse “de la infancia” que no desaparecen nunca (ser protegido, mimado, valorado, acariciado, etc.)

La relación sexual satisfactoria no determina la conformación de buenos vínculos de pareja, pero sí es un


ingrediente que contribuye de manera notable a ellos. Por todo lo antedicho, se ve claramente que la adultez y la
madurez sexual van fuertemente unidos, en nuestra cultura, a la conformación de parejas más estables, por
lo tanto se analizará dicho concepto.

El concepto de pareja
Hablar de parejas, es hablar de paradojas. Y la primera paradoja que se presenta, es el hecho mismo de que a
pesar de que vivimos rodeados de parejas, se nace y se es criado por una pareja, probablemente se tiene o se
busca tener una pareja, resulta sumamente difícil hablar de la pareja en términos específicos.

La segunda paradoja que se presenta esta referida al modo en que se ha conceptualizado tradicionalmente a la
pareja, aun en los ámbitos científicos y terapéuticos. A pesar de reconocer a la pareja como algo dinámico y
cambiante, que se desarrolla y evoluciona; fuente, para quienes la integran, de las mayores gratificaciones y placeres
o de los conflictos más angustiosos y desesperantes, suele considerársela como un objeto limitado, una franja de
relaciones más o menos satisfactoria para los cónyuges, que debe ser acomodado, organizado y normatizado para
adecuarlo a quienes la conformaron.

La pareja se concibe como un objeto, un vínculo o un espacio que debe ser adaptado a las necesidades y
conveniencias de los usuarios. Se trata de una representación "mecanicista" de la pareja, en la que el fenómeno
relacional y toda su complejidad y sus conflictos es reducido a un mero problema de aprendizajes, de

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racionalidad de sus componentes, negando de este modo, implícita o explícitamente las características que antes
se enunciaban como esenciales a la misma.

En nuestra cultura actual, las estructuras de las parejas parecen ser tan variadas y multiformes que resulta
sumamente difícil una definición unívoca. Si se las intenta definir como se hacía tradicionalmente, asociándola con
el "matrimonio", este seudointento de definición resulta invalido porque excluye a las parejas "sin papeles", tan
legítimas como las anteriores. Si se busca caracterizarlas, asociándolas a la sexualidad unión de hombre y mujer",
resulta limitado porque no incluye las uniones homosexuales. Si se las intenta definir por su duración ilimitada, son
muchos los que dirían que su mejor pareja fue..., pareja tenida en el pasado y que obviamente ya finalizó. También
podría suceder que alguien proponga como hizo Margaret Mead años atrás, la celebración de matrimonios mediante
contratos de cinco años de duración con derecho a recontratación, que aunque limitan la duración de la pareja, no
por ello la invalidan.

Esto nos lleva, coincidiendo con Philippe Caillé (1992:21) a decir que: "En última instancia, una característica
de la pareja seria que no admite una definición simple. La relación de pareja tiene la propiedad de adoptar
múltiples formas sin dejar de ser identificable como tal. Por tanto, puede resultar engañoso, arriesgado
incluso, intentar circunscribirla al marco de una definición exhaustiva, que siempre dejaría fuera algunos
aspectos significativos" (2).

Esto no significa aceptar que es imposible definir de algún modo a las parejas, la existencia misma del término
que las identifica, sugiere que en algún punto puede encontrarse aquello que las distinguen de las no-parejas.
Philippe Caillé propone renunciar a intentar descubrir los rasgos de una pareja, intentando descubrir el para qué sirve
una pareja, qué sentido tiene en el marco de las relaciones entre los seres humanos."Desde esta perspectiva,
todas las estructuras de relación portadoras de ese sentido serian parejas, por diferentes que puedan ser
unas de otras..."(3).

A pesar de coincidir plenamente con esta propuesta, por razones metodológicas, y a fines didácticos se
enunciaran algunas definiciones que permitan circunscribirlas. Dichas definiciones, responden a los estereotipos
propios de la cultura occidental en un determinado momento histórico.

Más allá de los diferentes enfoques existentes, y los diversos modos en que se explica lo que hace que las
parejas sean tales, hay ciertos elementos coincidentes en las definiciones de pareja en nuestra cultura:

La pareja, puede definirse como un vínculo entre dos seres humanos adultos, habitualmente exclusivo, que
se constituye con el propósito de conformar un proyecto vital compartido, de los que se derivan
dependencias inherentes a los intercambios afectivos, sexuales y económicos. De esta definición se excluyen
muchos tipos de parejas, parejas de amigos, de amantes, de novios, etc. Ya que si bien en todas subyacen algunos
de los elementos caracterizados en la definición serán diferenciadas a los fines didácticos.

En relación al proyecto vital, es propio o característico de las parejas que se comprometen entre sí, es decir lo
que normalmente suele asociarse al matrimonio. No está presente nunca en la pareja de amantes y aunque existe
en los novios como proyecto, y en algún punto está presente entre los amigos de muchos años, solo se concreta
como tal en las parejas que deciden cohabitar o vivir juntas, legalicen la unión o no.

Respecto al componente afectivo, está presente en todas las formas de parejas mencionadas, aunque el
componente libidinal va creciendo, de ausente en los amigos, a su máxima expresión en los amantes.

Con relación a los intercambios sexuales, obviamente están “prohibidos" en los amigos, son permitidos y
estimulados en las parejas "casadas" y aceptados en las parejas que conviven. Ni prohibido, ni aceptado en los
novios y clandestino en los amantes.

Respecto a los tiempos y espacios compartidos, si bien en los amigos y novios es frecuente, y en los amantes es
habitual, sólo en los esposos o parejas que viven juntas, se convierte en algo cotidiano.

Estas diferencias se han destacado porque trasuntan las diversas expectativas acerca de lo que se
espera del vínculo y las demandas que se harán los sujetos implicados en dichas relaciones. Si se trata de

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una pareja de amigos o de novios, se esperará que estén disponibles y sean incondicionales en los malos
momentos, pero se comprenderá si por alguna razón, situaciones especiales, no se está. Existe un mayor respeto
hacia los tiempos del otro. En cambio en las parejas de amantes como no existen espacios, ni tiempos permanentes,
las exigencias son menores, al punto de que en algunas se establece una absoluta independencia, que solo se
rompe ante la posibilidad de experimentar un encuentro sexual.

Por el contrario, en las parejas, en el sentido estricto que se le ha dado en la definición, influye lo
cotidiano, el contacto con el otro, el deseo o compromiso, explícito o no, de "hasta que la muerte los
separe". Las demandas hacia el otro se vuelven intensas, se espera que el otro sea incondicional de manera
absoluta. Se busca poder predecir como actuará el otro, que hará frente a tal situación, pues frente a la intensa
dependencia, el creer saber cómo reaccionará el otro, permite sentir un cierto control.

Al otro, para constituir una pareja, se le exige que esté siempre disponible, que sea conocido (predecible) y único
(implica el concepto de monogamia, propio de los matrimonios, pero que se ha extendido para significar un
intercambio sexual exclusivo en cualquier relación). Todos estos elementos hacen que se vea al otro como
imprescindible. El mayor compromiso emocional y la dependencia del otro, provocan muchas situaciones de
regresión y desamparo si desaparece la pareja. El problema de muchas parejas reside justamente en que
pierden el ver al otro como un ser separado distinto y se olvidan que la persona con quien se convive,
cambia, crece, tiene nuevas expectativas, necesita cosas nuevas.

Frente a los cambios, a las conductas individuales la otra persona se siente agraviada, siente que se han violado
las reglas, habitualmente no enunciadas, que constituían la pareja. Este fenómeno resulta sumamente evidente en la
etapa de enamoramiento de la pareja, y su habitual disolución frente a la aparición de aquellos defectos que el amor
ocultaba.

El vínculo de pareja, en sentido estricto, es el más importante para cualquier persona, aunque debe entenderse
que no el único, pues, entre otras cosas, consolida y convalida la autoestima. El otro sostiene o confirma la
identidad de su partenaire, es el que en mayor o menor medida aumenta o disminuye con los pequeños gestos del
contacto cotidiano el sentimiento de valoración personal, al sentirse considerado, respetado y amado por alguien de
quien tanto se depende.

Es importante destacar, un elemento que aunque no enunciado explícitamente en la definición, es mencionado al


hablar de intercambios afectivos: el amor. El amor es uno de los aspectos de la pareja que ha alcanzado, al menos
en nuestra cultura, una enorme importancia y una valoración casi mítica como elemento constitutivo y sostén de las
relaciones. Junto al concepto de intimidad, al cual está estrechamente enlazado, constituyen los puntos
básicos de la conformación de una pareja. A partir de una atracción inicial, surge el amor y la intimidad y de
ahí el compromiso de realizar un proyecto vital compartido.

Hacia un intento de definir amor e intimidad


Aunque parezca poco científico, tratar el tema del Amor, es imprescindible para comprender el sentido y la
conformación de parejas. Ignorar este ingrediente, es desvirtuar profundamente lo que funda una pareja. No es
posible un estudio acabado del tema desde una única disciplina científica, pues como elemento particularísimo del
hombre, sólo puede ser comprendido desde un enfoque multidisciplinario (biológico, psicológico, antropológico,
sociológico, filosófico, sexológico, etcétera).

De las infinitas definiciones dadas por los poetas se rescata dos elementos muy claros en ellos, a pesar de ser
totalmente opuestos: el amor puede ser éxtasis sublime y eterno o cruel infierno. Lo que nos deja aun más en la
nebulosa y lleva preguntarse acerca de que es lo que puede lograr tal increíble diferencia. Indagando en las
definiciones sobrias de los filósofos, aparecen nuevas irreconciliables diferencias, si por ejemplo para los platónicos
y neoplatónicos el amor es "algo espiritual capaz de conducir el alma a la divinidad", mientras que los hedonistas, lo
asociaban más con el placer que "las ideas", estaban más preocupados por el sentir que por el pensar.

Si se interroga a diferentes estudiosos acerca del amor, las definiciones que se den serán fragmentarias y
contradictorias. Si se intenta hacer un rastreo histórico del concepto de amor y sus formas de expresión, desde los

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griegos que fueron la cuna del pensamiento occidental, pasando por la influencia cristiana y su apogeo en la Edad
Media hasta llegar al amor cortesano y sus tan famosos cinturones de castidad, se ve que no ha existido un modo
único de amar, incluso el amor romántico contrario a la intelectualización del siglo XVIII y la violenta represión sexual
del victorianismo, que por supuesto lo modificó en sus formas, lleva a corroborar que el término amor es escurridizo
y no presenta nunca una misma cara, sino que parece burlarse de quienes ingenuamente intentan etiquetarlo y
ponerlo en un estante como ya clasificado.

Desde las diversas manifestaciones humanas, religiones, ciencias, etc., han surgido infinitas propuestas de
definición del amor. Se consignarán algunas, solo a modo de ejemplos: El apóstol San Pablo (1996:484), en el
capítulo décimo tercero de los Primeros Corintios lo define así: "El amor sufre largamente y es bondadoso; el amor
no es envidioso; el amor no es egoísta; no se comporta indignamente; no busca su propio bien; no es fácilmente
provocado; no piensa en el mal; no se envanece; no se regocija en la perversión, sino en la verdad; soporta todo,
cree todo, espera todo, sobrevive a todo. El amor nunca se desvanece (4)".

A pesar de estar ampliamente difundida y ser sumamente aceptada, de considerarse esta definición sería
imposible que las personas se amen verdaderamente, salvo que fuesen santos. Una definición más práctica, es la
que dice el amor existe cuando para uno la felicidad o la seguridad de otra persona se convierte en algo tan
importante como la propia seguridad y felicidad. Esta definición resulta más adecuada, más clara y más cercana a lo
que puede ser el amor humano, pero es demasiado amplia y ambigua.

Se elige, aunque pueda ser tan cuestionada como las anteriores, una que parece útil a los fines del presente
trabajo. El amor es un afecto intenso, una manifestación emocional placentera que hace que el individuo sea
atraído por otro ser humano y trate de compenetrarse con él. Hay diversos tipos de amor: amistoso, parental,
fraternal, romántico, pasional. Pero si se habla de parejas, sólo nos resultan significativos los dos últimos.

El enamoramiento puede ser romántico o apasionado y es la primera etapa, imprescindible, para la conformación
de cualquier pareja. Es un estado emocional, en buena parte irracional que hasta el momento, no ha podido ser
comprendido ni científica, ni filosóficamente. Por lo general, el enamoramiento está acompañado de un componente
libidinoso, de intensidad variable; cuando dicho componente predomina sobre el afectivo se habla de amor pasional.

El amor romántico o amor en su sentido estricto, tiene como ingrediente principal la intimidad, que implica el
conocimiento del otro y la capacidad de empatizar con él, el respeto mutuo, el afecto, el cariño, la entrega y por
supuesto el deseo. La pasión por el contrario se sostiene por la atracción, el impulso. Está basado
fundamentalmente en la relación sexual y no suele tener duración.

Suelen citarse diferentes características que se asocian con el enamoramiento, que habitualmente reviste un
carácter apasionado, entre las más frecuentes está la de pensar permanentemente en la otra persona, la gran
necesidad de que la otra persona sienta lo mismo que el enamorado, el ser ciego a defectos y fallos en el ser amado
y tener actitudes y conductas sumamente dependientes de los actos y deseos de la otra persona. Algunas personas
sostienen que cuando están enamoradas disminuye su capacidad laboral e intelectual (solo piensan en el ser
amado), mientras otras se sienten tan bien con ellas mismas que aumentan su productividad.

Algunos investigadores han pensado que el amor apasionado, tendría un origen genético, ya que se habría
desarrollado filogenéticamente en la especie humana como un modo de mantener juntas a las parejas el tiempo
suficiente para proteger a las mujeres embarazadas y a las madres que amamantan. Diversos investigadores han
intentado estudiar las reacciones del organismo durante el enamoramiento y han formulado la hipótesis de que el
estar enamorado es producto de una reacción química específica del cuerpo, similar a la que puede presentarse en
otros estados emocionales intensos.

Según Reinisch (1999:111) "un investigador hasta ha manifestado que los sentimientos de estremecimiento del
amor pueden deberse a una sustancia química particular del cerebro, la feniletilamina, que tiene efectos similares a
las drogas que provocan euforia y aumentan la energía. Si esto fuera cierto, podría contribuir a explicar por qué
cuando los enamorados se separan, a menudo describen los sentimientos similares a la falta de drogas, y por qué el
chocolate (con su alto contenido de feniletilamina) es tan popular" (5).

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Intentando despejar las densas nieblas de mitos que rodean al enamoramiento, el primer concepto que suele
caer, es el del "amor apasionado eterno", ya que la realidad suele demostrar que aunque muy sentido cuando es
expresado, al poco tiempo tiende a desvanecerse o requiere cambiar para alcanzar la conformación de una pareja
estable. Se han dado diversas razones por las cuales se cree que la pasión eterna es más una ilusión que una
realidad. Algunos lo justifican porque, fisiológicamente hablando, el organismo no puede sobrevivir largo tiempo al
estrés a que lo somete una emoción fuerte. Lo normal es que la habituación vaya amortiguando la intensidad del
componente libidinoso del amor, y transformándolo en un afecto más cariñoso. Otros que han buscado los
componentes químicos de la pasión dicen que esta sustancia que la genera tiende a diluirse o alterarse con el
tiempo. Para Reinisch (1999:111) “también se piensa que a medida que una relación pasa de la pasión al amor con
compañerismo se producen cantidades mayores de otras sustancias químicas cerebrales (similares a los narcóticos)
que tranquilizan a las personas" (6).

Lo cierto es que, normalmente, al transcurrir el tiempo, en una relación que continua, comienzan a surgir
sentimientos nuevos y diferentes entres sus miembros. El más importante quizás sea la sensación de una intimidad
creciente y el compromiso de continuar juntos.

Otro mito que debe desterrarse, a pesar de los poetas, es que el individuo sólo se enamora una vez en la vida. En
realidad se puede enamorar varias veces o de varias personas a la vez. Es importante destacar, respecto a la
relación entre sexo y amor, que aunque la emoción amorosa es un fenómeno humano que desempeña un
importante papel en muchas relaciones sexuales, no necesariamente toda actividad sexual placentera debe estar
precedida y acompañada de sentimiento amorosos mutuos.

La función erótica humana es un fenómeno independiente del enamoramiento, y aunque es deseable que este se
presente dentro del contexto de la relación sexual, no es un constituyente esencial de la misma. Sin embargo, no
puede negarse que en la relación sexual puramente placentera no exista ningún componente emocional. Por el
contrario, por fugaz que sea el placer erótico, quien lo recibe no puede permanecer emocionalmente indiferente ante
quien lo suministra, y experimenta un sentimiento positivo humano, llámese o no afecto, hacia quien satisface su
necesidad erótica.

El deseo erótico, especialmente en el varón es la motivación principal para la búsqueda de la pareja sexual, y el
amor no es sino la culminación, aunque no siempre, del vínculo que crea el deseo. Para concluir, es necesario
destacar que las relaciones más satisfactorias parecen ser aquellas que retienen algunos aspectos del amor
apasionado, mientras van logrando incluir la confianza mutua, el deseo de que el compañero tenga una vida
satisfactoria, aunque eso implique renunciar a ser "todo" para él y permitirle cierta autonomía e independencia. Es
importante además, tener un juicio realista de los atributos del compañero, sin la idealización que acompaña la etapa
de enamoramiento. En definitiva implica el sostener una amistad profunda con el otro, sin perder totalmente las
"chispas" de la pasión.

No es fácil sostener una relación de amor. Las parejas deben reconciliar diferencias sobre diversos
aspectos, entre ellos los sexuales, y enfrentar las exigencias diarias de la sociedad. A pesar de todas las
consideraciones, opiniones e investigaciones, lo único que puede asegurarse sin temor a equivocarse, es
que no existe un modo único de amar, y es imposible definir al amor, al menos de una manera unívoca.

El amor parece ser un sentimiento o estado totalmente único y diferente según el sujeto que lo experimenta, el
momento histórico que vive ese sujeto y la relación que experimente con el objeto amado. Sólo partiendo de esa
individualidad psicológica, histórico-social y vincular del amor, podremos comprender porque son tantas las
cosas que se dicen del amor y tan diferentes.

El otro concepto, que ha ido apareciendo al hablar de amor, y que es clave para comprender las parejas es el de
intimidad. Apelando al diccionario, encontramos que Intimidad, es "esa parte personalísima, comúnmente
reservada, de los asuntos, designios o afecciones de un sujeto o de una familia". En nuestro caso, una pareja. Surge
en esta definición el primer punto de unión con el concepto anterior ya que el amor, es único en el sentir de cada
sujeto y la intimidad es "personalísima". De ello se desprende que el amor es un sentimiento único que constituye la
intimidad de la pareja como un espacio particular de dos personas que se han encontrado en el amor.

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Sin embargo, no existe término más ambiguo que el de intimidad. Para algunos es expresión de la vida cotidiana,
de pequeñas cosas compartidas. Para otros significa privilegio, un placer reservado a unos pocos, un refugio en el
que se pueden volver a saborear las verdaderas alegrías de la vida. Incluso hay quienes logran la intimidad más
profunda no con otras personas, sino con objetos, en territorios privados e inaccesibles.

La primera diferenciación que suele hacerse es entre intimidad personal, e intimidad compartida. Para el logro de
una intimidad con otra persona es fundamental previamente la capacidad de tener una intimidad consigo mismo y
esto significa aceptar la convivencia de todas las partes de sí mismo, incluso de aquellas que uno más se
avergüenza aceptando la propia complejidad. La intimidad consigo mismo implica inventiva e imaginación, y en esto
se juegan todos los elementos que permitan poder disfrutar de un momento con uno mismo.

La intimidad compartida o relacional, incluye la presencia de otra persona. Implica el encuentro de dos
individualidades que se enriquecen recíprocamente sin confundirse una con la otra. Algunos autores distinguen entre
lo que es una “experiencia íntima" de lo que constituiría una "relación íntima". En la primera, la intimidad se juega en
un sólo aspecto o en un sólo campo y habitualmente suele ser por un tiempo limitado. Típicas experiencias íntimas,
son los encuentros sexuales fugaces, anónimos, que por muy intensos que sean no suelen superar la experiencia de
una noche o incluso aunque se repitan, no suelen extenderse a otros campos que no sea el estrictamente sexual.

Muy distintas son las condiciones en las que se establece una relación íntima. En este caso, el intercambio tiene
lugar en distintos campos y se concreta en la duración. En su carácter de intercambio privilegiado, la relación se
basa en la compenetración; implica una interacción verbal más organizada y códigos personalizados. La duración en
las relaciones íntimas es la que favorece el desarrollo de la complicidad. Existen diversos niveles de intimidad:
intelectual, espiritual, afectiva, corporal y sexual.

No se desarrollaran en detalle cada uno de estos niveles porque excedería el alcance del presente trabajo, solo
se hará referencia a la intimidad afectiva por ser la más significativa en la pareja. La intimidad afectiva, implica la
capacidad de ponerse en el lugar del otro sin perder el propio. No es la fusión-confusión de personas. La intimidad
necesita mantener un alto sentido de la individualidad; solo las personas seguras de sí mismas pueden soltar las
amarras y hacer frente al mar abierto de una relación envolvente con el otro, sin caer en patológicas simbiosis.

En definitiva la intimidad requiere ser receptivo a los mensajes y emociones del otro, sin confundirse ni
transformarse en el otro. Implica estar dispuesto a dejarlo entrar en la propia intimidad sin miedo a ser
invadido o contaminado.

Existen ciertos miedos, que aunque tiene cierto fundamento, suelen dificultar la intimidad en las parejas. Uno de
los miedos más comunes es el temor a la fusión con el otro, frente al debilitamiento de los límites del sí mismo que
provoca la intimidad, no es extraño que se deleguen funciones y responsabilidades en el otro, lo que genera, en
personas más inseguras, sentimientos de angustia. Lo que debe lograrse es una cooperación con el otro sin riesgos
para la propia individualidad. Un "vivir con el otro", no un "vivir por y para otro"

Otro de los temores frecuentes es el de ser descubierto, ya que la intimidad obliga a abandonar corazas, que
protegen los núcleos más íntimos de las personas. A mayor intimidad, mayor acceso a las cosas secretas tiene el
otro. Solo la tolerancia, la estima de sí permiten este "desnudarse" frente al otro y no sentirlo como peligroso sino
como posibilitador de una relación más profunda.

El último temor al que se hará referencia es el miedo a entregarse, cuando alguien se abandona a una
experiencia íntima significativa, desea que no tenga límites. Una separación equivale a la pérdida de la "droga
afectiva" a la que la intimidad ha habituado. Este temor está muy relacionado con el temor a ser lastimado, a ser
vulnerable ya que frente a una gran entrega, si se rompe la relación, es mayor el dolor. Permitirse correr el riesgo de
ser vulnerable, y entonces confiar en otra persona, es un aspecto de la intimidad esencial para el establecimiento de
relaciones amorosas satisfactorias y de larga duración.

Para finalizar con este punto es importante citar a Lic. Lidia Bequer (1992:24) que dice en un artículo publicado
en la revista SASH: La pareja es la más íntima de las relaciones y la más difícil de satisfacer. “La intimidad no está
vinculada tanto a las cosas que se comparten ni a la intensidad. Está relacionada con el grado de
necesidad- satisfacción mutua del vínculo. Incluye el desarrollo de la intimidad personal, el respeto por la

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privacidad, el compromiso y el deseo de relacionarnos, la responsabilidad de la relación y una interacción
cara a cara. Compartir ideas, pensamientos, sentimientos y emociones y dejar caer la máscara de la
autosuficiencia. Poder ocuparnos de los conflictos íntimos, de la seguridad, del bienestar y del crecimiento
propio y del otro. No culpar ni culparnos y garantizar la continuidad de la relación sin perder la autonomía y
la autoestima"(7).

Constitución y evolución de las parejas


Las relaciones de pareja, como ya se ha ido viendo, son complejas, ya que además de existir una gran variedad
de factores involucrados, cada uno de ellos actúa en forma diferente en cada pareja. Los primeros factores a tener
en cuenta son las influencias sociales, culturales y económicas que cumplen un rol importante al actuar como
estímulos que orientan o conducen las conductas posibles de los individuos o de la pareja. A esto debe sumárseles
los modos de ser de cada uno de los sujetos, es decir los patrones emocionales y cognitivos (conformados a partir
de su particular historia psicosexual y social) Finalmente debe considerarse la interacción entre ambos que es la que
ha llevado a que se institucionalizara, creara o formara un sistema único y particular, lo absoluto de la pareja. Ese
“nosotros” distinto de lo que cada uno de ellos es sólo.

La fuerza y estabilidad de una pareja depende de la existencia de un saldo positivo general de


satisfacciones respecto a las insatisfacciones que experimenten ambos miembros de la pareja, como
resultado de su "estar juntos. Esto no implica la ausencia de conflicto, ni siquiera asegura la tan anhelada felicidad,
sino que el saldo sea favorable.

No resulta fácil entender que es lo que hace que dos seres humanos se unan, se elijan. Numerosos autores han
tratado el tema de cómo se constituye y evoluciona una pareja, explicando ese fenómeno desde sus respectivos
marcos teóricos. Según Beatriz Sabah (1995) "la selección de pareja es un proceso en parte consciente, ya que
se consideran valores, status, nivel social, cualidades físicas y psíquicas; en parte es inconsciente patrones
internos de elección, experiencias pasadas, historia familiar, etcétera (8).”

Desde el psicoanálisis, la constitución de la pareja se justifica, según el propio Freud porque el desarrollo psíquico
del individuo no puede evolucionar normalmente sin la constante presencia del otro, que aparece como modelo,
como objeto, como fuente de apoyo, como enemigo. "La psicología individual es al mismo tiempo, desde sus inicios,
una psicología social" Desde esta perspectiva, el ser humano busca el placer y se deshace del dolor. La pulsión
será el concepto que dé cuenta de ese motor que impulsa a buscar la satisfacción, pero que a diferencia de los
animales, no está soldado a un determinado objeto sexual.

En la actualidad, la mayoría de los autores coinciden con Freud en que aunque la mayoría de las expresiones y
dificultades respecto a relaciones íntimas no salen a la superficie hasta que se ha madurado físicamente, la forma
en que las personas interactúan con los demás tiene sus raíces en la primera infancia. "Durante la infancia las
interacciones con padre y otros adultos ayudan a determinar si nos vemos como hombres o mujeres, y
masculino o femenino son dos de los conceptos importantes que se desarrollan durante este periodo" (9)
afirma Reinisch (1992:109).

Las relaciones que se mantienen con otros niños de edades similares, junto con los mensajes que se reciben de
la televisión, los libros, revistas y otras fuentes ayudan a determinar las características que se presentaran como
deseables en un compañero, y los rasgos que se desea ostentar o tener para presentarse ante los demás.

Dice Reinisch (1992:109): "Cuando se inicia la pubertad, la mayoría de nosotros se vuelve consciente de sus
propios sentimientos de atracción sexual, y nota que es más probable que necesite de ciertos tipos determinados
de personas o situaciones, mientras las otras personas o situaciones ejercen poco atractivo sobre nosotros.
Todas estas experiencias y aprendizajes nos llevan a determinar qué clase de personas nos atraerán y cómo, en
algunos casos, nos enamoramos de ellas. Esas experiencias también afecta el contenido de nuestras fantasías
sexuales, y la pauta de nuestra conducta sexual con la que tendemos a imaginar o buscar compañeros o
situaciones que sean excitantes para nosotros, y a ignorar o evitar las que no lo son" (10).

Este tema está fuertemente vinculado con la identidad sexual, que ha sido ampliamente estudiada por John
Money entre otros, quien ha propuesto el nombre de lovemap (mapas de amor) a esas pautas internas de intereses

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y conductas sexuales particulares de una persona. Dichas pautas son tan únicas como lo son las huellas digitales.
(se verá con más detalle en el encuentro Construcción de la sexualidad en nuestro psiquismo).

Las pautas que se van conformando a lo largo de nuestra vida, pero particularmente en la primera
infancia, no sólo determinan el tipo de persona elegida para conformar una pareja, sino también todo lo que
se espera de ella y todas las modalidades que serán utilizadas para interaccionar con la persona escogida.

En este punto resulta significativo destacar, la importancia de los estereotipos sociales respecto a lo que se
espera de un hombre y de una mujer, ya que suelen ser decisivos en cuanto a las conductas que adoptan los
integrantes de una pareja en sus relaciones cotidianas

Si las experiencias infantiles son positivas y enriquecedoras, se desarrollará la capacidad de dar y aceptar amor y
confianza y se estará mejor equipado para establecer relaciones íntimas, no solo de pareja, a lo largo de la vida.
Más allá de las razones, biológicas y psicológicas que explican la conformación de parejas estables, y su forma
institucionalizada que es el matrimonio, es innegable que la sociedad estimula, hasta el punto de ejercer
coerción, a que los seres humanos se unan en parejas.

Las parejas no se conforman sólo porque sus miembros están enamorados (ver fases de la conformación de
parejas), sino que existen muchas otras razones que pueden llevar a establecer este compromiso. Muchas personas
deciden establecer una pareja estable, porque la sociedad espera eso de ellas. En nuestro medio un "solterón" es
considerado un fracaso, y un soltero de mediana edad "puede ser" un homosexual o tener un complejo de Edipo no
resuelto. La sociedad estimula de diversas formas la conformación de parejas estables, especialmente si son
legalizadas en matrimonio.

Otras razones que impulsan a la conformación de parejas pueden ser las presiones y manejos de los padres
que empujan a sus hijos manipulando sus relaciones, entrometiéndose o simplemente ignorándolos, a que
busquen en sus parejas "padres sustitutos" que les sirvan de guía o sostén como lo hacían ellos.

Las respectivas familias de origen, tienen mucha importancia en la vida de ambos miembros de la pareja, ya sea
que se huya de ellos, ya sea que no se despeguen lo necesario, o se mantengan las distancias físicas y afectivas
adecuadas; su opinión, sus deseos y expectativas, tienen un enorme impacto en los sujetos porque representan los
primeros y más significativos vínculos que cualquier persona ha tenido. Muchas personas, no logran una distancia
suficiente de sus familias de origen y por tanto a pesar de elegir un compañero, no logran conformar sus propias
parejas, en el sentido de ese absoluto o modelo compartido con un otro.

Es frecuente encontrar personas que constituyen parejas por temor a la soledad. No soportan el estar solo. Se
aburren y desvelan y piensan que si tuviesen un compañero en la casa, ya no se sentirían infelices. Otras personas
buscan una relación de pareja, basados en razones económicas, temen por su futuro y piensan en las ventajas de
acercarse a alguien que pueda proveerle seguridades en el aspecto monetario.

Otros sujetos se unen en parejas por un deseo inconsciente de alcanzar un ideal, el llamado Yo Ideal,
que implica un sentimiento de completud, de alcanzar la imagen mental de lo que se desea ser. Creen,
inconscientemente, que el unirse a una persona que detente los atributos que les faltan, permitirá que estos se
hagan propios. Existen elecciones de parejas, motivadas por las propias patologías de los sujetos. Son esas
parejas que se buscan para mantenerse en un estado sufriente, que les permita sentirse desgraciados e injuriados.
Un ejemplo típico es el del sujeto terriblemente celoso que busca relacionarse con una persona altamente
extrovertida y sensual, lo que le permite justificar su sufrimiento y preocupación por el posible engaño de su pareja.

Hay casos en que se busca demostrar a sí mismo, y a los demás que se puede conquistar a una pareja y por
medio de esa confirmación aumentar su propia estimación. El compañero sirva más como un ornamento, como una
joya por medio de la cual ser admirado y ganar prestigio. Este tipo de conductas, frecuentes en adolescentes, va
desapareciendo en la medida en que se logra una maduración personal y relacional.

Más allá de que todas estas situaciones pueden darse, lo cierto es que el principal motivo que genera
uniones de parejas, al menos duraderas, suele ser el amor. El amor, que como ya se dijo suele estar cargado de

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un fuerte componente sexual en su primera fase, es en nuestra cultura occidental el móvil más frecuente por el
cual dos personas se unen o al menos es la excusa más usada.

Sea por la razón que fuere, y salvo que las reglas se modifiquen, normalmente la elección de un compañero y la
conformación de una auténtica pareja, requiere no solo el logro de una identidad madura, sino la renuncia a todas las
otras parejas alternativas.

El elegir a un compañero se convierte en decisión contra toda otra posible pareja y a causa de esta exclusividad
la misma puede ser difícil ya que se busca configurar junto a él o ella toda una vida. El escoger a una determinada
persona para conformar una pareja, requiere el aceptar que si bien habrá muchos aspectos que serán satisfechos
otros no. La pareja elegida tendrá defectos y habrá aspectos que no solo no satisfará, sino que resultarán molestos o
incómodos. Elegir implica renunciar a buscar esos aspectos deseados en múltiples personas y optar por una
sola, aceptándola con virtudes y defectos.

Janine Puget (1994), que ha estudiado el tema de la conformación de las parejas, propone un modelo de tres
etapas por las que atraviesa todo vínculo hasta conformar una pareja estable. Puget sostiene que la primera etapa
es el enamoramiento, luego se produce un pasaje por un estado que él llama de reproche, hasta arribar a una
etapa de "diferenciación". Puget sostiene que todos los vínculos se producen en la vida por un estado de
desamparo original que moviliza a la búsqueda de un estado de completud o satisfacción plena que no puede ser
alcanzado (11).

Habría un primer estadio de fusión con una vivencia de completud del propio sujeto, constitutiva del
vínculo de pareja: el enamoramiento; luego un pasaje al desenamoramiento o desilusión por el cual se
deja de percibir al otro como absolutamente perfecto y se lo ve como distinto, para arribar a una etapa de
diferenciación y recuperación de los aspectos previamente ubicados en el otro.

Muchos autores que consideran que estas etapas se renuevan en las parejas, luego de haberse constituido y
consolidado, a lo largo de toda la convivencia. Habrá momentos de acercamiento y de sentimientos de
absoluta unidad con el otro, para luego detectar nuevamente las diferencias que los hacen distintos y
pueden separarlos y arribar a una nueva etapa de equilibrio que les permita verse como diferentes pero
unidos.

El enamoramiento
El enamoramiento es la primera etapa y resulta imprescindible para la conformación de las parejas, en su
sentido estricto. Se caracteriza por un alto componente emocional, una máxima comunicación empática, una
indiscriminación con el otro, que lleva a no verle ningún defecto. En el comienzo de la relación amorosa, se tiende a
recrear un estado de fusión y no diferenciación con el otro por lo que aparecen actitudes de absoluta dependencia.
En esta etapa existe un alto contenido libidinal o erótico como sostén y generador de la relación.

Es importante destacar que este estado emocional que se produce en el psiquismo individual, es un sentimiento
que se corresponde con el otro miembro de la pareja. Esta suerte de “dualidad - individual" es el punto de partida
para lo que Puget llamará el "objeto - pareja" o lo que Caelli, llamará el "absoluto de la pareja". El objeto pareja o
absoluto de la pareja es esa entidad diferente a los dos miembros que la conforman y que sin embargo van
determinándola permanentemente. En un nivel vincular, en esta primera etapa, se cristaliza un nosotros, un estado
de indiferenciación, que posibilitará, si la pareja continua, la conformación del “absoluto de la pareja”.

Durante el enamoramiento el otro es depositario de aspectos del propio sujeto y de todos los elementos
idealizados. Esta proyección de sentimientos propios y positivos en el otro, es lo que crea la sensación de
saber y sentir lo que el otro sabe y siente sin necesidad de palabras. Esta ilusión de completud, que borra todas
las diferencias y toma la forma de idilio durante el enamoramiento es una especie de "engaño" que permite la
conformación de los vínculos.

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La transición, el reproche
Poco a poco las cualidades desconocidas del otro comienzan a percibirse e imprimir su sello. Irrumpen como
intrusas desestructurantes de la relación de completud total, pero dan acceso al establecimiento de un vínculo que
tiende a la búsqueda activa y real del otro como distinto.

Los defectos del otro que antes eran negados o minimizados comienzan a hacerse patentes, a resultar molestos.
Se "sacan los trapitos al sol". Este estadio de transición implica la ruptura con el sentimiento de amparo encontrado
en la etapa anterior y la vivencia de volver a esa sensación de incompletud.

En esta etapa se producen procesos de desenamoramiento y se produce el llamado "Estado de Reproche" que
es expresado mediante reclamos constantes, sostenidos por un pensamiento delirante que crea dramas en el que
el otro de la pareja aparece como el culpable de los errores, del malestar o de los daños y dificultades del otro
miembro de la relación.

En las parejas que deciden comprometerse y convivir, esto es posibilitado por la cotidianeidad, que si
bien encuentran un sentimiento de estabilidad por el cual ya se han instalado las tres modalidades de
dependencia: afectiva, sexual y económica, obliga a los miembros de la pareja a enfrentarse con aquellos
aspectos más desagradables del otro, que pudieron ocultarse hasta entonces. Ya no hay secretos, ni
buenos, ni malos.

Aparece una sensación de malestar, que se atribuye al otro, se tiende a generalizar el dolor y a confundir
presente y pasado:"Vos siempre me haces lo mismo", "me lo haces a propósito". En el contexto de la pareja es
probable que este estado se retroalimente, tomando cada uno al otro como culpable de sus sufrimientos, lo que
lleva a recriminarle y reprocharle no haberle dado lo que debía, o no ser todo lo que se "creyó" que era.

Los conflictos de esta etapa son los que suelen adscribirse a la "crisis el primer año", pero que como
ya se mencionó pueden presentarse reiteradamente a lo largo de la vida de la pareja. Esta etapa vuelve a la
pareja a organizarse en torno a lo fáctico, al "hay que hacer" como sustento del proyecto vital. El sentimiento que
acompaña a esta etapa es la desilusión.

Sin embargo esta etapa, permite, si no se produce una ruptura, la configuración de roles más estables como
resultado de una mayor discriminación entre los miembros y concluye con un mejor conocimiento del otro y de la
dinámica de la relación.

La diferenciación
El superar las dificultades propias de la etapa de transición o reproche, posibilita la creación de una intimidad
compartida: se crea un código común, se establece una relación de interdependencia adulta donde hay un dar y un
recibir desde entidades enriquecidas, unidas pero distintas. Son "dos" personas que deciden compartir un proyecto
vital.

El sujeto ama al otro con sus imperfecciones y reconoce que el tampoco tiene todo para brindarle al otro,
que el también es imperfecto. En esta etapa el otro, pierde las características de imprescindible para
transformarse en disponible. Lo que permite establecer una dependencia madura, un sentir que se puede contar con
un otro, distinto pero presente, que brindará apoyo en los momentos de crisis.

Para Puget, (1994:7) “Se instalan dos modalidades para el compartir: ponerse de acuerdo y resolver las
diferencias para coincidir. Hay dos personas: el yo y el otro, que pueden construir un lenguaje
comprensible. No se pierde el entendimiento empático pero este se enriquece y transforma. La adquisición
de un marco conceptual relativamente estable cuyo referente es espacio-temporal (hábitat, horarios, ciclos,
etcétera) sirve de soporte para enfrentar las alteraciones contextuales diarias dadas por la vida de cada uno”
(12).

El proyecto vital tiene un pasado de realización, una historia, un futuro. En esta etapa, para Puget (1994:7), el
objeto -pareja tiene una representación simbólica y espacial. En otras palabras, existe un absoluto de pareja

11
conformado. Ese modelo, esa representación compartida que se hace un tercero y alcanza una vida propia ya está
plenamente establecido (13).

El logro de este estado tiene un equilibrio dinámico sumamente frágil. Es el resultado de un proceso
permanentemente en acción y no un bien adquirido desde el comienzo y para siempre. Es interesante volver
a destacar que los momentos que atraviesa la pareja para su constitución, no ocurren una vez y se logra el
equilibrio permanente de la tercera etapa, sino que en cada situación de la vida de la pareja se van
renovando cada uno de estos momentos.

Taller sugerido
Actividad para parejas (puede hacerse grupalmente o individualmente)

Objetivo: Reflexionar sobre los elementos que interactúan en la elección, conformación y sostén de los vínculos de
pareja.
Tiempo: 45 minutos.
Materiales: fotocopias con consignas.

1- Los invito a que formen pareja con su compañero/a de la derecha para trabajar sobre las siguientes consignas.

Consignas:
- Comenten una relación de pareja tenida en la adolescencia. Analicen qué elementos determinaron su elección,
cómo fue vivida y los motivos de ruptura.
- Comenten una relación de pareja tenida en su vida adulta. Consideren los motivos que hicieron que eligiese
afectivamente a esa persona, la evolución de dicha relación y si hubo ruptura los motivos de la misma, si continúan con
dicha relación vean lo que la dificulta y lo que permite que siga.
- Comparen ambas situaciones y analicen los elementos comunes y los elementos diferentes entre ambas relaciones.
Extraigan conclusiones.

Puesta en común y reflexión final:


Ahora les pido que 4 de las parejas que trabajaron y deseen hacer su aporte voluntario al grupo, comenten los puntos
más destacados de su charla para que podamos reflexionar acerca de cómo se eligen, se forman y se sostienen los
propios vínculos de pareja.

12
Sexualidad y Vejez
Olga Membrives

La Vejez es la etapa de la vida en la cual se manifiestan algunas disminuciones en el aspecto físico pero no
necesariamente en el intelectual o mental. ¿Cuál es el momento en que se inicia la vejez? Para llegar a la vejez es
necesario “envejecer”, y el envejecimiento es un largo proceso, lento y gradual. Así como en la adolescencia toma
más de una década para que madure el organismo, la involución de este proceso significa acercarse a la vejez y
también demanda mucho tiempo.

Podemos citar varios factores que influyen en el envejecimiento, pero dos son los más importantes:
- La herencia: es decir la genética. Los caracteres físicos e intelectuales obedecen a las leyes de la herencia. Por
ejemplo la tendencia a engordar, la calvicie, el tipo de piel, etc.
- El sistema de vida de cada persona: la vejez es la manifestación de lo vivido y de cómo se ha vivido.

La mezcla de “herencia” y “género de vida” determinan el proceso de envejecimiento en las personas, la velocidad
de dicho proceso y el tipo de manifestaciones. Nadie se vuelve viejo de la noche a la mañana y cada persona tendrá
un patrón de envejecimiento distinto de las demás.

Manifestaciones del envejecimiento


El envejecimiento se manifiesta tanto física como mentalmente. Entre las manifestaciones físicas podemos citar:
Retardo en las funciones motoras
Manifestaciones sensoriales como presbicia, hipoacusia.
Alteraciones en la piel(arrugas, manchas, flaccidez, sequedad, calvicie)
Algunas dificultades respiratorias, fatiga, cansancio.
Dificultades sexuales( que analizaremos más adelante)
En relación al sistema circulatorio: arteriosclerosis, várices, infartos, anginas de pecho, trombosis)
Alteraciones en el metabolismo de los carbohidratos y del ácido úrico, diabetes.
Trastornos digestivos (digestión lenta y sensibilidad a la ingesta de ciertos tipos de alimentos.
Trastornos urinarios. En la mujer se hacen más frecuentes las cistitis y en el varón la dificultad en la
micción.
En relación al intelecto, se había creído hasta ahora que las personas después de los 55 – 60 años
perdían paulatinamente el intelecto. Hoy se sabe que éste comienza a declinar a partir de los 73/75 años.
Es más, al momento de resolver, la persona de esta edad tiene muchos más datos e información para
emplear en la resolución de un problema. Conclusión: cuando no existe alguna patología, en el
envejecimiento no deben existir ni merma de inteligencia ni de capacidades mentales.

El sexo y la vejez
Sería lógico, entonces, comprender que con una expectativa de vida que va más allá de los 70 años o más, se
acompañara de una aceptable actividad sexual, así como en otros órdenes de la vida. El deseo y el impulso sexuales
son una expresión de vida en ambos sexos, es por ello que también se proyecta, en esta edad, en relación a la
sexualidad.

Entrar en la vejez genera la mayoría de las veces, angustia porque existe el mito de la pérdida de poder (físico,
intelectual, laboral, familiar, social y por supuesto, el poder sexual). Por ello las relaciones sexuales a esta edad
deben ser propiciadas y estimuladas devolviendo la sensación de poder, de vigor y de confianza en sí
mismos.

Los trabajos de Masters y Johnson (1981) proporcionaron una base fundamental para la interpretación de las
modificaciones de la relación sexual en personas seniles (14) y los estudios de Kaplan (1985), más recientes,
corroboran y complementan estas investigaciones (15).

¿Por qué se plantean las crisis a esta edad? A partir de los 50/55 años el hombre toma conciencia de que la
vida pasó y se enfrenta a la realidad, la muerte y la sensación de que el tiempo voló y vuela. Muchos hacen una
evaluación de los logros, objetivos y experiencias lo que lleva a que se configure “la crisis de la mediana edad”.

13
Desde el punto de vista sexual, el varón es mucho más vulnerable que la mujer porque culturalmente, se ha
popularizado que comienza el ocaso sexual, esto genera tensión, preocupación y termina provocando algunas
dificultades sexuales. (Se produce un círculo vicioso). En cambio, a la mujer, no le preocupa tanto su capacidad
sexual. Para algunas es el momento de disfrutar sin preocupaciones (remota posibilidad de embarazo, hijos
grandes y más independientes) Para otras, es una época de duelo (síndrome del nido vacío) por el despegue de los
hijos, pero sin embargo, es donde aparece el espacio para hacer aquellas cosas postergadas.

Otro factor de crisis se da en lo que se denomina la “extinción sexual” (afecta a un 20 % de los individuos) y
se produce por la intensa dedicación al trabajo lo que provoca tensión emocional, esto se refleja a nivel sexual dando
como resultado el tedio y la saturación, creando una rutina sexual. Como paso previo a la rutina aparece el
aburrimiento, la sensación de agotamiento físico, la negatividad con respecto al sexo, la sensación de desesperanza,
como si ya nada pudiese reavivar la pasión y el placer eróticos, lo que se denomina “consunción sexual”… Vale
aclarar que estos síntomas aparecen en las parejas casadas pero también en aquellos solteros/as que han
sido, en otros tiempos, sexualmente muy activos.

No debemos confundir “consunción sexual” con “desinterés sexual”, éste último es inherente a los estados de
depresión que se caracteriza por trastornos en el sueño y el apetito, por no hallar placer en ninguna de las actividades
que normalmente realiza el individuo. La “Consunción sexual”, en cambio, no posee síntomas y los individuos
recuperan espontáneamente la actividad sexual.

Además, es importante tener en cuenta que el hombre descubre su sexualidad a partir de los 20 años, sin
embargo, un número importante de mujeres no lo hacen hasta haber superado el letargo sexual que la sociedad
impone, esto es alrededor de los 30 o 40 años, es aquí cuando las mujeres re-descubren su sexualidad y en muchos
casos, donde comienzan a conocer el orgasmo.

La disminución del deseo sexual se presenta por primera vez en esta etapa debido a una conducta más
sincera de la pareja con respecto a las relaciones que implica dejar de disimular. Puede generar crisis y
disfunciones debido a la hostilidad reprimida de un cónyuge hacia el otro.

Climaterio y sexualidad
Se denomina así a la etapa por la que atraviesa la mujer y donde comienzan a aparecer los síntomas de
insuficiencia ovárica, hasta que desaparece la menstruación con lo que se denomina menopausia. Se distinguen 2
aspectos que debemos considerar:

Los aspectos físicos – fisiológicos: entre los 48 y 52 años suele ocurrir la interrupción de la menstruación, que
suele ir acompañada de síntomas como:
sofocación: se debe a los mecanismos de regulación del hipotálamo y a la merma de estrógenos. Suele
prolongarse, a veces, hasta 5 años después del inicio de la menopausia.
estrechez de la vagina y pérdida de elasticidad: esto influye, a veces, en la relación sexual ya que puede
producir un coito doloroso.
reducción de los senos y de la vulva.
reducción del contenido mineral de los huesos que puede llevar a producir una osteoporosis.

Los aspectos psicológicos: Erróneamente se le atribuye inestabilidad emocional, depresión. Estos cuadros van a
depender más de la personalidad de la mujer y a la falta de autoestima. Los científicos de hoy se inclinan a afirmar
que la menopausia puede ser un importante episodio positivo de adaptación.

La respuesta sexual en las personas mayores


A partir de los cambios del envejecimiento, se aprecia en muchas personas una disminución de la actividad sexual,
esto va a depender no solo de factores físicos y de salud, sino también de los ambientales y circunstanciales. Por ello
las variables son amplias para cada pareja y cada individuo. Veamos las características de la respuesta sexual:

El deseo sexual generalmente no se pierde, al contrario, en algunas personas aumenta. En mujeres privadas del
sexo (por viudez, separación, abandono sexual intraconyugal) el deseo puede desaparecer totalmente, parcialmente o

14
conservarse. En el hombre suele suceder lo mismo, pero por patrones socio – culturales, suele buscar alternativas
extramatrimoniales. Algunas mujeres ven la llegada de la menopausia como la liberación reproductiva y, por lo tanto,
mayores posibilidades del disfrute sexual.

Podemos concluir en que el deseo no se pierde, no importa la edad o el sexo que se tenga. Los problemas en
relación a éste estarán centrados más que nada en las dificultades para expresarlo.

La excitación y el orgasmo: Este periodo de excitación sexual corresponde a todo lo llamado “juego del amor” y
participan en él las llamadas zonas erógenas, propias de cada individuo y de cada pareja, y es bueno tener en claro
que éstas también varían a lo largo de la vida del individuo y de la pareja. Es quizá, uno de los momentos más
importantes de la conducta sexual y de él depende una adecuada resolución u orgasmo.

Las zonas erógenas primarias en la mujer son el clítoris, la vagina, el pezón, los labios y los músculos pudendos.
Las zonas llamadas secundarias son la piel y otras partes del cuerpo. En el varón, las zonas primarias son el pene,
los testículos y las zonas secundarias el muslo, el cuello principalmente. No debemos olvidar el papel importante que
desempeña la excitación psicológica, sobre todo en el varón, que logra la erección y, a veces, hasta la eyaculación,
solo con el juego de sus fantasías sexuales. En cambio, la mujer es más lenta y el juego de amor debe ser más
prolongado, por ello, lo ideal es que cada pareja conozca sus puntos erógenos y de excitación más apropiados sin fijar
reglas que pueden conducir a la pérdida del deseo.

En la mujer senil se producen algunos cambios en la anatomía y fisiología de sus genitales debido a la edad y a los
cambios hormonales; uno de ellos se refleja en la lubricación y la acción que el estrógeno tiene sobre la vagina
tornándola menos elástica y menos ácida haciendo que su capacidad de humedecerse con la excitación sexual
disminuya.

En relación al orgasmo, Kinsey (1953), ha asegurado que aún en la edad más avanzada todas las personas
tienen la capacidad de lograr un orgasmo (16). Pfeiffer demostró que no son las hormonas ováricas las que
determinan el deseo sexual y la capacidad orgásmica en la mujer. La Dra. Kaplan (1982) y otros autores han
corroborado esta afirmación (17). Es oportuno aclarar que estas afirmaciones son válidas también para aquellas
mujeres que no poseen matriz. La capacidad de obtener múltiples orgasmos tampoco se pierde con el pasar de los
años.

En la mayoría de los coitos, el hombre está en capacidad de seguir percibiendo el orgasmo con la misma
intensidad que en su juventud; lo que disminuye es la cantidad de esperma eyaculado ya que éste no es proporcional
a la cantidad de placer. Pasados los 50 o 60 años va disminuyendo la firmeza y el ángulo de erección. Por falta de
información sobre el tema (además de los silencios planteados culturalmente), muchos hombres entran en estado de
angustia que puede bloquear la erección. Ésta, además, de menos firme y más lenta (cosa que ocurre con todos los
sistemas; recordemos que el envejecimiento se manifiesta por la lentificación) puede generar una “impotencia
psicológica”. En estos casos, la compañera sexual puede participar positivamente de este proceso sin hacer
observaciones o críticas ya que esto generaría aún más angustia.

El periodo refractario: se le llama así al tiempo comprendido entre la terminación de un orgasmo y la iniciación de
otro. Suele ser muy breve en la mujer o no existir ya que si ella continúa siendo estimulada y las circunstancias son
propicias puede alcanzar nuevamente otro orgasmo aún en edad avanzada.

En su juventud el hombre puede tener periodos refractarios de unos pocos minutos pero al llegar la madurez
pueden durar de una hora a varias y en la vejez alcanzar varias horas, días, semanas o meses. Esto varía según el
individuo pero sí es claro que este período se va ampliando con la edad.

Sexualidad, vejez y enfermedades


A esta edad comienzan a parecer las primeras manifestaciones de un cuerpo que va cumpliendo su ciclo de vida.
Existen gran cantidad de enfermedades en el hombre y la mujer que pueden interferir en la respuesta sexual.

La Diabetes, la hipertensión arterial, tumores, enfermedades del sistema nervioso, trastornos metabólicos,
hormonales, el uso de medicamentos; todos ellos pueden causar trastornos a nivel sexual y por consiguiente una

15
disfunción. En todos los casos será el terapeuta o el médico clínico el que determinará el origen de la disfunción. Es
común, en el caso de cardiopatías (infarto, cirugías) que quede la sensación de imposibilidad y peligro frente a las
relaciones sexuales, pero a menos que el médico lo indique, uno o dos meses después del infarto, se puede reanudar
la actividad sexual.

La Prostatectomía (extirpación de tumores malignos o benignos en la próstata) suelen generar impotencia sexual
en un 10% de los casos. La Histerectomía es la extirpación de la matriz o útero, este órgano como los demás del
cuerpo participan en el orgasmo pero de una forma complementaria, es decir que no interviene en la génesis del
placer sexual. Lo mismo ocurre con cirugías de ovarios o trompas. Es un concepto erróneo el que la pérdida de
algunos de estos órganos desemboque en una anorgasmia o que interfiera en el goce o placer de la pareja.

“Solo se vive una vez, pero una vez es suficiente si se hace bien”
Woody Allen
Taller sugerido
Objetivos:
- Reflexionar sobre qué sentimos y pensamos cuando hablamos de “sexualidad y vejez”
- Conocer los cambios que se producen en la sexualidad durante la vejez.
Materiales: papeles de colores, imágenes de parejas maduras, papel afiche.
Tiempo: 75 minutos

1- Técnica: Trabajo en grupo: (15 minutos)


a) Se divide al grupo en subgrupos. Les repartiré papeles de diferentes colores y luego ustedes formaran
los grupos de acuerdo al color que les toque.
b) Les entregaré a cada grupo 4 imágenes de parejas maduras-ancianas y luego de observarlas harán
una reflexión en el grupo basándose en la siguiente pregunta: ¿qué pensamientos les generan estas imágenes y
por qué creen que sucede esto?
-rechazo -risa - ridiculez -comprensión -compasión
c) Un representante de cada grupo expondrá oralmente lo trabajado con sus compañeros.

2- Exposición del marco teórico (30 minutos)

3- Reflexión final: (30 minutos)


a) Les entregaré un papel afiche para que cada grupo realice un organizador gráfico del tema trabajado y
elabore una frase como reflexión final.
b) Los invito a que cada grupo exponga a los demás su afiche y la frase de reflexión.

16
La construcción del género
María Eugenia Cafaro

Orlando Martín (1995:7) denomina género “a la apreciación conceptual que incluye aspectos psicológicos,
sociales, culturales, axiológicos y pedagógicos sobre la femeneidad y la masculinidad, el vínculo entre los sexos
y el ejercicio de la paternidad y maternidad” (18).

Existe en la sociedad un sistema de género que establece dos polos, femenino y masculino;
estereotipos de conducta esperable para un hombre y una mujer, ropa característica de cada sexo,
actividades femeninas y masculinas, deportes. Ejerce presión sobre el individuo en la constitución de su
identidad de género. Ravazzola (1987:49) define este sistema: “conjunto de conceptualizaciones con que los
miembros de una cultura definen actitudes, roles y expectativas que atribuimos a las personas según su sexo
biológico” (19).

Según Straniero (1995:43): es el “conjunto de características que la cultura adjudica a hombres y mujeres;
aspectos de la conducta que habiéndose ligado al sexo, no dependen de factores biológicos. “Sexo” por otro lado
son los “componentes biológicos que distinguen al macho de la hembra (diferencias anatómicas)”. Sexo (macho-
hembra) tiene un carácter biológico, género (masculino-femenino) tiene una connotación psicológica y
cultural” (20).

Las prescripciones genéricas son construcciones sociales convalidadas por el consenso y hacen referencia a
las distinciones que efectúa el observador en el universo de seres humanos, diferenciándolos como femenino y
masculino. El hecho de que el género, sea confundido con una especie de esencia inmutable o modo de ser
intrínseco a las personas según su sexo; tiene que ver con el bagaje de regularidades propias de nuestra cultura
que se encuentran tan profundamente arraigadas, que no nos percatamos que son construidas socialmente.
Según Ravazzola (1987: 50-51) “el sistema de género ha pasado a constituir un principio organizativo tan básico
que se ha convertido en esencial, formando parte de la identidad de los sujetos, perdiendo su carácter de
principio organizativo, seleccionado, definido y decidido por actores sociales” (21).

Estereotipos de género: son mapas que nos muestran cómo ser hombres y mujeres. Surgen de una
polarización de las diferencias, no muestran matices propios de la diversidad, son simplificaciones. Esta
oposición entre masculino y femenino resulta de diferencias en las formas de percibir más que de diferencias
inherentes a cada sexo.

Los estereotipos de género de nuestra cultura nos piden hombres y mujeres que podemos caracterizar como:

HOMBRE MUJER
Racional Emotiva
Autónomo Dependiente
Agresivo Tierna
Fuerte Débil
Activo Pasiva
Seguro Insegura
Analítico Intuitiva

La mujer se define en un mundo de afectos, dedicada a la protección y al cuidado de otros, “ser de y para
otros” según Ravazzola y Daskal (1989:53). El hombre adquiere experiencia y entrenamiento en iniciativa propia
y en su propio recorte. Ambos resultan restringidos, las consecuencias para la mujer han sido más devastadoras
en su enriquecimiento personal (22).

Los estereotipos culturales mantienen unida a la sociedad. Contienen acuerdos que permiten cooperar a
un grupo de personas. Estereotipos de género: acuerdos generales sobre roles asignados a hombres y mujeres.
Si la sociedad establece rígidamente sus estereotipos, paraliza a sus miembros. Si son demasiado
amorfos, no logra proporcionarles los medios de cooperación y se desintegra. El desafío de la sociedad es

17
lograr estereotipos fuertes para sostener la cooperación, el sentimiento de identidad y flexibles para
permitir el desarrollo individual.

Los esquemas genéricos son el marco de la identidad y el rol de género. Money y Tucker (1978) definen
identidad de género: “la sensación que tiene cada uno de ser hombre o mujer”. Podría expresarse: “me
reconozco perteneciente al grupo de hombres o me reconozco perteneciente al grupo de mujeres”. Rol de
género: “todo aquello que pone de manifiesto esta sensación”. Incluye todo lo que la persona hace y dice, que
indica para ella y los demás, que es hombre o mujer. Identidad de género es la experiencia privada del rol de
género y rol de género es la expresión pública de la identidad de género (23). Identidad de género: se da
simultáneamente con la adquisición del lenguaje en los 1° años de la vida (2 años). A medida que comienza a
hablar, muestra claros signos de que se identifica como varón o mujer, se mira en el espejo y dice: “yo nene” o
“yo nena”. Son procesos que ocurren en el contexto de la interacción social. Deben adquirirse en los primeros
años para su óptimo desarrollo, una vez adquiridos permanecen a lo largo de toda la vida. Rol de género: no se
fija al nacer, se desarrolla acumulativamente mediante experiencias, aprendizaje informal y no planificado.
Se aprende y enseña desde el nacimiento y requiere de una correcta asignación del sexo y de una crianza clara
y coherente (Identidad de Rol - 3 años).

“Feldman (1982) define los roles sexuales como expectativas (normas) culturalmente definidas que describen
un patrón de actitudes y conductas “apropiadas” e “inapropiadas” para hombres y mujeres” (24). El rol sexual
se enseña al individuo desde que nace. Una vez que se ha determinado el género al que pertenece padres,
familia y sociedad se encargan de transmitirle conductas apropiadas para su género. Identidad y rol de género
resultan de un proceso, que comienza en la concepción y concluye mucho después del nacimiento; no se
deberían pensar independientes del sistema en el que el sujeto se desarrolla. Hay relación de la identidad
genérica temprana con la orientación sexual posterior (elección de objeto 5 años). Orientación sexual: dirección
del deseo sexual o la excitabilidad sexual del sujeto con un objeto sexual determinado. Puede ser: heterosexual,
homosexual, bisexual.

Según Money (1978) los imperativos biológicos para hombres y mujeres son: sólo un hombre
puede engendrar; sólo una mujer puede menstruar, gestar y lactar. Únicas diferencias irreductibles.
Todas las demás son negociables (25).

Socialización del Género


Según Money y Tucker (1978: 88) “la identidad de género no podría llegar a ser masculina ni femenina sin
estímulo social” (26). Socialización del género: su finalidad es brindar información al sujeto, para que se incluya
en el orden social, como hombre o mujer. Implica transmisión y aprendizaje de normas que le informan lo
obligado, lo prohibido y lo permitido. Socialización: según Bustos (1994:280) son “todas y cada una de las
instancias a través de las cuales un sujeto incorpora consignas de la estructura social. Familia, escuela, religión,
medios masivos de comunicación” (27). La educación es una instancia de socialización de las más importantes.
Hay distinción entre educación informal y formal.

Educación informal
Se inicia a partir del nacimiento, mediante la familia. En la intimidad del hogar no sólo escuchamos qué es ser
hombre y qué es ser mujer. La familia transmite el género: a través de roles de las figuras paternas; en la
estimulación o no de la independencia; aceptación o castigo de expresiones de hostilidad, rabia, enojo;
menor o mayor protección según a quién se considera más frágil; oferta de juguetes y / o juegos y
eliminación de otros; aceptación o rechazo de expresiones emocionales; vestimenta. Desde el nacimiento en la
vestimenta está la elección del rosa o celeste según sea niña o niño. A través de los juegos se estimulan
funciones diferentes. Los juegos para las niñas: las muñecas, la mamá, la cocinita, vestirlas y darles de comer,
implican cercanía, vinculación emocional y compromiso con los demás. Para los niños: los camioncitos,
mecanos, estimulan el desapego emocional, lo intelectual y agresivo. Se espera que las niñas sean ordenadas,
educadas, obedientes; en los niños se tolera más que no sean así. En ellos no son bien vistas las
manifestaciones de debilidad: “los hombres no deben llorar”, se los aleja de la expresión de sus sentimientos.

Aún hoy se espera de una hija mujer que sea esposa y madre. Su socialización se desarrolla en el espacio
intrafamiliar, y se vincula con relaciones afectivas, cuidado de otros, tareas domésticas y logros privados.

18
Socializar a un hijo varón supone formar un hombre autónomo, trabajador, con aspiraciones en el mundo público
y logros personales. Se orienta a lo extrafamiliar.

El estereotipo del rol femenino sanciona como pertinentes al género, conductas de baja estimación social
(dependencia, pasividad, temor), el rol masculino alude a conductas de estatus superior (actividad, audacia,
independencia). En la historia las mujeres han estado ahí, inteligentes, activas, creativas, pero el mérito y los
logros se atribuían al hombre. Hasta que se inició la revolución de la vida cotidiana de las mujeres que hoy
hablan, sienten, actúan, viven en “voz alta”.

Educación formal
La constituye la escuela; que refuerza los roles de género. A través de materiales, juegos y actividades,
textos; también por actitudes, preferencias y modos de dirigirse a las/los estudiantes. Desde el jardín, las
actividades y prácticas son sexistas (se privilegia uno de los sexos por encima del otro quedando este
subordinado). Aunque poco a poco se está modificando esta visión, aún los elementos de diferenciación, son los
juguetes, juegos y el trato físico. A las niñas, los juguetes y juegos les permitirán incursionar en rol de madre,
esposa y encargada de quehaceres domésticos. Cuando la niña o niño ingresa al jardín o escuela primaria, sabe
qué actividades son de mujeres y de hombres y que al realizarlas o no, serán premiados o castigados. La
escuela mantiene la diferenciación, no de forma abierta y clara. Actitudes, implícitos, gestos, emiten
mensajes inconscientes. Esto se da a través del currículum oculto: trato diferenciado a mujeres y hombres
por lenguaje, gestos, tono de voz, atención proporcionada.

Según Subirats Martori (1994; 288)“la transmisión del género femenino, en las aulas, pasa por la creación de
una actitud dependiente, la del masculino por creación de personalidades capaces de mayor autonomía” (28). La
imagen femenina está expuesta a un deterioro progresivo y constante reforzado por maestros, material visual y
contenido ideológico de los textos. En los cuales las mujeres son presentadas en roles pasivos y como amas de
casa. El mundo de los niños es la acción y la energía, el de las niñas la pasividad y docilidad. Según estos
textos, el motor de los cambios es un líder varón. Esa concepción diferenciada para mujeres y hombres también
influye en su incorporación en los distintos niveles de educación formal. Hace unas décadas: más alto el nivel
educativo, menos mujeres. Hoy porcentajes de mujeres y hombres tienden a nivelarse. Muchas abandonan sus
estudios para casarse y tener hijos. Y un gran porcentaje sigue eligiendo carreras sociales y humanísticas
“apropiadas para la mujer” (trabajo social, pedagogía, psicología), donde porcentaje de hombres es bajo. Bajo
porcentaje de mujeres en ciencias duras (ingeniería, física), porcentajes altos de hombres.

Más que promover cambios individuales, lo que necesita cambiar es la estructura social
androcéntrica que todavía preserva el poder masculino; situando a las mujeres en posiciones de inequidad y
desventaja. Los avances en el sistema educativo se van dando poco a poco y diversos investigadores dan
cuenta de ello, por ello es necesario seguir experimentando e implementando modelos educativos con
perspectiva de género, es decir respetando las diferencias, pero sin discriminar por el género al que se
pertenece.

Diferenciación de género y desigualdad sexual


Según Romero (1998:29) “desde la fecundación se inicia un proceso de diferenciación somatosexual que con
base en condicionamientos sociales, resulta en un proceso de diferenciación psicosexual. Se ha usado esta
diferenciación biológica para hacer desigualdad social” (29).

Esta diferenciación de género ha puesto en desventaja a la mujer, asignándole roles de menor estatus social.
Para el autor: “La división social de los géneros, la estratificación de los sexos y la distribución sexual del
trabajo no está determinada biológicamente, sino social y culturalmente” (30). Roles de género: orientan en
lo que se espera, permite y promueve de las personas según su sexo. El sexo no tendría por qué ser criterio para
discriminar quiénes deben asumir estos roles, pero se han distribuido según una visión sexista de los géneros.
Ver a los sexos como enemigos y polos opuestos promueve la insatisfacción de la pareja, el desencuentro, el
displacer y la lucha.

19
Cambio actual en la posición de ambos sexos

Nuevos sistemas económicos y sociales dieron lugar a la salida laboral de la mujer y su acceso a la
educación, surgiendo el reclamo femenino por una paridad de autonomía para ambos géneros. Nos
encontramos en un período de transición en cuanto a los roles sexuales vigentes. No podemos sostener el
mito del hombre como único proveedor, ya no es difícil encontrar hombres-papás que llevan a cabo tareas
hogareñas. Pero no es fácil encontrar familias donde exista una real redistribución de roles. La mujer sigue a
cargo del hogar, de limpiar, cuidar a los niños. El hombre sigue siendo periférico.

Se han producido transformaciones en el interior de la familia, que han colocado en tensión las
posiciones de todos los miembros en especial, a nivel pareja. Aunque la mujer participe activamente en el
ámbito público, no ha logrado desvincularse del ámbito doméstico. Según Ravazzola y Daskal (1989) se plantea
la problemática de la doble jornada de trabajo, con vivencias de sobrecarga y exigencias al tratar de responder a
los múltiples roles; lo cual suele ocasionarles malestar, estrés (31).

El mundo doméstico sin salario ni horarios, como trabajo cansa y desgasta, como expresión de amor oculta el
esfuerzo que conlleva. El mundo público, impone horarios y reglamentos hechos para hombres, plantea
discriminaciones sexistas: diferencias en sueldos, beneficios y reconocimiento. Ellas tienen un techo en el
acceso a los lugares de poder.

Según Ana María Fernández (1993) “afirmar que hoy, la desigualdad entre hombres y mujeres ha
desaparecido es una estrategia de reciclaje de la subordinación. La eficacia del discurso social es negar o
desconocer la discriminación, enunciando que las mujeres salimos del claustro doméstico para ocupar lugares
públicos, que vivimos una sexualidad libre y desprejuiciada, que la maternidad es una opción porque accedimos
a métodos anticonceptivos. Los cambios son innegables. Los estereotipos se han morigerado y quizá, se
morigeren más aún, pero nos han dejado generaciones de hombres y mujeres muy diferenciados según
el sexo, que se sienten desorientados ante los cambios. Nos engañamos al pensar que esta morigeración en
los estereotipos sexuales ha alcanzado a todos los sectores de la sociedad” (32).

Conclusión
Debemos tomar conciencia acerca de la importancia que conlleva comenzar a reflexionar e incluir la temática
de género en la vida cotidiana, para evitar así perpetrar la rigidez de los roles sexuales atribuidos a hombres y
mujeres; y lograr de esta manera una mayor integración, para que los miembros de las parejas puedan alcanzar
mayor tolerancia entre ellos, al haber más flexibilidad en los roles. También debemos considerar que el respeto y
el cambio en esta conducta de género disminuye la violencia, en pos de un futuro mejor para las familias y
parejas. Ya que estas actitudes favorecen relaciones más equitativas en la pareja, de mayor tolerancia, respeto,
lo cual permite intentar alcanzar el objetivo primordial: que la familia perdure en el tiempo.

Taller sugerido
Objetivos:
- Desmitificar ciertas características y actividades que la cultura ha estereotipado para cada uno de los sexos.
- Analizar la vigencia de los estereotipos de género hoy en día.
Tiempo: 45 a 60 minutos
Materiales: tiras cómicas, chistes (aquí ofrecemos algunos modelos, pero habrá que prever una mayor cantidad,
de acuerdo con el auditorio a trabajar)

1- Presentación y desarrollo:
Los invito a compartir un momento divertido que nos ayudará a reflexionar sobre los conceptos que hemos
trabajado y su cotidianeidad, para ello les voy a entregar tiras cómicas (relacionadas con los conceptos de
género, rol de género, estereotipos de género) y chistes feministas y machistas.

20
a) Para abordar la temática que hoy nos ha convocado, los invito a formar grupos de trabajo de hasta 5
personas. (Distribuir las tiras cómicas para algunos grupos y los chistes para otros).
b) Cada grupo que recibió los chistes feministas y machistas deberá discutir acerca de los mensajes que
transmiten, analizar si hay estereotipos de género en los mismos y su vigencia actual; sacar
conclusiones para compartir con sus compañeros. Disponen de 15 minutos para hacerlo.
c) Y en cada grupo a los que les tocó las tiras cómicas deberán: Dialogar acerca de los mensajes de las
tiras cómicas. Debatir sobre la vigencia y cotidianeidad de los temas propuestos. Imaginar
consecuencias o situaciones alternativas al conflicto planteado por la tira cómica: cambiando el último
cuadro, agregando cuadros a la historia, quitando algún cuadro, manteniendo los dibujos y cambiando el
texto de los globos, agregando globos con texto donde la historieta es muda. Sacar conclusiones para
compartir. Tienen 15 minutos para hacerlo.
d) Ahora cada grupo explicará su experiencia en la realización de la tarea: si les costó, si lograron ponerse
de acuerdo, etcétera.
e) Por último organizamos un debate grupal sobre el tema mediante la exposición, comentarios y
conclusiones arribadas por cada grupo acerca del material propuesto.

2- Reflexión final:
Analizaremos cuánto influye en nosotros, nuestra formación y la de nuestros alumnos los estereotipos de
género y cómo trabajamos en el aula para evitarlos.

Citas bibliográficas

1- FREUD S, Tres Ensayos de Teoría Sexual, Tomo VII. Editorial Amorrortu, 1905.
2- CAILLÉ P, Uno más uno son tres. La pareja revelada a sí misma. Editorial Paidós, España, 1992.
3- CAILLÉ P, Ibídem.
4- SAN PABLO, Carta a los Corintios, Nuevo testamento, Editorial Fundación Palabra de Vida, 1996.
5- REINISCH J y otra, Nuevo informe Kinsey sobre sexo. Editorial Paidós, España, 1992
6- REINISCH, ibídem
7- GINDIN L R, BECQUER L y otros: “SASH”. Revista Argentina de Sexualidad Humana. Año 6, Nro. 1, Edit.
por la SASH (Sociedad Argentina de Sexualidad Humana), Buenos Aires, Noviembre, 1992.
8- SABAH B, Apuntes de clase, Facultad de Psicología, Universidad del Aconcagua, 1995.
9- REINISCH, Op. cit.
10- REINISCH, Ibidem.
11- PUGET J, Constitución y Evolución de la Pareja. Cátedra de Psicología de Grupo. 1994.
12- PUGET J, Ibídem.
13- PUGET J, Ibídem.
14- MASTERS W y JOHNSON V, Respuesta sexual humana. Buenos Aires. Editorial Intermédica, 1981.
15- KAPLAN H, Evaluación de los trastornos sexuales. Barcelona. Editorial Grijalbo 1985.
16- KINSEY A C, Sexual behavior. Filadelfia, W.B Saunders.
17- KAPLAN H, Op. cit.
18- MARTÍN, O R, Identidad de Género. Del sometimiento y agresión hacia una convivencia más armónica.
Artículo publicado por la revista CIAS, (Centro de Investigación y Acción Social), Nro. 440. De Palabra
Gráfica, Buenos Aires, Argentina, Marzo 1995.
19- RAVAZZOLA M C, Terapia Familiar: Los estereotipos sexuales como parte del contexto social, Sistemas
Familiares, Año 3, Nro 3, Buenos Aires, Argentina, Diciembre 1987: 49-59.
20- STRANIERO M, Transexualismo construcción de la identidad. Tesis de Licenciatura, Facultad de
Psicología. Universidad del Aconcagua. Mendoza, Argentina, 1995.
21- RAVAZZOLA M C; Ibidem.
22- RAVAZZOLA M C y DASKAL A M, La enfermedad nuestra de cada día, Sistemas Familiares, Año 5, n°
2, Buenos Aires-Argentina, Agosto de 1.989.

21
23- MONEY J y TUCKER P, Asignaturas Sexuales. 1° Edición, Editorial A.T.E., Barcelona, España, 1978.
24- C.E.P.A.S.: Centro de Educación, Pareja y Asistencia a la Sexualidad. Mendoza-Argentina. Apuntes,
1998.
25- MONEY J; op. cit.
26- MONEY J y TUCKER P, ibidem
27- CONAPO (Consejo Nacional de Población), Antología de la Sexualidad Humana. Editorial Miguel Ángel
Porrúa, México, 1994.
28- CONAPO (Consejo Nacional de Población); Ibidem.
29- ROMERO L, Elementos de sexualidad y educación sexual. Industria Litográfica Boston, Colombia, 1998.
30- ROMERO L, Ibidem.

22
Construcción de la sexualidad en nuestro psiquismo
Los mapas del amor (Love maps), según John Money (1986)
Alejandrina Román de Giro

A partir de la teoría de los Mapas del amor o Lovemaps, su autor, John Money (1986) nos ayuda a comprender la
percepción que cada ser humano puede tener de lo que significa ser amado y deseado. Gran parte del desarrollo
erótico sexual normal del niño es ignorado sistemáticamente, conduciendo así el tema de la sexualidad
infantil a un gran silencio, tanto en el terreno de la medicina como de la psicología pediátrica (1).

En 1980, John Money (2) utilizó frente a sus alumnos o en sus distintas conferencias, la expresión “una imagen
idealizada y altamente idiosincrásica”, cuando se refiere al fenómeno del enamoramiento, donde la persona se
proyecta en otro y proyecta su imagen “única” del amor. Más tarde, comenzó a sustituir esta expresión por el término
“mapa del amor”, palabra que se convirtió en parte del vocabulario de sus estudiantes así como de sus pacientes.

Según esta teoría el lovemap es un modelo evolutivo que se forma en nuestras mentes y cerebros. Este
modelo nos proporciona una imagen única del amor, tan único como lo son nuestras impresiones digitales.

Su teoría acerca del desarrollo de la sexualidad plantea la existencia de mapas cerebrales, que serían los
encargados de marcar el comportamiento de nuestras relaciones erótico-sexuales. Considera que el mapa del
amor se desarrolla a partir de la yuxtaposición entre lo heredado biológicamente y lo adquirido a través de las
distintas interacciones compartidas a lo largo de la vida.

Los seres humanos seríamos, según esta teoría, erótico- sexualmente inacabados al momento de nacer, por lo
que el “cerebro” es susceptible de recibir información postnatal, y de esta manera tener la posibilidad de
modificar y enriquecer su programación prenatal, a partir de los datos recibidos a través de los órganos sensoriales,
vista, oído y tacto. Un Mapa del Amor, según Money (1988), es una entidad de desarrollo o un molde de desarrollo
que existe en la mente y en el cerebro simultáneamente y representa al amante idealizado y la proyección del
amor ideal, y frecuentemente la actividad romántica, erótica y sexual que estaría involucrada en dicha
circunstancia (3). Es decir, en el mapa del amor figura qué esperar del otro, y también de nosotros mismos, qué
conductas adoptar, cómo comportarnos en una relación.

El lovemap existe primero en la mente, en los sueños y fantasías, y luego esas imágenes pueden ser
traducidas a la acción con un compañero/a. El programa de evolución erótico-sexual humano se origina en los
primeros años de vida (entre el primero y el quinto año). Se completa hacia el octavo año de vida, pero sólo se
manifiesta en su plenitud después de la pubertad. Como resultado de este proceso, Money (1986) explica que
la mayoría de las personas se definen como heterosexuales, pero algunos lo hacen como homo o bisexuales”
(4).

Un mapa del amor no está presente al momento de nacer, al igual que una lengua nativa, cambia, se diferencia a
medida que pasan los años. Recordemos que es una representación de desarrollo en la mente o cerebro, por lo tanto
va a depender de lo que se adquiera a través de los sentidos específicos.

Diversidad lingüística y sexo erótica


Money homologa el desarrollo y la diversidad de la sexualidad humana con el desarrollo del lenguaje y la
diversidad de las lenguas. Encuentra una contrapartida de la gran variedad de fantasías y conductas erótico-sexuales,
en la diversidad de lenguas que a través de la historia ha manifestado la especie humana.

Como el idioma nativo, el plano amoroso de una persona también lleva la marca de su propia
individualidad, o acento, en el caso del idioma. Aunque sea convencionalmente un heterosexual, será muy
específico en cuanto a los detalles.

23
Además debido a que los seres humanos pueden hablar, se pueden expresar sobre su sexo y erotismo y los
cambios que se imagina con su fantasía y percepción. Según Money (1997) “La diferenciación sexo-erótica y su
desarrollo en los seres humanos, tiene como contrapartida el idioma nativo. En ambas instancias el cerebro debe
estar preparado ya al nacer. La terminación de su programación depende del imput (elementos adquiridos)
postnatal del ambiente social a través de los sentidos especiales, particularmente el tacto, la visión y el oído.
Durante esta fase del postnatal imput el cerebro humano está susceptible de tener su programación sexo-erótica
aumentando y aditando, con lo que en la pubertad y más adelante, será manifestado como parafilia” (3).

En la mayoría de los casos, los seres humanos nacemos con las condiciones necesarias para aprender a hablar y
a escribir. Pero de la estimulación que recibamos dependerá el idioma que desarrollemos. Algo similar ocurre con la
dirección hetero u homo sexual que siga nuestro desarrollo.

Money llama “plano amoroso nativo” a aquel desarrollo sexual erótico y despertar genital que como el
idioma nativo, quedan bien establecidos a una edad temprana. Un plano amoroso común, correspondiente a
un niño de ocho años, puede ser degradado por adultos, y constituir un hecho vandálico.

Sabemos que el juego ensayo erótico sexual existe en todos los primates y en los seres humanos. Distintas
manifestaciones de esta actividad se hacen presentes durante el desarrollo erótico-sexual. La más temprana
actividad de este tipo se ha registrado en el vientre materno al observar el estado el pene de fetos varones en
estado de erección. Esta situación se repite después del nacimiento, donde el bebé sigue presentando erecciones en
su pene. En general suelen presentarse durante la noche o la siesta y coinciden con la fase REM del sueño. Esta
actividad continúa en la niñez, se hace mucho más frecuente al llegar a la pubertad y no desaparece sino hasta una
edad avanzada.

Cualquier acción que tienda a reprimir o castigar las manifestaciones de la sexualidad, es decir las distintas
conductas sexuales que se presentan desde épocas muy tempranas a modo de juego y que sirven a modo de ensayo
de tipos de comportamiento posteriores, pueden generar desviaciones en la representación mental del mapa del
amor.

En el otro extremo, es decir, en los niños que han sido expuestos abruptamente a experiencias tempranas de
contenido sexual – erótico por parte de personas adultas, sucede lo mismo. Los mapas del amor son tan únicos como
las caras, los cuerpos, los cerebros. Cada uno de nosotros tiene uno. Sin él no habría enamoramiento, formación de
parejas, ni evolución de la especie.

Mapa Normofílico
Hasta el momento nadie ha podido formular una hipótesis única que explique por qué no todos los organismos
humanos han sido programados para madurar y desarrollarse como heterosexuales. En el curso de su desarrollo el
programa erótico sexual puede tener cambios en su origen que sólo se manifestarán a partir de la pubertad.

Existen dos criterios para un mapa normofílico. No significa estar en los extremos sino entre el 50 por ciento que
corresponde al grupo medio de distribución (por ejemplo, los que son el promedio). Según Money, (2002:142)
“ideológicamente, "normofílico" significa conformismo u ortodoxia con respecto a la imaginería sexual, la
ideación y la practica; y el ser obediente a las reglas de admonición de las autoridades. Con respecto a su
sexualidad o a cualquier otra característica cuando la gente pregunta "¿Soy normal?" significa “¿Me acepta,
cuento con su aprobación?" (4).

El mapa normofílico es aquel que se ha constituido sin vandalizaciones, o bien estas fueron leves y se
repararon antes de la eclosión hormonal de la pubertad. Se manifiesta a partir de la adolescencia y se caracteriza por
los siguientes puntos, en los cuales interactúan elementos biológicos y sociales:
- Objeto: es el otro, humano, por lo general del sexo opuesto, con una edad acorde, con el cual existe la
posibilidad de establecer un vínculo afectivo con matices que van desde el enamoramiento hasta el amor, el cual
supera la mera vinculación sexual.
- Práctica: la práctica que se desea llevar a cabo en la relación con el objeto es el coito, en cualquiera de sus
variantes. Esta relación debe darse con el mutuo consentimiento, buscando el placer recíproco, debe ser en pareja, en
privado, y sin que alguno de los participantes produzca sufrimiento o dolor a su compañero.

24
- Frecuencia: generalmente la frecuencia es establecida con acuerdo de ambos participantes, y está con relación
a variables como la edad y el medio sociocultural.

Como mencionábamos anteriormente cualquier interferencia en el desarrollo sexual normal de un niño puede
provocar vandalizaciones en su lovemap. Generalmente, éstas son producto del accionar de personas
adultas, quienes tienen sus mapas del amor vandalizados, de esta manera interfieren, ya sea estimulando o bien
omitiendo acciones que posibiliten el normal desarrollo.

Vandalización del mapa del amor


Money llama vandalizaciones a las perturbaciones que puedan ir surgiendo a lo largo del proceso de desarrollo del
Lovemap. John Money nombra tres categorías de patología:
Hipofilia: disfunción o inapetencia sexual.
Hiperfilia: erotomanía o excesiva apetencia sexual.
Parafilias: perversiones sexuales.

Las patologías del mapa del amor, tienen su origen en la temprana edad, pero se manifiestan plenamente
después de la pubertad. La época más vulnerable para dicha vandalización es entre los 3 - 5 y los 8 años,
aunque pueden presentarse situaciones adversas antes o después de esta época e influir en forma negativa.

En las tres patologías existe un desdoblamiento entre amor y lujuria en el diseño del mapa del amor. En la
hipofilia, el desdoblamiento es tal que la lujuria es usada infrecuentemente, mientras que el amor y la unión por
amor están intactos. En la hiperfilia, la lujuria desubica al amor, y a la unión por amor, y la función genital está
al servicio solamente de la lujuria. Es común la pluralidad de parejas y la frecuencia compulsiva en las relaciones
sexuales. En la parafilia, (paralelo al amor o falso amor), el amor y el vínculo por amor están comprometidos ya
que la genitalidad continúa funcionando al servicio de la lujuria, pero existiendo un mapa rediseñado,
vandalizado y frecuentemente con carácter compulsivo.

Según Money (1993:96) una parafilia tiene una existencia dual, es decir una en la fantasía y otra como fantasía
llevada a la práctica. Define la parafilia como: “... en el criterio de su imaginería mental una parafilia es un mapa del
amor que en respuesta al abandono, supresión o traumatización de su formación normofilíca se ha desarrollado con
distorsiones llamadas omisiones, desplazamientos e inclusiones que de otra manera no tendrían lugar en ella. Una
parafilia permite un despertar seudo-erótico, actividad genital y orgasmo pero solo bajo el amparo en la fantasía o
actividad real de la imaginería especial de la parafilia” (5).

Las omisiones transforman un plano amoroso heterosexual en una hipofilia, mientras que si se producen
algunos desplazamientos o inclusiones seguramente se produzca una parafilia.

Muchas son las causas del vandalismo amoroso, entre ellas, el debilitamiento del contacto físico o afectivo,
de cuidado o caricias. Las actitudes o conductas que impliquen extremado grado de prohibición, prevención
o castigo. El hecho de observar a personas adultas en situaciones de intimidad durante tiempo prolongado, es decir
la sobrestimulación, o la estimulación por parte de adultos en épocas tempranas del desarrollo, abuso sexual
infantil (abuso, caricias, toqueteos) pueden ser el origen de vandalizaciones del mapa del amor. Además es
importante tener en cuenta aquellas situaciones en las cuales los niños son castigados y disciplinados de manera
abusiva, con o sin implicaciones sexuales.

Money (1988:16), expresa que “el vandalismo en el desarrollo del plano amoroso bajo las antes dichas
circunstancias está activado porque la experiencia constituye un atrapamiento. Lo que significa que los chicos están
condenados si lo hacen, y condenados si no descubren lo que ha pasado. La penalidad de su no-descubrimiento
sigue un atrapamiento sin un posible escape” (6).

Los niños implicados en situaciones como ésta viven en ese momento una situación de doble vínculo, o
como lo llama Money de Trampa 22. Es decir, serán castigados si hablan del problema y serán castigados
biológicamente si no dicen nada. De esta manera el niño no puede metacomunicarse, debido a su situación de
indefensión, dependencia y natural confusión.

25
En su artículo “Mapas del amor dentro de las parafilias”, Money (1997) clasifica a las parafilias dentro de seis
categorías (7):
De sacrificio o expiatorias: masoquismo sexual y sadismo
De merodeo o de presa: voyeristas y exhibicionistas.
Mercantil – venal: fantasías de prostitución.
Fetichista – de talismán: necesidad de tocar, pieles, cabellos, objetos
Estigmática: prefieren una parte del cuerpo o embarazadas.
De solicitud – seductiva: pedofílicos, frotteuristas.

Las parafilias además de tener una historia individual u ontogenética tienen también una historia de especie o
filogenética.

Money hace un aporte de gran importancia por sus implicaciones sociales y legales al proponer que las
parafilias son un síndrome que no está sujeto al control voluntario del individuo, y que no son socialmente
contagiosas: ni las compañías ni el mercado pornográfico las desarrollan. Hacia los 8 años ya están
formadas, aunque se manifiestan recién después de la pubertad.

Como mencionábamos anteriormente, los años más vulnerables para la posible destrucción del lovemap se ubican
entre los 5 y los 8 años de edad, aunque puede haber influencias adversas antes de los 5 años y también después de
los 8. La etapa que va desde los 8 años hasta la aparición de la pubertad no es, según esta teoría, una etapa de
latencia sexual, ya que importantes traumas erótico sexuales pueden influir de manera negativa y así impedir la
consolidación del mapa del amor. Una vez que el plano amoroso ya ha sido formado, como el idioma nativo, resulta
extremadamente resistente al cambio.

Cuando un mapa del amor no se desarrolla de una manera normofilica durante la niñez, puede caracterizárselo de
torcido, distorsionado o vandalizado como lo afirman Money y Lamaez (1989). A un chico no se le garantiza
automáticamente la salud sexual. Pero como sucede en todos los aspectos de la salud pediátrica, necesita
una atención adecuada y tutela (8). Por lo general, sin embargo, se la descuida. No existen consultorios de salud
sexual para niños en los hospitales y, lo que es bastante asombroso, no hay nada para los/as adolescentes. Money
(2002:143).advierte que los desajustes y defectos en el desarrollo de mapa del amor por lo general se los
descuida en las etapas tempranas sin importar que en la adolescencia y en la edad adulta quedan firmemente
impresos y resistentes al cambio (9).

En resumen podríamos decir que la prevención de las parafilias sólo puede hacerse protegiendo el normal
desarrollo del lovemap. Entre aquellas situaciones que pueden inducir patologías en la representación mental del
amor, del erotismo y de la sexualidad, encontramos poca estimulación amorosa, afectiva y corporal en las relaciones
que el niño mantiene con sus padres, amigos, maestros. Así como un exceso de dicha estimulación, manifestada a
través de malos tratos, abusos, violaciones. Situaciones poco favorables con relación al plano amoroso de aquellas
personas que cumplen el papel de modelos o educadores. Experiencias adolescentes y defectos a nivel genital, como
por ejemplo, deformaciones, hipo o hiper crecimiento, etc.

Money y Tucker, (1975), dicen: “En ausencia de un suficiente agrado de hacer pareja mutuamente, la primera
culminación de una relación sexo-erótica probablemente sea una experiencia considerada como una rutina aburrida,
muy estúpida, egoísta, sucia o traumática” (10).

Los niños y los/as adolescentes aprenden de niños más grandes que ellos o bien de los adultos, pero lo
hacen desde la periferia, sin participación directa. Otro criterio es entonces la reciprocidad. En los primeros años
ambos protagonistas comparten la misma posición y no hay discriminación sexual. Es decir no hay distinciones de
sexo para jugar los distintos roles. “Cuando una sociedad tradicionalmente hace sincronizar a los varones y mujeres,
los heterosexuales predominan. Así cuando llegan a la adolescencia siguen recíprocamente bien sincronizados.”

26
Conclusión
Cada ser humano tiene un mapa de amor personal. El mapa del amor esta codificado sincrónicamente en la
mente y en el cerebro, sin que importe si existe una discapacidad sexológica. Un mapa del amor es tan personal
como el propio rostro, las huellas digitales, la voz con la que hablamos aunque sus contenidos, como sucede
con la lengua nativa del individuo, son en parte ampliamente compartidos. Se podría comparar a los mapas del
amor con un video tape o con una película personalizada, en el que el artista ejecutante condensada todas las
cualidades que se acomodan al propio ideal del amante perfecto y de la pareja erótica. Esta película mental también
se asemeja a todos los temas del amor idealmente perfecto y a su consumición erótica. El mapa del amor también
se activa con parejas reales en hechos que se acercan al ideal de pareja de manera perfecta o con algún
grado de compromiso.

Los mapas del amor se codifican según el género: homosexuales, heterosexuales o bisexuales. Se codifican en un
continuo desde lo hiposexual hasta lo hipersexual, desde lo normofílico hasta lo parafílico. Un mapa del amor no está
terminado ni tiene lugar en el momento del nacimiento sino que es como un lenguaje que se desarrolla
durante la infancia y la niñez. Aunque un mapa del amor está conformado definitivamente antes de la pubertad, se
revela completamente gracias al influjo hormonal. Los mapas del amor se proyectan espontáneamente en imágenes
románticas y eróticas sexualmente explícitas apareciendo en ideas, ensueños, fantasías generales masturbatorias,
sueños comunes y sueños húmedos.

Si dos personas se atraen entre sí de modo romántico y erótico, cuanto más perfecto es el encaje reciproco de los
mapas del amor, su relación será maravillosa y finalmente más duradera. Por el contrario, cuanto menos se
complementan los mapas del amor de los individuos, mayor es la fragilidad de la relación.

Las fuentes de los desajustes en los mapas del amor pueden relacionarse con la manera en que los
adultos toman el juego infantil que los niños hacen con los propios genitales y de cómo los adultos perciben
los juegos entre niños de igual edad en el ensayo sexual de la niñez. Como ya mencionamos, tales juegos se
encuentran normalmente no sólo en los humanos sino también en otros primates. El juego de ensayo, junto con el
aprendizaje sexual, puede estar prohibido o descuidado. Lo más probable es que el juego de ensayo sexual merezca
el castigo abusivo y la humillación de parte de los padres y de otros adultos, quienes erróneamente perjudican la
verdadera normalidad que implica estos juegos y que ellos mismos exigen en el mapa del amor de sus chicos.

Cuando los chicos se comprometen prematuramente en los juegos de ensayo sexual que no se sincronizan con su
desarrollo etáreo, el desarrollo del mapa del amor también puede dañarse. El riesgo es que tal daño se incremente,
si coercionan al niño, si es muy grande la discrepancia de edad entre los participantes, y si se infligió daño y
abuso corporal.

El mayor daño, sin embargo, consiste en el dilema individual de ser "condenado si lo haces y condenado si no lo
haces". La condena se refiere a descubrir o informar sobra cualquier exploración sexual que hubiera ocurrido. La
trampa de este dilema es la penalidad que impone el todopoderoso y penetrante tabú sexual, que demanda secreto y
engaño". La privación, represión o castigo de esta actividad pueden inducir a patologías en la representación
mental del amor, el erotismo y la sexualidad. La edad más vulnerable es entre los 5 y 8 años, edad en que se
consolida dicho mapa, el cual se expresará en la adolescencia y en la adultez.

Este patrón es único a cada persona. Algunas situaciones adversas, como la hipoestimulación o la
hiperestimulación provocarán en el lovemap de dicha persona vandalizaciones o distorsiones, existiendo entonces
tres resultados posibles: la hipofilia, la hiperfilia, y la parafilia.

Tanto la sexualidad como el amor se aprenden a través de los mensajes que se reciben de las personas
significativas. Los padres, los maestros y sobretodo el grupo de pares tienen una gran influencia, ya que no debemos
olvidar que casi toda la información explícita que recibe un niño viene de boca de sus compañeros, y es con ellos con
quién ensaya sus juegos sexuales. También serán los medios de comunicación y los patrones culturales los
encargados de influir en este aprendizaje.

27
Podemos concluir diciendo que en la actualidad, la gran mayoría de los niños no tiene aún a quién preguntar ni
de quien obtener respuestas certeras, positivas que enriquezcan su conocimiento acerca de su sexualidad.
Deberíamos entonces, como padres, educadores o profesionales de la salud, dejar que los niños expresen libremente
su sexualidad, observarlos durante ese comportamiento, para así poder aprender a respetar los tiempos de
aprendizaje de la sexualidad de cada niño ayudándolo a que desarrolle óptimamente su mapa del amor.

Taller sugerido
Juguemos a imaginar
Objetivos:
• Identificar los elementos que influyen en la construcción de los roles sexuales.
• Lograr una visión abarcativa acerca de la construcción del Mapa del Amor.
Tiempo: 40 minutos

1- Presentación y desarrollo:
a) Los invito a que abordemos la construcción de nuestro Mapa del Amor, de acuerdo a los mandatos y
modelos que vivimos en nuestra infancia. Para ello formaremos parejas y conversaremos sobre las siguientes
preguntas, durante 20 minutos, luego haremos una puesta en común.
- ¿Cómo vivían la sexualidad nuestros abuelos?
- ¿Qué les estaba permitido y qué prohibido?
- ¿Cómo vivimos nosotros la sexualidad?
- ¿Qué nos parece permitido y qué prohibido?

2- Puesta en común y reflexión final:


Ahora cada pareja expondrá las cosas que comparten en la formación de su Mapa del Amor. Y en la
reflexión final se reafirmará ante los otros grupos las semejanzas y diferencias de mandatos recibidos y cómo
ellos influyeron en nuestra sexualidad.

3- Reflexión Personal:
Cada uno evaluará el impacto de los modelos recibidos en la infancia, cómo condicionan su sexualidad
actual, su sexosofía y la educación que transmite a sus hijos y alumnos.

28
Variantes de la Sexualidad Humana
Marcelo J. Briccola

La Normalidad
Al calificar a alguien de “normal” o “anormal” se emite un juicio acerca del comportamiento de esa
persona. El juicio será tanto de orden médico (sano- enfermo), como jurídico (punible o no) e inclusive
ético (bueno- malo).

El criterio de “normal” es plural y multiforme, es ilusorio hallar un criterio único y preciso de lo que es un
“comportamiento normal” y a partir de eso establecer o conceptuar lo anormal. El término “normal” hace
referencia al menos a dos criterios: a) Normal como lo más frecuente (estadístico). b) Normal como lo
adecuado a una norma, patrón o ideal (valorativo). Anormal sería, por lo tanto, lo infrecuente, en el primer
sentido; en el segundo caso sería lo que se aparta del ideal.

Es importante destacar que anormalidad no implica indeseabilidad. A modo de ejemplo puede decirse que la
inteligencia de Einstein era anormal en sentido estadístico; también lo es la inteligencia de una persona con
retraso mental, pero mientras que desde un criterio de valor ideal, la anormalidad de Einstein es deseable, el
retraso mental aparece como indeseable. El criterio estadístico es relativo, según los parámetros estimativos que
se utilicen.

Lo normal y lo anormal requieren la referencia a un ámbito social determinado, es decir poseen un


valor convencional, dado por lo consensuado en determinado momento histórico-sociocultural y
geográfico.

El estudio de una normalidad sexológica solo es posible si se consideran las interacciones de los datos
biológicos, psicológicos y sociales, las influencias recíprocas entre el individuo y su medio, el momento histórico-
cultural y el espacio geográfico donde es aceptada dicha categorización valorativa.

Criterios de Normalidad Sexual


Brevemente, siguiendo lo propuesto por Heli Alzate (1987), se analizarán algunos de los varios criterios
existentes para juzgar la “normalidad” de la conducta sexual (11): a) el moral tradicional, b) el cultural
estadístico, c) el personal, d) el biológico o filogénico, e) el clínico o de salud mental, f) el legal, y g) el sexológico.

a) El criterio moral tradicional, estatuye que la función erótica es “pecaminosa” y “anormal” porque
contradice una “ley natural” (promulgada por Dios) que prescribe que la sexualidad debe ser
utilizada exclusivamente o primariamente para la reproducción.

b) El criterio cultural estadístico, proclama “normal” la actividad sexual aceptada por la mayoría de
una población humana. muchas veces el juicio de la mayoría puede ser errado o contrario a la
realidad; con frecuencia los actos sexuales condenados ostensiblemente por los miembros de una
sociedad son practicados en privado, es decir, es un criterio hipócrita.

c) El criterio personal dice que es conducta sexual “normal” la que el individuo considere así. Suele
coincidir con el cultural y tiene los mismos inconvenientes. En los pocos casos en que el criterio personal
entra en conflicto con el estadístico, puede acarrearle problemas al individuo (discriminación,
marginación, etc.).

d) El criterio biológico o filogénico considera que en principio, es normal la conducta sexual humana
que haya sido observada también en los animales inferiores.

e) El criterio clínico o de salud mental considera que en principio, es normal el comportamiento


sexual egosintónico (que el sujeto vive en armonía consigo mismo)

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f) El criterio legal estatuye que es “anormal” la conducta sexual calificada de “delictiva” en un
código.

g) El criterio sexológico de normalidad, que se fundamenta en los criterios biológicos y de salud mental
verdaderos, establece que una conducta sexual, por muy extraña o repugnante que parezca, solo
puede ser considerada anormal, inadecuada o patológica si es intrínsecamente nociva para la
integridad somática o síquica del individuo o de otras personas. No obstante, la nocividad debe ser
relativamente grave. Este es el criterio que se adopta en el presente trabajo.

Usualmente el carácter compulsivo de un comportamiento o el hecho de ser una conducta exclusiva lo hace
nocivo, Interferir en el comportamiento sexual de una persona o modificarlo está justificado en dos
circunstancias: desde el punto de vista terapéutico, si es nocivo para el individuo; desde el punto de vista legal, si
es nocivo para otros.

Habitualmente se asocian normalidad y salud, por ello es importante consignar el criterio adoptado por la
Organización Mundial de la Salud, la que dice que salud sexual: “es la integración de los elementos
somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser humano sexual, por medios que sean
positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación y el amor”.

Heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad y transexualismo


La orientación sexual es un aspecto de la identidad sexual, que consiste en un patrón persistente de
atracción física y/o emocional hacia los miembros de distinto sexo (heterosexualidad), que es la más típica, o
hacia el mismo sexo (homosexualidad); o hacia ambos sexos indistintamente (bisexualidad). La orientación
sexual entonces es, según Alzate (1987:59): “la dirección que sigue el deseo sexual del sujeto en la búsqueda
del objeto, o la excitabilidad sexual del sujeto en relación con un objeto sexual determinado; puede
manifestarse exclusivamente, o sea hacia un solo tipo de objeto, o hacia varios, en proporciones
variables”(12).

Heterosexualidad: “orientación sexual hacia individuos del otro género, o excitación sexual con ellos. Práctica de
actividades sexuales con individuos del otro género”.

Bisexualidad: Alzate la define: (1987:59) coexistencia en el individuo, en proporciones variables, de las


orientaciones heterosexual y homosexual, o excitación sexual con personas de uno y otro género. Práctica de
actividades hetero y homosexuales” (13).

Homosexualidad: Según Alzate (1987:59) “orientación sexual hacia individuos del mismo género, o
excitación sexual con ellos. Práctica de actividades sexuales con individuos del mismo género” (14).

Otra definición usualmente aceptada es la de Marmor y Green (1980:262), cita extraída de Abraham y Pasini)
dice: “Se consideran homosexuales los individuos que, en la edad adulta, experimentan y se sienten
impulsados por una atracción sexual neta y preferencial por las personas del mismo sexo y que tienen
habitual, aunque no obligatoriamente, relaciones sexuales con ellas”(15). Lo cuestionable de esta definición es el
término “adultos”, pues en algunas investigaciones, como las de Troiden (1979) y Remafedi (1986) se considera que
algunos adolescentes tienen una clara definición homosexual.

A partir de 1975 la homosexualidad no se considera enfermedad en el DSM IV, sólo si es egodistónica.

Es importante diferenciar entre orientación homosexual y conducta homosexual.


• Orientación homosexual: estado psicosexual en el cual, como ya se ha dicho, el deseo sexual se
dirige en forma exclusiva o preferente, hacia individuos del mismo género. Dicha orientación sexual,
puede expresarse conductualmente o referirse a las fantasías sexuales: Para Friedman y Downey
(1994: 923), sería “Imaginería psicológica privada asociada con sentimientos que son

30
explícitamente eróticos o de fuerte deseo sexual y con respuestas fisiológicas de excitación
sexual” (11).
• Conductas homosexuales: actividades sexuales efectuadas entre personas del mismo sexo, que
pueden ser manifestaciones de la orientación homosexual o contactos circunstanciales o episódicos,
realizados por personas de orientación básica heterosexual, resultando dichas conductas expresiones de
la bipotencialidad sexual natural de los mamíferos.

Las actividades homosexuales episódicas o circunstanciales son practicadas por personas habitualmente
heterosexuales, en situaciones especiales de la vida que favorecen dicho comportamiento. Tal es el caso de
los actos homosexuales que ocurren durante la preadolescencia y la adolescencia, y el de los individuos que por su
oficio o fuerza mayor permanecen alejados del otro sexo durante lapsos prolongados. Dado que el deseo sexual no
desaparece por el hecho de estar aislado del objeto sexual preferencial, busca satisfacerse de algún modo, no
obstante desaparecidas las causas que impiden el contacto con su objeto preferencial, el individuo reinicia sus
contactos heterosexuales. También cabe mencionar que algunas actividades homosexuales efectuadas en prisión,
por ejemplo, muchas veces tienen un sentido simbólico de dominación/sumisión, similar al que aparece en primates
inferiores.

La palabra GAY, utilizada en la actualidad para designar a un homosexual, suele ser preferida por algunos sujetos
por no estar tan teñida de connotaciones negativas. Comúnmente hablando el vocablo gay, se refiere a personas
homosexuales tanto masculinas como femeninas.

La homosexualidad femenina, posee un término que le es exclusivo “lesbianismo” en referencia a la poetiza


griega, Safo, que por sus inclinaciones amorosas fue llevada a la isla de Lesbos, donde pudo expresarlas. El
lesbianismo ha sido mucho menos estudiado que la homosexualidad masculina.

Actualmente no se conocen los mecanismos que dan origen a las diversas orientaciones sexuales, sólo hay
hipótesis. En general y teniendo en cuenta los fundamentos biológicos generales, como lo señala Beach, el sistema
nervioso central está genéticamente programado para funcionar bisexualmente; es decir, el individuo puede
presentar excitabilidad y estimulabilidad homo y heterotípicas a los estímulos sexuales.

Algunos autores proponen teorías en bases biológicas, genéticas u hormonales para explicar las diversas
orientaciones sexuales, aunque hasta la actualidad no están del todo comprobadas. Otras hipótesis destacan el
importante y aún decisivo papel que desempeñan el aprendizaje y la experiencia en el caso del ser humano. En el
presente trabajo se considera que no son diferentes u opuestas sino que se complementan e integran.

La única orientación homosexual que se considera problemática o patológica, es la llamada egodistónica,


es decir aquella situación en la que el individuo de orientación homosexual preferente o exclusiva, manifiesta
explícitamente que le es indeseada y le causa aflicción de un modo constante. El origen de dicho problema
suele encontrarse en las actitudes antihomosexuales (homofóbicas) de la sociedad, que al ser interiorizadas por la
persona se vivencian con culpa, vergüenza o temor; también por la marginación y el rechazo que genera el ser
diferente. En algunos casos, contribuye al problema el deseo de tener hijos y establecer una familia del modo
tradicional.

Las técnicas terapéuticas psiquiátricas y psicológicas actuales para lograr la reorientación sexual, es decir lograr
una orientación heterosexual, han tenido escasos o nulos resultados por lo que es más razonable ayudar a hacer
egosintónica la orientación homosexual (favorecer en el sujeto una valoración diferente de su homosexualidad).

Es importante diferenciar a la homosexualidad de lo que son otras prácticas sexuales, pues normalmente el
conocimiento vulgar suele asociarlas y confundirlas. Transvestismo: “se refiere al placer o excitación ya sea
emocional o sexual, proveniente de vestirse con ropa del sexo opuesto”. Aunque se desconocen las causas,
la práctica del transvestismo, en el DSM IV se la encuadra dentro de las parafilias y se ha encontrado que son
relaciones sexuales normales y aceptables, constituyendo su única desviación su extraño vestuario usado.

La mayoría de los sexólogos, concuerdan que en general los transvestistas no son homosexuales. De
hecho, el 74% de los 272 transvestistas interrogados en una encuesta de estudio por Benjamín en 1976, estaban

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casados, el 69% habían tenido hijos y sólo el 25% admitieron haber tenido experiencias homosexuales en alguna
ocasión.

La diferencia entre el homosexual y el transvestista es que el primero implica la participación de dos


personas del mismo sexo, en lo real o fantaseado, mientras que el transvestista encuentra un placer particular
en la actividad privada del cambio de ropas por las del otro sexo, pudiendo usarlas o no, en una relación
sexual con otras personas.

El patrón de intercambio sexual de los transvestistas es variable, puede usarse el atuendo femenino
periódicamente o usarse sólo alguna prenda femenina en particular, especialmente la ropa interior o ser tan intenso el
deseo de vestirse de mujer que se lleven dichas prendas toda la vida.

Existe en estos sujetos una sensación de placer o relajamiento al portar ropas del sexo opuesto. Ya sea
por las sensaciones que el roce y el contacto generan al usarlas o por el verse con dicho aspecto en el
espejo. A pesar de no existir información precisa, porque es una actividad sumamente encubierta, se cree que existe
al menos un 1% de la población con dicha variación sexual.

El transvestista no es transexual, de hecho son normales en otras fases del sexo; la mayor parte establecen
relaciones heterosexuales normales y la simple sugerencia de una intervención quirúrgica para modificar su sexo los
aterra.

Transexualismo: “también llamado inversión del papel sexual, es un estado en el que la anatomía y la
orientación del papel sexual de un individuo (identidad de género) son incompatibles. La mayoría de quienes
tienen este problema son hombres, aunque también hay transexualistas femeninos”. En el DSM IV aparece
como trastorno de la identidad sexual. Es considerada como disforia de género.

Lo que les sucede, se explicará en los hombres por ser más frecuente, es que teniendo sexo de varón desde el
punto de vista fisiológico y anatómico (ya que tienen genitales masculinos normales tanto internos como externos y
son capaces de fecundar a una mujer), tienen inclinaciones psicológicas femeninas. Es en esta variación sexual
donde se muestra de manera más manifiesta, la diferencia entre el sexo asignado por la naturaleza y la
identidad de género adquirida. El hombre sabe que es varón, pero rechaza su masculinidad, no se contenta con
vestirse como mujer, sino que desea vivir la vida emocional, física y sexual de una mujer. Sus genitales masculinos, se
vuelven objetos odiados, muchos incluso llegan a intentos de autocastración o al suicidio, al sentir que su cuerpo no
se corresponde con su ser femenino. Como lo señala Harry Benjamín, endocrinólogo, el transexual considera sus
órganos sexuales como una deformidad.

El transexual habitual desea ser amado como mujer por “todo un hombre”. No desea ser amado por un
homosexual, cuyo objeto de amor lo constituye otro hombre.

Dado que todas las formas de psicoterapias han sido singularmente insatisfactorias para ayudar a esta
persona. En vista de que no puede ajustarse la mente del transexual a su cuerpo, Benjamín sostiene que la única
medida sensible y humana es ajustar el cuerpo a la mente, por lo cual se realizan intervenciones quirúrgicas
para reasignación de sexo. Estas operaciones implican normalmente tratamientos químicos y quirúrgicos para
extirpar los testículos y el pene, dejando piel suficiente para formar una vagina artificial.

Transgenerismo: Según Mc Cary (1980:223) “es un término relativamente nuevo en el campo de la


sexología, y que se utiliza para aludir a una variación que se encuentra entre el transvestismo y el
transexualismo. Como tal, es una variación todavía no aceptada por todos los investigadores” (12). El
transgenerista masculino se identifica poderosamente con el género femenino. Puede de manera compatible vestirse
de mujer y adoptar el papel femenino en su vida diaria, si bien no desea recibir operación transexual que lo
transformaría en una mujer. El vestir, el actuar y el tener aspectos como una mujer, asumiendo la identidad con el
género femenino en todo lo posible, parece ser suficiente para él. En algunos casos ingieren hormonas femeninas
para obtener piel más suave, tener menos vellos en su cara e incluso someterse a operaciones para agrandamiento
de mamas, pero no es un transexual, a pesar de acercarse a él.

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Se sostiene que aunque útiles estos sistemas clasificatorios para poder comprender o explicar dichas
vivencias no son cerrados, ni absolutos y a veces resulta difícil discriminar entre algunos sujetos, ya que pueden
presentarse combinaciones o variaciones. Los esquemas explicativos que se crean no son suficientes para dar cuenta
de la multiplicidad de experiencias humanas.

Parafilias
Existen diversos términos para describir el comportamiento sexual, que según “algunas personas” difiere de lo
normal: desviación sexual, anomalías, aberración, perversión y variación. El desarrollo de las investigaciones en
sexualidad, liberada de prejuicios y preconceptos a permitido ir señalando que es muy difícil señalar y definir lo que
verdaderamente es “anormal” en sexualidad.

Dos términos van ganando cada vez más aceptación en los ámbitos científicos para referirse a los
comportamientos sexuales inusuales o menos frecuentes, el de variación sexual y el de parafilias. Aunque muchos
autores las consideran como sinónimos, en el presente trabajo se diferenciarán ambos términos.

Variación sexual: "cualquier comportamiento sexual que no es nocivo para los participantes, es llevado a
cabo por adultos que consienten (adultos que desean asumir toda la responsabilidad por sus actos) sin
ninguna clase de coerción y si está fuera del alcance de la visión y de la audición de observadores casuales,
más allá de la aprobación o rechazo que pueda generar en otros no participantes” (13).

Parafilia: “estado psicosexual que se caracteriza porque el individuo que lo presenta sólo logra la
excitación erótica mediante fantasías o actos desusados o extravagantes, los cuales tienden a ser
involuntariamente iterativos (compulsivos) y generalmente comprenden:
- la preferencia por objetos sexuales no humanos o humanos prepúberes.
- la actividad sexual con humanos que implique sufrimiento o humillación reales o simulados.
- la actividad sexual con una pareja renuente” (14).

Jonh Money acuña el término parafilia para expresar aquellas variaciones sexuales en las cuales el amor (filia) va
por un camino paralelo o distinto al deseo sexual. El DSM IV (Manual Diagnóstico Estadístico de los Trastornos
Mentales, en su IV edición) presenta a las parafilias, como trastornos mentales, definiéndolas de un modo similar:
“Presencia de repetidas e intensas fantasías sexuales de tipo excitatorio, de impulsos o de comportamientos sexuales
que por lo general engloban: 1) objetos no humanos 2) el sufrimiento o la humillación de uno mismo o de la pareja 3)
niños u otras personas que no consienten” (15).

“Para algunos individuos las fantasías o los estímulos de tipo parafílico son obligatorios para obtener excitación y
se incluyen invariablemente en la actividad sexual. En otros casos las preferencias de tipo parafílico se presentan sólo
episódicamente (por ej. durante períodos de estrés). Mientras que otras veces el individuo es capaz de funcionar
sexualmente sin fantasías ni estímulos de este tipo”

Dos criterios deben cumplirse para ser encuadradas como parafilias:


A) Estas variaciones en el comportamiento sexual deben presentarse durante un período de al menos 6 meses
B) El comportamiento, los impulsos sexuales o las fantasías deben provocar malestar clínico significativo o
deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

El estímulo preferido puede ser altamente específico, llevando a conflictos de pareja o disfunciones sexuales de no
estar presente dicho estímulo ya que no se hace posible lograr la excitación sexual en los casos obligatorios. Los
medios se convierten en fines, en forma repetitiva, configurando un patrón de conducta rígido que adquiere carácter
opresivo (pérdida de libertad) e impidiendo tener opciones libres entre alternativas sexuales. Lo que configura la
parafilia no es el “qué” de la expresión sexual, sino el “cómo” se instrumenta el comportamiento.

Los sujetos parafílicos suelen adoptar dos posturas frente a su parafilia: Muchos afirman que su comportamiento
no les ocasiona malestar por lo que no suelen requerir intervención psicológica y/o psiquiátrica (parafilia egosintónica.
Su demanda de ayuda terapéutica surge ante las presiones de su pareja o por otro conflicto social (por ejemplo
problemas con la ley). En otros casos manifiestan intensos sentimientos de culpa, vergüenza y depresión por el hecho

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de efectuar actividades sexuales inusuales, que no son aceptadas socialmente o que ellos mismos consideran
inmorales. (parafilia egodistónica.

Es frecuente encontrar individuos que consultan por otras dificultades sexuales, trastornos sexuales que terminan
generando la disfunción sexual y que se han iniciado o producido a partir de comportamientos parafílicos.

Una característica de las parafilias es que son predominantemente masculinas. Algunos autores opinan que eso
se debe a la mayor probabilidad de que se produzcan “alteraciones” en el proceso de diferenciación sexual masculina
que es más complejo que el femenino.

Diagnóstico Diferencial:
La parafilia debe diferenciarse del uso de fantasías o comportamientos sexuales no patológicos o de los objetos
como un estímulo para la excitación sexual que no presente rigidez o pérdida de libertad. La mayoría de las personas
pueden imaginar situaciones eróticas extrañas o atípicas, que son simplemente muestras de la polifacética capacidad
imaginativa humana.

Las fantasías, los comportamientos o los objetos son considerados parafílicos sólo si provocan malestar o
alteraciones clínicamente significativas (por ejemplo constituye un patrón obligatorio o preferido del sujeto,
producen disfunciones sexuales, requieren la participación de individuos en contra de su voluntad, conducen
a problemas legales o interfieren en las relaciones sociales).

También deben diferenciarse los comportamientos parafílicos que pueden aparecer en sujetos con trastornos
psiquiátricos o con alteraciones de conciencia por traumatismos o sustancias. En estos casos el comportamiento
sexual inusual es producto o síntoma de su patología, desaparecen superado el problema y tienden a ser actos
aislados y de un inicio posterior en su desarrollo psicosexual, usualmente tras el surgimiento del problema.

Clasificaciones
Las siguientes clasificaciones de parafilias han generado diversas críticas y respecto a su validez hay mayores
discrepancias de criterios entre los investigadores, sin embargo son útiles para una primera aproximación al tema.

Benignas o Patológicas: según el grado de aceptación o valoración social.


Ocasional o Repetida: según su frecuencia de aparición en un sujeto.
Obligatoria u Episódica: según el comportamiento parafílico para obtener la excitación y el placer sexual se
presente siempre o bajo ciertas condiciones.
Exclusiva o Mixta: según se trate de una sola clase de parafilia o combinaciones de dos o más de ellas.
Egosintónicas o Egodistónicas: según la percepción del sujeto de algo propio de él o algo externo e indeseable.
Legales o Ilegales: según estén o no tipificadas como delitos en el Código Penal.
Las parafilias pueden considerarse como comprendidas dentro de tres categorías: - variaciones en el
comportamiento sexual, - variaciones en el objeto sexual, - variaciones en el grado o potencia del apetito
sexual.

En relación al comportamiento sexual:


Sadismo Sexual: implica actos (reales, no simulados) en los que el sufrimiento físico o psicológico (incluyendo la
humillación) de la víctima es sexualmente excitante.
Masoquismo Sexual: acto, (real, no simulado) de ser humillado, golpeado, atado o cualquier otro tipo de
sufrimiento.
Vouyerismo: implica el hecho de observar ocultamente a personas, por lo general desconocidas, cuando están
desnudas, desnudándose o en plena actividad sexual. El acto de mirar se efectúa con el propósito de obtener una
excitación sexual y por lo general no se busca ningún tipo de relación sexual con la persona observada. El orgasmo,
habitualmente producido por la masturbación puede aparecer durante la actividad voyeurística o más tarde como
respuesta al recuerdo de lo observado.
Escoptofilia: Es la obtención de excitación y placer sexual mediante la observación de genitales. Sea en fotos,
videos o directamente. Algunos autores utilizan el término como sinónimo del vouyerismo.
Transvestismo: Consiste en vestirse con ropas del otro sexo. Debe diferenciarse cuando es acompañada de
disforia sexual, es decir si el individuo presenta malestar persistente con su papel o identidad sexual.

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Frotteurismo o Frotismo: Implica el contacto y el roce con una persona en contra de su voluntad. Por lo general
este comportamiento se produce en lugares con mucha gente donde es más fácil escapar.
Exhibicionismo: Consiste en la exposición de los propios genitales a una persona extraña que no lo espera.
Algunas veces el individuo se masturba durante la exposición (o mientras lo imagina). No existe interés por tener
relaciones sexuales con la persona ante quien se expuso.
Clismafilia: Consiste en la obtención de placer sexual con la aplicación de enemas.
Escaptología Telefónica: placer sexual que se obtiene con llamadas telefónicas diciendo o recibiendo palabras y
propuestas sexuales.
Onanismo: Consiste en la obtención de placer o excitación sexual mediante la autoestimulación de los genitales
(masturbación).
Asfixiofilia: Consiste en la obtención de placer o excitación sexual mediante la restricción de la llegada de oxígeno
al organismo.
Braquiproctosigmoidismo: Consiste en la obtención del placer sexual al recibir por el orificio anal el brazo y el
puño hasta el sigmoide.

En relación al objeto sexual:


Paidofilia o Pedofilia: Actividades sexuales con niños prepúberes (generalmente de 13 años o menos de edad).
El individuo con este trastorno debe tener 16 años o más y ha de ser por lo menos 5 años mayor que el niño. Si se
trata de personas que no han completado su maduración sexual (adolescentes) no debe incluirse. Debe diferenciarse
del concepto legal (abuso o corrupción de menores).
Gerontofilia: obtención de excitación y placer sexuales con personas seniles.
Troilismo: Es la obtención de excitación y placer sexuales mediante relaciones sexuales con dos compañeros/as
a la vez.
Zoofilia: es la obtención de excitación y placer sexuales con animales.
Necrofilia: es la obtención de excitación y placer sexuales mediante la contemplación de un cadáver o copulando
con él.
Fetichismo: Consiste en el uso de objetos no animados (fetiches). A modo de ejemplos: sostenes, zapatos,
medias. Los fetiches no deben ser únicamente artículos de vestir femeninos, como los utilizados para transvestirse o
aparatos diseñados con el propósito de estimular los genitales (por ej. Vibrador)

Otras parafilias de tipo fetichista son: Osmofilia: con olores nauseabundos, Vampirismo: con sangre, Pirolagnia:
con los incendios, Dendrofilia con los vegetales Pigmalionismo: con las estatuas. Coprofilia: con materia fecal.
Urofilia: mediante la orina. Misofilia: mediante la suciedad. Incesto: Actividades sexuales entre parientes cercanos,
el grado de proximidad que lo determina es establecido por las costumbres o leyes de las respectivas sociedades.

En relación al grado o potencia del apetito sexual


En el DSM IV se consideran como disfunciones sexuales, no como parafilias.

Ninfomanía: Comportamiento de una mujer, cuyo apetito sexual anormalmente voraz opaca todas sus otras
actividades. Es algunas veces, aunque con rareza, el resultado de ciertas anomalías fisiológicas, más a menudo el
trastorno tiene bases psicológicas. La verdadera ninfomanía entraña un deseo sexual incontrolable que, cuando es
excitado, debe ser satisfecho sin importar las consecuencias. El apetito sexual no se extingue sin importar el número
de orgasmos. Su aparición es muy rara.
Satiriasis: Deseo masculino exagerado de satisfacción sexual. Los factores causativos de este trastorno son
similares a los de la ninfomanía.
Promiscuidad: Participación en el coito con muchas personas sobre bases más o menos casuales. En general
suele ser motivada por problemas emocionales que le impiden establecer relaciones con compromiso afectivo.
Deseo Sexual Inhibido: Apetito sexual excesivamente bajo o disminuido. Es más frecuente en las mujeres.
Prostitución: Es la participación en actividades sexuales por recompensas monetarias. Dos elementos son
esenciales: primero los favores sexuales se ofrecen a cambio de un beneficio inmediato en dinero o valores, segundo
la selección de los amantes es relativamente indiscriminada.
Violación: Coito forzado con una mujer u hombre en contra de su voluntad. La definición legal de la violación
incluye casos en los que el hombre o la mujer consienten la cópula sólo por temor, fuerza o engaño o quien es
incapaz de consentimiento racional debido a un retraso mental o estados de alteración de sus facultades.

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Variaciones sexuales, parafilias y ley
Es interesante hacer notar que existían teorías catastrofistas que presuponen que la liberalización de la
conducta sexual lleva a la desintegración de la sociedad, estas teorías, por supuesto, están totalmente
desacreditadas. Al contrario de lo que pregonan los puritanos, sostiene Heli Alzate, si la sociedad permitiera que
todos o la mayoría de sus miembros fueran mejor educados en materia sexual y que gozaran de mayor libertad para
realizar actos eróticos inofensivos, probablemente habría menos delitos sexuales.

En la mayoría de los países latinos la homosexualidad, considerada como una variación sexual no
patológica por el DSM IV, es penada por ley. En el mundo, en general, la homosexualidad sigue siendo
considerada un delito, castigada en algunos, incluso con la muerte; y aún en los países que no tienen
tipificada la homosexualidad como delito, la persiguen con otras figuras jurídicas nebulosas o poco definidas
como “defensa del honor”, “atentado a la moral pública”, “defensa de las buenas costumbres”, “abuso
deshonesto”, etcétera.

En Argentina, los principios enunciados en el artículo 19 de la Constitución Nacional Argentina: “las acciones
privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y la moral pública, ni perjudiquen a un
tercero, están sólo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la
Nación será obligado a hacer lo que no manda la Ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”.

Otro tema que va tomando cada vez más importancia con relación a las variaciones sexuales, es el de la
legislación de los matrimonios homosexuales. Ya en algunos países europeos Suecia, Inglaterra, España y
Dinamarca, entre otros, se han convertido en ley.

En nuestro país si bien se van generando legislaciones que amparan y cada vez discriminan menos dicha
variación sexual, todavía no existen normas que permitan el matrimonio homosexual, aunque en la ciudad
autónoma de Buenos Aires se permiten acuerdos de parejas y algunos fallos jurídicos aislados en el país han
reconocido derechos sociales y sucesorios a la pareja homosexual, cuando demostró, como se les solicita a los
concubinos, la convivencia como pareja de esa persona.

Es interesante señalar que la nueva regulación para adopciones, permite que la realicen sujetos solteros de
cualquier sexo. Aunque deja abierta la posibilidad, no menciona la situación de aquellas personas que expresen una
variación sexual. Con relación a las parafílias existen los mismos principios básicos para regularlas. Se mantiene la
falta de un deslinde entre el derecho, la moral y la religión. En nuestro país, y basados en el ART. 19 de la
Constitución Nacional, toda actividad sexual que no esté tipificada como delito, está exenta de la autoridad de los
magistrados si se realiza en privado. Aunque como ya se explicó, no es tan real el cumplimiento de dicho precepto.

Existen parafílias que están tipificadas como delitos en nuestro Código Penal: paidofilia, exhibicionismo,
prostitución, violación. Otras se encuadran en figuras legales que los abarcan como la necrofilia (daño de tumbas).
Muchas otras pueden, sin estar tipificadas, tener consecuencias legales como el sadomasoquismo, por lesiones,
la asfixiofilia por homicidio culposo, algunos fetichismos por robo, etc. Existen algunas parafilias que son
consideradas benignas y no presentan consecuencias legales, por ejemplo la gerontofilia y el troilismo.
Finalmente hay parafilias que si bien no tienen sanción legal generan rechazo social, por ejemplo la coprofilia o
la urofilia.

Educación en la diversidad sexual


Como se ha ido exponiendo, las formas de expresión de la sexualidad son tan únicas como los seres
humanos. No hay dos formas iguales de expresión de la sexualidad. La pregunta que suele hacerse el
educador sexual es cómo educar frente a tanta diversidad, cómo poder brindar información que resulte útil y
adecuada para el desarrollo sexual del niño/a y/o adolescente y al mismo tiempo respete su individualidad, su
modo único de pensar, sentir y actuar la sexualidad.

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Como se expresó al iniciar esta capacitación, es importante asumir la complejidad de la sexualidad humana
como un aspecto que no se reduce al deseo sexual de cada sujeto, sino que se define en el marco particular
de cada psiquismo en función de los ideales, valores y normas relacionadas con las características sociales,
culturales y económicas de su medio. Dicho de otra manera, hay una dimensión axiológica en la sexualidad de
cualquier persona, una dimensión que tiene que ver con sus creencias, sus valores, su modo peculiar de vivenciar la
sexualidad que no es ajena ni al educador, que debe revisar su propia sexosofía, ni a ninguno de los alumnos. No
debe negarse este aspecto que incluso puede modificar, positiva o negativamente las otras dimensiones de la
sexualidad (biológicas, psicológicas y sociales). Debe darse el debate, la discusión respetuosa y enriquecedora que
permita pensar y repensarse a la luz de la información sexológica.

Debe aprenderse a escuchar a otros, ha de generarse una verdadera comunicación empática entre el docente con
los alumnos y los alumnos entre sí, para poder comprender respetuosamente estas diferencias. La coexistencia de
diferentes perspectivas y modos de considerar la sexualidad es deseable, es positiva y enriquecedora.

Como ya se dijo el propio educador posee una particular sexosofía, siempre su ideología atraviesa los contenidos
curriculares y las metodologías de enseñanza, pero a la hora de transmitir información, debe hacerse desde la
información científica dejando para el ámbito privado o la discusión formativa la sexosofía.

No debe olvidarse nunca que el objetivo principal de la educación sexual es lograr que cada persona
integre de modo armónico y positivo su dimensión sexual dentro de su personalidad y de sus relaciones, y
que ésta sea un factor de crecimiento, maduración y bienestar. Se busca ayudar a los estudiantes a aceptar
sus experiencias, reconocer sus potencialidades, aceptarse y quererse a sí mismo, ser más autodirectivo y
menos sometido al control externo, propiciar un cambio de actitudes respecto a sí mismo y una reorganización
positiva de la personalidad.

Dicho de otra manera, la educación debe buscar la prevención y promoción de la salud. En toda la riqueza
que este término implica actualmente (biológica, psicológica, social y ambiental).

La educación sexual afecta la totalidad de una persona, no se refiere a un aspecto determinado, debe dar la
posibilidad de modificar el estilo de vida generando pautas de autocuidado y potenciando los procesos
protectores, utilizando un abordaje que contemple la multidimensionalidad del proceso de salud sexual y
reproductiva.

Por ello se recomienda desde el presente trabajo, intentar trabajar desde una concepción Dialógica-
Concientizadora o Problematizadora que al incluir la dimensión axiológica en el comportamiento sexual, evita
desde un a priori establecer de modo rígido las conductas netamente “normales” o “anormales”, y permite
mostrar, reconocer y respetar una amplia gama de comportamientos variables, válidos y aceptables según
situaciones culturales y personales.

Se debe favorecer el respeto por el ejercicio individual de la sexualidad, pero asociándola a la


responsabilidad en el uso social del sexo. No se debe, imponer valores y actitudes, sino que a través de
estrategias participativas, se busca que sean producto del diálogo, la reflexión y del ejercicio de la
responsabilidad individual, personal y social.

El educar en la diversidad implica romper con los adoctrinamientos, abrir la propia mente a las
vivencias de otros y por sobre todas las cosas, aprender a respetar las diferencias. Respetar las
diferencias no significa acordar con otras posturas sexosóficas, puedo continuar con mi propia visión acerca
de la sexualidad en tanto no la imponga como una verdad única e incuestionable. Tampoco se trata de
tolerar al otro como un loco o enfermo al que tengo que seguir la corriente aunque me resulte molesto.

Educar en la diversidad implica ayudar a cada persona a conocerse a sí mismo y a entender mejor la
conducta sexual que más los favorece de acuerdo a sus propias creencias y necesidades, a partir de la
información científica existente acerca de la sexualidad, respetando opiniones diversas y contrarias y teniendo en
cuenta que las decisiones deben correr por cuenta de cada individuo.

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Si se considera que la sexualidad es una fuerza positiva y enriquecedora en la vida humana, que a cualquier
edad hay expresiones sexuales en las personas y que existen infinitas formas de expresión de la sexualidad, no
existiendo a priori una norma universalmente aceptada de conducta sexual, sino que varían según cada individuo
y las condiciones socioculturales en que se encuentre inserto, la educación en la diversidad, resultará un modo
peculiar de concebir la sexualidad y por tanto, una capacidad de aceptar y respetar las diferencias.

Conviene recordar lo dicho previamente: “Quien trabaja en educación sexual debe saber que realiza una tarea de
dos puntas: una interna hacia sí mismo y otra externa, hacia los demás. Puede que en lo personal no esté todo
elaborado, y esto sólo debe desesperar cuando no se tiene en claro las propias dificultades. El educador debe tener
un conocimiento profundo de sus propios valores en cuanto a actitudes sexuales, por esto es necesaria la
capacitación, lo cual va a permitir aislar mitos, falsos conceptos y prejuicios en el campo de la sexualidad
humana”.

Existen ciertas directivas que pueden ayudarnos a poder enseñar en la diversidad: una es la definición de salud
reproductiva y otra son los derechos sexuales establecidos por la Asociación Mundial de Sexología (WAS). Vale la
pena recordarlos nuevamente.

La OMS define a la salud reproductiva a través de cuatro objetivos fundamentales:


- Que todas las parejas tengan la posibilidad de reproducirse y regular su fecundidad.
- Que toda mujer pueda gozar de un embarazo y de un parto con total seguridad de salud.
- Que el resultado tenga éxito, tanto en términos de la supervivencia como del bienestar de la madre y del
niño.
- Que todas las parejas puedan gozar de relaciones sexuales sin miedo a un embarazo no deseado o a
contraer enfermedades.

Los derechos de las personas a regular su fecundidad, a determinar cuándo y cuántos hijos tener, y a
tenerlos sin peligro de enfermedades ni temores a contraerlas son derechos humanos reconocidos en
Convenciones y Tratados Internacionales que han sido incorporados a la Constitución Nacional. Por lo tanto
el Estado debe garantizar el acceso a los medios necesarios para ejercer los derechos sexuales y reproductivos.

Según la legislación vigente los niños y adolescentes son portadores de todos los derechos que tienen los
adultos y que sean aplicables a su edad, más los derechos especiales que derivan precisamente de su estatuto
ontológico, propio de las personas en condición peculiar de desarrollo.

Los derechos de los/las adolescentes incluyen la información y los servicios sobre su salud reproductiva, en
tanto parte inalienable de su salud integral. La negativa a atender a un adolescente que solicita información
sobre salud sexual y reproductiva en razón de su edad, puede significar abandono de persona y resultar un acto
discriminatorio. De la misma forma que puede violarse el derecho a la confidencialidad y la privacidad de
los actos si se decidiera informar a los padres de esa solicitud y/o se requiriera su autorización para
responder a la demanda del/a adolescente.

Según la Asociación Mundial de Sexología (WAS), la salud sexual es el resultado de un ambiente que
reconoce, respeta y ejerce estos derechos sexuales:
- Libertad sexual.
- Autonomía, integridad y seguridad sexual del cuerpo.
- Privacidad sexual.
- Equidad sexual.
- Placer sexual.
- Expresión sexual emocional.
- Libre asociación sexual.
- Toma de decisiones reproductivas, libres y responsables.
- Información basada en el conocimiento científico.
- Educación sexual integral.
- Atención de la salud sexual.

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Los derechos sexuales son derechos humanos fundamentales y universales. Dicho de otra manera,
cualquier actividad sexual que tenga un ser humano adulto, con otro ser humano adulto, con plena conciencia y
acuerdo de ambos, en la medida en que no signifique un daño o riesgo grave a la salud para ninguno de ellos o
para terceros, es una conducta sexual “legítima” por más extraña, repugnante o inadecuada que nos parezca.

El desafío es muy grande, tener la suficiente amplitud de miras para respetar variaciones sexuales que no
estén acordes a nuestras sexosofías es difícil, por ello es muy importante seguir capacitándose y
actualizándose respecto a la información sexológica existente para desde lo científico poder
fundamentar nuestras posiciones y brindar una adecuada información que permita decisiones saludables
a nuestros alumnos.

Taller sugerido
Analizando las variantes en sexualidad
Objetivo: Identificar y diferenciar las conductas parafílicas de las que no lo son o las que constituyen variantes de la
sexualidad humana.
Materiales: Tarjetas con relatos de casos o situaciones de variaciones sexuales y parafilias que pueden estar
vivenciando adolescentes. Sirve como recurso para análisis de casos.
Tiempo: 40 minutos.

1- Presentación y desarrollo:
a) Ahora van a distribuirse en grupos de 5 personas y analizarán tres tarjetas por grupo. La idea es que
puedan decidir y analizar si cada uno de los casos planteados obedecen a una situación normal o no, si es
patológica o no y para lo cual deberán fundamentar su respuesta. Esto debe ser dejado por escrito, aunque no
se lean las conclusiones hasta terminar la clase. Este material que escriban será retomado tras la exposición
teórica. (15 minutos)
b) A continuación vamos a conocer distintos conceptos sobre variaciones sexuales (desarrollo teórico de
20 minutos).
c) Seguimos trabajando en grupo, en este caso vamos a retomar las situaciones presentadas en las
tarjetas, y quisiera que revean lo analizado a la luz de los nuevos conceptos teóricos vistos.

2- Puesta en común y reflexión final:


Ante los demás grupos quisiera que expongan cómo cambió su visión de las situaciones, si es que hubo
un cambio, luego de la exposición teórica. Vamos a reflexionar sobre las propias sexosofías que sostenían esas
ideas. También veremos si es posible hacer un análisis sexológico adecuado.
Esta técnica puede utilizarse con alumnos planteando casos similares pero desde compañeros o amigos que
se encuentren en dichas situaciones.

Citas bibliográficas
1- MONEY J, Principles of developmental sexology,NY,Continuum.1997
2- MONEY J, Errores sexuales del cuerpo y síndrome relacionados: una guía para el asesoramiento de niños,
adolescentes y sus familias. Editorial Biblos, 2002.
3- MONEY J: Lovemaps: Clinical concepts of sexual erotic health and pathology, paraphilia and gender
transposition in childhood, adolescence, and maturity. Prometjeus Books, Buffalo, 1993.
4- MONEY J, Lovemaps. Clinical Concepts of Sexual/Erotic Health and Patology. New York. 1986.
5- MONEY J, Principles of developmental sexology,NY, Continuum.1997.
6- GROISMAN C, RABINOVICH J., IMBERTI J. El desafío de la Sexualidad Editorial Sudamericana, 1999.
BsAs
7- ALZATE H, Sexualidad humana. Editorial Temis, Bogotá, Colombia, 1987.
8- ALZATE H, ibídem.
9- ALZATE H, ibídem.

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10- ABRAHAM, G., PASINI, W., Introducción a la sexología médica. Editorial Crítica, Grupo Edit. Grijalbo,
Barcelona, 1980.
11- FRIEDMAN R y C. DOWNEY J, Homosexuality Special Article Columbia University. 1994.
12- MC. CARY J, Sexualidad Humana. Tercera edición. México, 1980. Editorial El Manual Moderno S.A.
13- MC. CARY J L, ídem.
14- MC. CARY J L, ídem.
15- DSM IV, Manual Diagnóstico y estadísticas de los desórdenes mentales, Washington DC. 1994.

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