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Bicentenario y el “yvy marane ÿ”

Cuenta la leyenda del “Yvy marane ÿ” que los pueblos guaraníes creían en la
existencia de un lugar donde no había enfermedades sufrimiento ni muerte; una
suerte de jardín de Edén, que ellos buscaban a través de su sucesivas
migraciones.

Ya en su etapa histórica este pueblo sigue peregrinando llevado por el ancestral


impulso de llegar finalmente a la tierra sin mal. En tiempos más recientes sus
hijos llegaron caminando a lejanas regiones, para fundar pueblos y ciudades y en
tiempos azarosos de las guerras marcharon hasta el holocausto en Cerro Corá y
hacia la gloria en el Chaco Boreal.

Buscando el espacio donde abunda el pan de la ternura y fraternidad todos los


años retornan a su valle en ocasión de las fiestas navideñas o semana santa desde
España, Bs.As y Nueva York.

Respetando la ancestral necesidad de caminar, cada 8 de diciembre se constituye


en un pueblo que camina soñando salud y bienestar rogándole a la madre de su fé
paz y ventura desde el edén de Caacupé.

Doscientos años de existencia como nación, doscientos años de aciertos y errores


es una ocasión propicia para honrar nuestra identidad cultural y la memoria de
nuestros héroes y próceres que murieron sin arriar la bandera de la paz, justicia y
libertad.

También es propicio este lugar que en el amanecer de los tiempos libertarios ha


congregado junto a Juan Pablo una multitud como esta, para saludar con
emocionados aplausos cada vez que se pronunciaba palabras como justicia y
libertad.

La ocasión es adecuada entonces para reanudar la marcha de los próximos


doscientos años, para caminar corrigiendo rumbos y redefinir propósitos. Talvez
ha llegado el tiempo de convertir los mitos en compromisos históricos para
pensar en el yvy marane`y no tanto como un lugar físico sino como un modo de
ver y vivir las relaciones entre los ciudadanos y la naturaleza al color de los
principios y mandatos de la ética, los valores y los derechos humanos.

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