Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Luis Jaime Castillo Butters. Profesor Principal del Departamento de Humanidades, Sección Arqueología y Director de Relaciones
Internacionales y Cooperación de la Pontificia Universidad Católica del Perú. (lcastil@pucp.edu.pe).
Santiago Uceda Castillo. Profesor Principal y Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo, La
Libertad (uceda@speedy.com.pe).
Handbook of South American Archaeology, editado por Helaine Silverman y William Isbell, Chapter X, City. Blackwell Press.
In press, 2007
Castillo y Uceda, Los Mochicas 3
historia Mochica (Larco 2001). Ha tomado bién conocida como Chavín costera, ha evolu-
aproximadamente setenta años comprender que cionado hacia la cultura Mochica en los prime-
Larco estaba parcialmente equivocado y que ros siglos de la Era Común, por intermedio de
todos los fenómenos, el origen, desarrollo y culturas como Salinar y Virú (Larco 1944,
caída, el uso de tecnologías, los cánones artís- 1945). Larco nunca estuvo interesado
ticos y materiales, e incluso las prácticas ritua- específicamente en los mecanismos que origi-
les, fueron menos homogéneas de lo que él pen- naron a los Mochicas, sino que más bien los
saba y que esta heterogeneidad es la clave para estudió desde el punto de vista de la evolución
desentrañar los misterios de las sociedades en de su cultura material, particularmente las se-
el antiguo Perú. cuencias cerámicas (Larco 1948). La cerámica
Una sociedad unificada debió haber sido el Mochica muestra en formas y motivos decora-
resultado de un solo proceso de desarrollo, de tivos, la evidencia de que muchos rasgos
modo que, para Larco, los Mochicas fueron los Cupisnique han pasado directamente y así han
herederos de la vieja y prestigiosa tradición unido a ambas sociedades en una continuidad
Cupisnique, la civilización formativa de todas cultural. El hecho de que esta transición suce-
las culturas de la costa norte. Cupisnique, tam diera una sola vez y en un solo lugar, o en
Castillo y Uceda, Los Mochicas 6
haber grandes diferencias en la forma cómo se canales de irrigación más grandes y avanzados
produjeron los artefactos y en su contenido ico- habrían producido mayores cosechas agrícolas
nográfico, que hasta ahora han pasado desaper- y en consecuencia, oportunidades de enrique-
cibidos debido a la falta de un marco teórico cimiento personal. Una nueva y más acaudala-
adecuado. Es probable que a lo largo de sus se- da elite se habría desarrollado en este ambien-
tecientos años de existencia los Mochicas del te, creando la oportunidad y necesidad de dife-
sur hayan experimentado periodos de mayor o renciación social además de una mayor depen-
menor centralización y fragmentación; que en dencia en recursos producidos culturalmente. El
algunos momentos su sistema político centrali- ceremonialismo, la necesidad de templos más
zado se haya dividido en organizaciones políti- grandes y elaborados y el desarrollo de objetos
cas regionales coordinadas simplemente por rituales más refinados, materializaban una ideo-
medio de prácticas rituales, celebradas central- logía que necesitaba enfatizar la diferenciación
mente en centros ceremoniales como las Huacas social y la división de status (Earle 1987, 1997).
de Moche. Los desarrollos social, político y Los Mochicas se desarrollaron en este periodo
económico de cada región y localidad pudie- bajo estas circunstancias y oportunidades Es
ron haber sido diferentes, al menos durante es- probable que al principio, durante el periodo
tos periodos. Sin embargo, en el territorio temprano Moche, sólo las clases altas de la so-
Mochica del sur, las secuencias cerámicas y, en ciedad hayan sido consideradas como Mochica
general, la evolución de todas las formas de y el resto de la población como Virú o Gallina-
cultura material, siguen más de cerca el mode- zo. Pero a medida que pasó el tiempo, muchas
lo propuesto por Larco, especialmente durante de las tradiciones, rituales y artefactos desarro-
las fases III y IV, cuando parece haber más cen- llados originalmente para las elites y produci-
tralización. La fase Moche V, última y deca- das seguramente por artesanos de la elite afec-
dente desde el punto de vista de Larco, pudo taron a los niveles más bajos de la sociedad,
haber sido un fenómeno regional del Valle de influyendo y moldeando todos los aspectos de
Chicama. Este estilo se habría desarrollado una la sociedad.
vez que este valle se separó del valle de Moche Pero este proceso no fue necesariamente el
y luego se expandió hacia el sur, a Galindo mismo en cada valle o región, ni estuvo condi-
(Bawden 1977; Lockard 2005) y hacia el norte, cionado por los mismos factores. Es probable
a Pampa Grande (Shimada 1994). que en algunas regiones, el proceso haya sido
Tomando en cuenta los argumentos anterio- motivado o incluso acelerado por la influencia
res, lo más probable es que el surgimiento de de lo que estaba sucediendo en las regiones
los Mochicas haya sido un caso de orígenes vecinas. Asimismo, según lo indican las fechas,
múltiples, que ocurrió en varios lugares de la es probable que el proceso haya empezado y
costa norte, en diferentes momentos, generado terminado en tres siglos. Tampoco es cierto que
por diferentes precondiciones. En todos los ca- todas las sociedades de la costa norte tuvieron
sos, los Mochicas parecen haber evolucionado que seguir este proceso. Tanto en el valle norte
de sus ancestros, una tradición de un periodo de Lambayeque (Shimada y Maguiña 1994)
post-formativo identificada como Gallinazo o como en el valle de Virú (Bennett 1949) la tra-
Salinar, primero como una tradición de elite que d i c i ó n Vi r ú n o t o m ó l a d i r e c c i ó n d e l o s
se desprendió del componente cultural princi- Mochicas; sino todo lo contrario. En ambos lu-
pal. Es probable que el componente general para gares, la cultura Virú parece haberse manteni-
esta diversificación dentro de las sociedades de do hasta que los Mochicas los incorporaron a
la costa norte haya sido la extensión de los cam- su territorio, mediante conquistas militares
pos agrícolas debido a mejores y más confiables (Willey 1953). Finalmente, los procesos que
técnicas de irrigación. Eling (1987) coloca la llevaron al surgimiento de los Mochicas no pa-
extensión de los sistemas de irrigación en el recen haber tenido el efecto de articular a to-
Valle de Jequetepeque en este periodo tempra- das estas regiones bajo una sol autoridad polí-
no y a pesar de que las sociedades posteriores tica. Lo más probable es que cada valle e in-
hicieron que la irrigación fuera más eficiente, cluso sectores dentro de un mismo valle, hayan
la extensión original pudo haber creado opor- seguido el mismo camino de desarrollo, sin al-
tunidades y riquezas nunca antes vistas. Los canzar nunca una centralización política.
Castillo y Uceda, Los Mochicas 9
El surgimiento de los Mochicas, habiendo inclinamos a creer que los factores de integra-
ocurrido en diferentes lugares y épocas y sin ción y armonización deben haber sido rituales
coordinación política, debería haber producido de poder de las elites que incorporaron a los
el desarrollo de tradiciones completamente in- gobernantes y a sus cortes en una tradición co-
dependientes, haciendo que cada proceso sea mún, compartida, que permitió interacciones
caso de deriva cultural. Esta tendencia tales como intercambios sociales y el hecho de
diversificadora parece haber sido el caso de compartir materiales y tecnologías. Las elites
Piura, donde una tradición Mochica Temprana de las tres regiones centrales (Lambayeque,
se convirtió en un desarrollo cultural totalmen- Jequetepeque y Moche-Chicama) deben haber
te distinto al Mochica del norte o del sur. Al estado conectadas, especialmente durante las
mismo tiempo las otras regiones - Lambayeque, fases temprana y tardía cuando vemos más ele-
Jequetepeque y Moche-Chicama—alcanzaron mentos compartidos. A través de estos proce-
un alto grado de homogeneidad, al punto de que sos, los Mochicas se desarrollaron independien-
podemos identificarlos a todos como Mochica. temente, pero siempre interconectados e
Es probable que existieran mecanismos inter- interactuando, compartiendo conocimientos y
nos de las organizaciones políticas que previ- prácticas rituales, pero enfrentando diferentes
nieron una deriva y diferenciación cultural. Nos retos y reaccionando de diferente forma.
POLÍTICA, PODER Y LEGITIMIDAD deben haber sido fundamentales para las estra-
tegias de legitimidad. Los matrimonios entre las
EN LA PRIMERA SOCIEDAD ESTA-
casas reales deben haber sido, hasta cierto pun-
TAL DE LOS ANDES: LA FUENTE to, más efectivas que la acción militar. Pero de
DEL PODER SOCIAL MOCHICA todas las fuentes de poder, aquella que parece
ser más permanente y alrededor de la cual gi-
A medida que aparece más información, la ran las demás fuentes, es la ideología y sus
naturaleza del poder Mochica comienza a mos- materializaciones. Los Mochicas invirtieron
trar más énfasis en la ideología y en las rela- más recursos en la construcción y mantenimien-
ciones sociales, que en la coerción, el poder to de templos que en cualquier otra infraestruc-
militar, o incluso en las centralizaciones o de- tura y dentro de estos edificios desarrollaban
pendencias económicas. Siguiendo la propues- rituales que, de acuerdo a la evidencia
ta de Mann (1986) para el estudio del poder iconográfica y la información arqueológica, re-
como la combinación de diferentes fuentes, quería la inversión de grandes cantidades de
pareciera que para los Mochicas, el poder esta- recursos. La producción de artefactos rituales
ba configurado como estrategias que combina- era una de las actividades más sobresalientes
ban diferentes fuentes, en respuesta a las cir- entre los Mochicas y de acuerdo a ella se desa-
cunstancias, antecedentes históricos, tradicio- rrollaban tecnologías y se creaban interacciones
nes y recursos. De este modo, hablar del poder comerciales. Era bajo circunstancias rituales
Mochica es estudiar las formas cómo las dife- que la guerra se convertía en una batalla cere-
rentes elites Mochicas, en diferentes momen- monial y la tributación se convertía en una for-
tos y situaciones políticas y bajo distintas cir- ma de contribución por el bien de la sociedad.
cunstancias, utilizaron la ideología, la econo- Las mismas elites Mochica se convirtieron en
mía, la política y la coerción para diseñar es- expresiones materiales de su sistema ideológi-
trategias para tener el control y legitimar su co, siendo capaces de encarnar las funciones de
posición social. Algunas de las cosas de las que las principales deidades y seres sobrenaturales
podemos estar seguros, es que los Mochicas en las representaciones rituales (Donnan y Cas-
eran una sociedad elitista, donde las contradic- tillo 1994; Alva 2004).
ciones sociales y el acceso desigual a los re-
cursos debían motivar desorden social. Las LOS MOCHICAS DEL NORTE Y LOS
ocupaciones continuas e ininterrumpidas de los MOCHICAS DEL SUR
sitios y los procesos de desarrollo a largo pla-
zo, entre otras cosas, dan fe de que el poder
Hasta ahora hemos visto que las organiza-
Mochica, en cualquiera de sus formas, fue exi-
ciones políticas Mochicas surgieron en diferen-
toso durante largos periodos de tiempo. El co-
tes valles de la costa norte, aproximadamente
lapso o los colapsos de los Mochicas, en últi-
al mismo tiempo; que cada una siguió un pro-
ma instancia, puede ser atribuido al fracaso de
ceso de desarrollo distinto, materializado en
estrategias que habían tenido resultado para
artefactos que cambiaron con el tiempo siguien-
ellos, posiblemente debido a un mal cálculo de
do secuencias de evolución distintas; y que los
las circunstancias y capacidades, combinado
rituales e interacciones entre las elites de estas
con factores externos e inesperados (ver sec-
organizaciones parecen haber hecho que estos
ción final).
procesos sean convergentes. A principios de
En las circunstancias correctas, cualquiera
1990 varios investigadores llegaron a la con-
de las cuatro fuentes de poder pudo haber sido
clusión de que el territorio Mochica podía ser
preeminente sobre la otra. El poder militar debe
dividido en dos regiones distintas, Mochicas del
haber sido fundamental para enfrentar una ame-
sur y Mochicas del norte, correspondiendo cada
naza extranjera o para sacar ventaja de la opor-
una a una entidad política diferente (Bawden
tunidad para conquistar a un vecino débil. El
1994, 2001; Castillo y Donnan 1994; Donnan
planeamiento económico y el control de los re-
1996; Kaulicke 1992; Shimada 1994).
cursos deben haber sido decisivos en época de
sequía o fuertes lluvias. Las interacciones po-
líticas entre las elites de diferentes regiones
Castillo y Uceda, Los Mochicas 11
Los Mochicas del sur regiones, los Mochicas encontraron culturas lo-
cales de la tradición «Virú», que fueron incor-
La región Mochica del sur, que abarcaba poradas gradualmente en el territorio Mochica
originalmente los valles de Chicama y Moche, y continuaron con la producción de su propia
fue el lugar de la organización política descrita cultura material, a medida que incorporaban un
por Larco (2001), el proyecto del Valle de Virú mayor número de elementos culturales
(Willey 1953; Strong y Evans 1952), el proyec- Mochica.
to Moche del Valle de Chan Chan (Donnan y Debido a este proceso expansionista es muy
Mackey 1978), Donnan (1968,1978) y varios posible que los Mochicas del sur alcanzaran un
otros proyectos/investigadores. La secuencia alto grado de centralización y que se haya for-
cerámica de cinco fases de Larco describe co- mado un estado poderoso en las Huacas de
rrectamente la evolución de la cerámica en esta Moche. Es probable que los Señores de Moche
región y la evolución de otros sistemas de re- tuvieran control sobre todo su territorio a tra-
presentación, incluidos en las pinturas murales vés de una administración basada en un patrón
y los metales (Larco 1948). Las Huacas de de capitales subsidiarias en los valles y centros
Moche siempre han sido consideradas como la locales, mediante un control ceñido de la elite
capital de esta región, una idea que permanece sobre el territorio y la centralización de sus re-
irrefutada hasta la fecha. Los trabajos recien- cursos. Es evidente que en este proceso, la re-
tes en la Huaca de la Luna (Figuras 3 y 4) y en ligión y el ritual jugaron roles importantes y
el sector urbano localizado entre las Huacas del crecientes, con ceremonias como los combates
Sol y la Luna han confirmado la condición del rituales (Bourget 2001) y el sacrificio de gue-
lugar no sólo como el centro ceremonial más rreros (Bourget 2001; ilustrado gráficamente en
grande del sur, sino también como un centro Donnan 1988:552-553) que destacaban el po-
residencial, productor y cívico (Uceda 2001, der extremo de los gobernantes y su control
2004; Chapdelaine 2002) (Figura 4). El Com- sobre su territorio.
plejo El Brujo y Mocollope, dos grandes sitios A pesar de la evidencia a favor de un esta-
ubicados en el Valle de Chicama pueden haber do Mochica sur centralizado, varias incongruen-
sido capitales alternativas para su valle (Fran- cias requieren ser explicadas. El trabajo de
co et al. 2001) o pueden haber sido capitales Bourget en Huancaco, la aparente capital
regionales, dependientes de las Huacas de Mochica del Valle de Virú, ha revelado que este
Moche (Larco 2001). sitio, a la vez que comparte muchas caracterís-
Comenzando en Moche III, Los Mochicas ticas arquitectónicas con las Huacas de Moche,
del sur se embarcaron en una expansión hacia tiene poca similitud en términos de las formas
el sur, incorporando a los valles de Virú, Chao, y estilos de los artefactos que allí se encuen-
Santa y Nepeña. La finalidad de los Mochicas tran (Bourget 2003). La cerámica de Huancaco
parece haber sido tomar el control del bajo San- es bastante diferente de la forma y estilo
ta, el único valle costero que tenía abasteci- cerámico presente en las Huacas de Moche, ase-
miento de agua todo el año. Aquí y en menor mejándose más a la cerámica Moche temprana.
grado en los otros tres valles, los Mochicas de- Es posible que un estado independiente
sarrollaron nuevos campos agrícolas en los va- «Mochicoide» – es decir, una organización so-
lles bajos, basados en un uso más eficiente de cial y política que comparte muchos aspectos
la técnica de irrigación (Donnan 1968; Wilson con la cultura estándar Mochica, pero
1985). El trabajo de Chapdelaine en El Castillo reinterpretada en términos locales – haya exis-
de Santa y Guadalupito ha confirmado que los tido en el Valle de Virú antes de la extensión de
Mochicas en el Santa eran casi idénticos a los los Mochicas a este valle, o que una organiza-
Mochicas de Moche, al menos en su cultura ción independiente «Mochica de Virú» haya
material y en sus técnicas de construcción coexistido con los Mochicas expansivos que
(Claude Chapdelaine, comunicación personal, controlaron el valle.
2004). Al sur de estos valles, encontramos una La segunda incongruencia es el origen y la
presencia limitada Mochica y de distinta natu- extensión de la entidad política Moche V. La
raleza, probablemente funcionaban como encla- ocupación de la Huaca de la Luna, representa-
ves o puestos comerciales. En todas estas da en la cerámica Moche IV, parece haberse
Castillo y Uceda, Los Mochicas 12
extendido hacia el año 800 DC sin la aparición a algunos lugares insólitos detectados dentro y
de alfarería Moche V en el lugar (Uceda 2004; alrededor del Valle de Santa (Donnan 1968;
Chapdelaine 2003). Mientras tanto, la alfarería Pimentel y Paredes 2003). Tenemos la impre-
Moche V es bastante común en Galindo, datan- sión de que la organización de Moche V estaba
do del año 700 DC, con poca o ninguna apari- restringida principalmente al Valle de Chicama,
ción en el año 800 (Lockard 2005). La distri- que evolucionó únicamente después de la frag-
bución de la cerámica Moche V parece estar mentación del Mochica sur en dos entidades
restringida al Valle de Chicama, donde Larco políticas (Castillo 2003). Las futuras investi-
recolectó la mayor parte de sus muestras exhi- gaciones en el Valle de Chicama deberán pro-
bidas ahora en el Museo Larco; al lugar de bar o descartar esta hipótesis.
Galindo en la ribera norte del Valle de Moche y
Castillo y Uceda, Los Mochicas 13
Mochica conocidos en Lambayeque están ubi- del río Chancay, donde los canales de irriga-
cados en la parte sur del valle, en las cuencas ción tienen sus bocatomas. El lugar fue diseña-
del río Chancay-Reque (Sipán, Saltur, Pampa do y construido en un periodo corto de tiempo
Grande, Santa Rosa) y en el río Zaña (Cerro y combina un enorme complejo ceremonial, in-
Corbacho, Ucupe). La parte norte, irrigada por cluyendo a la Huaca Fortaleza, la plataforma
el río La Leche, parece no haber sido ocupada ceremonial más alta en el Perú, instalaciones
por los Mochicas, pero sí por poblaciones lo- de almacenamiento, talleres especializados,
cales Gallinazo (Shimada y Maguiña 1994). santuarios de diferentes tamaños y formas, vi-
Sólo dos sitios, Sipán y Pampa Grande, han sido viendas y corrales (Shimada 1994). Es poco
estudiados de forma que pueden revelar algu- probable que el lugar creciera gradualmente
nos aspectos de los principios organizacionales hasta lograr sus dimensiones actuales, más bien
de los Mochicas de Lambayeque. Sipán nos ha parece que fue el resultado de una estrateia de
mostrado aspectos desconocidos del liderazgo reducción de la población. La población de todo
y la riqueza Mochica, especialmente el trata- el valle de Lambayeque parece haber sido con
miento funerario de las personas de clase alta centrada en Pampa Grande para fines y por ra-
en la sociedad Mochica (Alva 2001). Lo que zones que permanecen inciertos. Este experi-
los arqueólogos ven en estos entierros en una mento social y político duró sólo un corto pe-
imagen de gran complejidad social y política, riodo y al término del siglo séptimo el lugar
con una vasta elite de clase alta integrada por había sido abandonado. Shimada opina que
gobernantes y altos funcionarios de distintos Pampa Grande, donde la cerámica
niveles a quienes se les concedía el derecho de «Gallinazoide» es bastante frecuente, fue de-
acompañar a sus Señores después de su muer- sarrollada porque los Mochicas forzaron a los
te. Todos fueron enterrados con los ornamen- Gallinazos a vivir allí y trabajar para el estado
tos y vestimentas que utilizaban en su vida dia- Mochica, en condiciones análogas a la esclavi-
ria para realizar sus rituales en las liturgias re- tud (Shimada 1994). Las tensiones sociales den-
ligiosas o civiles. En todos los casos se esta- tro del lugar estallaron en los últimos días,
blecía un vínculo especial entre las personas y cuando una revuelta popular habría incendiado
los objetos rituales que permitían definir sus los templos y expulsado a las elites. Sin em-
funciones y papeles ceremoniales. Estos vín- bargo, la mayor paradoja sobre Pampa Grande
culos continuaban después de la muerte. Los es la preeminencia la cerámica Moche V, de
funcionarios y sus «objetos» desarrollaron una formas y decoraciones idénticas a la cerámica
«relación inalienable», de modo que estos ob- del Valle de Chicama y Galindo. ¿Qué hacía el
jetos, producidos para ellos bajo condiciones y Moche V en Pampa Grande y por qué tenemos
en épocas especiales no podían funcionar para una distribución discontinua de este estilo?
otros. De este modo, ellos morían con sus due- Moche V es casi inexistente en el Valle de
ños, eran enterrados con ellos y seguirían fun- Jequetepeque que yace entre Chicama y Pampa
cionando para ellos después de la muerte para Grande.
seguir sirviendo a la sociedad de los vivos. L a o c u p a c i ó n M o c h i c a d e l Va l l e d e
Sipán corresponde a la fase Moche Media Jequetepeque ha sido objeto de investigaciones
en el Valle de Lambayeque, una época de posi- intensivas y extensas, convirtiéndola en una de
ble expansión y crecimiento. Saltur, el otro las regiones más estudiadas de la costa norte.
complejo monumental contemporáneo con Se han realizado varios estudios y excavaciones
Sipán, aún no ha sido excavado. Sipán y Saltur a lo largo de los valles en numerosos sitios. Los
fueron construidos a ambos lados del canal de lugares Mochica más importantes excavados en
Collique, el sistema de irrigación inter valles el Valle de Jequetepeque son Dos Cabezas, La
que abastece de agua al valle bajo de Zaña, ha- Mina y Pacatnamú, ubicados cerca del océano;
cia el sur. Es probable que la riqueza de Sipán y Cerro Chepén, Portachuelo de Charcape, San
esté relacionada con la expansión de las tierras Ildefonso y San José de Moro, en la parte norte
agrícolas luego de la incorporación del valle de del valle, correspondiente a la cuenca del río
Zaña. Chamán. Las excavaciones estratigráficas rea-
Pampa Grande, uno de los lugares Mochica lizadas en San José de Moro han producido una
más grandes, ocupa más de 400 ha en el cuello secuencia cerámica de tres fases, Moche
Castillo y Uceda, Los Mochicas 16
Temprano, Medio y Tardío, que configura una probable que la expansión del sistema de irri-
tradición bastante distinta de aquella descrita gación haya creado regiones autónomas que
por Larco. Sólo las cerámicas más elaboradas eventualmente se convirtieron en organizacio-
de la elite se asemejan en formas y decoracio- nes independientes. Estas organizaciones pare-
nes a las del sur, mientras que las cerámicas do- cen haber emprendido una competencia
mésticas muestran un conjunto de formas, téc- faccional y desarrollado relaciones hostiles que
nicas y decoraciones completamente distinto. requirieron una auto defensa y por ende, la
Las diferencias entre las tradiciones construcción de fortalezas como Cero Chepén,
Jequetepeque y Mochica del sur son más evi- San Ildefonso y Ciudadela-Cerro Pampa de
dentes en las prácticas funerarias, donde los Faclo. No hay muchos signos de que la inte-
entierros en cámaras con nichos para la clase gración política haya sido la norma entre estas
alta, las tumbas de clase media en forma de bota organizaciones del norte de Jequetepeque. Sin
y las tumbas pobres en pozos poco profundos, embargo, parece haber ocurrido una mayor in-
son las formas típicas, en comparación con las tegración en algunos momentos para aprovechar
pequeñas cámaras y los entierros en pozos que las oportunidades o enfrentar las necesidades o
son comunes en el sur. A pesar de estas dife- amenazas. Se pueden encontrar signos de
rencias los Mochicas de Jequetepeque compar- interacción en San José de Moro, donde todas
tieron con sus vecinos del sur una liturgia reli- estas entidades políticas regionales parecen
giosa común y participaron activamente en la haber participado en actividades ceremoniales
ceremonia central Mochica, la ceremonia de Sa- y enterrado a sus elites. Se debe enfatizar que
crificio (Alva y Donnan 1993; Castillo 2000). en Jequetepeque, el proceso de fragmentación
Las tumbas más ricas halladas en San José de política no parece haber sido el efecto de un
Moro presentaban entierros de mujeres de la estado débil, incapaz de prevenir que sus re-
elite rodeadas de artefactos asociados a la ce- giones adquieran autonomía, sino más bien un
remonia del Sacrificio y a su función como la efecto fundacional. La clave para entender el
Sacerdotisa (Donnan y Castillo 1994; Figura 5). proceso de configuración política en
La configuración política del Valle de Jequetepeque es la forma cómo se creó el siste-
Jequetepeque describe un proceso de desarro- ma de irrigación, con componentes autónomos
llo donde la evidencia de una centralización po- y redundantes. La colonización de la región nor-
lítica compite con la evidencia de una fragmen- te de Jequetepeque parece haber sido el resul-
tación y faccionalismo. Un modelo de desarro- tado de individuos o facciones emprendedoras
llo gradual y decadencia no puede explicar la y no un esfuerzo patrocinado por el estado (Cas-
evidencia, que parece encajar mejor en un mo- tillo, ms).
delo de oscilamiento político, donde los perio-
dos de fragmentación eran seguidos por perio- LA ESTRUCTURA DE LA
dos de más centralización para sacar ventaja de
SOCIEDAD MOCHICA
las oportunidades o circunstancias que brinda-
ban el ambiente o las interacciones entre enti-
La organización social Mochica ha sido
dades políticas. En la fase Moche temprana un
estudiada mediante en análisis de los contextos
estado pequeño y centralizado centrado en Dos
domésticos, las representaciones iconográficas
Cabezas se desarrolló en los márgenes del río
y los entierros. Estas tres fuentes coinciden en
Jequetepeque. Durante el Moche Medio la pre-
representar una organización social compleja
sión de la población debió haber forzado a los
que comprende varias divisiones y segmentos
Mochicas a expandir su territorio a los desier-
con grupos que muestran un alto grado de es-
tos adyacentes del norte y sur. El sector sur, lo
pecialización, diferenciaciones de sexo y géne-
que son ahora los distritos de San José y San
ro, agrupación de personas del mismo status y
Pedro, se desarrolló mediante un sistema de irri-
diferencias cuantitativas abruptas entre los es-
gación único y centralizado. El sector norte, la
tratos sociales. En términos generales, se pue-
cuenca de Chamán, era irrigado por un conjun-
den identificar tres grupos: la elite gobernante,
to de cuatro canales de irrigación que en efecto
el pueblo y los pobres. Las elites gobernantes
creaban cuatro jurisdicciones independientes:
Mochica, que comprendían hombres, mujeres
Chanfán, Guadalupe, Chepén y Talambo. Es
Castillo y Uceda, Los Mochicas 17
y niños de linaje real, fueron enterrados en tum- hombres. Parece haber una representación in-
bas reales ubicadas en pequeñas plataformas tencional de los aspectos funcionales de sus
funerarias, generalmente en cámaras rodeadas identidades al momento del entierro. Las vi-
por finos objetos de metal, cerámicas, piedras viendas del pueblo son mucho más pequeñas
semipreciosas y múltiples entierros de criados. que las de la elite.
Los entierros de la elite no solamente eran ri- La clase pobre Mochica es la menos enten-
cos y complejos, sino que generalmente incluían dida y estudiada. El estudio de Donnan y
varios objetos con representaciones McClelland (1997) de un cementerio de pesca-
iconográficas y parafernalia ritual incluyendo dores en Pacatnamú y las excavaciones de
vestimenta e instrumentos que les permitían Bawden (1994) de pequeñas viviendas a los pies
participar en ceremonias y recrear narrativas de Galindo son ejemplos de los establecimien-
míticas. Los entierros de los gobernantes tos de la clase baja. En muchas casos los po-
Mochica en Sipán y de las sacerdotisas en San bres fueron tratados en formas totalmente dis-
José de Moro son algunos de los ejemplos más tintas de los otros Mochicas, por ejemplo, en
destacados de las elites gobernantes Mochica. San José de Moro, la gente pobre, en especial
Sus viviendas generalmente son construcciones las mujeres y los niños, eran colocados
grandes y bien hechas con varias habitaciones sumariamente en entierros poco profundos, con
y pueden ser localizadas al interior o conecta- poca o ninguna asociación y al lado de áreas
das con los templos. Las elites Mochica están donde habían estado trabajando en la produc-
claramente representadas en arte mueble y mo- ción de chicha. Sus entierros no corresponden
numental desempeñando funciones de – en forma, orientación del cuerpo o disposi-
liderazgo, como comandantes militares, reci- ción de los elementos – al tratamiento funera-
biendo ofrendas dentro de estructuras techadas, rio de las elites o del pueblo. Los niños peque-
o como deidades participando en eventos ños son bastante abundantes entre este tipo de
míticos y ceremonias. La evidencia funeraria e entierros, como si los niños no hubieran sido
iconográfica coincide en presentar a las elites incluidos en el status social de sus mayores y
con prendas extremadamente elaboradas, que siempre hubiesen sido tratados como pobres. En
comprenden no sólo finas vestimentas sino tam- Pacatnamú, Donnan (1997) encontró un cemen-
bién varios ornamentos metálicos: coronas, plu- terio compuesto por 28 hombres, 27 mujeres y
mas, narigueras, collares, brazaletes y diversos 29 niños de clase baja. A pesar de que este tipo
artefactos de metal como cetros, armas, bande- de entierros están más organizados en términos
rolas y literas. de posición y orientación, e incluso que la ma-
Debajo de las elites reales había un gran yoría de ellos fueron colocados dentro de ataú-
segmento social integrado por personas que no des de caña, sus asociaciones muestran que a
eran ni ricas ni pobres: el pueblo. Este segmen- veces estos individuos tenían un acceso muy
to representa el mayor número de entierros y restringido a los bienes y recursos. Las vesti-
viviendas estudiado y en él podemos observar mentas muchas veces fueron producidas con
un alto grado de variabilidad. Sus entierros ge- telas excesivamente utilizadas, trapos con múl-
neralmente están contenidos en pequeñas cáma- tiples parches. Las viviendas de la clase baja,
ras con nichos en la región sur y en tumbas en estudiadas en Galindo y otros lugares, son es-
pozos en forma de bota en la región norte. Ellos tructuras angostas, construidas con paredes de
pueden incluir diversos objetos cerámicos, al- piedra, ubicadas en la laderas de los cerros, con
gunos de ellos incluso con representaciones acceso limitado a los recursos y muchas veces
iconográficas complejas, pero pocos objetos de separadas del resto de las comunidades median-
metal. Parece que el pueblo Mochica tenía ac- te muros. Es probable, sin embargo, que estas
ceso a las representaciones de ceremonias y viviendas de la clase baja fueran en realidad
mitos, pero no podían desarrollar funciones de refugios para la comunidad en caso de ataques.
liderazgo en sus recreaciones. Estos entierros Asociaciones frecuentes en estas casas son las
con frecuencia contienen conjuntos de objetos vasijas de almacenamiento, los contenedores de
relacionados con actividades específicas, por agua y las pilas de piedras para las hondas. Se
ejemplo la producción textil en el caso de las ha dicho que los Mochica pobres pueden haber
mujeres, o trabajos en metal en el caso de los tenido estrechas relaciones con la tradición
Castillo y Uceda, Los Mochicas 18
Gallinazo, o que incluso pueden haber sido po- producida por el conflicto social (Bawden 2001;
blaciones esclavizadas Gallinazo (Shimada Castillo 2001; Shimada 1994) con frecuencia
1994). Esta hipótesis parece ser incorrecta dada son citadas como la causa de la desaparición
la nueva visión de Gallinazo como la tradición de los Mochicas. Un examen más cercano hace
cultural subyacente, es decir que todos los que cualquiera de estos argumentos sea por sí
Mochicas fueron Gallinazo en su tradición po- mismo, débil e incompleto, particularmente
pular, algo que fue más evidente entre la clase aquellos que establecen el origen del cambio
pobre. fuera de la sociedad. Nuestra posición es que si
La organización social Mochica no sola- debe haber una razón común para la desapari-
mente fue compleja, sino que también estaba ción de las organizaciones Mochica, esta debe
cruzada por divisiones económicas, funciona- ser el fracaso de una estrategia de poder basa-
les, de género y edad. Se ha argüido que el da principalmente en la manipulación de expre-
Moche tardío fue una época de crisis social, con siones materializadas de ideología. En todas sus
varias evidencias de conflictos sociales que re- organizaciones, las elites Mochica habían vin-
sultaron en verdaderas revueltas, e incluso el culado sus destinos en forma muy estrecha con
incendio y destrucción de los símbolos de la la eficacia de la ideología, el poder de la repre-
elite Mochica (Shimada 1994; Bawden 1996; sentación, la producción e intercambio de ob-
Pillsbury 2001). A pesar de que la tensión so- jetos rituales. Durante mucho tiempo, esta es-
cial pudo haber sido peor durante el Moche tar- trategia había sido exitosa, permitiendo a to-
dío debido a los cambios climáticos, es bastan- dos los Mochica crecer y prosperar y por nece-
te evidente que una sociedad con brechas so- sidad debió haber estado combinada con otras
ciales, exclusiones y divisiones debe haber es- fuentes de poder. Pero, comenzando en el si-
tado siempre acompañada de confrontación so- glo siete DC, claramente no funcionó más. El
cial. Mucha de la ideología Mochica trata de la discurso ideológico y las materializaciones en
legitimación de las diferencias sociales y el es- los rituales, los monumentos y los artefactos,
tablecimiento de roles que, a pesar de garanti- debilitados por la inestabilidad del medio am-
zar el sustento, daban mucho a pocos y poco a biente y las amenazas externas, fueron incapa-
muchos. ces de legitimar la estructura de la sociedad, la
distribución desigual de la riqueza producida
socialmente y el monopolio que las elites te-
COLAPSOS Y
nían en la dirección de la sociedad. El estudio
RECONFIGURACIONES DE LAS de lugares Moche tardío como Pampa Grande
ORGANIZACIONES MOCHICA (Day 1978; Shimada 1994), Galindo (Bawden
1977; Lockard 2005) o San Idelfoso (Dillehay
Coincidiendo con su carácter múltiple, las 2001; Swenson 2004) han producido imágenes
organizaciones Mochica no colapsaron todas a bastante diferenciadas de los últimos días de los
la vez o por una sola razón, pero los colapsos Mochicas. Lo que sigue es un recuento del pro-
(en plural) de los Mochicas (también en plural) ceso registrado en dos lugares de ocupación
con procesos claramente complejos que ocurrie- continua, las Huacas de Moche y San José de
ron a lo largo de trescientos años por una com- Moro.
binación de factores. Los resultados de estos Las excavaciones en la Huaca de la Luna
procesos terminales fueron las han revelado una configuración peculiar del
reconfiguraciones de las sociedades de la costa fin de los Mochicas. Se pueden apreciar dos
norte, primero en procesos culturales bastante fases ocupacionales, la primera desde la funda-
peculiares, como el Periodo Transicional de San ción hasta el año 600 DC, y la segunda entre
José de Moro (Rucabado y Castillo 2003), y en los años 600 y 800 DC. La primera fase corres-
el establecimiento de dos culturas regionales ponde al desarrollo y uso intensivo de la Huaca
distintas, Lambayeque, en la región Mochica de la Luna, la representación de la Ceremonia
norte y Chimú, en la región Mochica sur. El del Sacrificio y las diversas transformaciones
medio ambiente (Shimada 1994; Moseley y del monumento. Se pone un claro énfasis en-
Patterson 1992), las invasiones externas (Larco tonces en la representación ritual y se invierte
1945; Willey 1953) y la inestabilidad interna enormes recursos en la construcción y
Castillo y Uceda, Los Mochicas 19
idea de que los Mochicas simplemente se trans- al 16 de abril de 1993), editado por Santia-
formaron en los Chimú o Lambayeque, o que go Uceda y Elías Mujica. Travaux de
los podemos reconocer en sus herederos mo- l’Institute Français d’Etudes Andines 79:
dernos. Más bien, los Mochicas—como siste- 207-221. Universidad de La Libertad -
ma, como forma de control de la tierra y de dar Trujillo, Instituto Francés de Estudios
sentido a la sociedad, como explicación para el Andinos y Asociación Peruana para el Fo-
universo – colapsaron y desaparecieron, sus lí- mento de las Ciencias Sociales, Lima.
deres fracasaron y sucumbieron, muchas de sus Bawden, Garth, 1996, The Moche. Blackwell,
instalaciones y templos fueron desocupados y Oxford.
abandonados. La caída de los Mochicas impli- Bawden, Garth, 2001, The symbols of late
có que se necesitaba una reconfiguración para Moche social transformation. En Moche Art
traer nuevamente el orden, la legitimidad y la and Archaeology in Ancient Peru, editado
riqueza a la costa norte del Perú (Baines y por Joanne Pillsbury, pp. 285-305. Studies
Yoffee 1998), que los Mochicas no son los in the History of Art 63. Center for
Chimú o Lambayeque, que no podemos estu- Ad v an ced St u d i es i n t h e Vi s u al A r t s ,
diar a uno extrapolando al otro y que, en últi- Symposium Papers XL. National Gallery of
ma instancia, las sociedades, pasadas y presen- Art, Washington, D.C.
tes, colapsan. Bennett, Wendell C., 1949, Engineering. En
Handbook of South American Indians,
Volume 5, The Comparative Ethnology of
REFERENCIAS
South American Indians, editado por Julian
H. Steward, pp. 53-65. Bulletin 143. Bureau
Alva, Walter, 2001, The royal tombs of Sipán: o f A m e r i c a n E t h n o l o g y, S m i t h s o n i a n
art and power in Moche society. En Moche Institution, Washington, D.C.
Art and Archaeology in Ancient Peru, edi- Bourget, Steve, 2001, Rituals of sacrifice: its
tado por Joanne Pillsbury, pp. 223-245. practice at Huaca de la Luna and its
Studies in the History of Art 63. Center for representation in Moche iconography. En
Advanced Studie s in the Visual Art s , Moche Art and Archaeology in Ancient
Symposium Papers XL. National Gallery of Peru, editado por Joanne Pillsbury, pp. 89-
Art, Washington, D.C. 109. Studies in the History of Art 63. Center
Alva, Walter, 2004, Sipán. Descubrimientos e for Advanced Studies in the Visual Arts,
Investigaciones. Lima, Perú. Symposium Papers XL. National Gallery of
Alva, Walter and Christopher B. Donnan, 1993, Art, Washington, D.C.
Royal Tombs of Sipán. Fowler Museum of Bourget, Steve, 2003, Somos diferentes: diná-
Cultural History, University of California, mica ocupacional del sitio Castillo de
Los Angeles. Huancaco, valle de Virú. Moche: Hacia el
Baines, John and Norman Yoffee, 1998, Order, Final del Milenio. Actas del Segundo Co-
legitimacy and wealth in ancient Egypt and loquio sobre la Cultura Moche (Trujillo, 1
Mesopotamia. En The Archaic State: A al 7 de agosto de 1999), editado por San-
Comparative Perspective, editado por Gary tiago Uceda y Elías Mujica, Tomo I, pp.
Feinman and Joyce Marcus, pp. 199-260. 245-267. Universidad Nacional de Trujillo
School of American Research Press, Santa y Pontificia Universidad Católica del Perú,
Fe. Lima.
Bawden, Garth, 1977, Galindo and the Nature Castillo, Luis Jaime, 2000, The sacrifice
of the Middle Horizon in Northern Coastal ceremony, battles and death in Mochica art/
Peru. Ph.D. dissertation. Department of La ceremonia del sacrificio, batallas y
A n t h r o p o l o g y, H a r v a r d U n i v e r s i t y. muerte en el arte Mochica. En La Ceremo-
Cambridge, MA. nia del Sacrificio. Batallas y Muerte en el
Bawden, Garth, 1994, Nuevas formas de cerá- Arte Mochica. Catálogo para la exposición
mica Moche V procedentes de Galindo, del mismo nombre. Museo Arqueológico
valle de Moche, Perú. En Moche: Propues- Rafael Larco Herrera, febrero a agosto del
tas y Perspectivas. Actas del Primer Colo- 2000, Lima.
quio sobre la Cultura Moche (Trujillo, 12
Castillo y Uceda, Los Mochicas 21
Castillo, Luis Jaime, 2001, The last of the Tecnología Andina, editado por Rogger
Mochicas: a view from the Jequetepeque Ravines, pp. 189-206. Instituto de Estudios
Valley. En Moche Art and Archaeology in Peruanos e Instituto de Investigación Tec-
Ancient Peru, editado por Joanne Pillsbury, nológica Industrial y de Normas Técnicas,
pp. 307-332. Studies in the History of Art Lima.
63. Center for Advanced Studies in the Vi- DeMarais, Elizabeth, Luis Jaime Castillo and
sual Arts, Symposium Papers XL. National Ti m o t h y Earle, 1996, I d e o l o g y,
Gallery of Art, Washington, D.C. materialization, and power strategies.
Castillo, Luis Jaime, 2003, Los últimos Current Anthropology 37 (1): 15-31.
Mochicas en Jequetepeque. En Moche: Ha- Dillehay, Tom D., 2001, Town and country in
cia el Final del Milenio, Actas del Segun- late Moche times: a view from two northern
do Coloquio sobre la Cultura Moche valleys. En Moche Art and Archaeology in
(Trujillo, 1 al 7 de Agosto de 1999), edita- Ancient Peru, editado por Joanne Pillsbury,
do por Santiago Uceda y Elías Mujica, pp. 259-283. Studies in the History of Art
Tomo II, pp. 65-123. Universidad Nacio- 63. Center for Advanced Studies in the Vi-
nal de Trujillo y Pontificia Universidad sual Arts, Symposium Papers XL. National
Católica del Perú, Lima. Gallery of Art, Washington, D.C.
Castillo, Luis Jaime, Ms. (forthcoming), Donnan, Christopher, B., 1968, The Moche
Ceramic sequences and cultural processes Occupation of the Santa Valley. Ph.D.
in the Jequetepeque Valley. En The Art and dissertation. Department of Anthropology,
Archaeology of the Moche, Acts of the University of California, Berkeley.
Fourth D.J. Sibley Family Conference on Donnan, Christopher B, 1978, Moche Art of
World Traditions of Culture (Austin, Texas, Peru. P re - C o l u m b i a n Symbolic
15- 16 November 2003), editado por Steve Communication. Museum of Cultural
Bourget. University of Texas Press, Austin. History, University of California, Los An-
Castillo, Luis Jaime and Christopher B. geles.
Donnan, 1994, Los Mochicas del norte y Donnan, Christopher B., 1988, Iconography of
los Mochicas del sur: una perspectiva des- the Moche: unraveling the mystery of the
de el Valle de Jequetepeque. En Vicús, edi- Warrior-Priest. National Geographic Maga-
tado por Krzysztof Makowski et al., pp. zine 174(4):550-555.
143-181. Colección Arte y Tesoros del Donnan, Christopher B., 1990, L’iconographie
Perú. Banco de Crédito del Perú, Lima. Mochica. En Inca-Perú. 3000 ans
Chapdelaine, Claude, 2002, Out in the streets d’histoire, editado por Sergio Purin, pp.
of Moche: urbanism and sociopolitical 370-383. Musées Royaux d’Art et
organization at a Moche IV urban center. d’Histoire. Brussels, Imschoot, uitgevers.
En Andean Archaeology I: Variations in Donnan, Christopher B, 1996, Moche. En:
Sociopolitical Organization, editado por Andean Art at Dumbarton Oaks, editado por
William H. Isbell y Helaine Silverman, pp. Elizabeth Hill Boone, Tomo 1, pp. 123-
53-88. Kluwer Academic/Plenum 162. Dumbarton Oaks Research Library and
Publishers, New York. Collection, Washington D.C.
Chapdelaine, Claude, 2003, La ciudad de Donnan, Christopher B., 1997, Introduction.
Moche: urbanismo y estado. En Moche: Ha- En: The Pacatnamu Papers, Volume 2: The
cia el Final del Milenio, Actas del Segun- Moche Occupation, editado por Christopher
do Coloquio sobre la Cultura Moche B. Donann and Guillermo Cock, pp. 9-16.
(Trujillo, 1 al 7 de Agosto de 1999), edita- Museum of Cultural History, University of
do por Santiago Uceda y Elías Mujica, California, Los Angeles.
Tomo II, pp. 247-285. Universidad Nacio- Donnan, Christopher B., 2001, Moche ceramic
nal de Trujillo y Pontificia Universidad portraits. En Moche Art and Archaeology
Católica del Perú, Lima. in Ancient Peru, editado por Joanne
Day, Kent C., 1978, Almacenamiento y tributo Pillsbury, pp. 127-139. Studies in the
personal: dos aspectos de la organización History of Art 63. Center for Advanced
socioeconómica del antiguo Perú. En: Studies in the Visual Arts, Symposium
Castillo y Uceda, Los Mochicas 22
Papers XL. National Gallery of Art, Was- Times, Jequetepeque Valley, North Coast,
hington, D.C. Peru. Ph.D. dissertation. Departament of
Donnan, Christopher B., 2003, Tumbas con en- Anthropology, University of Texas, Austin.
tierros en miniatura: un nuevo tipo fune- Ford, James A., 1949, Cultural dating of
rario Moche. En Moche: Hacia el Final prehistoric sites in Virú Valley, Perú. En
del Milenio, Actas del Segundo Coloquio Surface Survey of the Virú Valley, Peru, por
sobre la Cultura Moche (Trujillo, 1 al 7 James A. Ford and Gordon R. Willey.
de Agosto de 1999), editado por Santiago Anthropological Papers of the American
Uceda y Elías Mujica, Tomo I, pp. 43-78. Museum of Natural History 43 (1): 29-87.
U n i v e r s i d a d N a c i o n a l d e Tr u j i l l o y New York.
Pontificia Universidad Católica del Perú, Franco Jordán, Régulo, César Gálvez Mora y
Lima. Segundo Vásquez Sánchez, 2001, La Huaca
Donnan, Christopher B. y Luis Jaime Casti- Cao Viejo en el complejo El Brujo: una con-
llo, 1994, Excavaciones de tumbas de tribución al estudio de los Mochicas en el
sacerdotisas Moche en San José de Moro, valle de Chicama. Arqueológicas 25: 55-59.
Jequetepeque. En Moche: Propuestas y Instituto de Investigaciones
Perspectivas. Actas del Primer Coloquio Antropológicas, Museo Nacional de Ar-
sobre la Cultura Moche (Trujillo, 12 al 16 queología, Antropología e Historia del
de abril de 1993), editado por Santiago Perú, Instituto Nacional de Cultura, Lima.
U c e d a y E l í a s M u j i c a . Tr a v a u x d e Johnson, Ilana, Ms. (forthcoming), Portachuelo
l’Institute Français d’Etudes Andines de Charcape: daily life and power relations
79:415-424. Universidad de La Libertad - at a Late Moche hinterland site. En Actas
Trujillo, Instituto Francés de Estudios de la Primera Conferencia Internacional de
Andinos y la Asociación Peruana para el Jóvenes Investigadores sobre la Sociedad
Fomento de las Ciencias Sociales, Lima. Mochica (Pontificia Universidad Católica
Donnan, Christopher B. and Carol J. Mackey, del Perú, Dumbarton Oaks y Museo Larco,
1978, Ancient Burial Patterns of the 4 y 5 de Agosto del 2004), editado por Luis
Moche Valley, Peru. University of Texas Jaime Castillo, Helaine Bernier, Julio
Press, Austin. Rucabado y Gregory Lockard. Pontificia
Donnan, Christopher B. and Donna Universidad Católica del Perú, Lima.
McClelland, 1997, Moche burials at Jones, Julie, 1992, Loma Negra. A Peruvian
Pacatnamu. En The Pacatnamú Papers, Lord’s Tomb. The Metropolitan Museum of
Volume 2: The Moche Occupation, edita- Art, Lima.
do por Christopher B. Donnan and Jones, Julie, 2001, Innovation and
Guillermo Cock, pp. 17-187. Fowler resplendence: Metalwork for Moche lords.
Museum of Cultural History, University of En Moche Art and Archaeology in Ancient
California, Los Angeles. Peru, editado por Joanne Pillsbury, pp. 207-
Donnan, Christopher B. and Donna 221. Studies in the History of Art 63. Center
McClelland, 1999, Moche Fineline for Advanced Studies in the Visual Arts,
Painting: Its Evolution and Its Artists. Symposium Papers XL. National Gallery of
Fowler Museum of Cultural History, Art, Washington, D.C.
University of California, Los Angeles. Kaulicke, Peter, 1992, Moche, Vicús-Moche y
E a r l e , Ti m o t h y, 1 9 8 7 , C h i e f d o m s i n el Mochica Temprano. Boletín del Instituto
archaeological and ethnohistorical Francés de Estudios Andinos 21(3):853-
perspective. Annual Review of 903. Lima.
Anthropology 16:279-308. Larco, Rafael, 1944,Cultura Salinar. Síntesis
Earle, Timothy, 1997, How Chiefs Come to Monográfica. Museo Rafael Larco Herrera,
Power. Stanford University Press, Palo Chiclín.
Alto. Larco, Rafael, 1945, Los Mochicas (Pre Chimu
Eling, Herbert H. Jr., 1987, The Role of de Uhle y Early Chimu de Kroeber). Socie-
Irrigation Networks in Emerging Societal dad Geográfica Americana, Buenos Aires.
Complexity During Late Prehispanic
Castillo y Uceda, Los Mochicas 23
Larco, Rafael, 1948, Cronología Arqueológica Pimentel, Víctor y María Isabel Paredes, 2003,
del Norte del Perú. Biblioteca del Museo Evidencias Moche V en tambos y caminos
de Arqueología Rafael Larco Herrera, Ha- entre los valles de Santa y Chao, Perú. En
cienda Chiclín. Sociedad Geográfica Ame- Moche: Hacia el Final del Milenio, Actas
ricana, Buenos Aires. [Reimpreso en Ar- del Segundo Coloquio sobre la Cultura
queológicas 25. Lima, 2001]. Moche (Trujillo, 1 al 7 de Agosto de 1999),
Larco, Rafael, 1965, La Cerámica de Vicús. editado por Santiago Uceda y Elías Mujica,
Santiago Valverde S. A., Lima. Tomo I, pp. 269-303. Universidad Nacio-
Larco, Rafael, 1967, La Cerámica Vicús y Sus nal de Trujillo y la Pontificia Universidad
Nexos con las Demás Culturas. Santiago Católica del Perú, Lima.
Valverde, Lima. Rosas, Marco, 2005, Proyecto Arqueológico
Larco, Rafael, 2001, Los Mochicas. 2 volúme- Cerro Chepén, Informe de Excavaciones
nes. Museo Arqueológico Rafael Larco 2004. Informe de Investigaciones Arqueo-
Herrera, Lima. lógicas presentado ante la Dirección de Pa-
Lockard, Greg, 2005, P o l i t i c a l P o w e r a n d trimonio del Instituto Nacional de Cultura,
Economy at the Archaeological site of Lima.
G a l i n d o , M o c h e Va l l e y, P e r u . P h . D . Rucabado, Julio C. y Luis Jaime Castillo, 2003,
dissertation. Department of Anthropology, El Periodo Transicional en San José de
University of New Mexico, Albuquerque. Moro. In Moche: Hacia el Final del
Lumbreras, Luis G., 1979, El Arte y la Vida Milenio, Actas del Segundo Coloquio so-
Vicús. Banco Popular del Perú, Lima. bre la Cultura Moche (Trujillo, 1 al 7 de
Makowski, Krzysztof, 1994, Los Señores de Agosto de 1999), editado por Santiago
L o m a N e g r a . E n Vi c ú s , e d i t a d o p o r Uceda y Elías Mujica, Tomo I, pp. 15-42.
Krzysztof Makowski et al. Colección Arte U n i v e r s i d a d N a c i o n a l d e Tr u j i l l o y
y Tesoros del Perú. Banco de Crédito del Pontificia Universidad Católica del Perú,
Perú, Lima. Lima.
Mann, Michael, 1986 , The Sources of Social Shimada, Izumi, 1994, Pampa Grande and the
Power. Volume I. A History of Power from Mochica Culture. University of Texas
the beginning to A.D. 1760. Cambridge Press, Austin.
University Press, Cambridge. Shimada, Izumi, 1999 , T h e e v o l u t i o n o f
Moseley, Michael E. and James B. Richardson, Andean diversity: regional formations (500
III, 1992, Doomed by natural disaster. B. C. E. – C. E. 600). En Cambridge History
Archaeology 45(6):44-45. of Native Peoples of the Americas, editado
Narváez V., Alfredo, 1994, La Mina: una tum- por Frank Salomon and Stuart B. Schwartz,
ba Moche I en el valle de Jequetepeque. En pp. 350-517. Cambridge University Press,
Moche: Propuestas y Perspectivas. Actas Cambridge.
del Primer Coloquio sobre la Cultura Shimada, Izumi and Adriana Maguiña, 1994,
Moche (Trujillo, 12 al 16 de abril de 1993), Nueva visión sobre la cultura Gallinazo y
editado por Santiago Uceda y Elías Mujica. su relación con la cultura Moche. En
Travaux de l’Institute Français d’Etudes Moche: Propuestas y Perspectivas. Actas
Andines 79: 59-81. Universidad de La Li- del Primer Coloquio sobre la Cultura
bertad - Trujillo, Instituto Francés de Estu- Moche (Trujillo, 12 al 16 de abril de 1993),
dios Andinos y la Asociación Peruana para editado por Santiago Uceda y Elías Mujica.
el Fomento de las Ciencias Sociales, Lima. Travaux de l’Institute Français d’Etudes
Pillsbury, Joanne, 2001, Introduction. En Moche Andines 79:31-58. Universidad de La Li-
Art and Archaeology in Ancient Peru, edi- bertad - Trujillo, Instituto Francés de Estu-
tado por Joanne Pillsbury, pp. 9-19. Studies dios Andinos y la Asociación Peruana para
in the History of Art 63. Center for el Fomento de las Ciencias Sociales., Lima.
Advanced Studies in the Visual Art s , Strong, William D. and Clifford Evans, Jr.,
Symposium Papers XL. National Gallery of 1952, Cultural Stratigraphy in the Viru
Art, Washington, D.C. Valley, Northern Peru: The Formative and
Florescent Epoch. Columbia Studies in
Castillo y Uceda, Los Mochicas 24