Es extraño como se puede crear un mundo con solo una idea sacada de un sueño, como se

puede creer lo imposible solo con imaginártelo en tu cabeza, creando una imagen, una
escena. Todo ello usando el arma más mortífera contra el aburrimiento y la mediocridad: La
imaginación.

Muchos creen que la imaginación es buena, yo también lo creía al principio porque es un

don el poder confinar al lector en un mundo aparte en el que no recuerde ni quién es, ni
porqué está ahí, ni que tiene este o ese problema. Pero tras mucho pensar, crear, la
imaginación se vuelve oscura, se vuelve casi imperceptible, y no porque haya menos sino
porque se vuelve tan poderosa que te crea dudas acerca de lo real y lo fantasioso, te hace
preguntarte si eso en realidad pasó o solo es algo que creíste vivir pero que solo se quedó en
una idea disparatada que rondaba por tu cabeza en ese momento.

Ojalá tuviera el don de la escritura, ojalá pudiera expresar tan fácilmente como ellos lo
hacen todo lo que me gustaría. Lástima que me tenga que perder sola en mi imaginación sin
poder compartirla con nadie más. Esa sí que es una tragedia, el querer y no poder, el querer
ser entendida y aceptada y no poder más que ser simplemente soportada.