Las educadoras han sido vistas por el común de la gente como personas cuidadoras

de niños y no como lo que verdaderamente son: formadoras que contribuyen al sano

desarrollo de los infantes. Ser educadora implica una formación especializada para
transmitir valores y conocimientos. Su contribución en la educación de los niños
puede incidir directamente en el éxito o el fracaso escolar de los alumnos.

Bajo su guía, las niñas y los niños adquieren y racionalizan una vida plena de
descubrimientos. Son las educadoras quienes preparan y prevén ambientes de
aprendizaje para todos ellos; las educadoras hacen posible que, con base en
experiencias significativas, sus alumnos construyan conocimientos útiles tanto para
su vida en la escuela como en sus relaciones familiares y amistosas.

Su contribución es fundamental para que nuestros niños crezcan en ambientes

favorables, sean despiertos, vivaces y optimistas ante la vida que todos los días se
abre frente a ellos. Su labor, no por inadvertida, deja de tener la relevancia que se
palpa al observar el desarrollo de sus alumnos, aquel que los hace mejores en todos
los sentidos; de ahí nuestro deseo de que este reconocimiento se vuelva colectivo.

Felicidades a todas las educadoras veracruzanas, porque cada mañana del calendario
escolar brindan su mayor esfuerzo en su trabajo; porque se esmeran en fortalecer la
autoestima de nuestros infantes; porque contribuyen a cumplir los propósitos de la
educación preescolar: formar niños con valores, con seguridad y conocimientos;
educandos independientes, con capacidad para resolver los problemas de la vida.

Este 21 de abril se conmemora el Día de la Educadora. Gracias a todas las

educadoras veracruzanas por la sensibilidad que demuestran; por cuidar, proteger y
formar a los niños del presente; por guiarlos para que consoliden su desarrollo; por
encaminarlos para que incrementen su capacidad y adquieran las competencias que
los convertirán en exitosos hombres del futuro.

Xalapa-Ver; a 21 de abril de 2011