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Los capitulares acordaron sacar a pregón y remate las tierras vacuas, el Marqués de
Solanda corregidor y justicia mayor, expuso al Cabildo que el Virrey de Perú a
autorizado que Guayaquil, Cuenca y Loja no saquen ganado para vender a Quito, lo que
ha producido escases de carne en esta ciudad, entonces el asesor del Cabildo escribió
una carta al Virrey para que revea dicha disposición y escribió también cartas a los
Cabildos de Cali, Huga y Papayan para que provean de ganado a Quito, se designo
sobre estante para que entiendan la reparación del camino a Machachi, una real cédula
manda que contribuyan Quito y sus Villas y asientos con 50.000 pesos para la refacción
del Palacio de su majestad en Madrid y con la intervención del Virrey y de la Real
Audiencia el Cabildo dispone que el comercio contribuye con 4.000 pesos y los
hacendados con 10.000 pesos.
Tomado del Libro: Historia, Tradiciones y Leyes de Quito, de José María Jaramillo.
Tomado del Libro: Historia, Tradiciones y Leyes de Quito, de José María Jaramillo.
El Carnaval era de todos contra todos, la calle Almeida se caracterizaba porque en ella
vivían muchos guarandeños, quienes difundieron el juego entre todos los jóvenes.
Los cascarones de cera de llenaban con anilina para las enemigas o perfume para las
enamoradas, los muchachos recorrían el barrio mojando a los vecinos y los trace untes,
nadie salía enojado pero si empapado y con la cara pintada de harina, huevos y otras
especies.
Después de mojarse, en algunas casas se ofrecían un baile con agua de canela y galletas
y era ahí donde sucedían los enamoramientos.
Muchos recuerdan que la señora Ortiz solía ofrecer un puerco entero con papas y
chicha, a la tarde se hacia la tradicional carrera de burros, los burros se alquilaban a un
sucre en la Magdalena de 10 a 12 burros corriendo desordenadamente se podían ver
desde la parte superior de la calle Bahía y la Marañón era todo un espectáculo, cuando
el burro frenaba y el jinete salía volando y caía dentro de las casas o locales, todo esto
en San Diego.
Un Paracaidista en el Hipódromo
Un acontecimiento original da cuenta el titular del diario “El Comercio” de Noviembre
de 1953 que dice: “Manuel Rojo del Rio, se lanzó ayer en paracaídas” y un subtitulo
dice: “Ante 15.000 espectadores ansiosos se lanzó sobre el hipódromo ayer a las 11:23
am”.
La noticia sigue: “El Paracaidista venezolano Manuel Rojo del Rio, de acuerdo a su
ofrecimiento y a lo programado se lanzo ayer en Quito sobre un transporte de la FAE
cayó como lo había fijado en el hipódromo la Carolina en el cual se habían dado cita
alrededor de 15.000 personas para presenciar el lanzamiento en paracaídas, cosa
verificada en Quito tan solo por el Italiano Re, hace de esto mas de 25años”.
En el hipódromo llamo la atención la cantidad de gente que se había dado ahí, era la
primera ocasión que nuestro hipódromo presentaba un espectáculo tan agradable como
es la presencia inmensa de muchedumbres que se mueve constantemente en busca de
una mejor colocación, mientras se desarrollaban las carreras programadas los
micrófonos anunciaban que luego de unos minutos aparecería el avión que traía el
paracaidista, la emoción aumento cuando un transporte de la FAE apareció pudiéndose
observar que su puerta había sido retirada quedando un vacio y el público no lo perdía
de vista, luego de varias evoluciones sobre el escenario del espectáculo, a las 11:23 se
produjo el lanzamiento del paracaidista, que 23 segundos más tarde, tomaba tierra entre
las ovaciones de los asistentes.
A las 6 de la mañana de ese día fue enviado un escolta militar al campo de aviación de
Iñaquito, con el objeto de ordenar algunos detalles para el aterrizaje del “Far Yael”,
desde la 7 de la mañana con los anuncios que habían circulado en la ciudad muchísimas
personas comenzaron a trasladarse a Iñaquito y las calles del Centro ofrecían un
hermoso espectáculo de animación.
El Incendio de la Universidad
Como todos los años se celebraba con petardos y rastreros la “Fiesta de Animas” en el
Sagrario o Capilla Mayor, situada al frente del edificio Universitario, parece que un
globo que elevaron cayo encendido en la cubierta de la Universidad y pronto el fuego
invadió el último piso en el lado que da en la calle García Moreno donde se encontraba
el Museo Arqueológico con objetos únicos como un Arcón con objetos incásicos de oro,
como ídolos y mascarones, colecciones botánicas, el laboratorio de química con
costosos y modernos implementos que aun estaban encajonados, la biblioteca técnica,
allí también estaba el gasómetro traído por García Moreno y que se conservaba flamante
por más de 50 años y muchos otros tesoros científicos, una de las pérdidas que nunca
podrá reponerse es la del mastodonte que representaba uno de los hallazgos más
estimables para la ciencia y que estaba en la misma actitud que se lo descubrió en
Alangasi, tropa de todas las unidades y algunos artesanos subieron a cubierta a trabajar
abnegadamente, el pueblo y el ejército desde el internado del Colegio San Gabriel en un
interminable cordón iban pasando de mano en mano hasta la cubierta, cubos de agua
para combatir el fuego hasta que después de varias horas lograron apagar el incendio.
El Monumento al Libertador
El Congreso de 1923 ordenará cumplir esa promesa en el menor tiempo posible y para
ello dictaría una ley firme en que se provee de los necesarios fondos para llevar a
ejecución el proyecto para ello se haría necesario que en la ley se estatuyera un
impuesto patriótico que la hiciera factible, el impuesto por otra parte no encierra ni
siquiera el significado de obligación establecida a quien no desea pagar, sino en nuestro
concepto es un modo de recolección de fondos que todos están dispuestos a dar y que si
no lo han hecho antes es porque nadie se a cercado a reclamarlos quien en efecto
gozaría negar su óvolo de gratitud al Libertador.
Fue en la época de la presidencia de Eloy Alfaro, que se planificaron las obras del
sanatorio aunque la idea venia de algunos años atrás.
La Junta de Beneficencia Olmedo comienza la construcción del “Sanatorio Rocafuerte”
el 7 de Mayo de 1900, se trata de un edificio de gran magnitud, localizado en el costado
occidental de la Alameda, entonces en la apartada peri ferie de Quito.
Los planos iniciales del Sanatorio fueron realizados por el arquitecto “Francisco Smith”
y en Junio de 1903 se inauguraron 2 pabellones.
La inestabilidad política de la época es causa para que más de una vez queden
abandonadas varias obras públicas.
Durini planea separar el edificio en su parte posterior que da hacia el cerro y presenta un
proyecto con estructuras metálicas con cubiertas de hierro galvanizado.
Muerto Lorenzo Durini su hijo que estaba sólidamente capacitado, ya que tenía estudios
sobre Sanatorios modernos europeos se encarga de la construcción del edificio como
director general de obras del Sanatorio Rocafuerte hasta 1913 para dar cumplimiento al
contrato que fuera firmado por su padre ya fallecido.
Tomado del Libro: Quito Tradiciones, Testimonio y Nostalgia copilado por Edgar
Freire de Rubio.
Los diputados quiteños a ese Congreso adoptaron una franca posición Federalista en
contra del Centralismo de Santa Del, por la política Liberal de este referente a la
Tributación Indígena y a la política Libre cambista, que comenzaba afectar a la Industria
Textil Quiteña para favorecer al desarrollo de la exportación Colombiana.
En el periodo de 1825 – 1826 la Política Bolivarista dio un viraje acercándose hacia los
terratenientes, generales y obispos, eliminando cualquier política reformista sin duda
por la presión de la Aristocracia Limeña y de la Crisis de los terratenientes quiteños y
venezolanos lo cual origino los levantamientos indígenas que vieron postegradas sus
reivindicaciones.
En 1826 cuando Bolívar pasaba por Quito de regreso a Bogotá, los criollos ricos se
quejaron de que los indios ya no trabajaban y no pagaban ninguna contribución y
sugerían la vuelta a la contribución de los indígenas y el aumento de las tasas
arancelarias para evitar la importación de los tejidos extranjeros.
Tomado del Libro: Historia, Tradiciones y Leyes de Quito, de José María Jaramillo.
Las primitivas casas quiteñas que en los primeros tiempos eran un pequeño hogar
solitario con un grupo de cabañas anexas para la servidumbre, hacia el siglo XVII al ser
habitadas por familias completas de españoles – quiteños, se transformaron en un
cercado de corredores alrededor de un ideo central, con dos o tres traspatios de igual
disposición.
Las construcciones del siglo XVII constituyen la mejor expresión del poder en flujo de
las comunidades religiosas, es así que durante esta época se produce las obras más
notables de la arquitectura religiosa, en contraste con la sencillez de las construcciones
civiles, consecuentemente por ser una etapa grandes construcciones eclesiásticas, Quito
cuenta con una mano de obra más especializada como es el caso de antifeces venidos de
Europa, quienes además de intervenir en las obras religiosas aportan con sus valiosos
conocimientos para las edificaciones civiles, además el indígena quiteño supo absorber
todas las innovaciones europeas que junto a sus propios conocimientos dio como
resultado que se convirtiera en el artífice de la obra Civil, Religiosa – Colonial.
Otra la que fuera la sede del Palacio de Justicia finalmente la casa esquinera fue
ocupada por “Gabriel García Moreno” durante su primera presidencia en 1864.
Esta casa aun se conserva a pesar de algunas modificaciones necesarias, para adaptarla
al uso comercial.
La Plazoleta de Piedra esta re hundida, al respecto del nivel de la vereda, con una
pequeña escalinata semicircular de acceso, en ella destaca el portal de piedra de la
iglesia que data de mediados del siglo XVII y es lo más interesante de la fachada, el
resto es austero.
Según datos de algunos historiadores y cronistas de la época, las primeras casas que se
construyeron en Quito fueron las de los capitanes españoles, las que se levantaron en la
manzana comprendida actualmente entre las calles Olmedo por el Norte, Mejía por el
Sur, Benalcázar por el Oriente y Cuenca por el Occidente.
Frente a esta manzana se trazó primeramente una Plazoleta y alrededor de ella
comenzaron a ubicarse las primeras casas del Quito Colonial.
Esta clase de construcciones constituyó un grave peligro por los incendios, por esta
razón la primera ordenanza dictada por el cabildo el 22 de Enero de 1535, prescribe que
los ranchos o bohíos de madera con techos de paja de los indios, en cuanto se
encontrase en puntos españoles fuesen demolidos posteriormente, se ordena que todos
los solares fueran cercados con una pared de adobe o piedra y que dentro de esta cerca
se construya una casa en que viva el dueño y un edificio para los menesteres domésticos
o bohíos para cocinas, cuyas paredes debían tener un estado y medio 2,25
aproximadamente.
En la inicial etapa, las primeras casas del habitante quiteño presentaban un estado muy
rudimentario, el gran patio que se abría hacia atrás ocupada más de las tres cuartas
partes de lote y ahí se entremezclaban corrales y pesebreras para caballos y pequeñas
plantaciones de las cuales se autoabastecía.
Algunos lotes por no decir casi todos, limitaban con quebradas las que servían como
desaguaderos y basureros naturales en tanto las casas se acomodaban en fachadas a las
pocas y rusticas calles quedando la parte superior a dichas quebradas, exteriormente
daba un aspecto de fortaleza y no se preocuparon de ornamentarlas ni abrir ventanas, lo
que se dio por miedo de los ataques indígenas.
Tenían puertas de madera muy pequeñas que giraban sobre el eje de quicio, costumbre
adquirida sobre del método de construcción indígena.
Las ventanas aparecen solamente a partir de 1560, en forma ocasional pocas estrechas y
simples, estas eran toscamente elaboradas en maderas y reformadas con travesaños en
su parte interior, su ubicación en el plano de fachada responderá a necesidades
particulares sin tomar en cuenta ninguna simetría y quedaban a gran altura con relación
a la calle.
Los tapiales que encuadraban el lote encerraban las casas a manera de convento y junto
con la fachada formaban un solo conjunto.
Bajo ese titular, el diario “El Comercio” da cuenta de la situación durante esos días y
publica lo siguiente:
Ese indecible la angustia y los sufrimientos morales y materiales que a causa de los 4
días de sitio azotaron a los habitantes por el incesante e interrumpido baleo de cañones,
ametralladores y fusilería, con innumerables muertos y heridos que han enlutado la
patria entera y por la falta de agua, víveres y luz eléctrica que mantenían en tétrica
intranquilidad los días 29, 30 y 31 de Agosto y 1 de Septiembre pasados.
Tomaron parte en el combate todas las armas de guerra infantería, caballería, artillería,
ingeniería y aviación, 16 cuerpos tomaron parte, 12 de los atacantes y 4 de los
defensores de Quito más los voluntarios.
Las tropas atacantes son: Por el Sur batallones Carchi, Imbabura, Ingenieros Montufar,
Ingenieros Chimborazo, regimientos de artillería Sucre y de caballería Yaguachi,
columna de voluntarios Vicente León y policía de Guayaquil.
Las tropas resistentes las componían el regimiento de artillería Bolívar, los batallones de
Manabí y Constitución, la policía de Quito y cerca de mil civiles armados
Pintor quiteño nacido a finales del siglo XVIII, fue discípulo de Bernardo Rodríguez y
de Manuel Samaniego, aventajando a sus maestros en el colorido y en cuanto al dibujo
fue superior a todos sus contemporáneos, fácil para el dibujo pinto al Oleo, al Templo,
miniaturas, muchas cuadros para el extranjero y sus retratos fueron aceptados con
entusiasmo.
Según Pérez Pimentel, Antonio Salas pinto a Bolívar en 1826, sin bigotes, porque se los
había rasurado un año antes.
Hay un retrato de Simón Bolívar Moreno pintado por Salas en 1829 siendo este cuadro
el único ejemplar que existe, un episodio le amargo la vida el 19 de Marzo de 1824 salió
de casa y se encontró con un amigo que lo invito a beber de regreso y ya bastante
borracho, se encontró con una criada con quien su esposa había reñido el día anterior, la
atacó a cuchilladas provocándole la muerte, el juicio fue largo con sentencia de prisión,
pero por sus antecedentes se le conmuto la pena por 5 años de confín en Loja, donde
puso un taller y pinto numerosos cuadros.
Tomado del Libro: Historia, Tradiciones y Leyes de Quito, de José María Jaramillo.
Quito en 1724
En 1724, el cabildo acepto la fianza de 4.000 pesos que presentó para desempeñar su
cargo al mayordomo de propios o tesorero, quien pide que se le entregue la hijuela de
los censos impuestos a favor del cabildo para continuar su recaudación, en Mayo, el
corregidor manifestó que ha llegado la plaucisia que el rey a prorrogado el tiempo que
debe desempeñar la presidencia de la Audiencia Don Sebastián de la Raín, lo que debe
celebrarse con juegos artificiales y corridas de toros.
El rector del Seminario de San Luis, solicita del Cabildo una paja de agua de la que baja
al barrio de San Blas para regar las tierras que la Compañía ha comprado contiguas a la
Iglesia de Santa Prisca, como el presidente de la Audiencia comunico que Felipe Quinto
había dicado el mando en manos de su primogénito Luis Fernando y se había retirado a
la vida privada, el 6 de Agosto se alzo pendones por el nuevo soberano “Luis Primero
de Gorgón” y se demostró el regocijo publico con fuegos artificiales, comedias al aire
libre y corridas de toros.
Se arreglo por ese tiempo el camino y puente del Calzado en Chimbacalle, los vecinos
elevaron una representación al Cabildo sobre la escases de la moneda y la paralización
del Comercio por la falta de las fábricas de la ropa de la tierra, la misma que el
procurador general la elevo al conocimiento de la Gran Audiencia, haciendo referencia
a que sean perdido las cosechas por las dilatadas e inoportunas lluvias y por la plaga del
polvillo en los trigales.
Tomado del Libro: Historia, Tradiciones y Leyes de Quito, de José María Jaramillo.
El barrio Mariscal Sucre más conocido como “La Mariscal”, debe su nombre a la
conmemoración del centenario de la batalla de Pichincha, se conforma alrededor de
1922, caracterizado por el uso residencial iniciado a principios del siglo XX, el proceso
de crecimiento continuo al interior del trapecio definido por las avenidas 12 de Octubre,
Colon, Patria y 10 de Agosto, a pesar de la forma irregular de su perímetro sigue el
trazado en Damero, hasta la década de los 50 La Mariscal mantuvo sus características
de uso en edificaciones, producido en general por ingenieros y arquitectos nacionales y
extranjeros se caracterizo por ser ejemplo de modernidad al adoptar los distintos
repertorios formales que se plasmaron en villas palacianas, castillos medievales y
palacios renacentistas y neoclásicos.
Si bien, desde la década de los 40 se identificó al Norte de la ciudad como Centro
Cívico y de equipamiento es recién en la década de los 70 que La Mariscal se
transformo radicalmente, las edificaciones de pocos pisos que aún subsisten quedaron
enclaustrados por los nuevos edificios de altura destinados a la administración,
comercio, vivienda de propiedad horizontal y servicios especialmente restaurantes,
cafeterías y agencias turísticas, ejemplos de una nueva modernidad, estos se localizaron
especialmente en las avenidas Amazonas y 6 de Diciembre que atraviesan el barrio.
En las casas coloniales se utilizo una variedad de materiales de construcción, las paredes
principales o maestras se hacían de adobe o ladrillo, siendo las dimensiones de ambos
materiales las mismas.
La cubierta del frente de la casa era generalmente a 2 aguas, mientras que la de los lados
solo de una denominada mediagua, estas se armaban con tijeras de madera que
descansaban sobre vigas costaneras empotradas en la superficie superior de las paredes
para el enlucido cielo raso de las habitaciones y corredores al igual que las paredes se
procedía primeramente a empañetar la superficie con una mezcla de lodo con paja
picada y luego se enlucía con el mismo barro molido aplicado a la pared o al tumbado
ya seco, el siguiente paso consistía en alisar con una espátula de madera llamada
muñeca para igualar y a abrillantar la superficie, en las casas de dos pisos existían una
escalera usualmente de ladrillo desarrollada en uno de los ángulos fronteros de la casa,
los pilares que soportaban el piso superior eran de piedra y los que sostenían el techo
eran de madera, el acabado de los pisos se realizaba con ladrillo cuadrado fabricado
expresamente para este objeto.
Desde aquellos buenos y sabrosos tiempos, en que nuestros antecesores comían a las 4
de la tarde, tomaban el oloroso chocolate a las 7 de la noche, después de rezar el rosario
toda la familia reunida y luego mandaban a dormir a los chicos y ellos salían a visitas
para volver a las 9 la hora de la queda, a dormir a su turno.
Algo se ha adelantado en con lo que con la vida nocturna se relaciona, porque hoy
comemos a las 7 u 8 y salimos inmediatamente a la calle, grandes y chicos, para matar
las primeras horas de la noche en las aéreas nocturnas distracciones que la ciudad nos
ofrece, aunque la verdad es de lamentar la supresión de aquella encantadora costumbre
de la cena del chocolate en familia, pero hoy hemos adoptado otras sino mas
patriarcales o plácidas por lo menos mas en armonía con los tiempos actuales, porque en
efecto hoy tenemos los cines con sus puertas permanentemente abiertas , los cafés
nocturnos donde ejercitamos los vicios más generalizados en la especie humana que son
el de opinar sobre todo lo que no entendemos y el hablar mal del prójimo, los clubs,
centros o agrupaciones de gentes que juegan, beben, hablan de política y desbaratan las
obras ajenas con el pretexto de ser la misma profesión del mismo pueblo o por tener
idénticos vicios o sin ningún pretexto, he aquí enumerados algunos de los decentes
aunque no siempre inocentes placeres que esta ciudad alegre y confiada nos brinda las
noches que de los otros los vedados y clandestinos, estos puntos más vale no tocarlos.
Tomado del Libro: Quito, Tradiciones, Testimonios y Nostalgia. Copilado por Edgar
Freire Rubio.
La oficina del plan regulador analiza a la ciudad de Quito y dice que la capital de la
República es el centro de gobierno del país, es el lugar hacia donde concurren las
fuerzas vivas de la nación, el centro de los transportes y el sitio hacia donde convergen
las rutas aéreas y terrestres y por donde pasa la carretera Panamericana la que une el
Norte y Sur de la nación, poniéndola en contacto directo con los países limítrofes, las
mismas razones que nos expresan con importancia de Quito por lo tanto su condición de
ciudad centro, nos lleva a comprender las causas de un futuro e inmediato crecimiento
de su población urbana , en efecto una vez obtenido un mejoramiento de las rutas
terrestres, tanto carreteras como vías férreas unido al enorme crecimiento que tomara el
transporte aéreo no futuro, facilitara en forma indudable el desplazamiento de enormes
corrientes migratorias que llegaran a las costas americanas en busca de trabajo y de
acción a los emigrantes lo que indudablemente se reflejará en el crecimiento
demográfico, la ciudad es una consecuencia geográfica esa geografía determina leyes de
crecimiento natural que la ciudad sigue de forma insensible hasta el momento y en
forma lógica y perfectamente determinada para el futuro al adoptarse el criterio del plan
regulador de la ciudad de Quito.
En otro lugar de Quito se conserva con veneración una casita bella y colonial en el
numero 32 de la calle Manabí, en donde los sabios geodésicos tuvieron su observatorio
sin duda por la comodidad del Horizonte que en aquel entonces estuvo para ellos, el
Comité France Amerique, ha querido consagrar en ese recinto una bella ceremonia
inicial y símbolo de los festejos, luego de los himnos del Ecuador, España y Francia la
artillería Calderón iza las banderas de los 3 países y deja estos símbolos flotando al aire
patriota y entusiasta durante todo el día de recuerdos y de conmemoración para finalizar
tan simbólica ceremonia, el Ejercito del Ecuador desfila y presenta las armas y rinde
honores jerárquicos al General francés Perrier un distintivo invitado de la ceremonia.
Se firmó la escritura de Constitución del Banco Central, con todas las solemnidades y
ante todos los poderes de la Nación se efectuó este acto, ayer a las 4:10 de la tarde en
los salones de la Casa Municipal, con la asistencia del Señor Presidente de la República,
el Dr. Isidro Ayora, los señores ministros de Estado en las carteras de gobierno,
relaciones exteriores, hacienda, prevención social, instrucción publica y de guerra y
marina, delegados de todas las instituciones bancarias, presidente y vicepresidente del
ilustre consejo municipal de Quito y demás autoridades se realizo solemnemente y con
todos los requisitos legales el trascendental acto de la celebración de la escritura de
Constitución del Banco Central que hará eco en los anales de la economía.
Mediante la Ley Orgánica del Banco Central, se constituye dicha institución, cuyas
principales operaciones consistirán en emisión, descuento, depósito y cambio.
El Banco se funda por un periodo de 50 años y que podrá ampliarse con solicitud del
mismo Banco, su capital autorizado es de diez millones de sucres que podrán
aumentarse de conformidad a la ley.
La Bruja Cortesana
Cuentase que por algún tiempo en que las brujas hicieron época en esta novelesca
ciudad, cierta ocasión un sastre que se había trasnochado en una taberna se dirigía de
madrugada hacia su casa y al pasar por la Plaza de San Francisco, vio venir volando a
una bruja que portaba en la mano un jarrón disque de oro para llenarlo con el agua de
dicha Plaza.
El Sastre aunque beodo recordó una tradición para esa circunstancia, saco las tijeras que
llevaba en su bolsillo y las puso abiertas en el piso en forma de cruz y al instante la
bruja aterrizo frente a él.
El Sastre le pregunto de donde venia volando, a lo que la bruja le respondió que venía
en busca del agua cristalina que solía beber la reina de España.
El Sastrecillo quería ganarse el premio que el gobierno ofrecía a quien capturara a una
bruja, la que inmóvil a la vista de las tijeras, rogaba que le diera la libertad a lo que él
accedió pero con la condición de que le entregara las relucientes joyas con que se
hallaba adornada, desprendió la bruja de las alhajas y el bohemio tomo el camino de su
casa contento.
Entusiasmado quiso festejar y entro en una cantina y pidió licor, dulces y golosinas para
llevar a su familia, dejando en prenda uno de los anillos.
Al amanecer del nuevo día tanto la esposa del Sastre como la cantinera hallaron en el
lugar de las joyas excremento de gallina, el oportunista había sido burlado con un
embrujo de una hechicera raidista, de la Corte de España a San Francisco de Quito y
viceversa.
Por Neptalimire Salde. Tomado del Libro: Quito, Tradiciones, Testimonios y Nostalgia.
Copilado por Edgar Freire Rubio.
La sala era el cuarto de uso ordinario, en donde se daban cita los proveedores de la
familia, lo mismo que los mendigos y constituía el lugar de reunión de la servidumbre y
los niños de la familia.
En el Estrado se sentaban solamente las damas y sus hijas y a veces algún fraile.
Además de las piezas principales de la casa quiteña, había otras unas de las cuales servía
de comedor en el caso de familias numerosas, en las casas de mayor gusto no faltaba el
jardín en cuyo caso, a su alrededor se situaban los dormitorios de la familia, aun mas en
las casas de los grandes colonos desde comienzos de esta época se empiezan a ver
ciertas habitaciones destinadas exclusivamente al culto religioso de la familia, este
oratorio estaba ubicado en el bloque frontal, estos oratorios se multiplicaron con exceso
mas por la vanidad de los colonos que por su devoción, llegando a veces a convertirse
en verdaderas capillas en las que se coleccionaba valiosas obras del arte colonial
quiteño.
Las bodegas y graneros daban así mismo al traspatio junto con las caballerizas que en
ciertos casos daban cabida a unos 20 mulares, este hecho género la casa con dos frentes
con doble acceso concebida para servir a los menesteres de una vida doble, urbana y
agraria, ya que el propietario del solar en la ciudad generalmente era dueño de una finca
rural o agrícola.
A fines del siglo XVII, se consolida la estructura económica colonial adquiriendo el
comercio gran importancia, esta actividad modifico el uso de ciertos espacios de
algunas casas, las que se reestructuraron con el aparecimiento del espacio comercio,
esto se da casi siempre en aquellas viviendas ubicadas en las principales vías
comerciales de la época.
A Magdalena Dávalos, quien tallo con su gubia la imagen de nuestra Señora del
Carmen para la hornacina central del retablo del Carmen bajo, las estatuas de los
retablos de la Merced son en parte obras de Antonio Gualoto y Gabriel Guia Machin,
sin embargo muchas obras de extraordinaria categoría estética se deben a los
imaginarios anónimos.
El primer gran maestro fue el español Diego de Robles, considerado como el iniciador
de la escultura del Quito mestizo.
El padre Vargas anota que la orden dominicana pago al maestro 200 pesos de plata de
los cuales el escultor renuncia a 20 con la condición de que se le recibiera decofrado de
la cofradía de la Veracruz por tallar un crucifijo de ocho cuartas de alto y una estatua de
seis cuartas de nuestra Señora de la Concepción, con las manos puestas.
Tomado del Libro: Quito, Tradiciones, Testimonios y Nostalgia. Copilado por Edgar
Freire Rubio.
Caso suigéneris en la historia del arte ecuatoriano son “Los Salas” ya que alrededor de
28 de sus miembros se han destacado en la plástica desde fines del siglo XVIII hasta el
presente.
La trayectoria final de Los Salas abarca alrededor de 200 años de producción artística.
Fueron también pintores sus nietos, Alejandro y Camilo Salas Estrada, Rafael Salas
Oquendo, Antonio Isabel, Rafael y Manuel Salas Alzamora, Antonio Salgero Salas.
De los Bisnietos se destacaron Francisco, Carlos, Rafael, Manuel, Marcos Salas Yépez
y Luis Salgero, cuarto nieto del viejo Salas, Oswaldo Ribadeneira Salas cierra con
broche de oro esta ilustre dinastía de pintores.
Como dato referencial, cabe anotar una semblanza que Ernesto Cartón, artista francés
del siglo XIX trazara del taller del viejo Salas diciendo: “En la época que visite Quito,
un pintor gozaba de gran renombre se llamaba Antonio Salas y lo felicite por haber
adquirido tanta reputación como por haber reunido tantos discípulos” el anciano se echó
a reír diciendo: “Los jóvenes que acabáis de ver son mis hijos” “¿vuestros hijos?” pero
yo he contado por lo menos 15. He tenido 20 y 17 trabajan conmigo, os voy a presentar
a mis mayores.
Tomado del Libro: Quito, Tradiciones, Testimonios y Nostalgia. Copilado por Edgar
Freire Rubio.
En la historia del arte ecuatoriano se da el caso suigéneris de una familia de artistas son
“Los Salas”, ya que desde fines del siglo XVIII alrededor de 28 miembros de esa
familia se han destacado en el arte de la pintura.
El fundador de la dinastía fue Antonio Salas Aviles, nacido en Quito de 1784, alumno
de Bernardo Rodríguez, máximo representante de la pintura barroca y del afamado
pintor Mauel Samañego, heredo de ellos la habilidad por la armonía cromática y el
gusto por la simbología cristiana como motivo primario de sus obras, tema al que
dedico sus primeros años como pintor y del cual no se separaría totalmente a lo largo de
su fructífera vida profesional.
De sus hijos Ramón Salas Cansino se dedico principalmente a la acuarela, aunque sus
oleos sobre el lienzo merecen el mejor calificativo.
Rafael Salas Estrada, además de artista fue renombrado diplomático con lo que hizo que
penetrara en el arte europeo y que visitara el parís nocturno de Toulouse Lautrec,
inclinándola hacia una expresión peculiar dentro de su género.
De sus hijas Salas, se destaco Brígida que fue muy apreciada en el ambiente artístico de
la época, una singular muestra de su producción se encuentra en la Capilla de Santa
Rosa del Convento Máximo de Santo Domingo.
Tomado del Libro: Quito, Tradiciones, Testimonios y Nostalgia. Copilado por Edgar
Freire Rubio.
Dentro del arte ecuatoriano, existe una extraordinaria familia de artistas es la de los
Salas, ya que de fines del siglo XVIII alrededor de 28 miembros de esa familia se han
destacado pintura.
El fundador de la dinastía fue Antonio Salas Aviles, nacido en Quito de 1784, de entre
sus nietos, se destacan Alejandro Salas Estrada en el género costumbrista, Antonio
Salguero Salas que también incursiono en el costumbrismo y en el retrato, pero su
reproducción esencial se encuentra en la temática religiosa, siendo q en la historia de la
pintura ecuatoriana es el pintor que utiliza por primera vez la espátula, además del
tradicional pincel, con Rafael Salas Alzamora el hombre común y el personaje anónimo
cobran importancia entre otros descendientes del fundador de la dinastía se puede citar a
Carlos y Manuel Salas Salgero, en el género del retrato.
Rafael Salas Alzamora, viajo a Bogotá donde enseño a sus hijos nacidos en Quito, el
arte de la pintura manteniendo viva la tradición familiar, de ellos sobresalió Marcos
Salas Yépez, que determinada la continuación de la trayectoria familiar, retratista de
fama internacional a incursionado en la pintura de género enriquecida con un marcado
impresionismo, en el desnudo femenino, en el paisaje y en el bodegones.
Tomado del Libro: Quito, Tradiciones, Testimonios y Nostalgia. Copilado por Edgar
Freire Rubio.
Llevaban trabajando algún tiempo en la zona, las excavaciones exploratorias los había
llevado a descubrir una tumba, algo más grande que las encontradas antes en aquel
lugar.
Poco después de haber iniciado el trabajo en esa tumba descubrieron que era tan
profunda que debían ampliar el ampliar el aérea de excavación para no correr peligros, y
así sin sospecharlo siquiera dieron con otras 5 tumbas muy parecidas.
Cuenta el arqueólogo León Doyon en una monografía incluido en el libro “Quito antes
de Benalcázar” que esos pozos funerarios que encontraron, tienen sus paredes
parcialmente pintadas de un color rojo oscuro, anaranjado o amarillo, que los pozos
están tan cercanos unos de otros que chocan entre si y quedan conectados y en los casos
en los que esto no sucede, los constructores se encargaron de crear puertas falsas para
interconectar las tumbas, con lo que seguramente se quiso indicar una afinidad entre las
personas ocultadas.
Tomado del Libro: Quito, Tradiciones, Testimonios y Nostalgia. Copilado por Edgar
Freire Rubio.
La galería inferior que rodeaba al patio era a veces de arquería y otras simplemente
adinteladas como la del piso superior, los balaustres de los corredores superiores eran de
madera, el aspecto exterior de la casa colonial del siglo XVII no cambia, las ventanas
siguen siendo pocas y para su ubicación no se considera ninguna simetría, sin embargo
se añade ciertos elementos decorativos como es el caso de los balaustres de madera en
forma de pequeñas columnas redondeadas u ochavadas en ciertos casos y en otros
simplemente balaustres rectos y sin talla.
La puerta principal estaba enmarcada en una portada de piedra cuyo diseño fue sencillo
y repetitivo como si hubiera sido hecho en serie, ya a partir de este siglo se empieza a
ver en la parte superior de estos portales la costumbre de cerrar los dinteles con
molduras o inscripciones de botas a manera de monogramas simbólicos de la sagrada
familia y otros temas religiosos.
Solamente a mediados del siglo XVIII se empieza a decorar fastuosamente esas
portadas.
Pasatiempos Coloniales
Corría el año de 1606, no hay para que decir que Quito estaba entonces situada en el
más alejado extremo del mundo habitado.
Cada año o aun mas tarde venia por la posta de la madre patria una valija llena de
decretos reales, de pragmáticas cuya inconveniencia a la fecha habíase reconocido ya en
España, de gracias o perdones que llegaban como varias veces sucedió, después de
fallecido el agraciado o perdonado, de nuevas de matrimonios regios, de nacimientos de
infantes de la estirpe monárquica y de una que otra noticia que por cierto no había
ganado merito con la edad ni con la navegación, sin embargo la llegada del cajón era un
acontecimiento, hecha bance a vuelo las campanas, las calles se llenaban de curiosos
que a media voz sin duda por respeto a la valija discutían y trataban de adivinar lo que
esta traería a la muy fiel ciudad Francisco de Quito.
Repentinamente un lejano ¡Viva nuestro amo el rey! Sacudía como golpe eléctrico a la
multitud, oíace ludir contra la empedrado las largas espalda de los Hidalgos se veía
quitarse los grandes sombreros y levantarse todos de puntillas para distinguir la gran
mula ataviada con esquilas y cencerros y conductora de los pliegos.
He aquí un placer tardío pero que tenía el mérito de serlo y que daba aza por muchos
días a la conversación de los felices españoles-quiteños.
Fuera de este regocijo nuestros abuelos no conocían sino frecuentes procesiones,
corridas de toros 2 veces al mes, increíbles cenas todas las noches y murmuraciones a
todas horas.
Hay documentos que aseveran que los quiteños eran en esos tiempos, muy aficionados a
las calumnias, los sucesos efectivos eran pocos y era menester inventarlos, tanto más
cuando se aseguraba también que a los buenos de los quiteños no les faltaba ingenio y
les sobraba inventiva.
Tomado del Libro: Quito, Tradiciones, Testimonios y Nostalgia. Copilado por Edgar
Freire Rubio.
Una de las figuras más curiosas y originales de la época colonial, es ciertamente la del
Ilustrísimo señor Don José Pérez Calama, obispo de Quito.
Aparte de su talento algo escaso tenía una facilidad inaudita de conferir las órdenes
sagradas a cualquier pela gato que la solicitara.
Era familiar del obispo un joven clérigo de esos de mucha sal, la iglesia celebraba la
Iglesia de San José llovían en el palacio los regalos de su ilustrísima, que tenía la
costumbre de no admitir nada y mientras el perlado recibía los visitantes, el familiar del
obispo iba despachando los regalos al hospital.
El grupo se encontraba en las galerías del palacio al tiempo que entraban al patio, 4
burros cargados con chucherías que algún hacendado mandaba al obispo Calama.
El joven Clérigo al ver a los burros y se puso a dar voces todo fue uno “Saca a esos
burros de aquí, date prisa por Dios, no los ordenes su ilustrísima” la burla no podía ser
más cruel, al obispo que le salían canas verdes, al verse criticado ante los personajes de
la ciudad que no podían contener la risa con el donaire del pariente y la turbación del
pobre obispo.
El prelado relajaría a palos a su familiar, pues no. Tuvo la heroicidad de perdonar al
atrevido pero no perdono al goloso que había metido la mano en un plato de arroz con
leche que le habían mandado unas monjitas, en esto de los regalos era inflexible.
Tomado del Libro: Quito, Tradiciones, Testimonios y Nostalgia. Copilado por Edgar
Freire Rubio.
Dulces
Aun paso del “Palacio de Carondelet” está el Monasterio, se debe cruzar una calla y se
llega al silencio.
La madre “Cortina del Altar de los Ángeles”, solía escaparse al coro de la iglesia para
espiar por una abertura que daba a la calle, justo al pie de la Virgen del Buen Suceso,
para mirar hasta debía retirar el manto azul de la imagen, cosa que se convirtió en un
penoso pecadillo.
El punto de vista era tan alto, que de la gente apenas se podía ver cabellos, sombreros y
charoles cubiertos con manteles floreados.
La vida de la madre Cortina, transcurría entre la oración los oficios del coro, el arreglo
del altar mayor de la iglesia y el trabajo en la cocina. En la cocina el trabajo era duro
aunque el lugar era el más alegre del Convento.
Las monjas ancianas eran pacientes por obligación pues debían enseñar la repostería,
confitería y dulcería a las jóvenes.
Tomado del Libro: Quito, Tradiciones, Testimonios y Nostalgia. Copilado por Edgar
Freire Rubio.
El Chullismo Quiteño
Cuando Quito era aun una ciudad redondeada por las murallas naturales de sus colinas,
ya florecía una picaresca espontanea bulliciosa, ingeniosa, entretenida y burlona que por
paródico que parezca descendía desde los barrios bajos, situadas en las altas laderas del
Pichincha y en las más asequibles del Hichimbia, el Aguarico, San Juan o la Tola.
Flor de sana siente picaresca seria el chulla quiteño, quiteño por nacimiento o adopción
pero por sobre todo por su poder de adaptación a su estilo de vida y costumbres locales,
a su callejera filosofía y su desplante retador y desparpajado, alardeaba de futre, de
pisaverde o currutaco con polainas de segunda a mejor disimular sus calcetines
remendados y sus tacones retorcidos de tanto bailar, suelto en las tulas de arroz
quebrado.
Vivía el chulla quieto del acaso, del expediente cotidiano, inalterable en el buen humor,
dispuesto siempre a la chance y al jolgorio, solidario en las duras, y solícito en las
maduras con la colilla en el rincón del labio que solo la desprendía para silbar, el silbido
era como una estampilla de marca, identificador y orientador en las noches, como pito
de alarma para pedir refuerzos o seña convenida para reagrupar a los rezagados.
Chulla leva sin cale, que da un redondo significado de lo que pretende expresar, sujeto
de clase media que no posee más de una chaqueta o leva y no porta consigo ni un cale,
lo cual lo convierte en símbolo de pobretería que se trata de disimular con un penoso
alarde.
Tomado del Libro: Quito, Tradiciones, Testimonios y Nostalgia. Copilado por Edgar
Freire Rubio.
El crisol para la fundación, fue colocado al pie de la torre, dentro del templo. Según
asegura la tradición a fin de poder subirla sin mayor dificultad al sitio que hasta hoy
ocupa dentro de la torre.
Sobre la superficie exterior y en letras de relieve se lee “Acabose el año de 1737” siendo
provincial Fray José Portillo, la dio el maestro Fray Francisco Xavier Enriques, la hizo
el maestro Don Francisco Anaya, dedícasela a nuestra madre de la Merced a su hijo
santísimo, a San Pedro Onolasco, Sactus Deu, Sactus Fortis, Santus Inmortaliz,
Miserinovis.
Tomado del Libro: Quito, Tradiciones, Testimonios y Nostalgia. Copilado por Edgar
Freire Rubio.
Es muy interesante investigar como subieron una campana de 500 arrobas de peso, a la
altura de 54 metros, dicha campana por su enormidad fue consagrada con el nombre de
“Nuestra Madre”.
En los diversos legajos del archivo histórico de la Merced, hay anotaciones de mínimos
detalles de la vida conventual, sin embargo no se haya en ella los métodos, quienes la
subieron, en cuanto tiempo y en qué fecha de replico por primera vez la formidable
campana.
Existe varias versiones que ninguna de ellas satisface, queda abierta la investigación
sobre este tema.
En 1737 fue colocada la campana en el penúltimo cuerpo ,de las torres estuvo
suspendidas de dos formidables tallos de madera incorruptible, como es el árbol de
motilón, atada por varios centenares de metros de cabestro de cuero de res, pero en
noviembre de 1932 cambiaron las robustas vigas de madera por dos rieles de acero
sujetando la campana con cables de acero.
Cuando el caudillo liberalismo entraba triunfante a Quito, que las tropas enloquecidas
por el fervor de la victoria cometieron varios desmanes, gobernaron en aquel tiempo la
Provincia Mercedaria del Ecuador, el padre Pedro Armegón Venezuela de nacionalidad
extranjera y en su calidad de extranjero opuso resistencia a los soldados, estos
atropellando y rompiendo las piedras de del Convento penetraron hasta la torre y
echaron al vuelo el colosal barajo.
10 soldados se apoderaron del campanario y replicaron con tal violencia, que los
bruscos golpes cuartearon la gran campana.
Tomado del Libro: Quito, Tradiciones, Testimonios y Nostalgia. Copilado por Edgar
Freire Rubio.
Hoy la gran campana cuyos sonidos graves y majestuosos que tanto contribuía a
aumentar la solemnidad de las fiestas católicas de la capital, esta casi muda.
En la actualidad la campana presenta una grieta profunda que va poco a poco ganando
magnitud al extremo de extenderse hasta la parte mas alta de la acampana y descender
la rotura al otro lado poniendo en peligro un desprendimiento de un enorme pedazo
roto, a pesar de todo la gran campana de la Merced sigue siendo la mejor y la mas
grande que hay en Quito y aun canta en las fiestas clásicas de la orden o en las novenas
de nuestra Señora del Terremoto.
Tomado del Libro: Quito, Tradiciones, Testimonios y Nostalgia. Copilado por Edgar
Freire Rubio.
Los Inicios del Futbol Quiteño (Segunda Parte)
Con inmensa satisfacción oímos como el pueblo de Quito de los jóvenes y niñas que
habían acudido al Ejido vivaban a los guayaquileños, vivas que fueron contestadas por
los quiteños ahí presentes, el marcador era lógico los entusiastas del Quito no conocían
técnica, carecían de nociones del juego, mientras los rivales de Guayaquil, educados en
su mayoría en Europa sabían mucho de futbol, solo una intuición les enviaba a los
locales circunstancias especiales le obligaron al inglés míster Haton que arbitro el
encuentro, a detenerse en la ciudad y voluntariamente, ofreció sus servicios para
adiestras a los futbolistas quiteños, entonces los deportistas de los clubes establecidos
conocieron cosas que ni sospechaban, el futbol es un juego en conjunto, es necesario
jugar con los compañeros.
Modus vivendi celebrado entre Ecuador y la Santa Cede
Una ceremonia que tuvo repercusión en la época fue la firma del modus vivendi entre el
Ecuador y el Vaticano y El Comercio daba cuenta así: trascendental ceremonia de la
firma del convenio se realizo en los salones de la cancillería, el acto de la firma del
modus vivendi celebrado entre la iglesia y el estado se llevo a cabo ayer en el salón de
despacho del señor ministro de relaciones exteriores, habían concurrido a los salones de
la cancillería el señor ministro de relaciones exteriores don Carlos Manuel Larrea,
excelentísimo señor Fernando Sento, nuncio apostólico en Lima delegado del vaticano,
señor ministro de los Estados Unidos y señora de Gonzales, entre otras autoridades y los
representantes del diario El Comercio de Quito, El Telégrafo y el Universo de
Guayaquil, a las 11 en punto en el despacho del ministro se procedió a firmar por
duplicado el importante documento, el señor Canciller de la República dio lectura a
todas las clausulas del modus vivendi, por su parte el padre Izurieta dio lectura al cable
grama enviado por el Cardenal Pazeli, secretario de Estado del Vaticano. Delegaba
monseñor Sento Nuncio apostolice en Lima delegado especial en representación del
Vaticano para que pueda subscribirlo así como el acta de convenio adicional, por su
parte el señor subsecretario de relaciones exteriores da lectura al decreto del señor
encargado del mando Don Federico Páez, por el cual, el gobierno del Ecuador delegaba
al canciller de la República para firmar del Modus Vivendi
El más importante de los hijos de Atahualpa en la región de Quito fue Tupa Tauchi más
conocido como Francisco Atahualpa quien llevaba el titulo de auqui, quien estuvo con
su padre en Cajamarca de ahí, Atahualpa lo envió a Quito con la custodia de 4000
indios previendo la llegada de los españoles, pero tanto el cómo varios de los hijos de
Atahualpa pasaron a la custodia de Rumiñahui y posteriormente cayeron en poder de
Benalcazar. En el convento franciscano recibió educación de Fray Jodoco Rique y fue
bautizado por él con el nombre de Francisco, tenia los privilegios de vecino y
encomendero y entre varias propiedades tenia doce cuadras de terreno hacia el
Pichincha, pertenecientes hoy día al barrio de San Diego y La Hermita, siendo por tanto
uno de los primeros vecinos del actual barrio de San Diego, levanto sus casas en ese
sector cruzando la antigua quebrada de Ullaguambayacu la actual avenida 24 de mayo.
Así como el auqui gozaba de varios privilegios, también debía cumplir con los deberes
que su estatus le exigía. En 1554 fue nombrado capitán para dirigir a las tropas
aborígenes que aplacarían la rebelión de algunas encomiendas de Imbabura y ocupo el
cargo de director de trabajos públicos en Quito, muestra de que don Francisco
Atahualpa pertenecía a la alta sociedad fue la ericción de una capilla consagrada a Santa
Catalina en San Francisco, donando el y sus familiares varios dineros provenientes de
sus propiedades. Tras su muerte en 1583 su hijo Don Alonso heredo el patronazgo de la
capilla.
Manuel de Almeida quien protagonizaría la conocida leyenda del padre Almeida fue
uno de los personajes más celebres de San Diego en el siglo XVII. Natural de Quito
nació en el año de 1646, es muy difícil confirmar en base a las evidencias históricas que
el padre Almeida haya sido una jugador empedernido y un vividor, estos calificativos, y
la misma leyenda han sido el producto de la tradición oral. lo que si se ha podido
corroborar a través de los documentos es que en la Recoleta de San Diego por esa época
se dictaron varios capítulos en los que se determinaban las reglas que los religiosos de la
recolección de San Diego debían cumplir so pena de ser castigados, la salida de los
internos únicamente con la licencia del guardián. La creación de una cárcel disciplinaria
y que ningún religioso tenga platica formal y por espacio de tres credos con mujeres ni
hombres. La implantación de varias de esas normas dio lugar a que varios escritores se
interesaran en recoger la vida y decoraran literalmente la leyenda del padre Almeida.
Desde finales del siglo XIX el franciscano Francisco Compte fue el primero en hacer
mención del padre Almeida hacia 1885 y el primero en escribir la legendaria frase
“hasta la vuelta señor” que fue lo que dijo el padre Almeida para llevar una vida de
asceta hasta sus últimos días al terminar el último periodo de su cargo como guardián de
San Diego, hasta finales del siglo XIX se conservaron sus restos en el convento hasta
que se confundieron con los de otros difuntos.
Su nombre prehispánico fue Inga Yupanqui hijo de Capac Yupanqui, sobrino de Túpac
Inga Yupanqui y según algunos testigos de la época hermano de Atahualpa, aunque este
dato no se ha podido confirmar, en todo caso se sabe que perteneció a la nobleza inca.
El auqui Yupanqui príncipe cusqueño nació y residió en Quito, donde su padre ocupo
un cargo importante en el gobierno inca. Atahualpa le designo su capital en merito a que
era su pariente muy cercano. Cuando los españoles capturaron a Atahualpa, el inca
Yupanqui fue apresado pero pudo huir de sus captores hacia Chimbo junto a Quis Quis
con quien participo en algunas batallas contra los españoles hasta que finalmente acepto
el dominio europeo. En el bautismo recibió el nombre de Mateo Inga Yupanqui. Don
Mateo y su esposa fueron uno de los primeros vecinos del actual barrio San Diego pues
se conoce que poseían una propiedad situada hacia el Pichincha. La alta alcurnia de
Mateo Yupanqui se evidenciaba en su designación como alguacil mayor de los naturales
en 1560, por este cargo recibiría un salario de 100 pesos de oro y su principal función
sería la de colaborar en la campaña de adoctrinamiento católico y en la administración
de justicia a los indígenas solamente. A pesar de ostentar una alta posición social
muchas veces tuvo que ir a la cárcel por deudas no cumplidas, un aumento posterior a
200 pesos anuales le permitiría transcurrir los años postreros de su existencia con la
decencia que tanto reclamaba
Tomado del libro “la gente ilustre de Quito” de Miguel Ángel Puga
Quiteños ilustres: Roberto Cruz
Notable educacionista quiteño nacido en 1860 vivió en la calle Maldonado cerca del
puente de los Gallinazos. Sirvió a su terruño por el lapso de 25 años. Hasta 1881 existía
solo una escuela municipal, la llamada de San Agustin que funcionaba en una sección
del convento de los agustinianos, en ese año había sido nombrado como director el
joven Roberto Cruz Padilla. La escuela se traslado en octubre de 1884 a otro lugar y
Cruz le puso el nombre de “Sucre”. En 1898 el municipio de Quito sostenía tres
escuelas, en ese año el doctor Manuel Jijón Bello, medico de higiene y salubridad
informo al congreso sobre ciertas fallas de las escuelas quiteñas, se exceptuaba de ese
sistema defectuoso la escuela dirigida por Cruz y decía: “en la única escuela que con
placer he visto inaugurada tal enseñanza de gimnasia es en la municipal regentada por el
señor Roberto Cruz, quien instruye y divierte a los niños siguiendo las indicaciones de
un manual de gimnasia editado en Paris”. En 1909 Celiano Monje fundo con Roberto
Cruz la primera revista artística que hubo en el país “La Ilustración Ecuatoriana” Cruz
publico nociones básicas de geometría elemental, ejercicios sobre el mapamundi o
nociones de ortografía, entre otras obras. Roberto Cruz era además comerciante, su
librería y papelería estaba en el portal arzobispal, allí se podía encontrar libros nuevos y
usados. Cruz era pequeño y delgado, se cuenta anedoticamente que debido a su pequeña
estatura aun queda en Quito el dicho de “estar a la altura de Roberto Cruz”
Tomado del libro “la gente ilustre de Quito” de Miguel Ángel Puga
Un accidente aviatorio en 1930
El 3 de mayo de 1605 mediante una cedula real, el rey consultaba a la audiencia si acaso
convendría vender las tierras de Añaquito el 15 de septiembre de 1606. El seminario de
San Luis vendió su estancia de Añaquito y la capellanía anexa, nombrándose patrono
del mismo al obispo. El 2 de mayo de 1612 el cabildo conoce la solicitud de cuatro
vecinos de la ciudad quienes dicen que el día 3 de mayo desean hacer una procesión y
construir además un calvario con su humilladero en la hermita de santa cruz, el Cabildo
en su sesión dice que efectivamente hay un humilladero en la plazoleta de Santa Prisca
situado en la actual 10 de agosto. En marzo de 1913 el cabildo ordeno que el nuevo
corregidor Don Francisco Maldonado de Mendoza, natural de Santa Fe de Bogotá,
hiciera una última parada en Añaquito antes de entrar solemnemente en la ciudad. En
1629 Santa Prisca había sido ya parroquilizada en forma oficial siendo la séptima de la
ciudad, para lo cual a San Blas se la había dividido en dos, es la base de la actual
inmensa parroquia de Benalcazar una de las más grandes de la ciudad. En la relación del
presidente del Quito de aquel año consta que estaba extramuros de la ciudad y que junto
a San Marcos, eran las más pobres de la misma pues solo rendían cada una 400 pesos al
año, es decir un peso al día.
Tomado del libro “El quiteño que no pudo vender su alma al diablo” de Jaime Muñoz
Mantilla
Sucesos en Quito en 1737 segunda parte
Los capitulares acordaron sacar a pregón y remate las tierras vacuas, el Marqués de
Solanda corregidor y justicia mayor expuso al cabildo que el virrey de Perú ha
autorizado que Guayaquil, Cuenca y Loja no saquen ganado para vender a Quito, lo que
ha producido escases de carne en esta ciudad, entonces el asesor del Cabildo envió una
carta al Virrey para que revea dicha disposición y escribió también cartas a los cabildos
de Cali, Buga y Popayán, para que proveen a de ganado a Quito, se designo sobre
estante para que entiendan la reparación del camino a Machachi. Una real cédula manda
que contribuyan Quito y sus villas y haciendas con cincuenta mil pesos para la refacción
del palacio de su Majestad en Madrid y con la intervención del Virrey y de la Real
Audiencia el Cabildo dispone que el comercio contribuya con cuatro mil pesos y los
hacendados con diez mil pesos. El presidente de la Audiencia tuvo disgustos con los
marinos españoles Antonio de Ulloa y Jorge Juan porque Ulloa hirió a quienes iban a
aprenderlo por Orden Presidencial debido a insolencias en contra de esa autoridad los
marinos se refugiaron en el convento de los jesuitas. Elevado el asunto en conocimiento
del virrey y del Consejo de Indias terminó por desvanecerse según La Condamine quien
dice que casi todos los mestizos y negros portaban puñales sin que pase semana en que
no cometiesen asesinatos como el del Alcalde de Riobamba Antonio Dávalos.
El juego del carnaval fue una de las tradiciones en el barrio, en especial de las calles
Padre Alemeida, Carabobo y Marañon, el carnaval era de todos contra todos. La calle
Almeida se caracterizaba porque en ella vivían muchos guarandeños quienes discutieron
el juego entre todos los jóvenes, los cascarones de cera se llenaban con anilina para las
enemigas o perfume para las enamoradas. Los muchachos recorrían el barrio mojando a
los vecinos y transeúntes, nadie salía enojado pero si empapado y con la cara pintada de
harina huevos y otras especies después de mojarse. En algunas casas se ofrecían baile
con agua de canela y galletas y era allí donde sucedían los enamoramientos. Para los
festejos de la ciudad en el mes de diciembre el equipo de futbol Francia conseguía
auspicios para costear una orquesta. La noche del 5 de diciembre se realizaba el baile
popular y el 6 se organizaba una yincana a la que se conocía como mañana deportiva
muchos recuerda que la señora Ortiz solía ofrecer un puerco entero con papas y chicha.
A la tarde se hacia la tradicional carrera de burros, los burros se alquilaban a un sucre en
la Magdalena. De 10 a 12 burros corriendo desordenadamente se podían ver desde la
parte superior de la calle Bahía y Marañón era todo un espectáculo cuando el burro
frenaba y el jinete salía volando y caía dentro de las casas o locales, todo esto, en San
Diego.
Según la noticia publicada del 27 de agosto de 1929 el avión vino desde Lima con
escala en Guayaquil, ciudad desde la decolo a las 7y45 de la mañana piloteado por
Harold Harz vicepresidente de la Panamerican y llevando al aviador ecuatoriano Cosme
Renela. El itinerario trazado fue Guayaquil, Babahoyo, Zapotal, Angamarca, Latacunga
y Quito. A las seis de la mañana de ese día fue enviada una escolta militar al campo de
aviación de Iñaquito, con objeto de ordenar algunos detalles para el aterrizaje del
Ferchair desde las 7 de la mañana con los anuncios que habían circulado en la ciudad
muchísimas personas comenzaron a trasladarse a Iñaquito y las calles del centro
ofrecían un hermoso espectáculo de animación. El avión tripulado por el señor Harz y el
capital Renela apareció a las 10 de la mañana por el lado sur de Quito despertando la
atención de todos los pobladores con el ruido poderoso de su hélice al efectuar varias
evoluciones sobre la ciudad, llegado el avión al campo de Iñaquito el piloto efectuó
varias evoluciones hasta conocer el terreno y orientarse con seguridad aterrizando
felizmente en medio de las aclamaciones del público. Los señores vicepresidente de la
Panamerican, el señor Harz y el capital Cosme Renela fueron saludados y felicitados
cordialmente por los señores ministro de guerra, marina y aviación Coronel Carlos A.
Guerrero y el inspector del ejercito el General Ángel Isaac Chiriboga
El diario el comercio en 1923 publico la siguiente crónica: “al fin va a ser realidad el
proyecto del monumento en Quito a padre de la libertad sudamericana, es una deuda
cuya falta de cumplimiento debió más de una vez avergonzarnos ya que la gratitud de
esta ciudad al libertador debió estar en relación con las deferencias y cariños que la
profeso. Casi no hay capital en Sudamérica que no le hubiese con el tiempo levantado la
ofrenda de su reconocimiento al genio que la providencia deparo en oportuna hora para
la conquista de la libertad de América, solo el Ecuador ha postergado por casi una
centuria la ofrenda espontanea que sus hijos hicieron el día siguiente de su liberación,
pero en fin, parece que hoy se trata de una enmienda. El congreso de 1923 ordenará
cumplir esa promesa en el menor tiempo posible y para ello dictaría una ley firme que
se provea de los necesarios fondos para llevar a ejecución el proyecto, para ello se haría
necesario que en la ley se estatuyera un impuesto patriótico que la hiciera factible, el
impuesto por otra parte no encierra siquiera el significado de obligación establecida a
quien no desea pagar, sino en nuestro concepto es un modo de recolección de fondos
que todos están dispuestos a dar y que si no lo han hecho antes es porque nadie se ha
acercado a reclamarlos, quien en efecto osaría en negar su óbolo de gratitud al
libertador.
Fue en la época de la presidencia de Eloy Alfaro que se planificaron las obras del
sanatorio aunque la idea venia de algunos años atrás la junta de beneficencia Olmedo
comienza la construcción del sanatorio Rocafuerte el 7 de mayo de 1900, se trata de un
edificio de gran magnitud localizado en el costado occidental de la Alameda, entonces
en la apartada periferia de Quito. En la cercanía del sanatorio se construye la basílica del
voto Nacional que conjuntamente con el Seminario Menor y el observatorio
astronómico constituían importantes hitos arquitectónicos. Los planos iniciales del
sanatorio fueron realizados por el arquitecto Francisco Smith y en julio de 1903 se
inauguraron dos pabellones. La inestabilidad política de la época es causa para que mas
de una vez queden abandonadas varias obras publicas. la junta de beneficencia Olmedo
en 1906 pide un informe técnico a Lorenzo Durini sobre los problemas aparecidos en el
sanatorio, Durini plantea separar el edificio en su parte posterior que da hacia el cerro y
presenta un proyecto con estructuras metálicas y con cubiertas de yerro galvanizado.
Muerto Lorenzo Durini su hijo Francisco que estaba sólidamente capacitado ya que
tenia estudios sobre sanatorios modernos europeos se encarga de la construcción del
edificio como Director General de Obras del Sanatorio Rocafuerte hasta 1913 para dar
cumplimiento al contrato que fuera firmado por su padre ya fallecido. El edificio años
después se transformaría en arsenal de guerra, cuartel militar y terminaría como
Hospital Militar.
Tomado del Libro” Quito Tradiciones, testimonio y nostalgia” copilado por Edgar
Freire Rubio.
Tomado del libro “historias, tradiciones y leyenda de Quito” de José María Jaramillo
Las primitivas casas quiteñas que en los primeros tiempos eran un pequeño hogar
solitario con un grupo de cabañas anexas para la servidumbre hacia el siglo XVII al ser
evitadas por familias completas de españoles quiteños se transformaron en un cercado
de corredores alrededor de un patio central con dos o tres patios de igual disposición, la
casa de esta etapa es la expresión de la consolidación española en Quito, pues el ibérico
una vez seguro en este territorio se asentó definitivamente. Las construcciones del siglo
XVII constituyen la mejor expresión del poder en flujo de las comunidades religiosas
esa así que durante esta época se producen las obras más notables de la arquitectura
religiosa en contraste con la sencillez de las construcciones civiles, consecuentemente
por ser una etapa de grandes construcciones eclesiásticas Quito cuenta con una mano de
obra más especializada como es el caso de artífices venidos de Europa, quienes además
de intervenir en las obras religiosas aportan con sus valiosos conocimientos para las
edificaciones civiles, además el indígena quiteño supo absorber todas las innovaciones
europeas que junto a sus propios conocimientos dio como resultado que se convirtiera
en el artífice de la obra civil religiosa colonial. En consecuencia la arquitectura
residencial en esta época se da como respuesta en gran parte a la interacción de tres
elementos principales: una tecnología probada producto de aportes tanto españoles
como autóctonos, los recursos propios que proporciono la región en cuanto a materiales
de construcción y mano de obra indígena y el surgimiento de nuevas relaciones sociales
y nuevas formas de vida entre conquistadores y conquistados, en ese momento nace la
arquitectura quiteña.
En la edición del Diario El Comercio del 24 de febrero de 1947, se detalla esta visita y
dice: un público numeroso acudió a dar la bienvenida en el campo de aviación, por la
vía panagra y a la hora meridiana llego a esta ciudad el campeón mundial de box Jon
Luis, acompañado de una numerosa comitiva de representantes, entrenadores y secons,
en el aeropuerto estuvieron a darles la bienvenida, los personeros de la asociación
provincial de box y los miembros de la empresa auspiciadora de su visita al país, así
como numerosas personas que ansiaban conocer personalmente al famoso deportista,
precedido por una delegación de guardias civiles la comitiva se traslado al centro de la
ciudad hasta el hotel Sagoy donde se aloja el invicto pugilista el publico que se dio
cuenta de la presencia de Luis en ese lugar lleno las aceras impidiendo el desarrollo
normal del tráfico, en la cámara del hotel y mientras se disponía a tomar un descanso
hasta la hora de la exhibición programada, gentilmente accedió a concedernos un
reportaje para el diario el Comercio, el señor Leo Rivas nos sirvió de interprete ya que
el campeón no habla español ni el cronista habla el ingles, Luis con la mayor
naturalidad escudriñaba la pieza que se le había reservado, nos dijo que desde Santiago
en Lima ya tenía referencias de la belleza y el progreso del país, lo que le había sido
grato confirmar plenamente durante el viaje y que desde el avión había podido admirar
el paisaje natural, tomado del diario el Comercio el 24 de febrero de 1947.
En cuanto a los caminos las rutas del Ingañan, sirvieron en buena parte de posteriores
caminos de herradura de los españoles, y aun para los posteriores carreteros las que
salían de Quito se han mantenido casi intactas, así la ruta del Cuzco partía de la calle
angosta hoy calle Benalcazar, y se continuaba en línea recta en la que hoy es la calle
bahía bordeaba al panecillo al que subía a un ramal que conducía al templo del sol,
avanzaba hasta el puente de la Magdalena y derechamente por el borde de Turubamba
avanzaba hasta Chillogallo era el camino de la mandiestra como se dice en las primeras
actas del cabildo, distinto al de la mansiniestra que va por la sima de Puengasi hasta
Amaguaña, por el que llego Benalcazar en vísperas del 6 de diciembre, al norte el
camino de salida de Quito, coincidente con la actual calle Guayaquil, se dividía en la
garganta que forma el Ichinbia y San Juan, al aproximarse es decir a la altura de la
actual iglesia de San Blas, una parte iba a Patag Guapulo es decir a la meseta alomada
donde hoy se alza el hotel Quito de allí el nombre de Pata que quiere decir planicie en la
altura y continuaba a Cumbaya, Puembo, es decir el camino que siguió Orellana para ir
al país de la canela y por otra parte el camino iba bordeando la laguna de Iñaquito al pie
de las faldas del Pichincha justamente por lo que hoy es la avenida 10 de agosto, para
luego subdividirse un ramal por Cotocollao y Pomasqui para seguir para seguir a
Otavalo por Maschingui y Cochasqui y otro ramal por Carapungo y Guayabamba para
seguir al Quinche, Cayambe y Caranqui, tomado del libro “Memorias del Ñaupaquitu”,
DE Jorge Salvador Lara.
Quito fue víctima de su volcán aledaño con una terrible erupción todos sus pobladores
atribuyeron a su salvación a un milagro de la Virgen de Mercedes por lo que los
cabildos eclesiásticos y civil hicieron voto solemne para dar permanentemente y anual
una fiesta de acción y gracias a María, los documentos de la época describen el flagelo
como: una aflicción y tormenta causada por el volcán que está próximo a la ciudad, que
se dice Pichincha, de suerte que habido amanecido dicho día tanta obscuridad, como si
fuera noche tenebrosa y que entendieron que estaba a punto de perderse la ciudad, la
ceniza que llovió del volcán, con trueno, relámpagos de fuego como el dicho día a las
once, poco o más o menos fue el señor servido mediante la intercesión de la
bienaventurada Virgen María, nuestra señora hacer que volviese aclarar y alumbrar, y
cesar la tormenta y oscuridad. Menores fueron las erupciones de 1577 y 1580, pero de
1582 a 1898 la actividad fue continua, el 3 de septiembre de 1587 hubo fuerte erupción
precedida y continuada por numerosos temblores y caída de ceniza desde entonces el
volcán parece descansar hasta mediados del siglo XVII, tomado del libro “Memorias del
Ñaupaquitu” de Jorge Salvador Lara.
En su libro de Popayan a Quito, Antonio Holan dice: no han perdido las calles de Quito
el aspecto o fisonomía con que los conocí cuando niño, no obstante los muchos edificios
de estilo moderno levantados en los últimos lustros, entre los cuales rompe la
uniformidad, con terceros y cuartos pisos cosa inexplicable por cierto en una población
donde son tan comunes los temblores de tierra, que dos veces por lo menos en cada
siglo, alcanzan las proporciones de cataclismos, el Quito del centro es todavía la
hermosa capital de la colonia, pero no sucede lo mismo con sus prolongaciones, en
donde las nuevas calles y avenidas surgidas como por encanto en sus últimos 10 años,
llevan el sello del día entre las nuevas avenidas están la Av. De Colombia bautizada así,
en el centenario de nuestra emancipación, hermosos hoteles montados en edificios
adecuados sobre planos europeos, o americanos han reemplazado las antiguas casas
posadas con grandes provechos para los empresarios y comodidad para el elemento
flotante extranjero nacional, que es ya de bastante consideración, la carrera de
Venezuela es la cuadra conocida con nombre calle del correo por haberse encontrado la
oficina de este servicio en épocas anteriores esta calle es el sitio de mayor movimiento
de Quito. La capital ecuatoriana tiene la figura de un cuero de res con la cabeza entera
conservada, que viene a ser el panecillo hacia el sur, y con la extremidad derecha
levantada, sobre otra colina levantada llamada San Juan por el pequeño templo que
ocupa su eminencia, tomado del libro “Quito de ayer Quito de siempre” de Miguel
Ángel Puga.
Este hombre ilustre de las letras ecuatorianas nació en Quito en el barrio la Ronda el 15
de marzo de 1903 y falleció en esta ciudad el 22 agosto de 1974, periodista, escritor de
nota, poeta y pedagogo, realizo sus estudios primarios, en el pensionado del Doctor
Borja y los secundarios en el Colegio Mejía, luego paso a la Facultad de Filosofía y
Letras de la universidad donde se doctoro, a la edad de 14 años fundó la revista “La
idea”, con Luis Aníbal Sánchez, Jorge Carrera Andrade y Gonzalo Escudero, empezó
muy joven su obra poética, en 1920 edito su primer volumen de versos ”El Sentir”,
después aparecieron poemas íntimos, en el 21 y en el corazón de Eva en el 27, como
prosista Arias es notable a escrito estudios críticos biográficos, textos de literatura,
recuerdos de viajes e innumerables artículos, con impresiones de sus lecturas, entre sus
obras didácticas hay que citar la “Antología de poetas ecuatorianos, Savia Nueva,
Literatura Universal y otras”. Para Gonzalo Zaldumbide, “El cristal Indígena” es el
mejor libro de Arias, en el espejo de usted lo veo a espejo con mayor satisfacción que en
el mío y Euralio Barreas dice: cuanto talento y acierto de vocabulario, es su mejor libro
y el más fluido, Augusto Arias fue un periodista consumado colaborando, en periódicos
del país y del exterior en el comercio escribió por más de 40 años y en ultimas noticias
fue editorialista por varios años, primer presidente de la unión nacional de periodistas, y
miembro fundador de la casa de la cultura ecuatoriana, tomado del libro, “La Gente
Ilustre de Quito” de Miguel Ángel Puga.
La transición del siglo XVII al siglo XVIII, la parroquia de San Sebastian Y sus barrios,
junto con los extramuros orientales y oxidental de la ciudad, dieron cabida a la plebe, a
los barrios bajos es decir a los arrabales de Quito, sin embargo ese ambiente de barrio
bajo ni siquiera se sospecha en los mapas de la época, en el primer plano verdadero de
Quito, realizado por Deoniso Alsedo y Herrera en 1734, se observa 60 casas en el barrio
de la Loma pero todas iguales, se trata de un patrón de representación estándar; es decir
un esquema aproximado e incluso ingenuo a partir del cual no se puede tener una
referencia exacta de la fisonomía del barrio, no sucede lo mismo con el plano elaborado
por el geodésico francés Moran Dile en 1741, y el realizado por esas mismas fechas por
académicos españoles; Jorge Juan y Antonio de Ulloa, en ambos planos se nota
claramente un amanzanamiento muy delimitado, a tras de Santo Domingo, en total trece
manzanas, 6 en la orilla norte de la calle larga y 7 en margen sur de la misma, ninguna
de estas manzanas están totalmente alitadas, cosa que no pasa en el barrio vecino de San
Marcos, en donde por lo menos 4 manzanas están totalmente pobladas según el mapa de
Juan y Ulloa, y 11 según el mapa de Moran Dile, en la Loma las manzanas que están
más cerca al núcleo residencial de Santo Domingo, parecen corresponder a una división
de 12 solares la calle larga actual Rocafuerte con calles transversales, a demás se notan
claramente las implantaciones, de lotes, edificios, huertos y jardines, sin embargo lo que
muestran estos planos, para los extramuros de la ciudad es solamente una situación
proyectada es decir; imaginada o ideal, ideada por el cabildo pero que no llego a
cumplirse aun en la época republicana, tomado del libro ”La Loma memoria histórica y
cultural ”.
En su obra de Popayan a Quito Antonio Holano dice; desde los campos de Turubamba
se alcanza a ver ya la capital cuyo poblado, se derrama por los costados del panecillo,
los últimos momentos del viaje son de una grande animación, y ponen una nota alegre
en el ánimo la riqueza de los campos, la hermosura del paisaje y el buen gusto que
revelan en su construcción las quintas y lugares de recreo que pululan en las
inmediaciones de la metrópolis, en la estación de Chimbacalle, la muchedumbre
compuesta de curiosos, de negociantes de toda especie, y de personas que concurren a
dar la bienvenida a; amigos y parientes se concentra el aviso de la llegada del tren, y se
lanza sobre los carros de todas las clases a penas se detiene, entre los centenares de
caras que se me presentan, escudriño afanoso de las personas que me esperan, las veo al
fin y apenas podemos abrirnos paso entre la multitud, corremos unos a otros y en el
efusivo encuentro preñado de todas las emociones, placenteras y dolorosas que
producen en tales casos la presencia de los seres por tanto tiempo ausentes, y la
constancia de la eterna separación, de los que nos encontramos ya y se prolonga por un
cuarto de hora indescriptible, ¡Quito!, ¡Quito! Exclama maquinalmente al recorrer el
trayecto de la estación a la casa que se nos tenía preparada y reconocer los sitios y las
calles, que desfilaban ante mis ojos como una evocasion de cosas y de tiempos que yo
creía idos para siempre, tomado del libro”Quito de ayer Quito de siempre”, de Miguel
Ángel Puga.
En su obra Popayan a Quito, Antonio Holano dice: en frente del palacio nacional y en la
esquina del sur alzase el palacio municipal reconstruido en el mismo sitio sesionaron los
alcaldes y regidores de la colonia, una galería conocida por el nombre de “los portales
de salinas”, extiendese de extremo a extremo, de esta cuadra uniformando el piso bajo
de todos los edificios con un atrio de piedra por delante, sobre bóvedas semejantes a las
del palacio de gobierno, y una glorieta que corona una cúpula en la mitad de tal atrio,
ocupa la catedral metropolitana todo el costado meridional de la plaza en cuestión
quedando la fachada y la torre en la carrera de García Moreno, el atrio es lo único
notable de este templo, por lo demás sin merito arquitectónico, pero en cuyo interior
causa grata impresión el aseo, poco común en las demás iglesias de Quito, y el orden y
compostura con el que se verifican las ceremonias religiosas la plaza de la
independencia lucia hasta hace unos años la fuente de salto, en todo el centro labrada de
piedra a la que concurrían los aguadores que entonces hacían el servicio del barrio de la
catedral, realizada la obra del acueducto de hierro esa fuente desapareció y en el lugar
que ella ocupaba, levantase hoy un hermoso monumento, de bronce y mármol a la
memoria de los mártires del 2 de agosto de 1810 rodeado por un jardín bastante bien
tenido, en medio de una verja, tomado del libro, ”Quito de ayer Quito de siempre” de
Miguel Ángel Puga.