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Introducción
La labor del Comité ha sido muy variada. Cabe destacar, entre otros, la
elaboración de múltiples estudios y dictámenes, así como de sendos proyectos
de convenciones para las Conferencias Especializadas Interamericanas sobre
Derecho Internacional Privado.
Los grandes temas discutidos en el foro de la OEA han sido determinantes para
mantener vivo el interés por la codificación, cuya primera expresión se
encuentra recogida en la Convención para la Formación de Códigos de Derecho
Público y Derecho Internacional Privado de América, suscrita en México, 1902 y
en la Convención sobre Derecho Internacional, suscrita en la Conferencia
Interamericana de Río de Janeiro en 1906. En ambas convenciones se trazan
métodos y procedimientos destinados a facilitar el proceso de codificación
interamericana. El conocer el contenido de esta codificación permitirá entender
el comportamiento legislativo del continente.
Sus 437 artículos, integrados en un título preliminar y cuatro libros, dedican una
amplia cobertura a los capítulos del derecho civil, comercial, penal y procesal
internacional.
1. Contenido temático
Como se puede observar, las convenciones del ámbito mercantil regulan las
instituciones de amplia circulación y de mayor importancia para las relaciones
internacionales. Hoy día, no se conciben estas relaciones sin títulos valores,
sociedades mercantiles y distintos tipos de contratos.
Las convenciones llamadas "procesales" regulan casi todos los grandes temas
de Derecho Procesal Internacional. Faltaría un ámbito cuya codificación está
relacionada con muchas dificultades: la llamada jurisdicción directa, es decir,
competencia procesal internacional. Lograr acuerdo de los Estados miembros
resulta sumamente difícil, por ello este tema nunca ha sido incluido en la
programación de las conferencias especializadas.
No debe dejar de mencionarse una convención que preside a todas las demás:
sobre normas generales de Derecho Internacional Privado (1979). Unica en el
mundo, brinda al continente americano una sólida base científica y crea un
verdadero sistema interamericano de Derecho Internacional Privado. La clara
consagración de la relación entre el derecho internacional e interno, la
concepción jurídica del derecho extranjero, la flexible y amplia regulación de las
instituciones generales, todo ello la coloca en la avanzada de desarrollo del
Derecho conflictual en el nuevo siglo.
2. Aspectos Generales
Los Estados Unidos, a pesar de haber tenido una participación activa en lo que
respecta a la codificación del Derecho Internacional Privado americano, durante
la etapa del idealismo, se negó sistemáticamente a ratificar las convenciones en
esta materia, alegando trabas de tipo constitucional, pues era objeto de reserva
para los estados federales, por lo cual el poder federal se encontraba
inhabilitado para efectuar la manifestación de voluntad correspondiente. En
este sentido, y en el marco de la nueva etapa de la codificación americana,
resulta importante indicar los esfuerzos de la OEA en pro de la unificación
hemisférica y del entendimiento con los países del "common law".
Este ámbito amerita el comentario de dos aspectos diferentes: por una parte, la
conveniencia de que existan regulaciones en el ámbito geográfico reducido,
frente a la codificación universal proveniente, en su mayoría, de las Conferencia
de La Haya, de las Naciones Unidas y de otros organismos de alcance mundial;
y por la otra, el ámbito de vigencia de las convenciones interamericanas.
En lo que al primero se refiere, afrontamos la interrogante presente en las
discusiones de todas las Conferencias Especializadas: ¿Debe legislarse regional
y subregionalmente? Siempre hemos sostenido el criterio favorable a la
codificación reducida a un determinado ámbito geográfico. Varias son las
razones para ello: por una parte, el menor número de Estados que negocia un
tratado resulta un factor coadyuvante para lograr su suscripción y posterior
ratificación. Por la otra, la homogeneidad conceptual, la tradición jurídica
común en la mayoría de los países del continente, así como los requerimientos
más reducidos frente a las exigencias universales, garantizan el mismo
resultado. La codificación regional podrá, además, constituir el primer y valioso
paso para la codificación universal que aun tiene largos caminos por recorrer.
A nuestro criterio, el interés del menor o del débil jurídico, en general, debe ser
el norte que guía la prelación de los instrumentos internacionales, sin descuidar
su congruente aplicación. En este sentido y, especialmente, en materia
procesal, las Convenciones han incluido cláusulas que consagran la vigencia de
todos los tratados suscritos o que se suscribieren en el futuro o las prácticas
más "favorables" que se pudieren observar en una determinada materia. Esto
también refleja la tendencia hacia la solución más equitativa de cada caso.
Además, otras causas de este problema derivan del hecho de que los juristas
latinoamericanos tengan una mayor familiaridad con la doctrina francesa,
alemana, italiana o norteamericana sobre un determinado tema que, con lo que
se haya escrito sobre esa misma institución, en otro país latinoamericano. Y si
esto ocurre con relación a la doctrina, en el plano de la jurisprudencia podemos
señalar dos situaciones que restan fuerza a los esfuerzos de armonización y
unificación del derecho, como factor primordial en el proceso integracionista. En
primer lugar, el principio tradicional de falta de obligatoriedad del precedente
judicial y, en segundo lugar, la carencia en muchos países latinoamericanos de
la publicación completa y periódica de las decisiones de los tribunales.
Si bien las CIDIP's han sido determinantes para el éxito de esta nueva etapa de
la codificación interamericana, su labor no ha estado exenta de críticas y
dificultades ya observadas en la fase de la codificación idealista. Estas
dificultades son de diferente índole: la escasez de trabajos preparatorios, la
elaboración de amplias agendas para las sesiones de corta duración; la
presencia de factores políticos en las discusiones de los proyectos, con el
predominio de los intereses particulares de cada Estado frente a las
necesidades de la comunidad internacional; carencia de expertos en algunas
delegaciones; presión del factor tiempo requerido para la discusión y
aprobación de los proyectos de convenciones, que se relaciona con falta del
presupuesto adecuado; la lenta ratificación de las convenciones aprobadas,
pues en la mayoría de los ordenamientos jurídicos se trata de un procedimiento
largo que generalmente consiste en dos y hasta tres actos, diferenciados, entre
sí: la aprobación legislativa, la promulgación por el Jefe del Estado y el
respectivo depósito del instrumento de ratificación.
La CIDIP, como órgano de la OEA, está consciente de todas las dificultades que
confronta el proceso codificador en materia de Derecho Internacional Privado y
emprende las medidas necesarias para allanar el camino. Sin temor a
equivocarnos, podemos afirmar que muchas de estas dificultades están en vía
de superación.
III. Perspectivas Futuras.
Es evidente que el éxito obtenido hasta ahora debe servir de aliciente para
detectar y corregir errores, para mejorar la calidad de los proyectos, usando la
experiencia de otras regiones y de organismos internacionales, manteniendo la
identidad americana en aquellos elementos que verdaderamente lo ameriten.
Pero el éxito obtenido también obliga a continuar el camino. Especialmente,
porque América ya ha encontrado una solución de compromiso entre el
idealismo próximo a la fantasía y el pragmatismo real que le permite encaminar
su proceso codificador hacia un futuro promisor.
Conclusiones
Por ello son tan importantes las iniciativas como la que nos reune en el suelo
colombiano.
Desde los comienzos del proceso codificador del Derecho Internacional Privado,
Colombia ha jugado un papel preponderante en su desarrollo. Juristas como
Joaquín Caicedo Castilla, Marco Gerardo Monroy Cabra, su discípulo y seguidor
y toda una pléyade de juristas jóvenes testimonian el interés de Colombia por la
difícil materia del conflicto de leyes.