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Nuevo estudio cuestiona el uso del

estrógeno en la menopausia
Por Natalia Martín Cantero
Agencia EFE
San Francisco (EFE).- Otro estudio ha vuelto a poner sobre el tapete el uso del estrógeno para aliviar los
síntomas de la menopausia, en el que se afirma que el remedio podría ser peor
que la enfermedad.

Las autoridades estadounidenses decidieron cancelar, un año antes de su


conclusión, un estudio que mostraba que el consumo prolongado de estrógeno
aumenta el riesgo de sufrir ataques apopléjicos y, posiblemente, demencia.

Esta noticia podría sumir en la confusión a quienes recuerden que otra gran
investigación sobre tratamientos de terapia hormonal con estrógeno y progestina,
igualmente dirigida por el Instituto Nacional de la Salud (NIH), se frenó en seco en
el años 2002.

En aquel caso, los investigadores descubrieron que esta terapia incrementaba


considerablemente el riesgo de padecer problemas del corazón y cáncer de
pecho, entre otros males, lo que produjo una gran alarma social y un masivo
abandono de estos tratamientos, hasta entonces considerados seguros.

En esta ocasión, el estudio se refiere a tratamientos únicamente a base de


estrógeno.

La diferencia entre ambos es significativa porque la terapia sólo con estrógeno es seguida por muchas
más mujeres en Estados Unidos (en torno a los 5,6 millones), frente a la combinación con progestina (unos
dos millones).

Uno de los descubrimientos que más sorprendió a los científicos fue descubrir que los suplementos que
contienen únicamente estrógeno no incrementan el riesgo de sufrir cáncer de pecho, lo que quiere decir
que este tratamiento es menos peligroso que el anterior.

No obstante, la noticia vuelve a poner en cuestión el uso de las terapias de reemplazo hormonal.

Durante varias décadas, millones de mujeres siguieron estos tratamientos aconsejadas por sus doctores y
convencidas de que reducirían el riesgo de sufrir una amplia gama de enfermedades, desde el cáncer
hasta la osteoporosis.

Pero estas ventajas parecen ser totalmente ilusorias, a juzgar por estos estudios, y, a largo plazo, los
tratamientos pueden resultar perjudiciales.

Los científicos del NIH recordaron que esta es una terapia que debe diseñarse de acuerdo con las
necesidades de cada mujer, y sólo debe seguirse el tiempo estrictamente necesario.

La doctora Barbara Alving, directora de la Iniciativa para la Salud Femenina del NIH, señaló que, aunque el
estudio iba a durar un año más, no se habría ganado nada con este tiempo adicional.

Alving señaló que la interrupción no significa que hubiera una emergencia, aunque advirtió que, para las
mujeres que han seguido el tratamiento durante varios años, esta es una buena oportunidad para
plantearse si realmente necesitan continuar con ello.

El estrógeno, administrado solo o con progestina, proporciona el tratamiento más efectivo contra los
síntomas de la menopausia, como las olas repentinas de calor, la sudoración nocturna o la sequedad
vaginal.

La investigación mostró que, entre las 10.000 mujeres que estaban tomando la hormona, se produjeron
ocho ataques apopléjicos más que entre un número similar de mujeres que no consumían esas sustancias.

Por otra parte, los datos preliminares de un estudio paralelo indicaron que las mujeres que consumían
estrógeno tenían más probabilidades de sufrir demencia que las que consumían una sustancia inocua o
placebo.

Las mujeres que siguieron este tratamiento, apuntan las doctores, sí experimentaron un efecto positivo:
menor riesgo de sufrir fracturas de cadera a causa de la osteoporosis. Sin embargo, los expertos señalaron
que existen otros medicamentos más apropiados para fortalecer la salud de los huesos. EFE
nmc/rcf/cs

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