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ALGUNOS LINEAMIENTOS PARA UNA PLANIFICACIÓN TRADUCTORA EN EL PERÚ

Rosa Luna – PERÚ

El sociólogo Ezequiel Ander-Egg (1985) define la planificación, como el método y técnica


de racionalización y organización, aplicable a cualquier actividad mediante la cual un individuo,
grupo de individuos, institución u organización quiere alcanzar determinados objetivos. Con
esta visión sucinta de lo que se entiende por planificación y sus proyecciones en términos
generales, consideramos factible tratar de la planificación de la traducción en tanto actividad
humana que está orientada, de manera genérica, al intercambio tanto intercultural como
científico y tecnológico.
Sobre la base de lo propuesto, concebiremos la planificación traductora como la
racionalización del proceso de toma de decisiones en el dominio de la traducción. Se trata, en
consecuencia, de una propuesta para la creación del porvenir de la traducción, utilizando un
conjunto de procedimientos que permitan racionalizar y organizar las acciones y actividades
traductoras previstas por anticipado, con el fin de lograr determinados objetivos. La
importancia de este tipo de planificación es su influencia decisiva tanto en las lenguas, como
en sus hablantes y, sobre todo, en las naciones consideradas como entidades políticas. (Bolaño:
83).
Desde el punto de vista de la planificación, la traducción ha sido definida como "la
puesta en disposición de la totalidad de la producción científica, cultural, administrativa e
industrial en tantas lenguas o variantes de lenguas como usuarios y mercados".
Un análisis detenido de esta definición, nos permite destacar los siguientes aspectos:
1. La demanda de una “puesta en disposición” supone una falta de acceso a las
distintas publicaciones que se realizan a nivel mundial. En países como el nuestro, el
acceso al material en lengua extranjera, sea traducido o no, es una fuente de poder,
poder dado por el conocimiento actualizado, cualquiera sea su naturaleza, que
poseen los países monopolizadores de información.
2. La referencia a la totalidad de productos está orientada a deselitizar el sistema de
distribución de publicaciones traducidas.
3. La exigencia de traducciones tiene por objetivo “en tantas lenguas como variantes de
lengua”, eliminar el mito de la traducción que privilegia las lenguas o variantes de
lenguas dominantes. Por el contrario, ella demanda la existencia de tantas versiones
como usuarios y mercados.

Al revisar la literatura sobre planificación lingüística nacional, nos enfrentamos a la


inexistencia de antecedentes teóricos sobre planificación traductora. Ello puede explicarse, en
parte, debido a que son los propios lingüistas quienes se rehúsan a considerar a la traducción
como componente esencial de cualquier proyecto de planificación lingüística. Inclusive, en el
caso de los proyectos de educación bilingüe (quechua-castellano), en donde la presencia de la
traducción estaría totalmente justificada, bajo la modalidad de traducción pedagógica, esta
continua siendo ignorada.
El lingüista nacional Adolfo Cerrón Palomino (1987:18) afirma respecto de nuestra
realidad plurilingüe que "el nuestro es un país lingüísticamente fragmentado, en el que se
hablan numerosas lenguas que integran, por lo menos catorce grupos idiomáticos. Once de
ellos se localizan en la floresta amazónica, formando lo que se comprende como grupos
lingüísticos de la selva. De los tres restantes, los grupos quechua y aru se distribuyen a lo

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largo de los Andes, encontrándose también al primero en la hoya del Amazonas; y, finalmente,
el tercero, formado únicamente por el castellano y sus variedades regionales, se extiende a lo
largo de la costa y de las otras dos regiones, principalmente, por lo que se refiere a estas dos
últimas, en torno a los núcleos urbanos". El mismo autor agrega en otro lugar "por ello la
elaboración lingüística debe partir fundamentalmente de los auténticos usuarios de la lengua.
De allí, la necesidad urgente de la formación de cuadros de escritores en lengua nativa".
Esta somera descripción sobre la problemática sociolingüística peruana, ratifica la
importancia de considerar la traducción como vehículo, por excelencia, de comprensión entre las
diferentes culturas y lenguas nacionales y para su difusión en otras lenguas extranjeras. A nivel
internacional, los organismos internacionales han venido cumpliendo un papel importante en lo
concerniente al diseño de pautas generales para el logro de una organización eficaz y efectiva de
la traducción. Entre los documentos más representativos de este sentir, podemos mencionar a
"La Collection UNESCO d'oeuvres representatives", perteneciente al programa de traducción
literaria de la UNESCO, cuyo objetivo primordial es dar a conocer, a nivel internacional obras
escritas en lenguas de difusión restringida en su condición de tales que no han sido traducidas a
lenguas de gran difusión, como son el inglés o el francés, por lo cual resultan inaccesibles al vasto
publico culto mundial. Se trata de un programa orientado a la comprensión internacional,
basado en el conocimiento recíproco de las culturas. La UNESCO alienta la traducción y
publicación de las obras más importantes de la literatura occidental, en especial, a las lenguas de
poca difusión, caso de las africanas y asiáticas.
Otros dos documentos importantes son "La Charte du Traducteur", presentada en el IV
Congreso de la FIT en 1963 y la "Recomendación sobre la protección jurídica de los traductores
y de las traducciones y sobre los medios prácticos de mejorar la situación de los traductores",
presentada por la ONU en 1976. El interés principal de la primera es hacer resurgir la función
social de la traducción e intentar facilitar los intercambios espirituales y materiales entre los
pueblos y contribuir a mejorar la compresión entre las naciones y la expresión de la cultura en
el mundo.
La "Recomendación..." pone especial énfasis en la organización de centros de terminología
que contribuyan a facilitar información actualizada a los traductores en su actividad diaria, así
como a la normalización, desarrollo e internacionalización de la terminología científica y técnica".
Este documento, a nuestro entender, tiene particular importancia, por cuanto en su
capítulo VI "Países en vías de desarrollo", alienta a las autoridades nacionales para que, tomando
como base este documento de carácter internacional, hagan propuestas mas concretas y eficaces
en concordancia con sus propias necesidades lingüísticas".
Hemos presentado hasta ahora un panorama de las preocupaciones en torno al logro de
una mejor organización de la actividad traductora a nivel documental. Tal como puede
observarse, en este nivel, las preocupaciones relativas a una mejor organización de la actividad
traductora, datan de 1948 y continúan en forma ascendente hasta la fecha. Esperamos que el
siglo XXI marque un hito en este ámbito.
De otro lado, a nivel de literatura especializada internacional, podemos encontrar
algunos fundamentos sobre la planificación o política traductora. A juicio de Anna Lilova
(1984), "los traductores forman parte del potencial intelectual de cada cultura nacional y, por
consiguiente, este potencial debería ser explotado no solamente de acuerdo con las necesidades
actuales, sino proyectándose a las futuras, en materia de cultura de cada pueblo. Por ende, "el
rol de la traducción en los países subdesarrollados y de lenguas poco difundidas es decisivo"
Esta misma autora presenta los que podrían ser considerados como algunos de los principios
de base, todo ellos de igual importancia, para dicha planificación:

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1. Cada país posee bienes culturales y valores espirituales dignos de ser puestos
al conocimiento de otros pueblos y culturas.
2. Los intercambios culturales deben ser recíprocos y no unilaterales.
3. Toda cultura nacional tiene mayor o menor numero de áreas vírgenes, esto es
de obras maestras, que por diferentes razones, no han sido conocidas por el
gran público".

Sobre este mismo tópico, Jean Pierre Van Deth afirma que "en verdad la paradoja no es
tanto que recién hoy estemos preocupados por este tema, sino que no lo hayamos hecho antes" y
, lo que a su criterio es aún más importante, "elaborar una política lingüística sin tomar en cuenta
el problema de la traducción es, en la actualidad, totalmente impensable.
Según Albrecht Neubert (1985), la traducción, acto de comunicación por excelencia,
puede considerarse como una opción o necesidad de la actividad humana, además de ser un
imperativo, tanto económico como democrático. Una de las funciones más importantes de la
traducción en su rol de mediadora de conocimientos, es precisamente a través de ella que
podemos conocer lo que otros conocen. En consecuencia, cabría afirmar que hablar de
traducción es hablar de desarrollo en todos los dominios que aspiran el logro de la utopía de una
intercomprensión universal, sin eliminar las diferencias.
En esta misma línea de pensamiento, Maurice Gravier (1983) opina que "un empleo
razonable y razonado de la traducción y de la interpretación debe estar orientado a salvar las
lenguas nacionales y, al mismo tiempo, a proteger a la humanidad contra el triple riesgo que
supone la uniformidad, superficialidad y empobrecimiento intelectual". Sobre el mismo tópico,
Anna Lilova (1984) agrega que "podemos prever que la traducción, no sólo va a preservar su
valor y su aporte substancial en materia de ciencias, cultura y vida social, tanto a escala nacional
como internacional, sino que también lo desarrollará".
En lo que atañe a los lineamientos para una política traductora, es preciso diferenciar los
generales de los específicos. Los primeros involucran a todos los países del orbe, los segundos,
son privativos de cada región o nación. Nuestro interés en el presente artículo está centrado en la
propuesta de lineamientos específicos, en tanto que los problemas de traducción de cada país, en
este caso el Perú, están en relación directa con la situación sociolingüística del mismo y, en
especial, con el estatus de la(s) lengua(s) (dominantes/dominadas) de cada nación, así como de
su correspondiente condición de país desarrollado o en vías de desarrollo.
El Perú, es uno de los terrenos más fértiles para la práctica de la traducción.
Lamentablemente, el traductor peruano, cualquiera que sea su procedencia, asume un rol
pasivo frente a sus obligaciones como intermediario cultural, tecnológico, científico, etcétera,
ávido de hacerse camino y de satisfacer sus necesidades vitales. Paradójicamente, el traductor
peruano trabaja actualmente como extranjero, en contra de su realidad sociolingüística y
cultural, preocupado por imitar modelos foráneos, y, al margen de las necesidades traductoras
del país. Este aletargamiento, se debe al temor de asumir el reto de "ser traductor peruano"
(Luna: 1992).
Sin duda, la toma de conciencia de nuestra realidad pluricultural y plurilingüe exige un
cambio de actitud profesional: la transición de una visión holística a una visión atomista de la
profesión. Somos traductores peruanos y, en nuestra condición de tales, debemos diferenciarnos
de otros por nuestro particular hacer traductor (Luna: 1992).
¿Qué tipo de problemas nacionales podemos resolver con nuestro aporte profesional?,
¿cuál debería ser el perfil ideal de los traductores peruanos?, ¿cómo aumentar, de ser posible, o
deseable, el número de obras traducidas en nuestro medio?, ¿cómo perfeccionar la traducción?
Estas son algunas de las preguntas que pretendemos responder a lo largo de nuestro trabajo.

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Entre los paradigmas políticos o supuestos ideológicos en los que debería basarse esta
planificación, se encuentran, de un lado, el paradigma de la democracia participativa, que
defiende la coexistencia de múltiples culturas en una misma sociedad, tendiendo al
subdesarrollo autónomo de participación, y en las relaciones iguales de cada individuo, de cada
cultura y de cada cultura a través de las otras. La premisa básica de esta planificación es, sin
duda, la inexistencia de una sola cultura.
Por ende, la política cultural del país no debe abocarse únicamente a la difusión de la
cultura hegemónica, sino de todas las verdaderamente representativas. Sin embargo, este
paradigma no reduce la cultura a lo discursivo o estético, busca más bien lograr que los propios
sujetos produzcan el arte y la cultura necesarios para resolver sus problemas, afirmar y
restablecer su identidad.
De otro lado, tenemos el paradigma de la democratización cultural, es decir, un
programa de distribución y popularización del arte, de los conocimientos científicos y de otras
formas de "cultura elevada". La hipótesis básica es aquella según la cual una mejor difusión
corregirá las desigualdades existentes para el acceso a los bienes simbólicos.
En este contexto, el paradigma ideal para la planificación traductora sería uno de
carácter endoexoglósico encaminado a poner de relieve las peculiaridades de la cultura del
país y, a su vez, el acceso a la cultura global estableciendo contacto con otras culturas. Sólo
conociendo y respetando las múltiples culturas de nuestro país, seremos capaces de darlas a
conocer a otros y, las lenguas nacionales, en su condición de instrumentos de comunicación,
símbolos de pertenencia y factores de integración social desempeñan un papel crucial para el
desarrollo nacional. La premisa básica, por excelencia, de este proyecto será el considerar a la
traducción como insuperable vehículo de comunicación indirecta para lograr el desarrollo de
un país en todos los ámbitos de la actividad humana.
La finalidad de la ciencia es conocer la realidad y proponer cómo transformarla. Para
ello, será preciso trazarnos objetivos que expliciten los cambios de los que será objeto la
problemática estudiada, y que configurarían el futuro deseable en un intento de responder a la
siguiente interrogante: ¿Para qué realizaremos la planificación traductora? Entre las múltiples
y diversas alternativas de respuesta proponemos como objetivos planificadores:
1. Lograr que el traductor peruano se encuentre situado en la problemática de la
realidad traductora de su país y que contribuya con su práctica a la
transformación de esa realidad, poniendo en práctica la traducción comprometida
con el desarrollo lingüístico e intercultural del país, en reemplazo de la traducción
hecha por placer.
2. Eliminar la política de la "no traducción" en el mundo de la administración, la
investigación y, en especial, de la producción nacionales, desterrando la política
sectaria de no traducir aquello que los especialistas comprenden.
3. Suprimir la práctica de la sumisión al mercado a fin de lograr que la traducción
se encuentre al servicio de las verdaderas necesidades del país, en lo que a
material extranjero y traducido se refiere.
4. Ampliar el ingreso de material extranjero no traducido de procedencia lo más
heterogénea posible, en los diferentes países y áreas del saber.
5. Contribuir a que las decisiones concernientes a lo traducible sean tomadas por
especialistas en lenguas que conozcan las necesidades reales de material
traducido nacional y extranjero en nuestro medio.
6. Lograr que las universidades e institutos que brindan las carreras de traducción e
interpretación contribuyan con la formación de profesionales que satisfagan las
verdaderas necesidades lingüísticas del país en este ámbito.

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7. Democratizar la traducción a través de la participación activa de los
"destinatarios nacionales reales y potenciales".
8. Incentivar la formación de terminólogos, captando, en especial a traductores
especializados, especialistas en lenguajes especiales, así como profesionales de
los diferentes artes, oficios y ciencias a fin de crear bancos terminológicos que
puedan resolver problemas lingüísticos y metalingüísticos de los usuarios en
general.
9. Informatizar los datos sobre los textos traducidos en el país con el objeto de se
pueda acceder a ellos en forma rápida y efectiva.
10. Indagar las verdaderas necesidades de traducción de los textos nacionales por
parte de los usuarios reales y potenciales extranjeros, a fin de satisfacerlas en un
plazo mediato y contribuir, de esta manera, a la difusión de nuestra producción
textual en el extranjero.
11. Incentivar la adquisición y difusión de material traducido en el extranjero que
sea requerido urgentemente por el país, y de no satisfacer éste las necesidades del
usuario, proponer la realización de nuevas versiones traducidas.
12. Hacer respetar el Código de derechos de autor, especial, en lo que atañe al traductor
y plantear las modificaciones que resultasen pertinentes.
13. Concientizar a las entidades tenedoras de traducciones, a fin de que las pongan a
disposición del público en general e incentiven su difusión.

Finalmente, en lo que corresponde a la programación de la planificación traductora,


ésta en principio debe responder a las siguientes interrogantes:

¿Qué hacer? Traducir para el desarrollo cultural científico, tecnológico y lingüístico del
país.

¿Cómo hacerlo?... Métodos y técnicas requeridos para la obtención de datos confiables.

¿Quién debe traducir? Potencial de recursos humanos disponibles.

¿Cuándo y cuánto planificar? Metas traductoras a corto, mediano y largo plazo.

¿Dónde realizar la planificación? Localización de las acciones planificadoras.

¿Para qué y para quién hacerlo? Objetivos de la planificación traductora.

¿Cómo financiar la planificación?... Recursos reales y potenciales disponibles.

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Somos conscientes de que una tarea de tal envergadura, exige la existencia de un
diagnóstico exhaustivo de la situación traductora en nuestro medio, a partir de cuyos resultados
podríamos contrastar el era de la traducción con el ser de la traducción, en términos de aciertos,
carencias y deficiencias, con el fin de determinar el deber ser de la misma; sin embargo,
intentaremos responder sucintamente a algunas de las interrogantes planteadas.

¿QUÉ HACER?

A continuación, mencionaremos algunas acciones planificadoras prioritarias, subdivididas


en las siguientes vertientes: profesional, informativa, de investigación, servicios, evaluación,
pedagogía y capacitación.

A. Acciones de información:

1. Elaborar una bibliografía o índice comprehensivo que incluya reseñas de todas las
traducciones hechas en el país, clasificadas por año, autor, traductor, lenguas
involucradas, lugar de ubicación, especialidad, tema, etc.
2. Preparar un índice de traducciones que incluya breves reseñas de todas las
traducciones hechas en el extranjero de obras producidas por profesionales peruanos
de las diferentes áreas.
3. Intercambiar índices de traducciones nacionales de otros países a fin de tener un
banco de datos que contenga toda la producción traductora existente hasta la fecha
en habla hispana.

Estas tres primeras acciones tienen por objetivo central detectar la duplicidad
innecesaria de esfuerzos.

4. Elaborar un directorio o fichero de traductores peruanos, realmente calificados,


organizado por pares de lenguas, especialización, tipos de traducciones, etc.
5. Preparar un fichero de usuarios reales de traducciones, orientado a tener información
relativa a la calidad de las traducciones en términos de inteligibilidad, interés
comunicativo, etc.
6. Construir un fichero de usuarios potenciales de traducciones con el objeto de
determinar las dimensiones del mercado potencial inexplorado.

B. Acciones de capacitación profesional:

1. Firmar convenios con empresas de la industria en general para la capacitación de


traductores en las áreas correspondientes, en especial, en lo que a terminología se
refiere.
2. Lograr que las instituciones formadoras de traductores e intérpretes diseñen cursos
de capacitación y perfeccionamiento para traductores e intérpretes en lenguas
nativas.

C. Acciones de investigación:

1. Promover la publicación de un mayor número de diccionarios bilingües castellano-


cada una de las otras lenguas nacionales, y viceversa, por campos temáticos.
2. Preparar glosarios y léxicos especializados, hechos en equipo con los especialistas y
orientados a la satisfacción de las necesidades y expectativas de los traductores.

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3. Diseñar diccionarios que incluyan todas las variedades del castellano peruano para
ser utilizados en la enseñanza de las lenguas nacionales como mecanismo ideal para
lograr la intercomprensión y respeto por las diferencias dialectales.

D. Acciones de servicio profesional:

1. Crear un Centro Nacional de Traducciones, con un comité encargado de la


traducción de material extranjero requerido por el país en los diferentes ámbitos
de la actividad humana, con traductores representativos de las diferentes lenguas
y especialidades. Asimismo, un segundo comité, encargado de la difusión, a
través de la traducción, de material producido en el país en las diferentes áreas del
saber y, de preferencia, en versiones bilingües, de manera que se logre
promocionar, no sólo el mensaje sino también la lengua que lo emite.
2. Desarrollar la práctica de la traducción oral, con su correspondiente transcripción
como instrumento de comunicación para grupos lingüísticos con alto porcentaje
de analfabetismos.

E. Acciones evaluativas:

1. Conformar un comité evaluador de traducciones conformado por nativos,


revisores, clientes, destinatarios, etc., que garanticen la idoneidad de las
traducciones efectuadas, según su finalidad antes de su difusión masiva.
2. Crear un comité revisor de textos ya traducidos que tenga a su cargo la toma de
decisiones con respecto a la validez de las aducciones y/o necesidad de que sean
retraducidas.

F. Acciones pedagógicas:

1. Preparar textos multilingües paralelos, en especial, en el campo de la enseñanza de


las lenguas nacionales y extranjeras.
2. Utilizar la traducción intralingüística como estrategia pedagógica en la enseñanza de
las lenguas maternas y las extranjeras orientada al respeto por las alteridades
lingüísticas.

¿CÓMO PLANIFICAR?

Por su naturaleza, cualquier propuesta de planificación debe considerarse como un tipo


de investigación aplicada y, específicamente, como un trabajo de campo que empleará, entre
otras técnicas, la aplicación de encuestas y entrevistas. Para este caso, el universo de informantes
que será objeto de estudio es bastante heterogéneo y estaría conformado por traductores,
empíricos y profesionales; planificadores lingüísticos, profesores de lenguas nacionales y
extranjeras, editores, revisores, usuarios de traducciones y, finalmente, productores de textos
nacionales y/o extranjeros que son, han sido, o serán objeto de traducción. De allí, que resulte
imprescindible el empleo del muestreo estratificado.
Los instrumentos de recolección de datos serían elaborados a partir de las siguientes
variables:
 Tipo de difusión de las traducciones.
 Criterios utilizados para la selección de textos objeto de traducción.
 Necesidades y/o expectativas sobre la traducción.

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 Materiales no traducidos y traducciones que resultarían indispensables.
 Lenguas de partida y de llegada en las traducciones, por orden de demanda.
 Variantes de lenguas dominantes en las traducciones existentes y lenguas o
variantes de lenguas sin demanda de traducción.
 Tipos de traducción (intralingüística, interlingüística e intersemiótica) reales
o ideales, así como tipos de traductores reales e ideales (empíricos y
profesionales; generales o especializados).
 Métodos, técnicas y estrategias de traducción empleados en la actividad.
 Calidad de traducciones, entre otros aspectos.

¿QUIÉNES DEBEN PLANIFICAR?

Aun cuando consideramos al traductor como un agente importante en un proceso de


planificación lingüística de un país plurilingüe y multicultural como el nuestro, somos
igualmente conscientes de que la toma de decisiones para realizar la planificación en traducción
no puede estar exclusivamente en sus manos. Al tratarse de una actividad cuya repercusión es
tan trascendente, resulta imperativa una participación multidisciplinaria. ¿Quiénes son las
personas autorizadas para realizar una tarea de semejante envergadura?
A nuestro juicio, la planificación de la traducción en el país debería estar a cargo de un
organismo rector conformado por lingüistas (en especial, los sociolingüistas), traductores e
intérpretes acreditados; profesores de las lenguas nacionales; profesores de lenguas extranjeras;
usuarios de traducciones reales y potenciales; productores de textos nacionales representativos
de las diferentes lenguas y dialectos existentes en nuestro país; representantes de las diferentes
asociaciones de traductores del medio y, en especial, planificadores.

Sólo un equipo multidisciplinario podría garantizar el objetivo primordial de esta


planificación que es satisfacer las verdaderas necesidades de traducción de material extranjero y
nacional del país.
En términos de perfil ideal, todos los especialistas en lenguas deberían reunir las
siguientes características:
 conocimientos de la realidad sociolingüística peruana;
 conocimiento de la realidad traductora peruana;
 competencia traductora y textual acreditables.

La gran ventaja de un equipo así constituido es que cada uno de los miembros podría
brindar, desde su perspectiva, importantes aportes para comprender y solucionar los
problemas relativos a la actividad traductora en forma integral.

¿CUÁNDO HACERLO?

En términos generales, no hay una sola respuesta. Entre el potencial de respuestas


posibles nos inclinamos por la siguiente: AYER, si pensamos en que ya debería haberse
efectuado; HOY, si existiera el proyecto histórico nacional y pedagógico o, al menos, un proyecto
de planificación lingüística nacional integral de consenso, y un diagnóstico suficiente de la
situación lingüística peruana; EN EL MAÑANA PRÓXIMO, si decidimos hacer un trabajo
previo de concientización nacional, indispensable en el actual momento.

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Quizá, la combinación perfecta sería HOY PARA MAÑANA CON LA LECCIÓN DE
AYER, si lo concebimos como un proyecto de largo aliento que debe hacerse por etapas en el
futuro y, sin olvidar el pasado.
En términos concretos, y retomando las acciones planificativas antes mencionadas, aun
cuando la mayor parte de ellas parezcan demasiado pretenciosas, proponemos dividirlas en
plazos, según la factibilidad de su puesta en práctica:

1. Acciones informativas a corto plazo: acciones informativas 4 y 6.


2. Acciones a mediano plazo: acciones de capacitación profesional 1 y acciones
pedagógicas 1 y 2.
3. Acciones a largo plazo: acciones informativas 1, 2 y 3; acciones de capacitación
profesional 2; acciones de investigación 1, 2 y 3; acciones evaluativas 1 y 2 y
acciones de servicio profesional.
¿DÓNDE PLANIFICAR?

A nivel nacional, la actividad traductora está centralizada en la capital. Hasta hoy, no se


conoce en realidad cuáles son las verdaderas necesidades de material traducido de las
comunidades lingüísticas pertenecientes a otras regiones. Esta falta de participación en la toma
de decisiones con respecto al material “traducible” aumenta la dependencia para con la capital,
en caso de que exista acceso al material traducido y, de no ser este el caso, abre aun más la brecha
existente entre la capital y las provincias, en lo referente a información actualizada. Esta
situación se ve aún mas agravada si se piensa en que la capital también experimenta esa
dependencia con los países que monopolizan la traducción en Hispanoamérica.
Una adecuada distribución espacial del material extranjero, tanto regional como sectorial,
garantizaría que sean los futuros usuarios, reales y potenciales, de traducciones quienes decidan,
de acuerdo con sus necesidades, los textos que deben traducirse. Para el logro de este objetivo,
resulta indispensable la determinación de una política editorial nacional que contribuya a dicha
distribución y amplíe la circulación de material extranjero valioso para nuestro desarrollo en los
diferentes sectores de la actividad humana.
En lo tocante a las regiones, habría que poner énfasis en las regiones andinas y selváticas,
en razón de su particular problemática lingüístico-cultural; en cuanto al ámbito sectorial, habría
que lograr la representatividad de las áreas educativa, jurídica, comercial, empresarial,
industrial, cultural y de relaciones exteriores.

¿QUIÉN DEBE TRADUCIR?

Al igual que el hablante produce textos a partir de su sociolecto de base, el traductor


produce su versión en concordancia con su procedencia sociolectal y, finalmente, la
interpretación de los destinatarios es también de esta naturaleza. De allí la importancia de la
comunión de intereses entre productores y usuarios de traducciones, sin olvidar la importancia
de la empatía autor-traductor. Recuérdese que el éxito comunicativo de una traducción
dependerá, en gran medida, del grado de compatibilidad sociolectal existente entre los tres
componentes básicos de la actividad traductora: el autor, el traductor y el destinatario, o
cuando menos los dos últimos.

Según la dirección en que se efectúen las traducciones, las realizadas de lenguas


extranjeras a cualquiera de las lenguas nacionales (directa) tendrían que estar exclusivamente
en manos de traductores de procedencia peruana. El trabajo en equipo con los nativos del caso
garantizaría su aceptación por parte de los destinatarios nacionales. En lo que se refiere a las

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versiones de lenguas nacionales a lenguas extranjeras (inversa), estas deberían estar a cargo de
traductores nativos de la lengua extranjera con gran conocimiento de la problemática
sociolingüística nacional y, en especial, de la lengua y/o variante desde la cual se piensa hacer
la traducción.

¿CON QUÉ PLANIFICAR?

La procedencia de los recursos requeridos será heterogénea. Las fuentes de


financiamiento podrían ser nacionales o extranjeras, gubernamentales, institucionales o
privadas. Las inversiones gubernamentales y privadas nacionales podrían encargarse, según una
escala de prioridades, de la traducción de textos trascendentes para el desarrollo científico,
tecnológico y cultural, en general, sin considerar la rentabilidad de dichos productos.
Hasta aquí hemos intentado hacer un rápido recuento de todos los componentes
involucrados en una planificación traductora y esperamos haber logrado el objetivo principal del
presente artículo, cual es lograr concientizar y sensibilizar a las personas involucradas, directa o
indirectamente, en el mundo de la traducción y, fundamentalmente, a las autoridades
gubernamentales para que tomen las decisiones lingüísticas conducentes a contribuir, cada una a
su manera, con la planificación traductora peruana.
Los objetivos centrales de esta planificación, tal como lo hemos expresado anteriormente,
son la intercomprensión nacional; la traducción a las lenguas nacionales de material extranjero
actualizado; y particularmente, la difusión en lengua extranjera de material producido en el país,
con el legítimo interés de dar a conocer el enorme potencial de manifestaciones culturales
peruanas. Sabemos que, en un mundo dominado por la globalización y el neoliberalismo, las
políticas de planificación son satanizadas; sin embargo, insistimos en que este es el único camino
para democratizar la traducción y con ello garantizar el acceso a la información al igual que la
coexistencia y el respeto por las lenguas minoritarias para estar a tono con los nuevos
paradigmas de multiculturalismo, interculturalidad y tolerancia; en suma la CULTURA DE LA
DIVERSIDAD.

BIBLIOGRAFÍA:
1. ANDER-EGG, E. (1985). Técnicas de investigación social, Buenos Aires, Humanitas.
2. BOLAÑO, S. (1982). Introducción a la teoría y práctica de la sociolingüística, México D.F. Trillas.
3. CERRÓN PALOMINO, R. (1987). “Multilingüismo y política idiomática en el Perú” en
ALLPANCHIS, Sicuani, Instituto de Pastoral Andina.
4. CORNEJO POLAR, J. (1989). “Políticas culturales y políticas de comunicación” en
CONTRATEXTO, Lima, Universidad de Lima.
5. GRAVIER, M. (1983). “Faut-il sauver les langues nationales? en TRADUIRE, Paris.
6. LILOVA, A. (1984). “L’etat actuel de la traduction”, en BABEL, Budapest, John Benjamins
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7. LUNA, R. (1991). “Hacia una tipificación del profesional de la traducción”, en: Boletín de
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8. NEUBERT, A. (1985). Text and Translation, Leipzig, Veb Verlag Enzyklopädie.

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