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Zona de conflicto de Lagartija Nick (Chepasik, 2011)

El nuevo disco de Lagartija Nick es una auténtica maravilla. A nivel de sonido y letras, de voces y
ambientes, arreglos e imaginería. La voz de Antonio Arias en el primer plano desgrana letanías
entre cósmicas y apocalípticas, las percusiones incrustadas sobre líneas de bajo trepidantes y
electricidad amplificada hasta colocarse en la base del cráneo. Como en Mi vida anterior, evocadora
plastificación del mal recuerdo como combustible tóxico, Arenas, el desierto nuclear en las puertas
de tu ciudad, la mutación de la arenisca y Tiempo de exposición, el sepia de la existencia, atrapado
por el ámbar de las viejas cámaras analógicas. Zona de conflicto parece la salmodia a un primigenio
de Lovecraft, una surrante historia de amor oscuro. Crimen, sabotaje y creación, sueños de
arquitectura cromática fractal, te revienta el corazón. Superada la línea de exclusión marcada hace
cientos de años, para un final que nunca llegó, pero nos dejó encerrados en nuestra habitación, uno
tiene tiempo para escuchar Panorama nº5. Amor esquizofrénico alimentado por el espíritu de Ian
Curtis, eso es lo que sabe Warsawa. La mecánica cuántica, noches de luna roja, escapando de las
bandas de lobos digitales con alas frágiles, así suena Supercuerda. Para cerrar el disco, más
revueltas no completadas, más huidas hacia delante, el último transporte que salía de la Tierra partió
hace mucho, no esperes más Vuelos nocturnos. Un disco de intensidad superlativa, de tres
granadinos con muchos kilómetros a sus espaldas, que saben del oficio de crear canciones y supurar
cuestiones eternas en cada LP. Una banda que es referencia y eso solo lo consiguen los más grandes.

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