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LA ECONOMÍA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS.

INTENTOS DE RECUPERACIÓN (1918-1924)


Estancamiento de posguerra
Los países industriales tardaron varios años en poner en marcha la producción que les
correspondía como países desarrollados, debido más a problemas monetarios y
financieros que estrictamente productivos. Las monedas europeas se depreciaron y
abandonaron su valor fijo respecto a los metales preciosos (el "patrón oro"). El dólar
pasó a ser la única divisa segura.
Hasta 1924, algunos países vivieron situaciones inflacionistas extremas. La subida de
precios fue tan espectacular en Alemania que muchos productos multiplicaron su precio
por un millón en tan solo unos meses.
Dependencia financiera de Europa
Para relanzar su economía, los
países europeos necesitaron
cuantiosos recursos
financieros, provenientes en
gran medida de los Estados
Unidos. Pero lógicamente
había que devolver las
cantidades prestadas más sus
intereses. Al igual que
Inglaterra, Francia pretendía
reducir la deuda y obtener
recursos de las reparaciones
de guerra que tenía que pagar
Alemania según el Tratado de
Versalles.

Sin embargo, Alemania estaba ocupada en su zona más productiva por tropas francesas,
y sólo podía pagar las indemnizaciones si recibía créditos extras provenientes también
de los Estados Unidos.
Se establecerá así un círculo vicioso inflacionista que obligó a renegociar varias veces
las reparaciones de guerra con Alemania, y endeudó, en definitiva, a toda Europa, cuya
economía se hacía peligrosamente dependiente del capital norteamericano.
La situación económica en otros países europeos.
El resto de los países vencidos experimentaron una situación de inestabilidad
monetaria y financiera similar a la alemana en la posguerra, y otro tanto sucedió en
Italia pese a haber luchado al lado de las potencias aliadas.
España, por su parte, no aprovechó la oportunidad económica que le brindó la
neutralidad durante la guerra, y la prosperidad que experimentó fue efímera. En 1917
una huelga general y una importante crisis política anticiparon los problemas de la
posguerra, derivados de no haber conseguido un mercado interior, sólo posible con un
mejor reparto de la riqueza.
Rusia vivió duros momentos tras la revolución de 1917. La guerra civil arruinó al país,
cuyos dirigentes establecieron el "comunismo de guerra", que no consiguió paliar el
hambre de la población. En 1921 se puso en marcha la Nueva Política Económica
(NEP), que liberalizó parcialmente la economía rusa, e inició su recuperación.

LA PROSPERIDAD DE LOS AÑOS 20


La agricultura: Gracias a la mecanización, la agricultura cerealística
permitió abaratar los costes de los alimentos básicos, en una época en que
la alimentación era el gasto más importante para la mayoría de la
población. Una parte del consumo pudo orientarse entonces hacia los
productos industriales, con lo que las clases trabajadoras participaron, en
alguna medida, en los "felices años veinte".

La industria: La espectacular recuperación industrial de los Estados


Unidos durante toda la década ("Prosperity") y de Europa desde 1924, se
explica por la utilización sistemática del petróleo y de los métodos de la
segunda revolución industrial, que permitieron al sector secundario
convertirse en el motor de los cambios durante aquellos años. Tan
espectacular fue la recuperación que algunos historiadores se inclinan a
pensar que la Primera Guerra Mundial no destruyó el tejido industrial
tanto como se pensó en un primer momento, sino que contribuyó a su
modernización parcial. El optimismo volvía momentáneamente a los
países industriales, pero la industria tendrá su punto débil en la
dependencia de los créditos a corto plazo, que la hacía muy vulnerable a
los vaivenes financieros.

Una fácil y peligrosa financiación: El sistema económico de los años 20


se basó en préstamos a corto plazo que, provenientes en última instancia
de los Estados Unidos, se concedían con facilidad incluso para financiar
las dificultades de devolución de esos mismos préstamos y créditos.
El resultado fue un endeudamiento progresivo de amplios sectores
económicos, muy sensibles a los problemas de circulación internacional
de capitales. Desde 1925 puede observarse un trasvase de capitales desde
la industria hacia actividades especulativas, como la bolsa, institución que
actuará como un mecanismo de absorción de la inversión que terminará
resultando fatal cuando se produzca el Crack.

EL “CRACK DEL 29” Y SUS CONSECUENCIAS


Aunque la caída de la bolsa de Nueva York el 24 de octubre de 1929
(el jueves negro) marcó el inicio de la crisis financiera, sus causas eran
muy profundas y estaban relacionadas con los restos obsoletos de los
sectores productivos clásicos y con el mal reparto de la riqueza que hacía
parecer superproducción lo que no era sino subconsumo en la mayoría de
la población. Uno de los desencadenantes pudo ser la caída de los precios
agrícolas, que obligó a los productores agrarios estadounidenses a retirar
sus depósitos en los bancos, que a su vez vendieron acciones contagiando
el pánico y provocando la brusca bajada de las cotizaciones y la ruina de
muchos inversores. La crisis tuvo una difusión inmediata a todos los
sectores y a otros países que dependían del crédito norteamericano. Las
primeras medidas de carácter monetario, tomadas por las autoridades
económicas fueron absolutamente ineficaces, pues partían de una
concepción desfasada del capitalismo.

Difusión de la crisis: La retirada de las inversiones bursátiles provocó un


efecto inmediato en los bancos, que no pudieron hacer frente a todas las
peticiones de dinero de sus clientes. Tampoco pudieron renovar sus
inversiones en las empresas industriales norteamericanas y europeas, que
quebraron cuando vencieron los créditos a corto plazo con los que se
sostenían o despidieron a buena parte de su personal. El desempleo
contrajo el comercio y el consumo: los precios, especialmente los
agrícolas, cayeron tan bruscamente que hubo que destruir cosechas
enteras para intentar mantenerlos. Con todo, muchos campesinos se
arruinaron, un efecto que, al igual que los demás, retroalimentaba la crisis
y la hacía más profunda y duradera.

Primeras medidas: No era la primera vez que el capitalismo sufría una


crisis. Marx consideraba las crisis económicas como mecanismos de
regulación inherentes al sistema capitalista y anticipos de su crisis final.
Como no era, pues, una novedad, inicialmente las autoridades
norteamericanas no tomaron mediadas especiales, salvo leves ajustes
monetarios y políticas deflacionarias, prohibición de aumentar salarios,
limitación de beneficios... Se creía en la autorregulación rápida del
sistema mediante el libre juego de la oferta y la demanda y no existían
mecanismos reguladores, nacionales o internacionales para detener estas
caídas coyunturales. El presidente Hoover llegó a declarar que era un
buen momento para invertir y que la prosperidad estaba "a la vuelta de la
esquina". Pero no fue así. No funcionó esta concepción arcaica del
capitalismo y la crisis bursátil se alargó en el tiempo y se convirtió en una
severa depresión financiera y productiva.
LA GRAN DEPRESIÓN (1929-1939)

Los gobiernos terminaron reaccionando con medidas que confirmaban la


crisis del modelo económico liberal e intentaron dar soluciones a la crisis
que, como el proteccionismo o el fortalecimiento del Estado o como el
New Deal en los Estados Unidos, provocarán cambios sociales y modelos
culturales e ideológicos dispares y enfrentados, lo que condujo, directa o
indirectamente, a una nueva guerra mundial.

Crisis del modelo liberal: Que la crisis afectara a los países capitalistas
más desarrollados suponía un duro golpe a los principios del "laissez
faire" y en los que se basaba el capitalismo de la época. Los autores
marxistas contaban con el ejemplo de la Unión Soviética, un país ya
industrializado que no sufrió la crisis, para criticar el sistema capitalista
occidental y considerar la depresión de los años veinte como la crisis final
del capitalismo. Los autores marxistas contaban con el ejemplo de la
Unión Soviética, un país ya industrializado que no sufrió la crisis, para
criticar el sistema capitalista occidental y considerar la depresión de los
años veinte como la crisis final del capitalismo.

Soluciones a la crisis: El impacto de la crisis fue diferente según los


países, por lo que los intentos de solución también fueron diversos. En
general, se produjo un cierre proteccionista de los mercados, que Francia
e Inglaterra soportaron bien ya que sus posesiones coloniales
garantizaban el abastecimiento de materias primas y la venta de productos
manufacturados. Completamente dispar era la situación en Alemania,
Italia y en los países centroeuropeos. Desde la llegada de Hitler al poder
(1933), se intensifican las compras a los países del entorno, pero
realizando los pagos en productos alemanes, con lo que Alemania se
adueñaba de las economías centroeuropeas. Una política de obras
públicas y de fabricación de armamentos permitió reducir rápidamente
sus seis millones de parados. La fuerte intervención estatal había
permitido que, ya en 1936, Alemania fuera otra vez una gran potencia.

New Deal: El presidente demócrata Franklin D. Roosevelt venció en las


elecciones estadounidenses de 1932 y presentó un programa de reformas
denominado New Deal (Nuevo reparto...), que buscaba eliminar el
desempleo de 13 millones de trabajadores y el estancamiento económico.
La intervención del Estado se concentró en las subvenciones y la
planificación de la agricultura, en la mejora de las condiciones laborales y
salariales y en una política de obras públicas que paliaba el mal reparto de
la riqueza que estaba en el fondo de la crisis. El nuevo paradigma
económico fue formulado con rigor por el economista inglés John
Maynard Keynes, que dio fuerza teórica a las prácticas intervencionistas
de los años treinta. Para Keynes, creador de la macroeconomía, el gasto
del Estado tiene un efecto multiplicador beneficioso para el sistema
económico.

Cambios sociales: La cerrazón comercial internacional y la desconfianza


en todo lo extranjero radicalizaron las posturas nacionalistas. El debate
ideológico se enconó y dividió a la sociedad en unas proporciones
desconocidas hasta entonces. El enfrentamiento llegó a la tragedia en
España, que sufrió una cruenta Guerra Civil entre 1936 y 1939, en cuyo
resultado el apoyo internacional fue decisivo. Las mujeres conquistaron el
derecho al voto en la mayoría de los países europeos a lo largo de las dos
décadas del período de Entreguerras. Al menos en las grandes ciudades,
ellas comenzaron a participar intensamente en la vida artística y cultural y
en las diferentes corrientes de vanguardia.

CURIOSIDADES:

Un antecedente de las ideas de Keynes: Entre


1916 y 1925, un profesor español había expuesto
ideas similares a las que hicieron famoso, desde
1936, a John Maynard Keynes. Este profesor
alicantino se llamaba Germán Bernácer, y en 1933
publicó su obra Sociedad y felicidad, donde
aparecen ya lo postulados de la macroeconomía,
con términos algo diferentes a los utilizados por el
economista británico. José Villacís, que ha escrito
Germán Bernácer
un libro sobre el tema, comenta que su gran error
fue haber mantenido correspondencia con el
profesor Robertson, compañero de Keynes en
Cambridge. Se atribuye a Keynes la siguiente
frase: “a la larga, todos somos herederos de algún
economista difunto”, pero Bernácer tuvo la suerte
de seguir vivo hasta 1965.

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