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RESUMEN DE CASOS CONTENCIOSOS ANTE LA

CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

En el siguiente resumen sobre casos contenciosos ante la Corte Interamericana de


Derechos Humanos se desarrollarán los hechos, los derechos alegados como violados
por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y, los derechos declarados
violados en cada sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

1. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras


Desaparición forzosa
HECHOS. Se denuncia ante la corte la desaparición forzosa de Angel Manfredo
Velásquez Rodríguez, estudiante de la Universidad de Honduras, quien fue visto por
última vez, cuando fue detenido por las fuerzas armadas de Honduras el 12 de
septiembre de 1981 en horas de la tarde, cabe destacar que no medio orden de
detención. Según testigos oculares, Velásquez fue sometido a duras interrogaciones,
bajo fuertes torturas. La Comisión aprobó la resolución 30/83 de 4 de octubre de 1983,
en la que recomienda la observación de violaciones a los artículos 4 y 7 de la
convención.

LA COMISIÓN. Al introducir la demanda, la Comisión invocó los artículos 50 y 51 de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante "la Convención" o "la
Convención Americana"). La Comisión sometió este caso con el fin de que la Corte
decida si hubo violación, por parte del Estado involucrado, de los artículos 4 (Derecho
a la Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal) y 7 (Derecho a la Libertad Personal) de
la Convención en perjuicio del señor Ángel Manfredo Velásquez Rodríguez (también
conocido como Manfredo Velásquez). Asimismo, solicitó que la Corte disponga "se
reparen las consecuencias de la situación que ha configurado la vulneración de esos
derechos y se otorgue a la parte o partes lesionadas una justa indemnización".

LA CORTE. En su sentencia de 29 de julio de 1988, declara:


- Que Honduras ha violado en perjuicio de Ángel Manfredo Velásquez Rodríguez
los deberes de respeto y de garantía del derecho a la libertad personal
reconocido en el artículo 7 de la Convención, en conexión con el artículo 1.1 de
la misma.
- Que Honduras ha violado en perjuicio de Ángel Manfredo Velásquez Rodríguez
los deberes de respeto y de garantía del derecho a la integridad personal
reconocido en el artículo 5 de la Convención, en conexión con el artículo 1.1 de
la misma.
- Que Honduras ha violado en perjuicio de Ángel Manfredo Velásquez Rodríguez
el deber de garantía del derecho a la vida reconocido en el artículo 4 de la
Convención, en conexión con el artículo 1.1 de la misma.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_04_esp.pdf

2. Caso Godínez Cruz Vs. Honduras


Desaparición Forzosa
HECHOS. Según la denuncia presentada ante la Comisión, Saúl Godínez Cruz
desapareció el 22 de julio de 1982, después de haber salido de su casa en motocicleta
1
a las 6:20 a.m. rumbo al Instituto Prevocacional "Julia Zelaya" en Monjarás de
Choluteca, donde trabajaba como profesor. De acuerdo con lo denunciado, un testigo
habría visto a una persona cuya descripción coincidía con la de Godínez en el momento
de ser detenido por un hombre que vestía uniforme militar, acompañado por dos
personas vestidas de civil, quienes lo habrían introducido, junto con su motocicleta, en
un vehículo de doble cabina sin placas. Según algunos vecinos, la casa de Godínez
había sido vigilada, presumiblemente por agentes de investigación, en los días
anteriores a su desaparición.
Según la Comisión, un detenido afirmó haber visto a finales de junio de 1983 a Saúl
Godínez en la Penitenciaría Central de Tegucigalpa.

LA COMISIÓN. Al introducir la demanda, la Comisión invocó los artículos 50 y 51 de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante "la Convención" o "la
Convención Americana"). La Comisión sometió este caso con el fin de que la Corte
decida si hubo violación, por parte del Estado involucrado, de los artículos 4 (Derecho
a la Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal) y 7 (Derecho a la Libertad Personal) de
la Convención, en perjuicio del señor Saúl Godínez Cruz. Asimismo, solicitó que la
Corte disponga que "se reparen las consecuencias de la situación que ha configurado la
vulneración de esos derechos y se otorgue a la parte o partes lesionadas una justa
indemnización".

LA CORTE. En su sentencia de 20 de enero de 1989 declara:


- Que Honduras ha violado en perjuicio de Saúl Godínez Cruz los deberes de
respeto y de garantía del derecho a la libertad personal reconocido en el
artículo 7 de la Convención, en conexión con el artículo 1.1 de la misma.
- Que Honduras ha violado en perjuicio de Saúl Godínez Cruz los deberes de
respeto y de garantía del derecho a la integridad personal reconocido en el
artículo 5 de la Convención, en conexión con el artículo 1.1 de la misma.
- Que Honduras ha violado en perjuicio de Saúl Godínez Cruz el deber de
garantía del derecho a la vida reconocido en el artículo 4 de la Convención, en
conexión con el artículo 1.1. de la misma.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_05_esp.pdf

3. Caso Fairén Garbi y Solís Corrales Vs. Honduras


Desaparición forzosa
HECHOS. Según la denuncia presentada ante la Comisión, los costarricenses Francisco
Fairén Garbi, estudiante y empleado público, y Yolanda Solís Corrales, educadora,
desaparecieron en Honduras el 11 de diciembre de 1981 cuando viajaban en tránsito
por ese país con destino a México. De acuerdo con lo denunciado, las autoridades
hondureñas negaron que hubieran ingresado a ese país. Sin embargo, el Gobierno de
Nicaragua certificó su salida hacia Honduras el 11 de diciembre de 1981 a las 4:00 p.m.
por el puesto fronterizo de Las Manos y, posteriormente, entregó fotocopias de las
tarjetas migratorias llenadas de puño y letra de los viajeros.

LA COMISIÓN. Al introducir la demanda, la Comisión invocó los artículos 50 y 51 de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante "la Convención" o "la

2
Convención Americana"). La Comisión sometió este caso con el fin de que la Corte
decida si hubo violación, por parte del Estado involucrado, de los artículos 4 (Derecho
a la Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal) y 7 (Derecho a la Libertad Personal) de
la Convención, en perjuicio del señor Francisco Fairén Garbi y de la señorita Yolanda
Solís Corrales. Asimismo, solicitó que la Corte disponga "que se reparen las
consecuencias de la situación que ha configurado la vulneración de esos derechos y se
otorgue a la parte o partes lesionadas una justa indemnización".

LA CORTE. En su sentencia de 15 de marzo de 1989 declara:


- Que en el presente caso no ha sido probado que Francisco Fairén Garbi y
Yolanda Solís Corrales hayan desaparecido por causa imputable a Honduras,
cuya responsabilidad, por consiguiente, no ha quedado establecida.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_06_esp.pdf

4. Caso Aloeboetoe y otros Vs. Surinam


Contra la vida e integridad personal

HECHOS. Según la denuncia presentada ante la Comisión el 15 de enero de 1988, los


hechos materia de la denuncia sucedieron en Atjoni (desembarcadero de la aldea de
Pokigron en el Distrito de Sipaliwini) y en Tjongalangapassi, a la altura del kilómetro 30
del Distrito de Brokopondo. En Atjoni, más de 20 cimarrones (bushnegroes), varones e
inermes fueron golpeados con las culatas de las armas de fuego de los soldados que,
bajo la sospecha de que eran miembros del Comando de la Selva, los detuvieron.
Algunos de ellos fueron heridos gravemente con bayonetas y cuchillos. Se les obligó a
acostarse boca abajo en el suelo y los militares les pisaron la espalda y los orinaron.
De acuerdo con la denuncia estos hechos ocurrieron en presencia de unas 50
personas. Tanto las víctimas como los espectadores venían de Paramaribo. Para
regresar a su aldea tenían que pasar por Atjoni. Todos negaron que ellos
pertenecieran al Comando de la Selva. El Capitán de la aldea de Gujaba informó
explícitamente al Comandante Leeflang del Ejército que se trataba de civiles de varias
aldeas. Este desatendió dicha intervención.
Después de los hechos ocurridos en Atjoni, los militares permitieron que algunos de los
cimarrones prosiguieran su viaje, pero siete personas, entre ellas un menor de 15 años
de edad, fueron arrastradas con los ojos vendados al interior de un vehículo militar y
llevadas por el camino de Tjongalangapassi rumbo a Paramaribo. Antes de partir, un
militar dijo que celebrarían el fin de año con ellos. Los nombres de las personas que
los militares se llevaron en un vehículo, su lugar de origen y fecha de nacimiento (en
algunos casos) son los siguientes: Daison Aloeboetoe, de Gujaba, nacido el 7 de junio
de 1960; Dedemanu Aloeboetoe, de Gujaba; Mikuwendje Aloeboetoe, de Gujaba,
nacido el 4 de febrero de 1973; John Amoida, de Asindonhopo (vivía en Gujaba);
Richenel Voola, alias Aside o Ameikanbuka, de Grantatai (encontrado vivo); Martin
Indisie Banai, de Gujaba, nacido el 3 de junio de 1955 y Beri Tiopo, de Gujaba.
Continúa diciendo la denuncia que a la altura del kilómetro 30 el vehículo se detuvo y
los militares ordenaron a las víctimas que salieran de él; a las que no lo hicieron las
sacaron a la fuerza. Se les dio una pala y a poca distancia del camino se les ordenó que
comenzaran a excavar. Al preguntar una de las víctimas sobre el objeto de esta
excavación, un militar respondió que iban a plantar caña de azúcar y otro repitió que

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iban a celebrar el fin de año con ellos. Aside trató de escapar, dispararon contra él,
cayó herido y no lo persiguieron. Poco tiempo después se oyó un tiroteo y un griterío.
Los otros seis cimarrones fueron asesinados.
El sábado 2 de enero de 1988, hombres de Gujaba y de Grantatai salieron con destino
a Paramaribo para demandar información de las autoridades sobre las siete víctimas.
Al llegar a Paramaribo nadie pudo dar información sobre su paradero. En dicho lugar
visitaron a Orna Albitrouw (Coordinador del Interior en Volksmobilisatie) y a la Policía
Militar en Fuerte Zeelandia, en donde trataron de ver a Vaandrig Achong, Jefe del S-2.
El lunes 4 de enero regresaron a la zona de Tjongalanga y al llegar al kilómetro 30 a las
7 de la noche encontraron a Aside gravemente herido y en estado crítico, así como los
cadáveres de las otras víctimas. Aside, que tenía una bala enterrada en el muslo
derecho sobre la rodilla, indicó que él era el único sobreviviente de la masacre, cuyas
víctimas ya habían sido en parte devoradas por los buitres. La herida de Aside se
hallaba infectada de gusanos y sobre el omóplato derecho tenía una cortada en forma
de equis. El grupo regresó a Paramaribo. El representante de la Cruz Roja
Internacional obtuvo permiso para evacuar al señor Aside después de 24 horas de
negociación con las autoridades. Este fue admitido en el Hospital Académico de
Paramaribo el 6 de enero de 1988, pero pese a los cuidados que recibió, falleció días
después. El 8 y 9 de ese mes la Policía Militar impidió que los parientes visitaran a
Aside en el hospital. Hasta el 6 de enero los familiares de las otras víctimas no habían
obtenido autorización para enterrarlas.

LA COMISIÓN. Al presentar el caso, la Comisión invocó los artículos 51 y 61 de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o la
“Convención Americana”) y el artículo 50 de su Reglamento. La Comisión sometió este
caso con el fin de que la Corte decida si hubo violación, por parte del Gobierno
involucrado, de los artículos 1 (Obligación de respetar los derechos), 2 (Deber de
adoptar disposiciones de derecho interno), 4 (Derecho a la vida), 5 (Derecho a la
integridad personal), 7 (Derecho a la libertad personal) y 25 (Protección judicial) de la
Convención en perjuicio de los señores Daison Aloeboetoe, Dedemanu Aloeboetoe,
Mikuwendje Aloeboetoe, John Amoida, Richenel Voola (alias Aside), Martin Indisie
Banai y Beri Tiopo y solicitó que la Corte “decida sobre este caso conforme a las
disposiciones de la Convención, que determine la responsabilidad por la violación
señalada y que otorgue una justa compensación a los familiares de la víctima”.

LA CORTE. En su sentencia de 4 de diciembre de 1991 declara:


- Toma nota del reconocimiento de responsabilidad efectuado por la República
de Suriname y decide que ha cesado la controversia acerca de los hechos que
dieron origen al presente caso.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_11_esp.pdf

5. Caso Gangaram Panday Vs. Surinam


Detención ilegal, contra la vida e integridad personal

HECHOS. La denuncia de 17 de diciembre de 1988, presentada ante la Comisión, se


refiere a la detención y posterior muerte del señor Asok Gangaram Panday en

4
Suriname. Dicha denuncia fue hecha por el señor Leo Gangaram Panday, hermano del
muerto. La Comisión solicitó al Gobierno información acerca de las circunstancias que
rodearon la muerte del señor Asok Gangaram Panday, otorgándole un plazo de 90 días
para proporcionarla. Solicitó, entre otros elementos, copias de los dictámenes de
todas las autopsias e informes post mortem y patológicos relacionados con el caso

LA COMISIÓN. Al presentar el caso, la Comisión invocó los artículos 51 y 61 de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la
Convención Americana”) y el artículo 50 de su Reglamento. La Comisión sometió este
caso contra Suriname en perjuicio del señor Choeramoenipersad Gangaram Panday
(conocido también como Asok Gangaram Panday) por violación de los artículos 1
(Obligación de respetar los derechos), 2 (Deber de adoptar disposiciones de derecho
interno), 4.1 (Derecho a la vida), 5.1 y 2 (Derecho a la integridad personal), 7.1, 2 y 3
(Derecho a la libertad personal) y 25.1 y 2 (Protección judicial) de la Convención y
solicitó que la Corte “decida sobre este caso conforme a las disposiciones de la
Convención, que determine la responsabilidad por la violación señalada y que otorgue
una justa compensación a los familiares de la víctima”.

LA CORTE. En su sentencia de 21 de enero de 1994 declara:


- Que Suriname ha violado en perjuicio de Asok Gangaram Panday los deberes de
respeto y de garantía del derecho a la libertad personal reconocido en el
artículo 7.2 de la Convención, en conexión con el artículo 1.1 de la misma.
- Desestima la solicitud de la Comisión para que se declare responsable al Estado
de Suriname de haber violado en perjuicio del señor Asok Gangaram Panday los
artículos 5.1, 5.2, 25.1 y 25.2 de la Convención.
- Desestima la solicitud de la Comisión para que se declare responsable al Estado
de Suriname de haber violado en perjuicio del señor Asok Gangaram Panday, el
artículo 4.1 de la Convención.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_16_esp.pdf

6. Caso El Amparo Vs. Venezuela


Contra la vida e integridad personal

HECHOS. Según la demanda, los hechos ocurrieron cuando “16 pescadores residentes
del pueblo ‘El Amparo’ se dirigían con dirección al Canal ‘La Colorada’ a través del río
Arauca, ubicado en el Distrito Páez del Estado Apure, a participar en un paseo de
pesca... a bordo de [una] embarcación conducida por José Indalecio Guerrero”. La
demanda indica que a las 11:20 a.m. aproximadamente, se detuvieron y fue en dichas
circunstancias —cuando algunos pescadores bajaban de la embarcación— que los
efectivos militares y policiales del “Comando Específico José Antonio Páez” *en
adelante “CEJAP”+ —quienes en esos momentos realizaban un operativo militar
denominado “Anguila III”— dieron muerte a 14 de los 16 pescadores que se
encontraban en el lugar de los hechos.
La Comisión Interamericana expresó que “Wollmer Gregorio Pinilla y José Augusto
Arias, quienes aún se encontraban dentro de la embarcación, lograron escapar
lanzándose al agua y atravesando a nado el Canal ‘La Colorada’... Los sobrevivientes se

5
refugiaron en la finca ‘Buena Vista’ situada a 15 Km. del lugar de los hechos” y al día
siguiente se entregaron al Comandante de la Policía de “El Amparo”, Adán de Jesús
Tovar Araque, “quien inmediatamente les brindó protección conjuntamente con otros
funcionarios policiales de la zona”. Agrega la demanda que “Tovar recibió presiones de
funcionarios policiales y militares de San Cristóbal, Estado Táchira, a fin de entregar a
los sobrevivientes al Ejército, produciéndose un intento de sacar por la fuerza a los
mismos... el cual fue evitado por la presencia de numerosas personas que se instalaron
frente al puesto policial”.

LA COMISIÓN. La Comisión sometió este caso para que la Corte decidiera si hubo
violación, por parte del Gobierno, de los siguientes artículos de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la Convención
Americana”): 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno), 4 (Derecho a la
Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal), 8.1 (Garantías Judiciales), 24 (Igualdad ante
la Ley) y 25 (Protección Judicial), todos ellos en concordancia con el artículo 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos) de la misma Convención, por la muerte de (…).
También solicitó a la Corte que decidiera que Venezuela es responsable por “la
violación del derecho a la integridad personal, garantías judiciales, igualdad ante la ley
y protección judicial de Wollmer Gregorio Pinilla y José Augusto Arias (Artículos 5, 8.1,
24 y 25 de la Convención), sobrevivientes de los hechos ocurridos el 29 de octubre de
1988, en el Canal ‘La Colorada’ ”.
Además, la Comisión pidió a la Corte: Que declare, en base al principio pacta sunt
servanda, que el Estado de Venezuela ha violado el artículo 51.2 de la Convención
Americana, al incumplir las recomendaciones formuladas por la Comisión.

LA CORTE. En su sentencia de 18 de enero de 1995 declara:


- Toma nota del reconocimiento de responsabilidad efectuado por la República
de Venezuela y decide que ha cesado la controversia acerca de los hechos que
dieron origen al presente caso.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_19_esp.pdf

7. Caso Cayara Vs. Perú


Ejecuciones extrajudiciales, torturas, detención arbitraria, desapariciones forzadas de
personas y daños contra la propiedad pública

HECHOS. Según la denuncia de 17 de noviembre de 1988 presentada ante la Comisión,


un grupo armado de “Sendero Luminoso” tendió una emboscada a un convoy militar
del Ejército peruano en Erusco, anexo del Distrito de Cayara de la Provincia de Víctor
Fajardo en el Departamento de Ayacucho, el 13 de mayo de 1988. Como consecuencia
del combate resultaron muertos cuatro senderistas, un capitán del Ejército y tres
soldados. Al día siguiente, tropas del Ejército ingresaron a la población de Cayara y
asesinaron al primer habitante que encontraron (Esteban Asto Bautista según el
escrito de demanda). Luego llegaron a la iglesia del poblado donde encontraron a
cinco hombres más que estaban desarmando un tablado y los fusilaron en el acto
(Emilio Berrocal Crisóstomo, Patricio Ccayo Cahuaymi, Teodosio Noa Pariona, Indalecio
Palomino Tueros y Santiago Tello Crisóstomo según el escrito de demanda).
Posteriormente, cuando los hombres de la población volvían del campo, los soldados

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los mataron con bayonetas e instrumentos de labranza (en Ccehuaypampa). Después
los soldados enterraron a los muertos en un lugar cercano (David Ccayo Cahuaymi,
Solano Ccayo Noa, José Ccayo Rivera, Alejandro Choccña Oré, Artemio González
Palomino, Alfonso Huayanay Bautista, Ignacio Ipurre Suárez, Eustaquio Oré Palomino,
Zacarías Palomino Bautista, Aurelio Palomino Choccña, Fidel Teodosio Palomino
Suárez, Félix Quispe Palomino, Dionisio Suárez Palomino, Prudencio Sulca Huayta,
Emiliano Sulca Oré, Zózimo Graciano Taquiri Yanqui, Teodosio Valenzuela Rivera,
Ignacio Tarqui Ccayo, Hermenegildo Apari Tello, Indalecio Palomino Ipurre, Patricio
Ccayo Palomino, Ildefonso Hinostroza Bautista, Prudencio Palomino Ccayo y Félix
Crisóstomo García según el escrito de demanda). El 18 de mayo de 1988, durante la
intervención militar en Cayara dirigida por el General José Valdivia, Jefe de la Subzona
de Seguridad del Centro correspondiente a Ayacucho, los militares habían detenido a
Alejandro Echaccaya Villagaray, Samuel García Palomino y Jovita García Suárez, cuyos
cadáveres fueron exhumados posteriormente por el Fiscal Superior Comisionado
Carlos Escobar en Pucutuccasa, como consecuencia de información que dieran algunos
campesinos el 10 de agosto de 1988. Según la denuncia, el 14 de mayo habían sido
asesinadas entre 28 y 31 personas, siendo difícil precisar el número y la identidad
porque los cuerpos desaparecieron. Pero se mencionan los nombres de 22 víctimas.

LA COMISIÓN. La Comisión sometió este caso para que la Corte decida si hubo
violación, por parte del Estado involucrado, de los siguientes artículos de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la
Convención Americana”): 4 (Derecho a la vida), 5 (Derecho a la integridad personal), 7
(Derecho a la libertad personal), 8 (Garantías judiciales), 21 (Derecho a la propiedad
privada) y 25 (Protección judicial), todos ellos en relación con el artículo 1.1
(Obligación de respetar los derechos)…
También solicita la Comisión que la Corte decida que el Perú no cumplió con los
términos del artículo 1.1 de la Convención al no respetar y garantizar el ejercicio de los
derechos enunciados anteriormente; que la Corte determine las reparaciones e
indemnizaciones, de acuerdo con el artículo 63.1 de la Convención.

LA CORTE. En su sentencia preeliminar de 14 de febrero de 1992 declara:


- Que la demanda de fecha 14 de febrero de 1992 fue interpuesta por la
Comisión fuera del plazo establecido en el artículo 51.1 de la Convención.
- Declara que la Comisión mantiene las demás facultades que le confiere el
artículo 51 de la Convención.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_14_esp.pdf

8. Caso Neira Alegría y otros Vs.Perú


Desaparición forzosa, contra la vida y la integridad personal
HECHOS. Según la denuncia presentada ante la Comisión, el 18 de junio de 1986 Víctor
Neira Alegría, Edgar Zenteno Escobar y William Zenteno Escobar se encontraban
detenidos en el establecimiento penal San Juan Bautista, conocido como “El Frontón”,
en calidad de procesados como presuntos autores del delito de terrorismo. Agrega la
Comisión que, como consecuencia del amotinamiento producido en ese penal en la
fecha indicada, mediante Decreto Supremo Nº 006-86 JUS, el Gobierno delegó en el

7
Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas el control de los penales y el Penal San
Juan Bautista quedó incluido en las llamadas “Zonas Militares Restringidas”. Que,
desde la fecha en que las Fuerzas Armadas procedieron a debelar los motines, estas
personas han desaparecido, sin que sus familiares los hayan vuelto a ver ni a tener
noticia sobre ellos y no se ha desvirtuado hasta la fecha la posibilidad de que
continúen con vida y se teme por su seguridad e integridad personales.

LA COMISIÓN. La Comisión invocó los artículos 51 y 61 de la Convención Americana


sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la Convención Americana”)
y el artículo 50 de su propio Reglamento. La Comisión sometió este caso con el fin de
que la Corte decida si hubo violación, por parte del Estado involucrado, de los artículos
1 (Obligación de Respetar los Derechos), 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de
Derecho Interno), 4 (Derecho a la Vida), 7 (Derecho a la Libertad Personal), 8
(Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la Convención, en perjuicio de los
señores Víctor Neira Alegría, Edgar Zenteno Escobar y William Zenteno Escobar y
solicitó que la Corte “decida sobre este caso conforme a las disposiciones de la
Convención, que determine la responsabilidad por la violación señalada y que otorgue
una justa compensación a los familiares de la[s] víctima*s+”. En el alegato final (infra
párr. 57) la Comisión agregó los artículos 5 y 27 y suprimió el artículo 2.

LA CORTE. En su sentencia de 19 de enero de 1995 declara:


- Declara que el Perú ha violado en perjuicio de Víctor Neira Alegría, Edgar
Zenteno Escobar y William Zenteno Escobar el derecho a la vida reconocido por
el artículo 4.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
conexión con el artículo 1.1 de la misma.
- Declara que el Perú ha violado, en perjuicio de las tres personas indicadas, el
derecho de hábeas corpus establecido por el artículo 7.6 en conexión con la
prohibición del artículo 27.2 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_20_esp.pdf

9. Caso Caballero Delgado y Santana Vs. Colombia


Desaparición Forzosa por detención ilegal
LOS HECHOS. Isidro Caballero Delgado y María del Carmen Santana fueron capturados
por una patrulla militar conformada por unidades del Ejército de Colombia
acantonadas en la base militar Líbano (jurisdicción de San Alberto) adscrita a la Quinta
Brigada con sede en Bucaramanga. La detención se habría producido por la activa
participación del señor Isidro Caballero Delgado como dirigente sindical del magisterio
santandereano desde hacía 11 años.
Agrega la demanda que la familia de Isidro Caballero Delgado y varios organismos
sindicales y de derechos humanos iniciaron la búsqueda de los detenidos en
instalaciones militares, donde se negó que Isidro Caballero Delgado y María del
Carmen Santana hubieran sido aprehendidos. Se entablaron acciones judiciales y
administrativas para ubicar el paradero de los desaparecidos y sancionar a los
responsables directos pero no se obtuvieron resultados positivos. Tampoco se obtuvo
reparación de los perjuicios causados.

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LA COMISIÓN. Invocó los artículos 50 y 51 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la Convención Americana”) y el
artículo 26 y siguientes del Reglamento. La Comisión sometió este caso con el fin de
que la Corte decida si hubo violación, por parte de Colombia, de los artículos 4
(Derecho a la Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal), 7 (Derecho a la Libertad
Personal), 8 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial), todos ellos en relación con
el artículo 1.1 de la Convención que establece la obligación de respetar y garantizar
esos derechos, en perjuicio de los señores Isidro Caballero Delgado y María del Carmen
Santana. Además consideró que se violó el artículo 2 de la Convención, “en base al
principio pacta sunt servanda” por no haberse adoptado disposiciones de derecho
interno tendientes a hacer efectivos tales derechos y el artículo 51.2 en relación con el
29.b) de la misma, al incumplir las recomendaciones formuladas por la Comisión.

LA CORTE. En su sentencia de 8 de diciembre de 1995, declara:


- Que la República de Colombia ha violado en perjuicio de Isidro Caballero
Delgado y María del Carmen Santana los derechos a la libertad personal y a la
vida contenidos en los artículos 7 y 4 en relación con el artículo 1.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que la República de Colombia no ha violado el derecho a la integridad personal
contenido en el artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
- Que la República de Colombia no ha violado los artículos 2, 8 y 25 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, relativos a la obligación de
adoptar medidas para hacer efectivos los derechos y libertades garantizados en
la misma, las garantías judiciales en los procesos y la protección judicial de los
derechos.
- Que la República de Colombia no ha violado los artículos 51.2 y 44 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_22_esp.pdf

10. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina


Desaparición forzosa
HECHOS. La Comisión efectúa en la sección II de su demanda una exposición de los
hechos que constituyen el origen de esta causa. En este sentido afirma que, según el
relato de testigos presenciales, el 28 de abril de 1990, a las 16 horas
aproximadamente, fueron detenidos por personal uniformado de la Policía de
Mendoza los señores Adolfo Argentino Garrido Calderón y Raúl Baigorria Balmaceda
cuando circulaban en un vehículo. Este hecho se habría producido en el Parque
General San Martín, de la ciudad de Mendoza. Según los testigos, estas personas
fueron interrogadas (o detenidas) por al menos cuatro agentes policiales con el
uniforme correspondiente a la Dirección motorizada de la Policía de Mendoza, que se
desplazaban en dos automóviles de esa fuerza de seguridad.
Los familiares del señor Garrido habrían iniciado de inmediato su búsqueda y se
habrían preocupado pues existía contra él una orden judicial de detención. La familia
habría solicitado a la abogada Mabel Osorio averiguar dónde se encontraba aquél.

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El resultado de la averiguación habría sido que el señor Adolfo Garrido no se hallaba
detenido en ninguna dependencia policial. Sin embargo, los familiares habrían
encontrado en la Comisaría Quinta de Mendoza el vehículo en el que los señores
Garrido y Baigorria viajaban en el momento de su detención. La policía les habría
informado que dicho vehículo había sido hallado en el Parque General San Martín con
motivo de un llamado anónimo denunciando que se trataba de un auto abandonado.

LA COMISIÓN. Que el Estado argentino como consecuencia de la violación de los


derechos consagrados en los artículos 4, 5, 7, 8 y 25 de la Convención, ha violado
asimismo el artículo 1.1 de la Convención, en relación al deber de respetar los
derechos y libertades consagrados en la misma, así como el deber de asegurar y
garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona sujeta a la jurisdicción del
Estado argentino.

LA CORTE. En su sentencia de 2 de febrero de 1996, declara:


- Toma nota igualmente de su reconocimiento de responsabilidad internacional
por dichos hechos.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_26_esp.pdf

11. Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua


Contra la vida
HECHOS. En la demanda se indicó que, según la denuncia presentada en la Secretaría
de la Comisión el 15 de febrero de 1991 por la Comisión Permanente de Derechos
Humanos de Nicaragua, a eso de las 8:35 de la noche del 28 de octubre de 1990 el
joven Jean Paul Genie Lacayo, de 16 años de edad, residente en la ciudad de Managua,
se dirigía en automóvil a su domicilio en el reparto Las Colinas. Luego de detenerse en
un restaurante entró a la carretera que conduce a Masaya y entre los Kms. 7 y 8 se
encontró con una caravana de vehículos con efectivos militares quienes, al ver que los
trataba de sobrepasar, le dispararon con sus armas. La víctima no murió
inmediatamente pero fue abandonada en la carretera y murió de shock hipovolémico
a consecuencia de la hemorragia. Según las investigaciones, el automóvil del joven fue
ametrallado por armas provenientes de dos o más vehículos y que en el lugar de los
hechos se encontraron 51 casquillos de bala provenientes de fusiles AK-47. De
acuerdo con el informe de balística, el automóvil presentaba 19 impactos de bala,
ocurridos todos ellos cuando estaba en movimiento y tres disparos fueron hechos a
corta distancia cuando estaba ya detenido.

LA COMISIÓN. Invocó en la demanda los artículos 50 y 51 de la Convención Americana


sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la Convención Americana”)
y los artículos 26 y siguientes del Reglamento entonces vigente de la Corte (en
adelante “el Reglamento”). La Comisión sometió este caso con el fin de que la Corte
decidiera si hubo violación, por parte de Nicaragua, de los artículos 8 (Garantías
Judiciales), 25 (Protección Judicial) y 24 (Igualdad ante la Ley), todos ellos en relación
con el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la Convención “como
resultado de la renuencia del Poder Judicial de procesar y sancionar a los responsables
y ordenar el pago por concepto de reparación por los daños causados”. También la

10
Comisión solicitó que la Corte decidiera que Nicaragua violó el artículo 2 de la
Convención, por no haber adoptado las disposiciones de derecho interno tendientes a
hacer efectivos tales derechos y que violó el artículo 51.2 de la misma, con base en el
principio pacta sunt servanda, al incumplir las recomendaciones formuladas por la
Comisión.

LA CORTE. En su sentencia de 29 de enero de 1997:


- Que el Estado de Nicaragua ha violado en perjuicio de Raymond Genie Peñalba
el artículo 8.1 de la Convención, en conexión con el artículo 1.1 de la misma.
- Decide que el Estado de Nicaragua no ha violado los artículos 2, 25, 24 y 51.2
de la Convención.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_30_esp.pdf

12. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú


Desaparición Forzosa

HECHOS. La señora María Elena Loayza Tamayo, peruana, profesora de la Universidad


San Martín de Porres, fue arrestada junto con un familiar suyo, el señor Ladislao
Alberto Huamán Loayza, por miembros de la División Nacional contra el Terrorismo (en
adelante “DINCOTE”) de la Policía Nacional del Perú.
En la DINCOTE permaneció 10 días incomunicada y fue objeto de torturas, tratos
crueles y degradantes y de apremios ilegales, por ejemplo, “torturas... amenazas de
ahogo a orillas del mar durante horas de la noche y la violación sexual de [que] fue
víctima por efectivos de la DINCOTE”; todo con la finalidad de que se autoinculpara y
declarara pertenecer al Partido Comunista de Perú -Sendero Luminoso- (en adelante
“PCP-SL”).

LA COMISIÓN. En su demanda, la Comisión invocó los artículos 50 y 51 de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la
Convención Americana”) y 26 y siguientes del Reglamento de la Corte (en adelante “el
Reglamento”) entonces vigente. La Comisión sometió este caso para que la Corte
decidiera si hubo violación de los siguientes artículos de la Convención: 7 (Derecho a
la Libertad Personal), 5 (Derecho a la Integridad Personal), 8 (Garantías Judiciales) y 25
(Protección Judicial), en relación con el artículo 1.1 de la misma Convención

LA CORTE. En su sentencia de 17 de septiembre de 1997, declara:


- Que el Estado del Perú violó en perjuicio de María Elena Loayza Tamayo el
derecho a la libertad personal reconocido en el artículo 7 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en relación con los artículos 25 y 1.1 de la
misma.
- Que el Estado del Perú violó en perjuicio de María Elena Loayza Tamayo el
derecho a la integridad personal reconocido en el artículo 5 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la
misma.
- Que el Estado del Perú violó en perjuicio de María Elena Loayza Tamayo las
garantías judiciales establecidas en el artículo 8.1 y 8.2 de la Convención

11
Americana sobre Derechos Humanos, en relación con los artículos 25 y 1.1 de la
misma, en los términos establecidos en esta sentencia.
- Que el Estado del Perú violó en perjuicio de María Elena Loayza Tamayo las
garantías judiciales establecidas en el artículo 8.4 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_33_esp.pdf

13. Caso Castillo Páez Vs. Perú


Desaparición forzosa
HECHOS. Ernesto Rafael Castillo Páez salió de su casa el 21 de octubre de 1990, ese
mismo día el grupo subversivo “Sendero Luminoso” produjo explosiones en la zona del
“Monumento a la Mujer”, del distrito de Villa El Salvador, Lima, Perú. poco después de
las explosiones, las fuerzas de seguridad peruanas organizaron una operación para
detener a los responsables de las mismas. Durante dicha acción, un vehículo
patrullero blanco se acercó al señor Ernesto Rafael Castillo Páez en los alrededores del
Parque Central del Grupo 17, Segundo Sector, Segunda Zona del Distrito de Villa El
Salvador, del vehículo patrullero bajaron dos policías vestidos con uniforme verde y
con boina roja. Uno de ellos detuvo a Ernesto Rafael Castillo Páez, quien no opuso
resistencia, y pocos minutos después fue introducido en la maletera del vehículo
patrullero poco después llegó al lugar de la detención otro vehículo policial y los
policías intercambiaron palabras. El segundo vehículo partió del lugar y luego el que
llevaba al señor Castillo Páez salió con rumbo desconocido.

LA COMISIÓN. Invocó los artículos 50 y 51 de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la Convención Americana”) y 26 y
siguientes del Reglamento de la Corte entonces vigente. La Comisión sometió este
caso para que la Corte decidiera si hubo violación de los siguientes artículos de la
Convención: 7 (Derecho a la Libertad Personal), 5 (Derecho a la Integridad Personal), 4
(Derecho a la Vida), 8 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial), todos ellos en
concordancia con el artículo 1.1 de la misma Convención.

LA CORTE. En su sentencia de 3 de noviembre de 1997, declara:


- Que el Estado del Perú violó, en perjuicio de Ernesto Rafael Castillo Páez, el
derecho a la libertad personal reconocido en el artículo 7 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la
misma.
- Que el Estado del Perú violó, en perjuicio de Ernesto Rafael Castillo Páez, el
derecho a la integridad personal reconocido en el artículo 5 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la
misma.
- el Estado del Perú violó, en perjuicio de Ernesto Rafael Castillo Páez, el derecho
a la vida consagrado por el artículo 4 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos en relación con el artículo 1.1 de la misma.
- Que el Estado del Perú violó, en perjuicio de Ernesto Rafael Castillo Páez y sus
familiares, el derecho a un recurso efectivo ante los jueces o tribunales

12
nacionales competentes establecido en el artículo 25 de la Convención
Americana, en relación con el artículo 1.1 de la misma.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_34_esp.pdf

14. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador1


Detención ilegal
HECHOS. el señor Rafael Iván Suárez Rosero fue arrestado a las dos y treinta horas del
23 de junio de 1992 por agentes de la Policía Nacional del Ecuador, en el marco de la
operación policíaca “Ciclón”, cuyo objetivo era “desarticular a una de las más grandes
organizaciones del narcotráfico internacional”, en virtud de una orden policial emitida
a raíz de una denuncia hecha por residentes del sector de Zámbiza, en la ciudad de
Quito, quienes manifestaron que los ocupantes de un vehículo “Trooper” se
encontraban incinerando lo que, en apariencia, era droga.
El señor Suárez Rosero fue detenido sin orden emitida por autoridad competente y sin
haber sido sorprendido en flagrante delito.
El día de su detención, el señor Suárez Rosero rindió declaración presumarial ante
oficiales de policía y en presencia de tres fiscales del Ministerio Público. En este
interrogatorio no estuvo presente un abogado defensor.
el 22 de julio de 1992, el Intendente General de Policía de Pichincha ordenó al Director
del Centro de Rehabilitación Social para Varones que mantuviera detenido, entre otras
personas, al señor Suárez Rosero hasta que un juez emitiera orden en contrario.
el 23 de julio de 1992 el señor Suárez Rosero fue trasladado al Centro de
Rehabilitación Social para Varones de Quito.

LA COMISIÓN. Invocó los artículos 50 y 51 de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la Convención Americana”) y los
artículos 26 y siguientes del Reglamento entonces vigente. La Comisión sometió este
caso con el fin de que la Corte decidiera si hubo violación, en perjuicio del señor Rafael
Iván Suárez Rosero, por parte del Ecuador, de los artículos 5 (Derecho a la Integridad
Personal), 7 (Derecho a la Libertad Personal), 8 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección
Judicial) todos ellos en relación con el artículo 1 (Obligación de Respetar los Derechos).

LA CORTE. En su sentencia de 12 de noviembre de 1997, declara:


- Que el Estado del Ecuador violó, en perjuicio de Rafael Iván Suárez Rosero, el
artículo 7 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
concordancia con el artículo 1.1 de la misma, en los términos señalados en los
párrafos 38 a 66 de la presente sentencia.
- Que el Estado del Ecuador violó, en perjuicio de Rafael Iván Suárez Rosero, el
artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
concordancia con el artículo 1.1 de la misma, en los términos señalados en los
párrafos 57 a 83 de la presente sentencia.
- Que el Estado del Ecuador violó, en perjuicio de Rafael Iván Suárez Rosero, el
artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en

1 Observación: Este caso es muy interesante, por cuanto veo que en la sentencia la Corte dicta
consideraciones sobre el derecho interno del país, en este caso, sobre el código penal, que declara que son
violatorias a la Convención.

13
concordancia con el artículo 1.1 de la misma, en los términos señalados en los
párrafos 84 a 92 de la presente sentencia.
- Que el Estado del Ecuador violó, en perjuicio de Rafael Iván Suárez Rosero, el
artículo 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
concordancia con el artículo 1.1 de la misma, en los términos señalados en los
párrafos 61 a 66 de la presente sentencia.
- Declara que el último párrafo del artículo sin numeración después del artículo
114 del Código Penal del Ecuador es violatorio del artículo 2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en concordancia con los artículos 7.5 y
1.1 de la misma.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_35_esp.pdf

15. Caso Blake Vs. Guatemala2


Desaparición forzosa, contra la vida e integridad personal
HECHOS. El 26 de marzo de 1985 los señores Nicholas Blake, periodista y Griffith Davis,
fotógrafo, ambos estadounidenses, residentes en Guatemala, salieron de
Huehuetenango hasta llegar a San Juan Ixcoy y de ahí caminaron hasta la aldea El
Llano, sitio al que llegaron el 28 ó 29 de marzo de 1985. Ahí fueron interrogados por
Mario Cano, Comandante de la Patrulla de Autodefensa Civil de El Llano, quien
consultó a los oficiales de la guarnición militar de Las Majadas e instruyó a miembros
de dicha patrulla civil para que los trasladaran a la frontera con El Quiché y les dijo “si
ustedes quieren mátenlos”. Seguidamente los señores Nicholas Blake y Griffith Davis
fueron llevados por los patrulleros citados a un sitio llamado Los Campamentos donde
les dieron muerte y luego arrojaron los cadáveres en la maleza y los cubrieron con
troncos de árboles.
Los señores Nicholas Blake y Griffith Davis permanecieron desaparecidos desde el 28 ó
29 de marzo de 1985 hasta las fechas en que se descubrieron sus restos: los del señor
Griffith Davis el 16 de marzo de 1992 y los del señor Nicholas Blake el 14 de junio de
1992.

LA COMISIÓN. La Comisión invocó los artículos 50 y 51 de la Convención Americana


sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la Convención Americana”)
y 26 y siguientes del Reglamento de la Corte entonces vigente. La Comisión sometió
este caso para que la Corte decidiera si hubo violación de los siguientes artículos de la
Convención: 4 (Derecho a la Vida), 7 (Derecho a la Libertad Personal), 8 (Garantías
Judiciales), 13 (Libertad de Pensamiento y de Expresión), 22 (Derecho de Circulación y
de Residencia) y 25 (Protección Judicial), todos ellos en concordancia con el artículo
1.1 de la misma Convención.

LA CORTE. En su sentencia de 24 de enero de 1998, declara:

- Que el Estado de Guatemala violó en perjuicio de los familiares de Nicholas


Chapman Blake las garantías judiciales establecidas en el artículo 8.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo

2Observación: En el voto razonado del Juez A. A. CANÇADO TRINDADE, encontraran importantes


considereaciones sobre la ratione temporis en el Derecho Internacional , sobre las Desapariones forzosas, y
otros temas muy interesantes. Estaría bueno darles una ojeada.

14
1.1 de la misma, en los términos señalados en los párrafos 96 y 97 de la
presente sentencia.
- Que el Estado de Guatemala violó en perjuicio de los familiares de Nicholas
Chapman Blake el derecho a la integridad psíquica y moral consagrado en el
artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación
con el artículo 1.1 de la misma, en los términos señalados en los párrafos 112,
114, 115 y 116 de la presente sentencia.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_36_esp.pdf

16. Caso de la “Panel Blanca” (Paniagua Morales y otros) Vs. Guatemala


Detenciones ilegales, desapariciones forzosas, contra la vida e integridad personal.

Sentencia del 8 de marzo de 1998

HECHOS. En este caso, son nueve personas que desaparecieron bajo el mismo modus
operandi, EJEMPLO: 9) Marco Antonio Montes Letona: detenido el 19 de febrero de
1988 por seis hombres, dos de ellos uniformados como guardias de Hacienda y cuatro
vestidos de civil; introducido por la fuerza en el vehículo tipo “panel” de color blanco
con vidrios polarizados, marca Ford, con placas P-1233857; llevado a las instalaciones
de la Guardia de Hacienda; puesto a disposición del Juzgado Decimotercero de Paz del
Ramo Penal el 20 de febrero de 1988, acusado de los delitos de falsedad material,
hurto y uso ilegítimo de documentos de identidad.
Algunos fueron torturados y otros muertos.

LA COMISIÓN. Invocó los artículos 50 y 51 de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la Convención Americana”) y los
artículos 26 y siguientes del Reglamento entonces vigente. La Comisión sometió este
caso con el fin de que la Corte decida si hubo violación por parte de Guatemala de la
Convención, en sus articulos 4, 5, 8, 1.1.

LA CORTE. En su sentencia del 8 de marzo de 1998, declara:


- Que el Estado de Guatemala violó el artículo 5.1 y 5.2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la
misma, y los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para Prevenir y
Sancionar la Tortura en perjuicio de los señores Ana Elizabeth Paniagua
Morales, Julián Salomón Gómez Ayala, William Otilio González Rivera, Pablo
Corado Barrientos, Manuel de Jesús González López, Augusto Angárita Ramírez
y Oscar Vásquez.
- Que el Estado de Guatemala violó el artículo 8.1 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en
perjuicio de los señores Ana Elizabeth Paniagua Morales, Julián Salomón Gómez
Ayala, William Otilio González Rivera, Pablo Corado Barrientos, Manuel de
Jesús González López y Erik Leonardo Chinchilla.
- Que el Estado de Guatemala violó el artículo 25 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en
perjuicio de los señores Ana Elizabeth Paniagua Morales, Julián Salomón Gómez

15
Ayala, William Otilio González Rivera, Pablo Corado Barrientos y Manuel de
Jesús González López.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_38_esp.pdf

17. Caso Benavides Cevallos Vs. Ecuador


Desaparición forzosa, contra la vida y la integridad personal

HECHOS. la señorita Consuelo Benavides Cevallos fue arrestada y detenida ilegal y


arbitrariamente, torturada y asesinada por agentes del Estado. Fue mantenida
clandestinamente, sin una orden, autorización o supervisión judicial. Los agentes del
Estado implicados y las instituciones del Gobierno a las que estaban vinculados
emprendieron una campaña sistemática para negar estos delitos y rechazar la
responsabilidad del Estado. A través de los esfuerzos de la familia Benavides y de la
Comisión de Investigación Multipartidista designada por el Congreso Nacional, estos
delitos salieron a la luz tres años después de los hechos, y el cuerpo de Consuelo
Benavides fue ubicado e identificado.

LA COMISIÓN. la Comisión presentó ante la Corte la demanda en este caso, en la cual


invocó los artículos 50 y 51 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en
adelante “la Convención” o “la Convención Americana”) y los artículos 26 y siguientes
del Reglamento entonces vigente. La Comisión sometió este caso con el fin de que la
Corte decidiera si hubo violación, por parte del Ecuador, de los artículos 3 (Derecho al
Reconocimiento de la Personalidad Jurídica), 4 (Derecho a la Vida), 5 (Derecho a la
Integridad Personal), 7 (Derecho a la Libertad Personal), 8 (Garantías Judiciales) y 25
(Protección Judicial), todos ellos en relación con el artículo 1.1 (Obligación de Respetar
los Derechos) de la Convención.

LA CORTE. En su sentencia de 19 de junio de 1998, declara:


- Toma nota del reconocimiento de responsabilidad internacional por parte del
Estado del Ecuador, y declara, conforme a los términos de dicho
reconocimiento, que el Estado violó los derechos protegidos por los artículos 3,
4, 5, 7, 8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
concordancia con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de la señorita
Consuelo Benavides Cevallos.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_38_esp.pdf

18. Caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú


Violación del debido proceso

HECHOS. Durante el operativo denominado El Alacrán, llevado a cabo por la DINCOTE


los días 14 y 15 de octubre de 1993, fueron detenidas las siguientes personas: Lautaro
Mellado Saavedra y Alejandro Astorga Valdez, ambos en la cuadra 22 de la Av. Las
Magnolias, San Isidro; María Concepción Pincheira Sáez, en la calle Vesalio No. 716,

16
San Borja; y Jaime Francisco Castillo Petruzzi, en la calle “Mz-A-20” de la Urbanización
La Aurora-Surquillo; todos ellos en la ciudad de Lima.
Cuando se llevó a cabo la detención y durante el procesamiento ante la justicia militar
de los señores Jaime Francisco Castillo Petruzzi, María Concepción Pincheira Sáez,
Lautaro Enrique Mellado Saavedra y Alejandro Luis Astorga Valdez, que rigió en el
Departamento de Lima y en la Provincia Constitucional del Callao, un estado de
emergencia y de suspensión de las garantías contempladas en los incisos 7
(inviolabilidad de domicilio), 9 (derecho de tránsito), 10 (derecho de reunión) y 20.g)
(detención y puesta a la orden de un juez) del artículo 2 de la Constitución Política
peruana vigente en la época; el control del orden interno en las zonas de emergencia
había sido asumido por un Comando Político Militar; el estado de emergencia se
mantuvo durante todo el período en el que se siguió proceso a las presuntas víctimas.
El 18 de octubre de 1993 se comunicó a la Fiscalía Militar Especial- FAP la detención
de Jaime Francisco Castillo Petruzzi, María Concepción Pincheira Sáez, Lautaro Enrique
Mellado Saavedra y Alejandro Luis Astorga Valdez.
En los delitos de traición a la patria se aplica un procedimiento sumario “en el teatro
de operaciones” llevado adelante por jueces “sin rostro”, con respecto al cual no cabe
la interposición de acciones de garantía.
Los señores Alejandro Astorga Valdez, Lautaro Mellado Saavedra, María Concepción
Pincheira Sáez y Jaime Francisco Castillo Petruzzi han permanecido en privación de
libertad en forma ininterrumpida hasta la fecha, los tres primeros desde el 14 de
octubre de 1993 y el último desde el 15 de octubre del mismo año. Durante el primer
año de reclusión se les impuso un régimen de aislamiento celular continuo, dentro de
una celda muy reducida, sin ventilación ni luz natural, con media hora de salida de su
celda al día y con un régimen de visitas sumamente restringido. Actualmente se
encuentran recluidos en el Establecimiento Penal de Yanamayo.

LA COMISIÓN. Sometió ante la Corte una demanda contra la República del Perú (en
adelante “el Estado” o “el Perú”) que se originó en una denuncia (No. 11.319) recibida
en la Secretaría de la Comisión el 28 de enero de 1994. En su demanda, la Comisión
invocó los artículos 50 y 51 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en
adelante “la Convención” o “la Convención Americana”). La Comisión presentó el caso
con el fin de que la Corte decidiera si hubo violación, en perjuicio de los señores Jaime
Francisco Sebastián Castillo Petruzzi, María Concepción Pincheira Sáez, Lautaro
Enrique Mellado Saavedra y Alejandro Luis Astorga Valdez, de los artículos 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos), 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho
Interno), 5 (Derecho a la Integridad Personal), 8 (Garantías Judiciales), 20 (Derecho a la
Nacionalidad), 29 (Normas de Interpretación) en combinación con la Convención de
Viena sobre Relaciones Consulares, y 51.2, todos ellos de la Convención

LA CORTE. En su sentencia de 30 de mayo de 1999, Declara:


- Que el Estado no violó, en el presente caso, el artículo 20 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó el artículo 7.5 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
- Que el Estado violó el artículo 9 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.

17
- Que el Estado violó el artículo 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
- Que el Estado violó el artículo 8.2.b, c, d y f de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
- Que el Estado violó el artículo 8.2.h de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
- Que, en el presente caso, no fue probado que el Estado haya violado el artículo
8.3 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó el artículo 8.5 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
- Que el Estado violó los artículos 25 y 7.6 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
- Que el Estado violó el artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
- Que el Estado violó los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
- Que, en el presente caso, es innecesario considerar la presunta violación del
artículo 51.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos por parte
del Estado.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_52_esp.pdf

19. Caso Cesti Hurtado Vs. Perú


Contra la libertad personal, contra el debido proceso y otros

HECHOS. El 25 de noviembre de 1996 el Comandante General del COLOGE formuló


ante el Presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar una denuncia penal contra
cuatro oficiales militares y contra la presunta víctima por delito contra el deber y
dignidad de la función y por el delito de fraude. El 28 de febrero de 1997 el señor Cesti
Hurtado fue detenido y encarcelado.

LA COMISIÓN. La Comisión manifestó que el objeto de la demanda es que la Corte


decida si el Estado violó, en perjuicio del señor Gustavo Adolfo Cesti Hurtado, los
artículos 5.1, 2 y 3 (Derecho a la Integridad Personal); 7.1, 2, 3 y 6 (Derecho a la
Libertad Personal); 8.1 y .2 (Garantías Judiciales); 11 (Protección de la Honra y de la
Dignidad); 21 (Derecho a la Propiedad Privada); 25.1 y 25.2.a y c (Protección Judicial); y
51.2, todos ellos en relación con los artículos 1 (Obligación de Respetar los Derechos) y
2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno) de la Convención. A pesar de
haber solicitado que la Corte se manifieste acerca de una posible violación por parte
del Estado del artículo 17 (Protección a la Familia), la Comisión no volvió a hacer
referencias ni brindó argumentos sobre el punto, por lo que la Corte no se pronunciará
al respecto.

LA CORTE. En su sentencia de 29 de septiembre de 1999, Declara:


- Que el Estado peruano violó, en perjuicio del señor Gustavo Adolfo Cesti
Hurtado, los artículos 7.6 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en los términos señalados en los párrafos 123 a 133 de la presente

18
sentencia, y ordenar que dé cumplimiento a la resolución dictada por la Sala
Especializada de Derecho Público de Lima el 12 de febrero de 1997, sobre el
recurso de hábeas corpus interpuesto por el señor Cesti Hurtado.
- Que el Estado peruano violó, en perjuicio del señor Gustavo Adolfo Cesti
Hurtado, el artículo 7.1, 2 y 3 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en los términos señalados en los párrafos 140 a 143 de la presente
sentencia.
- Que el Estado peruano violó, en perjuicio del señor Gustavo Adolfo Cesti
Hurtado, el artículo 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
en los términos señalados en el párrafo 151 de la presente sentencia.
- Que en este caso no fue probado que el Estado peruano haya violado, en
perjuicio del señor Gustavo Adolfo Cesti Hurtado, el artículo 8.2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en los términos señalados en
el párrafo 152 de la presente sentencia;
- Que en este caso no fue probado que el Estado peruano haya violado, en
perjuicio del señor Gustavo Adolfo Cesti Hurtado, el artículo 5.2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en los términos señalados en
el párrafo 160 de la presente sentencia;
- Que el Estado peruano violó, en perjuicio del señor Gustavo Adolfo Cesti
Hurtado, los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en los términos señalados en los párrafos 166 a 170 de la presente
sentencia;
- Que en este caso no fue probado que el Estado peruano haya violado, en
perjuicio del señor Gustavo Adolfo Cesti Hurtado, los artículos 11 y 21 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en los términos señalados en
los párrafos 177, 178 y 183 de la presente sentencia.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_56_esp.pdf

20. Caso del Caracazo Vs. Venezuela


Contra la vida, integridad personal, suspensión de garantías entre otros

HECHOS. El 27 de febrero de 1989 un número indeterminado de personas


provenientes de los estratos populares iniciaron una serie de disturbios en la ciudad de
Garenas, Estado de Miranda, como consecuencia del aumento de las tarifas de
transporte urbano y de la falta de reconocimiento del pasaje preferencial estudiantil
por parte del Poder Ejecutivo.
Los disturbios consistieron principalmente en la quema de vehículos destinados al
transporte urbano y en el saqueo y la destrucción de locales comerciales, hechos que
produjeron cuantiosos daños a propiedades públicas y privadas. El control de la
situación se encomendó a fuerzas militares, para lo cual se trajeron del interior del
país, aproximadamente nueve mil efectivos.
el 28 de febrero de 1989 el Poder Ejecutivo emitió el Decreto Nº 49, el cual ordenó la
suspensión de las garantías establecidas en la Constitución venezolana.
Durante el período de excepción los órganos de seguridad del Estado, conjuntamente
con la Policía Metropolitana, la Guardia Nacional y el Ejército, realizaron una serie de
operativos tendientes a reprimir los actos de violencia.

19
Los sucesos de febrero y marzo de 1989, según cifras oficiales, dejaron un saldo de 276
muertos, numerosos lesionados, varios desaparecidos y cuantiosas pérdidas
materiales. Sin embargo, dicha lista fue desvirtuada por la posterior aparición de fosas
comunes. A partir del 28 de febrero de 1989 se aplicó a la población civil un plan
militar secreto denominado Ávila. Dicho plan fue concebido en los años sesenta,
época en que según el Exministro de la Defensa, Ítalo del Valle Alliegro, existían en
Venezuela grupos armados irregulares. Según sus palabras, dicho plan se “cumplió a
pesar del largo tiempo sin ponerlo en práctica” pero “debería ser revisado y
actualizado en atención a las nuevas realidades”.

LA COMISIÓN. Invocó los artículos 50 y 51 de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la Convención Americana”) y los
artículos 32 y siguientes del Reglamento. La Comisión lo sometió con el fin de que la
Corte decidiera si hubo violación, por parte de Venezuela, de los artículos 4.1 (Derecho
a la Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal), 7 (Derecho a la Libertad Personal), 8.1
(Garantías Judiciales), 25.1 y 25.2.a. (Protección Judicial) y 27.3 (Suspensión de
Garantías) en concordancia con los artículos 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos)
y 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno), de la Convención Americana,
en razón de los sucesos ocurridos durante los meses de febrero y marzo de 1989 en la
ciudad de Caracas, Venezuela.

LA CORTE. En su sentencia de 11 de noviembre de 1999, Declara:


- Tomar nota, igualmente, del reconocimiento de responsabilidad efectuado por
el Estado de Venezuela, y declara, conforme a los términos de dicho
reconocimiento, que el Estado violó, en perjuicio de las personas citadas en el
párrafo 1 de esta sentencia, y en los términos establecidos en el mismo, los
derechos protegidos por los artículos 4.1, 5, 7, 8.1, 25.1 y 25.2.a., 27.3, en
concordancia con los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_58_esp.pdf

21. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala3
Contra la vida y la integridad personal, otros.

HECHOS. Las presuntas víctimas, Henry Giovanni Contreras, de 18 años de edad;


Federico Clemente Figueroa Túnchez, de 20 años; Julio Roberto Caal Sandoval, de 15,
Jovito Josué Juárez Cifuentes, de 17, y Anstraum Aman Villagrán Morales, también de
17 años, eran “niños de la calle”, amigos entre sí y vivían en la 18 calle, entre la 4ª y 5ª
avenidas, en la zona 1 de la Ciudad de Guatemala; dentro de ese área frecuentaban
particularmente el sector conocido como “Las Casetas”, ocupado por puestos de venta
de alimentos y bebidas, sector que fue el escenario de los hechos del presente caso.
En la época en que sucedieron los hechos, existía en Guatemala un patrón común de
acciones al margen de la ley, perpetradas por agentes de seguridad estatales, en
contra de los “niños de la calle”; esta práctica incluía amenazas, detenciones, tratos

3 Ver voto concurrente.

20
crueles, inhumanos y degradantes y homicidios como medio para contrarrestar la
delincuencia y vagancia juvenil.
En horas diurnas del 15 de junio de 1990, en el área de “Las Casetas”, una camioneta
se acercó a los jóvenes Contreras, Figueroa Túnchez, Caal Sandoval y Juárez Cifuentes;
de dicho vehículo bajaron hombres armados, que obligaron a los jóvenes a subir al
mismo y se los llevaron.
Los cuerpos de los jóvenes Juárez Cifuentes y Figueroa Túnchez fueron encontrados en
los Bosques de San Nicolás el 16 de junio de 1990 y los cadáveres de los jóvenes
Contreras y Caal Sandoval fueron descubiertos en el mismo lugar el día siguiente. La
causa de la muerte fue oficialmente atribuida, en todos los casos, a lesiones
producidas por disparos de armas de fuego en el cráneo.

LA COMISIÓN. Invocó los artículos 50 y 51 de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la Convención Americana”) y 32 y
siguientes del Reglamento. La Comisión sometió este caso para que la Corte decidiera
si hubo violación por parte de Guatemala de los siguientes artículos de la Convención:
1 (Obligación de Respetar los Derechos), 4 (Derecho a la Vida), 5 (Derecho a la
Integridad Personal), 7 (Derecho a la Libertad Personal), 8 (Garantías Judiciales) y 25
(Protección Judicial).

LA CORTE. En su sentencia de 19 de noviembre 1999, declara:


- Que el Estado violó el artículo 7 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en conexión con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Henry
Giovanni Contreras, Federico Clemente Figueroa Túnchez, Julio Roberto Caal
Sandoval y Jovito Josué Juárez Cifuentes;
- Que el Estado violó el artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en conexión con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Henry
Giovanni Contreras, Federico Clemente Figueroa Túnchez, Julio Roberto Caal
Sandoval, Jovito Josué Juárez Cifuentes y Anstraum Aman Villagrán Morales;
- Que el Estado violó el artículo 5.1 y 5.2 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en conexión con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de
Henry Giovanni Contreras, Federico Clemente Figueroa Túnchez, Jovito Josué
Juárez Cifuentes y Julio Roberto Caal Sandoval;
- Que el Estado violó el artículo 5.2 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en conexión con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de las
ascendientes de Henry Giovanni Contreras, Federico Clemente Figueroa
Túnchez, Jovito Josué Juárez Cifuentes y Julio Roberto Caal Sandoval, las
señoras Ana María Contreras, Matilde Reyna Morales García, Rosa Carlota
Sandoval, Margarita Sandoval Urbina, Marta Isabel Túnchez Palencia y Noemí
Cifuentes;
- Que el Estado violó el artículo 19 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en conexión con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Julio
Roberto Caal Sandoval, Jovito Josué Juárez Cifuentes y Anstraum Aman
Villagrán Morales;
- Que el Estado violó los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en conexión con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de
Henry Giovanni Contreras, Julio Roberto Caal Sandoval, Jovito Josué Juárez

21
Cifuentes, Federico Clemente Figueroa Túnchez y Anstraum Aman Villagrán
Morales y de sus familiares inmediatos;
- Que el Estado violó los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para
Prevenir y Sancionar la Tortura en perjuicio de Henry Giovanni Contreras,
Federico Clemente Figueroa Túnchez, Julio Roberto Caal Sandoval y Jovito
Josué Juárez Cifuentes;
- Que el Estado violó el artículo 1.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos en lo relativo al deber de investigar, que el Estado debe realizar una
investigación real y efectiva para determinar las personas responsables de las
violaciones de los derechos humanos a que se ha hecho referencia en esta
Sentencia y, eventualmente, sancionarlas.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_63_esp.pdf

22. Caso Trujillo Oroza Vs. Bolivia


Detención ilegal, contra la vida y la integridad personal

HECHOS. El 23 de diciembre de 1971 el señor José Carlos Trujillo Oroza, estudiante de


la Universidad Mayor de San Andrés de la ciudad de La Paz, de 21 años de edad, fue
detenido sin orden judicial expedida por autoridad competente. Posteriormente y
durante su detención la madre del señor Trujillo Oroza, pudo constatar que él había
sido sometido a evidentes torturas físicas. Luego de algunos sucesos el señor Oroza
desapareció.

LA COMISIÓN. Invocó los artículos 50 y 51 de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la Convención Americana”) y los
artículos 32 y siguientes del Reglamento. La Comisión sometió el caso con el fin de que
la Corte decidiera si hubo violación, por parte de Bolivia, de los siguientes artículos de
la Convención Americana: 3 (Derecho al Reconocimiento de la Personalidad Jurídica); 4
(Derecho a la Vida); 5.1 y 5.2 (Derecho a la Integridad Personal); y 7 (Derecho a la
Libertad Personal) en perjuicio del señor José Carlos Trujillo Oroza. Asimismo, pidió a
la Corte que decidiera si el Estado violó los artículos 8.1 (Garantías Judiciales) y 25
(Protección Judicial) en perjuicio del señor José Carlos Trujillo Oroza y de sus
familiares. Además, solicitó a la Corte que decidiera si Bolivia violó el artículo 5.1 y 5.2
(Derecho a la Integridad Personal) de la Convención, en perjuicio de los familiares de la
víctima. Finalmente, requirió al Tribunal que decidiera si Bolivia violó el artículo 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos) de la Convención, como consecuencia de las
violaciones a los derechos anteriormente señalados.

LA CORTE. En su sentencia de 26 de enero de 2000, Declara:


- Conforme a los términos del reconocimiento de responsabilidad por parte del
Estado, que éste violó, en perjuicio de las personas citadas en el párrafo 1 de
esta sentencia, y según lo establecido en dicho párrafo, los derechos protegidos
por los artículos 1.1, 3, 4, 5.1 y 5.2, 7, 8.1 y 25 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_64_esp.pdf

22
23. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú
Contra la vida y la integridad personal

HECHOS. Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte Rivera fueron detenidos sin
mediar orden judicial alguna ni haber sido encontrados en flagrante delito;
se negó al señor Gabriel Pablo Ugarte Rivera el derecho de contar con un abogado
defensor, porque fue obligado a renunciar expresamente a este derecho;
realizada la investigación policial, Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte
Rivera fueron puestos a disposición del 39o. Juzgado de Instrucción de Lima el 4 de
marzo de 1986, cuando se les inició un proceso penal por la presunta comisión del
delito de terrorismo, para lo cual se abrió el expediente No. 83-86. Los señores
Durand Ugarte y Ugarte Rivera fueron trasladados por orden judicial a El Frontón; el
develamiento del motín del penal El Frontón fue encomendado a la Marina de Guerra
y la Guardia Republicana bajo las órdenes del Comando Conjunto. El operativo
comenzó a las 3:00 horas del 19 de junio. La Fuerza de Operaciones Especiales (FOES)
procedió a la demolición del Pabellón Azul, lo que produjo la muerte o lesiones a un
gran número de reclusos. El Pabellón Azul era una área aislada del establecimiento
penal, en la que ocurrieron los hechos. Existió una evidente desproporción entre el
peligro que suponía el motín y las acciones que se realizaron para debelarlo.
Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Ugarte Rivera fueron eximidos de responsabilidad y
se ordenó su libertad. Dicha orden resultó ineficaz pues en ese momento dichas
personas habían desaparecido, situación que se mantiene hasta el presente.

LA COMISIÓN. planteó este caso para que la Corte decidiera si el Estado del Perú (en
adelante “el Estado” o “el Perú”) había violado los siguientes artículos de la
Convención: 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos), 2 (Deber de Adoptar
Disposiciones de Derecho Interno), 4 (Derecho a la Vida), 7.6 (Derecho a la Libertad
Personal), 8.1 (Garantías Judiciales), 25.1 (Protección Judicial) y 27.2 (Suspensión de
Garantías), en perjuicio de los señores Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte
Rivera.

LA CORTE. En su sentencia de 16 de agosto de 2000, declara:


- Que el Estado violó, en perjuicio de Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo
Ugarte Rivera, el artículo 4.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
- Que no se ha comprobado que el Estado violó, en perjuicio de Nolberto Durand
Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte Rivera, el artículo 5.2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo
Ugarte Rivera, el artículo 7.1 y 7.5 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo
Ugarte Rivera, los artículos 7.6 y 25.1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo
Ugarte Rivera, así como de sus familiares, los artículos 8.1 y 25.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.

23
- Que el Estado ha incumplido las obligaciones generales de los artículos 1.1 y 2
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos en conexión con las
violaciones de los derechos sustantivos señalados en los puntos resolutivos
anteriores en la presente sentencia.

LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_68_esp.pdf

24. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú 4


Detención ilegal, violaciones al debido proceso

HECHOS. que el 6 de febrero de 1993 Luis Alberto Cantoral Benavides fue detenido, sin
una orden judicial expedida por una autoridad competente, por agentes de la
DINCOTE, en su domicilio ubicado en la calle Jirón Obreros 566, 4to. piso “A” del
distrito La Victoria, Ciudad de Lima, Perú;
Que Luis Alberto Cantoral Benavides no tenía antecedentes penales;
Que los miembros de la DINCOTE llegaron a la casa para detener a José Antonio
Cantoral Benavides, hermano de Luis Alberto Cantoral Benavides, pero que, al no
encontrar al primero, detuvieron al segundo. El hermano mellizo de Luis Alberto
Cantoral Benavides, Luis Fernando Cantoral Benavides, acompañó voluntariamente a
su hermano a las instalaciones de la policía y fue posteriormente detenido y
condenado a 25 años de prisión;
Que al momento de llevarse a cabo la detención de Luis Alberto Cantoral Benavides, se
encontraba vigente en el Departamento de Lima y en la Provincia Constitucional del
Callao, un estado de emergencia y suspensión de las garantías contempladas en los
incisos 7 (inviolabilidad de domicilio), 9 (libertad de tránsito en el territorio nacional),
10 (libertad de reunión) y 20.g) (detención con orden judicial o por las autoridades
policiales en flagrante delito) del artículo 2 de la Constitución peruana que regía en ese
momento;
Que Luis Alberto Cantoral Benavides fue exhibido públicamente a través de los medios
de comunicación, vestido con un traje a rayas como los que usan los presos, como
integrante del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso (en adelante “PCP-SL”) y
como autor del delito de traición a la patria, cuando aún no había sido legalmente
procesado ni condenado
Que Luis Alberto Cantoral Benavides estuvo encarcelado durante el primer año de
reclusión bajo un régimen de aislamiento celular continuo, dentro de una celda
reducida, sin ventilación ni luz natural, en la que debía permanecer 23 horas y media -
sólo disponía de media hora diaria para salir a un patio-. Además tenía un régimen de
visitas restringido; sólo podía recibir una vez al mes la visita de sus familiares directos,
sin contacto físico entre él y la visita, tenía restricciones para realizar trabajo físico o
intelectual y se le mantenía en condiciones de hacinamiento;
Que el juez encargado de ejecutar la sentencia que disponía la libertad de Luis Alberto
Cantoral Benavides, liberó por error, el 25 de agosto de 1993, a su hermano mellizo,
Luis Fernando Cantoral Benavides, quien había sido condenado a 25 años de pena
privativa de libertad. Luis Alberto Cantoral Benavides siempre permaneció detenido.

4Los hechos de faltas procesales de este caso, son muy parecidas al de nosotros. Además hay violación del
Artículo 9, por parte del Estado.

24
Que en el proceso tramitado en el fuero militar contra Luis Alberto Cantoral Benavides
se dificultó a la defensa el acceso al expediente, pues contó sólo con una tarde para su
estudio y para preparar sus alegatos; no se le permitió entrevistarse libremente y en
privado con su defendido; y se le concedieron sólo 15 minutos para su defensa oral;
algunas de las actuaciones del proceso penal militar no le fueron notificadas ni al
abogado defensor ni a Cantoral Benavides; tuvo dificultades para acceder a la prueba y
controvertirla; las audiencias se realizaban en los establecimientos militares o
penitenciarios, sin acceso al público;
Que durante el proceso seguido ante el fuero común por el delito de terrorismo, no
obstante que pudo Luis Alberto Cantoral Benavides designar un abogado de su
elección, a éste se le dificultó ejercer la defensa adecuadamente;
Que Luis Alberto Cantoral Benavides estuvo privado de libertad en forma
ininterrumpida desde el 6 de febrero de 1993 hasta el 25 de junio de 1997, cuando fue
liberado;
Que durante la época de la detención de Luis Alberto Cantoral Benavides existía en el
Perú una práctica generalizada de actos de agresión física y psíquica contra las
personas investigadas por delitos de traición a la patria y terrorismo; y
Que el Estado tuvo conocimiento de los actos de agresión física y psíquica cometidos
contra Luis Alberto Cantoral Benavides y, a pesar de ello, no desarrolló investigación
alguna al respecto.

LA COMISIÓN. Invocó, al presentar la demanda, los artículos 50 y 51 de la Convención


Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención Americana” o “la
Convención”) y 26 y siguientes del Reglamento entonces vigente. La Comisión
sometió dicha demanda ante la Corte para que ésta decidiera si el Estado del Perú (en
adelante “el Estado” o “el Perú”) había violado los siguientes artículos de la
Convención: 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos), 2 (Deber de Adoptar
Disposiciones de Derecho Interno), 7.1 a 7.6 (Derecho a la Libertad Personal), 5
(Derecho a la Integridad Personal), 8.1, 8.2, 8.2.d), 8.2.f), 8.2.g), 8.3 y 8.4 (Garantías
Judiciales) y 25 (Protección Judicial), y los artículos 2 y 8 de la Convención
Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura (en adelante “Convención
Interamericana contra la Tortura”). la Comisión agregó la supuesta violación de los
artículos 8.2.c), 8.5 y 9 de la Convención Americana y 6 de la Convención
Interamericana contra la Tortura.

LA CORTE. En su sentencia de 18 de agosto de 2000, declara:


- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, el artículo
5.1 y 5.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, el artículo
7.1, 7.2, 7.3, 7.4 y 7.5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, el artículo
8.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, el artículo
8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, el artículo
8.2.c), 8.2.d) y 8.2.f) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

25
- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, el artículo
8.2.g) y 8.3 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, el artículo
8.5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, el artículo
9 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, los
artículos 7.6 y 25.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado ha incumplido las obligaciones generales de los artículos 1.1 y 2
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos en conexión con las
violaciones de los derechos sustantivos señalados en los puntos resolutivos
anteriores en la presente sentencia.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, los
artículos 2, 6 y 8 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la
Tortura.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_69_esp.pdf

25. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala


Desaparición forzosa
HECHOS. En 1992 existía en Guatemala un grupo guerrillero denominado Organización
del Pueblo en Armas (ORPA), el que operaba en cuatro frentes, uno de los cuales era el
Frente Luis Ixmatá comandado por Efraín Bámaca Velásquez, conocido como Everardo.
El 12 de marzo de 1992 se produjo un enfrentamiento armado entre combatientes de
la guerrilla pertenecientes al Frente Luis Ixmatá y miembros del Ejército en las orillas
del río Ixcucua, en el Municipio de Nuevo San Carlos, Departamento de Retalhuleu. En
dicho enfrentamiento fue capturado vivo Efraín Bámaca Velásquez.
Los captores trasladaron a Efraín Bámaca Velásquez, quien estaba herido, al
destacamento militar de Santa Ana Berlín, Zona Militar No. 1715, ubicada en
Coatepeque, Quetzaltenango. Durante su reclusión en este destacamento Bámaca
Velásquez permaneció atado y con los ojos vendados y fue sometido a apremios
ilegales y amenazas durante su interrogatorio.
El 18 de julio de 1992, aproximadamente, Efraín Bámaca Velásquez estaba en la Zona
Militar No. 18 de San Marcos. En este lugar fue interrogado y sometido a torturas. La
última vez que se lo vio se encontraba en la enfermería de dicha base militar atado a
una cama de metal.
Como resultado de los hechos del presente caso, en Guatemala se iniciaron varios
procesos judiciales, a saber: recursos de exhibición personal, un procedimiento
especial de averiguación y diversas causas penales, ninguno de los cuales fue efectivo,
desconociéndose hasta el presente el paradero de Efraín Bámaca Velásquez. Como
producto de dichos procedimientos se ordenaron, en diversas ocasiones, diligencias de
exhumación con el fin de hallar su cadáver. Estas diligencias no dieron resultados
positivos por haber sido obstaculizada por agentes estatales.

LA COMISIÓN. Artículo 3 (Derecho al Reconocimiento de la Personalidad Jurídica),


Artículo 4 (Derecho a la Vida), Artículo 5 (Derecho a la Integridad Personal), Artículo 7
(Derecho a la Libertad Personal), Artículo 8 (Garantías Judiciales), Artículo 13 (Libertad
de Pensamiento y de Expresión), Artículo 25 (Protección Judicial) y el Artículo 1

26
(Obligación de Respetar y Garantizar los Derechos), todos de la Convención Americana
así como también los artículos 1, 2 y 6 de la Convención Interamericana para Prevenir
y Sancionar la Tortura y el artículo 3 común de los Convenios de Ginebra.

LA CORTE. En su sentencia de 25 de noviembre de 2000, declara:


- Que el Estado violó, en perjuicio de Efraín Bámaca Velásquez, el derecho a la
libertad personal consagrado en el artículo 7 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Efraín Bámaca Velásquez, así como de
Jennifer Harbury, José de León Bámaca Hernández, Egidia Gebia Bámaca
Velásquez y Josefina Bámaca Velásquez, el derecho a la integridad personal
consagrado en el artículo 5.1 y 5.2 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Efraín Bámaca Velásquez, el derecho a la
vida consagrado en el artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
- Que el Estado no violó, en perjuicio de Efraín Bámaca Velásquez, el derecho al
reconocimiento a la personalidad jurídica consagrado en el artículo 3 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Efraín Bámaca Velásquez, así como de
Jennifer Harbury, José de León Bámaca Hernández, Egidia Gebia Bámaca
Velásquez y Josefina Bámaca Velásquez, el derecho a las garantías judiciales y a
la protección judicial consagrado en los artículos 8 y 25 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado incumplió las obligaciones generales de los artículos 1.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos en conexión con las
violaciones de los derechos sustantivos señalados en los puntos resolutivos
anteriores de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_70_esp.pdf

26. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú


Violación al debido proceso, persecución política, entre otros
HECHOS. Alberto Fujimori fue elegido Presidente del Perú el 28 de julio de 1990, de
conformidad con la Constitución Política del Perú de 1979, por el término de cinco
años. El artículo 205 de dicha Constitución no permitía la reelección presidencial
inmediata. El 5 de abril de 1992 el Presidente Fujimori disolvió el Congreso y el
Tribunal de Garantías Constitucionales, y destituyó a numerosos jueces de la Corte
Suprema de Justicia. El 31 de octubre de 1993 fue aprobada, mediante referéndum, la
nueva Constitución Política del Perú, la que se promulgó el 29 de diciembre de 1993.
El artículo 112 de la nueva Constitución dispone: “El mandato presidencial es de cinco
años. El Presidente puede ser reelegido de inmediato para un período adicional.
Transcurrido otro período constitucional, como mínimo, el ex presidente puede volver
a postular, sujeto a las mismas condiciones”.
El 15 de enero de 1997 la magistrada Delia Revoredo Marsano denunció ante
congresistas la sustracción de documentos jurisdiccionales y administrativos de su
despacho los días 12 y 13 de enero del mismo año, así como de las oficinas de los
magistrados Luis Díaz Valverde, Manuel Aguirre Roca y Guillermo Rey Terry. Respecto

27
a este último señaló que se sustrajo el proyecto de sentencia sobre la acción Nº002-
96/I-TC, referida a la inconstitucionalidad de la Ley No. 26.657. Finalmente mencionó
otros actos que constituían acciones de intimidación contra los miembros del Tribunal
Constitucional.
El 16 de enero de 1997 se emitió una “sentencia” suscrita por los magistrados Acosta
Sánchez y García Marcelo, mediante la cual declaraban infundada la demanda, “al no
haberse alcanzado la mayoría calificada de seis votos conformes, prevista por el
artículo 4 de la Ley No. 26.435, para declarar la inconstitucionalidad de la Ley No.
26.657, debido a que cuatro [m]agistrados de este Tribunal se ha[bía]n abstenido por
haber adelantado opinión sobre el fondo de la cuestión controvertida”. Esta sentencia,
de acuerdo a un comunicado de prensa emitido por el presidente del Tribunal
Constitucional, carecía de “valor legal y de eficacia.
El 27 de febrero de 1997 el Congreso, de conformidad con el artículo 97 de la
Constitución, aprobó la formación de una Comisión para investigar los presuntos actos
de hostigamiento y presión contra el Tribunal Constitucional sobre la base de las
denuncias formuladas por la magistrada Revoredo Marsano (supra 56.12). Dicha
comisión estaba integrada por siete congresistas y era presidida por Martha
Hildebrandt. La Resolución del Congreso que dispuso la creación de la Comisión señaló
que “*n+inguna de las investigaciones que realice la *C+omisión *I+nvestigadora deberá
revisar las sentencias dictadas por el Tribunal Constitucional” y otorgó un plazo de 30
días útiles para la presentación del informe correspondiente. Este plazo luego fue
prorrogado por 30 días.
El 5 de mayo de 1997 la Comisión Investigadora del Congreso presentó ante la
Comisión Permanente del mismo, una denuncia constitucional contra los magistrados
Aguirre Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano, en la cual se les imputaba haber
infringido la Constitución al presentar una ponencia como “si fuera una sentencia ya
discutida y aprobada por el Pleno del Tribunal Constitucional” y, además, por emitir
una resolución a nombre del Tribunal Constitucional sobre un recurso de aclaración
interpuesto por el Colegio de Abogados de Lima. Finalmente se señaló que el
magistrado Nugent había actuado ilegalmente al “justificar la infracción
constitucional” y no convocar al Pleno del Tribunal Constitucional para resolver el
recurso de aclaración citado.
El 6 de mayo de 1997 la Comisión Permanente del Congreso nombró una Subcomisión
“encargada de informar sobre la denuncia constitucional contra los magistrados del
Tribunal Constitucional” (en adelante “Subcomisión Evaluadora”) para estudiar la
solicitud de acusación constitucional. Ésta estaba integrada por tres congresistas, uno
de los cuales renunció. Ese mismo día, dicha Subcomisión solicitó a los magistrados la
presentación, en un plazo de 48 horas, de un informe sobre los hechos investigados y
les comunicó la posibilidad de concurrir ante ella para efectuar los descargos
correspondientes. El 8 de mayo los magistrados enviaron su respuesta señalando que
“el plazo que se les había concedido para tales efectos era muy breve” y además
dejaron constancia de que no reconocían la competencia de esa Subcomisión y
manifestaron, a través de los medios de comunicación, que por esta razón no
concurrirían a la misma. Finalmente, indicaron que se trataba de una “represalia por
su pronunciamiento respecto a la Ley de Reelección Presidencial” y que no habían
tenido derecho de defensa.

28
Los días 8, 12 y 14 de mayo de 1997 vencieron los plazos otorgados por la
Subcomisión para que los magistrados presentaran sus informes y declaraciones,
luego de que se otorgaran las prórrogas solicitadas. El 9 de mayo de 1997 los
magistrados Manuel Aguirre Roca, Guillermo Rey Terry y Delia Revoredo Marsano
remitieron a la Subcomisión el acta de 14 de marzo de 1997 en la que constaba que
fueron expresamente autorizados para expedir la resolución de aclaración por la cual
se les acusaba, El 14 de mayo de 1997 los mismos magistrados dieron a conocer a la
Subcomisión las irregularidades que, a su entender, tenía el proceso de denuncia
constitucional y nombraron como sus abogados defensores a los señores Valentín
Paniagua Corazao, Raúl Ferrero Costa y Juan Monroy Gálvez.

El 19 de mayo de 1997 el Presidente del Congreso convocó a los magistrados Aguirre


Roca, Rey Terry, Revoredo Marsano y Nugent a una audiencia para el 23 de mayo
siguiente.
El 28 de mayo de 1997 la Subcomisión Acusadora presentó ante el pleno del Congreso
la acusación constitucional y los abogados defensores expusieron sus argumentos. Ese
mismo día el pleno decidió, mediante las resoluciones legislativas Nos. 002-97-CR,
003-97-CR y 004-97-CR, destituir a los magistrados del Tribunal Constitucional Manuel
Aguirre Roca, Guillermo Rey Terry y Delia Revoredo Marsano, respectivamente, por la
emisión de la resolución de aclaración presentada por el Colegio de Abogados de
Lima.
Como resultado de su participación en los hechos del presente caso, la señora Delia
Revoredo Marsano sufrió actos de persecución por parte de autoridades peruanas.

LA COMISIÓN. Manifestó que el objeto de la demanda era que la Corte decidiera si el


Estado había violado, en perjuicio de Manuel Aguirre Roca, Guillermo Rey Terry y Delia
Revoredo Marsano, magistrados del Tribunal Constitucional del Perú, los artículos 8.1
y 8.2.b), c), d) y f) (Garantías Judiciales), 23.1.c (Derechos Políticos) y 25.1 (Protección
Judicial) de la Convención Americana, en relación con los artículos 1.1 (Obligación de
Respetar los Derechos) y 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno) de la
misma.

LA CORTE. En su sentencia de 31 de enero de 2001, declara:


- Que el Estado violó, en perjuicio de Manuel Aguirre Roca, Guillermo Rey Terry
y Delia Revoredo Marsano, el derecho a las garantías judiciales consagrado en
el artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Manuel Aguirre Roca, Guillermo Rey Terry
y Delia Revoredo Marsano, el derecho a la protección judicial consagrado en el
artículo 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado incumplió la obligación general del artículo 1.1 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en conexión con las violaciones de los
derechos sustantivos señalados en los puntos resolutivos anteriores de la
presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_71_esp.pdf

29
27. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá5
Contra la libertad de asociación, contra la protección judicial
HECHOS. La Coordinadora de Sindicatos de Empresas Estatales convocó públicamente
a una marcha para el 4 de diciembre de 1990 y a un paro laboral de 24 horas para el
día siguiente. El 4 de diciembre de 1990 tuvo lugar la manifestación pública de
protesta, cuyo propósito era la reivindicación de las peticiones contenidas en el pliego
rechazado por el Gobierno. La marcha se realizó de manera pacífica, con la
participación de miles de trabajadores.
La manifestación del 4 de diciembre de 1990 coincidió con la fuga del Coronel Eduardo
Herrera Hassán de la isla de Naos y la toma parcial del Cuartel Central de la Policía
Nacional por parte de éste junto con un grupo de militares.
El 6 de diciembre de 1990 el Ministro de la Presidencia, “en virtud de autorización del
Consejo de Gabinete”, remitió a la Asamblea Legislativa un proyecto de ley
proponiendo la destitución de todos los servidores públicos que habían participado en
la organización, llamado o ejecución del paro de 5 de diciembre de 1990, por
considerar que dicho movimiento buscaba subvertir el orden constitucional
democrático y suplantarlo por un régimen militar.
El 14 de diciembre de 1990 la Asamblea Legislativa aprobó la Ley 25. La indicada Ley
25 se publicó en la Gaceta Oficial de Panamá No. 21.687 el 17 de diciembre de 1990.
En el artículo 6 de dicha ley se señaló que ésta era de orden público y tendría efecto
retroactivo a partir del 4 de diciembre de 1990. Según su artículo 7 regiría desde su
promulgación y tendría vigencia hasta el 31 de diciembre de 1991;
La Ley 25 fue aplicada retroactivamente al 4 de diciembre de 1990, por disposición
expresa del artículo 6 de la misma ley.
El 23 de enero de 1991 el Consejo de Gabinete realizó la calificación que le facultaba el
“parágrafo” del artículo 2 de la Ley 25. Mediante Resolución No. 10 estableció que
atentaban contra la democracia y el orden constitucional los paros y ceses colectivos
de labores abruptos en el sector público, y que “*i+ncurr*ía+ en causal de destitución
todo servidor público que, a partir del día 4 de diciembre de 1990, h[ubiese]
promovido, convocado, organizado o participado o que, en el futuro promueva,
convoque, organice o participe en paros que no cumplan con los procedimientos y
restricciones establecidos en la Ley o ceses colectivos de labores abrupto[s] en el
sector público”. La resolución fue publicada en la Gaceta Oficial de Panamá No. 21.718
el 4 de febrero de 1991. Ante el pleno de la Corte Suprema de Justicia se presentaron
tres acciones de inconstitucionalidad contra la Ley 25. Dichas acciones fueron
acumuladas y, mediante sentencia de 23 de mayo de 1991, dicho tribunal declaró que
la Ley 25 era constitucional salvo el “parágrafo” del artículo 2, fundamentada en que
en las acciones de inconstitucionalidad el pleno de la Corte Suprema de Justicia se
debe limitar a “declarar si una norma legal es o no inconstitucional”, y no se pronunció
sobre la situación concreta de los trabajadores destituidos. Dicha decisión tiene el
cáracter de final, definitiva, obligatoria y no tiene efecto retroactivo.

LA COMISIÓN. Sometió este caso con el fin de que la Corte decidiera si hubo violación,
por parte de Panamá, de los artículos 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos); 2
(Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno); 8 (Garantías Judiciales); 9
(Principio de Legalidad y de Retroactividad); 10 (Derecho a Indemnización); 15

5 Leer dentro del caso el punto X, sobre la legalidad y RETROACTIVIDAD.

30
(Derecho de Reunión); 16 (Libertad de Asociación); 25 (Protección Judicial), y 33 y 50.2
de la Convención.

LA CORTE. En su sentencia de 2 de febrero de 2001, declara:


- Que el Estado violó los principios de legalidad y de irretroactividad consagrados
en el artículo 9 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
perjuicio de los 270 trabajadores mencionados en el párrafo 4 de la presente
Sentencia.
- Que el Estado violó los derechos a las garantías judiciales y a la protección
judicial consagrados en los artículos 8.1, 8.2 y 25 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en perjuicio de los 270 trabajadores mencionados en
el párrafo 4 de la presente Sentencia.
- Que el Estado no violó el derecho de reunión consagrado en el artículo 15 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en perjuicio de los 270
trabajadores mencionados en el párrafo 4 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el derecho a la libertad de asociación consagrado en el
artículo 16 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en perjuicio
de los 270 trabajadores mencionados en el párrafo 4 de la presente Sentencia.
- Que el Estado incumplió las obligaciones generales de los artículos 1.1 y 2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos en conexión con las
violaciones de los derechos sustantivos señalados en los puntos resolutivos
anteriores de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_72_esp.pdf

28. Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile6
Contra la libertad de Expresión, contra la libertad religiosa
HECHOS. El artículo 19 número 12 de la Constitución Política de Chile de 1980
establece un “sistema de censura para la exhibición y publicidad de la producción
cinematográfica.”
El Decreto Ley número 679 de 1 de octubre de 1974 faculta al Consejo de Calificación
Cinematográfica para orientar la exhibición cinematográfica en Chile y efectuar la
calificación de las películas. El Reglamento de dicha ley está contenido en el Decreto
Supremo de Educación número 376 de 30 de abril de 1975. Dicho Consejo de
Calificación Cinematográfica es parte del Ministerio de Educación.
El 29 de noviembre de 1988 el Consejo de Calificación Cinematográfica rechazó la
exhibición de la película “La Última Tentación de Cristo”, ante una petición que le
hiciera la “United International Pictures Ltda”. Dicha empresa apeló la resolución del
Consejo, pero la resolución fue confirmada por un tribunal de apelación mediante
sentencia de 14 de marzo de 1989.

LA COMISIÓN. Sometió este caso con el fin de que la Corte decidiera si hubo violación,
por parte de Chile, de los artículos 13 (Libertad de Pensamiento y de Expresión) y 12
(Libertad de Conciencia y de Religión) de la Convención. Asimismo, la Comisión solicitó
a la Corte que, como consecuencia de las supuestas violaciones a los artículos antes

6 En este caso se ORDENA al Estado a cambiar un ordenamiento interno.

31
mencionados, declare que Chile incumplió los artículos 1.1 (Obligación de Respetar los
Derechos) y 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno) de la misma.

LA CORTE. En su sentencia de 5 de febrero de 2001, declara:


- Que el Estado violó el derecho a la libertad de pensamiento y de expresión
consagrado en el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en perjuicio de los señores Juan Pablo Olmedo Bustos, Ciro
Colombara López, Claudio Márquez Vidal, Alex Muñoz Wilson, Matías Insunza
Tagle y Hernán Aguirre Fuentes.
- Que el Estado no violó el derecho a la libertad de conciencia y de religión
consagrado en el artículo 12 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en perjuicio de los señores Juan Pablo Olmedo Bustos, Ciro
Colombara López, Claudio Márquez Vidal, Alex Muñoz Wilson, Matías Insunza
Tagle y Hernán Aguirre Fuentes.
- Que el Estado incumplió los deberes generales de los artículos 1.1 y 2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos en conexión con la violación
del derecho a la libertad de pensamiento y de expresión señalada en el punto
resolutivo 1 de la presente Sentencia.
- Que el Estado debe modificar su ordenamiento jurídico interno, en un plazo
razonable, con el fin de suprimir la censura previa para permitir la exhibición de
la película “La Última Tentación de Cristo”, y debe rendir a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, dentro de un plazo de seis meses a
partir de la notificación de la presente Sentencia, un informe sobre las medidas
tomadas a ese respecto.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_73_esp.pdf

29. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú7


Contra la libertad de expresión, violaciones al debido proceso, contra la nacionalidad

HECHOS. Al señor Baruch Ivcher Bronstein, de origen israelí, le fue otorgada la


nacionalidad peruana mediante “Resolución Suprema” No. 0649/RE de 27 de
noviembre de 1984, emitida por el Presidente de la República del Perú y firmada
también por el Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Relaciones
Exteriores;
El 6 de diciembre de 1984, el señor Ivcher Bronstein renunció a su nacionalidad
israelí;
En 1986, el señor Ivcher era propietario mayoritario de las acciones de la
Compañía, empresa operadora del Canal 2 de la televisión peruana;
A partir de 1992, el señor Ivcher era propietario del 53,95% de las acciones de la
Compañía, y los hermanos Winter, lo eran del 46%;
En 1997, el señor Ivcher Bronstein era Director y Presidente del Directorio de la
Compañía y se encontraba facultado para tomar decisiones de tipo editorial
respecto de la programación del Canal 2;
El Canal 2 difundió, en su programa Contrapunto, los siguientes reportajes de
interés nacional:

7Este caso tiene algunas similitudes con el que nos toca analizar, pues hay una clara retroactividad en cuanto
a leyes, hablando especialmente en cuanto a la migración. ES MUY IMPORTANTE QUE SEA
REVISADO.

32
- el 6 de abril de 1997, denuncia sobre las supuestas torturas cometidas por
miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército en contra de la agente Leonor La
Rosa y acerca del supuesto asesinato de la agente Mariela Barreto Riofano;

- El 13 de abril de 1997, denuncia sobre los supuestos ingresos millonarios


percibidos por el señor Vladimiro Montesinos Torres, asesor del Servicio de
Inteligencia del Perú;
Como consecuencia de los reportajes difundidos en el programa Contrapunto, el
señor Ivcher fue objeto de acciones intimidatorias, entre las que se cuentan: visita
de miembros de la Dirección Nacional de Policía Fiscal y de otras personas a las
oficinas del Canal 2 para sugerirle que cambiara la línea informativa; vuelos de
supuestos helicópteros del Ejército sobre las instalaciones de su fábrica Productos
Paraíso del Perú; y apertura de un proceso de la Dirección Nacional de Policía Fiscal,
contra su persona, el 23 de mayo de 1997;
El mismo día, 23 de mayo de 1997, el Poder Ejecutivo del Perú expidió el Decreto
Supremo No. 004-97-IN, que reglamentó la Ley de Nacionalidad No. 26574, y
estableció la posibilidad de cancelar la nacionalidad a los peruanos naturalizados;
El11 de julio de 1997 se emitió la “Resolución Directoral” No. 117-97-IN-
050100000000, firmada por el Director General de Migraciones y Naturalización,
que dejó sin efecto legal el título de nacionalidad peruana de 7 de diciembre de
1984, expedido a favor del señor Ivcher Bronstein. Dicha resolución fue publicada
el 13 de los mismos mes y año en el Diario Oficial “El Peruano”;

LA COMISIÓN. Presentó esta demanda con el propósito de que la Corte decidiera si el


Estado violó, en perjuicio del señor Baruch Ivcher Bronstein (en adelante “el señor
Ivcher” o “el señor Ivcher Bronstein”), los artículos 8 (Garantías Judiciales), 13 (Libertad
de Pensamiento y de Expresión), 20 (Derecho a la Nacionalidad), 21 (Derecho a la
Propiedad Privada) y 25 (Protección Judicial), todos ellos en relación con el artículo 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos) de la Convención.

LA CORTE. En su sentencia de 6 de febrero de 2001, declara:


- Que el Estado violó el derecho a la nacionalidad consagrado en el artículo
20.1 y 20.3 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
perjuicio de Baruch Ivcher Bronstein.
- Que el Estado violó el derecho a las garantías judiciales consagrado en el
artículo 8.1 y 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
perjuicio de Baruch Ivcher Bronstein.
- Que el Estado violó el derecho a la protección judicial consagrado en el
artículo 25.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
perjuicio de Baruch Ivcher Bronstein.
- Que el Estado violó el derecho a la propiedad privada consagrado en el
artículo 21.1 y 21.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
en perjuicio de Baruch Ivcher Bronstein.
- Que el Estado violó el derecho a la libertad de expresión consagrado en el
artículo 13.1 y 13.3 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
en perjuicio de Baruch Ivcher Bronstein.
- Que el Estado incumplió la obligación general del artículo 1.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos en conexión con las
violaciones de los derechos sustantivos señalados en los puntos resolutivos
anteriores de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_74_esp.pdf

33
30. Caso Barrios Altos Vs. Perú8
Contra la vida y la integridad personal
HECHOS. Aproximadamente a las 22:30 horas del 3 de noviembre de 1991, seis
individuos fuertemente armados irrumpieron en el inmueble ubicado en el Jirón
Huanta No. 840 del vecindario conocido como Barrios Altos de la ciudad de Lima.
Al producirse la irrupción, se estaba celebrando una “pollada”, es decir, una fiesta
para recaudar fondos con el objeto de hacer reparaciones en el edificio. Los
atacantes llegaron al sitio en dos vehículos, uno de marca jeep Cherokee y otro
Mitsubishi. Estos automóviles portaban luces y sirenas policiales, que fueron
apagadas al llegar al lugar de los hechos;
Los individuos, cuyas edades oscilaban entre los 25 y 30 años, encubrieron sus
rostros con pasamontañas y obligaron a las presuntas víctimas a arrojarse al suelo.
Una vez que éstas estaban en el suelo, los atacantes les dispararon
indiscriminadamente por un período aproximado de dos minutos, matando a 15
personas e hiriendo gravemente a otras cuatro, quedando una de estas últimas,
Tomás Livias Ortega, permanentemente incapacitada. Posteriormente, con la
misma celeridad con que habían llegado, los atacantes huyeron en los dos
vehículos, haciendo sonar nuevamente las sirenas;
Las personas sobrevivientes declararon que las detonaciones sonaban “apagadas”,
lo cual permite suponer que se utilizaron silenciadores. Durante la investigación, la
policía encontró en la escena del crimen 111 cartuchos y 33 proyectiles del mismo
calibre, correspondientes a pistolas ametralladoras;
Las investigaciones judiciales y los informes periodísticos revelaron que los
involucrados trabajaban para inteligencia militar; eran miembros del Ejército
peruano que actuaban en el “escuadrón de eliminación” llamado “Grupo Colina” que
llevaba a cabo su propio programa antisubversivo. Diversas informaciones señala
que los hechos del presente caso se realizaron en represalia contra presuntos
integrantes de Sendero Luminoso;
Antes de que la Corte Suprema pudiera resolver el asunto, el Congreso peruano sancionó
una ley de amnistía, la Ley Nº 26479, que exoneraba de responsabilidad a los militares,
policías, y también a civiles, que hubieran cometido, entre 1980 y 1995, violaciones a los
derechos humanos o participado en esas violaciones. El proyecto de ley no fue anunciado
públicamente ni debatido, sino que fue aprobado tan pronto como fue presentado, en las
primeras horas del 14 de junio de 1995. La Ley fue promulgada de inmediato por el
Presidente y entró en vigor el 15 de junio de 1995. El efecto de la señalada ley fue el de
determinar el archivo definitivo de las investigaciones judiciales y así evitar la
responsabilidad penal de los responsables de la masacre;
La Ley Nº 26479 concedió una amnistía a todos los integrantes de las fuerzas de
seguridad y civiles que fueran objeto de denuncias, investigaciones, procedimientos
o condenas, o que estuvieran cumpliendo sentencias en prisión, por violaciones de
derechos humanos. Las escasas condenas impuestas a integrantes de las fuerzas
de seguridad por violaciones de derechos humanos fueron dejadas sin efecto
inmediatamente. En consecuencia, se liberó a los ocho hombres recluidos por el
caso conocido como “La Cantuta”, algunos de los cuales estaban procesados en el
caso Barrios Altos;

LA COMISIÓN. Sometió el caso con el fin de que la Corte decidiera que hubo violación,
por parte del Estado del Perú (en adelante “el Perú”, “el Estado” o “el Estado
peruano”), del artículo 4 (Derecho a la Vida) de la Convención Americana, en perjuicio
de… Asimismo, pidió a la Corte que decidiera que el Estado violó el artículo 5 (Derecho
a la Integridad Personal) de la Convención Americana, en perjuicio de… Además,
requirió al Tribunal que decidiera que el Estado peruano violó los artículos 8 (Garantías
Judiciales), 25 (Protección Judicial) y 13 (Libertad de Pensamiento y de Expresión) de la

8 En este caso se declara la incompatibilidad de ciertos ordenamientos legales, con respecto a la convención.

34
Convención Americana como consecuencia de la promulgación y aplicación de las leyes
de amnistía Nº 26479 y Nº 26492. Finalmente, solicitó a la Corte que determinara que,
como consecuencia de la promulgación y aplicación de las leyes de amnistía Nº 26479
y Nº 26492 y de la violación a los derechos señalados, el Perú incumplió los artículos
1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) y 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de
Derecho Interno) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

LA CORTE. En su sentencia de 14 de marzo de 2001, declara:


Conforme a los términos del reconocimiento de responsabilidad internacional
efectuado por el Estado, que éste violó:
- El derecho a la vida consagrado en el artículo 4 de la Convención.
- El derecho a la integridad personal consagrado en el artículo 5 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.
- El derecho a las garantías judiciales y a la protección judicial consagrados en los
artículos 8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
- Conforme a los términos del reconocimiento de responsabilidad efectuado por el
Estado, que éste incumplió los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos como consecuencia de la promulgación y aplicación de las leyes de
amnistía Nº 26479 y Nº 26492 y de la violación a los artículos de la Convención
señalados en el punto resolutivo 2 de esta Sentencia.
- Que las leyes de amnistía Nº 26479 y Nº 26492 son incompatibles con la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y, en consecuencia, carecen de efectos jurídicos.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_75_esp.pdf

31. Caso Las Palmeras Vs. Colombia


Contra la vida
HECHOS. El 23 de enero de 1991 el Comandante Departamental de la Policía de
Putumayo ordenó a miembros de la Policía Nacional llevar a cabo una operación
armada en la localidad de Las Palmeras, Municipio de Mocoa, Departamento de
Putumayo. La Policía Nacional fue apoyada por efectivos del Ejército.
En la mañana de ese mismo día, se encontraban en la escuela rural de Las
Palmeras unos niños que esperaban el comienzo de las clases y dos trabajadores
que reparaban un tanque séptico. Estos eran Julio Milciades Cerón Gómez y
Artemio Pantoja. En un terreno lindero se hallaban los hermanos Wilian Hamilton y
Edebraes Norverto, ambos Cerón Rojas, ordeñando una vaca. El maestro Hernán
Javier Cuarán Muchavisoy estaba por llegar a la escuela.
Las fuerzas del Ejército abrieron fuego desde un helicóptero e hirieron al niño Enio
Quinayas Molina, en ese entonces de seis años, quien se dirigía a la escuela.
La Policía detuvo en la escuela y en sus alrededores al maestro Cuarán Muchavisoy,
a los trabajadores Cerón Gómez y Pantoja, a los hermanos Wilian Hamilton y
Edebraes Cerón y a otra persona no identificada que podría ser Moisés Ojeda o
Hernán Lizcano Jacanamejoy. La Policía Nacional ejecutó extrajudicialmente por lo
menos a seis de estas personas.
Los miembros de la Policía Nacional y del Ejército realizaron numerosos esfuerzos
para justificar su conducta. En este orden de ideas, vistieron con uniformes
militares los cadáveres de algunas de las personas ejecutadas, quemaron sus ropas
y amedrentaron a varios testigos del caso. Igualmente, la Policía Nacional presentó
siete cadáveres como pertenecientes a subversivos muertos en un presunto
enfrentamiento. Entre esos cadáveres se encontraban seis cuerpos de las personas
detenidas por la Policía y un séptimo, cuyas circunstancias de muerte no han sido
esclarecidas.

35
Como consecuencia de los hechos descritos, se iniciaron procesos de carácter disciplinario,
administrativo y penal. El proceso disciplinario realizado por el Comandante de la Policía
Nacional de Putumayo se falló en cinco días y se absolvió a todos los que participaron en
los hechos de la localidad de Las Palmeras. Asimismo, se iniciaron dos procesos
contencioso administrativos en los que se reconoció expresamente que las víctimas del
operativo armado no pertenecían a ningún grupo armado y que el día de los hechos estaban
realizando sus tareas habituales. Estos procesos permitieron comprobar que la Policía
Nacional ejecutó extrajudicialmente a las víctimas cuando se encontraban en estado de
indefensión. En cuanto al proceso penal militar, después de siete años aún se encontraba
en la etapa de investigación y todavía no se había acusado formalmente a alguno de los
responsables de los hechos.

LA COMISIÓN. Que se concluya y declare si el Estado de Colombia ha violado los


artículos 4, 8 Y 25 de la convención y el artículo 1.1.

LA CORTE. En su sentencia de 6 de diciembre de 2001, declara:


- Que el Estado es responsable de la violación del artículo 4 de la convención.
- Que el Estado violó, en perjuicio de los familiares de … el derecho a las
garantías judiciales y a la protección judicial consagrados en los artículos 8.1
y 25.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_90_esp.pdf

32. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros Vs. Trinidad y Tobago9


Contra la vida, garantias procesales otros
HECHOS. En este caso encontramos una acumulación de varias denuncias,
supuestamente violatorias a la Convención Inter Americana, a continuación les
reproduzco una parte del cuadro original que aparece en el link, ya que todos tiene
similares causas y son supuestamente violatorios más o menos a los mismos artículos:

Supuesta No. de Violaciones alegadas


víctima caso
1 Haniff Hilaire 11.816 Pena de muerte obligatoria (Arts. 1.1, 4.1, 5.1, 5.2,
5.6)
Demora (Arts. 1.1, 2, 7.5, 25)
2 George 11.787 Pena de muerte obligatoria (Arts. 1.1, 4.1, 5.1, 5.2,
Constantine 8.1)
Facultad del indulto (Arts. 1.1, 4.6)
Demora y juicio justo (Arts. 1.1, 2, 7.5, 8.1, 25)
Indisponibilidad de asistencia letrada para recursos
constitucionales (Arts. 1.1, 8, 25)
3 Wenceslaus 11.814 Pena de muerte obligatoria (Arts. 1.1, 4.1, 5.1, 5.2,
James 8.1)
Facultad del indulto (Arts. 1.1, 4.6)
4 Denny 11.840 Pena de muerte obligatoria (Arts. 1.1, 4.1, 5.1, 5.2,

9 En el presente caso, no solo se le manda al Estado a adecuar su legislación positiva, en este caso, en cuanto
a la pena de muerte, sino que también manda al Estado a procesar nuevamente a varios sindicados
reconociéndoles el derecho de indulto o amnistía y que no pueden ser ejecutados, EL FALLO ESTÁ
VERDADERAMENTE INTERESANTE NUNCA HABIA VISTO QUE A UN ESTADO LOS
CONDENARAN POR TANTAS VIOLACIONES.

36
Baptiste 8.1)
Facultad del indulto (Arts. 1.1, 4.6)
Demora y juicio justo (Arts. 1.1, 2, 7.5, 8.1, 25)
5 Clarence 11.851 Pena de muerte obligatoria (Arts. 1.1, 4.1, 5.1, 5.2,
Charles 8.1)
Facultad del indulto (Arts. 1.1, 4.6)
Demora y juicio justo (Arts. 1.1, 2, 7.5, 8.1, 25)
(Continua en el link…)

LA COMISIÓN. Solicitó que se declarara la violación de los artículos 4.1, 5.1, 5.2 y 8.1,
en relación con la violación del artículo 1.1, todos de la Convención Americana, por
condenar a las supuestas víctimas a una “pena de muerte obligatoria”.
La violación de los derechos a ser procesados en un período de tiempo razonable y a
un juicio justo, establecidos en los artículos 7.5 y 8.1 de la Convención, en relación con
el artículo 1.1 de la misma
la violación de los derechos de veintitrés de las supuestas víctimas establecidos en los
artículos 25, 2 y 1.1 de la Convención, por no adoptar las medidas legislativas o de otro
carácter que hubieren sido necesarias para dar efecto al derecho a ser juzgado dentro
de un plazo razonable, protegido en los artículos 7.5 y 8.1 de la Convención.
La violación de los derechos protegidos en el artículo 5.1 y 5.2 de la Convención en
relación con el artículo 1.1 de la misma, en razón del tratamiento y las condiciones de
detención a los que fueron sometidas veintiuna de las presuntas víctimas.
La violación de los derechos de once de las supuestas víctimas establecidos en los
artículos 8 y 25 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 de la misma, por no
proporcionarles asistencia letrada efectiva para presentar acciones constitucionales de
protección de sus derechos.
LA CORTE. En su sentencia de 21 de junio de 2002, declara:
- Que el Estado violó el derecho a la vida consagrado en el artículo 4.1 y 4.2, en
conexión con el artículo 1.1, de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
- Que el Estado incumplió la obligación establecida en el artículo 2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó el derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable
consagrado en los artículos 7.5 y 8.1, en conexión con los artículos 1.1 y 2, de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó el derecho a un recurso efectivo consagrado en los artículos
8 y 25, en conexión con el artículo 1.1.
- Que el Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en el
artículo 5.1 y 5.2, en conexión con el artículo 1.1, de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó el derecho que tiene todo condenado a muerte a solicitar la
amnistía, el indulto o la conmutación de la pena consagrado en el artículo 4.6,
en conexión con los artículos 8 y 1.1, de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
- Que el Estado privó arbitrariamente del derecho a la vida al señor Joey Ramiah
en violación del artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.

37
- El Estado debe abstenerse de aplicar la Ley de Delitos contra la Persona de 1925
y, dentro de un plazo razonable, debe modificarla adecuándola a las normas
internacionales de protección de los derechos humanos.
- Que el Estado debe tramitar de nuevo, aplicando la legislación penal que
resulte de las reformas a la Ley de Delitos contra la Persona de 1925 en los
términos expuestos en el párrafo 214 de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_94_esp.pdf

33. Caso Cantos Vs. Argentina


Contra la propiedad privada

HECHOS. El 15 de julio de 1982 el señor Cantos y el Gobernador de la Provincia de


Santiago del Estero presuntamente suscribieron un convenio, en el cual el segundo
reconocía al primero una indemnización por los daños sufridos por el señor Cantos y
sus empresas como producto de las confiscaciones llevadas a cabo en el año 1972.
El 15 de junio de 1992 la Procuración del Tesoro de la Nación ordenó al señor Director
Nacional de Dictámenes y al Secretario de la Comisión Nacional de Transacciones de la
Procuración que “inform*aran+ sobre la existencia del dictamen emanado del
organismo en el que se hubiera hecho mención o análisis de la acción judicial
promovida por el señor José María Cantos contra el Estado Nacional o la Provincia de
Santiago del Estero”. Al día siguiente, el Subdirector General de Coordinación del
Cuerpo de Abogados del Estado señaló al Director Nacional de Dictámenes la
inexistencia de la aprobación para llevar a cabo un acuerdo transaccional con el señor
Cantos. El 2 de julio de 1992 la Procuración del Tesoro Nacional entrevistó al
exprocurador, quien negó la autenticidad de los dictámenes de dicha entidad firmados
por éste y allegados al proceso. El 7 de julio de 1992 el Procurador solicitó la
intervención de la Procuración General a fin de elevar a la Corte Suprema de Justicia de
la Nación los anteriores antecedentes. El 24 de septiembre de 1992 el señor Cantos
interpuso un recurso de reposición contra la providencia de la Corte Suprema de
Justicia de 17 de septiembre de 1992 que admitió adjuntar al proceso los escritos
suscritos por el exprocurador, en donde se manifiesta la falsedad de los documentos
allegados por señor Cantos. El Fiscal Adjunto de la Procuración General de la Nación
denunció al señor Cantos ante el Juez en lo Criminal y Correccional No. 3, Carlos
Liporaci y éste luego de testimonios y pericias decidió sobreseer al señor Cantos el 17
de octubre de 1994 en razón de que “lo cierto es que mal puede reprocharse al
denunciado vinculación alguna con las faltas internas de la Comisión Asesora [de la
Procuración del Tesoro de la Nación] y tampoco tal como surge del peritaje practicado
con una supuesta falsificación y/o estafa procesal”.
El 13 de diciembre de 1994 el señor Cantos solicitó sentencia o, en su defecto, la
celebración de una audiencia de conciliación. Al día siguiente, la Corte Suprema de
Justicia negó la petición de dictar sentencia por cuanto el estado del proceso no lo
permitía y decidió contemplar la posibilidad de la celebración de la audiencia pública.
El 21 de diciembre de 1994, el señor Cantos desistió de las pruebas que estuviesen
pendientes y solicitó se dictara sentencia.
como producto de la falta de pago de la tasa judicial y los honorarios, el señor Cantos
recibió una “inhibición general” para llevar acabo su actividad económica.

38
El señor Cantos y sus abogados incurrieron en gastos y costas para la tramitación de
los diferentes procesos internos e internacionales.
LA COMISIÓN. Concluyó que la Argentina había violado los derechos a las garantías
judiciales y a la protección judicial amparados por los artículos 8 y 25 de la Convención
Americana y el derecho a la propiedad privada establecido en su artículo 21, “todos
ellos con relación a la obligación de dicho Estado de respetar, investigar, sancionar y
restablecer los derechos violados de que trata el artículo 1 (1) del citado instrumento”.
La Comisión consideró también que el Estado había violado en perjuicio del señor
Cantos el derecho a la justicia y el derecho de petición enunciados en los artículos XVIII
y XXIV de la Declaración Americana.
LA CORTE. En su sentencia de 28 de noviembre de 2002, declara:
- Que el Estado violó el derecho de acceso a la justicia consagrado en los
artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
relación con el artículo 1.1 de la misma.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_97_esp.pdf

34. Caso “Cinco Pensionistas” Vs. Perú


Contra la propiedad privada

HECHOS. El 26 de febrero de 1974 se emitió el Decreto-Ley Nº 20530 titulado


“Régimen de Pensiones y Compensaciones por Servicios Civiles Prestados al Estado no
comprendidos en el Decreto-Ley 19990”.
Las presuntas víctimas trabajaron en la SBS y cesaron después de haber prestado más
de 20 años de servicios en la Administración Pública. Los cinco pensionistas
empezaron a trabajar en la Administración Pública entre 1940 y 1964, y cesaron de
trabajar en la SBS entre 1975 y 1990.
Según lo establece la ley orgánica de la SBS emitida en 1981, dicha entidad “es una
Institución Pública con personería jurídica de derecho público, con autonomía
funcional, administrativa y económica”. El personal de la SBS se encontraba dentro de
un régimen laboral de la actividad pública, hasta que en esta ley orgánica de 1981 se
dispuso que su personal “se enc*ontraría+ comprendido en el régimen laboral
correspondiente a la actividad privada, salvo el caso de los trabajadores comprendidos
en el régimen de la Ley Nº 11377 y en el de pensiones establecido por el Decreto Ley
20530, los que, a su elección, pod*ían+ continuar en dicho régimen”.
Las presuntas víctimas eligieron continuar con el régimen del Decreto-Ley Nº 20530.
Conforme al referido decreto-ley y sus normas conexas y complementarias, el Estado
reconoció a las presuntas víctimas el derecho a una pensión de cesantía nivelable,
progresivamente, de conformidad con la remuneración “de los servidores públicos en
actividad de las respectivas categorías”, que ocuparan el mismo puesto o función
análoga al que desempeñaban los pensionistas al momento en que cesaron de trabajar
para la SBS.
Las nivelaciones de las pensiones de las presuntas víctimas se efectuaron de manera
sucesiva y periódica, “cada vez que se producía un incremento por escala en las
remuneraciones de los trabajadores y funcionarios activos de la Superintendencia de
Banca y Seguros”, desde el momento del cese de cada uno de los cinco pensionistas
hasta que en abril de 1992 la SBS suspendió el pago de la pensión del señor Reymert
Bartra Vásquez y, en septiembre de ese mismo año, redujo el monto de la pensión de

39
los señores Carlos Torres Benvenuto, Javier Mujica Ruiz-Huidobro, Guillermo Álvarez
Hernández y Maximiliano Gamarra Ferreyra, en aproximadamente un 78%, sin previo
aviso ni explicación alguna.
El 14 de octubre de 1992 se promulgó el Decreto-Ley Nº 25792, el cual “Autoriza a la
Superintendencia de Banca y Seguros-SBS- a establecer un Programa de Incentivos
para la renuncia voluntaria de sus trabajadores” y, de conformidad con el artículo 5, se
“*t+ransfi*rió+ al Pliego Presupuestal del Ministerio de Economía y Finanzas la
recaudación de las aportaciones y la atención de las pensiones, remuneraciones o
similares que correspondería pagar a la Superintendencia de Banca y Seguros a sus
pensionistas, jubilados y cesantes comprendidos en el régimen del Decreto Ley No.
20530”. Asimismo, se estipuló que “*d+ichas pensiones, remuneraciones o similares
tendr[ían] como referencia, inclusive para su homologación, las que dicho Ministerio
paga a sus trabajadores y funcionarios, conforme al Decreto Legislativo No. 276” y se
agregó que “*e+n ningún caso se homologarán o referirán a las remuneraciones que
pague la Superintendencia de Banca y Seguros al personal sujeto a la actividad
privada”.
El 18 de marzo de 2002 la SBS pagó a los cinco pensionistas las cantidades
determinadas en las mencionadas resoluciones, correspondientes a los reintegros de
los montos de las pensiones nivelables dejados de percibir desde noviembre de 1992
hasta febrero de 2002, lo cual no incluía el pago de intereses. En marzo de 2002 las
pensiones niveladas fueron restablecidas y, a partir de abril de 2002, los señores Carlos
Torres Benvenuto, Javier Mujica Ruiz-Huidobro, Guillermo Álvarez Hernández, Reymert
Bartra Vásquez y la viuda de Maximiliano Gamarra Ferreyra han recibido
periódicamente el pago nivelado de sus pensiones.
Tres de las presuntas víctimas interpusieron acciones de cumplimiento contra el
Superintendente de Banca y Seguros. Al pronunciarse sobre tales acciones en los años
1998 y 2000, el Tribunal Constitucional del Perú resolvió que la SBS debía cumplir con
lo dispuesto en sus resoluciones administrativas de 1995. Las indicadas sentencias del
Tribunal Constitucional fueron publicadas en el Diario Oficial El Peruano.
Las presuntas víctimas y sus familiares sufrieron daños materiales e inmateriales por la
deducción de sus pensiones y por la falta de cumplimiento de sentencias a su favor; la
calidad de vida de las presuntas víctimas se vio disminuida.
Los cinco pensionistas realizaron gastos en los procesos a nivel interno y a nivel
internacional ante la Comisión y la Corte. Asimismo, los representantes de las
presuntas víctimas y sus familiares, CEJIL y CEDAL, sufragaron diversos gastos en la
jurisdicción interamericana.

LA COMISIÓN. Se decida si el Estado violó los artículos 21 (Derecho a la Propiedad


Privada), 25 (Protección Judicial) y 26 (Desarrollo Progresivo) de la Convención
Americana, en relación con las obligaciones establecidas en los artículos 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos) y 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho
Interno) de dicho tratado, debido a la modificación en el régimen de pensiones.
LA CORTE. En su sentencia de 28 de febrero de 2003, declara:
- Que el Estado violó el derecho a la propiedad privada consagrado en el artículo
21 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó el derecho a la protección judicial consagrado en el artículo
25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

40
- Que el Estado incumplió las obligaciones generales de los artículos 1.1 y 2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en conexión con las
violaciones de los derechos sustantivos señaladas en los puntos resolutivos
anteriores.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_98_esp.pdf
35. Caso Bulacio Vs. Argentina
Contra la vida
HECHOS. El 19 de abril de 1991, la Policía Federal Argentina realizó una detención
masiva o “razzia” de “más de ochenta personas” en la ciudad de Buenos Aires, en las
inmediaciones del estadio Club Obras Sanitarias de la Nación, lugar en donde se iba a
realizar un concierto de música rock. Entre los detenidos se encontraba Walter David
Bulacio, con 17 años de edad, quien luego de su detención fue trasladado a la
Comisaría 35a, específicamente a la “sala de menores” de la misma. En este lugar fue
golpeado por agentes policiales. Los detenidos fueron liberados progresivamente sin
que se abriera causa penal en su contra y sin que conocieran, tampoco, el motivo de su
detención. En el caso de los menores, no se notificó al Juez Correccional de Menores
de turno, tal como lo requería la ley No. 10.903 y, en el caso particular de Walter
David Bulacio, tampoco se notificó a sus familiares. Durante su detención, los menores
estuvieron bajo condiciones de detención inadecuadas.
El 20 de abril de 1991, el joven Walter David Bulacio, tras haber vomitado en la
mañana, fue llevado en ambulancia cerca de las once horas al Hospital Municipal
Pirovano, sin que sus padres o un Juez de Menores fueran notificados. El médico que
lo atendió en ese hospital señaló que el joven presentaba lesiones y diagnosticó un
“traumatismo craneano”. Esa misma tarde la presunta víctima fue trasladada al
Hospital Municipal Fernández para efectuarle un estudio radiológico y regresado al
Hospital Municipal Pirovano. Walter David Bulacio manifestó al médico que lo atendió
que había sido golpeado por la policía, y esa noche fue visitado por sus padres en dicho
centro de salud, aquéllos se habían enterado poco antes de lo sucedido a su hijo, a
través de un vecino.
El 21 de abril de 1991, el joven Walter David Bulacio fue trasladado al Sanatorio Mitre.
El médico de guardia denunció ante la Comisaría 7a que había ingresado “un menor de
edad con lesiones” y, en consecuencia, ésta inició una investigación policial por el
delito de lesiones.
El 23 de abril de 1991 el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de
Instrucción de Menores No. 9 (en adelante “el Juzgado No. 9”) conoció sobre las
denuncias de lesiones en perjuicio de Walter David Bulacio.
El 26 de abril siguiente el joven Walter David Bulacio murió. El 30 de abril de 1991 el
Juzgado recién mencionado se declaró incompetente y remitió la causa “contra NN en
perjuicio de Walter *David+ Bulacio por lesiones seguidas de muerte” al Juzgado
Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de Instrucción No. 5 (en adelante “el
Juzgado No. 5”), que conoce de delitos cometidos por mayores de edad. Los padres de
la presunta víctima se constituyeron en querellantes el 3 de mayo siguiente ante el
Juzgado No. 9 en la causa sobre las circunstancias en que ocurrieron las detenciones y
otros ilícitos cometidos contra Walter David Bulacio y otras personas. La causa fue
dividida y el Juzgado No. 5 retuvo la investigación de las lesiones y la muerte de Walter
David Bulacio.

41
Los Juzgados Nacionales de Primera Instancia en lo Criminal de Instrucción de Menores
No. 9 y No. 16 se declararon incompetentes con respecto a las detenciones y otros
ilícitos cometidos contra otras personas. Sucesivamente, el 22 de mayo de 1991, la
Sala Especial de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
unificó la causa y la envió al Juzgado No. 9, que la denominó “Bulacio Walter
s/muerte”. El 28 de mayo siguiente, dicha autoridad decidió procesar al Comisario
Miguel Ángel Espósito por delitos de privación ilegal de la libertad, abuso de autoridad
e incumplimiento de los deberes de funcionario público. Durante siete meses se
tomaron aproximadamente 200 declaraciones y la causa se mantuvo en “secreto de
sumario”.

LA COMISIÓN. La Comisión solicitó a la Corte que declarara la violación en perjuicio de


Walter David Bulacio de los artículos 4 (Derecho a la Vida), 5 (Derecho a la Integridad
Personal), 7 (Derecho a la Libertad Personal) y 19 (Derechos del Niño), así como los
artículos 8 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial) en detrimento de aquél y sus
familiares, todos ellos en relación con el artículo 1 (Obligación de Respetar los
Derechos) de la Convención Americana.

LA CORTE. En su sentencia de 18 de septiembre de 2003, declara:


- Que conforme a los términos del reconocimiento de responsabilidad
internacional efectuado por el Estado, éste violó los derechos consagrados en
los artículos 4, 5, 7 y 19 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
en perjuicio de Walter David Bulacio, y los derechos consagrados en los
artículos 8 y 25 también de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
en perjuicio de Walter David Bulacio y sus familiares, todos en relación con los
artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado debe garantizar que no se repitan hechos como los del presente
caso, adoptando las medidas legislativas y de cualquier otra índole que sean
necesarias para adecuar el ordenamiento jurídico interno a las normas
internacionales de derechos humanos, y darles plena efectividad, de acuerdo
con el artículo 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_100_esp.pdf

36. Caso Myrna Mack Chang Vs. Guatemala


Contra la vida

HECHOS. Myrna Mack Chang estudió el fenómeno de los desplazados internos y de las
Comunidades de Población en Resistencia (CPR) en Guatemala durante los años del
conflicto armado. Fue socia fundadora de la Asociación para el Avance de las Ciencias
Sociales en Guatemala (AVANCSO), la cual fue fundada en 1986 con el propósito de
realizar investigaciones sobre las causas y consecuencias de los desplazamientos de las
comunidades indígenas rurales, las condiciones de vida de las víctimas de este
fenómeno y las políticas gubernamentales hacia los desplazados. Myrna Mack Chang
concluyó, con base en sus investigaciones, que la causa principal de los
desplazamientos internos de comunidades indígenas guatemaltecas fue el programa
de contrainsurgencia del Ejército. Calificó de “mínimos” los esfuerzos del Gobierno
para solucionar estos problemas, y criticó la política del Ejército hacia los desplazados;

42
Durante varios días previos a la ejecución extrajudicial y en fechas no determinadas,
Myrna Mack Chang había sido vigilada y seguida por un grupo de hombres, entre los
cuales se encontraba Noel de Jesús Beteta Álvarez, quien se desempeñaba como
Sargento Mayor Especialista del grupo de la Sección de Seguridad del Estado Mayor
Presidencial (EMP);
El 11 de septiembre de 1990, alrededor de las 20:00 horas, al salir de su oficina de
AVANCSO, ubicada en 12 calle y 12 avenida de la Zona 1 de Ciudad de Guatemala,
Myrna Mack Chang fue atacada por al menos dos personas. La víctima murió en el
lugar de los hechos como consecuencia de 27 heridas penetrantes de cuello, tórax y
abdomen producidas con “arma blanca”, lo que le provocó un “shock hipovomélico” y
ocasionó su muerte.
Uno de los autores materiales del homicidio fue Noel de Jesús Beteta Álvarez (infra
párr. 134.22).
Myrna Mack Chang fue vigilada y ejecutada extrajudicialmente en una operación de
inteligencia militar elaborada por el alto mando del Estado Mayor Presidencial.
La ejecución extrajudicial de Myrna Mack Chang tuvo una motivación política, en razón
de las actividades de investigación que desarrollaba sobre las Comunidades de
Población en Resistencia (CPR) y las políticas del Ejército guatemalteco hacia las
mismas. Esta situación la llevó a ser señalada como una amenaza para la seguridad
nacional y para el Gobierno guatemalteco.

LA COMISIÓN. La Comisión presentó la demanda con base en el artículo 51 de la


Convención Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los
artículos 4 (Derecho a la Vida), 8 (Garantías Judiciales), 25 (Protección Judicial) en
conjunción con el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la Convención
Americana.

LA CORTE. En su sentencia de 25 de noviembre de 2003, declara que:


- El Estado violó el derecho a la vida consagrado en el artículo 4.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo
1.1 de la misma, en perjuicio de Myrna Mack Chang, en los términos de los
párrafos 139 a 158 de la presente Sentencia.
- el Estado violó los derechos a las garantías judiciales y a la protección judicial
consagrados en los artículos 8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de los
siguientes familiares de Myrna Mack Chang.
- el Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en el artículo 5.1
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el
artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de los familiares de Myrna Mack Chang.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_101_esp.pdf

37. CASO MARITZA URRUTIA VS. GUATEMALA


Contra la integridad personal, libertad de expresión, libertad de pensamiento.
HECHOS. El 23 de julio de 1992, mientras caminaba por la 5ª avenida de la zona 13 de
Ciudad de Guatemala, después de dejar a su hijo en la escuela, Maritza Urrutia fue
secuestrada por tres hombres armados vestidos de civil, quienes la introdujeron por la
fuerza en un carro blanco con vidrios polarizados, conducido por un cuarto individuo.

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El día anterior, cuando realizaba ese mismo recorrido, Maritza Urrutia fue vigilada y
seguida por hombres desconocidos;
Una vez en el vehículo, Maritza Urrutia fue encapuchada y trasladada a las
instalaciones del centro de detención clandestino del Ejército de Guatemala
denominado “La Isla”, que se ubicaba tras la Policía Militar Ambulante, en la avenida
16 y 13 calle de la zona 6 de Ciudad de Guatemala. En ese lugar permaneció en
cautiverio durante ocho días. En esos actos participaron por lo menos ocho
especialistas del Ejército y dos oficiales, todos miembros de la Inteligencia del Ejército
guatemalteco.
Maritza Urrutia fue forzada a prestar una declaración filmada donde se refirió a su
participación, la de su ex esposo y la de su hermano en el Ejército Guerrillero de los
Pobres (EGP); justificó su desaparición como una manera de abandonar esa
organización; agradeció a todas las personas que la habían ayudado a lograrlo; e instó
a sus compañeros a dejar la lucha armada. Para filmar la declaración, Maritza Urrutia
utilizó la ropa y el maquillaje que le fueron proporcionados y siguió un guión
previamente redactado por sus secuestradores. Luego fue obligada a comunicarse con
dos cadenas de televisión para solicitarles la transmisión del video que ella enviaría. El
29 de julio de 1992 el video fue transmitido a las 10:00 de la noche por dos noticieros
de la televisión guatemalteca.
El 30 de julio de 1992 Maritza Urrutia fue liberada cerca del edificio del Ministerio
Público en Ciudad de Guatemala. Siguiendo instrucciones precisas de sus
secuestradores y bajo amenazas de muerte, se dirigió a las oficinas del señor Ascisclo
Valladares, Procurador General de la Nación, quien la recibió personalmente en su
oficina y la llevó al Juzgado Quinto de Primera Instancia Penal de Instrucción para que
solicitara una amnistía fundamentada en el Decreto 32-88 del Congreso de la
República. Allí firmó un acta conforme a la cual se acogía a la amnistía ante la jueza
correspondiente, quien en ningún momento le preguntó sobre lo que le había
sucedido. Posteriormente, Maritza Urrutia regresó a la sede del Ministerio Público, y
siguiendo las instrucciones de sus captores, dio una conferencia de prensa en la cual
confirmó el contenido del video.

LA COMISIÓN. Presentó la demanda con base en el artículo 51 de la Convención


Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los artículos 5
(Derecho a la Integridad Personal), 7 (Derecho a la Libertad Personal), 8 (Garantías
Judiciales), 13 (Libertad de Pensamiento y de Expresión) y 25 (Protección Judicial),
todos ellos en conexión con el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la
Convención Americana, y los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para
Prevenir y Sancionar la Tortura (en adelante “la Convención Interamericana contra la
Tortura”) en perjuicio de Maritza Ninette Urrutia García (en adelante “la presunta
víctima” o “Maritza Urrutia”), en razón de la supuesta detención arbitraria y tortura de
la que fue víctima al permanecer retenida en un centro clandestino de detención
durante ocho días y ser obligada a emitir a la opinión pública un comunicado
previamente preparado por sus captores.

LA CORTE. En su sentencia de 27 de noviembre de 2003, declara:


- Que el Estado violó el Derecho a la Libertad Personal consagrado en el artículo
7 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el

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artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Maritza Urrutia García, en los términos
de los párrafos 63 a 77 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el Derecho a la Integridad Personal consagrado en el
artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación
con el artículo 1.1 de la misma, y las obligaciones previstas en los artículos 1 y 6
de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, en
perjuicio de Maritza Urrutia García, en los términos de los párrafos 84 a 98 de
la presente Sentencia.
- Que el Estado violó los derechos a las Garantías Judiciales y a la Protección
Judicial consagrados en los artículos 8 y 25 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, y las
obligaciones previstas en el artículo 8 de la Convención Interamericana para
Prevenir y Sancionar la Tortura, en perjuicio de Maritza Urrutia García, en los
términos de los párrafos 110 a 130 de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_103_esp.pdf

38. CASO MASACRE PLAN DE SÁNCHEZ VS. GUATEMALA


Contra la vida

HECHOS. El domingo 18 de julio de 1982 era día de mercado en Rabinal. Éste era uno
de los días más activos en la cabecera municipal por sus actividades religiosas y
comerciales. Los pobladores de las aldeas vecinas pasaban por Plan de Sánchez hacia
sus comunidades.
Aproximadamente a las 8:00 de la mañana del 18 de julio de 1982 fueron lanzadas dos
granadas de mortero calibre 105 m.m. en la comunidad Plan de Sánchez, las que
cayeron al este y al oeste de la aldea.
Entre las 2:00 y las 3:00 de la tarde llegó a Plan de Sánchez un comando de
aproximadamente 60 personas compuesto por miembros del ejército, comisionados
militares, judiciales, denunciantes civiles y patrulleros, quienes estaban vestidos con
uniforme militar y con rifles de asalto. Algunos miembros del comando vigilaban los
puntos de entrada y salida a la comunidad, interceptando a los habitantes que
regresaban de Rabinal hacia sus comunidades y otros iban de puerta en puerta
reuniendo a los pobladores. En ese momento, varias personas lograron esconderse,
especialmente los hombres, ya que consideraban que a las mujeres y a los niños y
niñas no los perseguirían. Algunos testigos identificaron a los judiciales Francisco
Orrego, Carlos Orrego y Santos Rosales y a dos de los oficiales militares a cargo de la
patrulla, el Capitán Solares y el Teniente Díaz. Los oficiales pertenecían a la base de
Cobán. Algunos miembros del ejército procedían de Concul, Plan de Sánchez y Xococ.
Los judiciales eran de Pachalum, Pichec y de Rabinal.
Las niñas y las mujeres jóvenes fueron llevadas a un lugar, mientras que las mujeres
mayores, los hombres y los niños fueron reunidos en otro. Aproximadamente veinte
niñas de entre 12 y 20 años de edad fueron llevadas a una casa donde fueron
maltratadas, violadas y asesinadas. Los demás niños y niñas fueron apartados y
asesinados a golpes.

45
Otras personas retenidas fueron obligadas a concentrarse en otra casa y en su patio.
Alrededor de las 5:00 de la tarde miembros del comando arrojaron dos granadas de
mano al interior de la casa y luego dispararon sus armas de fuego indiscriminadamente
contra las personas que allí se encontraban.
Pobladores de la aldea Plan de Sánchez y comunidades vecinas oyeron disparos de
arma de fuego por más de dos horas, hasta las 8:00 de la noche. Después miembros
del comando incendiaron la casa y los cuerpos de las personas asesinadas en el patio.
El comando permaneció en Plan de Sánchez hasta cerca de las 11:00 de la noche y
retornó a Rabinal.
.Alrededor de 268 personas fueron ejecutadas en la masacre, quienes eran en su
mayoría miembros del pueblo maya achí y algunas no indígenas residentes en otras
comunidades aledañas como Chipuerta, Joya de Ramos, Raxjut, Volcanillo, Coxojabaj,
Las Tunas, Las Minas, Las Ventanas, Ixchel, Chiac, Concul y Chichupac.
LA COMISIÓN. Presentó la demanda con base en el artículo 51 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención Americana” o “la
Convención”), con el fin de que la Corte “declar*ara+ internacionalmente responsable
al Estado de Guatemala por las violaciones a los derechos a la integridad personal,
protección judicial, garantías judiciales, a la igualdad ante la ley, a la libertad de
conciencia y religión y a la propiedad privada, en relación con la obligación de respetar
los derechos, todos estos consagrados en los artículos 5, 8, 25, 24, 12, 21 y 1[.]1 de la
Convención Americana”. En la demanda la Comisión alegó la “denegación de justicia y
otros actos de intimidación y discriminación *… realizadas en perjuicio+ de los
sobrevivientes y familiares de las víctimas de la masacre de 268 personas *…+, en su
mayoría miembros del pueblo indígena maya en la aldea Plan de Sánchez, Municipio
de Rabinal, Departamento de Baja Verapaz, ejecutada por miembros del Ejército de
Guatemala y colaboradores civiles, bajo tutela del ejército, el día domingo 18 de julio
de 1982”.

LA CORTE. En su sentencia de 29 de abril de 2004, declara:


- Que conforme a los términos del reconocimiento de responsabilidad
internacional efectuado por el Estado, que éste violó los derechos consagrados
en los artículos 5.1 y 5.2 (Derecho a la Integridad Personal); 8.1 (Garantías
Judiciales); 11 (Protección de la Honra y de la Dignidad); 12.2 y 12.3 (Libertad
de Conciencia y de Religión); 13.2 literal a y 13.5 (Libertad de Pensamiento y de
Expresión), 16.1 (Libertad de Asociación), 21.1 y 21.2 (Derecho a la Propiedad
Privada), 24 (Igualdad ante la Ley) y 25 (Protección Judicial) de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos; y que incumplió la obligación de respetar
los derechos consagrada en el artículo 1.1 de la misma, en los términos de los
párrafos 47 y 48 de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_105_esp.pdf

39. CASO MOLINA THEISSEN VS. GUATEMALA


Desaparición forzosa
HECHOS. El 6 de octubre de 1981 dos individuos armados con pistolas automáticas
entraron a la casa de la familia Molina Theissen, ubicada en la 6ª avenida, Nº 2-35,
Zona 19, Colonia La Florida, en Ciudad de Guatemala, y una tercera persona

46
permaneció vigilando afuera de la residencia. Dentro de la casa se encontraban el niño
Marco Antonio Molina Theissen y su madre Emma Theissen Álvarez. Uno de los
individuos colocó grilletes a Marco Antonio, lo sujetó al brazo de un sillón y lo
amordazó con una tira de masking tape. El otro sujeto golpeó a la señora Emma
Theissen Álvarez y la trató de encerrar en una de las habitaciones de la casa.
Los individuos registraron todo el inmueble de la familia Molina Theissen. Luego de
finalizado el registro, tomaron al niño Marco Antonio Molina Theissen, lo metieron en
un costal de nailon y lo tiraron “en la palangana” de un pick up verde placa oficial-
17675. La señora Emma Theissen Álvarez logró salir de la casa y corrió detrás del
vehículo, sin poder hacer nada. Esa fue la última vez que vio a su hijo.
La detención y posterior desaparición forzada de Marco Antonio Molina Theissen fue
ejecutada por efectivos del ejército guatemalteco, presuntamente como represalia por
la fuga de su hermana Emma Guadalupe Molina Theissen del Cuartel Militar “Manuel
Lisandro Barillas”, y como castigo para una familia considerada por ellos como
“enemiga”.

LA COMISIÓN. presentó la demanda con base en el artículo 51 de la Convención


Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención Americana” o “la
Convención”), con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los artículos 4
(Derecho a la Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal), 7 (Derecho a la Libertad
Personal), 8 (Garantías Judiciales), 19 (Derechos del Niño) y 25 (Protección Judicial),
todos ellos en conexión con el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la
Convención Americana, e incumplió la obligación consagrada en el artículo I de la
Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas (en adelante “la
Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada”).

LA CORTE. En su sentencia de 4 de mayo de 2004, declara:


- Que conforme a los términos del reconocimiento de responsabilidad
internacional efectuado por el Estado y a los hechos establecidos, que éste
violó los derechos consagrados en los artículos 4.1 (Derecho a la Vida), 5.1 y 5.2
(Derecho a la Integridad Personal), 7 (Derecho a la Libertad Personal), 8
(Garantías Judiciales), 17 (Protección a la Familia), 19 (Derechos del Niño) y 25
(Protección Judicial) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y
que incumplió las obligaciones establecidas en los artículos 1.1 (Obligación de
Respetar los Derechos) y 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho
Interno) de la misma, en perjuicio de Marco Antonio Molina Theissen;
asimismo, el Estado incumplió la obligación establecida en los artículos I y II de
la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas en
perjuicio de Marco Antonio Molina Theissen, en los términos del párrafo 43 de
la presente Sentencia.
- Que conforme a los términos y a los hechos establecidos, que éste violó los
derechos consagrados en los artículos, 5.1 y 5.2 (Derecho a la Integridad
Personal); 8 (Garantías Judiciales); 17 (Protección a la Familia), y 25 (Protección
Judicial) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y que
incumplió las obligaciones establecidas en los artículos 1.1 (Obligación de
Respetar los Derechos) y 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho

47
Interno) de la misma, en perjuicio de los familiares de Marco Antonio Molina
Theissen.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_106_esp.pdf

40. Caso 19 Comerciantes Vs. Colombia


Contra la vida

HECHOS. La “cúpula” del grupo “paramilitar” que tenía gran control en el Municipio de
Puerto Boyacá (supra párr. 84.d) realizó una reunión, en la cual se tomó la decisión de
matar a los comerciantes y apropiarse de sus mercancías y vehículos, en virtud de que
éstos no pagaban los “impuestos” que cobraba el referido grupo “paramilitar” por
transitar con mercancías en esa región y debido a que consideraban que las presuntas
víctimas vendían armas a los grupos guerrilleros o subversivos de la región del
Magdalena Medio, las cuales compraban en Venezuela. Esta reunión se realizó con la
aquiescencia de algunos oficiales del Ejército, los cuales estaban de acuerdo con dicho
plan.
En la tarde del 6 de octubre de 1987 los señores … , fueron detenidos por miembros
del referido grupo “paramilitar” o grupo delictivo que operaba en el Municipio de
Puerto Boyacá cerca de la finca “El Diamante”, la cual era propiedad del dirigente del
referido grupo y se encontraba ubicada en la localidad de Cimitarra de dicho
municipio.
El 6 de octubre de 1987 en la noche o el 7 de octubre de 1987 miembros del referido
grupo “paramilitar” que operaba en el Municipio de Puerto Boyacá dieron muerte a los
17 comerciantes, descuartizaron sus cuerpos y los lanzaron a las aguas del caño “El
Ermitaño”, afluente del río Magdalena, frente al sitio “Palo de Mango”.
Algunos familiares de las presuntas víctimas integraron “comités de búsqueda” de
éstas y recorrieron las rutas por las cuales habían pasado los 17 comerciantes. En uno
de estos viajes de búsqueda participaron: dos hermanos y un sobrino de la presunta
víctima Antonio Flórez Contreras, el padre de la presunta víctima Israel Pundor
Quintero y un hermano de la presunta víctima Angel María Barrera Sánchez. En el
Batallón de Cimitarra un militar les indicó que por allí habían pasado los 17
comerciantes y en Campo Capote unos civiles les contaron que también habían pasado
por allí. Cuando se dirigían hacia Puerto Boyacá los detuvieron en el camino unos
civiles armados que se identificaron como miembros de las “autodefensas”. En otro
viaje, en el cual participaron cinco familiares de las presuntas víctimas, les informaron
en Puerto Araujo que los automóviles de los 17 comerciantes se los habían llevado los
militares a la base de Puerto Araujo. Cuando fueron a pedir ayuda al alcalde de Puerto
Boyacá, éste les dijo que preguntaran a Henry Pérez, comandante de los
“paramilitares”, o que preguntaran al Comandante del Ejército. Hablaron con Henry
Pérez, quien les dijo que no había visto nada y los amenazó con que se fueran de esa
región o algo les podría pasar a ellos y a sus familias. Se fueron camino al Batallón
Bárbula, pero no pudieron llegar porque los persiguieron, por lo que acudieron a la
Policía de Medellín. Regresaron a Ocaña porque no obtuvieron información.
LA COMISIÓN. Presentó la demanda con base en el artículo 61 de la Convención
Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los artículos 4
(Derecho a la Vida) y 7 (Derecho a la Libertad Personal) de la Convención Americana
por la detención, desaparición y ejecución el 6 de octubre de 1987 de los

48
comerciantes…, Asimismo, la Comisión solicitó al Tribunal que decidiera si el Estado
violó los artículos 5 (Derecho a la Integridad Personal), 8.1 (Garantías Judiciales) y 25
(Protección Judicial) de la Convención Americana, en perjuicio de las mencionadas
presuntas víctimas y sus familiares, así como que determinara si Colombia incumplió
las disposiciones del artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de dicho
tratado, en relación con los últimos dos artículos alegados.
LA CORTE.
- Que el Estado violó los derechos a la libertad personal, a la integridad personal
y a la vida consagrados en los artículos 7, 5 y 4 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en
perjuicio de los señores…, en los términos de los párrafos 134, 135, 136, 145,
146, 150, 155 y 156 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó los derechos a las garantías judiciales y a la protección
judicial consagrados en los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de
los señores…, en los términos de los párrafos 173, 174, 177, 200, 203, 204 y 205
de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en el
artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación
con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de los familiares de los señores,…,
en los términos de los párrafos 212 a 218 de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_109_esp.pdf

41. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú


Contra la vida
HECHOS. Rafael Samuel Gómez Paquiyauri nació el 7 de febrero de 1974 en San
Miguel, Lima. Su hermano, Emilio Moisés Gómez Paquiyauri nació el 6 de febrero de
1977 en San Miguel, Lima. Ambos eran estudiantes en la época de los hechos, y
ocasionalmente ayudaban a su padre en diferentes labores, incluida la reparación de
buques.
En la mañana del 21 de junio de 1991, Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez
Paquiyauri se dirigían al trabajo de su madre en la provincia de El Callao, cuando
fueron interceptados y detenidos por agentes de la Policía Nacional Peruana que
buscaban personas involucradas en supuestos actos terroristas, en cumplimento del
plan “Cerco Noventiuno”.
Luego de su detención, Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri fueron
arrojados al suelo, golpeados a puntapiés, y un policía se paró sobre sus espaldas. En
seguida los policías les cubrieron la cabeza y así los arrastraron a la maletera de un
auto patrullero. Estas acciones fueron captadas por cámaras de televisión del
Noticiero “90 segundos” difundido por el Canal 2 de la televisión nacional peruana.
Los hermanos Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri fueron entonces
trasladados, bajo custodia policial, hasta un lugar llamado “Pampa de los Perros”,
donde fueron golpeados a culatazos de escopeta y posteriormente asesinados
mediante disparos con armas de fuego en la cabeza, tórax y otras partes del cuerpo.
Aproximadamente una hora después de su detención, los cadáveres de Rafael Samuel
y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri fueron ingresados a la morgue del hospital San
Juan, el cual actualmente se llama “Daniel Alcides Carrión”, como NN (No

49
Identificados).
Antes de morir, Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri fueron objeto de
torturas producidas por agentes de la Policía Nacional del Perú.
En la morgue, los cuerpos de Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri estaban
llenos de sangre y tierra, sucios, mojados; había masa encefálica en sus cabellos y
Emilio tenía uno de sus dedos desprendidos. Ambos tenían los ojos vaciados.
Los agentes estatales involucrados en los hechos trataron de presentar ante la opinión
pública a Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri como si hubieran sido
terroristas, y su muerte se hubiera producido en el marco de un enfrentamiento
armado.

LA COMISIÓN. Presentó la demanda con base en el artículo 51 de la Convención


Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los artículos 4
(Derecho a la Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal), 7 (Derecho a la Libertad
Personal) y 19 (Derechos del Niño) por las presuntas detención, tortura y ejecución
extrajudicial de los hermanos Emilio Moisés y Rafael Samuel Gómez Paquiyauri, así
como los artículos 8 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la Convención
Americana, en perjuicio de sus familiares, todos en relación con la obligación
establecida en el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la misma. De
igual manera, la Comisión solicitó a la Corte que declarara la violación de los artículos
1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura (en
adelante “la Convención Interamericana contra la Tortura”) en perjuicio de los
hermanos Gómez Paquiyauri.
LA CORTE. En su sentencia de 8 de julio de 2004, declara:
- Que el Estado violó el Derecho a la Vida consagrado en el artículo 4.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo
1.1 de la misma, en perjuicio de Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez
Paquiyauri.
- Que el Estado violó el Derecho a la Libertad Personal consagrado en el artículo
7 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el
artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez
Paquiyauri.
- Que el Estado violó el Derecho a la Integridad Personal consagrado en el
artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación
con el artículo 1.1. de la misma, y las obligaciones previstas en los artículos 1, 6
y 9 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, en
perjuicio de Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri. Asimismo, el
Estado violó el artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en relación con el artículo 1.1. de la misma, en perjuicio de
Marcelina Paquiyauri Illanes de Gómez.
- Que el Estado violó los Derechos a las Garantías Judiciales y a la Protección
Judicial consagrados en los artículos 8 y 25, respectivamente, de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1. de la
misma, en perjuicio de Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri.

50
- Que el Estado violó las obligaciones previstas en el artículo 8 de la Convención
Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, en perjuicio de Rafael
Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri.
- Que el Estado violó el artículo 19 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Rafael
Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri.
- Que el Estado violó el artículo 11 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en relación con el artículo 1.1. de la misma, en perjuicio de los
miembros de la familia de Rafael Samuel Gómez Paquiyauri y Emilio Mosiés
Gómez Paquiyauri.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_110_esp.pdf
42. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay
Libertad de pensamiento, libertad de transito.

HECHOS. El señor Ricardo Canese, fue discriminado por una serie de acciones tomadas
por el por medio contra cierto sector político dentro del país, se le nego su derecho de
salir del país, fue destituido de su trabajo y otra serie de medidas de presión, para que
dejara de tomar estas medidas.
LA COMISIÓN. Presentó la demanda con base en el artículo 61 de la Convención
Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los artículos 8
(Garantías Judiciales), 9 (Principio de Legalidad y de Retroactividad), 13 (Libertad de
Pensamiento y de Expresión) y 22 (Derecho de Circulación y de Residencia) de la
Convención Americana, todos ellos en conexión con el artículo 1.1 (Obligación de
Respetar los Derechos) de dicho tratado, en perjuicio del señor Ricardo Nicolás Canese
Krivoshein.

LA CORTE. En su sentencia de 31 de agosto de 2004, declara:


- Que el Estado violó el derecho a la libertad de pensamiento y de expresión
consagrado en el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en relación con el artículo 1.1 de dicho tratado, en perjuicio del
señor Ricardo Nicolás Canese Krivoshein, en los términos de los párrafos 96 a
108 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el derecho de circulación consagrado en el artículo 22 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo
1.1 de dicho tratado, en perjuicio del señor Ricardo Nicolás Canese Krivoshein,
en los términos del los párrafos 119 a 135 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el principio del plazo razonable, el derecho a la presunción
de inocencia y el derecho a la defensa consagrados, respectivamente, en el
artículo 8.1, 8.2 y 8.2.f) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
en relación con el artículo 1.1 de dicho tratado, en perjuicio del señor Ricardo
Nicolás Canese Krivoshein, en los términos de los párrafos 139 a 167 de la
presente Sentencia.
- Que el Estado violó el principio de retroactividad de la norma penal más
favorable consagrado en el artículo 9 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de dicho tratado, en
perjuicio del señor Ricardo Nicolás Canese Krivoshein, en los términos de los
párrafos 182 a 187 de la presente Sentencia.

51
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_111_esp.pdf

43. CASO “INSTITUTO DE REEDUCACIÓN DEL MENOR” VS. PARAGUAY


Contra la vida y la integridad personal

HECHOS. El Instituto, al haber sido diseñado para ser una casa habitación, no contaba
con una infraestructura adecuada como centro de detención.
El Instituto era un establecimiento para internar a niños en conflicto con la ley, el cual
estaba integrado mayormente por niños que provenían de sectores marginados. Esta
población fue creciendo, de manera que se originaron serios problemas de
hacinamiento e inseguridad entre los internos. Entre agosto de 1996 y julio de 2001, la
población en el Instituto superó la capacidad máxima de éste, alcanzando así un nivel
de sobrepoblación de alrededor de 50%. En varias ocasiones el Estado ha reconocido
estas condiciones de hacinamiento, así como las deficiencias estructurales generales
del sistema de atención de niños en conflicto con la ley en el Paraguay.
Los internos en el Instituto estaban recluidos en celdas insalubres con escasas
instalaciones higiénicas.
Los internos estaban mal alimentados y carecían de asistencia médica, psicológica y
dental adecuada.
Los internos que sufrían discapacidades físicas, enfermedades mentales y/o problemas
de adicciones, no contaban con una atención médica acorde con sus necesidades
especiales.
Los internos contaban con pocas oportunidades de hacer ejercicio o de participar en
actividades recreativas.
Muchos de los internos no tenían camas, frazadas y/o colchones, con lo cual se vieron
obligados a dormir en el suelo, hacer turnos con sus compañeros, o compartir camas y
colchones.
La falta de camas y colchones, junto con el hacinamiento, facilitaron que hubiera
abusos sexuales entre los internos.
En el Instituto ocurrieron riñas y peleas entre los internos, las cuales a veces
involucraban armas de fabricación casera.
El 25 de julio de 2001 hubo otro incendio en el Instituto. Los hechos tuvieron su origen
en un amotinamiento propiciado por uno de los internos, Benito Augusto Adorno,
quien resultó herido por un disparo de un funcionario del Instituto. Las acciones de
Benito Augusto Adorno y el disparo a éste provocaron el levantamiento de diversos
internos que iniciaron el fuego en el Instituto.
El joven Benito Augusto Adorno murió el 6 de agosto de 2001.
El incendio causó heridas o quemaduras a los siguientes ocho internos: Eduardo Vera,
Cándido Ulises Zelaya Flores, Hugo Olmedo, Oscar Rafael Aquino Acuña, Nelson
Rodríguez, Demetrio Silguero, Carlos Raúl Romero Giacomo y Aristides Ramón Ortiz
Bernal.
La situación de alto riesgo y tensión en el Instituto que provocó el incendio de 25 de
julio de 2001 había sido previamente advertida por varios funcionarios y guardias
mediante comunicaciones oficiales dirigidas a sus superiores durante las semanas
anteriores.
Después del incendio de 25 de julio de 2001 el Estado cerró definitivamente el
Instituto.

52
LA COMISIÓN. Presentó la demanda con base en el artículo 61 de la Convención
Americana, con el propósito de que la Corte decidiera si el Estado violó, en relación
con la obligación establecida en el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los
Derechos) de dicho tratado, el artículo 4 (Derecho a la Vida) de la Convención por
la muerte de los internos Elvio Epifanio Acosta Ocampos … ocurrida como
consecuencia de un incendio, y de Benito Augusto Adorno, fallecido por un disparo.
Asimismo la Comisión solicitó que la Corte decidiera si el Estado violó el artículo 5
(Derecho a la Integridad Personal) de la Convención Americana, en relación con la
obligación establecida en el artículo 1.1 de la misma.
De igual manera, la Comisión solicitó a la Corte que declarara la violación de los
artículos 5 (Derecho a la Integridad Personal), 7 (Derecho a la Libertad Personal), 19
(Derechos del Niño), 8 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la Convención
Americana, todos ellos en relación con la obligación establecida en el artículo 1.1 de la
misma, en perjuicio de los niños internos en el Instituto de Reeducación del Menor.
LA CORTE. En su sentencia de 2 de septiembre de 2004, declara:
- Que el Estado violó los derechos a la vida y a la integridad personal
consagrados en los artículos 4.1, 5.1, 5.2 y 5.6 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, y
también en relación con el artículo 19 de ésta, cuando las víctimas hayan
sido niños, en perjuicio de todos los internos en el Instituto entre el 14 de
agosto de 1996 y el 25 de julio de 2001, en los términos de los párrafos 176
y 190 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el derecho a la vida consagrado en el artículo 4.1 de la
Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la misma, y
también en relación con el artículo 19 de ésta, cuando las víctimas hayan
sido niños, en perjuicio de los 12 internos fallecidos, en los términos de los
párrafos 179, 184, 186 y 190 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en los
artículos 5.1 y 5.2 de la Convención Americana, en relación con los artículos
1.1 y 19 de la misma, en perjuicio de los niños heridos a causa de los
incendios; y el derecho a la integridad personal consagrado en el artículo 5.1
de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de ésta, en
perjuicio de los familiares identificados de los internos fallecidos y heridos,
todo lo anterior en los términos de los párrafos 188, 190 y 193 de la
presente Sentencia.
- Que el Estado incumplió el deber de adoptar disposiciones de derecho
interno y violó el derecho a las garantías judiciales consagrados,
respectivamente, en los artículos 2 y 8.1 de la Convención Americana, en
relación con los artículos 1.1 y 19 de la misma, en perjuicio de todos los
niños internos en el Instituto, entre el 14 de agosto de 1996 y el 25 de julio
de 2001, en los términos del párrafo 213 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el derecho a la protección judicial consagrado en el
artículo 25 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la
misma, en perjuicio de los 239 internos nombrados en la resolución del
hábeas corpus genérico, en los términos del párrafo 251 de la presente
Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_112_esp.pdf
44. Caso Tibi Vs. Ecuador10
Contra la libertad

10
En el voto razonado de Sergio García Ramirez ver XVII. Protección a la familia y proyecto de vida

53
HECHOS. El 26 de septiembre de 1995 el Teniente Coronel Abraham Correa
Loachamín, Jefe de la INTERPOL del Guayas, solicitó al Juez Primero de lo Penal del
Guayas, señor Ángel Rubio Game, que ordenara la detención del señor Daniel Tibi.
El 27 de septiembre de 1995, a las 16.30 horas, el señor Daniel Tibi fue detenido en la
ciudad de Quito, Ecuador, mientras conducía su automóvil entre las Avenidas
Amazonas y Carrión (Eloy Alfaro). La detención fue efectuada por agentes de la
INTERPOL, sin orden judicial y con una sola prueba que consistía en la declaración de
un coacusado. El señor Tibi no estaba cometiendo ningún delito al momento de su
detención. Cuando se realizó su arresto, los policías no le comunicaron los cargos en
su contra; se le informó que se trataba de un “control migratorio”.
Al momento de la detención del señor Tibi, fueron incautadas sus pertenencias. Las
autoridades le comunicaron en ese momento que debía viajar a Guayaquil, ciudad
situada a 600 kilómetros de distancia de Quito, y que regresaría esa misma noche. El
señor Daniel Tibi fue trasladado en avión a Guayaquil, a su llegada fue esposado y
transferido a la sede de la INTERPOL.
El 28 de septiembre de 1995 el Juez Primero de lo Penal del Guayas, señor Ángel Rubio
Game, expidió la orden judicial de detención del señor Daniel Tibi.
El 28 de septiembre de 1995 el señor Tibi fue llevado ante el Fiscal Oswaldo Valle
Cevallos, ante quien rindió su declaración preprocesal, sin la presencia de juez ni de
abogado defensor.
En la oficina del Fiscal mostraron al señor Tibi fotografías de personas implicadas en el
Operativo “Camarón”, entre las cuales reconoció al señor Eduardo Edison García León,
a quien el señor Tibi había visto en dos ocasiones para negociar una exportación de
chaquetas de cuero, transacción que nunca se formalizó. Después de reconocer a esta
persona el señor Tibi explicó porque éste había visitado su casa.
El jefe de la INTERPOL del Guayas, en la solicitud de orden de detención dirigida al Juez
Primero de lo Penal del Guayas el 26 de septiembre de 1995, indicó que el señor Tibi
era “proveedor de clorhidrato de cocaína a minoristas, para que *fuera+ expendid*a+ a
consumidores”.
Al momento de su detención, no se permitió al señor Tibi comunicarse con quien era
su compañera ni con el Consulado de su país. Posteriormente, pudo informarle a la
señora Beatrice Baruet que se encontraba detenido en el Cuartel Modelo de
Guayaquil. Sin embargo, cuando la señora Baruet fue a dicho cuartel los oficiales
encargados le indicaron que el señor Tibi no se encontraba ahí. La señora Baruet y un
abogado visitaron otros lugares de detención de Guayaquil, con el propósito de hallar
al señor Daniel Tibi, pero regresaron a la ciudad de Quito sin conseguirlo. Unos días
después, a través de la esposa de un detenido en la Penitenciaría del Litoral, el señor
Tibi pudo comunicar a su entonces compañera el lugar de su detención.
El 4 de octubre de 1995 el Juez Primero Penal del Guayas, señor Ángel Rubio Game,
emitió orden de prisión preventiva contra el señor Daniel Tibi y el resto de los
imputados en el Operativo “Camarón”, e inició el proceso penal con el auto cabeza de
proceso, el cual no le fue notificado. El señor Tibi se enteró del contenido del auto
cabeza del proceso algunas semanas después, por medio del abogado de otro
detenido. El señor Daniel Tibi no fue llevado de manera inmediata ante el Juez de la
causa, ni interrogado por éste.

54
El señor Tibi estuvo sin defensa letrada durante un mes, pese a que en el auto cabeza
de proceso se le había designado un defensor de oficio, hecho que él ignoraba, a quien
nunca tuvo oportunidad de conocer.
El 5 de octubre de 1995 el señor Daniel Tibi fue trasladado del Cuartel Modelo de
Guayaquil al Centro de Rehabilitación Social de Varones de Guayaquil o Penitenciaría
del Litoral, donde fue recluido en el pabellón conocido como “la cuarentena”, en el
cual estuvo 45 días. Posteriormente, fue llevado al pabellón “atenuado bajo” de dicha
penitenciaría.
El 8 de diciembre de 1995 el señor Eduardo Edison García León se retractó de la
declaración en la que inculpó al señor Tibi, y señaló que “bajo presión física y moral,
[fue] obligado a firmar la declaración extraprocesal[,] bajo amenazas[,] sin ser
responsable de todo lo que se indica en la misma”, e impugnó la declaración. El 6 de
marzo de 1996 el señor Eduardo Edison García León formuló una segunda declaración,
en la cual reiteró lo dicho en la primera.
El 21 de marzo de 1996 el señor Tibi rindió su declaración procesal ante “un escribano
público” o ante el Juez Primero de lo Penal del Guayas, señor Ángel Rubio Game. En
dicha declaración el señor Tibi no aceptó los cargos que se le imputaban.
LA COMISIÓN. La Comisión presentó la demanda con base en el artículo 61 de la
Convención Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los
artículos 5.1 y 5.2 (Derecho a la Integridad Personal), 7.1, 7.2, 7.3, 7.4, 7.5 y 7.6
(Derecho a la Libertad Personal), 8.1, 8.2, 8.2.b, 8.2.d, 8.2.e, 8.2.g y 8.3 (Garantías
Judiciales), 21.1 y 21.2 (Derecho a la Propiedad Privada) y 25 (Protección Judicial) de la
Convención Americana, todos ellos en conexión el artículo 1.1 (Obligación de Respetar
los Derechos) de la misma, en perjuicio del señor Daniel David Tibi.
Todo ello, según la Comisión, constituye una violación de las obligaciones establecidas
en el artículo 2 de la Convención Americana, las cuales imponen al Estado dar efecto
legal interno a los derechos garantizados en los artículos 5, 7, 8 y 25 de dicha
Convención.
LA CORTE. En su sentencia de 7 de septiembre de 2004, declara:
- Que el Estado violó el Derecho a la Libertad Personal consagrado en el artículo
7.1, 7.2, 7.3, 7.4 y 7.5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio del señor Daniel Tibi, en
los términos de los párrafos 94 a 122 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó los Derechos a la Libertad Personal y a la Protección
Judicial consagrados en los artículos 7.6 y 25 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio del
señor Daniel Tibi, en los términos de los párrafos 126 a 137 de la presente
Sentencia.
- Que el Estado violó el Derecho a la Integridad Personal consagrado en el
artículo 5.1, 5.2 y 5.4 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
relación con el artículo 1.1. de la misma, e inobservó las obligaciones previstas
en los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para Prevenir y
Sancionar la Tortura, en perjuicio del señor Daniel Tibi, en los términos de los
párrafos 142 a 159 y 162 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el Derecho a la Integridad Personal consagrado en el
artículo 5.1 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la

55
misma, en perjuicio de Beatrice Baruet, Sarah y Jeanne Camila Vachon, Lisianne
Judith Tibi y Valerian Edouard Tibi, en los términos de los párrafos 160 a 162 de
la presente Sentencia.
- QUE El Estado violó el Derecho a las Garantías Judiciales, consagrado en el
artículo 8.1, 8.2, 8.2.b, 8.2.d, 8.2.e y 8.2.g de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio del
señor Daniel Tibi, en los términos de los párrafos 167 a 200 de la presente
Sentencia.
- Que el Estado violó el Derecho a la Propiedad Privada, consagrado en el artículo
21 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el
artículo 1.1 de la misma, en perjuicio del señor Daniel Tibi, en los términos de
los párrafos 209 a 221 de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_114_esp.pdf

45. Caso De La Cruz Flores Vs. Perú


Contra la libertad personal.
HECHOS. La señora María Teresa De La Cruz Flores es médico de profesión, y desde
1984 hasta su detención en marzo de 1996 trabajó como médico pediatra adscrita al
Instituto Peruano de la Seguridad Social Policlínico “Chincha” en Lima. A raíz de dicha
detención, la señora De la Cruz Flores estuvo privada de libertad durante ocho años,
tres meses y doce días, desde el 27 de marzo de 1996 hasta el 9 de julio de 2004.
La señora De La Cruz Flores contrajo matrimonio con el señor Danilo Blanco Cabeza, de
quien actualmente se encuentra separada de hecho.
El 27 de marzo de 1990 la señora María Teresa De La Cruz Flores fue detenida y
procesada por el delito de terrorismo en la modalidad de asociación ilícita (en adelante
“la primera detención”). En el mismo acto fue detenido el señor Rolando Estrada
Yarleque. Los hechos que se formulan en la denuncia y en el auto apertorio son los
siguientes: “que el día veintisiete de marzo de mil novecientos *noventa+ los
procesados Rolando Estrada Yarlequé y María Teresa De la Cruz Flores fueron
intervenidos en el interior del Policlínico ‘Chincha’, por personal de seguridad
*privada+, debido a que *un+ vigilante *…+ observó al acusado Estrada Yarlequé
realizando pegatinas en las paredes de uno de los baños del tercer piso instigando a un
paro armado para el día veintiocho del indicado mes y año convocado por la
agrupación subversiva Sendero Luminoso, efectuando un seguimiento del que dio
cuenta el Supervisor de Planta *…+, quienes los intervienen instantes después cuando
los procesados se encontraban conversando; tratando la encausada De la Cruz Flores
de Blanco de cubrir a su nombrado co-procesado al arrebatarle el paquete que tenía
éste entre las piernas, a la vez que refería que Estrada Yarlequé era su paciente y el
paquete era suyo”.
A partir de su detención, la señora De La Cruz Flores estuvo en el Penal Castro Castro
por cuatro meses, al cabo de los cuales se le concedió la “libertad incondicional” el 26
de julio de 1990, en aplicación del artículo 201 del Código de Procedimientos Penales.
Los hechos que provocaron la primera detención de la señora María Teresa De La Cruz
Flores fueron conocidos, en diferentes oportunidades, por el Duodécimo Tribunal
Correccional de la Corte Superior de Justicia de Lima, bajo el expediente No. 257-90;
por la Sala Superior Penal Corporativa Nacional para Casos de Terrorismo de la Corte

56
Superior de Justicia de Lima, bajo el expediente No. 723-93; y por la Sala Penal de la
Corte Suprema de Justicia de la República, bajo el expediente No. 1432-99.
Por hechos no relacionados con la primera detención, la señora De La Cruz Flores fue
privada de libertad nuevamente el 27 de marzo de 1996, sin que se le presentara en
ese momento una orden judicial para tal efecto (en adelante “la segunda detención”).
En esa ocasión, fue llevada a la delegación de policía, donde fue notificada que su
captura obedecía a una requisitoria dentro del expediente judicial No. 113-95.
El expediente judicial No. 113-95 había sido iniciado a raíz de la incautación de diversos
documentos a seis personas, lo que dio lugar al atestado policial No. 099-DIVICOTE IV-
DINCOTE de 14 de septiembre de 1995, y al atestado policial ampliatorio No. 106-
DIVICOTE IV-DINCOTE de 9 de octubre de 1995, ambos elaborados por la DINCOTE.
LA COMISIÓN. Presentó la demanda de conformidad con el artículo 61 de la
Convención Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los
artículos 7 (Derecho a la Libertad Personal), 8 (Garantías Judiciales), 9 (Principio de
Legalidad y de Retroactividad) y 24 (Igualdad ante la Ley) de la Convención Americana,
en relación con el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) del mismo
tratado, en perjuicio de la señora María Teresa De La Cruz Flores (en adelante “la
presunta víctima” o “la señora De La Cruz Flores”). Asimismo, la Comisión solicitó a la
Corte que declarara que el Estado había incumplido la obligación consagrada en el
artículo 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno) de la Convención,
igualmente en perjuicio de la señora María Teresa De La Cruz Flores.

LA CORTE. En su sentencia de 18 de noviembre de 2004, declara:

- Que el Estado violó el principio de legalidad y de irretroactividad consagrado en


el artículo 9 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación
con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de la señora María Teresa De La
Cruz Flores, en los términos de los párrafos 78, 83, 87 a 93, 102, 103 y 106 a
109 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó los derechos a la libertad personal y a las garantías
judiciales consagrados en los artículos 7 y 8, respectivamente, de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en relación con los artículos 9 y 1.1 de la
misma, en perjuicio de la señora María Teresa De La Cruz Flores, en los
términos de los párrafos 112 a 114 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en el
artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación
con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de los señores María Teresa De La
Cruz Flores, Alcira Domitila Flores Rosas de De La Cruz, Alcira Isabel De La Cruz
Flores, Celso Fernando De La Cruz Flores, Jorge Alfonso De La Cruz Flores, Ana
Teresa Blanco De La Cruz y Danilo Alfredo Blanco De La Cruz, en los términos de
los párrafos 126, 130, 131, 135 y 136 de la presente Sentencia.
- Que el Estado debe observar el principio de legalidad y de irretroactividad
consagrado en el artículo 9 de la Convención Americana y las exigencias del
debido proceso legal en el nuevo proceso que se le sigue a la señora María
Teresa De La Cruz Flores, en los términos del párrafo 118 de la presente
Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_115_esp.pdf

57
46. CASO CARPIO NICOLLE Y OTROS VS. GUATEMALA
Contra la vida
HECHOS. El 3 de julio de 1993, durante una gira proselitista en los departamentos
de Totonicapán, Huehuetenango y El Quiché, el señor Jorge Carpio Nicolle y su
comitiva, integrada por (…), fueron interceptados por más de 15 hombres armados
que cubrían sus rostros con pasamontañas. Al identificar al señor Jorge Carpio
Nicolle, los hombres armados le dispararon a quemarropa, ocasionándole heridas
graves que posteriormente le provocaron la muerte. Esto ocurrió en el “Molino del
Tesoro”, ubicado en el kilómetro 141 de la ruta a Chichicastenango, El Quiché,
cerca de la Base Militar No. 20.
En los mismos hechos fueron asesinados (…) y los señores (…), sobrevivientes de
dicho atentado, fueron objeto de tratos crueles, debido a la violencia extrema en
que ocurrieron los hechos.
LA COMISIÓN. Presentó la demanda con base en el artículo 61 de la Convención
Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los artículos 4
(Derecho a la Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal), 8 (Garantías Judiciales), 13
(Libertad de Pensamiento y de Expresión), 19 (Derechos del Niño) y 25 (Protección
Judicial) de la referida Convención, todos ellos en conexión con el artículo 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos) de dicho tratado.

LA CORTE. En su sentencia de 22 de noviembre de 2004, declara:


- Que el Estado violó los derechos consagrados en los siguientes artículos de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos) de la misma:
4.1 (Derecho a la Vida), en perjuicio de los señores (…);
4. 2 (Derecho a la Integridad Personal), en perjuicio de los señores (…);
5.2 (Derecho a la Integridad Personal), en perjuicio de los señores (…);
19 (Derechos del Niño), en perjuicio del entonces menor de edad Sydney Shaw Díaz;
13.1, 13.2 a) y 13.3 (Libertad de Pensamiento y de Expresión), en perjuicio del señor
Carpio Nicolle;
8.1 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial), en perjuicio de los señores (…) y
23.1 a), b) y c) (Derechos Políticos), en perjuicio del señor Carpio Nicolle.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_117_esp.pdf

47. Caso Lori Berenson Mejía Vs. Perú


Contra la integridad personal.
HECHOS. En la tarde del 30 de noviembre de 1995 la señora Lori Berenson fue
observada por miembros de la Policía Nacional salir del inmueble ubicado en la
Avenida Alameda del Corregidor, “motivo por el cual fue objeto de una vigilancia
discreta y dada su actitud sospechosa, se procedió a su intervención”.
El mismo 30 de noviembre de 1995 las señoras Lori Berenson y Nancy Gloria Gilvonio
Conde fueron detenidas en la ciudad de Lima y puestas bajo custodia de las
autoridades policiales peruanas. Después de su detención la señora Lori Berenson fue
trasladada al inmueble ubicado en la Avenida Alameda del Corregidor, donde la Policía
Nacional llevaba a cabo un operativo policial.

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Ese mismo día, durante el “operativo policial antiterrorista *…+ ALACRAN 95” miembros
de la DINCOTE entraron en el inmueble ubicado en la Avenida Alameda del Corregidor.
Un grupo de personas respondió desde el interior con resistencia armada. Se produjo
un enfrentamiento que duró varias horas, en el que fallecieron algunas personas y
otras fueron aprehendidas.
Al momento de llevarse a cabo la detención de la señora Lori Berenson, se encontraba
vigente en el Departamento de Lima y en la Provincia Constitucional del Callao, un
estado de emergencia y la suspensión del ejercicio de los derechos contemplados en
los numerales 9 (inviolabilidad de domicilio), 11 (libertad de tránsito en el territorio
nacional), 12 (libertad de reunión) y 24.f) (detención con orden judicial o por las
autoridades policiales en flagrante delito) del artículo 2 de la Constitución Política del
Perú de 1993.
El 30 de noviembre de 1995 el Juez Militar Especial abrió instrucción contra el señor
Miguel Wenceslao Rincón Rincón y otras personas por el delito de traición a la patria.
El 1 de diciembre de 1995 se amplió el procedimiento, para abarcar a los señores
Pacífico Abdiel Castrellón Santamaría, Lori Berenson, Manuel Rolando Serna Ponce y
Nancy Gloria Gilvonio Conde, por la presunta comisión del delito de traición a la patria.
El Juez Militar Especial dio orden de recibir “las declaraciones instructivas de los
encausados” y de practicar “las demás diligencias que fueren necesarias para el
esclarecimiento de los hechos denunciados”.
La señora Lori Berenson estuvo detenida en la DINCOTE desde el 1 de diciembre de
1995, no pudo ver a su familia durante los primeros días de su detención y sólo 8 días
después de producida ésta, cuando rindió declaración instructiva, tuvo acceso a un
abogado.
En la fase de investigación ante la DINCOTE se efectuaron las siguientes diligencias,
entre otras: levantamiento de cadáveres; detenciones; reconocimientos médico-
legales; registros personales, domiciliarios y de reconstrucción; incautaciones e
inmovilizaciones de efectos; toma de declaraciones instructivas a los detenidos; y
análisis de la documentación incautada, que incluye peritajes, solicitud de
antecedentes policiales y requisitorias.
El 1 de diciembre de 1995 se llevó a cabo el registro personal de la señora Lori
Berenson. En el acta se da cuenta de la incautación de diversos documentos y bienes,
entre ellos: tres cartas en inglés, libreta en cuartilla a espiral, libreta tipo block,
pasaporte de los Estados Unidos de América, licencia de conducir de la República de
Nicaragua, carnet de identidad gremial de la Asociación Nacional de Periodistas del
Perú, “permiso de aprendizaje” de conducir de la ciudad de Nueva York, de los Estados
Unidos de América, beeper, teléfono celular y nueve llaves.

LA COMISIÓN. Presentó la demanda con base en el artículo 61 de la Convención


Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los artículos 5
(Derecho a la Integridad Personal), 8 (Garantías Judiciales) y 9 (Principio de Legalidad y
de Retroactividad) de la Convención, todos ellos en relación con la obligación
establecida en el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la misma, en
perjuicio de la señora Lori Helene Berenson Mejía (en adelante “Lori Berenson” o “la
presunta víctima”). Asimismo, señaló que el Estado incumplió su deber de adoptar
disposiciones de derecho interno, en los términos del artículo 2 (Deber de Adoptar
Disposiciones de Derecho Interno) de la Convención. Lo anterior, según la Comisión, en

59
relación con los procesos en los que fue juzgada, tanto en el fuero militar como en el
fuero ordinario, con las condiciones inhumanas de detención a que fue sometida en el
establecimiento penal de máxima seguridad de Yanamayo, Puno (en adelante “penal
de Yanamayo”), y con la emisión de los Decretos Leyes Nos. 25.475 y 25.659 y su
aplicación en dichos procesos.

LA CORTE. En su sentencia de 25 de noviembre de 2004, declara:


- Que el Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en el
artículo 5.1, 5.2 y 5.6 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de la
señora Lori Berenson, por las condiciones de detención a las que fue
sometida en el establecimiento penal de Yanamayo, en los términos de los
párrafos 98 a 109 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó los artículos 9, 8.1, 8.2, 8.2 b), c), d), f) y h) y 8.5 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo
1.1 de la misma, en perjuicio de la señora Lori Berenson, en lo que respecta
al juicio seguido ante el fuero militar, en los términos de los párrafos 113 a
121, 139 a 150, 158 a 161, 166 a 168, 183 a 186, 191 a 194 y 198 a 199
de la presente Sentencia.
- Que no se ha comprobado que el Estado violó en perjuicio de la señora Lori
Berenson los artículos 9, 8.1, 8.2, 8.2 b), c), d), f), y h), 8.4 y 8.5 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo
1.1 de la misma, en lo que respecta al juicio seguido ante el fuero ordinario,
en los términos de los párrafos 124 a 128, 151 a 156, 162 a 164, 169 a
181, 187 a 189, 195 a 196 y 200 a 209 de la presente Sentencia.
- Que el Estado incumplió, al momento en que se llevó a cabo el juicio militar
contra la señora Lori Berenson, la obligación establecida en el artículo 2 de
la Convención Americana, en los términos de los párrafos 218 a 226 de la
presente Sentencia.
- Que el Estado debe adecuar su legislación interna a los estándares de la
Convención Americana, en los términos de los párrafos 233 y 234 de la
presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_119_esp.pdf

48. Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador


Privación de libertad
HECHOS. El día de su arresto el señor Acosta Calderón formuló una declaración a la
policía militar aduanera en la que señaló, entre otras cosas, que tenía conocimiento
del contenido de la maleta incautada. Ese mismo día también realizó una declaración
ante el Fiscal de lo Penal de Sucumbios, en la cual declaró su inocencia. Dichas
declaraciones no fueron formuladas con la presencia de un abogado defensor.
El señor Acosta Calderón, a pesar de ser un ciudadano de Colombia, no fue notificado
de su derecho a la asistencia consular de su país.
El 15 de noviembre de 1989 el Juez de lo Penal de Lago Agrio dictó un auto cabeza en
el proceso No. 192-89 en contra del señor Acosta Calderón, por haber sido éste
detenido “en posesión aproximádamente *de+ 2 libras y media de pasta de cocaína” y
porque “los hechos relatados constitu*ían+ delitos punible[s] y pesquisables [, por lo
que] sindic[ó] a[l señor] Acosta Calderón, con orden de prisión preventiva por reunidos
los presupuesto*s+ del *a+rt*ículo+ 177 del Código de Procedimiento Penal”. Asimismo,
ordenó que se remitiera copia de dicho auto cabeza de proceso tanto al abogado
defensor de oficio como a la presunta víctima y que se recibiera el testimonio

60
indagatorio de ésta. El abogado defensor de oficio fue notificado del auto cabeza de
proceso ese mismo día.
El 15 de noviembre de 1989 el Juzgado de lo Penal de Lago Agrio dictó la “boleta
constitucional de encarcelamiento”, en la cual indicó que el señor Acosta Calderón
permanecería detenido bajo prisión preventiva por el delito de “Tráfico de Droga”.
El 29 de noviembre de 1989 el Juez de lo Penal de Lago Agrio ordenó que el señor
Acosta Calderón compareciera el 30 de noviembre de 1989 en dicho juzgado para
rendir su testimonio indagatorio. Asímismo, el Juez ordenó que la presunta droga
incautada fuera pesada en el hospital de Lago Agrio, para su respectivo
reconocimiento y destrucción.
El señor Acosta Calderón fue trasladado al Centro de Rehabilitación de Ambato. El 27
de julio de 1990 el señor Acosta Calderón solicitó que se revocara su orden de
detención y que se le trasladara a la ciudad de Tena.
El 8 de diciembre de 1994 el Tribunal Penal de Napo en Tena condenó al señor Acosta
Calderón bajo el artículo 33 literal c) de la Ley de Control y Fiscalización del Tráfico de
Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas y le impuso una pena de nueve años de
reclusión en el Centro de Rehabilitación Social de Quito, así como multó al señor
Acosta Calderón a pagar 50.000 sucres. No existe constancia de que dicha condena
haya sido apelada.
El 29 de julio de 1996 el Tribunal Penal de Napo concedió la orden de libertad al señor
Acosta Calderón, por haber cumplido la pena impuesta dado a una rebaja de ésta por
buen comportamiento.

LA COMISIÓN. La Comisión presentó la demanda con base en el artículo 61 de la


Convención Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los
artículos 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno), 7 (Derecho a la
Libertad Personal), 8 (Garantías Judiciales), 24 (Igualdad ante la Ley) y 25 (Protección
Judicial) de la Convención Americana, todos ellos en conexión con el artículo 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos) de la misma, en perjuicio del señor Rigoberto
Acosta Calderón (en adelante “el señor Acosta Calderón” o “la presunta víctima”).

LA CORTE. En su sentencia de de 24 de junio de 2005, declara:


- Que el Estado violó, en perjuicio del señor Rigoberto Acosta Calderón, el
Derecho a la Libertad Personal consagrado en el artículo 7.1, 7.3 y 7.5 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo
1.1 de la misma, en los términos de los párrafos 70, 71, 81 y 84 de la presente
Sentencia.
- Que el Estado violó, en perjuicio del señor Rigoberto Acosta Calderón, el
Derecho a la Libertad Personal y a la Protección Judicial consagrados en los
artículos 7.6 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
relación con el artículo 1.1 de la misma, en los términos de los párrafos 97, 99 y
100 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó, en perjuicio del señor Rigoberto Acosta Calderón, el
Derecho a las Garantías Judiciales consagrado en el artículo 8.1, 8.2, 8.2.b, 8.2.d
y 8.2.e de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con

61
el artículo 1.1. de la misma, en los términos de los párrafos 107, 108, 114, 115,
119, 120 y 124 a 127 de la presente Sentencia.
- Que el Estado incumplió, al momento en que ocurrieron los hechos, con la
obligación establecida en el artículo 2 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos en relación con el artículo 7.5 de la misma, en los términos
de los párrafos 135 y 138 de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_129_esp1.pdf
49. Caso de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador
Desaparición forzosa
HECHOS. El 13 de noviembre de 1995 la señora María Victoria Cruz Franco solicitó a la
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia que decretara un auto de
exhibición personal a favor de sus hijas Ernestina y Erlinda Serrano Cruz, por el
supuesto “secuestr[o de las mismas] por miembros del Batallón Atlacatl en [el]
operativo realizado el dos de junio de mil novecientos ochenta y dos” e indicó, inter
alia, que “p*odía+n tener información *sobre el paradero de Ernestina y Erlinda Cruz+ el
Capitán José Alfredo Jiménez Moreno[,] el oficial Rolando Adrian Ticas[,] instituciones
estatales y no-estatales *…+ y la Cruz Roja salvadoreña”.
El 20 de noviembre de 1995 la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia
nombró a una “bachiller” como “Juez*a+ Ejecutora” del auto de exhibición personal,
quien haría “que la*s+ autoridad*es+ que restri*ngieron la+ libertad *de las hermanas
Ernestina y Erlinda Serrano Cruz+” las exhibieran y le manifestaran la razón de dicha
restricción.
El 14 de marzo de 1996 la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia
resolvió sobreseer el proceso de exhibición personal por “no haber establecido los
extremos procesales para establecer la infracción constitucional”, con base en que “el
hábeas corpus *…+ no e[ra] un medio para investigar el paradero de una persona
detenida ilegalmente hace trece años *…+ por miembros del Batallón Atlacatl, *cuyos
jefes militares] no p[odían] intimarse[, dado que dicho Batallón] ya no exist[ía] en
virtud de los Acuerdos de Paz”. Además, la mencionada Sala de lo Constitucional
“remit*ió+ al Juez de Primera Instancia de Chalatenango *la referida resolución+, junto
con el proceso 112/93, para que sig*uiera+ la investigación de los hechos denunciados”
y luego le informara sobre la misma. No consta en el expediente del proceso ante el
Juzgado de Primera Instancia de Chalatenango que este hubiera informado a la Sala de
lo Constitucional sobre las investigaciones realizadas.

LA COMISIÓN. La Comisión presentó la demanda en este caso con el objeto de que la


Corte decidiera si el Estado violó los artículos 4 (Derecho a la Vida), 7 (Derecho a la
Libertad Personal), 18 (Derecho al Nombre) y 19 (Derechos del Niño) de la Convención
Americana, en relación con el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de
dicho tratado, en perjuicio de Ernestina y Erlinda Serrano Cruz. Además, la Comisión
solicitó al Tribunal que decidiera si el Estado violó los artículos 5 (Derecho a la
Integridad Personal), 8 (Garantías Judiciales), 17 (Protección a la Familia) y 25
(Protección Judicial) de la Convención, en relación con el artículo 1.1 (Obligación de
Respetar los Derechos) del referido tratado, en perjuicio tanto de Ernestina y Erlinda
Serrano Cruz como de sus familiares.
LA CORTE. En su sentencia de 1 de marzo de 2005, declara:

62
- Que el Estado violó los derechos a las garantías judiciales y a la protección
judicial consagrados en los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en
perjuicio de Ernestina y Erlinda Serrano Cruz y de sus familiares, en los
términos de los párrafos 53 a 107 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en el
artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación
con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de los familiares de Ernestina y
Erlinda Serrano Cruz, en los términos de los párrafos 111 a 115 de la
presente Sentencia.
- Que no se pronunciará sobre las alegadas violaciones al derecho a la protección
a la familia, derecho al nombre y derechos del niño, consagrados,
respectivamente, en los artículos 17, 18 y 19 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en los términos del párrafo 125 de la presente Sentencia.
- Que no se pronunciará sobre la alegada violación al derecho a la vida
consagrado en el artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Ernestina
y Erlinda Serrano Cruz, en los términos de los párrafos 130 a 132 de la presente
Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_120_esp.pdf
50. Caso Huilca Tecse Vs. Perú
Contra la vida
HECHOS. El 18 de diciembre de 1992 el señor Pedro Huilca Tecse se disponía a salir de
su domicilio en la ciudad de Lima con rumbo a su trabajo, en compañía de su hija Flor
de María Huilca Gutiérrez y su hijastro Julio César Escobar Flores, cuando se les acercó
un grupo de entre ocho y diez personas, quienes portaban armas de fuego, y
sorpresivamente uno de ellos propinó al señor Pedro Huilca Tecse varios disparos que
le ocasionaron la muerte.
El señor Julio César Escobar Flores, hijo de la señora Martha Flores Gutiérrez e hijastro
de la presunta víctima, quien se encontraba en la parte posterior del vehículo, resultó
herido. La hija del señor Pedro Huilca Tecse, Flor de María, quien resultó ilesa, salió del
automóvil para pedir ayuda a su familia. Al tratar de regresar a su casa se cruzó con
una mujer que tenía una pistola. La señora Martha Flores Gutiérrez, compañera de la
presunta víctima, observó el incidente desde la puerta de la casa.
Al huir el grupo armado disparó contra la puerta de la casa de la familia Huilca Tecse.

LA COMISIÓN. La Comisión presentó la demanda con base en el artículo 61 de la


Convención Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Perú violó el artículo 4
(Derecho a la Vida) de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos) de la misma, en perjuicio del señor Pedro
Crisólogo Huilca Tecse (en adelante “Pedro Huilca Tecse” o “la presunta víctima”), así
como los artículos 8 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la Convención,
en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de la señora Martha Flores
Gutiérrez, pareja de la presunta víctima, y de sus hijos, Pedro Humberto Huilca
Gutiérrez, Flor de María Huilca Gutiérrez, Katiuska Tatiana Huilca Gutiérrez, José Carlos
Huilca Flores e Indira Isabel Huilca Flores, así como de Julio César Escobar Flores, este
último hijastro de la presunta víctima e hijo de la señora Martha Flores Gutiérrez.
Finalmente, como consecuencia de lo anteriormente expuesto, la Comisión solicitó a la
Corte que ordenara al Estado que adoptara una serie de medidas de reparación

63
pecuniarias y no pecuniarias, así como el pago de las costas y gastos generados en la
tramitación del caso ante la jurisdicción interna y ante el Sistema Interamericano de
Protección de los Derechos Humanos.
LA CORTE. En su sentencia de 3 de marzo de 2005, declara:
- Que conforme a los términos del allanamiento efectuado por el Estado,
éste violó los derechos consagrados en los artículos 4.1 (Derecho a la
Vida) y 16 (Libertad de Asociación) de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, e incumplió la obligación establecida en el artículo
1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la misma, en perjuicio del
señor Pedro Huilca Tecse, en los términos de los párrafos 64 a 79 de la
presente Sentencia.
- Que conforme a los términos del allanamiento efectuado por el Estado,
éste violó los derechos consagrados en los artículos 8 (Garantías
Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, e incumplió la obligación establecida en el artículo
1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la misma, en perjuicio de
los siguientes familiares del señor Pedro Huilca Tecse: la señora Martha
Flores Gutiérrez, pareja de la víctima; sus hijos, Pedro Humberto Huilca
Gutiérrez, Flor de María Huilca Gutiérrez, Katiuska Tatiana Huilca
Gutiérrez, José Carlos Huilca Flores, e Indira Isabel Huilca Flores, así
como de Julio César Escobar Flores, éste último hijastro de la víctima e
hijo de la señora Martha Flores Gutiérrez, en los términos de los
párrafos 80 a 83 de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_121_esp.pdf

51. Caso Caesar Vs. Trinidad y Tobago


Protección judicial

HECHOS. El 11 de noviembre de 1983 el señor Caesar fue arrestado por haber


cometido supuestamente una violación sexual el 8 de noviembre de 1983 en Trinidad.
El 16 de noviembre de 1983 la presunta víctima fue liberada bajo fianza. Entre 1985 y
1986 la Port of Spain Magistrate's 4th Court llevó a cabo los procedimientos para el
juicio (commital proceedings) y, el 21 de febrero de 1986, ordenó al señor Caesar a
comparecer a juicio.
El 10 de septiembre de 1991 el señor Caesar fue arrestado y privado de libertad por no
haber comparecido a juicio. Durante su juicio permaneció detenido en la Prisión de
Port of Spain.
Las normas que autorizan la imposición de penas corporales en Trinidad y Tobago
están contenidas en dos leyes, una de las cuales es la Ley de Penas Corporales (para
Delincuentes Mayores de 18 años). Dicha ley prevé la aplicación de penas corporales
para ciertos delitos a través de, inter alia, los siguientes métodos: latigazos con una
vara de tamarindo u objetos similares, y flagelación con un objeto denominado “gato
de nueve colas”.
El señor Caesar ha permanecido en prisión desde el 10 de septiembre de 1991 (supra
párr. 49.2) y ha cumplido 13 de los 20 años a los cuales fue condenado.

64
En las cárceles de Golden Grove y de Carrera, la presunta víctima compartía la celda
con cuatro o cinco hombres y dormía en el suelo en una colchoneta muy delgada o en
un pedazo de alfombra vieja. No había servicios sanitarios, por lo que todos en la
celda utilizaban un “balde” común para sus necesidades fisiológicas. Había un
permanente olor a desechos humanos en la celda, la cual tenía poca ventilación y era
calurosa.
Los reclusos que son condenados a recibir penas corporales son usualmente
custodiados en la Prisión de Carrera, con el propósito de ejecutar la sentencia
respectiva. En dicha prisión, las penas corporales son llevadas a cabo sólo durante
algunos períodos al año.

LA COMISIÓN. La Comisión presentó la demanda, en aplicación del artículo 61 de la


Convención Americana, para que la Corte decidiera si el Estado violó "*…+el derecho
[del señor Winston] Caesar a un trato humano, consagrado en [el] artículo*…+ 5(1) y 5(2)
de la Convención, de su derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable, de
conformidad con el artículo 8(1) de la Convención, y su derecho a la protección
judicial, establecido en el artículo 25 de la Convención, todo ello conjuntamente con la
violación del artículo 1(1) de la Convención. Además, la Comisión argument[ó] que el
Estado, al no otorgar el derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable en su
legislación interna y al autorizar una forma de castigo incompatible con el derecho a
un trato humano, es responsable de la violación de las obligaciones que le impone el
artículo 2 de la Convención de dar efecto legal interno a los derechos consagrados en
los artículos 5(1), 5(2), 7(5) y 8(1) de la *misma+”. Además, la Comisión solicitó a la Corte
que ordenara al Estado que adopte varias medidas de reparación pecuniarias y no
pecuniarias.

LA CORTE. En su sentencia de 11 de marzo de 2005, declara:

- Que el Estado violó el derecho consagrado en el artículo 5.1 y 5.2 de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo
1.1 de la misma, en perjuicio del señor Winston Caesar, en los términos de los
párrafos 70, 73, 89 y 100 de esta Sentencia.
- Que el Estado incumplió su obligación consagrada en el artículo 2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo
5.1 y 5.2 de la misma, en perjuicio del señor Winston Caesar, en los términos
del párrafo 94 de esta Sentencia.
- Que el Estado no violó el derecho consagrado en el artículo 8.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, por las razones expuestas en
los párrafos 106 a 112 de esta Sentencia.
- Que el Estado violó el derecho consagrado en el artículo 25 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en relación con los artículos 1.1 y 2 de la
misma, en perjuicio del señor Winston Caesar, en los términos del párrafo 113
a 117 de esta Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_123_esp.pdf

Autor: Joao Quiroz Govea

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