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EUTANASIA:

Se denomina eutanasia a toda acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes enfermos o
terminales, acelera su muerte con su consentimiento.1 La palabra deriva del griego: eu (‘bueno’)
y thanatos (‘muerte’).
La eutanasia tiene por finalidad evitar sufrimientos insoportables o la prolongación artificial de la vida a un
enfermo. Para que la eutanasia sea considerada como tal, el enfermo ha de padecer, necesariamente, una
enfermedad terminal o incurable, y en segundo lugar, el personal sanitario ha de contar expresamente con
el consentimiento del enfermo.

Clasificación:
1. Eutanasia directa: Adelantar la hora de la muerte en caso de una
enfermedad incurable, esta a su vez posee dos formas:
a) Activa: Consiste en provocar una muerte indolora a petición del
afectado; el caso más frecuentemente mostrado es el cáncer, pero
pueden ser también enfermedades incurables como el sida. Se recurre,
como se comprende, a sustancias especiales mortíferas o a sobredosis
de morfina.
b) Pasiva: Se deja de tratar una complicación, por ejemplo una
bronconeumonía, o de alimentar por vía parenteral u otra al enfermo,
con lo cual se precipita el término de la vida; es una muerte por
omisión. De acuerdo con Pérez Varela[ HYPERLINK
"http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Verificabilidad" \o
"Wikipedia:Verificabilidad" cita requerida] «la eutanasia pasiva puede
revestir dos formas: la abstención terapéutica y la suspensión
terapéutica. En el primer caso no se inicia el tratamiento y en el
segundo se suspende el ya iniciado ya que se considera que más que
prolongar el vivir, prolonga el morir». Debe resaltarse que en este tipo
de eutanasia no se abandona en ningún momento al enfermo.
2. Eutanasia indirecta: Consiste en efectuar procedimientos
terapéuticos que tienen como efecto secundario la muerte, por
ejemplo la sobredosis de analgésicos, como es el caso de la morfina
para calmar los dolores, cuyo efecto agregado, como se sabe, es la
disminución de la conciencia y casi siempre una abreviación de la vida.
Aquí la intención, sin duda, no es acortar la vida sino aliviar el
sufrimiento, y lo otro es una consecuencia no deseada. Entra así en lo
que desde Tomás de Aquino se llama un problema de doble efecto,
que resulta previsto pero no buscando que sea adelantada la muerte
del paciente.

La posición de la Iglesia católica ante la eutanasia


La institución que actualmente rechaza y combate a la eutanasia, es la
Iglesia católica, la cual ha realizado una serie de declaraciones al
respecto a través de la Comisión Permanente Episcopal: “Respetamos
sinceramente la conciencia de las personas, santuario en el que cada
uno se encuentra con la voz suave y gente del amor de Dios. No
juzgamos el interior de nadie. Comprendemos también que
determinados condicionamientos psicológicos, culturales y sociales
pueden llevar a realizar acciones que contradicen radicalmente la
inclinación innata de cada uno a la vida, atenuando o anulando la
responsabilidad subjetiva. Pero no se puede negar la existencia de una
batalla jurídica y publicitaria, con el fin de obtener el reconocimiento
del llamado ‘derecho a la muerte digna’, es esta postura pública la que
tenemos que enjuiciar y denunciar como equivocada en sí misma y
peligrosa para la convivencia social. Una cosa son la conciencia y las
decisiones personales y otra lo que se propone como criterio ético
legal para regular las relaciones entre los ciudadano”.
La Iglesia católica considera que el aprecio por toda vida humana fue
un progreso introducido por el cristianismo, lo que supone que se vive
en la actualidad es un retroceso. Un retroceso que hay que colocar en
lo que el Papa denomina “cultura de la muerte”. De esta manera, la
Iglesia considera a la eutanasia como aquella actuación cuyo objeto es
causar la muerte a un ser humano para evitarles sufrimientos, bien a
petición de éste, bien por considerar que su vida carece de calidad
mínima para que merezca el calificativo de digna. Esta práctica
convertiría a la eutanasia en una forma de homicidio, pues implica que
un hombre da muerte a otro, ya mediante un acto positivo, ya
mediante la omisión de la atención y cuidados debidos.
De la eutanasia, así entendida, el Papa Juan Pablo II enseña
solemnemente: ‘De acuerdo con el Magisterio de mis Predecesores y
en comunión con los Obispos de la Iglesia católica, confirmo que la
eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios en cuanto
eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona
humana’.

Sobre la dignidad humana y la eutanasia:


El concepto de «dignidad humana» se invoca tanto para defender la eutanasia como para rechazarla.
Así, para los defensores de la eutanasia, la dignidad humana del enfermo consistiría en el derecho a elegir
libremente el momento de la propia muerte; para sus detractores, la dignidad humana obliga a oponerse a
la eutanasia, por considerarlo una arbitrariedad humana frente a un problema moral, ya sea
fundamentado en la religión (la elección de la muerte es una decisión exclusivamente divina) o en
principios de carácter laico e incluso ateos.
Evidentemente, tras este uso equívoco del término «dignidad humana» subyacen distintas concepciones
del ser humano, de la libertad, de la ciencia médica y del conjunto de los derechos humanos

Argumentos jurídicos relacionados:


La despenalización de la eutanasia no significa obligatoriedad
absoluta. No se puede imponer el criterio de un conglomerado al
ordenamiento jurídico de todo un territorio, por lo que el derecho
debiera asegurar los mecanismos para regular el acceso a la eutanasia
de los pacientes interesados que cumplan unos requisitos
especificados legalmente; así como de la legalidad y transparencia de
los procedimientos.
La sociedad moderna basa su ordenamiento jurídico en la protección
de los derechos humanos. En este sentido, cada enfermo tiene
derecho a decidir, informada mente, sobre los asuntos que pertenecen
a una esfera tan privada como su cuerpo; y en virtud de esto, decidir
cómo quiere seguir -o no seguir- viviendo.
La batalla política sobre la eutanasia
Actualmente, la eutanasia se transformó en una problemática que
conjuga un dilema jurídico y moral. Un dato certero es el que
demuestra el aumento, en los últimos años, del número de
asociaciones pro-eutanasia, desplegando una intensa actividad
divulgativa y reivindicativa a favor del derecho individual de las
personas para elegir sobre su propia vida. Al mismo tiempo, estas
asociaciones se ven combatidas por la “cruzada a favor de la vida”
encabezada por las organizaciones religiosas.
Diversas asociaciones han luchado contra los que defienden la
posibilidad de elegir una muerte digna. Los argumentos que legitiman
a estos grupos oscilan entre el respeto a la voluntad divina hasta el
miedo a crear lagunas jurídicas que proporcionen impunidad a posibles
asesinatos. Los debates sobre la eutanasia generalmente terminan
siendo dominados por prejuicios morales, religiosos, emocionales, etc.
Sin cuestionar los diferentes puntos de vista, cabría preguntarse: ¿se le
puede aplicar la eutanasia o asesoramiento en su suicidio a un
enfermo terminal, que considere que su vida no es razón suficiente
para soportar un dolor intratable, la pérdida de dignidad o la pérdida
de importantes facultades, y que pide repetidamente ayuda para
morir, siendo consciente y sin estar en capacidad de fingir una
depresión?
La problemática de la eutanasia conjuga y enfrenta diversos
posicionamientos frente a los derechos humanos. En este sentido,
numerosas asociaciones pro eutanasia han comenzado una campaña
de concientización de la sociedad, para que ésta reconozca el derecho
de cada individuo a decidir sobre su propia vida. Por otro lado, otro
sector de la sociedad, encabezado por las asociaciones religiosas, se
oponen drásticamente a la legalización de la eutanasia. En la
actualidad, la eutanasia se ha convertido en una ardua batalla de
carácter político.

Argumentos en contra:
Los argumentos en contra inciden en la «inviolabilidad» de la vida
humana, la defensa de su dignidad independientemente de las
condiciones de vida o la voluntad del individuo implicado, y las
repercusiones sociales de desconfianza que podría conllevar la
eutanasia.
La Asociación Médica Mundial considera contrarios a la ética y condena
tanto el suicidio con ayuda médica como la eutanasia.5 En cambio
recomienda los cuidados paliativos.6
La eutanasia, es decir, el acto deliberado de poner fin a la vida de un
paciente, aunque sea por voluntad propia o a petición de sus
familiares, es contraria a la ética. Ello no impide al médico respetar el
deseo del paciente de dejar que el proceso natural de la muerte siga
su curso en la fase terminal de su enfermedad.
Declaración sobre la Eutanasia adoptada por la 38º Asamblea Médica
Mundial

Madrid (España), octubre de 19877


El Comité Permanente de Médicos Europeos anima a todos los médicos
a no participar en la eutanasia, aunque sea legal en su país, o esté
despenalizada en determinadas circunstancias.8
La Organización Médica Colegial de España considera que «la petición
individual de la eutanasia o el suicidio asistido deben ser considerados
generalmente como una demanda de mayor atención pudiendo hacer
que desaparezca esta petición aplicando los principios y la práctica de
unos cuidados paliativos de calidad».
En el caso de los Países Bajos, uno de los primeros países en
despenalizar al médico que practique la eutanasia, el estudio
Remmelink reveló que en más de mil casos el médico admitió haber
causado o acelerado la muerte del paciente sin que éste lo pidiera, por
razones variadas, desde la imposibilidad de tratar el dolor, la falta de
calidad de vida o por el hecho de que tardara en morir.
La postura de las iglesias cristianas en tanto, a nivel mundial, es
mayoritariamente contraria a la eutanasia y al suicidio asistido: es el
caso de la Iglesia Católica Romana y de las Iglesias
evangélicas y pentecostales. La postura del actual papa Benedicto
XVI quedó explícitamente recogida en una carta (de 2004) a varios
eclesiásticos estadounidenses:
No todos los asuntos morales tienen el mismo peso moral que el
aborto y la eutanasia. Por ejemplo, si un católico discrepara con el
Santo Padre sobre la aplicación de la pena de muerte o en la decisión
de hacer la guerra, éste no sería considerado por esta razón indigno de
presentarse a recibir la Sagrada Comunión. Aunque la Iglesia exhorta a
las autoridades civiles a buscar la paz, y no la guerra, y a ejercer
discreción y misericordia al castigar a criminales, aún sería lícito tomar
las armas para repeler a un agresor o recurrir a la pena capital. Puede
haber una legítima diversidad de opinión entre católicos respecto de ir
a la guerra y aplicar la pena de muerte, pero no, sin embargo, respecto
del aborto y la eutanasia.
Tercer punto de la carta de Joseph Ratzinger al cardenal Theodore
McCarrick, arzobispo de Washington DC
Las iglesias luteranas y metodistas en cambio, como asimismo la
mayoría de las afiliadas a la Comunión Anglicana se oponen en
principio, pero dan espacio para la decisión individual caso a caso. Por
otro lado, varias iglesias han optado por no pronunciarse a este
respecto y enfatizar el valor de la conciencia individual en cuestiones
éticas, es el caso de las iglesias católicas afiliadas a la Unión de
Utrecht, y algunas Iglesias presbiterianas, entre otras.
EUGENESIA:
La eugenesia es una filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante
varias formas de intervención.1 Las metas perseguidas han variado entre la creación de personas
más sanas e inteligentes, el ahorro de los recursos de la sociedad y el alivio del sufrimiento humano. Los
medios antiguamente propuestos para alcanzar estos objetivos se centraban en la selección artificial,
mientras los modernos se centran en el diagnóstico prenatal y la exploración fetal, la orientación genética,
el control de natalidad, la fecundación in vitro y la ingeniería genética. Sus oponentes arguyen que la
eugenesia es inmoral y está fundamentada en, o es en sí misma, una pseudociencia. Históricamente, la
eugenesia ha sido usada como justificación para las discriminaciones coercitivas y las violaciones de
los derechos humanos promovidas por el estado, como la esterilización forzosa de personas con defectos
genéticos, el asesinato institucional y, en algunos casos, el genocidio de razas consideradas inferiores.
La selección artificial de seres humanos fue sugerida desde muy antiguo, al menos desde Platón, pero su
versión moderna fue formulada por vez primera por Sir Francis Galton en 1865, recurriendo al reciente
trabajo de su primo Charles Darwin. Desde sus inicios, la eugenesia (término derivado del griego ‘bien
nacido’ o ‘buena reproducción’) fue apoyada por destacados pensadores, incluyendo aAlexander Graham
Bell, George Bernard Shaw y Winston Churchill. La eugenesia fue una disciplina académica en muchos
institutos y universidades. Su reputación científica se vino abajo en los años 1930, época en la que Ernst
Rüdin empezó a incorporar la retórica eugenésica a las políticas raciales de la Alemania nazi. Durante el
periodo de posguerra, gran parte tanto del público como de la comunidad científica asociaba la eugenesia
con los abusos nazis, que incluyeron la «higiene racial» y la exterminación, si bien varios gobiernos
regionales y nacionales mantuvieron programas eugenésicos hasta los años 1970.

Eugenesia en Latinoamérica
Las políticas estatales de algunos países latinoamericanos defendieron el predominio social blanco
incrementando la inmigración europea y erradicando las poblaciones indígenas. Esto puede ser
particularmente obvio en Argentina, Brasil y Chile, países en los que este proceso se conoce
como blanqueamiento y branqueamento, respectivamente.

Eugenesia en la cultura popular:


La eugenesia es un tema recurrente en la ciencia ficción (a menudo distópica). La novela Un mundo
feliz de Aldous Huxley explora el tema en profundidad, al igual que la más reciente (y científicamente
actualizada) película Gattaca, cuya trama gira en torno al diagnóstico genético. Boris Vian (bajo el
pseudónimo Vernon Sullivan) adoptó un enfoque más alegre en su novela Que se mueran los feos.
Algunas de las novelas que tocan este tema son La puerta al país de las mujeres de Sheri S. Tepper y Esa
horrible fortaleza de C. S. Lewis. Las Guerras Eugenésicas son una parte importante de la historia de fondo
del universo de Star Trek (episodios Semilla espacial, Tierra fronteriza, Estación Fría 12, Los amplificados y
la película La ira de Khan). La eugenesia es también una parte importante de la trama de la película
de James Bond Moonraker (el personaje del villano Sir Hugo Drax fue basado en Adolf Hitler).
En la serie de novelas Dune de Frank Herbert los programas de reproducción selectiva constituyen un
tema importante. Al comienzo de la serie, la orden religiosa Bene Gesserit manipula los patrones
reproductivos durante muchas generaciones para crear al Kwisatz Haderach. En Dios Emperador de Dune,
el emperador Leto II vuelve a manipular la reproducción humana para lograr sus propios fines. Los Bene
Tleilax también emplearon la ingeniería genética para crear seres humanos con atributos genéticos
concretos.
Tiende a haber una contracorriente eugenésica en el concepto de ciencia ficción del súper soldado. Varias
representaciones de estos súper soldados suelen mostrarlos criados para el combate o seleccionados
genéticamente para que tengan rasgos beneficiosos para el combate.
En las novelas Los hijos de Matusalén y Tiempo para amar de Robert A. Heinlein, se crea un gran fondo de
inversiones para dar incentivos financieros a los matrimonios (las Familias Howard) entre personas cuyos
padres y abuelos han sido longevos. El resultado es un subconjunto de la población de la Tierra que tiene
una esperanza de vida significativamente mayor que la media. Los miembros de este grupo aparecen en
muchas de las otras obras de este autor.
En el libro de Eoin Colfer The Supernaturalist, Ditto es un bebé Bartoli, nombre de un experimento fallido
del famoso Dr. Bartoli, quien intentó crear una raza superior de humanos, pero terminó en desarrollo
atrofiado, con mutaciones, incluyendo percepción extrasensorial e imposición de manos.
En la serie televisiva de ciencia ficción de Gene Roddenberry Andrómeda, toda la raza nietzscheana está
fundada sobre los principios de la reproducción selectiva.
En la serie del Mundo Anillo, de Larry Niven, el personaje Teela Brown es un resultado de varias
generaciones de ganadores de la «lotería de la procreación», un sistema que intenta animar a las
personas ganadoras a procrear.
En la 2ª temporada de Dark Angel, el principal villano Ames White es miembro de una secta conocida
como el «Cónclave», que ha infiltrado en varios niveles de la sociedad a una raza de super humanos. Esta
secta intenta exterminar a todos los transgénicos, incluyendo al protagonista Max Guevara, a quien ven
como un ser genéticamente impuro por tener algún ADN animal mezclado con el ADN humano.

HYPERLINK "http://www.trdd.org/EUGBRS.HTM" \l
"A01_2" Las aplicaciones actuales de la eugenesia
El denominado aborto "terapéutico": no tiene nada de terapéutico porque no cura a nadie y porque los
progresos de la obstetricia hacen que ya no sea absolutamente necesario para "salvar a la madre". No
obstante los médicos ejercen presión psicológica en las mujeres embarazadas, especialmente en las
mayores de 35 años. El diagnóstico prenatal (con el que por otra parte se corre el riesgo de dañar al niño)
tiene la finalidad casi exclusiva de proponer el aborto si el bebé tiene alguna probabilidad de
malformación. Se ha decidido hipócritamente llamarlo aborto "terapéutico" en lugar de aborto
"eugenésico".
El aborto legalizado bajo la denominación de "Interrupción voluntaria del embarazo" : veremos en una
segunda parte cómo la interrupción voluntaria del embarazo proviene de una manipulación de las mentes,
normalmente acompañada de presiones económicas y psicológicas, cuya finalidad es impedir que los
pobres tengan hijos. Para imponer este aborto, se ha recurrido a diversos mitos. El principal es del hijo
"deseado" (ver el anexo "Hijo deseado y eugenesia").
El aborto provocado involuntario: por lo general se practica en los países occidentales bajo el nombre de
"contracepción", pero mediante procedimientos que en realidad son abortivos, (mecánicos o químicos), ya
que intervienen después de la concepción. Entre éstos, se destaca el D.I.U., dispositivo abortivo
intrauterino, que comenzó a difundirse durante la primera mitad del siglo. Su creación fue financiada por
los movimientos para el Control de la Natalidad (especialmente por Margaret Sanger). En Francia, el D.I.U.
ha sido erróneamente clasificado, como un anticonceptivo. Se supone que las píldoras "anticonceptivas"
de mini- o micro dosis, por su escasa dosificación hormonal, tienen un efecto "preventivo" impidiendo la
concepción y eventualmente "curativo" destruyendo el fruto; o sea, un efecto 'abortivo', que los
fabricantes y los publicitarios se cuidan muy bien de explicar a sus clientes. La píldora abortiva, RU 486 y
otras drogas abortivas, como el NORPLANT, están destinadas a ser difundidas como anticonceptivos en la
parte pobre del hemisferio, en el Sur. Tienen la ventaja de ser más baratas y fáciles de administrar, y por
ende, más accesibles a la población que las píldoras diarias. El pretexto invocado es el riesgo que corren
las mujeres, por los abortos ilegales, supuestamente numerosos. (Para la OMS 200.000 mujeres mueren
anualmente en el mundo por abortos ilegales). Estas mentiras ya fueron utilizadas para obtener la
legalización del aborto.
La fecundación in vitro con transferencia de embriones: Se realiza así el sueño de los eugenistas: separar
totalmente la procreación de la sexualidad. Si el padre receptor es estéril, se selecciona un donante de
"calidad" y luego entre los embriones, se elige al que se ha de implantar en función de criterios de
"calidad". Testard denunció esta "eugenesia democrática". La Fecundación in vitro con transferencia de
embriones, aun cundo no haya selección, es muy mortífera: se fecundan una cantidad de óvulos,
procreando así una cantidad de seres humanos embrionarios. De éstos sólo una minoría tiene alguna
probabilidad de llegar a término.
La esterilización involuntaria o forzada: surgió en los Estados Unidos, en Gran Bretaña y en Suecia, países
de eclosión del eugenismo. También se practicó en Alemania bajo el Tercer Reich, donde se llevaron a
cabo muchas investigaciones sobre medios de esterilización en masa, que fueron continuados después de
la guerra por los movimientos eugenistas en los países anglosajones. La esterilización forzada es aplicada
hoy en China por el gobierno comunista, en el marco de una política abiertamente eugenista. La
esterilización involuntaria se aplica en muchos países del Sur: ya sea esterilizando a las mujeres sin que
éstas lo sepan durante otras operaciones, ya sea sometiéndolas a campañas de "vacunación" que incluyen
un esterilizante con la vacuna.
La eutanasia: (ver el capítulo "Eutanasia y eugenesia"). Actualmente se practica a gran escala en Francia y
en todos los países occidentales, tanto legal como ilegalmente. Su finalidad es reducir el costo de
mantenimiento de las personas de edad avanzada y de aquéllas que se han convertido en socialmente
"inútiles" y por no alcanzar ciertas normas de "calidad de vida", son consideradas como "indignas de vivir".
El sistema permite perpetuar los sistemas de jubilación para las personas activas con buena salud. Aquí
también hay una gran hipocresía: se habla de reducción del sufrimiento de los enfermos, de calidad de
vida, de muerte digna.
El proyecto del genoma humano: es un viejo proyecto de los eugenistas. Fue lanzado por la Sociedad
Americana de Genética Humana (ASHG), fundada por el Dr. Franz J. Kallmann (miembro de la Sociedad de
Eugenesia Americana) que había trabajado con los nazis. El conocimiento del mapa del genoma humano
permitirá afinar la selección de los hijos antes del nacimiento, e incluso su producción industrial, dentro de
la óptica de Francis H. Crick (premio Nobel en 1962 junto con James D. Watson por el descubrimiento del
ADN): "Ningún recién nacido debería ser declarado humano mientras no haya pasado con éxito ciertas
pruebas relativas a su patrimonio genético, y en caso de fracaso ante dichos controles, debería ser privado
del derecho a vivir." (Pacific News Service, 01/1978). Se presentan estas investigaciones como animadas
por la finalidad de la "terapia genética"; pero en realidad la "terapia genética" es la muerte del enfermo;
en este caso, la de seres humanos embrionarios.
La injerencia del estado en la familia: se ejerce de varias maneras. En China, el Estado, con ayuda de la
I.P.P.F., obliga a las familias a tener un único hijo, a veces dos, por medios coercitivos (abortos o
esterilización forzados) y de propaganda (fuerte represión de los rebeldes). Otras naciones implementan
políticas que perjudican a las familias numerosas o las alientan a la esterilización.
Las características
El determinismo biológico, presente en prácticamente todos los
defensores de la eugenesia.
La idea de que el progreso social depende del desarrollo tecnológico y
que, como consecuencia, la mejor forma de resolver los problemas
sociales es actuando tecnológicamente sobre la herencia.
La prioridad dada a las intervenciones genéticas sobre las ambientales,
derivada de la consideración de que la intervención directa sobre los
genes es siempre la más eficaz y duradera.
Riesgos / beneficios
Desde el punto de vista de los riesgos y los beneficios, el criterio
fundamental es el de la prudencia, sobre todo en lo referente al uso de
procedimientos técnicos que puedan producir consecuencias negativas
no deseadas. Mención especial merece en este sentido la puesta en
práctica de la llamada terapia génica germinal.
Al considerar los riesgos, el tipo de intervención a realizar cobra una
gran importancia. No puede ser valorado de igual forma un
procedimiento de eugenesia negativa cuando se tiene la certeza, o una
probabilidad alta, de que sin la intervención se va a sufrir una
enfermedad grave que una intervención de eugenesia positiva sobre
un embrión sano, encaminada a prevenir la posibilidad de llegar a
estar enfermo introduciendo, por ejemplo, un gen de resistencia para
una enfermedad infecciosa que se considera peligrosa. Si en el primer
caso podría estar justificada la intervención eugenésica desde el punto
de vista de los riesgos, en el segundo caso no.
También deben considerarse los riesgos que acarrea la
experimentación necesaria para la puesta a punto de la técnica que se
pretende implantar. Este aspecto a menudo suele ser omitido.

En contra:
Es minusválido o disminuido, aquella persona a la que puedes
encontrarte entre una multitud, y se le señala por su diferencia
intelectual o corporal. Puede ser un parapléjico que utilice para
desplazarse una silla de ruedas, entonces su disminuido perfil rodante
se nos hace evidente por entre los viandantes de una acera en
cualquiera de nuestras ciudades. También puede ser una niña con
Síndrome de Down que con su particular morfología facial y sus ojos
achinados, te sonríe con dulzura. E incluso, puedes encontrarte
conmigo, sin duda me reconocerás por un andar un tanto vacilante e
inclinado hacia la izquierda, mi pierna derecha arrastra un poco al
andar y si te adelanto mi mano para saludarte con mi mano derecha
tal vez mi apretón no sea todo lo cálido y fuerte que deseara, ya que a
veces esta mano me falla un poco en mis movimientos, pero no
importa, te saludaré igual de afectuosamente. Muchas personas somos
diferentes en el cuerpo o en el coeficiente intelectual, nuestro físico o
nuestro intelecto no alcanza el canon de lo válido, de lo perfecto.
Quizás tengas lástima de nosotros, pienses que una vida sin andar de
forma autónoma, que nuestros movimientos torpes nos hacen
desgraciados, pero no te equivoques, nuestra vida es plena, feliz y
luminosa. Los débiles estamos llenos de fuerza y de vitalidad, te lo
aseguro. Y recordamos a todos que la vida es maravillosamente
imperfecta.

Y ¿qué hace la eugenesia?, muy sencillo: si el análisis prenatal del niño


en su estadío embrionario o fetal no cumple las expectativas, no se le
implanta en el útero de su madre para que siga creciendo o si ya lo
está, se le tritura en trocitos pequeños para tirarlo a la basura o
dedicar sus tejidos a la experimentación. Esto hace que haya dos tipos
de seres: los válidos y los inválidos. A los primeros se les otorga la
dignidad de humanos, a los segundos se nos elimina como deshechos
sociales, somos un mero desperdicio biológico, un error de la
naturaleza.

Los minusválidos somos personas con derechos sólo si tenemos más


de nueve meses de vida –por ahora eso nos libra de la selectiva
muerte a algunos- , quienes tienen sólo horas, días, semanas o unos
pocos meses, son seleccionados y cribados por científicos
enloquecidos ansiosos de nuestros páncreas para acabar con la
diabetes, de nuestros cerebros para acabar con el Alzheimer… como
nuevos dioses algunos médicos desalmados deciden quién vive y quién
no, quien merece un útero para crecer y quién un congelador. El
gobierno y los legisladores en general nos han abandonado a nuestra
suerte, y esperan que los avances científicos a costa de nuestra vida
tronchada les otorguen la dirección de una nueva raza de
superhombres inmortales, quienes ya no padecerán enfermedad, dolor
o muerte, y eso tiene un precio: el exterminio sistemático de los
minusválidos. La sociedad asiste embrutecida e impávida al holocausto
del aborto y de la selección de embriones, y la eliminación de
minusválidos es legal y está ampliamente extendida desde hace años.

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