Está en la página 1de 2

 

“La política fue la que se alejó de mí”

Se considera socialdemócrata auténtico, no “falso” como los que en la actualidad aparecen en el


escenario nacional. 

En su residencia de la zona 12, el académico Jorge Mario García Laguardia, de 77 años, se dedica a
lo que siempre le ha gustado: investigar y escribir sobre derecho constitucional e historia política.
Además, ejerce la docencia en posgrados de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac), de
donde se graduó en 1954. Su ideología de izquierda, que principió a formar en pleno triunfo de la
Revolución de Octubre (cuando tenía 12 años), aún permanece intacta.

La meta que todavía no ha podido cumplir es escribir una novela, pese a que considera que tiene
suficiente material para hacerlo. “Los ex presidentes del país, por ejemplo, son personajes
novelescos”, afirma.

A continuación, nuestra conversación con el ex presidente de la Corte de Constitucionalidad y ex


procurador de los Derechos Humanos de Guatemala.

 ¿Cómo se inició en la jurisprudencia?

Me gradué de abogado en la Universidad de San Carlos durante el gobierno de Carlos Castillo


Armas, quien empezó una persecución política en mi contra. En ese entonces, el decano de la
facultad era el doctor Adolfo Molina Orantes, quien a pesar de que era muy conservador y
partidario de Castillo, respetaba mucho a los estudiantes, por lo que aceptó organizar mi examen
el 15 de agosto; día de feria en la capital. Dos días después, tuve que exiliarme en la embajada de
México, para salir del país por primera vez. Creo que la gente de Castillo Armas, y de los Estados
Unidos, que utilizó para derrocar a (Jacobo) Árbenz, pretendían hacerme daño, pero al final me
hicieron un favor porque, cuatros meses me inscribí en un doctorado en la Universidad Nacional
Autónoma de México, con la tutoría del gran jurista Mario De la Cueva. Fue así como obtuve un
doctorado en Derecho Constitucional y Administrativo. Después, viajé a Florencia, Italia, con una
beca que me dio el Gobierno de ese país. Esta subvención también la obtuvieron algunos de mis
compañeros, tal fue el caso de Manuel Colom Argueta y Adolfo Mijangos.

 
¿Qué hizo al regresar?

Con Manuel Colom, Adolfo Mijangos y un grupo de amigos organizamos la Unidad Revolucionaria
Democrática, que era el partido socialdemócrata y por el cual nos persiguieron. Mijangos fue
electo diputado por la capital, y seis meses después fue asesinado. Colom fue alcalde, y yo fui
candidato a diputado por Quetzaltenango. Con ellos, éramos socios en una oficina, por lo que tuve
que regresar a México, que es mi segunda patria, donde me contrataron para trabajar como
profesor e investigador y donde ejercí mi carrera académica durante 20 años.

Cuando sucedió la transición democrática (1986), los de la Democracia Cristiana Guatemalteca,


que había ganado las elecciones, me llamaron para integrar el nuevo Gobierno. Debo resaltar, a
propósito de que se discute el nombramiento de los nuevos magistrados de las cortes, que en
nuestro tiempo no solicitábamos los cargos. En mi caso, el presidente Cerezo me llamó a México y
me solicitó que integrara la primera Corte de Constitucionalidad (CC), pero yo no podía en ese
momento, porque tenía un compromiso con la Universidad de Costa Rica, donde dirigía un
programa de elecciones en el Instituto Interamericano de Derechos Humanos; entonces, me
nombraron magistrado suplente, por lo que venía esporádicamente para integrarla.

Cuando terminó el período, la Corte Suprema de Justicia me nombró magistrado titular de la CC;
de esa cuenta regresé a Guatemala, pero antes pedí mi jubilación de la universidad de México. Por
el autogolpe de Estado (de Jorge Serrano Elías) no terminé el período, porque el Congreso designó
al procurador de los Derechos Humanos, Ramiro De León, como presidente de la República;
entonces, los miembros de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso me propusieron dirigir
la Procuraduría de Derechos Humanos. De tal manera que fui funcionario, pero sin compromisos,
de lo contrario hubiera preferido quedarme en México.

 ¿Continúa fiel a la ideología de izquierda?

Soy socialdemócrata auténtico, no falso como los que hoy aparecen en el escenario nacional. En
mi generación estuvieron Colom Argueta, Mijangos, Héctor Zachrisson y Roderico Segura, con
quienes, por medio del Partido Social Demócrata, tratamos de impedir el enfrentamiento armado
que se veía venir, al establecer un gobierno de centro-izquierda que sirviera de árbitro entre los
grandes intereses y las grandes necesidades de la mayoría de la población.

 ¿Qué significa ser auténtico socialdemócrata?

Ser un político que tiene como proyecto establecer un Estado fuerte, que sirva de árbitro entre los
grandes intereses de los necesitados y los pequeños grupos poderosos, para lograr una
distribución más equitativa de la riqueza del país.

Eso era necesario en ese momento, porque la oligarquía económica del país era la más
reaccionaria del mundo, lo que hacía prever el conflicto armado; pero los grupos conservadores
cerraron la posibilidad de que sus adversarios participaran en política.

También podría gustarte